Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Studies in Psychology
Ileana Enesco, Alejandra Navarro, Marta Giménez & Concepción del Olmo
To cite this article: Ileana Enesco, Alejandra Navarro, Marta Giménez & Concepción del Olmo
(1999) Génesis de la conciencia racial: un estudio sobre identificación y actitudes hacia el color
de piel en niños de tres a once años, Estudios de Psicología, 20:63-64, 3-20
Article views: 15
Download by: [Universidad Nacional Andres Be] Date: 15 September 2015, At: 20:09
Génesis de la conciencia racial: un
estudio sobre identificación y
actitudes hacia el color de piel en
niños de tres a once años
ILEANA ENESCO*, ALEJANDRA NAVARRO**, MARTA
GIMÉNEZ* Y CONCEPCIÓN DEL OLMO*
*Universidad Complutense de Madrid; **Universidad Autónoma de Madrid
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015
Resumen
En este artículo exponemos un estudio con 504 niños españoles de 3 a 11 años cuyo objetivo ha sido identificar las
primeras manifestaciones de conciencia étnico-racial y su desarrollo en la infancia, un problema abordado por multi-
tud de investigadores en diversos países, desde décadas atrás (Aboud, 1988, Milner, 1984), pero nuevo en el nuestro.
Abordamos el estudio con un enfoque metodológico relativamente diferente de los clásicos. Diseñamos una entrevista
semiestructurada con material pictórico y preguntas para obtener información sobre la orientación de los niños hacia el
color de piel de las personas (sus preferencias, rechazos y su propia identificación), considerando tanto sus conductas de
elección como las justificaciones que proporcionan.
Nuestros resultados revelan: a) relaciones curvilíneas entre edad y preferencia por el propio color de piel, y entre
edad y rechazo a la figura de color negro. Hacia los 6-7 años, la orientación de los niños es marcadamente pro-blanco
y anti-negro. A partir de los 9 años, se modifica no tanto el porcentaje de rechazo a otros grupos, sino los argumentos
que ofrecen. b) En cuanto a la identificación del propio color de piel, hay una relación lineal entre ésta y la edad. No
obstante, se observa un amplio desfase entre lo que parece ser una identificación correcta del propio color (hacia los 5
años) y la toma de conciencia explícita de ese criterio (8 años). Los resultados se comparan con los de otros autores y se
discuten en términos de fases en la toma de conciencia étnico-racial (Piaget, 1974, Karmiloff-Smith, 1992).
Palabras clave: Desarrollo, preferencias étnico/raciales, identificación étnico/racial, conciencia.
ámbito, por lo que aquí expondremos sólo las tendencias generales para situar
nuestro trabajo empírico y la discusión de resultados.
Un tema que ha dado lugar a investigación ha sido el de las asociaciones emo-
cionales con el color así como las connotaciones de distintos términos de color.
Como señalan Williams y Morland (1976) y Furnham y Stacey (1991), en la
mayoría de las culturas hay todo un simbolismo asociado a los colores y, en parti-
cular, al blanco y al negro. Por lo general, mientras que el blanco —o los colores
claros— suelen connotar atributos positivos, el negro —o los colores oscuros—
suelen representar lo negativo. Tales sesgos al color, que se han observado en dis-
tintos grupos humanos, han intentado explicarse en relación con simbolismos
culturales reforzados, probablemente, por el ciclo natural día-noche y los senti-
mientos de miedo asociados a la oscuridad (Williams y Morland, 19763). Al lado
de esto, sabemos que la práctica de designar las diferencias entre grupos huma-
nos mediante términos de color (blancos, negros, amarillos, “pieles roja”) es algo
habitual no sólo en la cultura occidental sino también en otras sociedades.
La investigación empírica ha abordado algunos de estos problemas intentan-
do remontarse a los orígenes de tales sesgos. Por ejemplo, ¿cuándo aprecian los
niños esas connotaciones —positivas o negativas— de algunos términos de
color? Más en particular, ¿atribuyen los niños pequeños características positivas
al color blanco y negativas al negro? Piénsese que el hecho de etiquetar a los
humanos con términos de color previamente connotados puede propiciar la idea
de que distintos grupos humanos representan a distintos “tipos” de personas
(Furnham y Stacey, 1991).
