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Comulgar en una o dos especies

A raíz de la celebración del Corpus Christi, fiesta que se celebra sesenta días después de
Pascua, y que responde a una devoción antiquísima que se remonta a Santa Juliana de Mont
Cornillon en el siglo XII, surge una pregunta interesante que muchos se han hecho en algún
momento y que incluso los no católicos nos hacen ¿Por qué no siempre se da la comunión bajo
las dos especies si Cristo dijo: El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna (Jn 6,
54)?
Para responder a esta pregunta debemos primero tener claro que Cristo se hace presente en
la Eucaristía de forma “sacramental”, quiere decir que su Cuerpo y Sangre están presentes de
forma real pero no en el cuerpo con el que estuvo en la Tierra. Es su cuerpo, pero que se nos
da en las especies de pan y vino de forma que aunque sepan a pan y vino, realmente son su
cuerpo y sangre, alma y divinidad.
Los judíos acostumbraban a utilizar la expresión “carne y sangre” para denotar la persona
humana, esto lo vemos por ejemplo:
Os digo, hermanos, que la carne y la sangre no puede heredar el Reino de Dios, ni la
corrupción heredar la incorrupción (1 Cor 15, 50)
Es decir, la persona humana está compuesta de “carne y sangre” en el contexto judío, y por
tanto no podemos separarlas. Pero Cristo en la Eucaristía no podríamos asumir que está
separado, como si por un lado estuviera sólo la carne y por otro sólo la sangre, porque Cristo
ya ha resucitado. Por eso Cristo está totalmente entero en la especie de pan o especie de vino,
al ser transformados.
Esta doctrina se llama “concomitancia” y es la base del por qué la Iglesia Católica puede dar la
Comunión en una o dos especies, pues en ambos casos se recibe enteramente al Señor. Es
como si se acabaran las hostias en una Eucaristía y sólo quedara el vino consagrado, quien lo
tome estaría recibiendo de forma real el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Recordemos a San Pablo cuando dijo:
Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del
Cuerpo y de la Sangre del Señor. (1 Cor 11, 27)
Si como el pan O bebo la copa, me hago reo del Cuerpo Y la sangre. Es decir, que en una u
otra especie, peco contra el Cuerpo y Sangre, porque en ambas está enteramente el Señor.
Por eso, sea que comulgues en una o dos especies estás recibiendo enteramente al Señor
Jesús.
Feliz Corpus Christi!

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