Está en la página 1de 9

LA MASACRE DEL SUMPUL, LA DESESPERACIÓN DE LOS HABITANTES

DE LAS ARADAS.

Introducción

En El Salvador durante los años de 1980 a 1992 se vivió un conflicto bélico que
dejó como saldo millares de salvadoreños muertes, se cometieron un sinfín de
violaciones a los derechos humanos, genocidios y crímenes de lesa humanidad. Donde
los principales protagonistas fueron las Fuerzas del Ejército Salvadoreño y el FMLN.

Durante esa guerra se dio lugar a múltiples masacres por grupos paramilitares
contra la población campesina. Una de esas masacres fue la del Río Sumpul, en
Chalatenango.

El objetivo de estudiar y analizar este hecho es poder conocer que realmente


sucedió en dicho acto, quiénes fueron los involucrados y el porqué de lo ocurrido.

A raíz de ello surgen muchas interrogantes que se esperan contestar, entre ellas:
¿Qué buscaba el Gobierno Salvadoreño cometiendo un genocidio de tal grado? ¿Cuál
fue el papel que desempeño el Gobierno Hondureño? ¿Qué experimentó la población
víctima y sus sobrevivientes?, entre otras cosas.

Será que el gobierno salvadoreño tomó este hecho para evitar la organización de
una insurgencia y denotar la represión del estado contra la población, en tal caso por
qué atacar a la población civil campesina, gente inocente e indefensa. Será que el
Gobierno Hondureño solo evitó el cruce de salvadoreños a su país. Será que la población
victima podrá recuperarse de un hecho así de grave en un país donde el Ejército aún no
reconoce esta Masacre y prohíbe el acceso a la información del mismo.

De igual manera se presenta una cronología que narra los hechos sucedidos antes,
durante y poco después de la masacre. Posteriormente, se presentan algunas respuestas
de las interrogantes planteadas y por último se encuentra la conclusión del tema.
Como fuentes de recopilación de información se tienen diferentes libros, textos
web y documentales que hablan específicamente de lo ocurrido.

Desarrollo

La masacre del Sumpul o la masacre de las Aradas, fue un asesinato masivo


perpetrado a los habitantes del Caserío Las Aradas, donde murieron aproximadamente
600 personas entre ellas niños y ancianos. Sin embargo, la Comisión de la Verdad
menciona que no murieron menos de 300 personas.

Pero como todo hecho precede de algo, este fue el inicio que dio lugar a dicha masacre:

1979:

El general Carlos Humberto Romero llegó a la presidencia de El Salvador el 1 de


julio de 1977. Siendo sucesor de Arturo Armando Molina. Romero, durante su mandato
presidencial puso en marcha un gobierno rígidamente conservador, caracterizado por la
violencia y el terrorismo de Estado. Impulsó una campaña de sangrienta represión hacia
los grupos de izquierda que acabó con la vida de 4 sacerdotes católicos y numerosos
dirigentes y militantes de las organizaciones obreras y campesinas, por parte de fuerzas
policiales, militares y paramilitares.

El presidente Romero fue derrocado por un golpe de estado por un grupo de


militares jóvenes el 15 de octubre de 1979. Dando paso al mando del Gobierno de El
Salvador a la Junta Revolucionaria de Gobierno hasta 1982.

Inicios 1980:

A principios del año un gran número de campesinos salvadoreños fueron


desplazados de sus cantones y obligados a buscar refugio en Honduras. Así se crean una
serie de campamentos de refugiados salvadoreños en el territorio hondureño. Sin
embargo, debido al alto número de refugiados que se contabilizaban y que cada día
llegaban aún más hicieron que el gobierno de Honduras les diera 24 horas de plazo para
que abandonaran el país. Estas familias logran asentarse en el cantón las Aradas.

