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¿Misticismo Evangélico?

T.A. McMahon

Me encuentro muy apenado en estos días cuando veo lo


que está ocurriendo entre aquellos que profesan ser
evangélicos. Yo sé que el término “evangélico” ha
experimentado cambios radicales en lo que se refiere a
su significado y su aplicación. Pero aun así, cuando uso
el término, lo voy a hacer dándole su definición más
simple: Me refiero a aquellos que afirman aceptar la Biblia
únicamente como su autoridad máxima para conocer y
recibir el camino de Dios a la salvación y para vivir sus
vidas de una manera que plazca al Señor.

Hace treinta años, ciertos jóvenes evangélicos fueron


usados por el Señor para que me ayudaran a abrir los ojos
a la realidad de que yo estaba eternamente separado de
Dios y que el sistema religioso en que estaba
dependiendo para que me lleve al cielo era una esperanza
falsa. No fue fácil para mí el aceptar eso en ese tiempo.
Aunque mi dedicación a la Iglesia Católica Romana había
decaído durante la década de mis años veinte, la actitud
de que “Yo nací Católico y voy a morir Católico” había sido
impregnada en el tejido de mi mente.
Recordando ahora esos tiempos, reconozco que yo era
un joven en esclavitud, como lo es toda persona que no
ha nacido de nuevo. Pero había otra esclavitud que
también me había capturado: la esclavitud de la tradición
de la Iglesia Católica Romana, con sus sacramentos,
liturgias, y rituales. No solamente estas cosas no eran
bíblicas sino que eran las obras de la carne y los
mecanismos del demonio. En mi propia vida, al igual que
en la historia de la Iglesia de Roma, había supersticiones
que capturaban mi alma y que habían sido manifestadas
bajo el disfraz de espiritualidad.

Yo confiaba en reliquias de los muertos, que eran


llamados santos por la Iglesia Católica; en el agua
bendita; en el hacer la señal de la cruz; en las velas para
hacer votos; en el bautismo para obtener la salvación (ya
sea infantil o de adulto); la “transubstanciación” que
supuestamente convertía un pedazo de pan en Cristo
vivo; las apariciones de María; el escapulario; la
“milagrosa” medalla; las estatuas e imágenes de Jesús, de
María y de los santos; interminables rosarios, Novenas,
las estaciones de la Cruz; el abstenerse de comer carne
los días Viernes; las abstinencias de la Cuaresma; los
últimos ritos para llevarme al Purgatorio e indulgencias
para sacarme del Purgatorio; tarjetas de Misa; las gracias
dadas por María; el confesionario, con la absolución de
mis pecados por un sacerdote; la pena y sufrimiento
espiritual para purificarme de mi pecado; el adorar un
pedazo de pan durante la hora santa de la Eucaristía; el
Santo Padre como el vicario de Cristo en la tierra, etc.,
etc., y allí está la esclavitud que muy pocos evangélicos
entienden.

Muchos ponen a un lado estas cosas como algo que no


tiene mucha importancia y no son esenciales a la fe
Cristiana o que son menores aberraciones teológicas que
solamente existen en la religión Católica. Eso no es
verdad. Estas “menores aberraciones teológicas” son
esenciales al evangelio que Roma predica y que ellos
declaran como un evangelio de obras meritorias y que la
Biblia condena (Vean el libro de los Gálatas, Romanos,
Efesios, etc.) como un rechazo al completo sacrificio,
propiciación, de Cristo nuestro Salvador. La tradición
Católica, la cual es declarada a la par en autoridad a la
sagrada Escritura, está compuesta de todas estas cosas
(que las hemos mencionado) y que son necesarias para
que un Católico pueda entrar al cielo.

De acuerdo a la Palabra de Dios, cualquier cosa que se


añada a la obra completa de Cristo en la cruz es una
negación del evangelio: el que Cristo pagó la pena
máxima por los pecados de la humanidad.

La Iglesia Católica Romana, la cual afirma infalibilidad en


sus concilios y enseñanzas teológicas, claramente y
enfáticamente niega el Evangelio Bíblico. El concilio de
Trento de 1547 declara los siguientes Canónicos, los
cuales todavía siguen rigiendo a la iglesia actual:

Sexta Sesión, Canónico 9: Si cualquier persona declara


que el pecador es justificado por fe solamente, queriendo
decir que nada más es necesario para obtener la gracia
de justificación... tal persona será condenada.

Sexta Sesión, Canónico 12: Si cualquier persona declara


que la fe justificadora es la misericordia divina que
perdona pecados únicamente por el amor de Dios, o que
es por fe solamente por la cual somos justificados: esa
persona será condenada.

