Está en la página 1de 12

Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use.

Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

MONOGRÁFICO

Clínica de la tuberculosis

Al hablar de tuberculosis tendemos a En nuestro medio, la localización pulmonar, ya sea úni-


pensar en la forma pulmonar de la ca o asociada a otra localización, se observa en un 60-
enfermedad; sin embargo, la 75% de los casos de enfermedad tuberculosa, seguida
tuberculosis puede afectar de la forma pleural y la ganglionar1. En la figura 1 se
indican las localizaciones correspondientes a los 1.762
prácticamente a cualquier órgano de la casos de tuberculosis detectados por el Programa Galle-
economía. Si bien la forma pulmonar es go de Prevención y Control de la Tuberculosis en 1997.
aún la más frecuente, otras formas
como, por ejemplo, la tuberculosis
pleural, ganglionar, abdominal Tuberculosis pulmonar
(incluyendo aparato digestivo, peritoneo El pulmón, aparte de ser el órgano más frecuentemente
y ganglios), meníngea, osteoarticular y afectado por la tuberculosis, es, hoy día y en nuestro
genitourinaria mantienen, por este medio, la casi exclusiva puerta de entrada del bacilo tu-
orden, una incidencia significativa que berculoso en el organismo. La infección por ingestión
obliga al médico a tenerlas en cuenta al de Mycobacterium tuberculosis o M. bovis (las dos mi-
realizar la valoración de un enfermo con cobacterias causantes de tuberculosis) es, con las medi-
das higienicosanitarias actuales, esporádica. Las otras
clínica sugerente.
formas de transmisión, congénita, cutánea o por inocu-
lación, son extraordinarias2.

A.L. Golpe Gómez, F.L. Lado Lado*,


A. Cabarcos Ortiz de Barrón* y M.J. Ferreiro Regueiro*
Servicios de Neumología y *Medicina Interna.
Complejo Hospitalario Universitario de Santiago.
Departamento de Medicina. Santiago de Compostela.
La Coruña.

Fig. 1. Localizaciones de enfermedad tuberculosa (Galicia 19971).

Med Integral 2002;39(5):181-91 181


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

La comprensión de los mecanismos patogénicos de la reactivación4. Debido al desarrollo de una respuesta in-
tuberculosis pulmonar es importante para entender las munitaria durante la fase primaria, la respuesta del or-
diferentes formas de enfermedad. El bacilo tuberculoso ganismo a la nueva presencia del bacilo es diferente y
accede al organismo principalmente a través de la inha- la forma posprimaria presenta características diferen-
lación de aerosoles contaminados. La investigación de ciales con la primaria.
esta forma de transmisión comenzó con los trabajos Siempre ha existido controversia acerca de si la tuber-
de William Wells en los años treinta y continuaron con culosis posprimaria se debía a una reinfeccion del pa-
las investigaciones, ya clásicas, de Riley en el final de ciente por nuevos bacilos procedentes del exterior o si
los años cincuenta. Básicamente, el mecanismo de se trataba de una auténtica reactivación de bacilos que
transmisión es el siguiente: una persona enferma de tu- hasta el momento se encontraban controlados. En la ac-
berculosis expulsa con la tos gran cantidad de secrecio- tualidad se asume que el mecanismo causal de la tuber-
nes respiratorias aerosolizadas y contaminadas por el culosis posprimaria es predominantemente la reactiva-
bacilo, las partículas mayores de 10 µm son filtradas ción, si bien no se descarta que en algunos casos pueda
por la nariz, las menores son retenidas por las diferen- tener lugar una reinfección por bacilos exógenos.
tes estructuras respiratorias hasta las de 5 µm, que al- La secuencia de los hechos descritos con anterioridad
canzan el alvéolo3. Estas microgotas son capaces de se expone en la figura 2.
vehiculizar de uno a 5 bacilos, suficientes para estable-
cer la infección2. Una vez el bacilo ha alcanzado el al-
Tuberculosis pulmonar primaria
véolo es fagocitado por los macrófagos alveolares, que
son capaces de eliminar los microorganismos en un La tuberculosis pulmonar primaria ha sido descrita clá-
porcentaje calculado en un 70% de todas las exposicio- sicamente como típica de los niños o adultos jóvenes.
nes a la infección; en el 30% restante, los bacilos sobre- Sin embargo, en los últimos años se ha descrito cada
viven y comienzan a multiplicarse4. Esto conduce a una vez más en pacientes adultos. Esta modificación de la
reacción inflamatoria y a una necrosis tisular caracterís- edad de inicio de la tuberculosis pulmonar primaria es
tica cuya apariencia macroscópica fue descrita en pri- típica de los países con un buen sistema de control de
mer lugar por Laennec en 1918 y que recibió el nombre tuberculosis en los cuales la incidencia de la enferme-
de caseum por su aspecto similar al queso. dad es baja y el contagio se produce principalmente
La lesión ocurre predominantemente en los lóbulos su- en la edad adulta. En los países que no tienen un buen
periores pulmonares y se conoce como foco de Ghon o control de la enfermedad y en los que existe una alta
chancro de inoculación primario de Gohn. Simultánea- incidencia la infección tuberculosa se produce con más
mente, los bacilos tuberculosos son drenados a través frecuencia en la infancia y la tuberculosis pulmonar
de las vías linfáticas a los ganglios linfáticos torácicos primaria mantiene su predominio en edades pediá-
locorregionales, donde se producen reacción y necrosis tricas6.
similares a las que ocurren en el parénquima pulmonar. La forma más frecuente se manifiesta como una progre-
La combinación del foco de Ghon y linfadenitis recibe sión del foco de Gohn, ya sea en su localización origi-
el nombre de complejo de Ranke5. nal o en otras zonas pulmonares. El síntoma más fre-
Durante la fase de invasión tisular, los bacilos tubercu- cuente es la fiebre, que puede alcanzar temperaturas de
losos pueden ser vehiculizados al torrente sanguíneo, 39 °C, seguido por el dolor torácico, generalmente des-
produciéndose una fase de bacilemia durante la cual los crito como una sensación de malestar. El dolor torácico
microorganismos tienen acceso y pueden tomar asiento de características pleuríticas suele asociarse a la presen-
en prácticamente todos los órganos y se puede desarro- cia de derrame pleural. La tos es infrecuente en las fa-
llar una enfermedad tuberculosa en esta primera fase o ses iniciales de la enfermedad, así como también otros
posteriormente, en un período de reactivación. síntomas, como disnea o dolor articular. La aparición
La evolución habitual de las lesiones pulmonares es ha- de eritema nudoso ocurre principalmente en las muje-
cia la fibrosis y la calcificación. Sin embargo, en un re- res, coincidiendo con la conversión tuberculínica, y se
ducido porcentaje de pacientes, estimado en un 5%, la asocia con fiebre7.
enfermedad progresa, produciéndose la denominada tu- Otra forma de tuberculosis pulmonar primaria se carac-
berculosis pulmonar primaria. En el 95% restante la en- teriza por la presencia de linfadenopatías intratorácicas
fermedad es controlada, pudiendo permanecer los baci- sin evidencia de infiltrado pulmonar. La sintomatología
los tuberculosos en el interior de las lesiones fibrosadas suele ser similar a la citada con anterioridad, si bien la
y calcificadas. Habitualmente, el control se mantiene a evolución suele ser más tórpida.
lo largo de la vida del individuo, pero en un 5% de los Las adenopatías del complejo de Ranke pueden dar lu-
casos se produce una reactivación de la enfermedad, gar a obstrucción bronquial por compresión extrínseca
dando lugar a una forma de tuberculosis pulmonar co- del bronquio y, secundariamente, a presencia de atelec-
nocida como tuberculosis pulmonar posprimaria o de tasia, un fenómeno que ha recibido el nombre de epi-

