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Los nuevos e históricos desafíos del estado latinoamericano en general y el

argentino en particular.

Jorge Guevara

América Latina

Los países latinoamericanos tienen una historia en común, desde su evolución


como naciones de los pueblos originarios, el exterminio que sufrieron con la llegada de
los españoles o portugueses a sus tierras, las luchas emancipadoras de las naciones
del viejo mundo, proceso que en la búsqueda de definir las nuevas relaciones de
poder independiente inicia, no en forma automática y continúa, sino que fruto de una
larga transición de luchas intestinas, orientadas por la hegemonía positivista, forjaron
los estados nacionales.

Oszlak lo sintetiza en que “la formación del estado es un aspecto constitutivo


del proceso de construcción social” 1. Los estados nacionales latinoaméricanos, a
diferencia de los europeos, no necesitaron unir políticamente a ciudades preexistentes,
ciudades consolidadas. Por el contrario tuvieron que definir sus límites territoriales,
poblar el territorio y por lo tanto exterminar a los pueblos originarios, asegurar por
medio de la fuerza el control sobre todo el territorio. La modernidad estaba asentada
en lograr conectividad entre las principales actividades ganaderas y agrícolas, para
que la producción tenga salida a los puertos y poder comercializar en el mercado
internacional; extender la educación pública, mejorando las condiciones de
operatividad de los trabajadores, principalmente los inmigrantes europeos. El contexto
del mercado internacional, hegemonizado por Gran Bretaña, impone una nueva
división internacional del trabajo y el auge de las ventajas comparativas, en un marco
de libertad de intercambio de mercancías. Este proceso, interno hacia cada país e
interrelacionado con el externo entre los países, dio forma al Estado Liberal-
Oligárquico, que en el proceso de luchas dio concesiones en cuestiones de derecho
político (sufragio universal) pasando a principios del siglo XX a conformar un estado
liberal y democrático.

Desarrollo que no fue lineal ni armónico, sino que en ese proceso se desarrolla
una nueva contradicción de clases, entre los sectores dominantes: grandes
terratenientes y latifundistas, militares y parte del clero contra las clases medias
intelectuales (imbuidos del pensamiento liberal progresista), medianos productores y la
incipiente clase obrera que tenía un gran aporte de los inmigrantes europeos: obreros

1
Oszlak, Oscar – Reflexiones sobre la formación del Estado y la construcción de la sociedad argentina.

1
fabriles que venía con el ideario anarquista y socialista (obreros con conciencia de
clase para sí, en términos marxistas) y experiencia en el movimiento obrero.
Movimiento que le arrancaron derechos políticos, creando instituciones con presencia
de los trabajadores y ocurrieron hitos históricos como la revolución mexicana, la
reforma universitaria en la Ciudad de Córdoba y la fundación de los primeros partidos
políticos de masas (PRI en México, APRA del Perú, UCR en Argentina, etc).

A partir de la crisis del 30, que si bien tiene su impacto en los EEUU, genera o
potencia condiciones de cambio en el resto de los países: promoviendo cierre de
fronteras de comercialización, procesos de sustitución de importaciones, desarrollo de
empresas del estado para dar respuesta ocupacional a la mano de obra intensiva y de
poca calificación, se crean empresas explotadoras de los recursos estratégicos (gas,
carbón, petróleo en nuestro país por ejemplo). En un contexto de guerras mundiales,
donde las principales potencias gastaban enormes presupuestos en armamento. Estas
condiciones dieron base a pensamientos desarrollista centrado en el crecimiento
económico y de este proceso surgen las formas del estado de bienestar.

Este proyecto contrahegemónico, al liberal, impulsa y logra, en función de la


lucha de los partidos políticos de masas (el varguismo en Brasil, el peronismo en
Argentina, etc), del movimiento obrero organizado y de los representantes de los
pequeños productores (Federación Agraria en Argentina), logran de que el Estado
juegue un papel o rol de planificador central en la economía (el socialismo realmente
existente, la URSS, había logrado grandes avances en esta materia), promotor de la
industrialización y de terminar con el latifundio improductivo dando lugar a políticas de
producción con eje en el minifundio productivo y facilitar la cadena de producción,
comercialización y exportación.

