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SURO EDEL RU con Silvio Rodriguez en barrios de La Habana A r ‘ wh : ‘- ee COTM IROK Or] C1) Alejandro Ramirez Anderson BOBO oC Mle Bs aCe CSS) POUR E Resse ue Ces ete ke Cena aCe MOC Ck CPE SECU Pi Romo eR tle Ce aucC ae ical Oe a aces SOIC ecm ee uC ecco ve Ree Re locate ees MC Merle ted Seo re esta Ol documental Archivo Lidia Doce, como asistente CTS Alejandro Ramirez Anderson (México D.F, 1973). Norse OR Melua Ca ne tee emo cH cado en Cuba. Graduado en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicacién Audiovisual Poboent tse Cece bebe uCe Leer Rt Roe ett og: (ek nse oe suo meatier sa mee ec reo Conese rede iets Cnm rented POOR BCR z eC CRC SCenECoit og Ee cen Rn eect PRC Cee (xe lhe Rms became PON cL Cee cam n SEC Momma lolay CITE Eee CORMAN amplia filmografia documental que ha obtenido eile earl RTC er te eed oe OCC eC Oars deMOLER; Monteros; Hombres sobre cubierta; GT re ta a et elt Es profesor del Instituto Superior de Arte. Por todo espacio, por este tiempo Por todo espacio, por este tiempo con Silvio Rodriquez en barrios de La Habana Ménica Rivero Cabrera Alejandro Ramirez Anderson es 30 ANIVERSARIO EDITORIAL JOSE MART! 19652013, Editorial JOSE MARTI je La Habana, 2013 Edicion: Esteban Llorach Ramos Diseno: Yamilet Moya Silva wwweelfosgrafica.com © Ménica Rivero Cabrera © Alejandro Ramirez Anderson © Fernando Martinez Heredia. Prélogo. © Editorial JOSE MARTI, 2013 Ediciones Ojala, 2013. ISBN: 978-959-09-0564-3 Carer Federico Engels. Editorial JOSE MARTE Publicaciones en Lenguas Extranjeras Calzada N.” 259 e/ Je 1, Vedado La Habana, Cuba oj A la memoria inmensa de Fernando E. Rivero Mildn. A Jorge y Ernesto. Alpueblo cubano. 1 22e8 a a #esivanas pared circl 186 189 192 Silvio en los barrios <émo escriir sobre esta gira? La imagen: un testigo Un buen camino pare andar Camino al aplauso final que es principio En cualquier casa pan, pan Profesién de fe ‘Agua del cielo y del suelo Las de verdad Niradas en el espejo ‘Qué flores mirar? (Intento de) paisaje en el centro de La Habana ‘Los mages: Ja magia Silvio y “una voz que es Cuba Papalote constante més alld de la euehilla Energia de barrio Standby. La espera como signo Esperas y regalo Luchar,inventar, resolver, escapar LUegar y poner Contratiempo ‘Adonde regresé nueva la trova tradicional Persona del ayer Gente de buena calaia ‘Apto para todas las edades Los grandes menos altos Yani en el Almendares ‘Un poema para el poeta Desde lejos y tan cerca Elogio de fa imprudencia o De cémo se hizo la oscuridad tuminosa Para Esperanza Estrenos Mujeres con y sin sombrero Con melodia de adolese Cuentan, Ese lugar extraordinario que es una esquina cualquiera ‘Una canci6n para Cuba, por este tiempo Imégenes que conforman este libro ‘ronologa de la Gira por las barrios Repertorio de la Gira por los barrios Poco antes de escribir estas palabras me pregun- 16: gqué decir que no haya dicho Ménica Rivero en este libro de Silvio en los barrios? Ustedes leerén a continuacion sus hermosos y profundos textos, un conjunto de crénicas, testimonios, entrevistas, ensayos y valoraciones que comparto. Ellos completan las mas de doscientas imagenes tomadas por Alejandro Ramirez, déndoles voz.a as mujeres y los hombres, los nifios y ancianos cubanos que nos miran o discurren por el medio tan adverso en que viven sus vidas. Esos textos también nos dan voz a nosotros, los que al menos sabemos que la indiferencia es un crimen. Ante todo, esto es obra de Silvio. El explica sus razones y circunstancias en “Un buen camino para andar”, uno de los breves capitulos del libro. Por mi parte, llamo la atencién sobre la extrema consecuencia de toda su vida, que lo ha llevado a emprender en el afio 2010 una gira que no descar- ta que pueda tornarse interminable. Esa constan- cia suya podrfa rastrearse en lo que es la mayor donacién que nos hace, y su arma principal: sus canciones. En sus letras ha combinado siempre los mas disimiles actos, ideas, sentimientos, mo- tivaciones y situaciones que encuentran los seres humanos -a menudo en contrapuntos sorpren- dentes-, en una unién musical de fuerza y belle- za, de proclamas y sugerencias, que les da una influencia extraordinaria sobre la sensibilidad y Jos pensamientos de quien lo escucha. La riqueza yla diversidad que logra son enormes, pero no hay ambigiiedad politica en sus canciones. En este terreno, quizés el mayor aporte de Silvio es que siempre es revolucionario, en el sentido cabal de la acepci6n. Eso lo ha hecho dificil, conflictivo, aveces inaceptable; es natural, porque la revolu- ci6n verdadera, de liberaci6n humana y social y de creaci6n de personas nuevas, es dificil, conflic- tiva y a veces inaceptable. El cantor de las glorias, los sacrificios, las vic~ torias, las derrotas, los herofsmos, la conciencia yla constancia del pueblo nunca ha sido ciego ante los viejos males y los males nuevos de! largo camino. A los 21 afios reclama que se tengan en cuenta: “Miren que decir eso / con tantos motivos / para preocuparse / como hay’, y es el mismo trovador que escribe enseguida dos obras que son como himnos: Fusil contra fusil y La eva... En medio del Atlantico, en 1969: “Hay un pafs de roca en ruinas / bajo otro pats de pan. / Hay una madre que camina / codo a codo con su cian’. Es en la misma canci6n en que repite: “Te convido a creerme / cuando digo futuro”. A su regres cons- tata: “...la ciudad se derrumba / y yo cantando”, en una cancién paradigmatica. Nueve afios después entonaré verdades: “Absurdo suponer que el paraf- so / es Solo la igualdad, las buenas leyes. / F1 suefio se hace a mano y sin permiso / arando el porvenir con viejos bueyes’. Silvio mismo nos brinda pistas: “atentamente fui construyendo mi funcién”. La ac titud practica y la vida de este trovador son la firma de sus canciones. Por eso puede escribir la ‘errible Cancién en harapos, manifiesto contra la felsia de las buenas conciencias que hacen cémodas denun- cias sin arriesgar nada. ‘Que Silvio es uno de los més grandes artistas es un juicio compartido por todos. Quiero agregar que Silvio es uno de los pensadores fundamenta- les de la Revolucién cubana. La l6gica pequena o perversa, mezquina 0 simplona, solo sirve para entender vidas y socie- dades que tengan esas mismas caracteristicas: no sirve para entender la necesidad ni la vida de Jas revoluciones. La idea de que los pobres carecen de virtudes personales, son gentes que fracasaron, tienden a la maldad, tienen lo que merecen, son “malos” por naturaleza, es hermana de la idea de ‘que los pobres son esencialmente “buenos”, se quieren mucho entre si, constituyen una reserva social de comunidades urbanas con una hermosa cultura y son capaces de ensenarles bondad a los. ricos. Ambas ideas pertenecen ala cultura burgue- sa. La gama de respuestas que produce esta l6gica estd compuesta por la marginacién, la caridad, la represién, a indiferencia, el silvese quien pueda, Ja cooptacién, el melodrama oportuno, la exch sidn, la ceguera y el olvido. Todas ellas son propias de un orden burgués de la vida social, que no se va ysse resiste a desaparecer, que se recupera y puede ser capaz de regresar y de hundir todo. La idea moderna de “irse al pueblo’, tan her- mosa como comprerisién intelectual que lleva a seres humanos a darse a los de abajo, a acompa- farlos -y, a algunos, a vivir una vida que no es “la que les toca"- ha tenido, sin embargo, muy diferentes destinos y papeles sociales. Ha podido ser un germen subversivo, un pase para dormir tranquilo, una estacién de la vida, un momento de la educacién para servir después mejor al or- den, una funcién en el complejo tejido de la do- minacién. En la Revolucién cubana ~"socialista ydemocratica de los humildes, por los humildes y para los humildes"- no cabfa “ir al pueblo”, sino volverse pueblo para estar entre sus prota- gonistas. En la revolucién socialista no se puede escribir la historia -la explicacién, el camino-a nombre del pueblo: la tiene que escribir el propio pueblo, “los hombres del Playa Girén”. Silvio ha puesto en prictica esta iniciativa de hacer conciertos en barrios muy pobres desde una clara posicién revolucionaria, en la que, por tanto, no hay lugar para la condescendencia ni la donacidn. Les lleva regalos maravillosos a esas comunidades tan necesitadas y desvalidas que son un serio indicador de deterioro de nuestro cuerpo social, pero esos dones no vienen para resolver sus carencias materiales. Son aportes a su espfritu, alo que tiene de superior todo ser humano, a la autoes- tima, la alegria y el placer, a la cohesién de los ve- cinos y la pacificacién de la existencia. Parten de la interlocucién, la confianza y la fraternidad. En este tiempo en que el egofsmo, el conservedurismo, la aceptacién de las desigualdades sociales y el afan de lucro ganan terreno en nuestro pais y pretenden vestirse de alternativa, la Gira por los barrios es un formidable testimonio de lo mejor que hemos construido entre todos: darse y recibir; sin que medie ningun interés material. En los términos de Silvio: de amar y ser amado. Los barrios en que suceden los conciertos lle- van nombres con solera o recientes, coloquiales ‘ode ingenuo oportunismo, geograficas o descrip- tivos, y tienen largas historias o testimonian mi- serias actuales.* Contienen una gran diversidad, pero también un buen ntimero de constantes. Una es la magnifica acogida que le han dado todos los barrios a la gira, su participacién y entusiasmo en los preparativos, la mezcla de carifio y admiracion al trovador y de orgullo de que esté e1 su barrio, de que sea una gloria y haya decidide ofrecerles suarte y pasar la noche con ellos, el cjercicio det gusto y del saber al pedirle canciones, el ejemplo de educacién que dan en una capital en que la ur- banidad se bate en retirada. Los textos del libro recogen un gran ntimero de expresiones de la gente de los barrios ante los con- ciertos. Podemos conocer sentimientos, opiniones yreflexiones de cubanas y cubanos acerca del hecho artistico que viene a ellos y sus implicacio- nes -personales y para la comunidad -, acerca de Silvio, de la vida, la cultura, el civismo, la politica, nacional. El conjunto es una muestra del altisimo nivel de conciencia del pueblo de Cuba, quizés sin igual en el mundo. ¥ es un llamado a respetar a to- dos, ya dar vor y tener en cuenta a todos. “Llevamos mucho tiempo esperdndote, sedmo te vas air ahora?”, le dice al final de un concierto Ja mujer que hace veinte aos dormia siempre a su nifio con “el enanito”. En realidad, ellos no sabfan que lo esperaban: pero ya lo saben. Estos conciertos y lo que ellos significan los han adelan- tado en cuanto a identificar mejor y fortalecer su. conciencia, ese camino que puede llegar a ser de- cisivo. La suya no es la idolatrfa manipulada por Jos que fabrican modas y opiniones. Ellos saben lo que dicen y le ofrecen lo que tienen. Por eso tan- tas veces y en tantos lugares le han gritado: “este es tu barrio!”. Y una comunidad ha puesto un. cartel que dice: "Gracias, Silvio, por ensefiarnos a buscar nuestro unicornio azul y que juntos con amor podamos transformar en milagro el barro”. Se trata de una interaccién continuada. E19 de septiembre, segundo aniversario del primer con- cierto, la noche del ntimero 36 que no pudo frus- trar el gran apagén desde Camagtiey hasta Pinar del Rio, Silvio le dice a Ménica mientras afina su guitarra ala luz de la linterna de ella: “Nosotros realmente empezamos un poco ciegos, y se nos han ido abriendo los ojos por el camino”. No hay ni luna, solo la pequefia planta para los equipos. Canta y lo escuchan todos en la oscuridad, todos juntos, como en comunién. Ménica escrib feliz imprudencia, bendita insensatez”. Siempre se aprende. Dice Silvio: “Los nuevos tiempos también ne- cesitan nuevas voces, nuevos protagonists. Aho- ra mismo parece estarse gestando en Cubaalgo prometedor. Esté en el aire para los que lo perci- ben, y esté siendo traducido en canciones, en arte ‘que, aunque parece nuevo, tiene antecedentes.” Y esas palabras me permiten volver, al final, a mi primer comentario. Aquella pregunta me llev6 a tuna segunda: spor qué me piden entonces Ménica y Alejandro que escriba esta nota inicial del libro? Quizas por venir de la generacién de los primeros admiradores de Silvio, o por compartir toca la vida su necedad. Me ha hecho feliz situarrae don- de me toca en este caso, porque al leer a Ménica y ver estas imagenes compruebo que ya se alzan los nuevos, con una sensibilidad, una comprensién de Cuba y una disposicidn a actuar en consecuen- cia que por fuerza tendrén que ser nuevos. Hoy Silvio salva, manana ellos nos salvardn. Ferxanno Mantinez, HEReDta, La Habana, 22 de julio de 2013. Llega la hora del ultimo punto de este libro, ‘y la Gira por los barrios contintia. Terminaré ‘acaso, dice Silvio, si volviera a La Corbata escenario del primer concierto-, y las condiciones que animaron la iniciativa ya no fueran. Aqui, entonces, solo una parte del camino recorrido, un libro abierto; un libro que no es, que estd siendo, como esta “gira interminable’, como la vida. Nolo habfa visto sobre un escenario mas de dos veces en mi vida. Pero el azar o algo igual de im- previsible me compensé con creces: en casi tres afios he tenido oportunidad de asistir a cuarenta y cuatro conciertos suyos, he escrito sobre él, y he podido, ademds, verlo a menudo y de cerca. El azar o algo igual de imprevisible hizo que Alejan- dro Ramirez Anderson, fotégrafo y documenta- lista, al frente del equipo que registraria en video las vivencias de cada presentacién, me propusiera ‘sumarme alo que era ya la Gira por los barrios, una gira de Silvio Rodriguez. Mi funci6n seria escribir para acompafiar fo- torreportajes en los que més de una instanténea surgirfa de la letra y mas de una imagen motivaria las palabras. Silvio, un trovador que suena, un aprendiz de brujo, un poeta con guitarra, un “convencido de que la miisica y la poesta quizd no salven el mundo, pero silo mejoran” -y ojo: que quiz no lo salven-, ha dicho no ser ya mas que “el hijo de Dagoberto yy Argelia, un enamorado mas escribiendo en el tiempo -y a pesar del tiempo-en una larga rama que nos llega desde gloriosas profundidades, don- de muchos conocidos y desconocidos, hacedores ¢ hijos de este pueblo, han grabado bellezas de todos Jos tamaiios y significados”. Por eso y por tanto mas, apenas sin que la proposicién de trabajar en la gira llegara a su t¢r- ! Silvio Rodriguez: Cancionero. La Habana, Edi- ‘clones Ojalé, 2008, p.11.(A partir de la pagina 186 aparecen los pies de fotos numerados).. * Silvio Rodriguez: “Voto por mi Patria” Gran- ‘ma, junio 26, 2002. éComo escribir sobre esta gira? Apuntes para un manual personal. mino: “claro-si-por supuesto”, respuesta casi apu- rada, en un tono que reforzara toda la aprobacién yel entusiasmo, Nunca fue menos dificil aceptar, no habja ningtin chequeo de disponibilided de tiempo que hacer. Yo no precisaba consideracion ‘© miramiento alguno. Atenderiamos al desempeno de los artistas, por supuesto; pero también y especialmente al piiblico, a la comunidad, tomando la visite de! trovador y sus invitados como pretexto de acerca- miento, Estarfamos en el barrio varias hors antes del concierto, buscando a la gente, interca nbian- do con ella, reconociéndola en los criterios, en lo que quisieran compartir; intentando, en fia, estar Jo més cerca posible en apenas una tarde-noche. Eraese el plan cuando llegué al cuarto concierto ~el primero para mi-en La Hata, Guanabacoa. sa misma noche, vivida la experiencia, sentada yo frente a una pagina en blanco que esperaba por mi paradejar de estarlo, me asalt6 una pregunta: 4Cémo escribir sobre aquello? {Cull era la medida de lo suficiente para hacer tuna crénica que se ajustara a los hechos, que hici ra justicia a las realidades? Querfa resaltar el gesto inconmensurable de Silvio, la coherencia, le con- secuencia con st origen, con su concepcidn de la cultura y el artista; queria decir lo bueno y feliz. que habia sido comprobar la negacién de tantos prejui- cios. Pero no me podia permaitir asomo de pose, de alabanza por supuesto re cate, elogio de caridad ni viejos ¢ insostenibles wrminos de culture “alta” © “baja” para hablar de este hecho en los barrios. No era permisible hacer generalizaciones 0 evalua- ciones superficiales, limitadas o limitantes. No po- dia ni querfa, por ejemplo, despreciar el reguetén de nadie, el men. 0 mayor civismo, el v. i ola proyeccién... Simplemente no me asistia el de- recho. Yno queria atribuirmelo. Pero habia més: frente a los problemas, un in- tento muy tipico, casi un impulso, un reflejo, es intentar identificar responsables -aunque es difi- cil hacerlo y tener éxito-. Son muchos los candi- datos: los medios, la economfa, las politicas de la cultura, la educacién, el contacto con lo fordneo, el anquilosamiento, la propia comunidad y su dinémica, quién sabe. La culpa se diluye, se hace confusa, se mezcia y se reparte. gLa gente es feliz, plena? ;Puede hacer algo por cambiar su situacién? ;Quiere, realmente, algun cambio o hace algo por lograrlo? Eran interrogan- tes demasiado ambiciosas para una primera apro- ximacién; incluso para una segunda y una tercera. Este es un pats complejo; la cultura, los tiempos, lo son. Hablar de un hecho cultural asi, en la Cuba de estos dias, no prometia ser menos que complicado. Hay quienes oyen a Silvio, y hay quienes no. iEscuchar a Silvio es sintoma de qué? jEs aca- so signo de ser 0 no ser algo? Probablemente lo sea, pero dejé de buscar los elementos de juicio porque en realidad en el caso no tiene sentido juzgar. La gente es demasiado rica para pretender meterla en casillas, para tratar de plantarle una etiqueta en la frente, ;Cudi es la calidad humana ‘© moral de los “guapos”? ;Cudl la de los que can- tan “el