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Revista Politikón

www.revistapolitikon.com.ar

Revista Politikón es una propuesta iniciada por estudiantes de Ciencia Política


de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina), y pensada para estudiantes y
graduados/as de todas las Ciencias Sociales de América Latina. Es un espacio diná-
mico de intercambio académico y análisis de coyuntura que cuenta con dos tipos de
publicaciones: Revista Politikón Anual (de convocatoria periódica) y Revista Poli-
tikón Web (con convocatoria permanente para artículos breves que se suben a la
web). El proyecto busca constituir una publicación especializada que acoja produc-
ciones tanto de estudiantes como graduados/as, y que genere una interdisciplinari-
dad entre la Ciencia Política y el resto de las carreras de las Ciencias Sociales.

Revista Politikón Edición Anual. N° 1, Marzo 2018 - ISSN 2591-6394


Publicación editada por el Comité Editorial de Revista Politikón.
E-mail: revistapolitikon@outlook.com / Sitio web: www.revistapolitikon.com.ar
La responsabilidad por el contenido de los artículos es exclusiva de sus respectivos autores.
COMITÉ EDITORIAL COMITÉ EXTERNO

Directora Andreina Colombo Anahí Acebal (UNL – IHUCSO - CONICET)


Luciano Albizzati Jerónimo Bailone (UNL - UCES)
Pablo Arnau Short Andrea Bolcatto (UNL – UNER)
Tiara Brasesco Murga Federico Castellitti (UNL)
Luna De Azcuénaga Adrián Contursi Reynoso (UNL – UADER)
Philipp Edling Virginia Coudannes (UNL)
David Gatti Carlos Esquer Gutiérrez (UNA-Costa Rica)
Katia Ingerman José Manuel Esquer Gutiérrez (UAM-
Xochimilco)
Guadalupe Janick
Facundo Gabas (UNL - UCA)
Sacha Lione
Esteban Kaipl (UNL - IHUCSO - UNR)
Sofía Marzioni
Santiago Lo Voulo (UNL)
Milagros Monserrat
Rosa Marcuzzi (UNL- UCSF - UCA- UCES)
Luciano Moretti
Marina Martínez (UNL - UNER)
Joel Sidler
Gabriel Obradovich (UNL)
Rocío Truchet
Lilia Puig (UNL)
Hugo Ramos (UNL-CESIL-IHUCSO-UCSF)
Christián Scaramella (UNL - UBA)
Agostina Tibaldo (UNL-IHUCSO-CONICET)
Sergio Valenzuela (UNNE – CONICET)
No estoy segura de poder establecer algo así como una historia del surgimiento de este primer
número de la Edición Anual de Revista Politikón que estamos compartiendo, porque quienes lo
hicimos estamos convencidos de que es complejo establecer linealidades temporales y relaciones
causales directas en procesos que son colectivos al mismo tiempo que individuales. Pero, sin du-
das, son muchos los momentos que recuerdo ahora que estamos ante la materialización del tra-
bajo compartido.
Revista Politikón es una iniciativa de estudiantes, graduados y graduadas de la Licenciatura en
Ciencia Política de la Universidad Nacional del Litoral. Podríamos plantear que la primera mate-
rialización fue en mayo de 2016, cuando una votación abierta entre el estudiantado de la carrera
eligió el nombre que ahora nos identifica. A partir de allí, se invitó a la conformación del Comité
Editorial y al mes siguiente publicamos el primer contenido web, una entrevista al politólogo Ati-
lio Boron. Desde ese momento, fueron muchos los logros y satisfacciones.
Quienes iniciamos (algunas personas ya no integran el equipo de trabajo, pero no por ello las
queremos olvidar en este momento) con la inquietud y la necesidad de generar una publicación
de divulgación e intercambio académico que incluya tanto a estudiantes como graduados/as e
investigadores/as, nunca fuimos capaces de imaginar que íbamos a recibir aportes de colegas
de tantos puntos del país y de Latinoamérica. Sin dudas, esto es una de
las mayores satisfacciones, que abona y refuerza las motivaciones iniciales de cara a la continui-
dad de la publicación. En este sentido, queremos agradecer la confianza de los/as colegas que en-
viaron sus escritos para esta convocatoria.
En relación a esto, tampoco quisiera dejar de agradecer la generosidad y predisposición de
quienes realizaron las evaluaciones externas para este número. Como Comité Editorial decidimos
que éstas incluyeran a personas que trabajen las temáticas de los textos, y le dimos especial aten-
ción para que, además de docentes e investigadores de la región, participen activamen-
te graduados y graduadas de la carrera en la que nos formamos, entendiéndolo como una forma
de reconocimiento y valorización hacia las trayectorias de nuestros/as compañeros/as.
Por ello, queremos agradecer a Anahí Acebal, Jerónimo Bailone, An-
drea Bolcatto, Federico Castellitti, Adrián Contursi Reynoso, Virginia Coudannes, Carlos Esquer
Gutiérrez, José Manuel Esquer Gutiérrez, Facundo Gabas, Esteban Kaipl, Santiago
Lo Voulo, Rosa Marcuzzi, Marina Martínez, Gabriel Obradovich, Christián Scaramella, Lilia Puig,
Hugo Ramos, Agostina Tibaldo y Sergio Valenzuela, cuya participación consideramos un avance
importante para esta nueva publicación, en su camino a constituirse en un espacio participativo,
abierto y plural.
A partir de todo este trabajo, es que podemos aquí presentarles nuestra Edición Anual N° 1, la
que cuenta con artículos académicos, avances de investigación y ensayos. Además, nos enorgulle-
ce incorporar una entrevista al Dr. Joan Subirats, ineludible referente del campo de las políticas
públicas.
Quisiera retomar, justamente, una frase de él para cerrar este texto: "Nuevos escenarios re-
quieren no sólo nuevas respuestas, sino también nuevas preguntas". Esperamos que esta cons-
trucción colectiva que es Revista Politikón sea una excusa para seguir encontrándonos a hacer
(nos) nuevas preguntas sobre la política en este desafiante siglo XXI.

