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La revisión de la historia nos lleva a conocer la intención del Mesías y era de agrupar

al pueblo de Israel bajo un nuevo marco, esta nueva perspectiva significaría una
clara oposición con los poderes de la época, debido a que para el siglo primero ya
existían los nexos entre los líderes religiosos y los gobernantes del imperio esto
significa que la religión es otra forma de gobernar o subyugar a ser humano
utilizándole a la manera más conveniente para lucrarse y obtener los beneficios que
este le pueda brindar para posteriormente desecharlo, conducta que se refleja de
generación en generación.

Esta conducta de manipulación es repetitiva, claro ejemplo: la ocupación de la


iglesia para el año 250 al 325, donde se dedican a pensar que es lo más favorable
adoptando un factor político de primer orden, con un gran golpe de suerte en el
debilitamiento del imperio romano adjudicándose así una posición bastante
sustanciosa en el orden de poderes sin importar el precio del vergonzoso episodio
de Nicea donde la jerarquía eclesial estaba vendida al imperio.

Esta es la triste historia de una mal llamada iglesia “católica”, por la etimología de la
palabra y su aplicación, donde nosotros de una forma indirecta nos vemos
alcanzados por una dogmática que encadena al ser y no lo libertan como lo afirman
las escrituras, a esto deberíamos de agregar las interrogantes de nuestro entorno
actual y debatir las ideas primordiales de las funciones de la iglesia y el verdadero
mensaje que fue difundido por Jesús, no negaremos la existencia y la necesidad de
un orden eclesial, pero si debemos de atacar el orden que subyuga como lo hizo el
maestro en su momento para saber si la iglesia de hoy no comete los mismo errores
que la historia señala.

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