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Resumen de contenidos:
Entre los numerosos interrogantes que los científicos y pensadores se plantearon a lo largo de los siglos acerca de "la vida", la
pregunta sobre el origen de los organismos que los rodeaban tuvo un papel central. Ante la ausencia de un mecanismo claro que
explicara la permanente aparición de nuevos animales, muchos se volcaron hacia la llamada idea de la generación espontánea.
Desde épocas muy antiguas, varias culturas creían que los seres vivos simples, tales como los gusanos, los insectos, las
ranas y las salamandras podían originarse espontáneamente en el polvo o en el cieno; que los roedores se desarrollaban de los granos
húmedos y que los pulgones de las plantas se condensaban a partir de una gota de rocío.
Un científico belga, Jan van Helmont (1577-1644), partidario de esta idea, realizó una experiencia para demostrar la
existencia de este fenómeno, y la registró de esta manera en su libro Ortus Medicinae, en 1667: " ...Las criaturas tales como los piojos,
garrapatas, pulgas y gusanos son nuestros miserables huéspedes y vecinos, pero nacen de nuestras entrañas y excrementos. Porque si
colocamos ropa interior llena de sudor con trigo en un recipiente de boca ancha, al cabo de veintiún días el olor cambia, y el fermento,
surgiendo de la ropa interior y penetrando a través de las cáscaras de trigo, cambia el trigo en ratones. Pero lo que es más notable aún
es que se forman ratones de ambos sexos, y que éstos se pueden cruzar con ratones que hayan nacido de manera normal.... pero lo
que es verdaderamente increíble es que los ratones que han surgido del trigo y la ropa íntima sudada no son pequeñitos, ni deformes ni
defectuosos, sino que son adultos perfectos ..."
Esta experiencia resultó un evento muy interesante en la historia de la ciencia. A pesar de que las condiciones experimentales
no estaban controladas y no había prueba de que los eventos descriptos por van Helmont de hecho ocurrieran, este trabajo apoyó la
idea de la generación espontánea. Tendrían que pasar más de 200 años para llegar a la refutación final de la idea de la
generación espontánea.
Pasada ya la primera mitad del siglo XVII y la idea de la generación espontánea todavía seguía presente en las mentes de
muchos pensadores. En 1668, el toscano Francisco Redi (1626- 1697), médico del gran Duque de Etruria, publicó un libro titulado
"Experienze in torno de la generazione deg'Insetti" donde planteó un experimento sencillo pero contundente para refutar las creencias
acerca de la aparición súbita y espontánea de los seres vivos.
La preocupación de Redi era investigar el origen de los gusanos que aparecían en la carne en descomposición. Para dilucidar
si era cierta la noción de que los gusanos surgían por generación espontánea, de Jan van Helmont, o si estos organismos
tenían otro origen, Redi llevó a cabo un experimento en el que puso carne de serpiente recién muerta en un grupo de recipientes de
boca ancha, algunos con tapas, algunos cubiertos con una tela delgada y otros abiertos, y observó que las larvas aparecían solamente
en los frascos abiertos. La explicación fue que los gusanos aparecían sólo en los frascos en los que las moscas podían entrar y
depositar sus huevos.
El experimento de Redi fue modelo en su época ya que, si bien no controló todas las variables, fue el primer estudio
experimental en el que un naturalista utilizó los llamados "testigos".
Los resultados de Redi no fueron generalizados a otros organismos más pequeños, pero su experimento sentó las bases para
una extensa polémica sobre la generación espontánea de los seres vivos en años subsiguientes.
En 1676, estudiando al microscopio una muestra de agua de un charco, Antonio Van Leeuwenhoek (1632-1723), encontró
organismos vivos a los que llamó "animálculos": así, se abría ante sus ojos y los de los demás observadores un mundo microscópico.
Gran cantidad de personas, incluso los mismos reyes, viajaban a verlo para observar las maravillas ocultas que aparecían a través de
las lentes.
La llegada de la microscopia durante el siglo XVIII mostró un mundo microscópico enormemente diverso pero,
paradójicamente, llevó a que se reavivara con fuerza la creencia en la generación espontánea apoyada en el pasado por estudiosos
como Van Helmont. Como hemos visto, la noción de generación espontánea había sido ya rechazada por varios científicos, entre ellos
Francesco Redi. En el caso de los "animálculos", la idea de la generación espontánea se restringía a los microorganismos simples, no a
los animales visibles por todo el mundo. Aparentemente, sólo era necesario poner sustancias en descomposición en un lugar cálido
durante un corto período y las minúsculas "bestias vivas" aparecían bajo la lupa ante los propios ojos. Al menos así pensaba van
Leeuwenhoek. De esta forma, a pesar de que la generación espontánea había sido refutada, al menos para el caso de los
gusanos, el origen súbito de los microorganismos había resurgido con el advenimiento de microscopios
mejorados. Así, en 1748, todavía era una explicación posible para el origen de los seres vivos. Tanto era así que aún provocaba
encendidas discusiones entre los científicos partidarios y detractores de esta explicación al origen de nuevos seres vivos.
John Needham (1713-1781), un jesuita inglés, y el investigador italiano Lázaro Spallanzani (1729-1799) sostuvieron una
célebre disputa acerca del origen de los microorganismos en caldos de cultivo. Needham, que había adquirido celebridad en la Royal
Society, atribuía la presencia de microorganismos en los caldos a la presencia de una "fuerza vital". En 1748, realizó un experimento que
sería famoso. Needham colocó caldo de carnero recién retirado del fuego en un tubo de ensayo y cerró el tubo con un corcho. Luego, lo
calentó "para matar a todos los animalillos o huevos que pudieran quedar dentro de la botella". Después de algunos días, el caldo
estaba lleno de microorganismos. Needham dedujo entonces que estos microorganismos se habían originado de la materia inanimada, y
creyó demostrar así la existencia de la generación espontánea, al menos, en los microorganismos. Esta polémica continuaría, todavía
por más de un siglo. Por su parte, Spallanzani era contrario a la idea de la generación espontánea que todavía rondaba los ámbitos
científicos. Spallanzani era un investigador cuidadoso, que se ordenó como sacerdote, pero se entregó con ardor en poner en duda
todas las preconcepciones del momento referidas al mundo natural.
Con respecto al experimento realizado por Needham, Spallanzani pensó que el hervor había sido insuficiente y que el caldo no
había sido esterilizado adecuadamente. Además, sospechaba que el corcho no cerraba herméticamente el frasco. Por lo tanto, en el año
1768, realizó una nueva serie de experimentos en los que hirvió entre 30 y 45 minutos frascos que contenían un caldo nutritivo. Algunos
de los frascos estaban sellados y otros no. Spallanzani observó que en los frascos sellados no había microorganismos y demostró así
que la generación espontánea no se producía.
Needham, sin embargo, seguía sosteniendo lo contrario y fue a París donde buscó el apoyo del célebre zoólogo Georges
Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788). Ambos personajes desarrollaron nuevas teorías que no tenían ningún correlato con la
experiencia. Buffon y Needham objetaron a Spallanzani el procedimiento experimental que había llevado a cabo, sosteniendo que el
prolongado hervor había matado la "fuerza vital", algo imperceptible y desconocido que posibilitaba la aparición de la vida en la materia
inanimada.
Spallanzani continuó realizando otros experimentos, demostrando una y otra vez su postura. Finalmente, se dedicó a realizar
otros estudios como los de reproducción animal, fecundación e inseminación artificial en animales, considerando que este tema ya
estaba cerrado. Pero aún no estaba dicha la última palabra.