enanito”? ;Cudl es acaso la de los que son lo primero y también hacen lo segundo? En Los Sitios, los antoldgicos Papines parodiaron El ani- ‘mal, del conjunto reguetonero Gente de Zona, y nadie parecié sufrir contrariedad ni confusién al- guna. Al menos en ese aspecto, la complica: reveld simpleza: no era preciso contemplar nin- guna frontera entre la propuesta de los artistas y €l publico. No la hay. Gira por los barrios se llama; pero “los barrios", dicho simplemente, resulta algo abstracto. Para concretar un poco, puede decirse que se trata de los llamados comiinmente “marginales” los me- nos favorecidos o en desventaja, en este caso in- sertos en un proceso de revolucién social de més de medio siglo, y a veinte afios de distancia del inicio de una crisis econémica que ha ido dejando su huella en lo que la gente escucha, en lo que la gente hace, en lo que la gente, en fin, piensa. Podria entonces hablarse de lo “marginal”; pero serfa demasiado cémodo; peor: es une palabra con {nfulas, no por lo que supuestamente describe, sino por la perspectiva desde la que se acuta el término. Se designa marginal aquello que se ubica “en el margen’, en la “periferia’, que incluso espa- cialmente remite a la asuncién de un punto como centro, Una asunci6n arbitraria: tal centro no esta en realidad enclavado en un lugar fijo, sino ahi donde esté cada uno, en el lugar que sa. Silvio, disidente del estrellato, lo sabe. Sabe también que al buen arte no le son suficientes los espacios concebidos para él, y que ademés vuelve siempre a su rafz. Por eso, se desmarca de toda suerte de limosna cultural, no desciende a ningtin oscuro rincén de pretendida incultura e ignoran- cia, No: ély los que siguen su animo, propician un didlogo, una devolucién, un intercambio..., propi- cian encuentro. Mas de cuarenta puntos de una geogra Cuarenta entornos de una ciudad: La Haban: Qué es La Habana? ;Qué se evoca cuando se Janombra? La respuesta dependerd, como casi siempre, de a quién se le pregunte, con qué inte- rés. Asi, La Habana puede ser la exdtica y caliente capital caribena, la que da nombre al famoso tabaco, la de afteja celebridad, la de glorias pasa- das, la del clima agradable o insufrib ¢, la de las concentraciones multitudinarias... Puede resul- tar la de felices transetintes, nifios con uniformes ‘caminando rumbo ala escuela 0 jugendo sin ‘camisa en las calles; 0 ser la de fatigados vende- dores ambulantes, gente cansada viajando en el también cansado transporte piblico un punto de partida, un punto de destino, un punto de transi- to... Y,a pesar de tanta variedad, a veces parecie- ra que es algo total, integro, inequivoco, cuando en realidad no es siempre ni en todas partes, por mucho, la misma ciudad. No sé cudntas La Habana hay o he habido, tampoco creerfa en ninguna que trataran de ven- derme como tinica; pero hay espacios en ella que, por los rasgos compartidos, bien pueden agru- parse y ser considerados un tipo, une comunidad. As{ se tiene La Habana de los barrios que confor- man el itinerario de esta gira: la menos arreglada, la més golpeada por los aios, el clima y la eco- nomia. La Habana perfecta para el arte, pero no para la vida, como ha dicho un amigo. Cada uno de estos barrios tiene ritmo propio, individualidad; pero en todos las calles son estre- chas, estan rotas y en ellas en los tiltimos tiempos. cast invariablemente se juega fitbol. Hay casitas de habitaciones en extremo reducidas, antiguas 0 modernas, con techo, piso y paredes mas o me- nos vulnerables, Hay cierto sonido caracteristi- co, cierto movimiento. En su vecindad conviven, “individuos de interés policial” ~como les dicen-, borrachos madrugadores, consagradas amas de casa, escolares alegres... Por supuesto, baile, hay fiesta improvisada, celebracién espontanea, fi- chas de domin6 que suenan noche y dia contra una mesa en la calle, y detras el correspondiente alarde porque la jugada ha sido, por supuesto, es- pectacular. Dentro y fuera de las viviendas -si bien las puertas estén lejos de significar realmente alguna frontera espacial-, lo que mas suena es un ritmo pegajoso, una letra que no se entiende bien (ni falta que hace): reguetén, que en este pafs tiltima- mente se oye en la calle mas que cualquier otra cosa, motivo de preocupacién de algunos, tema debatido hasta el cansancio, particularmente en- tre quienes no “consumen eso". Lo religioso se respira, llena estantes y rinco- nes en casas, arboles y muros en la calle, el cuer- po de la gente. En un solar cubano conviven un profesor y un vendedor ambulante, un custodio y un ingeniero, una artista y una auxiliar de limpieza. Pueden incluso ser la misma persona. En otras latitudes tales personajes no suelen tener paredes en co- min ni sus hijos crecen juntos. Todo parece in- dicar que, al menos en ese aspecto, no se trata de una versién cubana de los cantegriles uruguayos, Jas villas-miseria argentinas, las favelas brasile- fhas o cualquier otro paraje conocido en el mundo: en calidad de “barrio malo o marginal”. Posen, no obstante, indices de violencia altos, y en ellos hay “luchadores” sin alternativas mas o menos cuestionables, que comparten espacio cotidiano con los consagrados al trabajo, que hacen sacrifi- cios indiscutiblemente grandes y ganan el escaso ingreso con honradez. Entre ellos, spor quiénes va Silvio? Pues Silvio canta *..,para todos. La mtisica hace como un alto al fuego. Los fieros se amansan y sale lo que tienen de novios, de hijos y de hermanos. ¥ el ve- cindario se vuelve una familia unida, sonsiente, como aplaudiéndose a sf misma la maravilla que es capaz de ser”. Sibien la autenticidad de la imagen de ia gente es tanta como coherente sea lo que mostrron de sf con lo que son realmente, ver sus casas, llegar y pedirles que miraran sus propias vidas en modos que esponténeamente acaso nunca lo habjan hecho, logra una proximidad. A partir de ‘sus relatos (panfletarios, entusiastas 0 pesimistas, escandalosos de tan criticos 0 sospechosemente neutrales, con criterio pero “no politico”. ), es posible hacer una mirada a la Cuba que vive en los barrios, a lo que sea que hace a Silvio sentir que tiene todo el sentido del mundo montar un escenario en una calle corriente para caniarlea su gente; y una mirada, sin duda, alos resultados de ese empefio. No he pretendido retratar un hecho, aprehen- der “la” verdad y plasmarla en un soporte. No aspiro a revelar las esencias secretas, las claves de una realidad ~que en todo caso estarfa incluso en discusién: para cada cual los hechos aciquie- ren matices particulares, a través del tamiz dela percepcidn y la sensibilidad-. Quiero, si se puede, recrear un dibujo subjetivo de estos barrios y de la experiencia, desde una dimensién nueva de rea- lidad: esa en los ojos de quien la mira, en la fibra sensible de quien la vive. Asf, estas paginas no se- rn més que el cuento de lo que vi, de lo que sentt latir en los artifices de los hechos, los multiples testigos, y en mi mismi Monica Rivero Caprera, La Habana, junio de 2013. Seguir a Silvio dondequiera que cantara, y estar pendiente del ultimo disco suyo que saliera, fue practica mia desde que era un adolescente, casi un nifio, Después me sumé a los que conseguian canciones inéditas 0 versiones diferentes, algunas tinicas, exclusivas. Fue as{ como Silvio, sin saber- Jo, se convirtié en uno de mis formadores, al igual que de muchos de mi generacién. Silvio es mas que un misico, es més que un poeta, es més que un artista, creo que es un ided- logo de esta época, un hombre con un compromi- so social, y coherente como pocos. ‘Ya en 2007 yo habia tenido la oportunidad de realizar junto a Ernesto Pérez el documental Hombres sobre cubierta, que evoca los dias en que el trovador navegaba en el motopesquero Playa Girdn, Fue una experiencia extraordinaria, pues el icono se convirtié en persona, sin perder la ad- miraci6n ninguno de sus matices. Ahora ser parte del proyecto Gira por los barrios, retine para mi demasiadas cosas impor- tantes. Ya no es el rescate de una experiencia del pasado; sino de la vida de una parte del pueblo de Cuba, de probleméticas del ser humano como especie. Es tener el privilegio de pertenecer a un equi- po encabezado por la genialidad y la senc lez de Silvio, en esta iniciativa que algunos han \ildado de insignificante o inutil, pero no creo que exista enla sla un proyecto cultural tan concise ideo- Idgicamente y con tan profunda repercusién, sin gozar de difusién. Es rencontrarme con Silvio, sin la sorpresa y el temor del inicio, pero con mas admiraciGn por la humildad. Es, ademas de hacer el documental o les do- cumentales que saldrén de esta experiencia, zarme a la creaci6n de un libro, de este libro, mi primer libro, con la particularidad de haber sido un proyecto pensado entre dos, sofiado con Méni- ca, donde mi aporte es la imagen y la suya el texto, donde no recordamos ya qué letra o qué foto llegs primero o cual de las dos dio origen ala oira. Quede con ustedes la parte que me toca, estas fotos que pretenden ser testimonio de un nomen- to de este pueblo. AtEIANDRO RAMIREZ ANDERSON, La Habana, mayo de 2013. En La Corea, barrio de San Miguel del Pacirén, Horacio fuma en su portalito como todas las tardes. Se leva, la mano temblando, el tabaco a la boca. Despacio, con la cadencia de los hombres alos 74 aos. Con humo y sombrero parece un retrato de campesino. La tez ruda, la mirada duice y picara, la camisa muy gastada por el uso, clarita ya, el pantalén raido, unas botas de trabajo, aunque no ha trabajado hoy... “Mirame bien, asi mismo voy a ir’, dice riendo. ¥ para qué cambiarse: el escenario esta ‘unos metros. El concierto de Silvio serd aht, frente a su casa. sea Un dfa de verano cierto personaje tocé a la puerta de Silvio Rodriguez: Mire, yo atiendo lo que es Prevencién en el barrio La Corbata. Como usted sabe, trabaja- ‘mos en lugares sensibles, donde hay personas que han sido reclusas, y tratamos de ayu- darlas a la reinsercién en la sociedad. Como son barrios con determinados problemas, con determinadas carencias, también tratamos de que la gente no se desvie, se conduzca bien, que no se meta en problemas... Yo vengo a verlo porque cuando usted fue a la prisién de Gua- majal, yo trabajaba alli, entonces me di cuenta de que usted es una persona que se preocupa por estas cosas’. En efecto, algo mas de un afto atras, Silvio no habia reparado en el entonces primer teniente José Antonio Alvarez, uno entre tantos oficiales de la carcel de Guamajal Hombres de Villa Clara, que ahora le proponia que se presentara en la co- munidad en que trabajaba. Pero ala vuelta de un afio o més de la gira por las prisiones, al trovador le parecieron especialmente interesantes estas preocupaciones suyas y la manera en que las en- focaba: “Yo dije ‘cono, aqui hay un material huma- no que hay que aprovechar, hay que ver qué hay detrés de esto”. Yse hizo un concierto en La Corbata. Silvio recuerd: Una vez vivida esa primera activided, yo me di cuenta de que eso era lo que ten‘a que hacer. Esa experiencia lo enfrenta a uno auna realidad que por lo menos yo no conocta. Yo no sabfa que existia esa complejidad dentro de la sociedad, que se habfan formado nuevos barrios, ni en las condiciones en que vivian, que a veces son muy muy muy precai El capitan Alvarez, sin quererlo 0 saberlo, su- girié un camino. Silvio, receptivo, lo convirtié en motivo de hacer. Aquel primer concierto fue el precedente de todo un proyecto: una gira por més de cuarenta barrios de La Habana. A\ co- brar esa magnitud, el suceso motivaba nuevas preguntas: ;Cémo tiene que ser un barrio para conformar el itinerario de esta gira? ;Qué con- diciones actuales hacen que Silvio sienta que es esto “Io'que tiene que hacer”? ;Por qué abora? Después de haber cantado en grandes teatros del mundo, de ser reconocido como una de las figu- ras més relevantes en el émbito cultural ¢ nivel internacional, squé busca Silvio Rodrigue en los barrios? ;Qué encuentra? sQué siente que deja su paso? Nadie conocia las respuestas mejor que él mismo: Busco ver a la gente, tocarla, intercanbiar humores, escucharla expresarse para seber la realidad del pueblo, de mis origenes, alo que me debo. También busco hacer llegar a esos lugares expresiones que nuestros medics y los ‘medios del mundo difunden poco. Busco amar yser amado. 6 GRACIAS, Sitwia, 7 foo ensennanos 4 B9ser8 5 sieupae wvEsT?o & umiconuio Azve, ) pA ComPrenDe® ‘Ove vibes Popewos con AMOR ConverTie EW MILE RO EL GARR. rnseor® et Tage 22 Vir Hemos ido armando nuestra trayectori segtin la experiencia de especialistas de los Poderes Populares y el departamento de Pre vencién, de la Policfa Nacional Revoluciona: con quienes se ha ido reuniendo Ana Lourdes Martinez, coordinadora de la gira; también por peticiones y noticias que nos han llegado de vecinos de diversos barrios. E] criterio que nos ha guiado es presentarnos en los lugares mas necesitados, en los que haya mas problemas acumulados, en los sitios mas criticos por la raz6n que sea. Siguiendo esta brijula, ademas de viejos barrios habaneros, hemos visitado lugares que hasta hace unos aftos ni siquiera existian, vecindarios creados por albergues que inicialmente iban a ser provisionales. En ellos ubicaron a familias que por diversas cau- sas perdieron sus viviendas. Algunos llegaron siendo nifios y después se c més tarde han visto crecer a sus propios hijos. Es el ca aron, de lugares como Sexto Congreso, inds alld de la nea del ferrocarril de Lawton. O de Lugardita, que lleva mds de un afo sin tanque de agua. O de Bello 26, que tiene un nombre que hace pensar en lo que no es. Eso si, en todos esos barrios hay niftos con escuelas y con zapatos. Cuba esta inmersa en un sensible proceso de cambios. Es una transformacién necesaria, pero uno de sus peligros es que algunos secto- res menos favorecidos se empobrezcan més. Estar junto a ellos es una de las principales ra- zones de la gira. Aunque también es cierto que desde que empecé hice cosas asi. En 1969, me fui a las costas occidentales de Africa, de barco en barco de la Flota Cubana de Pesca. Aquella gira en alta mar fue mi primera experiencia sistemdtica. Una de les inspiracio- nes era que los pescadores de la Columna Juve nil del Mar tenan la meta de traer pescado y a veces pasaba un afto y no tocabar puerto. M misiGn consistia en hacer contact con la ma- yor cantidad de barcos y darles mis canciones. Estuve algo mds de cuatro meses avegando. Angola, pais que visité dos veces entre fe- brero de 1976 y enero de 1977, fue otra forma de estar donde me cref necesario. Aprincipios de 1989 hice aquella otra gira Hamada “Por la Patria’, junto al grupo Afroc ba. La empezamos un 28 de enerc en la cima del pico Turquino, para 200 personas; la termi- namos a fines de marzo, en la Plava de la Re- * volucién, para 200 mil. A fines de ‘os ochenta se tambaleaba el campo socialista y era obvio que de alguna forma aquello nos iba a tocar. Esas inquietudes animaron aquella gira. n 2008, cuando me despedia de la Asam- blea Nacional, volvi a pensar que debia dejar algo itil. Por eso hablé de sistemetizar el tra- bajo cultural en las prisiones. Sabia que esa labor se venfa haciendo desde hacfa tiempo, espontdneamente. Pero siempre he crefdo que reglamentarlo puede ser una buena contribu- cidn ala reeducacién, Hablé sobre eso y sobre dar relieve al trabajo que hacian escritores, artistas, deportistas y familiares cle presos. En- tonces hicimos aquella gira por les prisiones de todo el pats, que tuvo cierta divulgacién, inclu- so internacional; un recorrido que nos vinculé amas de Un oficial que habia estado en esa gira, me mil reclusos, invit6 al barrio La Corbata. Y cuando hice ese concierto me di cuenta de que h do otro buen camino para andar modest ién. No La gira fue concebida con cier sin mucha parafernalia ni divulga he querido hacer un gran show de las visitas a los hogares de la gente. Entre otras razones porque lo que hacemos lo considero una fun: cidn natural, algo que debe ser cotidiano. Creo que el arte debe salir de los teatros y darse a los ciudadanos que no pueden pagarlo, 0 a los que no lo visitan por falta de costumbre, o por I que r ‘ginado, puede lle, mitologia de clase. Y es bai acreer que ciertas formas de arte no son io marginal, o es m: ély su familia. Ir a los barrios es hacer justici pas y también a las artes; intenta un granito de arena reparador, rompecor de prejuicios. Las artes, la mtisica, hacen bien a la gente, esté donde este Yo encuentro un renacer. Ya sé que alg 1eo. Pero, mien: podrd decir que es momenta no estamos solos, ni tras dura, sabemos qu olvidados. Recibimos y damos. Lo sienten ellos ambién nosotros. Eso se nos queda en la me oria, a todos. Personalmente me conmueve constatar que la gente de los barrios, a vesar del predominio de lo que esta de moda. canta mis canciones. Eso me impresiona, sobre todo si proviene de nifos y de jovenes. Es como un milagro, Dejo lo qu 1e corresponde dej; cualquier artista: puentes, lineas que s» entre: cruzan, que nos vinculan y se encienden ala ie nos muestran lo humanamente utiles vez, q que podemos ser Camino al aplauso final que es principio Siete en punto de la noche, hora prevista para que comience el concierto. El asfalto de I de pronto ya no es tan visible, las sillas que colocado en portales, balcones y azoteas comien zan a ser ocupadas. A la bandera cubana puest como siempre al fondo del escenario, los vecinos han ido sumando algunas otras. El ruido natu fue siendo cada vez menos, fue adelgazando hasta no ser mas que algunos murmullos primero y silencio absoluto después; absoluto p preludio al aplauso tremendo porque ya Silvio Rodriguez esté por fin sobre el escenario. El concierto comienza ahora, pero el barrio nte y objetos nuev cosas grandes: bafles, tarimas, andamios..., entre los que vienen, algunos salen en la televisién. Desde ese momento el barrio es todo expec Niftos que miran con ojos grandes los micr: mos, un especticulo. husmear, cruzados los bra Muchos se pa zos, pura curiosidad. Especulan sobr dad utilid de aparatos, de cables y mesas. A veces preguntan ae x Habrd “canciones para los nifios’, como él las presenta: Escaramujo, El reparador de suefios, Pioneros. Otras, “de pueblo”, como El papalote; y més, muchas mas, obligadas, cuya ausencia no le perdonarian: La maza, Oleo de mujer con sombre- 70, El Mayor.. La ovaciGn del cierre siempre le sacard ganas para otra pieza al trovador. Casi siempre mas de tuna vez, como en Mambf Loma del Indio. Cuando se retiraba del escenario, desde una azotea préxima aquella muchacha reclamé Unicornio: “Silvio, ino la cantaste!”