Lic. Andreina Colombo


ENTREVISTAS

 Joan Subirats: Las políticas sociales hoy, desafíos y oportunidades del Pág. 6
cambio de época
Por Sofía Marzioni

ARTÍCULOS ACADÉMICOS
 Naturaleza, razón y represión en la política contractual del
Estado moderno.
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo
Pág. 11

 Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las re-


des sociales desde las representaciones sociales de los usuarios.
Romina Damiani Ameri y Javier Nuñez Pág. 21

 ¿Hacia una nueva configuración del sistema de partidos de Berisso?


Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza
Pág. 35

ENSAYOS
 ¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe
Prof. Juan Diego García Pág. 51

 La Ciencia Política frente al narcotráfico en México


Lic. José Ángel Lima Zamora
Pág. 67

AVANCES DE INVESTIGACIÓN
 La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos.
Lic. Aníbal Torres Pág. 77

RESEÑAS
 Merlinsky, Gabriela: “Política, derechos y justicia ambiental. El con-
flicto del Riachuelo”.
Lic. Camila Blanc Pág. 82
Joan Subirats: Las políticas sociales hoy, desafíos y
oportunidades en el cambio de época
Por Sofía Marzioni
Licenciada en Ciencia Política, UNL-CONICET
sofimarzioni@hotmail.com

Las políticas sociales están en el corazón del orden social. En efecto, desde una mirada amplia y
atenta su complejidad, pueden ser definidas como aquellas formas de intervención del Estado y de la
sociedad sobre los problemas que desafían los mecanismos de cohesión social. Ocupan, entonces, un
lugar central en el orden social capitalista, formando parte de sus procesos de construcción de
hegemonía. En este sentido, el “análisis de políticas” no aborda temas periféricos a los propios de la
Ciencia Política sino que, por el contrario, implica directamente aspectos esenciales de su objeto de
estudio: las relaciones de poder y las formas concretas que asume la relación entre el Estado y la
ciudadanía en un momento histórico determinado.
En Argentina, los estudios sobre políticas sociales se desarrollaron en paralelo al
“redescubrimiento” de la cuestión social contemporánea, a partir del retorno a la democracia y las
sucesivas crisis macro-económica que experimentó el país. En las últimas décadas, el debate
académico y político sobre las políticas sociales se ha intensificado en la medida en que hemos sido
testigos de la crisis del Estado de Bienestar, el crecimiento de la desigualdad y la pobreza, la erosión
del trabajo como eje de la integración social… Ante un mundo que está cambiando, ¿Es razonable
seguir pensando a las políticas sociales como lo hacíamos a finales del siglo XX o nos arriesgamos a
ver con “anteojos” obsoletos una realidad que demanda atender a nuevas complejidades?
“Nuevos escenarios requieren no sólo nuevas respuestas sino también nuevas preguntas” sostiene
Joan Subirats en una de sus clases en la Universidad Autónoma de Barcelona. Referencia ineludible
en el campo, Joan Subirats es Doctor en Ciencias Económicas, Catedrático de Ciencia Política e
investigador del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Especialista en análisis y gestión de políticas públicas, innovación democrática y relaciones internet-
política. Lo entrevistamos para Revista Politikón y conversamos con él acerca de algunos de los
puntos claves del debate actual sobre las políticas sociales 1 .

1 Estas preocupaciones e interrogantes se inscriben en la participación en el equipo de cátedra de la asignatura


“Políticas Sociales” de la Lic. en Trabajo Social (UNL) y en el Proyecto de Investigación CAI+D/PICT “Política social,
condiciones de vida y ciudadanía. Una investigación sobre las experiencias sociales del bienestar en la ciudad de Santa
Fe (1983-2016)”, dirigido por la Dr. Daniela Soldano.
Estamos atravesando una época de transición. Lejos quedó ya la sociedad
industrial y su alta integración social. Las sociedades contemporáneas presentan
nuevos y complejos desafíos. En este contexto, ¿Cómo se ha ido reconfigurando la
agenda de las políticas sociales? ¿Cuáles son hoy los temas prioritarios?
JS - Las políticas sociales se han fundamentado en la capacidad de los poderes públicos de
articular medidas de respuesta que compensaran los efectos negativos que la lógica competitiva y
utilitaria del sistema capitalista generaba. Como decía Karl Polanyi en “La Gran
Transformación” (1944), al movimiento generalizado de mercantilización de la vida le respondía una
necesidad de protección social que buscaba en el Estado -en sus distintas configuraciones- la
respuesta que cobijara incertezas y necesidades. En Europa, después de las respuestas estatalistas y
totalitarias del nazismo y del comunismo en su versión soviética, el pacto socialdemócrata-
democristiano de 1945 configuró un sistema de políticas de bienestar que respondían a los criterios
básicos de protección en los aspectos esenciales (educación, sanidad y, en mucha menor medida,
vivienda). La lógica era que el mercado ganaba en protección por parte del Estado, el mercado
respondía contribuyendo fiscalmente a los costes de las políticas sociales y esas políticas conseguían
reducir el conflicto social que el capitalismo siempre genera y, además, contribuían a mejorar las
capacidades de consumo de la sociedad en su conjunto. Después de los efectos de la crisis de los años
70' y la llegada al poder de personajes como Thatcher y Reagan, la globalización con sus efectos de
deslocalización, dumping social e incremento de las capacidades de elusión y evasión fiscal, ha
complicado mucho el mantenimiento de ese modelo. Y, desde perspectivas distintas y desde
posiciones ideológicas también diversas, se buscan respuestas a la evidente dificultad que existe para
mantener ese modelo redistributivo en el momento de cambio de época que estamos viviendo. Y ello
es aún más grave si atendemos a la creciente desigualdad que en cada país se va dibujando. Las
prioridades son pues reconfigurar esas políticas, asegurando no sólo acceso a las mismas sino
también calidad en la prestación de servicios, ya que es esencial no romper las alianzas entre clases
populares y clases medias que puedan asegurar el mantenimiento de un abanico de políticas sociales
más necesarias que nunca. Evitando así que tales políticas se conviertan en residuales y acaben
confundiéndose con espacios de caridad para los que no tienen otras salida.