De esta manera, a fines del siglo XVII, la problemática sobre la generación espontánea de los microorganismos, varias veces
echada por tierra, aún seguía viva. Es en ese entonces que Louis Pasteur (1822-1895) entra en la escena de esta encendida y antigua
polémica.
Pasteur fue un científico prolífico. Sus estudios abarcaron los temas más diversos y muchos constituyeron verdaderas proezas
científicas. Este químico francés, entre muchas otras cosas, sentó las bases de la cirugía aséptica, realizó estudios que ayudaron a
atacar el carbunco (una enfermedad infecciosa muy común en aquel tiempo), produjo una vacuna contra la rabia y salvó a la industria de
la seda francesa de la extinción al descubrir cómo se transmitía una enfermedad que atacaba al gusano de seda.
En 1858, Pasteur hizo su ingreso en la candente problemática de la generación espontánea.
El 20 de diciembre de 1858, en una nota dirigida a la Academia de Ciencias, el director del Museo de Historia Natural de Ruan,
Félix-Archimède Pouchet (1800-1876), se definió claramente en favor de la generación espontánea y publica al año siguiente un
volumen sobre L'Hétérogénie ou Traité de la génération spontanée : "Cuando la meditación me llevó a la certeza de que la generación
espontánea es todavía uno de los medios empleados por la Naturaleza para la reproducción de los seres me dediqué a descubrir
mediante qué procedimientos podrían evidenciarse estos fenómenos."
Tan categórica afirmación provocó numerosas réplicas, y Pasteur escribió a Pouchet: "Pienso que cometéis un error, no al
creer en la generación espontánea (porque en semejante problema es difícil no tener ideas preconcebidas), sino al afirmar la generación
2
espontánea. En la ciencias experimentales es siempre erróneo no dudar mientras los hechos no nos obliguen a hacer una afirmación.
En mi opinión, se trata de un asunto en el que se carece por completo de pruebas decisivas."
Pasteur estaba convencido que, si bien el método experimental puede no ser capaz de resolver completamente el misterio del
universo, siempre es capaz de responder sin ambigüedades a preguntas definidas, siempre que sean formuladas en términos precisos.
Afirmaba que el método experimental raramente lleva por mal camino, y eso le ocurre solo a aquellos que no lo usan bien. Para sostener
su afirmación, Pouchet realizó varios experimentos. Entre ellos, sobre un recipiente de mercurio introdujo con la boca hacia abajo, un
frasco lleno de agua destilada y hervida, lo destapó, instiló en él un poco de oxígeno y de nitrógeno obtenidos por métodos químicos, y
luego una borra de heno extraída de otro frasco que había mantenido en una estufa durante veinte minutos. Después de algunos días, el
agua estaba llena de microorganismos.
Pasteur cuestionó la introducción de "aire común" al que adjudica la contaminación microbiana del mercurio. Inicia así las
experiencias contundentes que pondrán fin a un debate milenario. A pesar de los resultados de Pasteur, Pouchet no se mostró vencido y
continuó sus experimentos.
En 1864, la discusión acerca de la generación espontánea de los microorganismos se había vuelto tan fogosa que la Academia
de Ciencias de París ofreció un premio para los experimentos que arrojaran nueva luz sobre el problema. Los experimentos debían
hacerse en el Museo de Historia Natural con requisitos claramente establecidos.
Los partidarios de la generación espontánea tenían sus propios programas preparados y se retiraron en actitud de protesta.
Solo quedó Louis Pasteur (1822-1895) para realizar las investigaciones.
Pero si los partidarios de la generación espontánea hubieran realizado las experiencias, Pasteur habría perdido el debate.
Pasteur usaba agua de levadura para sus cultivos mientras que su contendiente más feroz, Félix-Archimède Pouchet,
utilizaba agua de heno, que hoy sabemos que contiene gérmenes que no mueren a 100° C y que se desarrollan ante la entrada de una
pequeña cantidad de oxígeno. Este hecho, como veremos, le habría otorgado el triunfo en la compulsa.
Tiempo después Pasteur descubrió que si no se alcanzaba una temperatura de 120° C no había seguridad de matar a todos
los gérmenes. Este descubrimiento determinó que, a partir de ese momento, el autoclave -un instrumento que permite alcanzar el punto
de ebullición a temperaturas mayores de 100ºC - pasara a ser un elemento indispensable para la antisepsia.
Pasteur advirtió la necesidad, no solamente de usar un autoclave, sino también de esterilizar al fuego los instrumentos y los
aparatos que se querían esterilizar. Para destruir todos los gérmenes, era necesario pasar los instrumentos por la llama, que los
eliminaría más fácilmente mientras más secos estuvieran.
Llamativamente, a pesar de los contundentes resultados de Pasteur, la victoria de los detractores de la idea de la generación
espontánea no era aún completa. Poco tiempo después de la muerte de Claude Bernard (1813-1878), junto a Pasteur el biólogo más
respetado de Francia, la Revue Scientifique publicó artículos de su autoría sobre el proceso de fermentación.
Pasteur sostenía que la fermentación era obra directa de algún ser vivo, mientras que Claude Bernard atribuía a los fermentos
no sólo el proceso de fermentación sino también la formación de los microbios que lo acompaña; la generación espontánea nuevamente
en escena.
Para Bernard, la fermentación comenzaba sin gérmenes mientras que Pasteur sostenía que la presencia de gérmenes era
indispensable para que la fermentación se iniciara.
Ante esta disyuntiva, Pasteur construyó un invernadero hermético. Puso en él uvas, libres de microbios a crecer -ya que éstos
se depositan en la maduración de la fruta-. Para evitar la contaminación, rodeó los racimos con algodón.
Llegada la época de recolección, se aplastaron las uvas y se las colocó en un ambiente calefaccionado para favorecer la
fermentación. El resultado fue definitorio: la fermentación no se produjo en las uvas crecidas en ausencia de microbios, mientras que los
racimos que no estaban en el invernadero comenzaron a fermentar a las 48 horas. Luego, al exponer los racimos protegidos al aire o
agregarles algunos granos de los racimos previamente expuestos, la fermentación se inició.
Los resultados fueron concluyentes: nada podía suplir el papel de los gérmenes en el proceso de fermentación, ni ningún
fermento los podía hacer surgir.
Entre los muchos experimentos que realizó Pasteur para desechar la generación espontánea, hay uno que merece especial
énfasis por su gran simplicidad y su carácter decisivo. Pasteur usó matraces con cuello de cisne que permitían la entrada del oxígeno
-elemento que se creía necesario para la vida- mientras que en sus cuellos largos y curvados quedaban atrapadas bacterias, esporas de
hongos y otros tipos de vida microbiana. De esta manera, se impedía que el contenido de los matraces se contaminara. Pasteur mostró
que si se hervía el líquido en el matraz, matando a los organismos ya presentes, y se dejaba intacto el cuello del frasco, no aparecería
ningún microorganismo. Solamente si se rompía el cuello curvado del matraz, permitiendo que los contaminantes entraran en el frasco,
aparecerían microorganismos. Algunos de sus matraces originales, todavía estériles, permanecen en exhibición en el Instituto Pasteur
de París. (Ver figura 1)
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"La Vida es un
germen y un germen es
Vida" proclamó Pasteur
en una brillante "velada
científica" en la Sorbona,
ante lo más selecto de la
sociedad parisina.
"Nunca la doctrina de la
generación espontánea
se recuperará del golpe
mortal que le asestó este
simple experimento."
Al quedar
definitivamente refutada Figura 1. Experimento clásico de Pasteur
la idea de la generación espontánea por los experimentos de Pasteur, el problema del origen de la vida en la Tierra quedó relegado. Los
científicos del siglo XIX no disponían aún de una explicación alternativa para este evento.