182 Med Integral 2002;39(5):181-91


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

Exposición a aerosoles infectados

Sin infección 70% Infección 30%


(posible bacilemia)

Progresión 5% Control de la infección


Tuberculosis primaria 95%

Progresión tardía 5% Control de larga duración


Fig. 2. Acontecimientos en el desa- Tuberculosis posprimaria 90%
rrollo de infección y enfermedad
tuberculosa.

tuberculosis. Si dicha obstrucción no desaparece en los lóbulos superiores, y como hemos indicado con an-
varias semanas se puede producir inflamación del pa- terioridad, se considera como secundaria a la reacti-
rénquima subyacente a la infección y al consecuente vación de bacilos que permanecían inactivos en las
desarrollo de bronquiectasias, que no revertirán con el lesiones fibróticas de la tuberculosis primaria. La loca-
tratamiento posterior tuberculostático. El lóbulo medio, lización predominante en lóbulos superiores es atribui-
por la disposición anatómica de los vasos linfáticos al- ble a la mayor presión parcial de oxígeno existente en
rededor del bronquio, es especialmente sensible a estas dichas localizaciones, aunque otros autores sugieren
atelectasias, por lo que se ha acuñado el término «sín- que el factor determinante es un peor drenaje linfático
drome del lóbulo medio» para describirlas2, 8. en esas zonas pulmonares4,5.
Una forma especial de tuberculosis pulmonar primaria La presentación clínica es muy variable, desde práctica-
es la bronconeumonía tuberculosa, que ocurre en los ló- mente asintomática o con síntomas constitucionales,
bulos inferiores, también denominada «tuberculosis de como astenia, anorexia, febrícula y pérdida de peso, a
lóbulo inferior». Su etiología se cree secundaria a la un cuadro florido con fiebre elevada, tos, expectora-
apertura de una adenopatía a un bronquio principal y el ción, sudación nocturna profusa y quebrantamiento se-
drenaje del contenido caseoso a dicho bronquio. En vero.
esta forma de tuberculosis, se afectan exclusivamente La tos es el síntoma más frecuente (tabla 1). Inicial-
los lóbulos inferiores y no debe confundirse con las al- mente suele ser seca y, a la vez que se desarrollan las
teraciones de esos mismos lóbulos que pueden ocurrir lesiones necróticas y cavitarias, se hace productiva. El
como consecuencia de la diseminación broncógena de esputo presenta en un principio características mucosas,
material caseoso proveniente de cavernas localizadas con posterioridad se hace purulento, aunque raramente
en los lóbulos superiores. La sintomatología es similar fétido, y suele presentar restos hemáticos9. La hemopti-
a la de una neumonía bacteriana. En este caso, la tos sis fue clásicamente un síntoma muy sugerente de tu-
productiva es el síntoma principal, seguido por fiebre, berculosis, que causaba cerca de un 40% de las hemop-
escalofríos, hemoptisis, dolor torácico, disnea y pérdida tisis. En la actualidad ha disminuido su frecuencia y tan
de peso. La radiografía es similar a una neumonía bac- sólo un 7-15% de las hemoptisis son debidas a tubercu-
teriana o viral, pudiendo existir un engrosamiento hiliar
o mediastínico y presencia de cavitación, generalmente
única y rodeada por un área de consolidación pul- TABLA 1
Síntomas de la tuberculosis pulmonar posprimaria
monar7.
Otras formas de presentación son la afección pleural y SÍNTOMAS FRECUENCIA (%)
la miliar que, por sus especiales características, serán
Tos 78
tratadas aparte. Pérdida de peso 74
Fatiga 68
Fiebre 60
Tuberculosis posprimaria Sudación nocturna 55
Hemoptisis 37
La tuberculosis posprimaria, también denominada reac-
tivación de tuberculosis, ocurre predominantemente en Modificada de Barnes PF et al9.

Med Integral 2002;39(5):181-91 183


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

losis7. Aun así, la hemoptisis mantiene un lugar desta- Tuberculosis endobronquial