Febrero 1980:

En febrero del año 1980, Soldados pertenecientes a la Fuerza Armada


Salvadoreña realizaron un recorrido casa por casa en algunos municipios y cantones de
Chalatenango, entre ellos Ojos de Agua, San José las Flores, Las Vueltas, etc.
Pregonando advertencias a los habitantes de dichas localidades.

Se les informaban que solamente tenían 42 horas para abandonar sus hogares y
retirarse definitivamente del lugar. Los habitantes con miedo decidieron seguir las
advertencias dadas y realizaron un éxodo migrando alrededor de 60 familias, a un lugar
poco habitado que era fronterizo a Honduras, del cual tenían conocimientos que otros
campesinos habían llegado al lugar para alejarse del conflicto que ya se estaba formando
en el país y así decidieron llegar al Caserío Las Aradas, repoblaron el lugar, levantaron
viviendas y empezaron una nueva vida ahí, que gracias a la cercanía del Río Sumpul se
les hizo un poco más fácil.

Por lo tanto, en el caserío se tenía presencia de habitantes campesinos entre los


cuales estaban personas que habían estado refugiadas en Honduras y decidieron regresar,
personas cansadas de la represión militar y personas que venían huyendo del ejército.

5 de Mayo, 1980:

Se realizó una reunión de carácter secreto entre los altos mandos del Ejército
Salvadoreño y el Ejército Hondureño, en un lugar fronterizo llamado El Poy, en el
Municipio de Citalá en Chalatenango.

13 de mayo, 1980:

En el caserío San Miguelito a hora de las 4pm, llegaron alrededor de 12 camiones


con efectivos militares pertenecientes al Destacamento Militar No. 1 de Chalatenango,
Soldados pertenecientes a ORDEN y a la Guardia Nacional y a otros grupos
paramilitares.

Este nuevo operativo militar tenía como objetivo forzar a los pobladores civiles a
desplazarse hacia el caserío Las Aradas, con el fin de realizar ejecuciones sumarias y
arbitrarias, masivas de personas, en ese lugar.

Habitantes de San Miguelito, Las Minas, Los Calles, Los Naranjos, Los Ramírez
y el Jícaro, al ser avisados de este hecho decidieron emprender una huida y una guinda
para salir rápidamente del lugar y evitar ser asesinados por los militares, caminaron día y
noche entre matorrales, polvo, tierra mojada y cerros.

Primeramente su objetivo era el llegar a la Montañona en busca de protección


pero debido a la cercanía de las tropas del ejército acordaron llegar al Caserío Las
Aradas, pues de igual manera escucharon que otros pobladores habían llegado a ese
lugar.

Por otro lado, un contingente de 150 soldados hondureños, pertenecientes al


Doceavo Batallón con sede en la ciudad de Santa Rosa de Copán, formaron un cerco
militar de contención en las aldeas de Santa Lucía y San José, pertenecientes al
municipio de Guarita,. Se dispersaron en torno al caudal del Río Sumpul.

14 de Mayo, 1980:

Las personas que venían huyendo del ejército llegaron aproximadamente a las
7am al caserío, donde los campesinos que ya habitaban el lugar decidieron recibirlos y
preparaban su desayuno, pues llegaron sedientos y cansados.

Estos campesinos que ya residían ahí al observar la valla que había formado el
Ejército Hondureño decidieron montar guardia por si llegaba a ocurrir algo, tenían pocos
rifles con los que protegerse, por lo cual era una población indefensa y principalmente
inocente.
A media hora de haber llegado la población, escucharon un disparo por parte de
los vigilantes en señal que lo peor estaba por pasar.

Alrededor de 1500 soldados salvadoreños, acompañados de dos helicópteros de


la fuerza aérea arremetieron contra los pobladores del lugar, ametrallándolos desde el
aíre con sus helicópteros y con un sinfín de disparos, estos tenían toda su munición en el
Municipio de Ojos de agua.