Recién 50 años más tarde, Alexandr I. Oparin (1894-1980) y J.B. John B. S.Haldane, (1892-1964) proporcionaron un
marco teórico para interpretar el paso de la materia inanimada a la materia viva, y este problema se tornó susceptible de ser
experimentado.
¿Cómo comenzó la vida? Como hemos visto, la hipótesis más aceptada entre los científicos actuales enuncia que la vida se
desarrolla a partir de materia no viva. Este proceso, llamado evolución química, se compone de varias etapas. Primero, la síntesis de
pequeñas moléculas orgánicas. Posteriormente, la acumulación de estas a lo largo del tiempo. Las macromoléculas grandes, como
proteínas y ácidos nucleicos, se formaron de moléculas más pequeñas. Las macromoléculas interactuaron entre si y formaron
estructuras más complejas que, a fin de cuentas, podían metabolizar y replicarse. Estas dieron lugar a estructuras semejantes a células
que finalmente dieron origen a las primeras células verdaderas. Las células primitivas, una vez formadas, evolucionaron durante miles
de millones de años hasta dar lugar a la diversidad biológica que existe en nuestro planeta. Se cree que la vida en la Tierra se origino
una sola vez, y que esto ocurrió en condiciones ambientales muy distintas a las actuales.
Por lo tanto, para entender el origen de la vida, se deben estudiar las condiciones primitivas de la Tierra. Aunque jamás
tendremos una certeza absoluta acerca de ellas, ciertas pruebas científicas, obtenidas de diferentes fuentes, proporcionan datos
importantes al respecto.
Actividad 2:
El profesor delegará los siguientes 8 temas sobre evolución química e innovaciones biológicas, los que deberán ser expuestos
oralmente frente al resto del curso. Para su calificación se utilizará la paura previamente distribuida. Cada grupo debe traer resueltos los
1
Sistema que sólo se fundamenta en la experiencia
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problemas que aparecen al fianl de cada tema, para su discusión al final de cada presentación. Se recomienda que leas todos los temas
previamente, independiente del que te fue delegado.
La fecha de presentación se fijará de común acuerdo. El orden será correlativo.
I. Las condiciones primitivas de la Tierra habrían sido determinantes para la evolución química
Las condiciones iniciales en la Tierra habrían sido inhóspitas para casi todos los seres vivos de la actualidad. La atmósfera
altamente reductora carecía de oxigeno. La erupción de volcanes y el consecuente desprendimiento de gases contribuyó a la formación
de la atmósfera. Violentas tormentas eléctricas produjeron lluvias torrenciales que erosionaron la superficie de la Tierra.
La formación de la Tierra y de todo el sistema solar está relacionada con la formación del Universo. Se cree que la distribución
no siempre ha sido la que se conoce actualmente. Hace 10.000 o 20.000 millones de años, el Universo era una masa densa y compacta
que explotó (el Big Bang), dispersando en el espacio polvos, residuos y gases. A partir de entonces, aún se expande de modo que se
encuentra en expansión constante. Al enfriarse tales materiales, se formaron átomos de diferentes elementos, ante todo helio e
hidrógeno. La disminución de la temperatura y la compresión de la materia dio lugar a la formación de estrellas y planetas.
El sol de nuestro sistema es una estrella de segunda o tercera generación, formada hace cinco mil o 10 mil millones de años.
Las fuerzas gravitacionales que actuaban sobre la materia solar provocaron la compresión de ésta, la cual dio lugar a gran cantidad de
calor. Este indujo la formación de elementos distintos al helio y al hidrógeno. Parte de este material fue expulsado del sol y, uniéndose a
restos, polvos y gases que lo rodeaban, formó los planetas.
De acuerdo a los astrofísicos y geólogos, la Tierra tiene una edad de 4600 millones de años de antiguedad. La materia que la
conforma se compactó como resultado de la acción de fuerzas gravitatorias; los elementos más pesados, como níquel y hierro, formaron
el núcleo central; los elementos de peso medio formaron el manto, y los ligeros quedaron cerca de la superficie. La primera atmósfera,
compuesta en gran parte por los elementos más ligeros, helio e hidrógeno, se perdió debido a que las fuerzas gravitacionales de la
Tierra no fueron capaces de retenerla.
Se piensa que al inicio, la temperatura de la Tierra era baja, pero al continuar la compactación gravitacional se produjo calor.
Este aumentó en respuesta a la energía de la desintegración radiactiva. El calor se liberó en manantiales térmicos o volcanes, que a su
vez produjeron gases, los cuales formaron la segunda atmósfera en el inicio de la Tierra. La atmósfera era reducida, con poco oxigeno
libre o sin él. Los gases producidos incluían dióxido de carbono (CO 2), monóxido de carbono (CO), vapor de agua (H 20), hidrógeno (H2)
y nitrógeno (N2). Probablemente esta atmósfera contenía también un poco de amoniaco (NH 3), sulfuro de hidrógeno (H2S) y metano
(CH4), aunque estas moléculas reducidas bien pudieron haberse degradado por la radiación ultravioleta del sol. Es probable que la
atmósfera primitiva contuviera poco o nada de oxígeno libre (O 2).
Con el enfriamiento gradual de la Tierra, el vapor de agua se condensó, produciendo lluvias torrenciales que formaron
océanos. Además, estas lluvias erosionaron la superficie de la Tierra, agregando minerales a los océanos, haciéndolos "salados".
Hay cuatro requisitos de la evolución química. Primero, la vida sólo podía evolucionar en ausencia de oxígeno libre. Como tal
elemento es muy reactivo, su presencia en la atmósfera habría producido la degradación de las moléculas orgánicas necesarias en el
origen de la vida. Sin embargo, la atmósfera de la Tierra tenía gran capacidad de reducción, por lo que el oxigeno libre habría formado
óxidos con otros elementos. Un segundo requerimiento para el origen de la vida debió ser la energía. La Tierra era un lugar con gran
cantidad de energía, tormentas violentas, volcanes e intensa radiación, incluso la radiación ultravioleta del sol (figuras 2a y 2b).
Probablemente
"aquel" sol producía
mas radiación
ultravioleta que el Figuras 2a y 2b.
actual, y la Tierra no Representaciones
poseía una capa de la superficie de
protectora de ozono la Tierra antes de
para bloquear esta que hubiese vida.
radiación. Tercero, los Nótese las
elementos químicos fuentes de
que constituyen las energía de
piezas necesarias distintos orígenes
para la evolución (actividad
química debían estar volcánica,
presentes. Estos geotérmica,
elementos incluyen eléctrica,
agua, minerales meteoritos) y la
inorgánicos disueltos presencia de
(presentes en forma agua
de iones) y gases
presentes en la
atmósfera; como
último requisito, tiempo. Tiempo para que las moléculas pudieran acumularse y reaccionar entre sí. La edad de la Tierra proporciona el
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tiempo necesario para la evolución química. La Tierra tiene unos 4600 millones de años, y se cuenta con pruebas geológicas que hacen
pensar en la aparición de formas simples de vida, hace 3500 millones de años.