En relación a lo anterior, ¿Qué incidencia poseen, por una parte, la transición


demográfica y el avanzado proceso de envejecimiento poblacional y, por otra parte,
la inmigración y el multiculturalismo? Dos fenómenos que hacen a las dinámicas de
gran parte de las sociedades en la actualidad.
JS - En la concepción tradicional de las políticas sociales ha habido una tendencia a confundir
igualdad con homogeneidad. Ello se ha debido a distintos factores. Uno de ellos tiene que ver con una
estructura social considerada como relativamente homogénea y estable. La estructura de clases, la
configuración de edades, la división del trabajo y el papel de las mujeres, la continuidad laboral… todo
ello ayudaba a que las políticas fueran diseñadas en clave de grandes agregados sociales: hombres,
mujeres, niños, jóvenes, adultos, viejos, trabajadores, labores del hogar, entro otros. Los cambios de
todo tipo que han ido afectando nuestras vidas, están poniendo en cuestión muchas de esas categorías
y conceptos. Y ahí es donde la rigidez de las políticas sociales en su concepción administrativa
concreta, agudiza esos problemas de partida. En efecto, la lógica burocrática-weberiana considera un
factor de calidad el trato “indiferente” en relación a los demandantes de ayuda o prestaciones. De
alguna manera, se entiende que el principio inspirador de la acción administrativa ha de ser “la
eficacia indiferente”, es decir, el trato igualmente homogéneo en relación a cualquier persona. Y que,
de lo contrario, se podría caer en un vicio considerado grave que sería el de tratar con
discrecionalidad a las distintas personas. Pero ese trato indiferenciado choca precisamente con la
creciente consideración que la calidad de los servicios justamente se relaciona con la personalización
de los mismos. La diversidad es un valor que ha venido para quedarse y es imprescindible el
reconocimiento de ese ser diverso a la hora
de pensar y repensar los servicios públicos.
Lo contrario de igualdad es desigualdad y lo
contrario de diversidad es homogeneidad. Y
los dos valores, igualdad y diversidad son
necesarios para atender hoy la evidente
heterogeneidad social, etaria, cultural,
de genero y muchas otras cosas.

Una de las características de las


sociedades post-industriales es que
los objetivos de pleno empleo y
estabilidad laboral no son ya un
principio de realidad, y las
trayectorias vitales son cada vez más
complejas, heterogéneas y diversas.
En este escenario, ¿Qué opinión le
merece la propuesta de una renta
básica universal como estrategia
para paliar la vulnerabilidad socio-
económica y la desigualdad social?
JS - Por un lado, es cierto que las
perspectivas de trabajo para todos y de manera estable están desapareciendo a marchas forzadas.
Todo apunta a que desparecerán, cambiarán muchos empleos actuales, y que además el trabajo que
permanezca será más precario y que no siempre conseguirá resolver los problemas de subsistencia
básica de los que lo tengan. De hecho, por ejemplo, el 20% de las personas que acuden hoy día a los
servicios sociales del ayuntamiento de Barcelona, son personas que trabajan, y que no logran con
su sueldo ver cubiertas sus necesidades de vivienda, comida y demás elementos básicos. La renta
básica universal aparece en este contexto como una especie de respuesta omnicomprensiva a todos los
efectos. Pero, hemos de reconocer que sigue estando rodeada de muchos interrogantes. En Barcelona,
el proyecto B-Income está llevando a cabo una prueba piloto en una parte de la ciudad, y
veremos que conclusiones pueden sacarse al respecto. Por otra parte, se habla también de buscar
salidas en políticas sociales más de corte pre-distributivo. Es decir, políticas que eviten que las
personas tengan que recurrir a los servicios sociales como paliativo a sus situaciones de carencia. Nos
referimos a temas como la vivienda, la educación infantil o el salario mínimo hora/mes que pueden
satisfacer necesidades básicas o garantizar un mínimo vital que evite o reduzca la necesidad de acudir
a las prestaciones sociales de las administraciones.

En los últimos años han cobrado fuerza las ideas de glocalización, desarrollo local,
gestión de proximidad… ¿Cuál es el rol que deben asumir los gobiernos locales en la
coyuntura actual y qué potencialidades y límites poseen los mismos para gestionar
los problemas sociales?. A nivel organizativo, ¿Qué retos plantea la gestión de los
problemas sociales desde el nivel local? ¿Cómo se materializan en la gestión de lo
social las tan mentadas coordinación intergubernamental, transversalidad o
integralidad?
JS - Parece claro, al menos para mí, que si queremos combinar la preocupación por la igualdad
con la necesidad de reconocer las diferencias entre las personas, ello se hace mucho más fácil desde la
proximidad. La lejanía entre necesidad y centro decisor puede ayudar a evitar un exceso de
particularismo y puede asimismo contribuir a redistribuir recursos entre espacios o territorios con
características sociales muy distintas. Pero, al mismo tiempo, esa actuación lejana y centralista (que
es la habitual incluso en Estados que dicen ser federales), acostumbra a basarse en formatos
jerárquicos y de estricta distribución competencial. Cuando, si aceptamos a la diversidad como un
valor a reconocer e incorporamos lógicas participativas, parece necesario buscar más el acuerdo de los
distintos agentes que operan en el territorio ante problemas que normalmente resisten poco la
identificación estrictamente competencial (no hay problemas sólo educativos, sólo sanitarios, sólo
económicos o sólo sociales, sino que acostumbran a presentarse mezclados y revueltos). En ese
sentido, es clave entender que la proximidad permite construir diagnósticos compartidos, permite
trabajar en red, sin utilizar la jerarquía y buscando la complementariedad entre esferas de gobierno y
entre dinámicas profesionales distintas. Esa necesaria descentralización no puede dejar de ir
acompañada de una centralización de los datos del sistema (todo el mundo opera en el mismo sistema
y comparte información) y tampoco puede ignorar la necesidad de que siga existiendo un mecanismo
de compensación redistributiva entre distintos espacios territoriales de intervención.