En el seno del bloque hegemónico se desarrollan dos corrientes de


pensamiento: la desarrollista que promueve un papel del Estado Nacional como
facilitador del ingreso de capitales transnacionales que tengan destino en la
industrialización, en una asociación con las burguesías nacionales, es decir el
desarrollo local atado a los beneficios del capitalismo mundial y con el objetivo de ser
un país capitalista independiente (Frondizi-Frigerio en Argentina) y la otra corriente,
radicalmente opuesta, que no ve en el capitalismo una salida al progreso, sino todo lo
contrario, políticas proteccionistas y un papel principal del Estado como regulador del
mercado y a su vez promotor de una clase media fuerte que dinamice el mercado
interno. (Fernando Henrique Cardoso, Darcy Ribeiro, entre otros en Brasil).

2
En el contexto de la Guerra Fría, los países latinoamericanos eran el patio
trasera de los EEUU y no podía dejar penetrar a los rojos del bloque soviético (ya lo
habían logrado en Cuba) y como respuesta forma la Alianza para el Progreso y
mediante la Doctrina de la Seguridad Nacional, promueve y financia una serie de
Golpes de Estado en las débiles democracias de América del Sur (principios de los 60
en Brasil, mediados de los 60 y 70 en Argentina, principios de los 70 en Chile).
Dictaduras que duraron hasta mediados y fines de los 80, pero donde el nuevo bloque
hegemónico nacional e internacional, modeló el Estado Nacional a las condiciones
económicas del bloque hegemónico internacional (EEUU y Europa occidental): ruptura
de los procesos de industrialización primaria, secundaria y pesada (espacio este
donde se forjaban las alianzas de clases: obreras-empresarios nacionales, que se
constituían en sujetos de cambio), aperturas económicas totales y dominación
mediante el financiamiento externo.

Con la recuperación de la democracia en América Latina, las nuevas crisis del


sistema capitalismo-mundo (crisis del petróleo, movimiento de países no alineados,
etc), los avances del neoliberalismo (Reagan en EEUU, Thatcher en Inglaterra) y la
disolución del bloque soviético, y gracias al desmantelamiento de las instituciones del
Estado en el período de dictaduras, generan las condiciones para achicar el papel del
Estado a su mínima expresión, el Estado Neoliberal: privatizaciones de empresas
públicas, achique del gasto público, desregulación de la economía, eliminación de las
barreras al capital transnacional, dar seguridad jurídica a la propiedad privada, y como
horizonte de salida hacia el progreso: la mano invisible del mercado, en el libre juego
de la oferta y la demanda.

Retos histórico y actuales de América Latina y de Argentina

Estamos viviendo o transitando el proceso de lucha y gestación de la o las


contrahegemonías al Estado Neoliberal que emergió en los 90. Llegamos a la
conclusión de que con la Democracia (formal) no alcanzó para avanzar en formar un
Estado garante de la igualdad en un marco de libertad institucional, de arena libre para
el desarrollo de las reglas de juego democrático.

La vía armada o el asalto al poder, ha sido descartada en todo el continente y


las políticas del Consenso de Washington al generado una mayor concentración de la
economía apunto de instaurar una paradoja: el continente de mayor producción de
alimentos del mundo y a su vez el más desigual y con mayores índices de pobreza e
indigencia.

3
Desde una pretendida mirada de izquierda democrática, entiendo que la
construcción de la contrahegemonía, sigue pasando por trabajar en las condiciones
subjetivas de los sectores más dinámicos de la sociedad: los movimientos de
desocupados, de empresas recuperadas, ambientalistas, de mujeres que con sus
demandas y propuestas aporten a “construir partidos, movimientos y organizaciones
genuinamente democráticas y participativas y por cierto políticamente eficaces,
capaces de prefigurar, aunque sea en sus rasgos más generales, la naturaleza de la
ciudad futura que pretenden fundar”2

La nueva estatalidad que humanice la sociedad, desarrolle la democracia en el


sentido de una democracia económica y social, una mixtura con componentes de
planificación central y de mercado y que a la par garantice el trabajo en el marco de
las transformaciones científico-tecnológicas y que ese desarrollo sea en el plano de la
sustentabilidad ambiental de las actividades humanas.

A pesar de las debilidades, marchas y contramarchas de las experiencias de


integración política y económica de la región sigo creyendo en un desafío de este tipo
y que Argentina, como país integrante del continente, tiene una rol importante en la
construcción de una nueva correlación de fuerzas, desde lo nacional y pensando en la
Patria Grande, para lograr una nueva estatalidad que cumpla con los objetivos
descriptos, por más igualdad y más libertad.

Córdoba, 18 de junio de 2016.-

2
Boron, Atilio – Socialismo del Siglo XXI - ¿Hay vida después del neoliberalismo?- Pág. 88

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