Es necesario considerar el origen de las moléculas orgánicas debido a que constituyen la materia prima de la formación de los
seres vivos. El concepto de formación espontánea de moléculas orgánicas simples, como azúcares, nucleótidos y aminoácidos, a partir
de materia no viva, se propuso en 1920 por dos científicos que trabajaron de modo independiente: Oparin, un bioquímico ruso, y
Haldane, un genetista escocés. Su hipótesis fue puesta a prueba en 1950 por Urey y Miller, quienes diseñaron un aparato que simulaba
las condiciones que se cree prevalecían en el inicio de la Tierra (figuras 3 y 4). La atmósfera con que iniciaron sus experimentos era rica
en H2, CH4, H20 y NH3. Los científicos expusieron esta atmósfera a una descarga eléctrica que simulaba la luz y la actividad eléctrica de
la atmósfera. El análisis de los elementos químicos producidos en una semana reveló la síntesis de aminoácidos y otras moléculas
orgánicas. En la actualidad, se piensa que la atmósfera, en su fase inicial, no contenía gran cantidad de metano (CH 4) ni
amoniaco(NH3). Sin embargo, otros experimentos similares, en los que se utilizó diferentes combinaciones de gases, produjeron una
variedad de moléculas orgánicas, incluso bases de nucleótidos de ARN y ADN.
Figura 3. Esquema del montaje experimental de Miller y Urey Figura 4. Miller y su montaje real
Oparin supuso que las moléculas orgánicas se acumularon durante algún tiempo, en mares poco profundos, en forma de un
"mar de sopa orgánica”. Este investigador consideró que en tales circunstancias, las moléculas orgánicas más grandes (polímeros) se
formarían por la unión de moléculas más pequeñas (monómeros). Con base en los datos acumulados desde entonces, casi todos los
científicos consideran que la polimerización necesaria para la formación de proteínas, ácidos nucleicos y otras moléculas orgánicas no
pudo haber ocurrido en esas circunstancias. Muchas reacciones de polimerización involucran una síntesis por deshidratación, en la que
dos moléculas se unen por la eliminación de agua y es poco probable que una reacción en la que se produce agua ocurra en el agua, en
6
ausencia de las enzimas necesarias. Además, tampoco es posible que los monómeros orgánicos en el océano hayan alcanzado niveles,
o cantidades lo suficientemente elevados como para estimular su polimerización.
Es más probable que los polímeros orgánicos se hayan sintetizado y acumulado en rocas o en superficies de arcilla. La arcilla
es un sitio favorable para la polimerización porque contiene iones de hierro y zinc, que pueden actuar como catalizadores. Además, la
arcilla enlaza las formas exactas de azúcares y aminoácidos encontrados en los organismos vivos. También pueden presentarse otros
aminoácidos y azúcares, pero éstos no se unen a la arcilla. Para comprobar la formación de polímeros en estas condiciones, Fox
calentó una mezcla de aminoácidos secos y obtuvo polipéptidos. Al producto de esta polimerización espontánea le dio el nombre de
protenoide.
¿Podrían los polímeros una vez producidos formar estructuras más complejas? Los científicos han trabajado con diferentes
protobiontes, ensambles espontáneos de polímeros orgánicos y se ha logrado elaborar protobiontes semejantes a seres vivos simples,
lo cual nos permite imaginar la forma en que las moléculas complejas no vivas realizaron tan gigantesco brinco para convertirse en
células vivas. Al crecer, con frecuencia los protobiontes se dividen en dos. Sus condiciones internas son distintas de las externas. Su
organización es sorprendente, tomando en cuenta su composición bastante simple.
Una variedad de protobionte, conocida como microesfera, se
formó por la adición de agua y protenoides Las microesferas son esféricas
y poseen propiedades osmóticas. Algunas generan un potencial eléctrico a
través de su superficie, similar al potencial de membrana de las células.
También absorben materiales de su entorno y responden a cambios en la
concentración osmótica como si estuvieran rodeadas por membranas,
aunque no contienen lípidos.
Los liposomas son protobiontes hechos de lípidos. En el agua
adquieren una estructura esférica, rodeada por una bicapa lipídica de
estructura semejante a la de las membranas celulares (figura 5).
Como último ejemplo de los protobiontes puede mencionarse el
coacervado. Oparin formó coacervados con mezclas más o menos
complejas de polipéptidos, ácidos nucleicos y polisacáridos. Los
coacervados pueden llevar a cabo un metabolismo muy simple (fig. 20-4). Figura 5. Microsferas formadas por agitación de
Cuando formó un coacervado con cadenas cortas de RNA y la enzima proteínas y lípidos en un medio líquido. Estas microferas
responsable de la replicación de ácidos nucleicos, y lo colocó en un medio pueden incorporar material de la solución circundante,
con nucleótidos de trifosfatos, los coacervados “crecieron”, se replicaron y crecer e incluso “reproducirse”, como varias de las que
dividieron. se ven en la micrografía
El estudio de los protobiontes es útil para reconocer que las “pre-células” pueden presentar algunas propiedades de los seres
vivos, Sin embargo, fue necesario un salto mayor para pasar de los agregados moleculares, como los protobiontes, a las células vivas.
Los datos obtenidos de los registros fosiliferos muestran que las primeras células prosperaron hace 3500 millones de años.
Sin duda alguna, las primeras células que evolucionaron fueron las procarióticas. En rocas de Australia y Sudáfrica se han
encontrado fósiles
microscópicos de este tipo
de células de 3400 a 3500
millones de años (figura 6).
Los
estromatolitos son otro tipo
de restos fosiliferos de las
primeras células de la
Tierra. Dichas rocas
columnares están
compuestas por capas
Figura 6. Micrografía de células fósiles de tipo Figura 7. Estromatolitos australianos
bacteriano, descubiertas en un depósito de cuarzo negro
en Australia. Su data es de 3500 m. de años. 7
múltiples de aquellas células, por lo general, cianobacterias. Todavía se encuentran estromatolitos vivos en manantiales térmicos y en
estanques poco profundos de agua fresca y salada. Con el tiempo, se acumula sedimento alrededor de las células y poco a poco, éste
se mineraliza. Mientras tanto, crece una nueva capa de células vivas sobre las células muertas. Los estromatolitos se presentan en
diversas partes del mundo: en el Gran Lago de los Esclavos canadiense y las Gunflint Iron Formations en el Lago Superior de Estados
Unidos. Algunos son muy antiguos, por ejemplo, un grupo en la región occidental de Australia tiene varios miles de millones de años
(figura 7). Todavía hay colonias vivas que forman estromatolitos en el Yellowstone National Park y en la bahía Shark, en Australia.
Podría decirse que el origen de las células a partir de macromoléculas fue un gran avance en el origen de la vida. Quizá no
haya sido un gran avance, sino una serie de pequeños avances. Dos etapas cruciales de dicho proceso fueron el origen de la
reproducción molecular y del metabolismo.
IV. Un paso clave en las primeras etapas de la evolución fue la transferencia de información molecular
Si recuerdas biología molecular básica, debes saber que un ácido nucleico está formado por nucleótidos. A su vez, cada
nucleótido está formado por una base nitrogenada, un grupo fosfato y una azúcar de 5 carbonos. De esta forma, para alargar una
cadena de ADN o ARN, se hace necesario disponer una cadena de nucleótidos, originando un polinucleótido.
Los polinucleótidos se forman en la arcilla de la misma forma en que lo hacen los polipéptidos. Se cree que el ARN fue la
primera molécula informativa que “evolucionó” en la progresión hacia la primera célula.
Se cree que las proteínas y el ADN vinieron después. Una de las características más sorprendentes del ARN es que con
frecuencia posee propiedades catalíticas. El ARN catalítico o ribozima, funciona como enzima. En las células de la actualidad se utiliza
como auxiliar en el procesamiento de los productos finales: ARNr, ARNt y ARNm ( 2). Antes de la evolución de las células verdaderas, es
probable que la ribozima haya catalizado la formación de ARN en la arcilla o estanques rocosos poco profundos.