cado en la sintomatología de la tuberculosis, pudiendo
Una forma especial de tuberculosis pulmonar es la endo-
ser masiva en los casos con lesiones cavitarias impor-
bronquial, que puede ocurrir en ausencia de lesiones pa-
tantes (los aneurismas de Rasmussen, dilataciones ve-
renquimatosas apreciables en la radiografía de tórax
nosas en la pared de las cavidades tuberculosas, son
(hasta un 20% pueden tener una radiografía normal). La
causa de hemoptisis masivas en estos enfermos).
tuberculosis endobronquial puede aparecer tanto en la tu-
La fiebre es un síntoma importante y aparece en un
berculosis pulmonar primaria, generalmente por exten-
81% de los enfermos3, si bien hasta un 50% de enfer-
sión a partir de un ganglio linfático que se adhiere a la
mos no la presentan en las fases iniciales y suele apare-
mucosa bronquial, como en la tuberculosis posprimaria.
cer en pacientes con lesiones extensas. Clásicamente
En este último caso se han postulado varios mecanismos
presenta una variación diaria característica: está ausente
patogénicos: extensión directa desde el parénquima, ex-
o es baja durante la mañana y se eleva durante la tarde,
tensión por vía bronquial, diseminación hematógena,
haciendo crisis durante la noche con sudación profusa.
erosión de ganglio linfático a un bronquio y extensión
La disnea suele aparecer en fases tardías y suele aso-
desde el parénquima a través del drenaje linfático.
ciarse a importantes destrucciones del parénquima pul-
La clínica es tambien variable; así, puede ir desde un co-
monar. En cuanto al dolor torácico, cuando aparece
mienzo insidioso hasta una forma aguda que imita el
suele indicar compromiso pleural. Los síntomas consti-
asma o una aspiración de cuerpo extraño. La sintomato-
tucionales suelen aparecer en la enfermedad avanzada,
logía principal es la tos en un 70% de los casos, general-
si bien pueden tener lugar en pacientes con lesiones
mente productiva, aunque la broncorrea es infrecuente.
pulmonares poco significativas si existe compromiso de
Puede existir hemoptisis, pero no suele ser masiva10. La
otros órganos.
disnea se asocia en general a la presencia de atelectasias
La exploración física no suele ser útil para establecer el
y puede existir dolor torácico, principalmente de tipo
diagnóstico de tuberculosis pulmonar. En presencia de
opresivo. La exploración física puede revelar una dismi-
enfermedad inicial la exploración suele ser normal,
nución del murmullo vesicular, roncus o en ocasiones si-
posteriormente pueden apreciarse en la auscultación
bilancias, generalmente fijas en la misma zona del tórax.
pulmonar estertores crepitantes, estertores húmedos y
En la broncoscopia se aprecia una mucosa de aspecto
roncus en relación con la presencia de secreciones. En
inflamatorio con un tejido friable, nodular y vasculari-
casos evolucionados se puede auscultar soplos tubári-
zado, que puede simular un carcinoma broncogénico y
cos o anfóricos. La presencia de tuberculosis endobron-
que en fases evolucionadas puede revelar una estenosis
quial puede dar lugar a sibilancias localizadas y fijas,
bronquial significativa10.
aun en ausencia de signos radiológicamente aprecia-
bles. En casos en que se asocia derrame pleural se apre-
cia abolición del murmullo vesicular y matidez en la Tuberculoma
zona del derrame.
Un tuberculoma es una lesión redondeada de aspecto
La presencia de acropaquias u osteoartropatía hipertró-
tumoral, de tamaño generalmente entre 0,5 y 4 cm, de
fica, un hallazgo frecuente en la era preantibiótica (en-
origen tuberculoso. Está formado por un componente
tre un 16 y un 28%), es en la actualidad un hallazgo
caseoso central rodeado por una cápsula fibrosa. En ge-
raro, dado que se asocia a enfermedad muy evolucio-
neral se origina en tuberculosis primarias en las cuales
nada7.
el foco inicial no se ha resuelto correctamente y se
Analíticamente, los pacientes pueden presentar aumen-
mantiene un foco de caseosis que no progresa a fibro-
to de la velocidad de sedimentación globular (en un
sis. Casi siempre son asintomáticos y son hallazgos
75% de los casos moderados-severos), anemia (los es-
ocasionales en radiografías de tórax de control. El prin-
tudios publicados expresan grandes discrepancias, con
cipal problema que plantean es su diagnóstico diferen-
un 16-75% de los pacientes con anemia), leucocitosis
cial con el carcinoma broncogénico, que en ocasiones
que se correlaciona con la gravedad de la tuberculosis
conlleva tratamientos quirúrgicos.
(un 8% en leves, 18% en moderadas y 31% en avanza-
La presencia de bacilos activos en el interior de los tu-
das), con neutrofilia hasta en un 57% de los pacientes y
berculomas varía según las series entre un 15 y un 73%7
leucopenia entre un 75 y un 40% de los enfermos, afec-
y, aunque suelen mantenerse estables, en ocasiones pue-
tando especialmente a los linfocitos CD4+. La leucope-
den reactivarse y dar lugar a enfermedad activa.
nia (4.000 o menos) se presenta en raras ocasiones (1,5-
4%). Sin embargo, la trombocitosis es relativamente
frecuente (52%). La trombopenia debe hacernos pensar
Diagnóstico
en un proceso concomitante o en una reacción adversa
a fármacos. La hiponatremia aparece en un 11% de los Aunque el diagnóstico de presunción de tuberculosis
casos7,3. pulmonar puede realizarse en presencia de una reacción