. Silvio volvié entonces sobre sus pasos para cerrar finalmente con su interpretaciGn. Bajé después seftalando a la muchacha con el dedo. “Gracias’, dice al final. “jNo, gracias a ti!” le contestaron en Cocosolo. En cada presentacién alguien llot alguien Hlora mucho, alguien se dirige al trova- dor en el escenario, con exclamaciones. En Jestis del Monte se escuché: "Silvio, ti eres como del equipo Cuba, tti eres como Kindelan”. Hay quien interpreta el tema que esté sonando como lo harfa en una época el mismo Silvio, con una mano jun- toa la oreja. Van todos haciendo su concierto. Los barrios, se ha dicho, son parecidos. Més de curenta presentaciones, aun con las variaciones en el repertorio y la diversidad de invitados en cuanto agénero musical y estilo, parecfan condenadas a cierta dosis de repeticién. Pero publico y artistas negaron ese prondstico. Lo burlaron haciendo cada vez un concierto tinico. El camino al aplauso tilti- mo de la noche tuvo siempre recorridos diferentes. Ahora tiene ya 24 afos, pero todavia se acuerda. Y cuando Silvio la cant6, el recuerdo cobré cuerpo como nunca antes, la memoria afectiva le devol- vi6 aquella escena feliz, limpiamente feliz. Lim: pio el olor de la sébana, limpia la voz dulce de su madre, Delia’, limpio su cuerpo antes del reposo, limpio y claro su espfritu infantil..., limpia la letra de aquella cancién en la los he fresca: afloj pretar amores... ¥ todo atin mas limpio en do, Mega hasta el salon principal, donde estd el ‘motor que mueve la luz, y siempre alli hace su ta rea mejor el reparador de suenos. madre: “Por fin se quedaba dor charla, cue a mido profundamente’ Del apagaba la luz y cerraba despacio la puerta, toda a salia entonces muy callada del cuarto, via mirdndolo. Se lo conté a Silvio la noche del concierto: Yo si mpre dormia a mi hijo con El reparador de suenos”. Habfa sido ella quien, después de que el trova: dor dijera al ptiblico que no presentaba las cancio: nes “porque ya se las saben”, exclam6: “{Todas! -No, vera que ahorita la sorprendo -habfa con: testado él, Yla sorpresa llegé~: Ahora vamos con un estreno -y se oyeron los primeros acordes de Ojald-. Les dije que iba a sorprender dijo con una risa, haciendo todavia mas evidente la broma. También fue Delia quien reclamé cuando se des pedifa el trovador: -Ahora nos vamos... con un son “Licencia de los autores ante la imposibilidad de conocer el nombre Ide esta persona, En cualquier casa Aquila-Hatuey, Cotorro, 7 de septiembre de 2012. % %6 Llevamos mucho tiempo esperdndote, emo te vasa irahora? Y él sonri6: Bueno, er in momento tengo que irme. {Ustedes quieren que due is ma aqui A ver: ;dénde me quedo’ Y todos 0 casi todos ofrecieron a gritos su ho gar. Amanecemos!”, le dijo Delia cuando se hizo silencio, y Silvio no dejaba de ref No amanecimos, pero luces como de alb bfa. Del Pi escuché la cancién que habia pedido, Historia de no tuvo trova toda la madrugi las sillas, interpretada solo con guitarra, y por vez primera en este viaje. Hay dioses originarios que han sobrevivido al colonialismo cultural. Lo mismo con disfraces, con mds de un nombre, con falsa imagen, y hart llegado estos dias. El.aspecto de la deidad cambiaba, sus atributos, los rituales desu culto, pero al interior ‘se profesaba una misma fe. Estas han alcanzado el dia de hoy, como herencia, como prdctica encestral ‘casi intocada por el tiempo. Elinvierno malogr6 mi fotografia en La Hata. Lle- vo bufanda, una chaqueta, luce una atmésfera en rarecida, definitivamente ajena a la rumba que se habia bailado ahi esa tarde, al calor del concierto un rato después, al propio espfritu de la gente. Frente a mf habia un altar enorme dedicado a San Lazaro, que bien hubiera salvado la instantanea del anacronismo, pero no apareci¢ en ella. Pa ver a Silvio Rodriguez aproximarse desde el fondo dela casa. Detras, toda una comitiva, entre ahi ada en el umbral dé una puerta, acababa de Al pan, pan La Hata, Guanabacoa, 14 de enero de 2011. jados de Enriquito y personas que acompafiaban al trovador. Iba de salida, y pas6 junto a los que estébamos entre el portal y la sala: “Buenas no- ches’, salud. Era en La Hata, nombre tajante, fonéticamente Jo. Significa “palma” en lengua con ssclar hablan de las etnias que llegaron a Cuba con la 4Serd religioso Silvio? No lo creo, no es |o que dicen sus canciones, que mucho dicen de él. Pero ay dejar de visitar la Casa-templo de la Sociedad Hijos de San | dézaro no podfa cantar en La Hi 4 ysaludar a su fundador, Enriquito Herndndez Armenteros, descendiente directo de esclava al cana, Hijo Ilustre de Guanabacoa, consagrado en Regla de Ocha, abakud, palero, babalawo y padri no de més de dos mil ahijados. Tiene 92 aftos, es negro: “A mf no me gusta que me digan ‘de color Esa es una frase indefinida. Yo no soy ‘de color’: yo soy negro” Enriquito le ha reservado algunos libros a Sil- vio, y recibe del trovador su Cancionero. Cuenta el viejo un poco de su pasado, con el inevitable aire de sabiduria -y mas que aire-. Recuerda la natal ncrucijada, donde conocié a la familia de Abel Santamaria. Muestra la casa-templo. Frente a cada foto- grafia, a cada altar, hace una explicacién, Habla del sincretismo: “Este es Nsasi Munalongo o Si Rayos, que se relaciona con la imagen de Santa Barbara, Es que los negros aquellos se tuvieron que valer de las imagenes del Catolicismo para poder realizar sus rituales, porque todo eso era prohibi- do. Hacfan ver al gobierno espaftol que se le estaba celebrando una fiesta a los santos catdlicos, que les rendfan pleitesfa a ellos y no a los suyos Enriquito practica la religi6n de sus ancestros, Mamando a los santos por su verdadero nombre. Y Jo que no son los santos. 8 La fe tiene muchas maneras de manifestarse, los santos estén lejos de ser lo tinico sagrado a 'o que se leatribuye fuerza, en lo que se deposita esperanza, peticiones, confianza. Profesion de fe Bello 26, La Lisa, 30 de septiembre de 2011. fuerzas, Falta de pintura, oscuridad, halo de aban. dono. Una vez dentro, es mas visible la marca del tiempo y la desidia. El descuido ha mordido pare- des, techos; las filtraciones han corroido las cabi- llas de la estructura, po Un constante peligro de derrumbe se cierne sobre supuesto, descubiertas. ios trabajadores del lugar y aqueja a todos los q n” de los servicios de la instalaci6n. A otros g0 encima, los entristece: a quienes voluntariamente lo construyeron hace muchos aftos ya; aquienes dedicaron tiempo y esfuerzo a levantarl Alejandro Cabrera Alo que r se le pasa la mano; se deteric sufre el descuido, la indolencia, el desamoy; aun: que nadie sepa bien de quién es la respons abili dad’, dice. Acaso un poco de todos, probablemente de unos mas que de otros. El viejo albanil epuesta aque, si hubiera materiales, se resolverfa e! pro. blema porque hay compaferos dispuestos. com: pafteros que nuestras manos; aunque. estas condiciones ‘se prestan pa’ eso. Pero no esta er todo el mundo le duelan El mercado de Bello 26 destruido: el trabajo de hace tiempo reducido a ruinas, la promesa que no se cumple, que se esperé y que (jafortunacamen: Iguna f De fe, de creer, sabe Alejandro, padrino de re te?) se espera todavia, por obra de ligién de no pocos. “La fe te ayuda a luchar’, pero no como solucién inmediata a los problemas, sino como fue con que obrar, en una dimensién bien palpable, con ca ycon hueso, en c na idea o es piritualidad des Llegé a este crecién y no env ntendida de este mundo. agar hace treinta y ocho aos. ya hacia diez que trabajiba en haciéndolo por otros do al tre Cuando se muds, la construccién y segui tr Su fisico da crédito, Acostumb! inta bajo duso desde su niftez en Cienfuegos, de padre 6 mucho, y madre vendedo ja vida que ha indes como que la pintero que no ¢ raambulante, Alejandro agradece tenido; a pesar de p hija tinica viviera 49 aftos, y no m No sale de su zon rnada En su yor parte del tiempo. Un iz0 cambiar su costumbre: dijo casa permanece la m concierto no lo que lo escucharfa desde alli Quizas lo hi » en su sala, entre sus sanios, repitiéndose que la felicidad cuesta pero existe que él la ha conocido. Asistié a la actividac desde la distancia corta que separa su hogar del esce nario de esta vez, un hombre de 80 afios que no ‘conservar fe y fuerza para seguir luchando”, pars seguir siendo él 9 2A qué impulso obedece confiar en algo? Dice Alejandro Cabrera que es una necesidad humana, que no existen los ateos: “Todo el mundo tiene una creencia’. En los barrios se apuesta mucho al “mds alla”, pero 10s pies se mantienen bien plantados en la tierra. Enel “mds aca” las condiciones aseguran jue no sea de otra manera. Elpidia era jovencita-jovencita cuando le tomaron esa. Todavia vivia su madre. En la imagen estaba cargando a su hermano el més pequefo. Y habia otras muy bonitas, de los muchachos cuando es- taban chiquitos, ya apenas si se parecfan de tanto tiempo que habia pasado. El var6n, como siem- pre, con el dedo en la boca... jqué cosa! Ahora mojados todos, inexorablemente irre- conocibles. Las escasas fotografias de Elpi estropearon sin remedio la ultima vez que llovi6 fuerte en La Corea, San Miguel del Padrén. Chicho, de Romerillo, pesca en la costa cer- cana. Para él es un medio de subsistencia y una pasi6n: *...es que el mar es la cosa més bella del mundo Yanay, nacida y crecida en Lugardita -una co- munidad que aspira a ser de “trénsito”, ubicada en Boyeros~ camina hacia su casa. Carga a duras penas un par de cubos que deberdn alcanzar hasta la préxima visita ocasional de la pipa de jez de Manuel transcurre espantando mosquitos y remando junto a sus nietos en el rio Almendares. “A los muchachos les gusta, y yo me entretengo con ellos’ El agua, fluido de vida, trénsito, limpieza, pu reza, movimiento, corriente, alimento..., en los barrios es tema constante, lo mismo por eusen: cia terrible, por inundaci6n tremenda o por set entorno de vida o trabajo. Inspira sentimientos contradictorios, una suerte de amor-odio que oscila pendularmente: es la que falta, la ten bien- venida cuando llega, y a la vez la que en una caida pertinaz estropea las pocas pertenencias, arruina recuerdos; la que no permite el suefio en la noche de tormenta y hace que al amanecer siguiente se compruebe con sorpresa que no, que por suerte el techo tampoco esta vez se cays. En El Fanguito, quienes viven a cincuenta metros o menos del rfo, sufren con frecuencia las crecidas. Al menos en Atarés, La Corea, Pogolotti, Loma Modelo y Bello 26, hay filtraciones en las casas; mientras toda el agua que entra por el te- cho y las paredes cuando llueve, falta a diario en el bafo y la cocina (o lo que se tenga en sti fun- cién). tanque. “;Por qué Lugardita?’, r a blog de Silvio Rod Las de verdad Apuntalamiento: sostén, apoyo... afirmacién. Metros y metros de zinc resguardando la entrada —_ que representan a sus moradores, las que hablan de casitas mal hechas, la mayorfa de ellas despro- como ellos y los identifican. vistas de instalacién hidrdulica y servicio sanita- Pero jcudl es la condicién de “veracidad” side rio, de modo que los desechos van todos aparara —_ casas de barrio se trata? una zanja peligrosamente putrefacta. En Romerillo, por ejemplo, hay techos “yor pe- Justo eso era lo que querfa que vigramos una _dacitos’, armados a duras penas con tablones, con seftora que muy dispuesta se ofrecié para guiar léminas metdlicas, pedazos de cartén-tabla o cual- el recorrido por el barrio obrero que estaba cum- _quier otra cosa que haya regalado la casualidad. pliendo cien aftos. Queria asegurarse de que v “Por pedacitos” es el techo de Julian, “trabajador ramos “no las lindas: las casas de Pogolotti, las de verdad”. “Las casas de Pogolotti” habia resonado en maytisculas con una autenticidad irrevocable. La sefiora se daba a la tarea de salvarnos de toda falsa apariencia, de toda lamentable confusion en cuanto alla calidad arquitecténica del barrio. Dicha con tal autoridad, con aquella certeza, la frase deslegitimaba cualquier otra imagen que se pudiera tener, implicaba que toda impresién que no fuera la de ciertas edificaciones sefialadas por ella, era, por fuerza, ilusoria, inexacta. Nos estaba presentando “las que son’, las reales, las tangi- bles, las innegables, las viviendas genuinas, las 58 ormal, simple chofer de un carrito de fosa, que no vive de la bolsa negra”. Al menos, dice, en caso de ciclones o tormentas fuertes tiene la suerte de que su hija de tres aftos sea evacuada en una casa vecina, de mejores condiciones porque la duenia njero y tiene |a gentileza estd casada con un extr de brindar su vivienda. Lo nico que quiere Julidn es “ma‘eriales pa anguilidad, por nadie Y poder hacerlo con t arreg! que cuando se nos esta cayendo la casa viene. Ahora, empiezas a arreglar, y enseguid egan las inspecciones La casa de al lado esta lo suficientemente cerca como para que se sienta bajar a alguien desde la a. El sonido segunda pl bes comtn, se esc cha un golpe demasiado seco, y una pausa entre paso y paso. Bajar una escalera metélica, estrecha con una prétesis de pierna, no es precisamente ¢6- modo y seguro menos. “...Con una ‘pata de palo’ » que bajar”. Se mudé a Romerillo en 1987. “Y no me voy de aqui. Me mvero en mi mira cémo teng barrio y en mi pafs El impedido”, como lo llama uno entre varios ‘amigos reunidos en su casa, dijo cuando terminé por fin de bajar que “el problema es que los barrios, insalubres como este no son una prioridad, y estén excluidos Sus “socios” lo recriminan por estar diciendo algo presuntamente arriesgado, inapropii gente desconocida. Pero él no se reserva su crite. rio; antes bien lo reafirma: ";Qué? Es la verda’ “Un edificio apuntalado esta contra reloj, esta sina cmpenada en maravilla). En al borde del derrumbe, es una no serlo, es un milagro (que no centro de La Habana pueden verse, desafiando la fuerza de gravedad Hacinados, los vecinos oscilan entre el opti nuo y el mas gris pesimismo, pasan do, en el medio, de todo: entusiasmo por cambios n Animoa toda pru ntificacién de nuevas facilidades para el creci visibles o prometidos, but a, miento econémico -si bien discreto- “embullo’, percepcién de cierto progreso. Tambi por la violencia, por el deterioro... En todos los casos, no obstante, miten una fuerza parecida a la de los tablones que apuntalan los edificios, que apuntalan los afios. nangusti por las dificultades, que Una fuerza sin eleccién, tensa, viva por necesi dad. En La Timba hay un grupo que “se da un buche’ ala sombra. Uno pregunta: "sQué quieren: ver el barrio? Vengan, yo les voy a ensefiar...”. Unas po- cas cuadras nos separan de su casa. En el espacio que tanta basura no deja ser un jardin, hay un pedazo grande de metal, que fue blanco y ahora es éxido. Es una bafiadera, en la tierra sobre un costado, como parte de una arma- z6n con tablas, cartones, nylon. Una armazén donde duerme su hijastro, un muchacho de unos veintitantos. Al lado hay una casita hecha con cajas de madera. ,Origen? El cementerio cerc no. “Ya ti ves, esto es candela’, concluye el guia de ocasiGn En Los Sitios, Centro Habana, dicen que es di- ficil ser feliz en un lugar como ese, “por las limita- clones, porque se caen pedazos de techo de vezen cuando. Yh Han pasado veinticinco afios desde la primera vez que Roberto se senté en el parque central de San Antonio de los Bafios. Conoce de memo paisaje inmediato, aunque la memoria ya le falle veces y el paisaje sea cada vez menos el mismo, no precisamente porque mejore: “El cine estd derrum- bado, no funciona. Todo se esta cayendo. Y no ha cen nada: hablan mucho, pero nadie hace nada’. Resistires admirable, os en una de las ma- neras de entenderlo: esté la asociada a \a rigidez, la flexibilidad, el anquilosamiento, la estatica; pero también la resistencia perseverante, la s6lida, firme, consecuente. “Eres tan grande como el obstéculo que eres capaz.de vencer” dicen, cada una a su ma- nera, varias filosoffas. Y es cierto: (sobre)vivir entre ruinas y dificultades, resistir, a la larga dala certeza muchachos”. Ime grata de que ni siquiera cuando todo indicaba que era inevitable, hubo caida. Pero las propias fuerzas no pueden estar a prueba indefinidamente. Elesta do de resistencia no puede ser ilimitado en el tiem po, yes inadmisible apelar a él sin causa, sin justifi caci6n. El apuntalamiento es, ne solucién provisional Sobre su sentir a propdsito del estado de estos entornos, dijo Silvio una vez: *..las calles de la Centro Habana que yo vi de San Leopoldo, colindante con Dragones y ( Hueso. Ahora estan destruida sar por alli porqu esariamente, una diario, las del barrio es como ver las ruinas de mi propia infancia. Lo canto en Trovador antiguo. 4C6mo pudimos llegar a semejante deterioro? Por muchas razones. Mucha culpa nuestra por no ha- ber visto los drboles, embelesacos con el bosque, pero culpa también de los que quieren que regre: sen los marines a vejar la cabeza de Mart Cuando canté en Cayo Hueso, apenas diez dias antes habfa ocurrido el derrumbe de un edificio en Infanta y Salud, Centro Habana. Todos los cer- canos, todos aquellos cuy tiempo -contand taban conmocionados: aquella estructura reduci daa escombros cuyo desplome cobré vidas, pudo perfectamente ser el techo de cualquiera de ellos. Esa noche, trasla ultima cancién en el parque Trillo, entre el puiblico, un hombre visiblemente pasado de tragos reclamaba gritando: “Silvio, ‘la ciudad se derrumba y yo cantando’! jSilvio, no la cantaste, y la ciudad se esté derrumbando!”