Renninger y Williams (1966) estudiaron estas cuestiones encontrando que
desde los 4 años la gran mayoría de los niños muestra sesgos hacia los colores cla-
ros y oscuros en la dirección prevista. Por su parte, Brown y Johnson (1971)
observaron que entre los 3 y 4 años casi la mitad de los niños atribuye rasgos
negativos a las figuras oscuras, proporción que aumenta hasta el 75% a los 9
años. Ambos estudios apuntan, como vemos, a una temprana asociación entre
ciertos colores —y términos de color— y ciertos atributos.
Algunos autores se han preguntado si este sesgo al color es evolutivamente
anterior al sesgo hacia el color de piel. Williams y Morland lo afirman con bas-
tante contundencia y señalan que ese sesgo inicial se vería reforzado, posterior-
mente, por los simbolismos culturales y los usos lingüísticos de los términos de
color así como por la instrucción específica o la transmisión de valores asociados
al color de piel. Otros, sin embargo, piensan que los resultados no son conclu-
yentes y no descartan que el proceso sea inverso, es decir, que los sesgos al color
deriven de sesgos previos asociados al color de la piel o a otras variables social-
mente significativas. En esta dirección parecen apuntar los hallazgos de un estu-
dio sobre las asociaciones emocionales con los colores, realizado por Boyatzis y
Varghese (1994) con niños y niñas de 4,6 a 7 años. Estos autores encuentran que
6
la mayoría de las respuestas emocionales a los colores son positivas, sean éstos
claros u oscuros, y que las diferencias en preferencias están guiadas, sobre todo,
por los valores y prácticas sociales ligados a cada género. Aunque en su trabajo
los autores no hacen ninguna referencia a la discusión que nos ocupa (es decir, la
relación entre los sesgos al color y los sesgos raciales), sus hallazgos son una prue-
ba de que el asunto es más complejo de lo que parece y de que toda simplifica-
ción del proceso evolutivo resulta extremadamente arriesgada.
Dejando ya de lado este problema, los estudios con bebés muestran que al
final del primer año discriminan personas según ciertos rasgos físicos, entre ellos
la claridad u oscuridad de la piel4. La mayoría de los niños de cuatro años y parte
de los de tres responden al color de la piel mostrando preferencias por unos frente
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015
a otros (Goodman, 1952; Aboud y Skerry, 1984; Milner, 1984; Aboud, 1988).
Junto a estas tendencias generales, los investigadores han observado, no obstan-
te, diferencias no despreciables entre niños de distintos grupos humanos en lo
que se refiere a sus actitudes, identificación y conciencia raciales. En nuestra revi-
sión anterior (Enesco et al., 1998) discutimos estas diferencias por lo que aquí
nos limitamos a recordar los hallazgos con niños blancos.
Prácticamente todos los trabajos con sujetos blancos se han realizado en socie-
dades heterogéneas en cuanto a etnia y color de piel en las que la estratificación
socioeconómica está fuertemente asociada a la diversidad étnico-racial. En estos
contextos se observa que la conciencia racial de los blancos se desarrolla rápida-
mente en los años preescolares. Más en concreto, los niños blancos se identifican
con figuras de su propio color de piel (es decir, son capaces de autoadscribirse a
una de las categorías raciales) entre los 4 y 5 años (George y Hoppe, 1979; Mil-
ner, 1984; Lemaine, Santolini, Bonnet y Benbrika, 1985; Aboud, 1988; Phin-
ney, 1991). Aproximadamente a la misma edad muestran ya una clara preferen-
cia por su propio grupo y rechazo por los miembros de grupos minoritarios
(Goodman 1952; Aboud y Skerry, 1984; Milner 1983, 1984; Aboud 1988); hay
incluso quien observa este patrón de respuestas desde los 3,6 años (Porter, 1971;
Katz, 1983). El máximo nivel de rechazo hacia personas de grupos minoritarios
o socialmente subordinados suele detectarse en torno a los siete años, edad en la
que los niños tienden a atribuir rasgos positivos al propio grupo y negativos al
ajeno. En los años siguientes hasta la adolescencia, la caracterizació n de grupos
humanos en función del color de piel va perdiendo esa naturaleza absolutista de
las concepciones infantiles: se empiezan a aceptar rasgos negativos en el propio
grupo y positivos en los ajenos, una tendencia que algunos autores han descrito
como contrasesgo (Aboud, 1988; Doyle, Beaudet y Aboud, 1988) y que expli-
can como efecto de la mejora cognitiva en términos de flexibilidad. Hay que
señalar que no sólo en cuanto al color de piel, sino en relación con otro tipo de
diferencias humanas como las debidas a la clase social o a las deficiencias psicoló-
gicas, se observa que las reacciones de intolerancia van disminuyendo a medida
que los sujetos se acercan a la adolescencia (Crystal , Watanabe y Chin, 1997).