184 Med Integral 2002;39(5):181-91


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

tuberculínica positiva, una clínica compatible y sobre mos, además, aquellos pacientes con tinción de esputo
todo una radiología altamente sugerente, siempre deben positiva en los cuales no se realizó estudio de cultivo1.
realizarse esfuerzos para obtener una confirmación mi-
crobiológica o, en su caso, histopatológica.
El principal método diagnóstico es el estudio del espu-
Tuberculosis pleural
to. Para ello, el procedimiento ideal es recoger la mues- La tuberculosis pleural típica aparece en ausencia de
tra temprano por la mañana, durante un mínimo de tres enfermedad parenquimatosa y suele ocurrir entre 3 y
y un máximo de 6 días consecutivos, dado que un espu- 7 meses después de la infección tuberculosa, aunque
to aislado tiene una rentabilidad baja que aumenta con puede retrasarse hasta 2 años o aparecer como una com-
el estudio de sucesivos esputos; más de 6 muestras no plicación de una tuberculosis pulmonar posprimaria.
aumentan significativamente la rentabilidad (tabla 2)7. Se asume que la tuberculosis pleural se debe a la rotura
La rentabilidad del estudio de esputo depende también de un foco de caseum en la cavidad pleural. La presen-
de la extensión y evolución de la enfermedad. Si consi- cia del bacilo tuberculoso en la misma dispara una re-
deramos que un nódulo tuberculoso de aproximada- acción de hipersensibilidad mediada por linfocitos T
mente 2 cm contiene del orden de 1 × 104 bacilos y una CD4+ en la cual se produce exudación de proteínas del
cavidad tuberculosa del mismo tamaño contiene cerca plasma hacia la cavidad pleural y el consecuente derra-
de 1 × 109 bacilos, y la cantidad de bacilos necesarios me pleural.
para poder ser apreciados en una tinción de esputo es
cercana a 5 × 103 ml, comprenderemos que la rentabili-
Sintomatología
dad del esputo es mayor cuanto más lesiones tuberculo-
sas existan y cuanto más cavitadas se encuentren7. La pleuritis tuberculosa se manifiesta generalmente
En los casos en que el paciente no expectore existen como una enfermedad aguda o subaguda. La mayoría
otras alternativas. La primera consiste en inducir el es- de los pacientes se presentan con síntomas de menos de
puto mediante nebulización de suero salino hipertónico; un mes de evolución (hasta un 62% en algunas series) y
la segunda alternativa consiste en realizar una fibro- muchos con menos de una semana de evolución (31%
broncoscopia que permite realizar broncoaspirados y en la serie citada). Muchos pacientes se presentan con
lavados bronquiales selectivos y, en caso de lesiones síntomas que pueden simular una neumonía bacteriana
poco concluyentes, biopsias tanto bronquiales como aguda11.
transbronquiales que permiten tanto el estudio micro- El síntoma predominante es la tos seca (80%), que sue-
biológico como histopatológico3. le preceder al dolor torácico de características pleuríti-
Otros métodos que en la actualidad se encuentran en cas (75% de los pacientes). La mayoría (sobre un 74%)
desuso son el estudio del aspirado gástrico, que se basa presenta fiebre. La presencia de una evolución tórpi-
en el hecho de que las secreciones respiratorias son da con dolor torácico leve, tos ocasional, febrícula, as-
continuamente ingeridas, pero que tiene una sensibili- tenia y anorexia es menos usual, aunque también puede
dad y una rentabilidad muy inferior a la fibrobroncos- ocurrir11.
copia, la aspiración transtraqueal o la punción-aspira- En caso de derrames pleurales asociados a tuberculosis
ción transtorácica, esta última de especial utilidad en pulmonar, éstos generalmente son de pequeño a mode-
presencia de tuberculomas. rado tamaño, aunque pueden ocupar un pulmón entero.
Con estos métodos se consigue un diagnóstico de certe- Ocurren en la pleura ipsolateral al pulmón afectado y
za en un alto porcentaje de casos. En los datos recogi- siempre presentan enfermedad parenquimatosa activa.
dos en 1997 por el Programa Gallego para la Preven-
ción y Control de Tuberculosis se comprobó un
Diagnóstico
diagnóstico de certeza (con cultivo positivo) en un 65%
de los casos, y en un 81,4% de los casos si considera- El diagnóstico del derrame pleural tuberculoso se basa
en el estudio bioquímico, microbiológico e histopatoló-
gico del líquido pleural y de la pleura.
TABLA 2
Rentabilidad del número de muestras de esputo El líquido pleural corresponde a un exudado con predo-
en la tuberculosis pulmonar minio de linfocitos, aunque en sus fases iniciales puede
presentar predominio polimorfonuclear (ocurre en hasta
NÚMERO TINCIÓN CULTIVO
DE MUESTRAS POSITIVA (%) POSITIVO (%) un 38% de las toracocentesis), con escasas células me-
soteliales.
Una 47 74 La tinción y el cultivo del líquido pleural suelen ser ne-
Tres 58 90
Seis 62 96
gativos; generalmente menos del 25% de los cultivos
son positivos. La mayor rentabilidad diagnóstica se ob-
Modificada de Garay SM7. tiene mediante la biopsia pleural, donde la presencia de

Med Integral 2002;39(5):181-91 185


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

granulomas necrosantes es diagnóstica de tuberculosis pleural y ni los corticoides ni las toracocentesis repeti-
pleural. En ausencia de necrosis, la probabilidad de das previenen esta complicación.
tuberculosis pulmonar es del 95%11, debiéndose esta-
blecer el diagnóstico diferencial con la sarcoidosis, la
tularemia, las enfermedades por hongos o la artritis reu-
Tuberculosis ganglionar
matoide. La rentabilidad diagnóstica de la biopsia pleu- Aunque la tuberculosis ganglionar se ha asociado a la
ral es del 60% para la histopatología; si se combina con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
el cultivo de líquido pleural y de la biopsia pleural la (VIH), en nuestro medio no es inusual observarla en
rentabilidad es superior al 90%3. pacientes inmunocompententes. De los 168 casos de-
Un test diagnóstico de utilidad en el derrame pleural tu- clarados en 1997 en Galicia sólo 26 correspondían a
berculoso es la determinación de la enzima adenosinde- pacientes infectados por el VIH1. La linfadenitis tuber-
aminasa (ADA) en el líquido pleural. Los valores de culosa es una manifestación local de una infección sis-
ADA por encima de 70 son diagnósticos de derrame témica. Como hemos mencionado con anterioridad, tras
pleural tuberculoso si se excluye artritis reumatoide, la infección pulmonar el bacilo se disemina a través de
empiema, leucemia o linfoma, y valores de ADA por los ganglios, primero hiliares y mediastínicos, alcan-
debajo de 40 prácticamente excluyen la existencia de zando a continuación los cervicales, especialmente los
pleuritis tuberculosa. En nuestro medio, dada la alta in- yugulares, del triángulo posterior y los supraclavicula-
cidencia de tuberculosis, el ADA pleural presenta una res, que son los ganglios periféricos afectados con más
sensibilidad del 100% y una especificidad del 95%, con frecuencia, pudiendo también afectarse los axilares e
un valor predictivo positivo del 85% y un valor predic- inguinales en un 14-30% de casos15.
tivo negativo del 100%12. Sin embargo, estos datos no La linfadenitis puede ocurrir tanto en tuberculosis pri-
son extrapolables a países con baja incidencia de tuber- marias como posprimarias y suele manifestarse como
culosis. En la actualidad se están estudiando las 2 iso- masas adenopáticas cervicales, blandas, no dolorosas,
enzimas existentes del ADA para discriminar entre de- que crecen a lo largo de semanas o meses y que se aso-
rrames tuberculosos y otros derrames con ADA total cian a fiebre, pérdida de peso, fatiga, ocasionalmente
elevado. tos y sudación nocturna, aunque algunos autores en-
Otro parámetro bioquímico de utilidad es el cociente cuentran hasta un 57% de sus pacientes asintomáticos.
entre el valor de lisozima en líquido pleural y en suero. Con el tiempo, las masas adenopáticas confluyen y
Concentraciones superiores a 1,2 son altamente suge- pueden producirse fistulizaciones hacia el exterior, aun-
rentes de derrame pleural tuberculoso. Asimismo, valo- que éstas son más frecuentes y precoces en la linfadeni-
res de interferón gamma en líquido pleural por encima tis causada por micobacterias no tuberculosas. Ocasio-
de 2,0 U/ml pueden discriminar entre tuberculosis pleu- nalmente se puede producir obstrucción de las vías
ral y otra enfermedad13. respiratorias altas por linfadenitis cervicales e incluso
se han descrito quilotórax o ascitis por linfadenitis con
obstrucción de linfáticos retroperitoneales o del con-
Empiema tuberculoso
ducto torácico4.
El empiema tuberculoso es en la actualidad extremada- Para el diagnóstico, la prueba más utilizada es la pun-
mente raro. Se caracteriza por la presencia de líquido ción aspirativa con aguja fina, realizándose tanto un es-
pleural purulento que contiene gran cantidad de bacilos tudio microbiológico para micobacterias como un estu-
tuberculosos. En general se produce sobre una enferme- dio citológico para detectar la presencia de granulomas.
dad tuberculosa previa, ya sea pleural o parenquimato- La sensibilidad global de esta prueba alcanza un 77%,
sa, y en ocasiones es consecuencia de tratamientos pre- con una especificidad del 93%15.
vios, como toracoplasias. El curso de la enfermedad
suele ser subagudo o crónico, con febrícula continuada,
astenia, anorexia y pérdida de peso. Tuberculosis intestinal
La fístula broncopleural es hoy en día extremadamente
rara. La tuberculosis intestinal puede ocurrir de forma aisla-
da («primaria») o asociarse a afección de otros órganos.
Los mecanismos de infección pueden ser la ingestión
Secuelas
de esputos contaminados, la ingestión de productos lác-
Una secuela frecuente del derrame pleural tuberculoso teos contaminados, la diseminación hematógena de otro
es el engrosamiento pleural, que ocurre hasta en un foco orgánico, bilis contaminada por bacilos tuberculo-
50% de los pacientes14. No existen parámetros bioquí- sos o la extensión directa de órganos contiguos. Se pue-
micos, microbiológicos o citológicos en el líquido pleu- de afectar cualquier parte del intestino, aunque es más
ral que permitan prever el desarrollo de engrosamiento frecuente la zona ileocecal (tabla 3)16.