Sexta Sesión, Canónico 30: Si cualquier persona declara


que después del recibimiento de gracia de justificación,
la culpa de la persona es removida y la deuda de castigo
eterno borrada de cada pecador que se arrepiente y que
no existe ninguna deuda adicional de castigo temporal,
ya sea en este mundo o en el purgatorio antes de que las
puertas del cielo sean abiertas, tal persona será
condenada.

Séptima Sesión, Canónico 4. Si cualquier persona declara


que los sacramentos de la Nueva Ley no son necesarios
para salvación pero... que sin ellos, o sin el deseo de
adquirirlos, los hombres todavía pueden obtener de Dios,
a través de la fe solamente, la gracia de justificación...
estas personas serán condenadas.

La persona que no acepta estos decretos (que todavía


siguen en vigencia), es condenada al infierno por no
haberse sometido al falso evangelio de obras que predica
la Iglesia Católica Romana.

Empezando con el Segundo Concilio Vaticano en la


década de los años 1960, donde solo algunos cambios
superficiales fueron hechos (ya que los dogmas infalibles
no pueden ser cambiados), Roma lanzó un programa
ecuménico dirigido a seducir a Protestantes en todo el
mundo, y específicamente, a los evangélicos en los
Estados Unidos. La meta era y es, el atraer y reunir a todo
el mundo cristiano bajo la autoridad de la Iglesia Católica
Romana con el Papa como la cabeza espiritual. Como era
de esperarse, ha habido bastante progreso entre las
denominaciones liberales en los Estados Unidos y en
Europa (las cuales habían abandonado las Sagradas
Escrituras hacía ya bastante tiempo). Lo más asombroso
es el éxito que este movimiento evangélico ha tenido en
los Estados Unidos.

Billy Graham, fue el primero y el más notable evangélico


que dio su apoyo y aprobación al movimiento ecuménico
iniciado por el Ecumenismo de Roma. Otros evangélicos
han hecho lo mismo, incluyendo Bill Bright, Pat
Robertson, J.I. Packer, Timothy George, Robert Schuller,
Hank Hanegraff, Benny Hinn, and Jack Van Impe.
Evangélicos y Católicos juntos, bajo el liderato de Chuck
Colson y el sacerdote Católico Richard John Neuhaus,
declararon que los Católicos y Evangélicos son “hermanos
y hermanas en Cristo” y los arengó para que trabajaran
juntos en propagar el evangelio. Obviamente, y a
propósito muy conveniente, tal evangelio nunca ha sido
definido.

Aunque la aceptación de ciertas liturgias y ritos Católicos


dentro de los evangélicos había crecido continuamente a
través de los años desde el Segundo Concilio Vaticano, su
crecimiento aumentó en forma dramática con la
popularidad de la película, ultra conservativa católica, de
Mel Gibson llamada “La Pasión de Cristo.” Su
dramatización de uno de los más sagrados rituales del
catolicismo, Las Estaciones de la Cruz, capturó los
corazones de los evangélicos de tal manera, que en su
afán de comprar entradas para ver la película explica su
gran éxito comercial. Después de tal logro, dentro de las
paredes del Vaticano se hizo la siguiente observación:
“Para los evangélicos, la película les ha mostrado una
pequeña mirada dentro del alma del católico. Muchos
evangélicos, después de haber visto la película
reflexionaron y expresaron que empiezan a entender
aspectos de la Iglesia Católica, como la Cuaresma... las
cenizas en la frente... la abstinencia de carne los días
Viernes...las estaciones de la Cruz... el énfasis en la
Eucaristía... la devoción a María... el enorme crucifijo en
cada altar católico. Tal vez no vayan a comprar rosarios
inmediatamente, pero algunas de las cosas de la Iglesia
Católica ya no les es tan extraño, tan ajeno.”