. Se referia a un verso de Te doy una cancién. Era im- posible que el trovador lo escuchara desde donde estaba. Tampoco habrfa podido hacer mucho al respecto: el concierto hab fas viviendas desafian el con muy poco para hacerlo- es terminado. 6 ‘Todo ser es hijo de su medio. Recorrer casas, verlas por fuera y a veces también por dentro, mirar lo que se hace en la calle, como se camina, escuchar qué se dice... si se hace con intencién, permite conocer un poco. Permite, incluso, llegar a un puftado de conclusiones. En los barrios, ademas, la gente ayuda: es elocuente, dispuesta. Hablan mucho de s{mismos. “Nosotros nos levantamos, compramos dos botellas de ron y nos las témamos, con alegria. Y en cuanto a la fama de malo, todos los barrios la tienen. Este es un barrio insalubre, pero nos reu nos aqut, en casa de ‘El impedido’ y la pasamos bien. La vida no se detiene”, “El impedido” es el duefio de la casita de Romerillo en que se retinen. Perdié la pierna derecha en un accidente. Julién, otro del grupo, aftade que aun elas condici Hasta blanquitos de por ak vienen aqui a compartir con nosotros” La Timba ~comenta un vecino-es un barrio ‘marginal, pero también hay gente buena. Aqui la cosa es normal. No sé siserd la diferencia con otros lugares, que son més tranquilos, mas de puertas cerradas... Aqui no: la gente pone intisica y comparte con todos los que pasan”. Segti é1, ‘aqui hay mas comunicacién que en otros lugares. nes en que viven, “sf se puede ser feliz. que tienen de todo, 65 Seria muy aburrido salir al portal de mi casa y no poder saludar a nadie o conversar’ ive con sus dos hijos y su esposa en un cuar- tico. “Apreta’o, pero lo esencial para un pobre lo tengo”. “Lo esencial” puede entonces llegar a ser tan relativo... ‘Tomadores en otra esquina del barrio también describen con simpleza su realidad: “Cuando tengo un peso, tengo; y cuando no tengo, me tranco”. El drama personal de uno de ellos radica en el deseo frustrado de tomar ron bueno, o una cerveza. “Pero tengo problemas econémicos, asf que tengo que to- mar esto, que es pura agua’, y mira con desprecio el vasito plastico que tiene en la mano. Elsa se exaspera, se indigna cuando alguien se queja de cualquier cosa. Ella vivié el capitalismo en Cuba y tiene “muy malos recuerdos. Cualqui cosa menos que eso regrese. Aquila gente no sabe Jo que tiene, y por eso pide més. Por lo tinico que no estoy contenta es por la calidad con que esta ndo el café a la bodega”, ylevanta el termo que tiene bajo el brazo, con el que cainina calle- arriba, calle-abajo La Pachanga, en Cojimar. En este pueblo se identifican como “una fami- lia muy grande, Hay mucha unién: donde dices “Pachanga’ siempre se alza una manc”. Lo mismo, dicen en Jestis del Monte, La Corea, Puentes Gran- des, Pogolotti, Loma Modelo, Cocosoo... En estos barrios la gente siente la confianza plena de tocar ala puerta de al lado cualquier dia, a cualquier hora. Y de que se abrird. tonces, spor qué algunos tienen fama de conflictivos? Y ya no simple fama: gpor qué estan considerados como zonas violentas? Entre ellos, casi a cualquiera que se le pregunte, diré entre i$ que eso es cosa “de antes”, cose del pasado, superada, casi olvidada: “Aqui se accb6 todo eso. Yano hay guapos”. Caso cerrado, se :ermind. {Barrio conflictivo? ;Violento? “Eso es fama na’ y ya problemas de ese tipo, pero en Jestis Maria dice un panadero que lo malo del barrio son los “malacabeza’, los “fajarines”. No hay problemas de ese tipo, pero en Bello 26 un baba- lawo confiesa preocupado que la mayoria de las consultas que hace es a esposas o madres de p sonas que estén cumpliendo condens en prisién. No hay ya problemas de ese tipo, pero en Atarés dos adolescentes cuentan que hace unos dias un muchacho de su escuela fue “apufialado por el cuello, por una novia”, Lo cuentan con indolencia. No veo insensibilidad en ellos, mas bien falta de inipresién, de horror o sorpresa. En La Hata dice un anciano que la vida en el barrio es normal. “Lo tinico que a veces somos un poquifo... alegres. Pero qué se le va a hacer, usted sabe, la gente a veces se pone conten'a”. ;“Alegria” y“contentura” como un problema? S» sospechan eufemismos. ‘Todos niegan que haya violencia en su barrio, y enlos casos en que no lo hacen, responsabilizan a los jévenes: *...por cualquier cosa te quieren ‘pin- char’, te quieren ‘caer arriba’. Quieren ser abakud, AAigos, y coger la religidn para la guaperia. Pero estéin equivocados, porque eso en realidad regula la conducta: para ser abakud hay que ser buen padre, buen hijo, buen amigo...”, comenta un se- fior en Los Sitios, muy cerca de un muchacho que vid apunta acto seguido en tono defensivo que “en todos lados hay violencia”. La palabra que usaron en més de un lugar para describir a la juventud fue “atomica”. En Los Sitios, en Belén, en Romerillo, en Jestis Marfa, ha blan de jévenes que “estan atémicos”, ;Cémo esta una juventud cuando estd atémica? ;Cémo son? Las definiciones no fueron nunca més alla de la de guapos, equivocados... Una vez alguien men: cion6 la falta de afecto como causa: “eso hace que se dejen influenciar mucho por el grupo, por la ‘juntamenta’ con otros que no son buenos’ dks * Lejos del centro de La Habana, en S de los Bafos, dice un jubilado de 63 j6venes no saben lo que estan haciendo. Estén locos. Estan dados a la vida mds facil que es no tra- bajar, que les venga todo de los padres o de! extran- jero. Pero si no trabajas, no eres nadie. Yo trabajé en laagricultura siendo adolescente, he trabajado toda mi vida, y ahora, después de jubi tamales y relleno fosforeras”. Dirige la mirada al parque que tiene delante, y prosigue: “Esto aquf estd lleno de gente que vive del invento, cuando en este pais hay suficiente trabajo para todos” an Antonio fos: “Los do, vendo oT ee CAFETERIA san En otro extremo de la ciudad, en La Core Miguel del Padrén: “La juventud es el problema, porque es dificil que las personas mayores formen, lio. Por eso donde hay pepillos, yo no me meto’ Y asf sucesivamente atribuyen los problemas de violencia a muc dos”, que s: indolentes, irresponsables... todo un abanico de improperios. Y quien los oye puede no sospechar siquiera que se trata de los padres, tfos, abuelos, hachitos que estan “equivoca- segtin dicen sus mayores, vagos, vecinos, amigos. Suponiendo que sea cierto lo que dicen: gdénde estaban ellos mientras esos nifios crecfan?, jd6nde estén ahora mismo’ Lo repiten demasiado, algtin crédito merecen, pero que todos los j6venes sean “malos* es una pro posicién demasiado sospechosa, por absoluta, por cercana al riesgo de lo injusto. A pesar de las condiciones precarias en que vive mucha gente en los barrios, muy pocos dicen que quieren irse, Hablan de una fuerte identifica: ci6n con su localidad, un gran sentido de perte ncia, La duefa del puesto de venta de utiles del hogar “Los atrevidos”, en Jestis Maria no se va de ahi porque se “morirfa A veces, no obstante, se trata de una falta de alternativa. En La Corea, Elp n 1960 desde “lo tiltimo de Pinar del Rio", dice que le gus: ta vivir aqui, “aunque tampoco tengo otra cosa lleg {Se siente feliz? Francamente no. Quisiera vivir un poco me- jor. Pero si no puedo, qué voy a hacer, solo pedir un poco de salud para seguir luchanco. Ena dura cotidianidad emergen lus explica ciones. Algunas son cémodas; unas cercanas ala verdad; otras, puros recursos de supervivencia, de conservacidn de la confianza, la esperanza 0 algo cuya pérdida seri tragica. En Le Hata es: cuchamos decir a un anciano: “La vica es como es, no siempre puede estar todo bien. Nos tocé nosotros vivir asf, pero vivimos bien y contentos. jslrme de aqui?! Yo me muero en La Hata, tran quilo y feliz, aunque a veces sean muchos los problemas”. En Cocosolo: “Como pobres vivimos bien”. En Centro Habana, alguien dijo algo que no termino de creer: “Los derrumbes sor cosas de! destino, no esté en manos de nadie. Evitarlos, en todo caso, esté en las posibilidades de la economia Cd En lo personal, en lo colectivo, cémo somos. cémo aspiramosa ser y por qué... En los barrios, a idea de su gente de lo que representa para quienes no comparten las vivencias de su realidad, la manera en que ellos describen estas y las causas mismas que les atribuyen, se mueven entre la ingenidad yel gris pesimismo. En funci6n de eso, también, se perfilan las actitudes. Alo largo del recorrido, las experiencias han sido de gran contraste. Esta es una crénica dificil de hacer para mf. Se anunciaba asf desde que puse un pie en Miraflo- res, y percibi el ambiente, adverti el panorama. Una vez alguien me dijo que la prensa siempre resalta lo malo: catdstrofes, atentados, muer- tes, accidentes, delitos y crimenes en todas sus variantes. Me parecié que en parte tenfa raz6n. Yo tampoco soporto la crdnica roja, no entiendo el sensacionalismo ni el morbo por la violencia. Sobre todo no me gusta la violencia. Tal vez por eso me cuesta abordarla como tema, pero no podifa ceder ala crisis que implica silenciar algo ante la dificultad o la contradiccién que entraita. No puedo de de Miraflores y, de un plumazo, deshacerme de! hecho real, triste, doloroso, de que un mucha- cho resultara malherido en el rostro, a menos de veinte metros detrds del escenario donde no hacfa més de dos minutos un trovador interpretaba mi- sica para él y para quien lo atacaba con filo. Fue un “ajuste de cuentas”, “Donde hay des- quite no hay agravio”, dijo una muchacha con aires de resignacién, como si se tratara de una ley suprema e incuestionable. Una ley dura, bastante antigua y elemental por cierto; nada exclusiva de este lugar, aunque esto no resta gravedad a los hechos. “...Viene de antes, se sabia que tarde o temprano iba a pasar”, “Ahi est: barrios”, escuché decir a un visitante como yo. 4De dénde son los muchachos del incidente? El concierto se celebré entre una escuela deve- nida edificio de apartamentos cuyos moradores han comenzado a pagarlos poco a poco, algunas viviendas, y albergues que conforman una peque- fa comunidad de transito que, como en Lugardita y Santa Maria del Rosario, la gente “sabe cudndo \guna manera evocar el concierto eso son nuestros éQué flores mirar? Miraflores, Boyeros, 8 de junio de 2012. ega, pero no cuando se va". También aqui hay problemas con el agua potable. Los vecinos se quejan de las filtraciones en sus casas y de no tener establecimientos de comercio ni rutas de transporte pubblico cerca. La explanada donde se colocé el escenario esta siempre llena de basura. Pero la recogieron porque venta Silvio. ;Si Silvio llega a venir aqui como estaba esto! Ojala ‘odo se quedara asi, pero eso es un suefio. En unos dias vaaestar igual’, dice Mercedes. La gente revel6 algunas dudas. No entienden que se haya asfaltado finalmente ese terreno, cuando hace mas de diez afios desde la primera vez que pidieron una calle que llegara hasta allf, De pronto, un dia antes del concierto, todo el me- canismo se destraba. Aquellos muchachos estaban entre un grupo de gente sentada detrés del escenario, de espaldas aeste. Yo querfa saber, me preguntaba por qué permanecfan como si nada estuviera pasando allf, por qué no se reunfan, como tantos, del otro Jado, donde los artistas se vefan, donde se escu- chaba bien. Una nia habia tocado para la comunidad, ha- bfan sonado flauta y piano, y Silvio Rodriguez iba cantar. Pero aquel grupo permanecié siempre de espaldas, antes y después del incidente. El concier- to para ellos estaba en otra dimensién o, simple- mente, no estaba. En el piiblico otros disfrutaron de la presentacién, que nunca se interrumpié, desde el comienzo pidieron canciones, y como siempre algunas otras al final. “Ah{ esta: eso son nuestros barrios”, evoco. Nuestros barrios son eso? No lo creo, Sobre todo 4 quiero no creerlo y pienso que es juste la voluntad. Eso forma parte de lo que son, expresa vivencias, condiciones de vida, manifiesta inseguridad, nece- sidad de demostrar posiciones, pretendida calidad de honor, respuestas desesperadas al miedo, en la ilusién de que no se tiene nada que perder. Pero en ese barrio vive también Yaneisy, que anoche se sintié de 16 aos, realizada. “Como cuando iba desde aqué hasta la Universidad de La Habana a escucharlo alld, Cosas como esta 1 rique. plomero: “Estoy muy complacido: él me lens. Silvio ha egado hasta nosotros, lo que ha hecho es traer su muisica a nosotros, la gente del pueblo, que no podemos pagar la entrada a muchos lugares”. Esa, “gente que trabaja, en la vida reel’, en pala- bras de Yaneisy. Decir que “nuestros barrios son eso”, sugiere un “solamente” equivocado, implica demasiado que son exclusiva y enteramente eso. Un hecho asf es muy impactante, provoca mas conmocién que otras visiones, pero decir que ese episodi resume lo que son nuestros barrios, eclipsa lo mu- cho y bueno que hay en ellos, lo que sueita gente de alli, gente que quisiera poder hacer algo para que eso no sea siquiera parte de lo que son. Aguelia y su hermana Regla miran desde su balcén el montaje del escenario, Aprovechan la vista pa norémica, Silvio en el Parque Trillo. Mas tarde diré 1 trovador que no es por mucho la primera vez que a: cuenta que correteé en él siendo nifto, cuando vivia en San Leopoldo, muy cerca de allt. Aguelia y su hermana Regla estan justo al la del Palacio de la Rumba, en una casa llena de al tares y ofrendas, de rincones de culto a los santos afrocubanos. El lugar inspira cierto respeto, como de contacto con algo sagrado, cuando menos de contacto con quienes lo consideran asi, lo saben (basta un sacralizador para que lo sagrado sea). Hay entonces una energia ancestral en el lo visi lo ambiente, algo de vieja sabiduria, de conocimie to de esencias y secretos, de pistas para la vida buena (que no necesariamente la buena vida), Entonces, por alguna raz6n, espero de e'las algo revelador, como luces en cédigo, cierta metifora cargada de sentido, un poco de filosofias de vigor y fuerzas naturales de lo africano, no sé... Pero ‘Aguelia y su hermana Regla hablan més de la vida cotidiana, solo de cosas de este mundo. Y esta bien. Regla se realiza en la felicidad de los st yos; ella es un poco todos ellos, vive sus alegrias, su- fre sus penas... Nada disfruta mas que tre la familia y gozar de su uni6n. Aguelia tiene 79 aftos, ha trabajado desde los doce, star en- yy los tiltimos cincuenta los ha vivido en Cat so. Recuerda hoy la tarde en que Silvio canté en la fabrica de canastilla donde ella trabajaba, en el V dado, precisamente en los bajos de la casa en que fa entonces el trovador. *;Quién lo iba a decir? A m{él siempre me ha gustado porque lo que canta, Jocantacon el alma’. En la cuadra contigua, no lejos del parque, esta , solar de mas de setenta aftos de existencia, segtin calcula un vecino que lo habita desde la década del cuarenta, Hoy en él conviven como pueden veintisiete familias, aguas albafales, t didos eléctricos semicaidos y mal olor. Alli vive Juanito, babalawo y plomero, ahijado del esposo de Regla, emigrado del Vedado, de donde dice conocer a Silvio “de la época de Teté Vergara”. Su casita estd arreglada, la muestra con orgullo porque todo lo ha hecho él; pero comen- tacon insistencia que la mayorfa de sus vecinos no puede hacer lo mismo. En los altos esta Mar- garita, que hoy cumple afios, martiana “por sus ideales y por haber nacido el 28 de enero”. Al lado, Greysi, estudiante de Inglés y Derecho que tiene, no obstante, planes de trabajar como gastronémi- ct yo Hue- por cuestiones de economia’, dice. Al fondo viven Emma y su nieta adolescente, caso social debido a una enfermedad, molestas por la inutili- dad de gestiones que han hecho para mejorar su situacién. Casi a la entrada, también en los altos, esta Leyvis, recién legada, actriz, quien trata de adaptarse a la dinémica del lugar. Leyvis atin no pertenece al solar, précticamen- te acaba de llegar, su mirada al entora0 es tod: ajena, distanciada. Reflexiona a propdsito de la inmediatez.con que se vive alli, que, segtin ella, no permite el crecimiento de la gente en su condi: cin humana, ni la vida con alegria. Lo inmediato: aqut y , como sea, des- pués se ver. ;Pensaré asfla muchacha que entra acompaiiada de dos hombres de piel demasiado blanca para ser cubanos, con quemaduras que revelan poca costumbre a este sol, y con algo, innegable, de depredador en ellos? Bueno, de eso se trata, sno?: la juventud se acaba, hay que apro- vechar, el tiempo no espera por nadie, y este solar no es lugar para vivir, no ya para echar frutos. (Qué frutos, con esas raices, con la vergtienza en lacara de una madre, mezclada con tina mirada excusadora que dice “Imagine Un poco aturdidos por tantos critcrios encon- trados, finalmente salimos, rumiando un poco lo que ha dicho Leyvis. Me recuerda a Sergio Car- mona en sus memorias, el de la pelicula, cuando identifica como el signo del subdesarrollo la vida al diario, la incapacidad de sistematizar, de acu- millar experiencia, de crecer... En esas estoy cuando, ya en la esquina del par- que, vuelve la escena de los niftos correteando, radiantes, risueftos, rebosantes de vicia, demasi do “despiertos” para su edad, irreprochablemente alegres. Oira vez una mirada casual encuentra gente en el parque, desenfadada, trarquila (gse- dada), sonriente, escandalosa (gfeliz?). Al menos eso parece. Como alos anteriores, hemos llegado a este barrio con el concierto como “pretexto”, queremos saber emo es la gente en los lugares por donde transita la gira. Pero un breve paso no basta para decir algo que valga como