186 Med Integral 2002;39(5):181-91


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

TABLA 3 neralmente indica la ingestión de esputos contaminados


Distribución de la tuberculosis intestinal y no implica per se una tuberculosis intestinal.
(basada en autopsias)
El principal método diagnóstico para la tuberculosis in-
LOCALIZACIÓN FRECUENCIA (%) testinal es la endoscopia digestiva y principalmente la
colonoscopia a través de los estudios biópsicos.
Esófago 0,14
Estómago 0,69
Duodeno 2,50 Tuberculosis peritoneal
Íleon 72
Ileocecal 66,1 Existen varios mecanismos patogénicos para la tuber-
Apéndice 25,2
Colon 53,8
culosis peritoneal. El primero se refiere a la reactiva-
Anorrectal 11,9 ción de un foco tuberculoso latente en el peritoneo y el
segundo a la diseminacion hematógena de un foco lo-
Modificada de Laxis S y Field L16. calizado en otro órgano. La diseminación por contigüi-
dad de otro órgano se considera poco frecuente, excep-
to en los casos de tuberculosis genital femenina, en los
Sintomatología cuales existe diseminación peritoneal en un 45% de
los casos17.
La sintomatología de la tuberculosis intestinal es por
No existen síntomas o signos patognomónicos de peri-
completo inespecífica y varía enormemente de un pa-
tonitis tuberculosa, el curso de la enfermedad es muy
ciente a otro. El síntoma más frecuente es el dolor
insidioso y los síntomas principales son sensación de
abdominal inespecífico, que suele localizarse en el cua-
repleción abdominal y astenia; también puede existir
drante inferior derecho, aunque puede ser difuso, cen-
fiebre o dolor abdominal. El principal signo es la asci-
tral, epigástrico o en la fosa ilíaca izquierda. Puede ser
tis, que aparece en una gran mayoría de pacientes.
de tipo cólico y empeorar con la ingesta, mejorando
Para el diagnóstico se utiliza la paracentesis, si bien las
con los vómitos o la defecación. Ocasionalmente puede
tinciones y los cultivos de líquido ascítico raramente
presentarse como una obstrucción intestinal aguda y re-
son positivos para bacilos tuberculosos (3% la tinción y
querir laparotomía16.
20% los cultivos). La determinación de ADA en líqui-
La diarrea, en la actualidad infrecuente, es similar a la
do ascítico puede ayudar al diagnóstico aunque los mé-
que aparece en la enfermedad de Crohn: mucosa, líqui-
todos más efectivos de diagnóstico son la laparoscopia
da a semisólida, raramente con pus o sangre. La pérdi-
y la biopsia peritoneal16.
da de peso es muy común y suele ser de origen multi-
factorial. Otros síntomas se recogen en la tabla 4.
Tuberculosis miliar
Diagnóstico El término miliar proviene de las primeras descripcio-
nes anatomopatológicas de esta forma diseminada de
El estudio microbiológico de las heces no resulta de
tuberculosis, en las cuales los múltiples y pequeños fo-
utilidad, ya que muchos individuos presentan bacilos
cos de caseosis fueron comparados con granos de mijo.
ácido-alcohol resistentes en las heces como resultado
Posteriormente, la misma comparación fue realizada
de la colonización por micobacterias no patógenas. El
con la típica imagen radiológica de la enfermedad, que
cultivo de Mycobacterium tuberculosis en las heces ge-
revela múltiples micronódulos diseminados por ambos
pulmones.
TABLA 4 La tuberculosis miliar puede producirse como conse-
Clínica de la tuberculosis intestinal cuencia de una tuberculosis primaria. Durante la fase
de bacilemia los bacilos se diseminan por todo el orga-
SÍNTOMAS Y SIGNOS FRECUENCIA (%)
nismo y pueden afectar a prácticamente cualquier órga-
Dolor abdominal 60 no, aunque con preferencia a aquellos con una pO2 ele-
Pérdida de peso 59 vada. Estas lesiones suelen limitarse mediante fibrosis,
Fiebre 47 aunque en ocasiones pueden progresar. La tuberculosis
Astenia 45
Náuseas 44
miliar que se produce durante la tuberculosis posprima-
Anorexia 38 ria puede ocurrir en primer lugar como consecuencia de
Vómitos 38 una diseminación a partir de un foco de reactivación.
Distensión 24 Esta forma ocurre casi exclusivamente en pacientes que
Estreñimiento 21 presentan una alteración en la inmunidad celular. Otro
Diarrea 18
posible mecanismo patogénico es la rotura de un foco
Modificada de Laxis S y Field L16. de caseum en un vaso sanguíneo, lo que ocasiona una