Los campesinos en su agonía y sin saber que ocurría o saber que hacer decidieron
cruzar el Río para intentar llegar a Honduras, en la zona había presencia de lluvias desde
tres días antes por lo cual el Río estaba muy hondo y con un caudal amplio. Muchas de
esas personas murieron ahogadas y tragadas por el río. Desde el otro lado, el Ejército
Hondureño disparaba a todas las personas que cruzaban, y a quienes lograban llegar los
capturaban para entregarlos al Ejército Salvadoreño.

Los que aún quedaban en tierra fueron víctima de actos totalmente inhumanos, a
las mujeres embarazadas las arrojaban al suelo y con sus cuchillos partían su vientre,
sacaban el feto y lo lanzaban al río, arrancaban a niños pequeños de los brazos de sus
madres, los arrojaban al aire y eran recibidos por una lluvia de balas o caían
ensartándose en las bayonetas de los soldados.

A las 10:30am, soldados hondureños entregaron a las personas que habían


logrado cruzar, ya de nuevo en territorio salvadoreño el ejército los colocaba en grandes
filas y empezaban a ametrallar, a otros les decían que corrieran lo más rápido que
pudieran pero siempre eran alcanzados por una bala.

A media tarde, alrededor de las 4pm finalmente cesó el atroz genocidio.

Se perdieron alrededor de 600 vidas, familias enteras asesinadas, el agua del río
se habían bañado de sangre adquiriendo el color rojo tan característico, decenas de
cadáveres tiradas en el suelo y en el río.
En días posteriores a la masacre el lugar estaba en constante vigilancia para
evitar que alguien llegara o tomara fotografías de lo ocurrido. Sin embargo, algunas
personas lograron sobrevivir y refugiarse en Honduras.

Algunos de estos sobrevivientes lograron contar los hechos a sacerdotes


católicos, los cuales se interesaron mucho en saber qué ocurrió, entre ellos el Padre
Reginaldo, Beto Gala y Fausto Milla. Ellos realizaron un reporte de lo sucedido con una
sería de entrevistas a las personas que habían estado presentes en la Masacre y con
ayuda de un periodista Chileno que entró de noche al lugar pudieron notar el sin número
de cadáveres que se veían estos ya solo eran huesos. Observaron a muchas aves de
rapiña sobrevolar en el lugar los cuales bajaban y volvían a subir con algo en su pico,
perros cruzaban el río y traían en sus hocicos manos de niños o pequeños cráneos.

Sin embargo el Gobierno Hondureño negó la versión de los sacerdotes, sin


embargo empezó una presión internacional hacia Honduras pidiendo información de lo
sucedido, sin ello esta masacre hubiera quedado en el olvido.

El gobierno utilizó al Ejército Salvadoreño y a grupos paramilitares para ejecutar


sus siniestras maniobras de control social, debido a que la población buscaba la
organización y lucha para poner un alto a las malas condiciones en que se encontraban y
para tratar de parar la represión y violencia por parte del Estado, algunos grupos
revolucionarios convocaron a la lucha y a la insurrección, esto representaba una
amenaza al gobierno he ahí la razón de todos los actos deshumanos que se realizaron.

La Masacre del Sumpul, genocidio realizado poco antes que estallara la rebelión
y que se conformase el FMLN, solo fue un mecanismo para evitar las insurrecciones que
se vendrían después y como el gobierno denomino fueron operativos para quitarle el
agua al pez, o sea destruir las bases de la insurgencia.

El Gobierno Hondureño, jugó un papel preponderante no sólo al evitar el cruce


de campesinos y entregar a capturados sino que evitó e intentó restringir cualquier
investigación sobre lo ocurrido para evitar la intervención de organizaciones
internacionales. El objetivo de colaborar con el gobierno Salvadoreño en esta masacre
fue el poder expulsar a salvadoreños refugiados en su país e impedir el ingreso de otros,
ya que dicho gobierno tenía miedo del aumento de refugiados en su país y los problemas
que traerían más adelante sumado a las presiones del Gobierno Salvadoreño.