Lo que los evangélicos también “recibieron” fue que los


líderes entusiásticamente aprobaron y sancionaron tal
película como “auténticamente bíblica.” Numerosas
escenas fueron basadas en la imaginación de un místico
Católico del siglo 18, como la representación de María
como co-redentora en la salvación de la humanidad, y el
muy católico evangelio que representa a Cristo pagando
por el pecado de la humanidad sufriendo un interminable
castigo físico en manos de los soldados romanos.
La Pasión de Cristo tuvo un efecto asombroso en la
juventud evangélica y en los pastores de la juventud. No
solamente las cosas católicas dejaron de ser extrañas,
ajenas, sino que empezaron a ser incorporadas en los
Ministerios de Jóvenes dentro de las Iglesias evangélicas.
El ritual de Las Estaciones de la Cruz adquirió
popularidad, aunque tuvo que ser reducida de 14
estaciones a 11, eliminando algunas estaciones que eran
demasiado ajenas a las escrituras (como la “Santa”
Verónica capturando la impresión de la cara
ensangrentada de Cristo en un velo). Altares para
oraciones han sido construidos, mostrando imágenes
iluminadas por velas con la fragancia de incienso
ardiendo, y laberintos de oración han sido pintados en
los pisos de los sótanos de las iglesias o cortados en los
jardines. Para muchos jóvenes evangélicos que han sido
educados en vacíos y repetitivos coros de adoración con
poca diferencia de la música secular e instrucción
religiosa basada en entretenimiento para mantenerlos
interesados, las liturgias de la Iglesia Católica y Ortodoxa
les parecen ser mucho más espirituales.

Todo esto ha resultado ser forraje “espiritual” para el


crecimiento de la Iglesia del Movimiento Emergente, que
resultó como una reacción en contra la manera en que
muchas iglesias habían crecido utilizando métodos
seculares popularizados por Robert Schuller, Bill Hybels
y Rick Warren. Muchos líderes de la Iglesia del
Movimiento Emergente, los cuales tienen antecedentes
evangélicos, vieron que los rituales y misticismos
católicos eran ingredientes necesarios que fueron
perdidos durante la época de la Reforma. “Sola Escritura”
fue la arenga esencial que unió a los líderes de la Reforma
en contra de los abusos provenientes de las tradiciones
de la Iglesia Católica Romana; la Biblia siendo la única
autoridad eliminó totalmente la influencia de los místicos
Católicos conocidos como los Padres del desierto.

Pero ahora vemos que el misticismo Católico ha


retornado con un gran ahínco. Sus técnicas ocultistas
pueden ser encontradas prácticamente en todo sitio,
como en la Organización ‘Renovaré’ de Richard Foster y
la Iglesia con un Propósito de Rick Warren. Una de las
personas que aprueban estas incorporaciones en la
iglesia evangélica es Brian McLaren que dice: “Muchos
líderes Cristianos han estado buscando un nuevo enfoque
bajo el estandarte de ‘formación espiritual.’ Esta nueva
búsqueda ha llevado a éstos líderes a aceptar las
prácticas contemplativas católicas y sus disciplinas
monásticas de la época medieval.”
Tony Jones, que es uno de los editores de una publicación
titulada “Un Manifiesto Emergente de Esperanza” ha
escrito un manifiesto de misticismo para Iglesias
Emergentes titulado “El Camino Sagrado: Prácticas
espirituales para la Vida Diaria.” La mayoría de personas
que colaboraron con este manifiesto de misticismo son
líderes de Iglesias Emergentes, y lógicamente hay que
mencionar a los sacerdotes Católicos a quienes Tony les
agradece y los medievales misticismos católicos y
ortodoxos que él también menciona. ¿Cuál es entonces
este misticismo que ellos están promoviendo?

El misticismo Católico es totalmente subjetivo y


experimental. Al igual que su antecedente, que es el
Misticismo del Oriente, afirma que Dios no puede ser
conocido ni tampoco entendido a través del
razonamiento humano pero puede ser solamente
experimentado subjetivamente a través de varias
técnicas. Es totalmente opuesto a lo que la Biblia enseña:
“Vengan, pongamos las cosas en claro, dice el Señor”
(Isaías 1:18); “La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere
sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere
discernimiento” (Proverbios 4:7). “Su divino poder, al
darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su
propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las
cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (2
Pedro 1:3). Además la meta del misticismo es unión con
Dios, como por ejemplo, la unión del alma de uno con
Dios. Esto es una imposibilidad y a su vez revela las raíces
del misticismo que son panteísticas, lo cual quiere decir
que Dios es todo y está en todo. No es así. Dios es infinito
y trascendente, totalmente separado de Su creación que
es finita.

El Camino Sagrado endorsa numerosas técnicas místicas


que están ganando aceptación entre los evangélicos de
hoy en día. El estar conscientes y el entender tales
técnicas son por lo tanto esencial para poder ejercer buen
discernimiento. Las oraciones centralizadas utilizan una
palabra en singular (como ‘amor’ o ‘Dios’) sobre la cual
uno enfoca su atención para poder aclarar o limpiar la
mente de todos otros pensamientos. La creencia es que
la persona diciendo la supuesta oración y manteniendo
silencio ante Él, va a conectar y va a escuchar
directamente a Dios. Tony Campolo declara, “en lo que a
mí concierne, mi intimidad con Cristo se ha desarrollado
gradualmente a través de los años, principalmente a
través de lo que los místicos Católicos llaman “la oración
centralizada.” Cada mañana tan pronto como me levanto,
me tomo el tiempo necesario, algunas veces hasta media
hora, para centrarme en Jesús. Desde que abro los ojos
yo repito su nombre (Jesús) una y otra vez para poder
limpiar mi mente de todos los obstáculos. Jesús es mi
mantra, como algunos dicen.”