No obstante, algunos estudios no encuentran este efecto del desarrollo sociocog-
nitivo en las actitudes étnico raciales (por ejemplo Black-Gutman y Hickson,
1996).
Nuestro interés ha sido conocer cómo se desarrolla la conciencia racial entre
los niños españoles, un tema que todavía no ha sido explorado en nuestro país
desde la perspectiva cognitiva que aquí adoptamos. Más en particular, nos
hemos planteado las siguientes preguntas:
1) ¿Muestran los niños españoles preferencias por un determinado color de
piel? Y si es así, ¿cómo se distribuyen a lo largo de la infancia estas preferencias y
en qué criterios o razones apoyan sus elecciones?
7
2) ¿Muestran los niños rechazo hacia determinado color de piel? En caso afir-
mativo, ¿cómo se distribuyen en distintas edades estos rechazos y con qué razo-
nes se justifican?
3) ¿Cuándo surge la identificación con figuras del propio color de piel y qué
curso evolutivo sigue en edades posteriores?
Un objetivo fundamental de nuestro estudio ha sido obtener información
sobre las razones que dan los sujetos para justificar sus respuestas y las relaciones
que existen entre éstas y su conducta de elección. En ninguno de los estudios revi-
sados se ha recogido (o al menos no se comenta) este tipo de datos a pesar de su
indudable relevancia para interpretar las respuestas del niño.
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015
PROCEDIMIENTO
Sujetos
Método
Tarea de Preferencias
Ji cuadrado g.l. p
Preferencias agrupadas
Blanco/negro y chino 24,808 7 0.001
10
Argumentos de justificación. En la figura 2 se presenta la distribución de las
justificaciones que los sujetos dieron a su elección.
FIGURA 2
Argumentos preferencias
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015
TABLA II
Tarea de Rechazos
Ji cuadrado g.l. P
Por otra parte, comparado los resultados de rechazo al negro con los corres-
pondientes de rechazo al chino mediante la prueba binomial, se aprecian diferen-
12
cias significativas (p< 0.05) de mayor rechazo hacia el negro en las edades de 5 ,
6 y 7 años. A partir de los 8 años el porcentaje de rechazo al chino es mayor, pero
estas diferencias no resultan significativas (p> 0.05).
Argumentos de justificación. La figura 4 presenta la relación entre la edad y el
tipo de justificación a las respuestas de rechazo.
FIGURA 4
Argumentos rechazos
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015
* En las primeras edades (3, 4 y 5 años), hubo sujetos que no supieron o no quisieron justifi-
car su respuesta: un 30% a los 3 años y menos de un 5% a los 4 y 5 años.
Tarea de Identificación
Ji cuadrado g.l. P
* Los porcentajes se refieren, en este caso, a los sujetos que se identificaron con alguna de las
figuras y no respecto a la muestra total (véase Figura 5).
DISCUSIÓN DE RESULTADOS
más rígidas y absolutistas del prejuicio infantil tienden a transformarse (si bien,
no necesariamente en la misma dirección) tras los cambios cognitivos que suelen
ocurrir en los años hacia la adolescencia. De este modo, prejuicios y contrasesgos
están sufriendo permanentemente procesos de transformación a partir del
momento en que el sujeto toma conciencia de los distintos y contradictorios men-
sajes sociales, puede verbalizar su conocimiento y, en consecuencia, tiene la posi-
bilidad de revisar sus teorías previas. Esto es lo que no está al alcance de los niños.