Med Integral 2002;39(5):181-91 187


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

bacilemia masiva que es imposible de controlar por el o bacilos ácido-alcohol resistentes en los órganos afec-
organismo. En resumen, la diseminación de la tubercu- tados. La máxima sensibilidad se obtiene con la biopsia
losis depende principalmente de tres factores: la viru- transbronquial (hasta un 79%), seguida de la biopsia
lencia del microorganismo, la capacidad defensiva del hepática (73%) y el aspirado de médula ósea (41%)20.
huésped y la cantidad de bacilos liberados en el torrente A pesar del tratamiento, la mortalidad de la tuberculo-
sanguíneo. sis miliar sigue siendo alta, entre un 16 y un 28%19.
La sintomatología es muy variable y depende de la for-
ma de diseminación. Puede variar desde un foco que
produzca bacilemias periódicas de escasa cuantía hasta
Meningitis tuberculosa
la rotura de una gran caverna tuberculosa a la red san- La meningitis tuberculosa presenta una patogenia dife-
guínea. Así, podemos asistir a cuadros de shock, fallo rente a la de otras meningitis bacterianas. Más que a
multiorgánico, distrés respiratorio del adulto o cuadros una diseminación hematógena, su patogenia presenta
de fiebre de origen desconocido. Típicamente, el cua- tres fases: una primera fase de siembra hematógena de
dro es de fiebre de varias semanas a meses de evolu- micobacterias en las meninges, una segunda fase de es-
ción, acompañada de anorexia y pérdida de peso, y tabilidad que puede durar semanas, meses o años, y una
pueden concurrir otros síntomas que dependen de los tercera fase en que un estímulo provoca que los bacilos
órganos involucrados (tabla 5)18. y antígenos tuberculosos contenidos en las lesiones me-
Los signos, asimismo, son inespecíficos . El único sig- níngeas se viertan a los espacios meníngeos, causando
no reconocido como patognomónico es el tubérculo co- la enfermedad.
roidal, un granuloma observado en la coroides de la re- La sintomatología varía entre los pacientes, pero en ge-
tina, una lesión de aproximadamente un cuarto o menos neral los adultos presentan cefalea, fiebre y meningis-
del diámetro del disco, de bordes irregulares y colora- mo, mientras que en los niños la cefalea es menos fre-
ción variable entre gris y amarilla, y que se puede ob- cuente, destacando las náuseas y los vómitos. En un
servar en la mitad de las tuberculosis miliares. El res- porcentaje elevado de pacientes (hasta un 70%) apare-
to de signos, crepitantes pulmonares, organomegalias, cen alteraciones en el comportamiento, que varían des-
adenopatías, ascitis, etc., son no específicos y su pre- de letargia hasta agitación psicomotriz21. En los niños,
sencia depende de la afección o no de los órganos co- la sintomatología es más destacada que en los adultos,
rrespondientes. lo que motiva que se busque atención médica antes que
El diagnóstico se basa en la determinación de la mico- en los adultos. En la tabla 6 se exponen los síntomas y
bacteria en alguno de los órganos involucrados. Por signos de las fases de la meningitis tuberculosa.
desgracia, la frecuencia de tinciones de esputo positivas El diagnóstico se basa en el examen del líquido cefa-
es baja (sobre un 35%) y los del resto de los fluidos son lorraquídeo, en el que se aprecia una pleocitosis entre
más reducidos. El cultivo de esputo es positivo en un 100 y 1.000 células/µm3, generalmente linfocitos, aun-
62-76% de los casos, seguido en rentabilidad por el cul- que en las fases iniciales pueden existir polimorfonu-
tivo de orina (33-59%)19 pero, dado que necesitan bas- cleares. Asimismo, se aprecia proteinorraquia sobre
tante tiempo para positivizarse, no suelen ser útiles en 150 mg/%; si se superan los 300 mg/% suelen asociarse
el diagnóstico. Con frecuencia se necesita la realización a bloqueo espinal y son indicativos de mal pronóstico4.
de biopsias para demostrar la presencia de granulomas Los valores de glucosa se encuentran disminuidos, si
bien en grados inferiores a los que ocurren en las me-
ningitis bacterianas.
TABLA 5
Síntomas de la tuberculosis miliar
TABLA 6
SÍNTOMAS FRECUENCIA (%) Fases de la tuberculosis meníngea
Anorexia 88 Fase I
Fiebre 88 Síntomas inespecíficos sin signos de meningitis
Pérdida de peso 85 Fase II
Astenia 78 Meningismo
Sudación nocturna 62 Letargia
Tos 59 Parálisis pares craneales (en especial 6, 3, 4 y 7)
Disnea 35 Fase III
Dolor abdominal 13 Estupor o coma
Cefalea 17 Convulsiones
Hemoptisis 11 Coreoatetosis
Náuseas 9 Parálisis o paresia de extremidades
Modificada de Baker SK y Glassroth J18. Modificada de Zuger A y Lowy FD21.