generalidacl. Es com- plicado formular un juicio que aprehenda todos los aspectos de una realidad, o la mayorfa de ellos. Acaso sea demasiado pretencioso, no domino los métodos de investigacién social, no conozco los requerimientos de lo que se llama mue representativa. cién. (gCondenada? En definitiva, impasibles moradores del parque?. mismo de Leyvis? jEl de la indignacién de Emma? estoy condenada a la aproxima 1al es Cayo Hueso’ jeldelos gel del pes! 4Esel que profesa la fe religiosa, o la militancia politic El del triste pragmatismo de la mucha ntr6 mas’? ;Es el artista, el borracho, la nifia desdenta Ambas' 1a. que ompatiada de dos “yu: da y simpatica...? Bs el viejo triste? jEs el futuro poet En medio dé todo, el escenario; en medio de j...e1 solar en ruinas o la préspera casita? monumentos a héroes y a la rumba, tradicién his- t6rica, alcohol, politica nacional e internacional. En medio de ese espacio de confluencias, cle vida atoda hora, la tarima del concierto, sobre la que ido, como si las ceibas enormes caen hojitasa me que la rodean, entre tantas cosas, quisieran discre- tas hacerse not Desde el balc6n de Aguelia y su her pana Regla se puede ver el montaje del escenario. Y aprove char la vista panor 9 Lutgardita por el camino perdié la “t’. No ha sido lo nico. Perdié también el agua para su gente, la esperanza de recuperarla. Es una comunidad de trénsito que para algunos ya se cuenta en més de una década-. Mientras llega la esperada nueva casa, que ha demostrado poder tomarse mucho tiempo en hacerlo, la gente vive, trabaja, estudia... Lazaro Alvarez hace magia. En un acto de magia sdénde esté ella, qué es: To que se ve 0 el truco que est detrs? E1 dad, poco importa, es ambas cosas, es lo percep- tible y el secreto que se intuye, el mecanismo que se sospecha. Para Lézaro la cuestién es mucho ms sencilla (que no més simple ni menos profunda): para él la magia es “algo bonito”. Llegé hace unos meses a los albergues de Lugardita, en el mui Boyeros, rea Los magos: la magia Lugardita (comunidad de transito), Boyeros, 13 de mayo de 2011. estudia en la facultad obrero-campesina y trabaja en la brigada de prevencién contra el mosquito Ae: des aegypti. Se identifica como aprendiz de mago, aunque bien puede decirse maestro. Silvio est hoy en su comunidad. Un trovador saca miisica y poesia de su guitarra y su voz, de spiracién; y crea un clima de fascinacién a su alrededor. Al trovador le piden anciones, como al mago niimeros de magia. Ambos practican su arte con igual destreza. Dos actos, un mismo énimo de compartir el artificio; el encantamiento.... con cartas 0 con notas musi- cales y palabras, hacer la fascinacién y, més que el nismo, la ilusién Pero la magia estd también -y sobre todo- en los ojos, los ofdos que fascina. Ast, tanto magico habfa la noche del concierto. sus mundos de asta la noche del 20 de mayo de 2011, en San- ta Maria del Rosario, Omara Portuondo y Silvio Rodriguez nunca habjan cantado juntos La eva estdé pariendo un corazén. Esa, que de todo lo que puede ser una cancién, es sobre todo intensidad: mé terpretan el artifice de cada nota y cada verso, y la voz extraordinaria, justa para cantar el llanto de la tierra, el grito del parto, el atin si Fue el escenario provisional en Santa Marfa del Rosario el lugar que tuvo por suerte ser testi go del estreno, como tal. Como siempre que Omara canta, algo pas6. No podria decir bien qué es, no sé qué palabras lo a canzan, cudles pueden aprehender tanta potencia. Tal vez alguien en la comunidad lo describa, lo explique. Tal vez no, Poco importa: lo sintieron. n cuando muchos lo ignoraban arramiento profundo de la vida cuando llega. Silvio y “una que es Cuba” Santa Maria del Rosario (comunidad de trénsito), Cotorro, 20 de mayo de 2011. (...) mi memoria se empina a ratos como tus papalotes, Jos invencibles, los mds baratos, ytelevanta en peso, Narciso el Mocho, para ponerte junto alos elegidos, Tos que no caben en la muerte. El papalote, Su1o Roonicuez, 1972 San Antonio de los Baitos es un nombre muy largo para derivar de él un gentilicio cémodo. Tal vez por eso el rfo Ariguanabo es el que lo aporta: “ariguanabenses’, que no es muy corto, ni si- quiera cémodo, pero viene a resolver la cuestién, ademas de marcar la identificacién tan fuerte con el rio, Hay otro gentilicio, a partir de la Bienal de! Humor: “humorefios”. Ambos son portados con orgullo, como simbolos de algo propio, muy suyo. El pueblo reviste una mezcla de bucolismo con atmésfera urbana de mtisica y movimiento... En el parque central confluyen viejos y nifios; gente taciturna, tranquila, y divertidos celebradores de cualquier cosa; practicantes de la tradicién agricola del pueblo y vendedores ambulantes, ‘omuchachos que rehuiyen el campo porque ese trabajo, segtin ellos, destruye; meditabundos y alborotadores, los de la agitacién y la borrachera trasnochada o madrugadora. Por lo demés, un pueblecito tranquilo. En las calles conviven vie- jas edificaciones abandonadas con felices casitas coloridas, recién pintadas. “Villa Jimmy’, se iden- tifica una a la entrada, con infulas de imponente propiedad. No sé si sea este el San Antonio de la nifez de Silvio. Probablemente no. Silvio, “el poeta del pueblo’, como lo llama un vecino, ha devenido leyenda de la comunidad. En la zona en que crecié, sus contempordneos y ma- yores tienen todos algtin recuerdo, una anécdota que referir, un definitivo e inequivoco contacto con su pasado. Pero al ganar en nimero de referencias, de evocaciones y remembranzas, algunos aspec- tos o la manera de recrear la historia en cuestién comienzan a ser contradictorios: su casa no era esta, era aquella; no jugaba aqui, sino alld; venta mucho por aqui; era el nifto preferido de mi abue- jempre decia que seria muisico; era asf; era de esta otra manera; seguro lo recuerda; él ya no debe de acordarse... Y asf el nifio Silvio se multiglica, ena la cuadra, el barrio, se trasmuta y aparece en muchos escenarios de San Antonio, en muchos en que estuvo y probablemente en muchos en que n cobra vida en tantas historias, participa en tantas vivencias..., cuenta amigos que realmente tuvo ¥ que acaso no, mil experiencias que vivié de hecho yque no... Termina siendo como lo construye la memoria de cada cual. Se pierde una verdad ab- soluta y el imaginario popular teje sus versiones pequefias (legitimas: son sus Silvios). Una de las historias aparecié en un puestecito de venta de vegetales y viandas; un timbiriche, pequefto, tan poco comtin como aparentemente Ja esquina.que lo acoge. Jupiter la Bala le dicen al vendedor encargado, sin que la razdn del apodo sea algo evidente, ni siquiera sospechable. Su nombre es Nardo Caste- anos, es un hombre de 64 aftos, muy elocuente, de trato fécil. Contando tantas cosas en un momento, como quien no lo puede evitar, evoca su nifiez, y yase estd viendo con ocho 0 nueve afios en el rio Ari- ‘guanabo, haciendo travesuras, “cosas de mucha- cho’. Y de pronto un guifio, una coincidencia que asalta: habla de un viejo personaje hacedor de papalotes y de pelotas también, el borracho del pueblo que vivia junto ala bodega donde ahora esté el modesto negocio. “El sol de Cuba”, rezan el dibujo en la pared y una inscripcién en letras grandes en la parte superior de la fachada. (Ya suena una estrofa de cancién). Nardo conocié de nifio a Silvio Rodriguez, tam bién nif entonces: "4." y5. a por supuesto es “El sol de Cuba” de El papalote, compuesta tiempo después 2. El lugar se reve grados los pasamos juntos"; y esta bode por el trovador, en 19 asi espa- io mitico salido de la letra, ya ha sido la cancién la que precedié al lugar y los hechos. Cierta magia de la leyenda musicalizada ahora se proyecta so- bre aquellas viejas paredes que de otro modo aca: so dirfan nadao Estamos muy cert el Mocho, el perso! rian muy poco. je donde vivia Narciso aje de la cancién, que nunca De aquella época solo se conserva noncillos del gar la enorme mata de m silencioso. Y algo mas, mu patio, aftejo test cho més: una cancién, la concrecién en poesta y melodia de una fascinacién despertada por el iejo Narciso, bebedor, probablemente ermitaio, obstinado, misterioso. Al final del concierto, cuando soné le can c historia memorable de pueblo chiquito, mi amigo Marcos, después de haberla escuchado en cada concierto todo este tiempo, dice haberla entendido r nte por prime vez. (jEntendido, sentido, “sentipensado”?). Al estaba el v n una memoria No, el papalote no cae alto. No hay cuchilla que pique esa imagina jo personaje vivo |. Caridad En Jestis del Monte, la gente, més que hablar, "echa unas palabritas”; més que >mprendedora, “es metedora de cuerpo", “luchadora”. Lo dice El Buti, tipo carismatico y popular, ylo dice también Caridad, a su manera: “Para salir de los baches, hay que trabajar”, Y sabe de lo que habla: tiene a su cargo el cuidado de un tio que padece demencia senil, y trabaja como enfermera en el hospital William Soler; ademés, apoya a su hijo de 28 aftos en la re- paracién de su casa, que bien la necesita. Caridad segura que el tinico camino hacia una evolucién, un cambio a nivel colectivo, debe partir de un crecimiento individual. “Tiene que cambiar uno para que cambie lo que a uno le rodea. Y tener ciativa, no esperar siempre por alguien’. Y lo dice muy convencida, también con las manos juntas, entrecruzados los dedos, en gesto de fe, como de invocaci¢ Preside su Comité de Defensa de la Revolu- cidn, pero es timida a pesar de la interaccién diaria con los vecinos: “No me saque por la pren- sa’, insiste; “Ay, y él sigue con la foto”, protesta riendo; pero el cuento de ese recorrido no podia hacerse sin ella, menos atin sin su visién: “Una revolucién esté llamada al cambio, siempre en beneficio de la sociedad, de la mayorfa, Uno debe pensar en el colectivo, no en uno solo. Pero el ambio s{ debe ser individual en princip puedo exigir lo que no soy capaz de rea Cuando seamos capaces de cambiar nosotros mismos, podremos cambiar lo que nos rodea’. Energia de barrio Jestis del Monte, 10 de Octubre, 9 de marzo de 2012. IL. Stiper Toni En la calle Mango hay un timbiriche, “Qué d cia!” se llama, Es el negocito de Antonio, que vive aqui hace diez aftos. Su camalednica capacidad de trabajo y un dije que lleva en el cuello le han merecido ser conocido como Stiper Toni. “Yo lo mismo soy albafil, que plomero, que cualquier cosa..., lo que aparezca que me ayude a sacar adelante a mis tres hijos’. Si en todo es tan bueno como haciendo frituras de platano, esta bien A Stiper Toni le gusta el barrio por “la diafi nidad, el contacto entre la gente’ Su filosofia e: que la vida hay que vivirla en las condiciones que se presenten, con lo bueno que pueda tener cada momento. “Y con honradez, ddndoles siempre un ejemplo a mis hijos, siendo una guia para mi familia, de acuerdo con mi cabeza". Su cabeza: sus principios o algo sdlido que él parece tener muy claro, “j.edus frituras y chicharritas aqui”, exclama para el trasiego constante de transetintes. “Eso es Jo que puedo brindar... y corazén’, dice desp' ya sin pregonar, Ill. Silvio al doblar sax ie mache NOken Rayg ‘antautores 0 conciertos, ella no recordaria peli Un parquecito improvisado, cerca de la loma con vista ala calzada, fue el escenario del concierto. _culas, obras de teatro, paseos a pie, sentadas en vigésimo quinto de esta gira. Silvio, que “no es el malec6n de La Habana, no sé..., hace tiempo un reguetonero ‘pega’o’, sino una institucién de _ Caridad no sale de su casa en el sentido recreativo (0. “Pero ahora son dos la cultura cubana”, estuvo en Jestis del Monte \e salir, el de esparcimie donde, segtin el vecino que asf lo define, “él sabe adras, me puedo sacrificar que tiene su gente, sin craneo”. Lo dice un hom. Diez puntos para Silvio’, dice Super Teni bre de unos cuarenta afios que oye al reguetonero como sidictara una sentencia; que en el cuso es pega’o” ya la institucién de la cultura, sin dejar__todo lo contrario, de ser la misma persona. Explican Xéchitl y Fito -el diio Karma- invi En pocas presentaciones se ha escuchado tanto tados en esta o n Sus presentaciones proveniente del puiblico: "jEste es tu barrio!”, y rabajan con la ene ue les llega del auditorio, otro, no lejos ni mucho después: “Schh...”, pidien-_ Muy bien les fue e si do silencio y llamando a escuchar cuidadosamen- algo habia en Jestis del Monte entonces, era ener te “el enanito gia, mucha y muy buena segtin todas perc bimos. AN — A Li hid: ” Se demora, se demora... pero no olvidaré que hay aurora. ‘Suvi Rooricurz parte’, “Si gan instala: Ahora que se gradtie ‘Cuando empiecen a arreglar es cambian al delegado”, “Cuando ciones hidr lanifa’, “Cuando abra un dinerito”, “Cuando me pueda ir mi caso”... Mientras: puedo desesperar biar esta situacién’ alica: nuevas el mercado”, “Si ‘Si atienden nome horro Tengo que esp ‘Yo no sé cuando va a cam: No sé cudindo va a ser eso, alp puede que en alg momento mejore esta realidad. Tenemos que te- ‘No puedo perder la esperanza de salir de .cer va a ser nunca’. ner fe". aqui” Algo debe que vendran. Aunque, ‘Ya veremos ar hoy, o mafiana, o los dias vamo' a ver, solo Dios Stand by. La espera como signo sabe", quizds, puede que... Pura posibili¢ad, nada mds que incertidumbre. Entre tanto: para. das, colas, plazos, detenimiento; apelaciones a la calma, la espera, a la fe, la esperanza. “Peciencia, todo lleg Mucha gente est esperando por algo. entre cortos y largos, aguardan el advenimiento plazos de un acontecer. Algo (spor fuerza?) tiene que lle- iar. Y entonces, solo entances Hay siempre un plan que espera por apli: caci6n, un proyecto de aprobacién pendiente, ccién prometida, cierta determinada cons! medida que debe ser implementada. Y todo transcurre a un ritmo lento, pesado. Algo no termina de fluir, no pasa. Materiales que no le- gan, economfas que no florecen, calles que no s# reparan, respuestas que no se «ian, negocios que no prosperan... Se exige entonces téctica, adids ala estrategia: el presente apremia, no hay tiempo para pensar en mafiana. Pensar en mafiana, ademés, tendria algiin sentico si pudiera predecirse algo, si hubiera certeza de que al menos alguna parte del proyecto se realizaré. Lo ¢sperado puede ser mds o menos preciso. En Atarés. 2velio Cardenas aguardabe, por ejem- Plo, por “un porvenir que vendrfa, un futuro més, cercano; y aqui estoy, me retiro ahorite, sin nada, sin una reserva. Yo no sé nada del futuro ya, amf lo que me queda es esperar la jubilacién”. Toni, vencadsr Ae frituras en Jesis clel Monte, €S "\4s optimista: “Desde hace unos tres afios, el barrio ha cambiado muchfsimo para hien. Se esté sintiendo. La gente ve un poco mds el resultado de su trabajo. Ojald que la situacién siga mejorando’, ‘Ojala’: Toni también espera. ‘Aguardan por algo que no saben cémo ni cudndo va a llegar. Tampoco qué pasaré si llega, 0 sino lo hace. El paso del tiempo se hace contra- dictorio, por un lado lento: las cosas se demoran en llegar, prometen hacerlo, se anuncian y se anuncian, y la promesa se desgasta con las falsas egadas. Con cada sol se va un poquito de espe- ranza. Pero ala vez es un tiempo répido: en la ‘espera crecen los nifios, maduran los jévenes, en: vejecen los adultos, y asf. La vida pasa. Se gastan os afios, y los aftos gastan. En los noventa, una telenovela cubana ten titulo Para el aito que viene. La parodia callejera lo convir que nieve’ de cierta esperanza abstracta, imprecisa, una es- peranza ridicula: todo el mundo sabe que en Cuba no nieva ni nevard en mucho tiempo. El es'ado de suspensién, de espera por lo mas 0 menos oroba: ble, es garantfa de nada. en expresion Caridad Aciego llegé a Mamb/ en 1968 para una estancia provisional. Ella y su familia se instala- ron como albergados en el lugar. Pero la prome- tida nueva vivienda se ha tomado su tiempo en Negar. T familia ya es otra: los mayo res ya no estan y los que llegaron a Mamb/siendo j6venes ya tienen nietos. La casa, vieja edificacin de madera, no ha cambiado menos. Se ha dete- Esperas y regalo Mambi-Loma del Indio, Guanabacoa, 29 de junio de 2011. riorado al punto que ahora, en dias lluviosos, cuando haya escampado, dentro de la casa las goteras persisten y hacen estragos. Asflo cuenta su moradora, a quien solo el fuerte olor a hume- dad no dejarfa mentir. somo “El rever- fectadas del higar, de uando bero’, u donde ya han salido algunas familias. “ 100 hay ciclén, me piden que vaya a albergarme, pero el resto del tiempo nadie se acuerda. No viene nadie mientras no hay tormenta, ni se acuerda de uno ni sabe nada. Llevamos afios escuchando pro: mesas. Y as{ estamos siempre: esperando, esperan- do, esperando. Caridad no es la tinica: no lejos de allf esté un arroyo que es afluente del rio Cojimar. Se des: borda a menudo, y los vecinos tienen que lidiar entonces con inundaciones que provocan, entre otras cosas, descontrol de aguas alba ales. E estado de contamin dad de la comunidad, ademas de ser un lugar de riesgo para los nifios que jue Para cruzar este arroyo hay que pasar por un puentecito metalico que a duras penis se sostiene y que ha perdido casi todo el barandal. Los pe coge un vecino y los racion ta conira la salubri \cidn ate an cerca, dazos que van cayendo los r apila en su azotea, a la espera de una repa Margarita, desde su casa “incémocia y fea, pero ienen”, miraba el concierto a través de la tal de su casa, arrodillad sobre une silla, Silas canas no la delataran, habrfa parecido una nif cho tiempo de pie, y si me siento, no alcanzo a ver {Td sabes lo que es que Silvio Rodriguez esté cantando ahi mismo delante de mi puerta?! En mis 83 lo més lindo que yo he recibido”. Mas tarde se lo dirfa al propio trovador, curioseando. “Es que no puedo estar mu: al acudir a su encuentro, con paso lento, ayudén: dose de su bastén, para estrechar “esa mano que ha escrito tantas canciones bellas”. Al despedirse, le pidi6 