Una evidencia de esto es que si se agrega ribozima a un tubo de ensayo con nucleótidos de ARN, la replicación de nuevo ARN
puede ocurrir en ausencia de otras moléculas de función enzimática. Esta reacción se incrementa si se agrega zinc, metal normalmente
presente en la arcilla, como catalizador.
El ARN también puede dirigir la síntesis de proteínas. Algunas moléculas actuales de cadena sencilla de ARN se pliegan sobre
si mismas por la interacción de los nucleótidos que componen la cadena. En ocasiones la conformación de la molécula plegadaes tal
que se une débilmente a un aminoácido. Si los aminoácidos son mantenidos en estrecha cercanía entre sí por moléculas de ARN,
pueden unirse uno a otro para formar un polipéptido.
En las células vivas, se transfiere información del ADN al ARN y de éste a las proteínas. Se ha estudiado el mecanismo
probable de la evolución del ARN y de las proteínas. El último paso en la evolución de las moléculas de información sería la
incorporación del ADN en los sistemas de transferencia de información. Como el ADN es una doble hélice, es más estable y menos
reactivo que el ARN. Sin embargo, el ARN es necesario en cualquier forma, debido a que el ADN no posee actividad catalítica.
Hay varios pasos fundamentales previos a la formación de células vivas verdaderas, a partir de agregados macromoleculares.
Hoy día se tiene poca información acerca de la forma en que esto ocurrió. Por ejemplo, ¿Cómo se originó el código genético? Ello debe
haber ocurrido en una etapa muy temprana del origen de la vida, ya que prácticamente todos los organismos vivos poseen el mismo
código. Por otro lado, podría cuestionarse la forma en que una membrana formada por lípidos y proteínas puede envolver a un complejo
macromolecular, permitiendo la acumulación de algunas moléculas y la exclusión de otras.
2
Estos tres tipos de ARN son imprescindibles en la síntesis de las proteínas, por parte de los ribosomas
8
V. Es probable que el metabolismo haya surgido mediante pasos inversos
VI. Existen evidencias respecto al origen energético y nutricional de las primeras células
Las primeras células fueron definitivamente procarióticas anaerobias. Algunas pueden haber sido heterotróficas; es decir, que
las moléculas orgánicas necesarias para su producción de energía no son sintetizadas por la célula, sino que ésta obtiene tales
moléculas del medio. Probablemente dichas células consumían muchas moléculas orgánicas formadas con espontaneidad: azúcares,
nucleótidos y aminoácidos, entre otros. Las células de este tipo obtienen la energía necesaria para el mantenimiento de la vida por la
fermentación de estos compuestos orgánicos. Por supuesto, la fermentación de tales compuestos constituye un proceso anaerobio.
La biología molecular desempeña una función cada vez más importante en la determinación de las características de las
primeras células. En 1988 Lake realizó una comparación cuidadosa del ARN de diferentes organismos. Este análisis mostró que todos
los organismos vivos tienen un ancestro común que probablemente fue un procariote que metabolizó azufre y vivió en manantiales
térmicos. Ello contrasta con el punto de vista anterior que establecía que el ultimo ancestro común era un heterótrofo; además, confirma
la utilidad de las técnicas moleculares en la biología evolutiva. Cuando se interpreta adecuadamente la información obtenida de los
estudios moleculares es útil para responder algunas preguntas difíciles.
Antes del agotamiento de las moléculas orgánicas, pudieron ocurrir mutaciones que otorgaron a los organismos poseedores
una ventaja selectiva distintiva. Estas células podían obtener energía de una nueva fuente, la luz solar. Además eran capaces de
almacenar la energía radiante en forma de un compuesto químico, adenosin trifosfato (ATP). Probablemente fueron capaces de expandir
este proceso, almacenando energía radiante en forma de energía química, en moléculas orgánicas más permanentes, como los
azúcares. Estos organismos fotosintéticos no requerían de compuestos energéticos, cuya disponibilidad era limitada en su entorno.
La fotosíntesis no requiere solamente de energía solar, sino también de una fuente de hidrógeno, utilizado para reducir el
dióxido de carbono, en la síntesis de moléculas orgánicas. Probablemente los primeros autótrofos fotosintéticos utilizaron la energía
solar para desdoblar moléculas ricas en hidrógeno, como hidróxido de azufre, H 2S, liberando azufre elemental en el proceso. De hecho,
las actuales sulfobacterias verdes y púrpuras utilizan H 2S. Un tercer grupo de bacterias, las púrpuras no sulfurosas, utilizan otras
moléculas orgánicas o gas de hidrógeno, como fuente de la que obtienen hidrógeno.
Las cianobacterias fueron los primeros autótrofos fotosintéticos que desdoblaron ( = descompusieron) el agua para obtener
hidrógeno. El agua es abundante en la Tierra, y la ventaja selectiva de poder desdoblarla favoreció la supervivencia de las
cianobacterias. En el proceso de desdoblamiento del agua, se libera oxígeno en forma de gas, 0 2. Inicialmente el oxígeno liberado de la
9
fotosíntesis oxidaba minerales del océano y de la corteza terrestre. Con el tiempo, llegó a liberarse más oxígeno del que podía ser
utilizado por estos depósitos, y el oxígeno comenzó a acumularse en el océano y en la atmósfera.
La cronología de estos episodios se calculó según datos geológicos y fosilíferos. Probablemente los primeros autótrofos
evolucionaron hace cerca de 3400 millones de años. Las rocas de esa época contienen trazas de clorofila. Las cianobacterias
aparecieron hace unos 2500 a 2700 millones de años. Algunos datos, como los estromatolitos, son utilizados para establecer la fecha de
aparición de éstas. Para hace 2000 millones de años, las cianobacterias habían producido suficiente oxígeno como para iniciar un
cambio importante en la atmósfera.
El aumento en el oxígeno atmosférico tuvo un profundo efecto en la Tierra y en la vida. Primero, en la parte superior de la
atmósfera, reaccionó y dio lugar al ozono 0 3 (figura 10). El ozono cubrió la Tierra evitando que gran parte de la radiación ultravioleta del
sol penetrara hacia la superficie de la Tierra. De esta manera permitió que los organismos vivieran mas cerca de la superficie, tanto en
los medios acuáticos, como en la tierra. Como la energía de la radiación ultravioleta se utilizaba durante la generación espontánea de
moléculas orgánicas, la síntesis de éstas disminuyó. Los anaerobios obligados se intoxicaban con el oxígeno; muchas especies
desaparecieron. Sin embargo, algunos anaerobios evolucionaron para neutralizar el oxígeno, de manera que éste no pudiera afectarlos.
Algunos organismos incluso crearon mecanismos para utilizar el oxígeno, y así pudieron subsistir en este ambiente. Como resultado de
esto, se desarrolló la capacidad de utilizar el oxígeno y extraer energía de los alimentos. Esta respiración aerobia se agregó al proceso
de glucólisis. Al igual que otros procesos metabólicos, la respiración probablemente se desarrolló paso a paso.
Hubo varias consecuencias en la evolución de los organismos que podían utilizar oxígeno. Los que adquirieron respiración
aerobia podían obtener de la utilización de una sola molécula de glucosa más energía que la que obtenían los anaerobios de la
fermentación. Así, los aerobios poseían energía adicional para sus actividades. Esto los hizo más competitivos que los anaerobios, lo
que, aunado a la toxicidad del oxígeno sobre estos últimos, desplazó a los anaerobios a un papel secundario en la Tierra. En la
actualidad, casi todos los organismos, incluidas plantas, protistas, procariotes y hongos, llevan a cabo la respiración aerobia.