La oración centrada en Jesús hace que la persona repita


una oración como la siguiente “Señor ten misericordia de
mí” continuamente, cientos y hasta miles de veces. Esta
repetición supuestamente centra o fija la mente en Jesús.
Siendo así rechaza descaradamente el comando de Jesús
cuando nos dice: “Y orando, no uséis vanas repeticiones,
como los gentiles, que piensan que por su palabrería
serán oídos.” (Mateo 6:7). Además, las repeticiones
constantes cambian la oración, que es una forma de
comunicación con Jesús, en un acto de pura tontería.

‘Lectio divina’ que significa “lectura sagrada,” es una


técnica que está totalmente apartada de lo que es un
estudio y una lectura normal de la Biblia. Su metodología
va más allá del significado objetivo de las palabras y el
directo significado de ellas que nos permite absorber un
conocimiento normal. Jones escribe, “Mientras usted está
enfocando su mente en el profundo significado de las
palabras, empiece a meditar en las sensaciones y
emociones que aparecen en su mismo interior.” Después
de esto él resume esta mística técnica contemplativa: “La
verdadera contemplación va más allá de las palabras y del
intelecto y está dirigido a ese ‘espacio estrecho’ donde
tiempo y eternidad casi se tocan el uno con el otro. Es en
uno de esos momentos que algunos de los santos
(católicos) más grandes en la historia de la iglesia
(Católica) han tenido una ‘unión mística’ con Cristo.” Está
bien claro, por la Palabra de Dios, que el espíritu con
quien ellos tuvieron una ‘unión mística’ en su
contemplativo y alterado estado de conciencia no era
Jesús.

‘Ignatian Examen’ es una técnica de visualización del


ocultismo que fue enseñada por Ignacio de Loyola, que
fundó la Orden de los Jesuitas en el siglo 16. Su ejercicio
enseña que uno visualice uno mismo en la presencia de
Jesús y después de esto uno puede interactuar con Él
acerca de Sus actos que Él hizo en la tierra, por ejemplo,
lo que sucedió “durante la Ultima Cena, y en el Jardín de
Getsemaní, al pie de la cruz, al sepultar a Jesús en la
tumba.” Usando ésta técnica Ignacio de Loyola está
usando su propia imaginación para añadir contenido a la
Escritura y expone a la persona, que practica estas
técnicas, a manipulación demoníaca. (2 Corintios 11:4;
Gálatas 1:8).

Los Laberintos de Oración son senderos concéntricos


creados por la Iglesia Católica en el siglo 13 para
experimentar en la imaginación de uno el camino de
Cristo en la Vía Dolorosa, o “el camino de dolores,”
cuando Él cargó la cruz a la colina del Calvario. En vez de
exponerse a los peligros de una peregrinación a Jerusalén
durante la Semana Santa, los Católicos romanos en
Europa podían obtener las mismas indulgencias (para
acortar su estadía en el Purgatorio) si caminaran los
senderos del laberinto en ciertas catedrales mientras que
meditaban en oración acerca de la crucifixión de Cristo.
De la misma manera, el observar el “sagrado” ritual de las
Estaciones de la Cruz era un substituto por un peregrinaje
a la Tierra Santa.

El haber estado escribiendo ésta carta, y pensado como


un ex católico, es difícil para mí entender por qué la
iglesia evangélica es atraída por el ocultismo religioso de
la Iglesia Católica Romana. Para mí no tiene ningún
sentido. Visite usted cualquier país donde esa religión es
tomada seriamente y lo que va a ver es gente esclavizada
a la superstición. Por otra parte, no debería
sorprenderme. La Apostasía está creciendo muy
rápidamente, la religión del Anticristo se está formando,
y el misticismo, ya sea Católico, del Islam, yoga, el
misticismo del Oriente, el chamanismo de religiones
nativas, o de cualquier otra forma, es un imán común y
poderoso que atrae y reúne a todas las religiones.
Al observar esta maldad que está invadiendo a la iglesia,
nosotros necesitamos ser los vigilantes en las torres para
poder así poder advertir, avisar, informar, especialmente
si el Señor retrasa Su venida, a la próxima generación de
creyentes. Ellos son el objetivo, el objeto de ataque, de
esta seducción mística.

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