Por último, comparando el proceso evolutivo de nuestros sujetos con el obser-
vado en niños que viven en comunidades multi-étnicas, vemos que la edad de
identificación del propio color de piel es posterior entre los niños españoles de
nuestra muestra, sus preferencias son menos marcadamente pro-blanco (incluso
en las edades de máxima orientación al blanco) mientras que los rechazos alcan-
zan valores semejantes a lo observado en otros estudios (Milner, 1983; Aboud,
1988; Harris, Blue y Griffith, 1995). De estas diferencias, que podrían interpre-
tarse como efecto del propio entorno socio-cultural, quizá lo más llamativo es
que todavía a los 6 años haya cerca de un 30% de niños que no se identifican por
el color de piel, y que a los 11 años siga habiendo un 15% de estos casos. Una
posible explicación es que para nuestros sujetos el criterio racial es menos impor-
tante, en términos relativos, que para los sujetos que viven en medios racialmen-
te heterogéneos. Otra posibilidad, sin embargo, es que algunos eligieran delibe-
radamente figuras de otro color de piel, más como efecto de la puesta en marcha
de contrasesgos que por dificultad de identificación. Dado que en nuestra entre-
vista no incluíamos contrasugerencias (como hemos hecho en otros trabajos, por
ej., Giménez, 1999), no podemos decidir el significado de estas respuestas.
Las fases que hemos descrito en el desarrollo de la conciencia racial tienen que
ver más con los cambios endógenos que se producen en todo proceso de toma de
conciencia que con las contingencias del medio sociocultural. En este sentido,
pretenden dar cuenta de tal desarrollo más allá de las particularidades de cada
medio y, por tanto, dando cabida a cursos diferentes en la evolución de las actitu-
des étnico-raciales. La influencia del entorno es innegable en un proceso de estas
características pero, como señala Karmiloff-Smith (1992), se produce sobre el
producto de las representaciones, mas el niño ha de construir y cambiar de
manera endógena esas representaciones. Nadie puede hacer esto último por él.
Notas
1
La opción tomada por algunos autores de sustituir “raza” por “etnia” con el fin de eliminar connotacio-
nes políticamente incorrectas, resulta inadecuada puesto que este último término hace referencia a
aspectos culturales y lingüísticos que no incluyen necesariamente rasgos físicos diferenciadores. La
solución de compromiso de adoptar el término “étnico-racial”, que usamos a menudo en este trabajo,
permite incluir estos atributos de tipo físico.
19
2
El término inglés “awareness” capta mejor este sentido que el de conciencia. De hecho, en la literatura
anglosajona se habla de “racial awareness” y no de “consciousness” . En español contamos con verbos
que expresan una idea similar, como “darse cuenta” o “percatarse”, pero no con un adjetivo semejante a
“aware”.
3
Los estudios de Williams y colaboradore s sobre las connotaciones de distintos términos de color se han
replicado en países y culturas diferentes (EEUU, Alemania, Dinamarca, Hong-Kong e India), mos-
trando que el fenómeno no se restringe a la cultura occidental (Milner, 1983, p.100).
4
La discriminación visual de personas familiares es bastante más precoz.
5
Los datos se recogieron a lo largo de los años 1994-1997, con la ayuda de alumnos de la Facultad de
Psicología de la U.C.M.
6
Sin embargo, cuando los sujetos daban dos o más justificaciones de un mismo tipo (por ejemplo, “me
gusta su vestido azul y los zapatos que lleva”), como es obvio, se contabilizaba como una única respues-
ta (en este caso, de vestido).
7
Utilizando el criterio del 75% como criterio de adquisición de una noción en un grupo de edad, hay
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015
Referencias
ABOUD, F. E. (1988). Children and Prejudice. Nueva York: Basil Blackwell, 1994.
ABOUD, F. E. y SKERRY, S. A. (1984). The development of ethnic attitudes. A critical review. Journal of
Cross-Cultural Psychology, 15 (1), 3-34.
ALLPORT, G. W. (1954). La naturaleza del prejuicio. Buenos Aires: Eudeba, 1962.
BLACK-GUTMAN, D. y HICKSON , F. (1996). The relationship between racial attitudes and social-cogniti-
ve development in children: An Australian study. Developmental Psychology, 32, 3, 448-456.
BOYATZIS, C. J. y VARGHESE, R. (1994). Children’s emotional associations with colors. Journal of Genetic
Psychology, 155 (1), 77-85.
BRAND, E., RUIZ, R. y PADILLA, A. M. (1974). Ethnic identification and preference: A review. Psycholo-
gical Bulletin, 81 (11), 860-890.
BROWN, G. y JOHNSON, S. P. (1971). The attribution of behavioural connotations to shaded and white
figures by caucasian children. British Journal of Social and Clinical Psychology, 10, 306-312.