188 Med Integral 2002;39(5):181-91


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

El examen de líquido raquídeo en busca de bacilos áci- aunque existe la posibilidad de un origen urinario, e in-
do-alcohol resistentes suele ser negativo en la mayoría cluso a la extensión por contigüidad en un 5% de los
de los pacientes (80-90%), aunque las tasas de positi- casos. Se admite la posibilidad de tuberculosis cervical,
vidad de los cultivos son mayores (entre un 60 y un vulvar o vaginal por contacto sexual con un paciente
80%)4,21. Existen otros tests diagnósticos en líquido con baciluria. Prácticamente todos los casos de tubercu-
cefalorraquídeo, aunque con sensibilidades y especi- losis genital en mujeres afectan a las trompas de Falo-
ficidades variables, entre ellos la determinación de pio, a partir de las cuales se puede extender la infección
ADA, de la cantidad de tecnecio 99 48 h después de la al peritoneo, ovario o endometrio. La extensión al cér-
inyección intravenosa, la determinación de ácido tube- vix o a la vagina es excepcional.
ruloestárico, de anticuerpos contra antígenos de mico-
bacteria o PPD o el estudio de ADN micobacteriano
Tuberculosis renal
por PCR21.
Un alto porcentaje de pacientes con tuberculosis renal
son asintomáticos y se detecta gracias a un análisis de
Otras tuberculosis del sistema nervioso orina rutinario. La presencia de piuria en una orina áci-
central da sin presencia de organismos en el urocultivo debe
hacer sospechar una tuberculosis renal. La sintomatolo-
Tuberculoma y absceso cerebral tuberculoso
gía de la tuberculosis renal es, al igual que en la afec-
Los granulomas tuberculosos pueden alcanzar gran ta- ción de otros órganos, muy inespecífica. Se puede de-
maño sin romperse al espacio subaracnoideo, produ- sarrollar disuria, dolor en la fosa renal, polaquiuria,
ciendo el llamado tuberculoma, que se encuentra sepa- nicturia, sintomatología sistémica tipo fiebre y pérdida
rado del tejido cerebral por una delgada pared fibrosa. de peso. La sudación nocturna es menos usual en la tu-
Si no se asocia a meningitis tuberculosa, la sintomato- berculosis renal y se presenta en aproximadamente un
logía es la de una lesión ocupante de espacio y se suele 14% de los casos17.
diagnosticar por biopsia. La insuficiencia renal es rara en la tuberculosis renal;
Excepcionalmente, la zona central de un tuberculoma sobre un 5-10% presentan aumento de la urea sérica.
licuefaciente da lugar a un absceso tuberculoso que Sin embargo, las alteraciones en el sedimento urinario
produce síntomas más agudos que los del tuberculoma. aparecen en más del 90% de los casos4. El diagnóstico
En la actualidad son excepcionales. se basa en el estudio microbiológico de la orina, utili-
zando de 3 a 5 muestras de orina recogidas a primera
hora de la mañana. Las tinciones suelen ser negativas
Tuberculosis de la médula espinal
en un 50% de los casos y pueden presentar falsos posi-
En la médula la tuberculosis se puede manifestar de la tivos por contaminación de micobacterias saprófitas
misma forma que en la localización intracraneal, con (Mycobacterium smegmatis), los cultivos son positivos
una patogenia y desarrollo similares. La sintomatología en un 90% de los casos, pero pueden ser negativos en
puede ser la de un bloqueo espinal agudo, mielitis casos en que el compromiso del uréter produzca una
transversa subaguda o parálisis ascendente progresiva. obstrucción que impida que la orina contaminada al-
cance la vejiga. En esos casos pueden ser necesarios
métodos de diagnóstico más invasivos17.
Tuberculosis genitourinaria
La tuberculosis genitourinaria comparte la patogenia
Tuberculosis genital en varones
con el resto de los órganos. A través de una siembra he-
matógena, los bacilos llegan a los riñones, afectándolos La tuberculosis genital en el varón se manifiesta como
casi siempre de forma bilateral, aunque el síndrome clí- una epididimitis o epididimorquitis con tumefacción,
nico sólo se manifieste en uno de ellos. La extensión al generalmente indolora, situada en el escroto. Ocasio-
resto del sistema urinario se produce por diseminación nalmente el cuadro puede presentarse simulando una
a través de la orina contaminada, afectando a uréteres y epididimitis aguda, aunque con más frecuencia el diag-
vejiga. La tuberculosis genital masculina también suele nóstico diferencial debe hacerse con una tumoración
originarse como consecuencia de la diseminación de un testicular. Dado que la tuberculosis genital aparece casi
foco renal a través de la orina, aunque el origen hema- siempre en el contexto de una tuberculosis urinaria,
tógeno también es posible, dado que aproximadamente el diagnóstico se basa más en datos clínicos, aunque
un 11% de las tuberculosis genitales en varones no pre- ocasionalmente se requieran métodos diagnósticos in-
sentan focos renales4. vasivos17.
En las mujeres, la tuberculosis genital se considera pre- La tuberculosis prostática, peneana o uretral es muy in-
dominantemente como secundaria a una bacilemia, frecuente.

Med Integral 2002;39(5):181-91 189


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

Tuberculosis genital en mujeres los codos, seguidos por la muñeca, manos y hombros24.
La sintomatología más frecuente es la limitación
La tuberculosis genital femenina generalmente es diag-
funcional, seguida por la inflamación articular, pu-
nosticada durante los estudios de infertilidad o durante
diéndose formar fistulizaciones o abscesos periarticu-
un estudio para alteraciones menstruales, amenorrea,
lares.
dismenorrea, metrorragias o estudios de masas anexia-
les o pélvicas. En un 50% de los casos la paciente tiene
historia de tuberculosis extragenital previa y en un 60% Tuberculosis pericárdica
de los casos la radiografía de tórax es sugerente de tu-
La tuberculosis pericárdica se produce por la infección
berculosis17,22.
por vía hematógena del bacilo tuberculoso. Inicialmen-
El diagnóstico generalmente se realiza por medios his-
te se produce una reacción granulomatosa con depósi-
tológicos, al descubrir los típicos granulomas en mues-
tos de fibrina seguida de derrame pericárdico, que pue-
tras de biopsias endometriales, aunque en ocasiones los
de llegar a ser masivo. Éste es seroso en un principio y
estudios microbiológicos de sangre menstrual o líquido
con posterioridad puede hacerse serohemático, turbio o
peritoneal pueden ser positivos.
francamente hemático. El derrame puede revertir de
manera espontánea restando un engrosamiento pericár-
dico que en ocasiones provoca una constricción mio-
Tuberculosis osteoarticular cárdica. Sobre este pericardio engrosado puede deposi-
tarse calcio empeorando el cuadro clínico.
Enfermedad de Pott
La sintomatología es la de una pericarditis; los sínto-
La tuberculosis espinal o enfermedad de Pott constituye mas más frecuentes son el dolor torácico, la disnea y la
la forma más frecuente de tuberculosis osteoarticular y fiebre que están presentes en casi todos los casos, los
se caracteriza por la infección de una o varias vértebras signos típicos de derrame pericárdico son menos fre-
con destrucción del cuerpo vertebral y, ocasionalmente, cuentes, el tamponamiento pericárdico ocurre entre un
extensión hacia los tejidos paraespinales, pudiendo 10 y un 38% de los casos25.
producir una colección caseosa conocida como «abs- El diagnóstico se basa en el análisis del líquido pericár-
ceso frío». Puede afectar a cualquier parte de la colum- dico, que contiene predominio de linfocitos (general-
na vertebral, aunque tiene predilección por la columna mente entre 5.000 y 10.000/mm3), glucosa baja y alto
dorsal. contenido de proteínas. La determinación de ADA es
La sintomatología es principalmente de dolor en la un método diagnóstico importante dado que la tinción
zona afectada, prácticamente en el 100% de los casos de líquido pericárdico suele ser negativa y el cultivo
con una duración variable entre varias semanas y hasta (rentabilidad del 86%) tarda demasiado25. La amplifica-
2 años. Otros síntomas son debilidad muscular, hipoes- ción de ADN de micobacterias puede ser de utilidad,
tesias, pérdida de peso (estos síntomas varían en fre- pero ocasionalmente se precisa una biopsia de peri-
cuencia entre un 30 y un 40% de los casos) o presencia cardio.
de masas en los flancos («absceso frío» en aproximada-
mente un 20% de los casos)23.
Otras formas de tuberculosis
Osteomielitis
Como se ha indicado con anterioridad, la tuberculosis
Generalmente ocurre por diseminación hematógena (la puede afectar virtualmente a cualquier órgano, aunque
vía linfática o por extensión directa también está des- por razones de espacio no se especifican otras formas
crita). En los adultos suele afectar a un solo hueso, ge- de tuberculosis que son infrecuentes. Merecen un co-
neralmente largo, y puede producir fistulizaciones o mentario aparte las formas laríngeas, que simulan con
abscesos fríos. En los niños suele afectar a varias loca- frecuencia un carcinoma de laringe y que son especial-
lizaciones, entre ellas los huesos cortos de manos y mente contagiantes, dada la frecuente presencia de tos
pies, que raramente se ven involucrados en los adultos que disemina con gran facilidad los bacilos tuberculo-
(menos del 5%)24. sos. En la piel se pueden producir diferentes lesiones
según la infección sea por diseminación hematógena
(lupus vulgaris) o por inoculación directa (chancro tu-
Tuberculosis articular
berculoso y verruga tuberculosa, también llamada «ve-
La tuberculosis articular suele afectar a las articula- rruga del anatomista» por la frecuencia con que apare-
ciones que soportan peso, especialmente las caderas, cía en las personas que se dedicaban a las disecciones
seguidas por las rodillas, tobillos y pies. Entre las anatómicas)26. Otras localizaciones son los ojos, el oído
que no soportan grandes pesos las más frecuentes son (otitis media tuberculosa), hepatobiliar, etc.