La evolución de la respiración aerobia tuvo efecto estabilizador en el oxígeno y dióxido de carbono de la biosfera. Los
organismos fotosintéticos utilizaban dióxido de carbono corno fuente de carbono. Sin el advenimiento de la respiración aerobia, esta
materia prima se habría agotado rápidamente en la atmósfera. Durante esta respiración se libera dióxido de carbono, como producto de
deshecho, a partir de la degradación completa de moléculas orgánicas. Por tanto, se inició el reciclaje de carbono en la biosfera,
moviéndose de un medio abiótico a los organismos fotosintéticos, y de éstos a los heterótrofo que ingerían plantas. Posteriormente,
10
mediante la respiración, el carbono liberaba de regreso en el medio
abiótico, en forma de dióxido de carbono, para reiniciar el ciclo. De
esta manera se producía oxigeno en la fotosíntesis, y se utilizaba en
la respiración aerobia.
11
intestino de las termitas, y varios
endosimbiontes, incluyendo una
espiroqueta, están unidos al
protozoario, y actúan como
flagelos. En las células del
tunicado colonial Diplosoma
virens, viven algunos procariotes
fotosintéticos. Esta relación es
particularmente curiosa porque se
trata de una cloroxibacteria, y no
de una cianobacteria. Las
cloroxibacterias se descubrieron
apenas hace poco y poseen el
mismo sistema pigmentario
(clorofila a, clorofila b, y
carotenos) que los cloroplastos.
La teoría
endosimbiótica no constituye la
respuesta final a la evolución de
las células eucarióticas a partir de
las procarióticas. Por ejemplo,
esta teoría no explica la forma en
que el material genético en el
núcleo quedó envuelto por una
membrana. Además, son
insustanciales los datos que
apoyan la evolución de las
estructuras móviles, como cilios y
flagelos, a partir de procariotes.
En los flagelos no hay rastros de
material genético; hasta ahora, la
disposición de 9 + 2 en los Figura 11. Esquema que explica el proceso de formación de células eucariotas a partir de
microtúbulos de los flagelos no se procariotas, mediante la teoría endosimbiótica
ha observado en ningún
procariote.
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b) Diseña una hipótesis para un último hito biológico: la aparición de la reproducción sexual. Tu hipótesis debe incluir un fundamento
acerca del por qué esta innovación generó ventajas esta estrategia de “ser vivo”.
Actividad 4. Debate sobre la transición agua - tierra
El curso se repartirá en dos bandos: el grupo “plantae” y el grupo “animalia”. El objetivo es preparar la presentación más
convincente que sea posible, acerca de las adaptaciones utilizadas por las plantas y los animales para colonizar el ambiente terrestre. El
objetivo es fundamentar por qué creen que las plantas (o los animales) realizaron una invasión al ambiente terrestre más extraordinaria
que la realizada por los animales (o las plantas). Como referente, deben utilizar la guía de estudio, pero la preparación de la
presentación puede utilizar otras fuentes informadas adecuadamente. La pauta de evaluación será la siguiente:
Una de las secuencias más emocionantes del largo recuento de la historia de la vida es la referente a la invasión de tierra por
la vida luego de más de 3000 millones de años de existencia estrictamente acuática. Al pasar a tierra firme, los organismos hubieron de
vencer muchos obstáculos. La vida en el mar brinda apoyo, mediante la flotación, contra la gravedad, pero en tierra el organismo debe
soportar su peso contra la aplastante fuerza de la gravedad. El mar ofrece acceso inmediato al agua dadora de vida, pero un organismo
terrestre debe encontrar el agua apropiada. Las plantas y animales que habitan en el mar se reproducen por medio de espermatozoides
u óvulos móviles que nadan unos hacia los otros a través del agua, pero los que habitan en tierra deben asegurar que sus gametos
estén protegidos contra la desecación.
Pese a los obstáculos para la vida en tierra, los inmensos espacios vacíos de la masa terrestre paleozoica representaban una
enorme oportunidad evolutiva. Las ventajas potenciales de la vida terrestre eran especialmente grandes para las plantas. El agua
absorbe la luz en gran medida, por lo que incluso en las aguas más transparentes la fotosíntesis se limita a unos po cos cientos de
metros por debajo de la superficie, y habitualmente a profundidades mucho menores. Afuera del agua, el sol brilla en todo su esplendor
y permite una rápida fotosíntesis. Además, los suelos terrestres son ricos depósitos de nutrientes, en tanto que el agua de mar tiende a
ser pobre en ciertos nutrientes, en particular en nitrógeno y fósforo. Por último, en el mar paleozoico abundaban los animales herbívoros;
en cambio, la tierra carecía de vida animal. Las primeras plantas en colonizar la Tierra dispondrían de abundante luz solar y fuentes de
nutrientes intactos, y estarían a salvo de los depredadores.
AIgunas plantas formaron estructuras especializadas que les permitieron adaptarse a la vida en tierra firme
En los suelos húmedos situados a la orilla del agua, comenzaron a crecer unas pocas algas verdes pequeñas que
aprovechaban la luz solar y los nutrientes. No tenían cuerpos grandes que sos tener contra la fuerza de la gravedad y, dado que vivían
precisamente en la película de agua que recubría el suelo, obtenían agua facilidad. Hace alrededor de 400 millones de años, algunas
estas algas dieron origen a las primeras plantas terrestres multicelulares. Inicialmente de formas simples que crecían poco, las plantas
terrestres encontraron rápidamente soluciones a dos de las principales dificultades que ofrece la vida vegetal en tierra: (1) obtener y
conservar el agua y (2) mantenerse erguidas, a pesar de la gravedad y de los vientos. La pérdida de agua por evaporación se redujo
mediante revestimientos impermeables en las partes que sobresalían del suelo, y unas estructuras semejantes a raíces penetraban en
el suelo para extraer agua y minerales. Algunas células especializadas formaron tubos, llamados tejidos vasculares, para llevar agua de
las raíces a las hojas. Unas paredes más espesas que lo habitual en torno a ciertas células permitieron a los tallos mantenerse erguidos.
Las plantas terrestres primitivas conservaron sus espermatozoides capaces de nadar y necesitaban agua para
reproducirse
13
La reproducción fuera del agua planteaba dificultades aún mayores. Al igual que los animales, las plantas producen
espermatozoides3 y óvulos que necesitan encontrarse para que se lleve a cabo la reproducción. Las primeras plantas terrestres te nían
espermatozoides capaces de nadar, cabe suponer que de modo semejante a las algas marinas modernas que han conser vado
espermatozoides con esa característica (y en ciertos casos también óvulos que nadan) (Figura 13). En consecuencia, las primeras
plantas habitaban sólo en los pantanos y ciénagas, donde podían liberar en el agua los espermatozoides y óvulos, o en zonas con
abundante precipitación pluvial, donde ocasionalmente el suelo quedaba cubierto de agua. Más tarde, las plantas que necesitaban agua
para reproducirse prosperaron donde había condiciones de humedad generalizada. En particular, el clima cálido y húmedo que
prevaleció durante el periodo carbonífero, entre 360 y 286 millones de años atrás, hizo posible la formación de inmensos bosques de
helechos arbóreos y licopodios gigantes que producían espermatozoides capaces de nadar (figura 15). El carbón mineral que extraemos
hoy en día de las minas proviene de los restos fosilizados de estos bosques.