besarlo en la frente. Silvio accedié. Le dijo emocionado que no, de ninguna manera, que el afortunado es ¢1, que es suya la suerte por haber podido tocar frente a su 101 “atti tenes tu negocio, yo tengo el mio, porque hay que luchar, hay que escapar”. gLuchar cémo? ;Escapar de qué? “Se vive del invento. La cosa es que cada cual resuelva como pueda’. Hacer qué invento? sResolver qué? Las palabras son escurridizas, a veces tienen una forma, y luego se trasmutan, cambian. “Luchar’, “inventar’, “resolver” y “escapar”, por ejemplo, han trascendido el sentido estricto que reserva para ellas el diccionario, y se revelan, en ciertos lugares , duefias de una nueva connotacién. Luchar”: Muestra un uso muy particular: no se “lucha por...”, sino que se “lucha algo”. Se lu- cha, por ejemplo, un saco de cemento, se lucha un paquete de leche, se lucha un par de zapatos, se lucha el sustento. {8 -Luchar, -inventar, resolver, escapar “Inventar”: Viene a ser el medio de la lucha o el escape. Cuando las condiciones creadas (in: ventadas antes) no funcionan y los mecanismos disefiados dejan de ser titiles, funcionales en la realidad, surgen métodos alternativos, hay que crear, pensar, imaginar, apostar a empreses, “me- terse en algo’ Resolver”: Como en el caso de “luchar suelve algo”, pero como sinénimo de conseguir en lugar de “dar solucién a un problema’, si bien lo implica como cons se“re- 105 “Escapar’: Se escapa simplemente, sin mas complemento a la hora de hablar, pero en realidad se escapa de la situacién. Se escapa de la carencia aunque sea un poco, “Voy escapando” involucra un “poco a poco”, un “mientras tanto”. Y lo curio- 80 es que el escape sea justamente enfrentamien- to, sea “moverse” para arreglar un problema, para satisfacer una necesidad, para suplir una caren: cia. Escapar es ponerse en funcién de adquirir lo necesario, de cambiar la situacién. Se trata de un escape que describe, justamente, lo contrario de esquivar, de poner distancia de algo. “Luchar’, “inventar’, “resolver”, “escapar’ suponen creatividad, inventiva, imaginacién, chispa, olfato, Estén asociados a “la actividad por el dos’, como la definieron en Cocosolo, donde el deber ser, lo legal, lo aprobado, lo establecido; el orden de cosas que se ha revelado ineficiente. n Romerillo dicen que “todo el mundo tiene tun negocito, todo el mundo vende su arenita, su camisita, es lo que pasa donde quiera. vivir, subsistir, y eso €s lo que da’. Al ser “lo que da’, estos verbos de orden adquieren legitimi: dad. La “actividad por el dos” resulta técitamente aprobada desde el momento en que se convierte 106 “el uno” serfa el supuesto, acosaes en una estrategia de supervivencia. !'s necesaria: mente tolerada, de inevitable aceptaci6n colectiva por lo menos mayoritaria-, de complicidad sin alternativ: Pero esa legitimidad es relativa y, a veces, cues tionable: esas en que llevar a cabo la lucha, el in vento, el escape o la resolucién, significa perjuicio de otros, comprometimiento de estos de las més. aariadas maneras. Una ética tan flexible es peli- grosa: la evaluacién de lo legitimo (lo legitimado) puede estar muy cerca del error. Tan sencillo como eso. Establecersi echar nueva raiz. Adaptarse, improvisar. Es la filoso- fia que dio origen al “Ilegaip6n” de Alturas del Mirador. La mayoria de sus habitantes nacis lejos de ahi; algunos en Holguin, otros en Camagiiey, Las Tunas, Guanténamo, Santiago de Cuba... Han levantado por su cuenta una comunidad silvestre, programacién, sin disposicién uniforme, sin deuda de obediencia a otto criterio que la volun- tad individual. Simplemente “plantaron’, llegaron y pusieron. Llegar y poner Alturas del Mirador, San Miguel del Padrén, 1.° de julio de 2012. Los pobladores del asentamiento, salvo un reducido mimero, no tienen direccién particular registrada en La Habana ni propiedad del terreno sobre el que se alzaron sus moradas. No pueden, en consecuencia, trabajar en instituciones esta: tales por la condicién de ilegales (“como se dice" refiere un vecino a propésito del término). Por so la mayoria se desenvuelve en la economia in: formal. “Vendo cualquier cosa, lo que aparez dice Lourdes, que en Camagiiey era maestra en una escuela pri , a, 109 Hace unos aftos conocf otro asentamiento de este tipo: La Guayaba, entre Boyeros, el Cerro y Marianao. A propésito de este, cierto funcion en el Cerro dijo que “el cardcter humanitario de la Revolucién no puede conducir al no respeto de la ley; porque, de lo contrario, la sociedad se conver tirfa en un caos’. “Estamos en la mejor disposi cidn de resolver los problemas; pero si hiciéramos cualquier tipo de construccién alli, serfa fomentar ese fenémeno’, En la década del 90 proliferé la ten dencia migratoria, por el impacto econémico de! Perfodo Especial. “En todo momento fue politica del gobierno y del Partido la no proliferacién de este tipo de colocaciones. Incluso se efectuaron levanta Una colega suya aftadié en aquel momento, hace unos cinco afios, que no se disponia de re cursos suficientes para asumir la infraestructura que requerfa el lu laciones eléctricas, conexiones hidrosanitarias y viviendas en condiciones de habitabilidad). Aparentemente ahora, y en el caso de Alturas del Mirador, tampoco se dispone. Pero en la co munidad son optimistas, incluso hay cierto con formismo, porque estan en la capital, y eso parece ser mas que suficiente. Desconozco las condiciones en que vivian antes y eso invalida cualquier juicio. Puedo solo reproducir lo que dicen: han legado a La Habana ‘buscando vida”, en palabras ¢ te de uno de los CDR instituidos, y responsable dela mayo m0 mientos’ ar (calles, alcantarillado, insta Rafael, presiden- de los tendidos eléctricos de la co- sas tendederas gestionadas cceso a energia munidad, “Gracias a por los mismos vecinos, tenemos éctrica Rafael vive en Alturas del Mirador desde 1996. Viene de Santiago de Cuba. “La migracidn se vea nivel mundial, y todo el mundo lo hace para mejo- rar, aunque a veces se empeora”. Vivia en La Maya, pero dond ico que habia era un central caitero ylo iban a desbaratar. ;Quéiba a quedar ahf Ahora trabaja como liniero en la Empresa Eléc- trica, y dentro de la comunidad, donde no tiene horario fijo: “La gente, si tiene algtin problema, me busca aunque sea de madrugada. Tienen con- fianza en m1”. Por estas labores, Rafael no cobra: si quieren, me dan algo, lo que sea, me estimu- Jan’ pero no hay que pagarme, Este es «I sistema de nosotros aqui adentro" Hasta cerca de “aqui adentro” legé un domin. 0 la Gira por los barrios, que ha recorrido ya més de cuarenta comunidades. A Rafael le parece una iniciativa buena. “Esto nunca habfa pasado aqui. Ojalé que muchos artistas lo hicieran. Cambiaria la forma de pensar de muchas personas. Esto es como cortar una enfermedad, nos hace pensar distinto: te borra todo lo malo que tengas en la abeza, porque te enfocas en la emocidn de lo que estd pasando. Todo el mundo va a ira ver Silvio, todos estan hablando de eso. Yo quiero terminar e estaba su casa, “lo t mis quehaceres lo mas temprano posible para lle- gar ahi con mis hijitos Y llegs y puso: sentimiento, gratitud. La vor de los ancianos tiene algo de otros mundos: tiene algo de revelacién y profecia. Se tiene como una garantia de consuelo en las palabras de un honrado anciano. José Marri Contratiempo Pogolotti, Marianao, 25 de febrero de 2011. El reloj no da tregua a Maria Victoria. La sigue n tiempo en cada rev a la que debfa asist a todas partes, constante, implacable. Tic tac cuando como cuadro de la Cen'ral de Como una presencia inevitable, est siempre con ella, marcando horarios, dictando con precision mo de su dfa, le avisa que ha el momento pa \ctividad en el d P ela cons Asilo hace c: indo ella se lev: lo, a tanto a yeldesayuno de su: cuela; lo mismo al mediodia, cuando coci la tarde, libre que | de tenerlo le res oen — tanajena, tan obra de abstraccién, que ne podria cuando es tiempo de barrer, ode limpiar, decir siquie ode coser..., jedejarlacomida Pero no d ic lista antes de irse a la casa en que est emplea toria sf sabi dan la plaza de Marianao, donde le esperan todo de pris: quehaceres semejantes. Igual la acompaiis hace le brand: los A donde regresé nueva la trova tradicional Atarés, Cerro, 27 de febrero de 2011. Ciebahcnsts oe paces Baersdace pai aN Pero alguna vueltecita por el barrio siempre agradable. Especialmente por lugares como esta casa. Sé detiene ante la fachada y se queda un RES TRO UNICORNK momento mirando. Se acomoda un poco sobre el bastén para contarle a Jorge Hernandez de tiem: E AR pos atrds, de baile y ron, de gente aglomerada ndose de las fiestas de M enlacalle, salpic Teresa, como hacfa ella Recuerdo haber visto aqui a Manuel Corona, a Sindo Garay, a Hierrezuelo. Jorge ya e: inica que deja que hable la nostal En Pilar-Atarés hay ajetreo constante y mui- sica alta. R acostumbrado, Francisca no es la a, juetdn que resuena en cada pu en cada carro que circula... Tal vez por eso la ventana de Jorge, que gusta de la tranquilidad, pricticamente nunea se abre. La casa donde vive con su mad mucho mds silenciosa de lo que suele serlo su ve- cindario. La ventana grande que da ala calle esté e hace més de cuarenta aftos es ahora siempre cerrada. Nada llega a la casa a través de ella, Nada sale tampoco del interior. Pero no siempre fue asf: la ventana frontal de Omoa 114, entre las calles Pila y Castillo, fue hace tiempo, en los cinc bre, un acceso a descargas memorables, con tres, guitarra, clave... Era la casa de Maria Teresa Vi El dia del concierto, Omoa estuvo llena otra vez, la trova volvi6, y el barrio le dio la bienve- nida, como si regresara de un largo viaje, desde lejos, desc una pausa, dio tregua, se detuvo el vertiginoso ritmo del barrio, y se oyé musica clasica en el piano de Frank Fernandez, con el Ave Maria, una venta hace tiempo. La bulla cotidiana hizo a i" con Perla Marina y Quiéreme mucho, cantadas én coro por los vecinos. Aqui la miisica de Silvio y la de sus invitados no es moda, pero nadie sobre el escenario, ni aqui ni alo largo del recorrido, ha interpretado una sola pieza, por mucho, en solitario. 19 Liberada nacié en Trinidad, Sancti Spiritus, en 1920. Cumplira 92 afios en julio préximo. Los til- timos setenta los ha vivido en un barrio conocido como El Moro, y sentada frente a una maquina de coser rusa. “Con esta crié a mis cuatro hijos’. De ella han salido uniformes, gorras, bolsos, “vestidos y zapatos para cualquiera’. En los iilti- ‘mos tiempos, Liberada alterna la costura con la confeccién de juguetes. Los hace con materiales reciclados. “Son unas boberias para los niftos de por aqui”. Ellos, sus padres y hasta algunos abue- Jos, la llaman “Mima’ o “Abuela”. “Me gusta llevarme bien con todo el mundo. Dicen mis hijas que yo todo lo doy, me critican por eso, pero yo no voy a cambiar. Me gusta ser asf. Yal que se le rompa algo, aqui se lo coso, aun- que sea amano’, Ella ensefia lo que sabe: “a coser; aunque a las muchachas de ahora no les interesa mucho, la ver dad. Pero es que se viven momentos diferentes. Yo Jo entiendo. Como yo soy una persona del ayer, me doy cuenta de que muchas cosas no las veo como la gente de este tiempo”. También por eso le gusta vivir sola, a su ritmo, en el reinado de su desorden de mufiecos, retazos y cartones por todas partes. El Moro, no es lo que ella esperd: “Pero no se puede pedir mas, valga que podemos decir que vivimos un poco decentemente”. Como buena anciana, es muy dada a aconsejar: “Sobre todo les digo que se ‘aguanten la mano’. Pero solo doy consejos, sin meterme en la vida de nadie. Yo hice ya mi vida, con dignidad y honestidad. Cada cual es un mundo, que cada cual haga la suya”. casa est habitada por muftequitos de tela © cartén, caballitos, casas, tiritas... “Las ideas me vienen antes de dormir, pienso en algo, después Persona del ayer Moro-Portocarrero, Arroyo Naranjo, 25 de mayo de 2012. cojo un lapiz y lo anoto, y al dfa siguiente lo hago. Me gusta desarrollar la mente”. Y bien que la cor serva: “jViene Silvio? Pues yo me acuerdo de é1 en sus comienzos, tenfa un programa y yo lo veia cantar. Era casi un nifio, muy flaquito”. El entonces casi nifio se presents esa noche en El Moro, a unos cien metros de casa de Liberada. Se manifesté de nuevo uno de los signos de esta gira: ella no tuvo que salir de su casa: “Desde aqui mismo puedo verlo”. A Minervino Guerra la buena miisica le gusta casi tanto como los automéviles clisicos. Casi tanto. Minervino, alfabetizador cuando adolescen: te, hoy mecnico en el “taller Calafia” -como es conocido en Loma Modelo este garaje-es un hombre pleno: “Veo el fruto de mi trabajo, que me gusta y eso me hace feliz”. Por eso muestra las piezas que estan por todas partes en su taller, parece que las acaricia aalgo querido; al menos, que quisiera hacerlo. El trabajo de este hombre de rostro amable y manos de una suciedad limpfsima no recesa nin gtin dfa, ningtin mes, Pero este sabado Minervino manera; viene Silvio, ya jue canta con 5: “De ning sta mucho. Z26N, por siente lo que Me gusta po e ve que es un hombre que Como él, que a su modo canta lo suye Gente de buena calafia Loma Modelo, Regla, 22 de enero de 2011. a2) 4Cémo? Aquella sefiora de mas de 70 no podia ha. berle dicho a Silvio lo que entendi. Un grupo de rap? Lo aborda Ond on mientras se presentaba el diio a, y él tomabs unas fotografias frente -ap?”, insisto después, todavia nos Chicas del ayer”. En nidas cinco de las siete primera fila integrantes del es rap de rcera edad; nuestro atuendo es la gorra, las gafas, las pantalonetas, los pulé veres, que es lo que nos ide ifica como raperas. Pero usamos otras cosas segtin el género, porque también interpretamos a salseros, raperos, sone- Apto para todas las edades Coldn, Centro Habana, 10 de junio de 2012. Hacemos una mezcla’. Ocho . y ensayan en el n ejercicios. Dice ros, reguetoneros. aitos Hle\ drea donde en las m Cuqui, la directora del grupo, que lo que hacen es. “Ademés, iad y hacemos constructivo, con mensa asi tenemos un espacio en la socie algo por ella Regalaron después del concierto una pequefia Igo asf: “Dicen que pero hacemos actuacién que terminaba con somos Viejas, y esa es la ver esto... jporque nos Los miisicos de Trovarroco, ya listos para irse ylos muchachos que desmontaban el escenario, HH tas miraban sorprendidos. Es inevitable la sor. en accién, ycanian y bailan improvisando en medio de una calle, irent decenas de personas, indiferentes a ls criticas, la burla ola acusacién de ridiculo. Se sienten bien presa cuando entrai con lo que hacen, eso es lo tinico que les importa, 128 Debe haber un poema inédito en el mar, porque hay un nino que lo mira demasiado atento. Osvatpo Rava “Yo no puedo dormir tranquilo con el temor de que caiga un pedazo de techo y me lastime ala nina’, dice un padre en Romerillo, frente a su hija de cuatro afios, que entonces lo mira con unos ojos enormes, recién enterada de lo que oye. Me parece haber escuchado lo mismo varias veces. “No me gusta que mi hijo esté en la calle, en ese ambiente’, dice una madre en Belén. *...mi hijo no puede crecer bien‘en medio de esa violen- Los grandes menos altos cia”, Pero su hijo pasa todo el tiempo en la calle, disfruta estar con sus amigos, con la gente “Imaginate qué peligro: el rio y los nifios”, dicen en E] Fanguito, Peligro, peligro... Los nifios, por més vueltas que le dieran, no lo entenderian: en el rio se bafian, pescan, navegan... Frescos, tranqui- los, los menos preocupados del mundo. Los nifios parecen no darse cuenta. No se enteran, apenas si advierten los problemas, y ni medio, ya é1 han adaptado sus ju ciones, sus nociones de peligro, que no son -no pueden ser- las de sus padres. En Jestis del Monte vi los nifios mas atrevidos que haya conocido, En el concierto hicieron un grupo numeroso y no estuvieron callados nun ca. Les gritaba ellos y el escenario: *;Salgan del medio!” En La Corea los nifios correteaban por todas parte La Hata, Jestis Marfa, Belén, bailan danzas afro: cubanas con una fuerza, una autenticidad y una seguridad en s{ mismos que impresionan. ones, pero muchos no conocen a Silvio, por lo menos no saben cémo es. n a quienes se interpusieran entre n e saben algunas can s de una vez.los descubrimos descubriéndolo. {:Cudl es Silvio Rodriguez’ .,.Ah, es ese”. De todas maneras, no tardan en familiarizarse con la situa cién, Enseguida hacen coros, b an, brincan, igual ‘més que quienes lo conocen hace tiempo. Los de Jestis del Monte organizaron una primera fila me morable: “uno, dos y t es: {Que viva Silvio! Niftos extrovertidos, muy independientes y seguros, retadores, desaf antes y provocadores, entre ellos y con los demés. Algunos preparados, para la interacciGn a niveles insospechados. Lle garfan solos a cualquier parte. Chuleta, en Cayo Hueso, de unos siete afos, habla de su barrio: ‘Aqut todo esté bien, todo esté happy”. Uno de sus vecinitos responde cudnto tiempo lleva viviendo en este lugar: “Toda la semana Algunos tienen nombres tinicos: Garibaldi, Estanly, Yasari, Shakira... Hay otros tal vez de- ado anglosajones para el contexto: Brian, Jonathan, Christian, Christopher, Jerem: las combinaciones posibles entre ellos. Nifios que juegan bolas cuando ya hace media hora qui tienen el almuerzo servido, segtin testifica el lla mado de la madre molesta. Niftos que evaltian en superlativos hiperbélicos: “Esta es la mejor fiesta del mundo’, y son siempre especialmente entu todas siastas. En medio de la incertidumbre, de los pesares, Jos hijos dan fuerza para seguir adelante: son ma fia anly ha visto una computadora algunas veces, y creo que le gustan los videojuegos. De lo que estoy segura es de que sabe navegar y que daria cual- quier cosa por tener un barco. Mientras, tiene un botecito, que ya es decir algo. De todos modos, él se siente todo un capitén cuando maniobra con los remos