¿De qué manera pueden las políticas sociales promover y reforzar la participación
ciudadana y el trabajo en red? ¿Es posible la co-producción de políticas?
JS - En par te esta pr egun ta la acabo de contestar . Pero, in sistien do en algu no de su s
aspectos, entiendo que la participación no es algo que pueda plantearse como un deseo más o menos
alcanzable, sino como una necesidad ante la creciente complejidad de los problemas políticos y
sociales a los que nos enfrentamos. Hablar de co-producción de políticas, implica aceptar que no nos
basta con que los ciudadanos participen en algún momento y de modo funcional en la puesta en
práctica de las políticas. Implica entender que necesitamos construir la definición del problema al que
queremos enfrentarnos de manera conjunta, ya que solo así la implementación de la decisión será
asumida de manera conjunta y podrá avanzarse de forma estable y continuada. No es fácil, ya que
implica reconsiderar los roles de cada quién. De los políticos, ya que su papel decisor puede venir
puesto en discusión por esas prácticas compartidas, de los expertos, ya que deberán aceptar que los
ciudadanos también “saben” cuando se trata de problemas que les afectan, y de los propios
ciudadanos, ya que deberán asumir que el co-decidir conlleva responsabilidades posteriores de
ejecución y de asunción de las consecuencias que de ello se deriven.

¿De qué hablamos cuando


hablamos de innovación social en
materia de políticas sociales? ¿Qué
significados puede tomar la
innovación social y cómo se
vincula con nociones como
economía social y acción
comunitaria?
JS - Como ya hemos dicho, las
necesidades sociales aumentan y, al
mismo tiempo, son innegables las
dificultades de las instituciones públicas
para mantener los compromisos
adquiridos en sus cartas constitucionales
y en su legislación social, ante la creciente
dependencia de los poderes financieros y
las prioridades concedidas al retorno de la
deuda generada por el déficit público, así
como en la merma constante de ingresos
por la ya mencionada capacidad evasión y
elusión fiscal del gran capital financiero.
En ese escenario, conviene situar la posibilidad/oportunidad de respuestas sociales autónomas y el
cambio en la estructura de poderes como elementos a considerar frente el aumento de la desigualdad
social y las necesidades que ello conlleva. En esta línea, organismos multilaterales como el FMI, el
Banco Mundial o la OCDE están insistiendo desde hace tiempo en el término de “innovación social”
en sus diversos análisis. Conviene recordar que no es un concepto nuevo pero es evidente que en los
últimos tiempos ha tomado un gran auge, por varias razones, entre otras su notable ambigüedad. Se
entiende que la innovación social se da cuando aparecen nuevas respuestas a problemas sociales.
Identificando y generando la provisión de nuevos servicios que mejoren la calidad de vida de personas
y comunidades; identificando y
generando nuevas esferas de trabajo,
nuevas formas de participación, tanto
desde la perspectiva de la producción
como del consumo. Parece claro que,
desde esa perspectiva, no
necesariamente las experiencias
entendidas como innovación social,
modificarán las relaciones de poder
previamente existentes, ya que su
lógica puede ser estrictamente
subsidiaria o compensatoria de los
déficits de actuación de los poderes
públicos, sin que ello afecte
el status quo vigente.

Desde perspectivas más contra-


hegemónicas, desde las que se quiere
reivindicar la acción colectiva como
palanca de transformación social, se
entiende el surgimiento de estas
prácticas como expresión de la
exigencia de un nuevo protagonismo
cívico, que entra en conflicto con la
visión delegativa y “clientelar” en la que la lógica institucional y jerárquica acostumbra a situar las
relaciones entre instituciones y ciudadanía. Estas prácticas innovadoras y comunitarias serían pues
experiencias que se oponen a los procesos de mercantilización en nuestras sociedades, buscando
formas más equilibradas de relación con las instituciones, generando también embriones de nueva
institucionalidad, formas de co-producción de políticas, y/o espacios de apropiación social de ámbitos
antes monopolizados por los poderes públicos o la esfera mercantil. De esta manera, se estaría
avanzando en formatos alternativos (instituciones del pro-común) de entender la respuesta a las
necesidades sociales a través de experiencias comunitarias, de cooperación y de autonomía cívica. Y
ahí es donde la conexión con las experiencias de economía social y solidaria pueden ser pertinentes y
relevantes, ya que no separan la economía de la política. Y, por otro lado, permiten superar la visión
paliativa de unas políticas sociales separadas del origen económico que la desigualdad y exclusión a la
que se quiere responder acostumbra a estar conectado. Es en esa perspectiva que las dinámicas que se
conocen como de pro-común o de “comunes” pueden ser asimismo significativas, ya que buscan
configurar una concepción de lo público que no se ciñe solo a la esfera institucional y que pretende
combinar dinámicas económicas, políticas y sociales .

Crédito fotografía: les3coses.debats.cat/es/expert/joan-subirats


Naturaleza, razón y represión en la política
contractual del Estado moderno*

Mg. Oscar Guadarrama Arroyo


Maestría en Filosofía Moral y Política por la UAM-Iztapalapa (México)
Profesor de filosofía en el Colegio de Bachilleres Xochimilco-Tepepan
oscararroyo1983@hotmail.com

En este trabajo se hace una revisión de la naturaleza, la razón y la represión en la política contrac-
tual a partir de la fundamentación filosófica del Estado moderno. Desde un repaso de los esbo-
zos filosóficos y políticos de los principales representantes del contractualismo liberal moderno
trato de mostrar que la configuración del Estado moderno, así como la base del dominio político y
del orden institucional legal, conlleva un carácter represivo inscrito en la propia lógica político-
contractual. Lo que se traduce en una política represiva que se dirige a contener cualquier acción y
conducta que atente contra el orden institucional-estatal.