Figura 14b. Bosque del carbonífero. Todo lo que parece árbol es en realidad un
Figura 14a. Licopodio moderno
helecho o licopodio gigante
Las plantas con semilla encapsularon los espermatozoides en granos de polen, lo que les permitió prosperar en hábitats secos
Entretanto, algunas plantas que habitaban en regiones más secas habían perfeccionado estrategias reproductivas que ya no dependían
de la disponibilidad de películas de agua. Los óvulos de estas plantas permanecían en la planta progenitora, y los espermatozoides
estaban encerrados en granos de polen resistentes a la sequía que eran arrastrados por el viento de una planta a otra. Cuando el polen
3
En general, los gametos masculinos siempre se llaman espermatozoides.
14
se depositaba cerca de un óvulo, liberaba gametos masculinos directamente en el tejido vivo, lo que eliminaba la necesidad de disponer
de una película superficial de agua. El óvulo fecundado permanecía en la plan ta progenitora, donde se desarrollaba en el interior de una
semilla que proporcionaba protección y nutrientes al embrión que crecía en su interior:
Las primeras plantas con semilla aparecieron hacia finales del devónico (hace 375 millones de años) y producían sus semillas
a lo largo de las ramas, sin estructuras especializadas para sostenerlas. Para mediados del periodo carbonífero, sin embargo, ya había
surgido una nueva clase de plantas con semilla. Estas plantas, llamadas coníferas, brindaban protección a sus semillas en desarrollo
dentro de conos. Las coníferas, que no dependían del agua para reproducirse, prosperaron y se difundieron durante el periodo pérmico
(de 286 a 245 millones de años atrás), cuando las montañas se elevaron, los pantanos se dese caron y el clima se hizo mucho más
seco. La buena fortuna de las coníferas, sin embargo, no pudo ser compartida por los hele chos arbóreos ni los licopodios gigantes, los
que, con sus espermatozoides que nadaban, se extinguieron en su mayor parte.
Las plantas con flor atraían a los animales para que se llevasen el polen
Hace alrededor de 140 millones de años, durante el periodo cretácico, aparecieron las plantas con flor, que evolucionaron a
partir de un grupo de plantas semejantes a las coníferas. Los insectos polinizan las plantas con flor, y este modo de reproducción parece
haberles conferido una ventaja evolutiva. La polinización de las flores por los insectos es mucho más efi ciente que la polinización por el
viento; las plantas que son polinizadas por el viento, como las coníferas, deben producir una cantidad enorme de polen porque la
mayoría de los granos no alcanzan su objetivo. Las plantas con flor también adquirieron otras ventajas por evolución, como, por ejemplo,
una reproducción más rápida y, en ciertos casos, un crecimiento mucho más acelerado. Hoy en día, las plantas con flor dominan la
Tierra a excepción de las regiones septentrionales frías, donde aún prevalecen las coníferas.
Tal como lo discute Radinsky en "La evolución del diseño de los vertebrados", el agua posee una densidad de cerca de 1
g/cm3, mientras que el músculo posee una densidad de 1,05 g/cm 3 y el hueso 3 g/cm 3. De esta manera, el cuerpo de un animal tiene un
valor de densidad promedio ligeramente superior a 1 g/cm 3. Por eso es que dentro del agua no existen muchos problemas para que un
organismo se mantenga. En cambio, cuando un animal se traslada a la tierra, ¿qué le sucede?. Muchas estructuras de soporte deben
ser modificadas para adecuar el soporte, prevenir el colapso
de los pulmones bajo el peso del cuerpo y permitir la
locomoción. Los peces de aletas lobuladas ancestrales, los
crosopterigios, fueron grandes animales, quizás tanto
como 1 metro de largo y requirieron una serie de
adaptaciones para enfrentar los desafíos de la vida terrestre
(figura 16) (nótese que cuando los artrópodos se trasladaron
a la tierra, no tuvieron que enfrentar los mismos problemas,
pues gracias a su menor escala de tamaño, ya habían
adecuado tanto un soporte para el cuerpo como un sistema
respiratorio mínimo).
Figura 16. Representación de un pez crosopterigio
Adaptaciones para la vida terrestre
15
Sostiene Radinsky: "Los vertebrados terrestres más antiguos que se conocen son anfibios extremadamente primitivos, cuyos
restos fósiles se han hallado en depósitos de cerca de 360 millones de años. Estos eran de 60 a 100 cm de largo, cercano al tamaño de
sus ancestros crosopterigios, y habían completado la transformación de aletas pareadas a patas y perdido su aparato branquial interno
en el estado adulto, lo que indica que respiraban aire y podían desplazarse en tierra. Sin embargo, estos anfibios tempranos, conocidos
como Ichthyostegidos, retuvieron una aleta caudal (indicado por la presencia de rayos de aleta) y canales para el sistema de línea
lateral en el cráneo. Estas dos características sugieren que pasaban la mayor parte del tiempo en el agua. El reemplazo de la notocorda
por una columna vertebral central no se había completado aún y debajo de cada arco neural había medio anillo de hueso junto a un par
de pequeños nódulos alrededor de la notocorda." (ver figura 18)
16
Radinsky describe la radiación de los anfibios tempranos como "entre 340 a 250 millones de años atrás... se produjo la más
grande radiación evolutiva de los anfibios. Los distintos linajes habían sido clásicamente divididos en dos grupos principales, basándose
primero en las diferencias del tamaño corporal, patrones del hueso craneal y la anatomía de la columna vertebral: los poderosamente
construidos laberintodontes y los pequeños, delgados lepospóndilos". Parece ser que los lepospóndilos corresponderían a un grupo
monofilético, mientras que los laberintodontos incluyeron al menos tres diferentes grupos monofiléticos. Se cree que las actuales
salamandras y sapos poseen un ancestro común con uno de estos grupos, al que el laberintodonto temprano Cacops, pertenece.
Según Radinsky, descubriremos que los anfibios modernos aparecieron hace 200 millones de años en el caso de los sapos
(Orden Anura) y 140 millones de años en el caso de las salamandras (Orden Caudata para las que poseen cola). "Las salamandras
terrestres usan tanto los pulmones como la piel para respirar; las salamandras acuáticas usan branquias externas". "El último orden de
anfibios modernos, Gymnophiona, es un grupo poco conocido de 160 especies restringidas a los trópicos. Estos animales con forma de
gusano son comúnmente llamados cecilias."
Desde el inicio de la vida los organismos parecen ajustarse a las condiciones ambientales
Según el diccionario, adaptarse se refiere a que una cosa se ajuste a otra. Según esto, una adaptación biológica, consistiría en
que un organismo se ajuste a las condiciones medioambientales. Cuando se examina el diseño de la aleta de un delfín, no cabe duda
que es un excelente remo para nadar. Los mismo pasa con los ojos de los buhos, el veneno de las serpientes, las patas musculosas de
un ciervo, la cola de los monos, etc. Son todas estructuras ideales para la función que desempeñan. Todos los logros de plantas y
animales que colonizaron el ambiente terrestre no son otra cosa que adaptaciones.
El problema es el siguiente. Si la evolución existe como proceso, ¿cómo es posible que se produzca la adaptación exacta, en
la dirección precisa? ¿Cómo “sabe” una determinada especie que debe desarrollar una determinada característica “porque le conviene”?
¿Se ajusta una estructura porque “se conocen” las condiciones ambientales? ¿Cómo pueden realizarse las adaptaciones desde antes
que se produzcan los cambios ambientales?
En la siguiente actividad se propone evidencia que aporta pistas frente a tal conflicto. Aunque estas pistas, mal analizadas,
pueden transformarse en un problema mayor que el primero.
A continuación se presentarán una serie de imágenes con organismos vegetales y animales de distintos lugares del mundo.
Obsérvalos atentamente, reúnete con tu grupo y explica las situaciones que se plantean más adelante.