sobre las aguas del Almendares. Asus nueve afios, cruza diariamente el ancho del rio en Yani, bautizad6 en honor a su madre, “la mejor que él tiene”, Para ir a la escuela, para ir a jugar, para casi toda actividad, debe llegar a la otra orilla, frente a su casa. Bn qué lado te gusta més estar? ~...En las dos partes. Pero nadie puede acusarme si digo que es so- bre el rio, en el bote. “De mi aula yo soy el tinico que sabe remar. Aprendi solo, viendo a mi abuelo”, dice con orgullo, gigante en su universo infantil, en su océano de cincuenta metros. Su abuelo, serio, precavido, se toma su tiempo y se rasca dubita vo la cabeza para contestarnos qué se pesca ahi. “|Lo que venga!”, interrumpe Estanly con toda la autoridad y la seguridad que le reporta su condi- cidn de capitan, Para ira ver a Silvio y Omara en El Fanguito tuvo, otra vez, que cruzar el estrecho del rio. No fue problema para él, primero porque le gusta hacerlo; segundo porque esta vez, del otro lado le esperaba un concierto. ui Un poema para el poeta Romerillo, Playa, 15 de mayo de 2011. Orestes no podia creer que Silvio estuviera inte Orestes ten ierto. “Yo cémo fue el ambiente. Y él fue ac Yo lo sigo desde el 84, y hasta poemas le Ser actor, una guitarra, una poesta Era todo lo que yo quer Yo lo busqué Lo pude encontra anda Me hizo llora: Y me llamaron tonto Buiscate Que Silvio y guita M5 Los conciertos en los barrios han sido escasamente divulgados, entre otras cosas, para que el piiblico sea lo mds local posible, que la presencia de Personas ajenas al lugar no predomine o aliere demasiado la dindmica propia del barrio, la rutina de los suyos. También por respeto a su privacidad. ‘Aun asi, invariablemente llega gente de otros lugares; mds en las casos en que el barrio guarda ‘ercania con centros urbanos de la ciudad, como los de La Habana Vieja o el Vedado. Y por llegar de otros lugares, han legado de otros paises. En la mayorfa de los barrios, cualquiera que no gar tiene un aspecto que lo delata. Algo estos, las mii ropa, los peina pre algunos lu en elaire, en la proyeccién, los das, los movimientos, no ya dos... Entre esos delatados, sier cen mas anacrénicos atin, con cdmaras, con algo de moda de otono en el vestir, Esto, por supuesto, €s un estereotipo. Pero no lo es en vano. Se trata de extranjeros. Desde lejos y tan cerca es ese lugar lejano adonde la gen: Elextranje no. Se tiende a hablar en términos de Los pre he pensado que el apelativo, de un plumazo, pa detalle tan significativo del lu En los conciertos de la gira, por alto el nos intercam: pian sin involucrarse. Siguen siendo de alld, una visita desde el progreso. Atraidos tal vez por lo fol Kidrico de los entornos, toman fotos de pintorescas 50 jan con el loco del miserias ajenas, se fotogra barrio, igual que lo hacen con Mickey Mouse en ro turistico, ¥ nada més, iencia con intensidad. Disney World, como re Pero otros viven la exp Se involucran, se mezclan. Silvio Rodriguez es conocido en buena parte as. Alo largo de la del mundo. Adorado en muc gira supimos de quienes habian venido desde su pais expresamente a verlo. En muchos conciertos habfa argentinos, chile- files, estadounidenses. A veces se adivinaba confusién o sorpresa en sus rostros. Imagino que su visi6n del fenémeno sea tan variada cuando menos como sus lugares de origen. De todos modos, probablemente compar: tan interrogantes, algunas opiniones. Algunos quedan impresionados por que estos jaravillados con la vivencia, dos de que exis con la gente; otros r n en tfa esta realidad cubana, que no les hubieran ncluido nunca en los recorridos de los pag etes uristicos, Por eso Maria Isabel, Silvana y Marfa Laura, médicas argentinas, trazaron ellas mismas su itinerario, Ensu ma noche en La Habana supieron que Silvio, a quien han escuchado por més de treinta afios, cuyas canciones saben de memoria y a quien hasta ahora nunca habjan podido ver en vivo, se presentarfa en un barrio de La Habana Vieja. Alas si de la noche, en Luz y Compostela esta: ban, por supuesto, las tres. Estaban en Belén, donde fan tendederas y plantas en los deslizan desde ellos cordeles con bolsas, Ilaves, cu bos...; donde circulan constantemente “bicitaxis que se anuncian con miisica algo estri fi do sospechoso; donde viven nifios que interpretar nte que de itar sumergirfa al barrio en un silencio demasia- en baile a los santos afrocubanos, proyectendo un temperamento que dificilmente hayan aprendido afo; donde hay edificaciones cuyo de alguin cores; estado es descrito por especialistas en una catego: ria tan llamativa como “estdtica milagrosa’. Que Silvio se presente en este lugar les parece un “gesto excelente. Es muy importante el contacto con la ger na experiencia desde dentvo. Algo ‘como esto, no es posible sino en Cuba’ 151 Elinstante mas oscuro es ese, justo antes del amanecer. Septiembre 9: llega el segundo afio, los veinticua- exactos desde aquella tarde en que Silvio y.Sobre un escenario Aese le tro me Rodriguez llegé a La Corba enk e, cant6 para los vecinos del siguieron 34 barrios, y llega esta noche el 36. Hoy en Micro X, Ala Como siempre sucede, desde temprano hay la Tro \imero mucha gente del vecindario. Esta tambi pa Césmica, un grupo de amigos de diferentes pafses que tienen en comtin el amor ala nueva trova, y ser, como se llaman, “silvi6filos Elogio de la imprudencia o De como se hizo fa oscuridad luminosa Micro X, Alamar, Habana del Este, 9 de septiembre de 2012. Llegaba, si, el concierto 36. Todos lo esperaban, era seguro. Pero parecié de pronto que no, que en el horizonte se desdibujaba la posibilidad, poten: cial catéstrofe: la planta eléctrica que se emplea en todas las presentaciones no esta. Seguin algunos cdlculos, no podran trasladarla desde el Cotorro con tiempo suficiente para que el concierto em piece a la hora prevista: las ocho de la noche. Claro que se podrfa retrasar... Y es esa la resolucisn. Nada, un peque revés, un tropiezo que no habia ocurrido nunca antes, pero que no resulta 156 HH nayoraltercado. El susto pasa. Alivio, sosiego. Pero la calma no dura mucho. Un apagén. Total, completo, tremendo, Para casi todos, se lleva con la luz eléctrica la certeza de very escuchar a Silvio y sus invitados. Esté la planta, pero su prioridad es el escenario, el soni- do, las luces; todo lo demas permaneceré negro enesta noche sin luna. $é que los responsables del orden advierten entonces que sin luz para el ptiblico “la cosa” peligra, que no es sensato hacer un concierto a oscuras, que hay demasiada gente concentrada en ese lugar, y no habrie manera de tomar una medida en caso de cualquier aconte- cimiento adverso... Pero es a Silvio, que esta por egar, a quien reservan la decisién definitiva. ‘Aparece por fin al fondo de una calle oscura. Entra a la casa de la comunidad que se brind6 para acogerlo, y se entera de la situaci6n. Le in forman que se trata de una rotura de gran enver igiley y se cree que pasarén cinco gadura: falta el fluido eléctrico desde Cam hasta Pinar del Ri 0 seis horas antes de que el servicio sea restable cido. Le advierten que no es prudente, que mire que la seguridad. aguaceros, ha cantado después de ascender 1974 metros sobre el nivel del mar, se ha presentado en Elha hecho conciertos bajo fabricas, prisiones, universidades, campamentos nterpretado sus canciones cerca del silbido de las balas. militares, hi Hace entonces una pausa y pregunta en tono retorico: {udntos conciertos hemos hecho? 35 ~contesta alguien del equipo. 4Cudntas broncas hemos tenido? Ningur No afiade nada entonces. Eso lo decide todo: el concierto va. La gente no puede irse después de Todo va a salir muy bien haber esperado tanto. Ustedes veran’ lidad grande que con lo mucho onsigo, ndo Es una casua que acostumbra llevar alguna linterna no tenga ninguna, comenta cambi ahora elt luz de la mia. 35 conciertos en b: ma, Estoy cerca y lo escucho. Le ofrezco la ‘0 veo y me pregunto si al cabo de arrios mas o menos similares, la experiencia le reserva todavia espacio para el asombro. Me animo a compartirle la interrogan: te, y entre los acordes de su guitarra -que esté afi nando- me cuenta: ‘Nosotros realmente empezamos un poco ciegos y se nos han ido abriendo los ojos por el camino. Un poco ya sabemos de qué se trata; pero cada concierto lo hemos vivido como une expe- ente al resto. Los repertorios -aunque han funcionado dis a veces han sido riene parecidos- tinto en cada barrio, Cada lugar es tinico, y cada sitio al que llegamos es como un lugar virgen, Son tantas las sorpresas!”. Y lo que ha sucedido hoy da crédit Pero también hay constantes: “No ha cam piado la situacién que motivé esta gira: la de los varios menos favorecidos, los mas pobres y mas marginados. Dudo que mientras viva, ese cambie adicalmente. Djala mejor eso espero: un poco y se haga menos necesaria esta labor que estamos -alizando. Pero yo no pienso en eso: yo pienso va terminar nunca t que esta gira ni 4Por qué vale la pena hacerla? orque la gente lo agradece y porque !a cultu: ra esté en todas partes. Una hora y veinticinco minutos después del uno horario planificado inicialmente, empie: de los mas extraordinarios conciertos de la Gira por los barrios Es posible, en efecto, que hacer el concierto 36 no haya sido lo més prudente, lo més sensato; pero fue feliz imprudencia, bendita insensatez. 1ST Esperanza es alcohdlica y no tiene dientes. Ya sé. Es un inicio pesimista, acaso pésimo también. Pero asf es Esperanza. La vimos una hora antes del concierto, discu: tiendo con alguien a unos metros de la tarima donde ensayaban los cuatro mtisicos que vienen con Omara Portuondo. Entonces no reparé demasiado en ella. Pero una vez comenzado todo, era imposible no ha: do, cerlo: estaba n primera fila, cantando, grita gesticulando con exageracién, provocando a su alrededor las veces risas, las veces disgustos. Poniendo a prueba paciencia, tolerancia, sentido del humor y del ridiculo. {Silvio, t{rame Unicornio!”, reclamaba, mez: clada como estaba con los argentinos, chilenos, brasileftos, uruguayos... de la brigada de solida ridad que llegaron expresamente a ver a Silvio -y asf lo hacfan constar=: “Pan y vino, pan y vino, pan y vino. El que no vino a ver a Silvio, spara qué carajo vino? La miisica tiene que estar al lado de quienes la inspiran, al lado del pueblo, ha dicho el trovador. Allado, pues, de la mujer alcohélica que perturba al resto de la concurrencia. Como un rio es todas lla es el pueblo; sus gotas y cada gota es el rfo, unque haya otros, muchos; aunque ella no repre sente, ni menos, la mayorfa. Silvio canta también (y sobre todo) para ella, la que sale de todo canon de buen comportamiento, de civismo elem tal, Para ella, a quien despectivamente llaman ‘borracha’, como pasaba con Narciso el Mocho, hacedor de papalotes, como pasa con tantos otros cuyos dramas no nos son -no pueden sernos- aje- nos. Habré quien pretenda negarlo, y no ver poco, los papalotes. Para Esperanza San Agustin, La Lisa, 27 de enero de 2013. 9 XX *S PRERSRIBEL Haan PE OUEBA Qh ENGEL py También para Esperanza, con nada mas q sitarra, canté Silvio Solo el amor, inspirada en una frase del “idedlogo fundamental que tenemos. los cubanos, a mi juicio’, dijo refiriéndose a José Marti. También para Esperanza soné la oportuna Tonada del albedrio: Dijo Guevara el humano ngtin intelectual ado del pensamiento oficial. Debe dar tristeza y frio ser un hombre artificial, cabeza sin albedrio, corazén condicional. También para Esperanza canté con Omara Demasiado. Y la diva interpreté luego con “los nifios” como Ilama a los talentosos que la acom: paftan- Lagrimas negras, Veinte aos, Amigas, Dos gardenias... Y al final en diio, claro, La era estd pa riendo un coraz6n, esa canci6n de titulo “porno- grafico’, como ha contado Silvio que se le acus6 alguna triste vez. No hacta do en una presentacién con los mismos intérpre 48 horas desde que hubiéramos esta tes, con repertorio similar. Pero fueron muy di ferentes ambos conciertos. Y, en todo caso, bast que sea distinto el ptiblico para tener una marca de singularidad suficie vive siempre algo nuevo. En todos, en Esperan: scuchan en los que za~sobre todo en ella-, a quien Silvio complacié finalmente con Unicornio, y dio Omara su voz poderosa; deferencias que les merecieron, casi final, un estridente y sincero “;Esperanza, de San Agustin, los ama! 161 La Gira por los barrios ha tenido toda suerte de invitados a lo largo de su recorrido, gente de rum- ba como Los Papines, gente de trova: Tony Avila, Eduardo Sosa, Santiago y Vicente Felit..., Jvenes talentos como Tanmy Lépez, raperos, miisicos de concierto: Amparo del Riego, Frank Fernandez, voces antolégicas como la de Omara... Han sido muchos estilos, muchos nombres, toda gente identi- ficada con el espiritu de este proyecto, simpatizante con la buena idea de sacar la mtisica de los teatros. Pero no habia habido un salsero... hasta ahora “Hoy tenemos a un viejo y querido amigo; muy querido por nuestro pueblo muy merecidamente: Isaac Delgado”, ha dicho Silvio Rodriguez antes de recibirlo y darle un abrazo ante el puiblico de Tamarindo. Isaac crecié en Buena Vista, en Playa. “Yo soy de barrio -come nta poco antes del concierto: yegrac propuso venir. Para mies un honor inmenso Es su primera presentacién en Cuba después de siete aftos, tiempo en que ha vivido en Esta: dos Unidos, “Creo que nos encontramos en una coyuntura marcada por cambios de mentalidad, ajustes en la cuestion migratoria; pero, todo, creo que se trata de atender a un derecho, a una necesidad de todos nosotros los cubanos Dondequiet tro pais. Yo soy cubano ciento ochenta por ciento y para mf esto es mas emocionante que pararme en cualquier escenario del mundo; incluso, co: mentaba con mis famil adrenalina que siento, increfblemente, fuerte que en otros conciertos” Isaac Delgado cantando en un barrio de La Ha na al cabo de de ausenc’ Por eso estoy aqu as.a Silvio, quien me vis que que estemos recordamos nues- res y mis amigos que la es mas casi una déca Estrenos Tamarindo, 10 de Octubre, 29 de marzo de 2013. 163 escenarios nacionales, despierta inquietudes en algunos, motiva interrogantes. Le han pregun- tado por “normalizacién de relaciones”, le han pedido que haga proyecciones hacia el futuro inmediato de los artistas cubanos que no viven en Cuba y su relacién con el publico en la Isl todo lo que ello implica, sugiere, representa, sig- nifica.., Para Isaac se trata, por lo pronto, simple- mente de algo natural, “Este es mi pafs. Cantarle ami pueblo es tan normal como mi pura vida. Yo tengo que saber que mi arte, mi miisica... crecie- ron aqui. Estar con mi gente es un placer, y mas que eso, una bendicién, En este momento, hoy, es lo que esta sucediendo y eso me hace feliz. Asi que lo que suceda mafiana, que suceda’” 164 Durante su ausencia ha grabado unos cuatro discos. “Es una parte de mi obra que me gustarf reinsertar en el panorama musical cubano. No obstante, la mtisica es dificil de silenciar: estos aftos ha estado siempre ahi, en el aire, en los cora- zones, en los ofdos de la gente’ ‘Subi6 entonces al escenario, y canté como jad por el forma- to, pero esencialmente lo mismo” y ¢l mismo de siempre, como habfa anunciado. Interpreté su versién de Quién fuera, de Silvio Rodriguez; y se despidié luego de hacer el estreno mundial de ‘ubanos, que no seria, por mucho, el tinico de la noche. Silvio lo siguié, y presenté nada menos que Ja tetralogia: cuatro canciones “un poco apasio- nadas’, dijo. “Cuatro canciones unidas que con- forman algo as{ como una exposicién pictérica, y por eso se llaman en conjunto: Expasicién de ‘mujer con sombrero. La inica que se conoce es la segunda (Gleo de mujer con sombrerc). La primera se llama Dibujo de mujer con sombrero, la tercera Detalle de mujer con sombrero, y la cuarta Mujer sin sombrero’ Junto al “maestrisimo Jorge Reyes en el con- trabajo, Oliver Valdés en la bateria y (orgito Ara- g6n en el piano’, propuso al ptiblico no aplaudir hasta que terminaran las cuatro canciones: “aproximadamente dentro de dos dias 0 algo ast”, brome6. Dos dias eran en realidad unos veinte minutos sobrecogedores, en los que se reencarné ‘asi mismo, décadas después, en la interpreta- cidn de esas canciones que, como el amor segiin Cortézar en voz de Horacio Oliveira: son “un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en mitad del patio”. ae ea a . Asfllamé a la carpeta digital que contenia la tetralogfa, dispuesta dentro de un archivo eti- quetado como “canciones inéditas” (después de! estreno en el pasado concierto, deberd cambiar de ubicacién). Quien la copiara debfa estar ad- vertido, ojo, esto es algo diferente, conforma una sola pieza, una suite, precisamente asf dijo Silvio en Las Caftas, donde las llamé un vecino “can- Mujeres con y sin sombrero Las Cafias, Cerro, 31. de marzo de 2013. entes, que es bueno que de vez en ndo suenen aqui”. pasionadas’, las describié el trovador: sillevan pasi6n! Y no solo la llevan: la reperten, an en todo el que las oiga. Son ciones intelig cu a despiden, la in: fuertes, se imponen, suficientes en su sencillez, nunca simpleza. Sencillas como esa elementali dad de la naturaleza, de las leyes universaes, de la esencia tiltima de lo aparet Como las nebulasas, el tiempo infinito, todo cabe dor. Primero, el Dibujo: se trat mente complejo. en lavoz de un trov le un nifio, el trazo es, pues, imperfecto pero tanto mas auténtico en. tonces, Entre supuestos, resignaciones, “nada: lo de siempre’, soledad, deseos desesperados, “ojalé que contigo se acabe el amor / ojald hayas matado ni dltima hambre”, un ridiculo implacable que alortu- esulta transformado en cancién. Asi d nados nos hacen algunos ridiculos. Este, en todo caso, termina borrado por la anunciaci6n de una eivindicacién: carcajada final y puentes (‘eliz: mente) destruidos. Luego estd el Oleo, la més conocida de csta exposicién, Aqut la mujer también con sombre ro, como un cuadro de Mare Chagall, con estilo por tanto “puerilizante” como dice algtin critico de arte; sin embargo, lejos de lo naifen tanto reflexién profunda, la reflexién a que empaja el i. de realidac, lla amor cobarde, el que se quedé El Detalle: esencial, fraccior da de atencié El trovador antes del tiempo conocido. Con inteligencia-rienda, es un dialéctico enemigo de siy amigo de lo que ha softado que es. Y por tiltimo, el funcionario y el poeta amando la misma Mujer, finalmente sin sombrero, que merece la apuesta de todo. A ella se le ofrece algo més alld de lo diario, algo “que canta y eterniza, que hace trascender”: un amor que no ha sido tan tremendo, ni tan ancho, ni tan bello, tan triste nitan sabio, ni tan solo, ni tan loco, nitan todo, ni tannada Pero u ie canta. 