El trabajo puede ser clasificado según diferentes criterios, veremos a continuación el
mismo clasificado según el estatuto jurídico. Desde esta perspectiva encontramos cuatro categorías:
1- Trabajo en relación de dependencia o asalariado: en esta forma de trabajo la
relación entre empleado y empleador se concreta por medio de un contrato en el que se determinan las condiciones de contratación, el salario y sus formas de pago. El empleador es contratado a fin de que participe en actividades productivas organizadas con el objetivo de generar ganancias.
2- Autoempleo: El autoempleo es la actividad de una persona que trabaje para ella
misma de forma directa en unidades económicas (un comercio, un oficio o un negocio) de su propiedad, que las dirige, gestiona y que obtiene ingresos de las mismas. Es una alternativa al mercado laboral cuando quien necesitando empleo no le es posible o no desea encontrar un empleador. En este caso se convierte en emprendedor. El autoempleado crea su propio puesto de trabajo (empleado), utilizando su ingenio, su capital y su esfuerzo para generar oferta de trabajo, y a medida que pase de ser un emprendedor a ser un empresario, con el tiempo puede convertirse en un generador de empleo (empleador) para más gente.
3- Trabajo no registrado: en esta forma laboral, también conocida como trabajo
informal, la relación entre el empleado y empleador no se establece a partir de las formalidades legales, por lo que no cumplen con los requisitos determinados en las regulaciones.
4- Trabajo informal de simple supervivencia por cuenta propia: este trabajo lo
realiza el individuo por su propia cuenta y la productividad es extremadamente baja e inestable, no existe ningún tipo de formalidad.