Las reflexiones sobre lo político en el pensamiento moderno, tanto en la filosofía política


como en la filosofía del derecho, giran en torno a la explicación y fundamentación de los
principios normativos del dominio político y la legitimidad del orden institucional estatal.
La filosofía de la Edad Moderna, en particular, la fundamentación filosófica del Estado
moderno, buscó de múltiples formas explicar el dominio político y la legitimidad del orden
institucional estatal apelando siempre a la razón como fundamento principal, en sus
diversas formas y variados conceptos filosóficos1, con la intención de construir un orden
racional alterno que se opusiera al arbitrio de la religión.
En el plano filosófico, se intentó construir de varias maneras un “Estado de Derecho
fundado en la soberanía y en el saber de la pura razón ilustrada, un orden jurídico
levantado sobre el cálculo racional, despreciando la tradición y la religión” (Pérez Soto,
2012: 74). En otras palabras, la finalidad era la de crear un orden jurídico-
racional institucional que sustituyera la autoridad de Dios y el dominio religioso cimentado
sobre la supremacía de la razón.
En este amplio marco de discusiones filosóficas, que va desde Hobbes hasta
Kant, los esfuerzos por establecer un ordenamiento político institucional no sólo
se caracterizan por combatir y desconocer las anteriores formas de legitimación del
pensamiento jurídico y teológico del derecho natural divino2, sino que muestran, como

* Este trabajo es la reelaboración de una ponencia presentada en el “Congreso Nacional de Estudios de los Mo-
vimientos Sociales” de la Universidad Autónoma Metropolitana y de la Red Mexicana de Estudios de los Movi-
mientos Sociales, el 18 de octubre de 2016, en la Ciudad de México. En el Eje temático 4: Violencia Política y
Criminalización de la Protesta.
1 Por ejemplo, para adelantarnos un poco, como un cálculo racional, como razón regulativa, o bien, simplemen-
te, como instrumento de astucia.
2 Me refiero a las antiguas formas de legitimación jurídicas y teológicas que descansaban en el derecho natural
divino y que remitían a la voluntad de un orden divino o de un orden natural objetivo. En filosofía, el caso más
conocido y notable es quizás el del filósofo Robert Filmer, quien sostenía en sus escritos que “el rey tenía la
propiedad del poder y que esa propiedad le había sido otorgada por Dios” (Filmer, 2010: 57).
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política

veremos más adelante, que el trasfondo del dominio político y la legitimidad del orden
institucional estatal subyace en los criterios y determinaciones que los filósofos del Estado
moderno atribuyen a la naturaleza y a la razón humanas.
Se podría decir con esto que los criterios y determinaciones de la dualidad
entre la naturaleza y la razón, que subyace en la argumentación filosófica del Estado
moderno, son indispensables para entender desde esta perspectiva el dominio político y la
legitimidad del orden estatal. En consecuencia, la filosofía del Estado moderno,
particularmente, las teorías modernas del contrato, que hacen notoria esta dicotomía en
sus argumentaciones políticas, enseñan lo suficiente para estar en condiciones de abordar
la naturaleza, la razón y la represión en la política contractual del Estado moderno3.

II
En las filosofías modernas del contrato el punto de partida para la explicación del
dominio político y la legitimidad del orden institucional estatal hay que situarlo en la
propia instauración del Estado, es decir, en el propio proceso de fundación del Estado. En
general, la base común sobre la que se cimientan estas argumentaciones contractualistas
del Estado, es la de que el Estado moderno surge mediante la realización de un pacto o
conforme a un contrato.
Tal fundamentación sobre la naturaleza del Estado es sin duda única y
particular de esta tradición política, además cuenta con destacados pensadores
y precursores filosóficos4. En otras palabras, esta base común sobre la naturaleza del
Estado se convertirá en la forma de reflexión paradigmática de las teorías modernas del
contrato desde Hobbes, Locke y Rousseau hasta Kant y Fichte. Filósofos que se podría
pensar son enteramente distintos unos de otros, pero que, sobre esta base
común, llegarán a coincidir en más de una ocasión en sus formulaciones filosóficas y
políticas.
Son especialmente estos autores que fundamentan el Estado mediante un contrato los
que representan de manera genérica la instauración del orden político y el dominio
estatal en la demarcación entre estado de naturaleza y Estado político. La distinción entre
estado de naturaleza y Estado político como punto inicial para la fundamentación del
Estado, otra de las dicotomías recurrentes en las teorías modernas del contrato, es una
constante en las argumentaciones filosofías del Estado moderno. Sin
considerar las primeras argumentaciones contractuales de Francisco Suárez y Hugo
Grocio, prácticamente todos los filósofos del Estado moderno apelaron al uso de la
demarcación entre estado de naturaleza y Estado político como punto
preparatorio para la fundamentación del Estado.