169 ‘ Ya estuvo Herdclito sobre el tema: “Nadie se bafia dos veces en el mismo rio”, El rfo no es el mismo, niesel ismo uno. La vida es cambio, ciclos per nanentes de creaciGn-destruccién, de experien cia y sistematizacién, teoria juevamente y luego practica. ela repeticién es muer- rio a la repeticién os dfas y las noches” no préctica y después teoria siempre en espiral ascendente, porq vida es, pues, lo cont Todo el caudal de implica necesariamente envejecimiento 0 de: cadencia, si se sabe que se es siempre el mismo pero no igual, y permanece, por tanto, un um tey Con melodia de adolescente El Trigal, Boyeros, 9 de mayo de 2013. bral hacia la revelacién. Esto, por demas, no ica incoherencia (el necio se muere como vi cisamente, en la imp vid): ella, la coherencia, esté, p asf la sucesi6n, y con esta, condici6n de asumii el transcurso de la vida Sospecho que Silvio lo sabe. Y tengo veriosar gumentos, Silvio ha dicho identificarse con algunos rape ros desafiantes, se reinventa, se construye como si fuera nada, o casi nada. Descubre canciones Niyo mismo bia hecho esta canc én, Esta propias: “...fue hace unos dias, me imaginaba que h m muy verdi a, parece que la acabara de hacer dice en concierto hace afios, al presentar Roman za de la luna, Se desnuda ante puiblicos virtuales yconcretos, intercambia directamente, musica y con manos, se entrega sin afeites, sin pero no lo es joca con pose. Acumula experiencia y ob claviza una ni otra, no carga con ellas: sobre ellas aprende permanentemente, cuestiona siempre yreelabora. Cual adolescente, todavia conserva el ojo curioso, el ojo infantil descubri dor, de pupila sensible a los estimulos de la vida y el mundo. As{ es como se da a un proyecto que “es para la a”, dice William Vivanco, escubr gente que mas lo necesit su més reciente invitado a los barrios. La pre: .cidn ntimero 43 de esta gira muestra a un Silvio mismo pero nuevo. Es el que canté por Cuba toda en 1989, el que hace unos afios visité prisiones y ace otros tantos recorre comunidades, en con: ciertos nunca iguales. ¥ es el Silvio que pregunta Ja vida, qué me daré el migo de siy amigo de lo que ha todavia: “;Qué me da amort”. Que es en sofiado que es, que nacié mucho antes y atin es lo mismo que fue. "Pero qué joven...", Con melodia po”. de adolescente, dice: “Creo eneste t mr Se reduce la distancia entre artista y publico, porque esta es nuestra gente. Yo me siento muy cémodo, sobre todo acompafiando a un grande. Cesar Bacano, bajista, Trovarroco. Que venga Silvio tiene un impacto positivo, es tuna atencién al pueblo, a personas que se sienten aisladas, Tiene esta aceptacién porque podemos vivir y recordar lo bueno. Silvio es lo maximo. Me gusté que el ptiblico lo haya ovacionado, Se comenta que gust mucho. Quisiera que se repita, que no se olviden de nosotros, que vengan. Mania net. Canstey, La Corea. Me cuadré, Cerr6 con canda’o, Lézano, Lugardita. Estamos en un barrio “incivilizado’, pero seguimos con la Revolucién. Lo que hace falta es que vengan ‘més, que nos visiten para saber que existimos. Yaner, El Canal. Gracias, Silvio, por ensefiarnos a buscar nuestro unicornio azul y que juntos con amor podemos transformar en milagro el barro. Cartel, Romerillo. Un brindis: salud pa’ Silvio y para el pueblo de Cuba. Yo soy fandtico suyo, vengo de Lawton a verlo. Ysi llueve, me tapo. Sawuet, La Hata, Es importante esta iniciativa porque se recuerdan las épocas pasadas. ‘Yuri, La Pachanga. Estamos agradecidos de ser tenidos en cventa. Rernier, Romerillo. Creo que esté muy bien, porque estamos ‘alta de eso. Pa’ ver a Silvio hay que ira un teatco, una tribuna... Cuando viene aqui, la gente se va sen- sibilizando, esto es algo muy interesante para la comunidad. Ennesto, Los Sitios. Traer un poquitico de alegria deberia hacerse mas, para que la gente esté contenta auncue sea un ratico, Primera vez en aftos que se hace una actividad de ese tipo abi. Vivian, Pilar-Atarés. Pa’ m{, esto aqui no existia pa’ esa gente. Luisoet, Cocosolo. Que Silvio cante aqui vaa ser una cosa his'érica, porque nunca habia visto un personaje de su talla eneste lugar; adems, Silvio Rodrfguezes de noso- tros, dela sociedad cubana, de todos los tiempos, de mi Revolucién, de lo que nosotros confiamos, por lo que nosotros estamos luchando. ‘Mima, El Canal. Teniendo el concierto aqui, vemos que no esta- mos ignorados. Joxo, Jestis del Monte. ASilvio yo lo respeto y admiro muchisimo, como artista, como miisico, como todo. Esto es algo muy hermoso, es un trabajo muy bello. Pera mi esto es una cosa novedosfsima. Omara Portuonpo, cantante. Si se me esta cayendo el techo, stticrees que tengo 4nimo de ira un concierto? AuserTo, Cayo Hueso, El impacto de la obra de Silvio es un fendmeno, aqui no hay quien no conozca sus canciones insignes. Silvio, siendo el artista que es, no se ha quedado en un grupo selecto de personas, él sigue arrastrando grandes masas de gente. (...) Hay un dicho que dice “al pueblo dale pan y circo", y mucha gente responsable se ha condu- cido en esos términos, porque es mas facil y mas econémico poner musica grabadao que la gente brinque un poco ye acabé, pero hay que mover también las neuronas, usar la recreacién como medio de mensajes mas profundos, que ademas Ja gente esta esperando. Dice mucho de Silvio la idea de Ilevar su obra prdcticamente hasta las puertas de la gente. Creo que la gente merece esto, que la miisica contribu- ye a que la vida sea més llevadera. Admiro mucho més a Silvio desde que esté haciendo esto. Duran- te afios se vaa estar hablando de este proyecto. Tony Avita, trovador. Con cosas como esta, no es que desaparezcan los problemas, pero aunque sea sonries, ests alegre. El barrio se pone contento: si, nosotros somos pobres, pero nos gusta divertirnos. Juuso, La Timba, Yo vivo en un barrio marginal en Villa Clara, y te digo que para la gente debe ser algo muy moti- vante, porque pocas veces se da esa oportuni- dad. Me gusta que nuestro trabajo esté llegando ™ a los lugares més recénditos, y la reaccién de la gente es fabulosa, es mas motivante que en un teatro, se ve lo mas sensible del ser humano. Racnip Lovez, Trovarroco. {Silvio, sin Publico, La Hata. Hay entusiasmo con el concierto, porque son barrios que la gente excluye, yal final son como los demés. Rey, Pogolotti. Silvio es un “animal”. Es un grande. Esto ha sido Jo mejor que he visto yo en este barric: buena actuacién, buen comportamiento. A veces gente como él toca en lugares de los que no soy frecuen- tador, pero ahora fue en la puerta de mi casa. Esté muy bien, porque nosotros mismos lo tinico que ofmos es reguetén. Lursort, Cocosolo, Lo que mas valoro es recibir més palpablemente el impacto del trabajo. Me siento titi. Se sien- te muy bien la transformacién de la gente, que empieza un poco distante, pero después hay otra vibra, otra energia, Me emociona mucho cuando corean las canciones de Silvio. Lo més importante es que seamos capaces de conmover; el hecho de que nos escuchen abre puertas en la mente de la gente. Nucinga GonzAtez, flautista. Esto que esté haciendo Silvio debemos hacerlo to- dos. A veces en los teatros uno se aisle un poquito. Victor Prt.vorint, guitarrista, “La felicidad es tener un par de kilos y que la familia esté bien”. Sintético, esencial, elemental. Lo escuchamos en Atarés, en la voz de alguien que “ya no sabe nada del futuro’, alguien que vive en un barrio a donde fue a tocar Silvio Rodriguez. Y se entiende que por frases como esa se justific Jo haga. Frases como esa hacen que results lo mas ldgico del mundo que cante en Pogolotti, 1a Corea, El Fanguito, Los Sitios, Jestis Maria. Un concierto no hace que desaparezcen los problemas de estas comunidades, no trae la esperada prosperidad, no consigue, “lucha” 0 “resuelve” tanques de agua ni materiales para la construcci6n. Los muros y a veces la esperanza contintian carcomidos por el tiempo, el agua si: gue ausente, la vida permanece bajo exigencias de pe”. Pero un concierto en el seno del barrio, en medio de los hogares de su gente, es una tregua, una cura. Y una vez que ha pasado, no es simple bello recuerdo. En estos lugares, saturados de casitas irreve rentes al clima y al buen oficio ingenieril, a veces desafiantes de las mismisimasleyes dela Fis gente canta las canciones del trovador, real a maravilla de aprobar el arte temerario, que se echaa rodar y se prueba sobre el asfalto, contra Jos muros, en una esquina, en una corriente inter seccién de calles. ¥ lo hace ganador, enriquecido, enriquecedor. La mania de las categorfas ha conducido a la idea de que existen momentos y lugares exclu sivos para que sucediin cosas especiales. Asi, se descarta lo casual, los azares, lo ocasional; se desestiman los pequefios momentos, los lugares cualesquiera. Mientras, felizmente sordo a esos dictados, el gran acontecimiento no discrimina; dispone en realidad de todo espacio, de todo tiempo, y pue- de manifestarse alli en lo fntimo, aparecer en lo m8 modesto, lo no necesariamente llamado a la Tras: cendencia. Por eso, es posible que el brillo de lo extraordinario aparezca sin importar lugar, sin im: portar momento; es posible que un placer abando- fachada en 1uinaso.una erto, nado, un parque viejo, ur calle rota, acoja la celebracién de un gran conci A esta altura de su vida artistica y personal, 4por qué era un reto para Silvio Rodriguez hacer esto? ;Qué podrfa darle a los barrios? ;Qué po: drian estos darle a 61? Silvio es un gran miisico yun gran poeta. Eso le ha merecido el triunfo en grandes escenarios, le ha bastado para llenar teatros, estadios y plazas, para ser aclimado por multitudes. En los barrios, no obstante, mas que triunfar, se ha hecho respetar y querei Casi tres aftos han transcurrido desde que llegué La Hata, desde que me sobrecogis ver a Silvio Rodriguez a tan escasos metros, en un escenario ‘que me parecié entonces tan inusual. De las preguntas que me planteaba en aquellos primeros momentos, algunas han sido respon- didas de manera intencional; otras, a partir de la experiencia practica. Por supuesto, surgieron sobre la marcha nuevas ritas de interés, nuevos motivos de buisqueda, que hallaron cauce en la propia vivencia sistematica y fueron, de nuevo, conformando interrogantes en torno suyo. El intento de interpretar el significado de esta gira necesariamente debia contemplar a figura que la realiza. Sin duda, el acontecimiento seria relevante traténdose de cualquier artista; pero que fuera Silvio Rodriguez aadia una carga de significacién. Esta cantando en los barrios al- guien que ha encarnado en si mismo una tesis de la cultura artistica basada en una posicién ante la realidad, ante la vida misma. Fra inexcusable no propiciar un acercamiento individual, explorar cémo ve ¢! sti obra, a si mismo en la cultura y la sociedad cubanas hoy. iQué ha sido de la cancién trovadoresca de aftos atras, de su discurso, qué ha sido, sobre todo, de los suefios de generaciones contenidos en ella? ,Qué expresién hay de lo que ha sido este pais los iltimos afios en el hecho de que Silvio vaya a los barrios, y en los motivos de que perciba ese acto como necesario y ttil en los momentos que se viven? Eran preguntas en apariencia no vinculadas directamente con el tema que me ocupaba, una no relacién aparente: los barrios de La Habana y Silvio Rodriguez viven en el presente de este pats, vienen de su pasado, esperan su futuro. Yo sim- plemente buscaba algunas pistas partienclo de esas coincidencias. La Nueva Trova se ha descrito como un movimiento, un lenguaje, una manerade ver la vida, unc postu- 1a politica en el sentido amplio de ta palabra. sQué ‘fue especificamente en lo relativo a una cultura revolucionaria, 0 una manera revolucionaria de entender la cultura, particularmente ta artistica? Silvio Rodriguez (SR): No me corresponde hablar por todos los que fuimos parte de aquella Nueva ‘Trova. Pero puedo decir que a mime marcaron la campaiia de alfabetizacién y la creacién dela Editora Nacional, el peso de estos dos hechos en la vida cubana. Por el proyecto de educacién masiva que se llevaba a cabo, consideré que no se podfa seguir cantando igual, que el pais aciquiria tuna instruccién creciente y que la cancién debia corresponder al reto. Esa fue la filosofia basica ‘que me gui, al menos en mis comienzos. Por otra parte, se ha dicho que la nueva trova tuvo de continuidad y también de ruptura, Lo in- novador, la propuesta, suele identificarse con lo revolucionario, Pero en la nueva trova esto podria abarcar, ademds de una posible renovacién musi- cal y literaria, algunas maneras de hacer-y puede que hasta de ser- eso que se suele llamar “le cuba- no”. La ética del trabajador de la cultura fue parte de las motivaciones de mi generacién, porque nos. tocé emerger en medio de un proceso revoluciona- rio que aspiraba a una humanidad plena. Eso nos llev6 a un cuestionamiento de nosotros mismos, como personas, ademas de como artistas. Anivel participante, ser de aquel grupo fue, sobre todo, una gran experiencia humana; y 181 claro que también cultural, entendiendo la cultura como ese todo vivo, diverso y complejo que, si bien es consecuencia, a veces también puede ser incidencia. Qué actuatidad consideras que tienen el discurso y el espiritu de la Nueva Trova en la sociedad cuba- 1na, incluso como legado, como herencia? SR: La nueva trova, como cada etapa de la trova cubana, surgié porque personas que tuvieron la vocacién de hacer canciones se fueron encontran- do. Elespiritu generacional, como siempre, tuvo mucho que ver con los tiempos que se vivian. En. nuestro caso éramos un pais en revolucién, en re- beldfa, y eso despertaba el compromiso social, la conciencia de lo que era el mundo y las aspiracio- nes de mejorarlo. Por esto la nueva trova aparecié cantandole con mucha naturalidad a su tiempo. Al principio, algunos no entendieron nuestra franqueza juvenil. No s6lo politicamente, aunque también. Nuestra libertad formal bastaba para provocar rechazo, porque por entonces se decia que una cancién debfa tener 32 compases. Com- pletaba el “escdindalo” que plantedramos asuntos que nunca se habfan cantado. Y mucho més que opindramos sobre una realidad que solo era cues- tionada por los més altos dirigentes. Por estos y otros desenfados, aquel grupo inicial llegé a ser calificado de conflictivo. Por suerte mentes abiertas (Haydée Santama- ria, Alfredo Guevara y otros) nos dieron la oportu- nidad de continuar trabajando, de estudiar, y con ello de mostrar lo que valfamos. Por nuestra parte, en vez. de acatar las prohibi- ciones, empezamos a presentarnos dondequiera que nos escucharan. Desde el inicio habfamos tenido buena recepcién entre la gente, los estu- diantes y algunos intelectuales. Lo normal era que cada dia cantéramos en muchos lugares y ast fuimos realizando un extenso trabajo de base. E trabajo con el GES’ y la difusién de nuestra miisi- caa través del cine nos acabé de sacar de Ia oscuridad. Gracias a colegas latinoamericanos nuestras canciones llegaron a otros paises, donde, por supuesto, fueron recibidas como voces de la Revolucién. Ante esto el establishment cultural -que poco antes nos habia pedido la cabeza se reconcilié con nosotros y empez6 a difundirnos. Tanto fue asf, que se llegé a decir que “primero estuvimos prohibidos y después fuimos obligatorios”. Pero ni aquello empafié nuestras canciones. Por eso pue- de decirse que la nueva trova pasé por la prueba suprema, que no es la del estigma, sino la de la oficializacion. ‘Tampoco es una hazaha excepcional. En muchos tiempos y lugares lo que una vez sufri6 marginacién después fue aceptado. Pasé con la contradanza, con el tango, con el blues y con otros estilos musicales. Falsos milagros que en realidad fueron logros artisticos, Creo que muchas canciones de las que hicimos tienen vigencia. Aunque he dicho que hubiera preferido que, al menos algunas de las mias, en- vejecieran como sefial de que la realicad las supe- raba, Haber cantado con cierta punterfa tampoco parece bastar, al menos segtin ciertos patrones. Los nuevos tiempos también necesitan nuevas voces, nuevos protagonistas. ‘Ahora mismo parece estarse gestando en Cuba algo prometedor. Esté en el aire, para los que lo per- ciben, y est siendo traducido en canciones, en arte que, aunque parece nuevo, tiene antecedentes. Los puiblicos esperan de ti miisica y poesia, por -supuesto, pero también mensajes, criterios, pun- tosde vista; aun tu actuar connota significados. gle concibes un consejero que se maneja desde la ‘experiencia 0 alguien que comparte inquietudes y plantea interrogantes? ‘SR: Creo que, por fortuna, me atrevi a ir mds allé de lo que esperaban de mi algunos publicos. Tam- poco me esclavicé a los significados que connota- ra ono miforma de actuar. Me considero la consecuencia de una tra- yectoria en algunos sentidos exploratoria, Esto me deparé sorpresas, cuando no misterios. Sin ‘embargo, nunca he sido desatento. Prestar aten- cidn hacia dentro y hacia afuera es fundamental

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