CAVALLI-SFORZA, L. y CAVALLI-SFORZA, F. (1993). Quiénes somos. Historia de la diversidad humana. Barce-
lona: Crítica, 1994.
CLARK, K. B. y CLARK, M. K. (1947). Racial identification and preference in Negro children. En T.
Newcombe y E. Hartley (Eds.), Readings in social psychology. Nueva York: Holt.
CRYSTAL, D. S., WATANABE, H. y CHIN, W. (1997). Intolerance of human differences: A cross-cultura l
and developmental study of American, Japanese, and Chinese children. Journal of Applied Developmen-
tal Psychology, 18, 149-167.
DELOACHE, J. S. y MARZOLF, D. P. (1995). The use of dolls to interview young children: Issues of sym-
bolic representation. Journal of Experimental Psychology, 60, 155-173.
DOYLE, A. B. y ABOUD, F. E. (1995). A longitudinal study of white children’s racial prejudice as a
social-cognitive development. Merril-Palmer Quarterly, 41 (2), 209-228.
DOYLE, A. B., BEAUDET, J. y ABOUD, F. E. (1988). Developmental patterns in the flexibility of chil-
dren’s ethnic attitudes. Journal of Cross-Cultural Psychology, 19 (1), 3-18.
ENESCO, I., GIMÉNEZ, M., DEL OLMO, C. y PARADELA, I. (1998). El desarrollo de las ideas y actitudes
étnico-raciales: Una revisión crítica. Estudios de Psicología, 59, 87-104.
FURNHAM, A. y STACEY, B. (1991). Young people’s understanding of society. Londres: Routledge.
GEORGE, D. M. y HOPPE, R. A. (1979). Racial identification, preference and self-concept. Journal of
Cross-Cultural Psychology, 10 (1), 85-100.
GIMÉNEZ, M. (1999). El desarrollo de la conciencia racial: Actitudes e ideas implícitas en niños de tres a seis años.
Tesis Doctoral inédita. Universidad Autónoma de Madrid.
GOODMAN, M. E. (1952). Race awareness in young children. Londres: Collier-MacMillan, 1970.
HARRIS, H. W., BLUE, H. C. y GRIFFITH, E. (1995). Racial and ethnic identity. Psychological development and
creative expression. Londres: Routledge.
KARMILOFF-SMITH, A. (1992). Más allá de la modularidad. La ciencia cognitiva desde la perspectiva del desarro-
llo. Madrid: Alianza, 1994.
KATZ, P. A. (1983). Developmental foundations of gender and racial attitudes. En R. L. Leahy (Ed.),
The child’s construction of social inequality. Nueva York: Academic Press.
KATZ, P. A., SOHN, M. y ZALK, S. R. (1975). Perceptual concomitants of racial attitudes in urban grade-
school children. Developmental Psychology, 11 (2), 135-144.
LEA, S. E., TARPY, R. M. y WEBLEY, P. (1987). The individual in the economy. Cambridge: Cambridge
University Press.
20
LEMAINE, G., SANTOLINI, A., BONNET, P. y BENBRIKA, J. (1985). Préférences raciales, identité et soi
idéal chez les enfants de 5 à 11 ans. Bulletin de Psychologie, 374, 129-157.
MILNER, D. (1983). Children and race: Ten year on. Londres: Ward Lock Educational, 1990.
MILNER, D. (1984). The development of ethnic attitudes. En H. Tajfel (Ed.), The social dimension. Europe-
an developments in social psychology, vol. 1 (pp. 89-110). Cambridge: Cambridge University Press.
PIAGET, J. (1974). La toma de conciencia. Madrid: Morata, 1975.
PHINNEY, J. S. (1991). The salience of race in young children growing up in an all-white community.
Journal of Educational Psychology, 83 (1), 28-34.
PORTER, J. (1971). Black child, white child. The development of racial attitudes. Cambridge: Harvard Univer-
sity Press.
RAMSEY, P. (1995). Growing up with the contradiction of race and class. Young Children, 50 (6), 18-22.
RENNINGER, C. A. y WILLIAMS, J. E. (1966). Black-white color connotations and race awareness in pres-
chool children. Perceptual and Motor Skills, 22, 771-785.
SEMAJ, L. (1980). The development of racial evaluation and preference: A cognitive approach. Journal of
Downloaded by [Universidad Nacional Andres Be] at 20:09 15 September 2015