3 Es necesario aclarar que no pretendo concebir ni reducir el concepto de Estado meramente a un conjunto de
instituciones o a un aparato institucional estatal. Como se sabe, es posible distinguir entre Estado, instituciones
del Estado, aparato institucional estatal y gobierno. Solamente estoy siguiendo un tipo de argumentación que
se desprende de un enfoque contractualista del Estado moderno. Quede esto dicho como consideración.
4 La argumentación filosófica contractual no es una invención propia del pensamiento moderno. Como es sabi-
do, en la Grecia antigua, algunos pensadores y sofistas como Nicofrón y Trasímaco, quienes a su vez fueron
criticados por Aristóteles, defendían la tesis de que la ley y la ciudad eran meros productos de la convención,
restricciones a la libertad del individuo impuestas o aceptadas meramente como protección. Sin embargo, no
será sino en la modernidad, con el creciente despunte del espíritu burgués y la nueva organización social cen-
trada en el mercado y la economía capitalista, que la figura del contrato se elevaría dominantemente “al rango
de concepto teórico” (Kersting, 2001: 76).
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo

Ningún filósofo ha desarrollado esto con mayor claridad que Hobbes, quien basa la
distinción entre estado de naturaleza y Estado político en la ausencia de un orden político
-jurídico legal acotado. En oposición a un Estado político legalmente delimitado, Hobbes
atribuye en el estado de naturaleza a todos los individuos un ius naturale a todo, es decir,
un derecho natural a todo sobre todo5. Esto es básicamente en dos sentidos. En primer
lugar, el derecho natural para hacer cualquier cosa; y en segundo lugar, el derecho natural
de todos sobre todas las cosas. En palabras de Hobbes: “De aquí se sigue que, en
semejante condición, cada hombre tiene derecho a hacer cualquier cosa, incluso en el
cuerpo de los demás” (Hobbes, 2010: 107). Un derecho que surge del igualitarismo
natural, o del presupuesto de la natural igualdad de todos los individuos en dicha
condición, aspecto que tanto Hobbes como Locke comparten6.
El estado de naturaleza es un estado de libertad natural ilimitada, únicamente
circunscrita por la violencia física de cada individuo. Con férrea coherencia,
Rousseau afirma que en libertad natural los individuos tienen “un derecho ilimitado a
todo lo que les tienta y esté a su alcance”. Y no tienen otros límites, más que los propios
“límites de la fuerza del individuo” (Rousseau, 2001: 274). Por supuesto el resultado de
esto es que quien quiera y pueda, tiene el libre derecho de poder hacer y dejar hacer lo
que se quiera con tal de que se pueda.
Incluso, en el peor de los casos o en la situación más extrema, condición
que comparten, aunque gradualmente también, Hobbes y Locke, cada
individuo tiene además el libre derecho de poder matar a otro individuo en aras de la
conservación de su propia vida. La consecuencia reza así: “es razonable y justo que yo
tenga derecho a destruir aquello que me amenaza con la destrucción” (Locke, 2013: 127)7.
Es este derecho, siguiendo esta argumentación, un ius naturale, y ello nada tiene que
ver con un crimen, ya que en el estado de naturaleza, en ausencia de un orden político-
jurídico legal, es decir, “a falta de un orden definido de manera vinculante no pueden
quebrantarse las normas de tal orden” (Jakobs, 2003: 35). Dicho de otra manera, no se
puede cometer un delito y quebrantar el orden en donde no ha sido instituido un
ordenamiento político y jurídico legal.
En correspondencia con ello, ante tal escenario en donde impera un derecho natural de
todos a todo, sin límites a la libertad natural y en ausencia de un orden legal definido, y
por consiguiente, en donde los individuos se encuentran en constante amenaza de guerra
y de lucha de todos contra todos, situación que pone en el máximo peligro de muerte
violenta a cada individuo, los filósofos inscritos en esta tradición política,
particularmente, Hobbes, Locke y Kant8, no dudaron en caracterizar al estado de

5 Para la tradición del derecho natural, de la cual Hobbes es uno de sus representantes más distinguidos, ade-
más de Locke y Rousseau, todos los individuos tienen derechos por naturaleza. Lo que significa que para esta
tradición política antes de cualquier inscripción social todos los individuos tienen por naturaleza derechos.
6 Coincidiendo con Hobbes, afirma Locke que el estado de naturaleza “es también un estado de igualdad, den-
tro del cual todo poder y toda jurisdicción son recíprocos, en el que nadie tiene más que otro, puesto que no hay
cosa más evidente que el que seres de la misma especie y de idéntico rango, nacidos para participar sin distin-
ción de todas las ventajas de la naturaleza y para servirse de las mismas facultades, sean también iguales entre
ellos, sin subordinación ni sometimiento” (Locke, 2013: 119).
7 Conviene reconocer que si bien existe en Locke un iusnaturalismo un poco más moderado y restringido con
respecto al de Hobbes, en el que ubica en la condición más extrema del estado de naturaleza, es decir, en el
estado de guerra, el libre derecho de matar a otro individuo. Locke rápidamente termina admitiendo la necesi-
dad de eliminar a quien amenaza la vida.
8Es interesante que Kant, a pesar de las distancias filosóficas, mantenga y comparta con Hobbes la idea o el
modelo del estado de naturaleza.
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política

naturaleza como un estado salvaje, violento e injusto.


Hobbes es muy claro al respecto, el estado de naturaleza no es otra cosa que “el estado
de guerra de todos contra todos” (Hobbes, 2008: 9). Locke, por su
parte, distinguiendo sutilmente entre estado de naturaleza y estado de guerra es
contundente: “el estado de guerra es un estado de odio y de destrucción” (Locke, 2013:
127). En sintonía con ellos, Kant señala que “el estado de naturaleza es un estado de
injusticia y de violencia” (Kant, 2009: 656). En suma, todos estos autores coinciden que
mientras se mantenga semejante condición, nunca existirá un estado de
seguridad, de justicia y de paz para nadie.
Razón por la cual, mientras se mantenga ese estado salvaje, violento e inseguro, nunca
cesarán perpetuas sospechas y celos de todos contra todos, ya que en esta condición los
individuos se sienten amenazados constantemente por los demás, lo que genera temores y
sospechas extremas, y por tanto, necesariamente se debe abandonar ese
estado de naturaleza9.
Llegado a este punto, se puede decir que el asunto clave en la demarcación entre estado
de naturaleza y Estado político, no es como tal la problemática que representa el estado de
naturaleza sino más bien el trasfondo de la problemática que origina el estado de
naturaleza, a saber, la propia naturaleza humana y sus pasiones.