El gobierno Hondureño no reconoció el hecho pues hacerlo implicaría ser


culpable de genocidio y de no respetar un acuerdo internacional, pues una zona
fronteriza debía estar desmilitarizada y bajo supervisión de la OEA como producto de la
guerra entre estos dos países.

No se deja de sentir tristeza e impotencia al escuchar testimonios de los


sobrevivientes, de esas horas de angustia que parecieran eternas donde tuvieron que ver
con sus propios ojos como masacraban a sus familias y sin poder ayudarlas, incluso
según cuentan en sus relatos fue imaginable que alguien tuviera el valor para esos actos
tan inhumanos contra inocentes, por lo visto recordar ese momento en sus vidas es como
volver a ver una herida que nunca se cerró. Son personas que perdieron a sus padres, a
sus madres, a sus hijos, a sus hermanos, a sus cónyuges y fueron obligados a vivir de
una manera extraña para ellos.

Conclusión

Como se pudo mencionar anteriormente, es notable que esta masacre fue un acto
que ocurrió para poder controlar las insurrecciones y la guerra que se avecinaba, a pesar
de la gran cantidad de muertos que esto dejo es observable como la población
salvadoreña tomaba estos hechos como motivo para su organización y como motivación
para emprender su lucha.

El Gobierno Hondureño fungió como cómplice con el Gobierno y Ejército


Salvadoreño para este atroz acto contra la humanidad, entregó a salvadoreños y manchó
al Sumpul matando a otros, evitó que se investigara el hecho y guardo silencio. Resulta
extraño ver esta relación de apoyo por parte de dos países que tiempos atrás peleaban
una guerra uno contra el otro.
La población que vivió en carne propia este hecho a un no encuentra paz y
sanación en sus heridas pues no se le da el reconocimiento que se merece. Hoy en día
ellos logran conmemorar este hecho recordando a los caídos ese fatal día, de igual
manera se ha construido un monumento en Las Aradas en memoria de los mártires
fallecidos. El 14 de mayo de 2012 la Secretaría de la Cultura (SECULTURA) declaró
como “Bien Cultural Protegido” a Las Aradas.

Se conoció como en realidad pasaron las cosas, no como lo contó el Gobierno en


ese entonces como algo que ni siquiera sucedió, sino que se pudo observar como
transcurrió la masacre, inclusive lo que se planeaba días antes.

De igual manera, se denotaron los que participaron en ello las Fuerzas Militares
Salvadoreñas, como el Ejército, ORDEN, La Guardia Nacional, El Destacamento Militar
comandadas bajo dirección del Gobierno en turno el cual fue la Junta Revolucionaria de
Gobierno.

Bibliografía

Fuentes Audiovisuales

https://www.youtube.com/watch?v=rO7-DWA-LpY

https://www.youtube.com/watch?v=zfsIx79MpLQ

Libros

La lucha así es : memoria oral en Chalatenango

Autor: Carlos Henriq́ uez Consalvi; Delmy Abrego; Museo de la Palabra y la Imagen.

Editorial: San Salvador, El Salvdor : : Museo de la Palabra y la Imagen, 2012.

Edición/Formato: Libro impreso : Español (spa) : 1a ediciónVer todas las


ediciones y todos los formatos
De la Locura a la Esperanza.

De la locura a la esperanza: informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador,


Volúmenes 1-3

De la locura a la esperanza: informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador,


United Nations. Commission on the Truth

Autor United Nations. Commission on the Truth

Colaborador United Nations

Editor Naciones Unidas

Sitios web

http://www.chalatenangosv.com/masacre-del-sumpul-1980#recordando-la-historia

http://www.simpatizantesfmln.org/blog/?p=13408

http://www.cubadebate.cu/opinion/2009/10/18/honduras-la-masacre-del-rio-
sumpul/#.WfUhdY_Wxdg

http://www.bloquepopularjuvenil.org/masacre-sumpul

También podría gustarte