190 Med Integral 2002;39(5):181-91


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

Bibliografía 13. Montero Martínez C. Pleuresias infecciosas. En: Fontan J, editor.


Patología pleural. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia,
1. Dirección Xeral de Saude Pública. Informe de tuberculose 1997. 1992.
Santiago de Compostela: Consellería de Sanidade e Servicios So- 14. Kamholz SL. Pleural tuberculosis. In: Rom WN, Garay SM, edi-
ciais. Xunta de Galicia, 1999. tors. Tuberculosis. Boston: Little Brown, 1996.
2. Adler R. Transmissión and patogénesis of tuberculosis. In: Rom 15. Sloane MF. Mycobacterial lymphadenitis. In: Rom WN, Garay
WN, Garay SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little Brown, SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little Brown, 1996.
1996. 16. Lexis S, Field L Intestinal and peritoneal tuberculosis. In: Rom
3. American Thoracic Society. Diagnostic standards and classifica- WN, Garay SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little Brown,
tion of tuberculosis in adults and children. Am J Respir Crit Care 1996.
Med 2000;161:1376-95. 17. Goldfarb DS, Saiman L. Tuberculosis of the genitourinary tract.
4. Hopewell PC, Bloom BR. Tuberculosis and other mycobacterial In: Rom WN, Garay SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little
diseases. In: Murray JF Nadel JA, editors. Textbook of respira- Brown, 1996.
tory medicine. 2nd ed. Philadelphia: B. Saunders, 1994. 18. Baker SK, Glassroth J. Miliary tuberculosis. In: Rom WN, Garay
5. Mycobacterial infection of the lungs. In: Fraser, Paré, Paré, Fra- SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little Brown, 1996.
ser, Genereux, editors. Diagnosis of diseases of the chest. Vol. 2. 19. Case Records of the Massachusetts general hospital. Case 27-
3th ed. Saunders, 1989. 1999. N Engl J Med 1999;341:827-34.
6. Enarson DA, Murray JF. Global epidemiology of tuberculosis. 20. Maartens G Willcox PA, Benatar SR. Miliary tuberculosis: rapid
In: Rom WN, Garay SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little diagnosis, hematologic abnormalities and outcome in 109 treated
Brown, 1996. adults. Am J Med 1990;89:291-6.
7. Garay SM. Pulmonary tuberculosis. In: Rom WN, Garay SM, 21. Zuger A, Lowy FD. Tuberculosis of the brain, meninges and spi-
editors. Tuberculosis. Boston: Little Brown, 1996. nal Cord. In: Rom WN, Garay SM, editors. Tuberculosis. Bos-
8. Dannenberg AM, Tomashefski JF. Pathogenesis of pulmonary ton: Little Brown, 1996.
tuberculosis. In: Fishman AP, editor. Pulmonary diseases and di- 22. Weg JG. Clinical forms of mycobacterial disease. In: Fishman
seases. Vol 3. 2nd ed. New York: McGraw Hill, 1988. AP, editor. Ed. Pulmonary diseases and diseases. Vol 3. 2nd ed.
9. Barnes PF, Verdegem TD, Vachon LA, Leedon JM, Overdurq New York: McGraw Hill, 1988.
GD. Chest roentgenogram in pumonary tuberculosis. Chest 23. Rezai AR, Lee M, Cooper PR. Pott’s disease. In: Rom WN, Ga-
1988;94:316-20. ray SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little Brown, 1996.
10. Lee JH, Park SS, Lee DH, Shin DH, Yang SC, Yoo BN. Endo- 24. Lee SH, Abramson SB. Infections of the musculoskeletal system
bronchial tuberculosis. Clinical and broncoscopic features in 121 by M. Tuberculosis. In: Rom WN, Garay SM, editors. Tubercu-
cases. Chest 1992;102: 990-5. losis. Boston: Little Brown 1996.
11. Light. RW. Pleural diseases. 2nd ed. Philadelphia: Lea & Febi- 25. Heurich AE, Quale JM, Burack JH. Pericardial tuberculosis.
ger, 1990. In: Rom WN, Garay SM, editors. Tuberculosis. Boston: Little
12. Valdés L, San José E, Álvarez D, Sarandeses A, Pose A, Cho- Brown, 1996.
mon B, et al. Diagnosis of tuberculous pleurisy using the biolo- 26. Pomeran MK, Orbuch P, Shopack J. Barand R. Mycabacterias
gic parameters adenosine deaminase, lysozyme and interferon and the skin. In: Rom WN, Garay SM, editors. Tuberculosis.
gamma. Chest 1993;103:458-65 Boston: Little Brown, 1996.

Med Integral 2002;39(5):181-91 191


Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 21/03/2018. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.

Golpe Gómez AL, et al. Clínica de la tuberculosis

192 Med Integral 2002;39(5):181-91

También podría gustarte