III
De la misma manera en la que todos estos autores hicieron
comúnmente la demarcación entre estado de naturaleza y Estado político. Todos estos
filósofos del Estado, desde Hobbes, Locke y Rousseau hasta Kant, escribieron tratados
acerca de la naturaleza humana y sus pasiones. Y prácticamente todos, salvo Rousseau
y la notable consideración de Hume10, coincidieron categóricamente en atribuirle a la
naturaleza humana y sus pasiones, ciertas características innegables, por demás
peligrosas, que resultarían negativas para la convivencia social y pacífica en el marco de
instituciones, y sobre todo, para el propio proceso de configuración del Estado.
Hobbes es por demás contundente, los Hombres son por naturaleza agresivos y
violentos, “un principio universalmente conocido por experiencia y no negado por
nadie” (Hobbes, 2008: 7). Y con base en ello, desarrolla su teoría del Estado y su
programa político, que se caracteriza por una fuerte desconfianza de la naturaleza
humana y sus pasiones, sobre todo, de las consecuencias que puedan seguir de
ellas. Locke, por su parte, siguiendo a Hobbes y emparentado con él por premisas acerca
de la naturaleza humana, no menos empíricas, señala que lo surge de la naturaleza
humana y sus pasiones no es más que “odio, malevolencia, violencia
y destrucción” (Locke, 2013: 128).
De modo similar argumenta Kant, cuya lógica comparte en el fondo con Hobbes, es
decir, cuyos pronunciamientos acerca de la naturaleza humana y sus pasiones se
asemejan bastante a los del filósofo inglés y que ponen en evidencia ese hobbesianismo

9 Hay que señalar que se ha escrito y mencionado muchas veces, incluso por algunos filósofos tratados aquí,
como Rousseau por ejemplo, que el estado de naturaleza no debe entenderse como un estado empírico o real,
sino como un estado hipotético o ficticio que sirve meramente como un marco conceptual para la formulación
filosófica del Estado moderno. Argumento que no es mi intención refutar ni discutir.
10 Hume, vale la pena decirlo, es uno de los pocos filósofos de la época que le atribuye a la naturaleza humana y
sus pasiones una naturaleza amigable y sociable (Hume, 2012: 425).
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo

latente. En palabras de Kant, no se puede confiar en “la maldad de la naturaleza humana,


que puede contemplarse en su desnudez en las relaciones libres” (Kant, 1998:
22). Igualmente, de manera parecida, Kant prosigue afirmando que tampoco se puede
confiar en las pasiones, ya que “las pasiones son cánceres de la razón pura práctica y, las
más de la veces, incurables” (Kant, 2014: 173).
En todo caso, para Hobbes, Locke y Kant, la naturaleza humana resulta peligrosa y
conflictiva, por tal razón, no se puede confiar en el comportamiento y en la conducta de
los individuos puestos en libertad natural, es decir, abandonados a su libertad. Más aún,
particularmente, en el caso de Hobbes y de Kant, no se puede confiar en los efectos y en
las consecuencias que puedan surgir de poner en libertad a las pasiones y de dar libre
curso a la naturaleza humana.

IV
Fieles a su tradición, estos filósofos contractuales del Estado, que comparten y
reconocen los efectos y las consecuencias que pueden surgir de dejar libremente a la
naturaleza humana y a sus pasiones, no dudaron en reconocer que la necesidad del
dominio político y el orden institucional estatal proviene en primera instancia del
carácter peligroso, agresivo y violento de la naturaleza humana. La solución en la que
coinciden todos estos filósofos, que pone fin a ese inseguro comportamiento
normativamente ilimitado de la naturaleza humana y sus pasiones, proviene
nominalmente del contrato pero esencialmente de la razón.
De nueva cuenta, así como lo que subyace en el estado de naturaleza no es sino la
propia naturaleza humana y sus pasiones. En las filosofías modernas del contrato, el
trasfondo de la figura del contrato no es sino la supremacía de la razón. Esto significa que,
como bien se ha insistido y señalado en repetidas ocasiones, el contrato no es más que
una metáfora conceptual, es decir, es la forma conceptual dentro de la cual se introduce la
situación política empírica para basar la fundamentación filosófico-estatal moderna. El
contrato viene a ser un esquema conceptual-racional que de manera metafórica, da
cuentas del proceso de fundación del Estado, mediante la imposición de la razón por
sobre la libertad natural y sus pasiones.
Es el caso por excelencia de Hobbes, de quien su contrato es más bien una
metáfora que apela a la razón como instancia superior de la naturaleza humana. En
palabras de Hobbes, “la buena inteligencia de algunas criaturas es natural; la de los
hombres es solamente por pacto, es decir, de modo artificial” (Hobbes, 2010:
140). Esto hace que en esta perspectiva racional y contractual del Estado, racionalidad
que comparte también Locke, la razón no sea sino un cálculo racional que permita, ya sea
por convención o por mera conveniencia, poner fin a ese estado precario limitando a la
naturaleza humana y sus pasiones.
La razón tiene que limitar a la naturaleza humana y los excesos que puedan surgir de
las pasiones. En el sentido de que la razón tiene que reprimir la naturaleza así como los
peligros y conflictos que puedan surgir de ella. Bajo esta perspectiva que pone a la razón
como mera capacidad de cálculo y como una racionalidad calculistas (Pérez, 1989: 49)
11. La naturaleza humana y sus pasiones pueden reprimirse mediante el diseño de leyes

que obliguen a los individuos a comportarse de manera civilizada. La razón en esta