17
Figura 19b. Morfología general de una rama, hojas, flor y fruto de
Figura 19a. Morfología general de una rama, hojas, flor y fruto de
Rhus ovata, especie típica de la formación vegetacional “chaparral” del
Lithraea caustica o litre, de nuestro matorral esclerófilo
estado de California, Estados Unidos
18
Figura 20a (izq). Aspecto
general de tres
organismos con
adaptaciones para nadar
en el mar: tiburón (pez),
ictiosaurio (dinosaurio) y
delfín (mamífero).
Aspecto general de tres
organismos adaptados
para el vuelo: pteranodon
(dinosaurio), albatros
(ave) y murciélago
(mamífero)
19
Figura 21. Comparación de especies pertenecientes a
dos grandes grupos de mamíferos: los placentarios
(todos los mamíferos que poseen placenta) y
marsupiales (que carecen de placenta). Al averiguar las
conductas de estas “parejas de animales”, es posible
constatar que coinciden, al menos en forma parcial
Figura 22.
Especies de lagartijas existentes en la zona central de Chile (arriba) y en
California (abajo)
Problemas:
a) ¿Cuál crees que es el factor común de las cuatro situaciones presentadas?
b) ¿En qué se parece la zona central de Chile a California? ¿Qué importancia
tiene tal parecido en las adaptaciones de los organismos que viven allí?
c) ¿Sería correcto afirmar que el delfín y el tiburón se parecen por tener un
ancestro común?
d) ¿Cuántas veces se ha “inventado” el vuelo en la naturaleza?
e) Hipotetiza una explicación frente a la situación planteada
f) Redefine “adaptación”
g) Decide: los ejemplos anteriores son adaptaciones convergentes o
divergentes. Justifica
h) Investiga qué es un órgano análogo ¿las alas de un ave y un murciélago
serían análogas?
Para conocer el grado de parentesco entre organismos actuales, se puede utilizar la bioquímica y biología molecular
Dado que la evolución no es un proceso obvio, se ha hecho necesario hacer uso de métodos ingeniosos e indirectos para
evidenciarlo. El establecer semejanzas objetivas y medibles entre las distintas especies permite establecer relaciones de parentesco,
también llamadas relaciones filogenéticas. En la medida que es posible hipotetizar relaciones filogenéticas, puede aclararse el panorama
sobre qué ancestros comunes dieron origen a qué especies más recientes.
La presencia de biomoléculas y macromoléculas con estructuras y función semejantes hizo pensar a los especialistas en
evolución, que los organismos las han heredado de antepasados comunes, en el transcrso de la evolución. Por ejemplo, el ATP y los
sistemas metabólicos que permiten regenerarlo, se encuentra en todos los seres estudiados y son similares a lo largo de las líneas
evolutivas.
El creatín fosfato es una sustancia química que se encuentra en los músculos de los vertebrados y que restaura la energía
después de la contracción muscular. Se ha comprobado que esta sustancia se encuentra también en los hemicordados y en los
equinodermos, en combinación con el arginín fosfato. De esta forma, la presencia de creatín fosfato es una primera evidencia
experimental que establece un parentesco evolutivo.
La investigación bioquímico-evolutivo analiza también las semjanzas y diferencias en los pigmentos respiratorios de los
animales. La tendencia evolutiva muestra que estos pigmentos tienen proteínas complejas con átomos metálicos en su estructura. Así,
los moluscos y los artrópodos tienen el pigmento respiratorio hemocianina que contiene cobre. En los vertebrados, en cambio, hay
hemoglobina, que incluye un átomo de hierro. Estas semejanzas funcionales y estructurales hacen pensar que estos organismos
provienen de antepasados comunes.
Otra evidencia aportada por la bioquímica tiene relación con numerosas proteínas y enzimas levemente distintas en su
composición aminoacídica: cuanto más emparentadas son las especies cuyas enzimas se compara, menor es la diferencia de su
composición aminoacídica, especialmente a nivel del sitio activo.
Hay proteínas que se han utlizado para estudiar la cercanía evolutiva de diferentes especies: antígenos y anticuerpos. La
técnica inmunológica permite establecer y cuantificar las diferencias y semejanzas entre los antígenos de diferentes especies, por la
acción de los anticuerpos sobre secuencias aminoacídicas específicas: cuanto más semejante es la composición de aminoácidos de un
antígeno en estudio con el anticuerpo, más intensa será la reacción inmunológica. Por el contrario, cuando la semejanza es menor,
menos intensa resulta la reacción.
20
Las técnicas bioquímicas intentan encontrar relaciones evolutivas entre las especies. A partir de la secuencia de aminoácidos y
del análisis del código genético se han deducido los genes que controlan la síntesis de las proteínas estudiadas para establercer las
relaciones de parentesco. Sin embargo hay una
limitación que disminuye la validez de estos
estudios: el código genético es degenerado, es decir,
una misma secuencia de bases nitrogenadas
(codón) es el codificador para más de un
aminoácido.
La solución a este problema se encuentra
en las técnicas de la Biología Molecular. Gracias a
ellas se compara directamente la secuencias
nucleotídica de genes específicos, más segura que
la realizada en forma indirecta, a través de la
secuencia aminoacídica.
La biología molecular se apoya en un
hecho simple: el material genético de las especies
determina en gran medida, las características
fenotípicas de los individuos y se hereda de
generación en generación. Se pueden establecer así
relaciones de origen evolutivo estudiando y
analizando las semejanzas y diferencias del material
genético de las diferentes especies.
Las técnicas de la biología molecular
permiten estudiar pequeñas cantidades de ADN; los
fragmentos se digieren mediante unas enzimas
llamadas “enzimas de restricción” y luego se
determina base a base la secuencias nucleotídica.
Con la ayuda de programas computaciones se
comparan las secuencias y se identifican las
regiones con un alto grado de similitud, lo que Figura 23
permite postular posibles relaciones filogenéticas.
Usando estas técnicas se han estudiado el origen evolutivo de diferentes organismos, como bacterias, protistas, hongos,
plantas y del hombre. Se ha evaluado la proximidad genético-evolutiva entre la especie humana, los gorilas y los orangutanes,
comprando el ADN mitocondrial. Se eligió este ADN porque tiene una menor tasa de cambio. Según esto, si se acepta que la tasa de
cambio genético se debe al azar y que ocurre con frecuencia constante en el linaje, se puede postular que el hombre está
evolutivamente más emparentado con el gorila, que con el orangután, y que ambos habrían derivado de un ancestro común.
Los estudios realizados por la biología molecular han establecido que ciertos compuestos proteicos están presentes en
organismos remotamente relacionados, como el hombre y una bacteria (ver figura 23). Los hallazgos son aún más sorprendentes, pues,
como hemos visto, hay proteínas como el citocromo c, que se encuentran en todos los seres vivos y aunque existen diferencias en la
composición de algunos aminoácidos, la función y la estructura es la misma.
Interpreta las siguientes tablas y gráficos, anotando cuando corresponda la forma en que una proteína o una secuencia de
ADN permitió descubrir una relación filogenética entre especies distintas.
21
Figura 24. Secuencias de
nucleótidos obtenidas del
ADN mitocondrial del
hombre, gorila y orangután
22
Figura 29. Árbol filogenético de avez selectas del hemisferio occidental.
Este árbol fue construido utilizando datos de estudios de hibridación del
ADN, en los cuales el ADN monocatenario se mezcló y reasoció para
formar moléculas bicatenarias. El índice de diferencias de ADN es una
medida del grado de apareamiento de bases. Si el índice de diferencias
del ADN entre dos líneas de descendencia es alto, los organismos están
menos relacionados
23