11De esta idea de racionalidad entendida meramente como cálculo estratégico, surge la idea actual de cálculo
político. Es decir, la idea de que el cálculo político es un cálculo estratégico y de conveniencia.
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política

perspectiva es un cálculo racional que encuentra su mejor expresión en el diseño de leyes


y en la figura del pacto, en donde el pacto, se erige como un convenio artificio, es decir, un
artificio que supone el mutuo convenio racional de todos para imponerse a la fuerza y la
violencia natural de cada individuo.
El otro caso importante es el de Kant, quien de manera análoga con Hobbes, hace uso
del modelo contractual como “idea regulativa” en la fundamentación del Estado,
basándose en la fuerte confianza que profesa de la razón. La gran diferencia, sin embargo,
está en la estimación que Hobbes y Kant hacen acerca del carácter y el poder de la
razón (Pérez Soto, 2012:144). Mientras para Hobbes la razón no es sino un cálculo
racional que debe dirigirse a imponerse a la naturaleza humana y sus pasiones, la postura
de Kant apela a la razón como facultad de regulación (Jakobs, 2003: 30). Es decir,
mientras que para Hobbes la razón debe imponerse por sobre la naturaleza humana y las
pasiones, la razón en Kant tiene que regular intelectivamente, desde las condiciones de la
moralidad, los excesos de las pasiones, para así conformar un cuadro normativo legal en
el que desde la razón, y sólo desde la razón, se regulen las conductas y las acciones12.
Sin embargo, el asunto es que ya sea como instrumento de astucia o cálculo racional,
en el caso de Locke y Hobbes, respectivamente, o bien, como facultad regulativa
intelectiva, es decir, como razón puramente abstracta, en el caso de Kant, la
razón debe imponerse oprimiendo y regulando a la naturaleza humana y sus pasiones. En
otras palabras, ya sea mediante el diseño de leyes externas dictas por la razón (Hobbes y
Locke), que encierra otra de las dicotomías dominantes en las filosofías modernas del
Estado antes de Kant: la dicotomía clásica entre libertad natural y libertad civil (Pérez
Soto, 2008: 21). O mediante la imposición interna de las leyes vía la pura razón (Kant), la
razón siempre tiene que imponerse por sobre la naturaleza humana y sus pasiones.
Este punto de convergencia, la opresión y regulación arbitraria de la razón por sobre la
naturaleza humana, interna o externa, se traducirá en una postura política y normativa
similar respecto de la necesidad del Estado y del derecho, que gira en torno a una
lógica común que comparten en el fondo, postura en la cual no se puede confiar en las
consecuencias que puedan surgir del actuar libremente de los individuos (o futuros
ciudadanos).

V
Hobbes es el primero en ser consciente de esa situación. Motivado por sus
consideraciones acerca de la naturaleza humana. La propia argumentación de Hobbes lo
lleva a señalar que aún existiendo un convenio racional de todos, persiste el miedo a las
consecuencias de una posible disolución del pacto. De la misma manera, afirma Kant
que mientras no sea instaurado el estado de paz, es decir, el Estado político legal, se vive
en un estado de intranquilidad constante, en el que si bien las hostilidades no se han
declarado, sí existe una constante amenaza (Kant, 1998: 15). Tanto en Hobbes como en
Kant persiste el temor a las consecuencias de una posible ruptura del pacto y el miedo a

12En Rousseau, por ejemplo, “la civilidad produce en un cambio muy importante, sustituyendo en sus conduc-
tas el instinto por la justicia y dando a sus acciones la moralidad que les faltaba antas. Sólo entonces, cuando la
voz del deber sucede al impulso físico y el derecho al apetito, el hombre, que hasta entonces no había mirado
más así mismo, se ve obligado a obrar con arreglos a otros principios y a consultar su razón antes de escuchar
sus inclinaciones” (Rousseau, 2001: 273).
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo

las consecuencias de una posible recaída en el estado de naturaleza13.


Con base en ello, Hobbes, insistiendo en la fragilidad del pacto, que en buena medida
no es sino el resultado de su fuerte desconfianza en la naturaleza humana y sus
pasiones, no duda en señalar que el pacto tiene que ir acompañado de un poder común
que haga el convenio constante y obligatorio, sobre todo, “que mantenga a raya y dirija las
acciones hacia el beneficio colectivo” (Hobbes, 2010: 140). Hobbes considera que la mejor
manera de contener y limitar las tendencias naturales no es sino con la instauración de un
poder supremo que sujete y coaccione a todos los ciudadanos y que
encarne institucionalmente en la figura del soberano14.
Con férrea coherencia en ello, señala Fichte15, siguiendo notoriamente a Hobbes, que
“en estos límites tienen que ser mantenidos los ciudadanos por coacción, y la amenaza a
infringirles cierto daño, en caso de transgredirlo, tiene que disuadir sus voluntades de la
decisión de transgresión” (Fichte, 1994: 114). Es notorio que en Hobbes, Kant y Fichte el
dominio político y la legitimidad del orden estatal, se basan en un acto de coerción que
ponga fin a la inseguridad, injusticia y violencia, para crear un orden jurídico y social
institucional que permita la convivencia social y pacífica en el marco de instituciones y
leyes generales que regulen y limiten el comportamiento y las acciones de todos los
ciudadanos.
En el sentido de que el establecimiento de las leyes debe inhibir cualquier iniciativa
individual o social que atente contra el orden institucional del Estado. “Esto significa que
la ley deberá reprimir constantemente a los ciudadanos porque abandonados a su libertad
natural resultarían peligrosos unos para otros y todos respecto del Estado” (Pérez Soto,
2008: 21). Lo que se traduce en un escenario en el cual los ciudadanos no sólo resultan
peligrosos fuera del orden institucional estatal sino que son reprimidos constantemente
en aras de que no perturben al Estado.
O, de otra manera, que el acto fundacional del Estado se constituye básicamente en
función de que “los ciudadanos no perturben al Estado en su proceso de
autorregulación” (Jakobs, 2003: 28). Es necesario tener presente esta idea de la
naturaleza del Estado, que se sigue de esta argumentación contractual, en donde el Estado
surge de la necesidad de instaurar un orden jurídico y político institucional que contenga
cualquier conducta que atente el orden social con el fin de que no se altere ni perturbe al
Estado.
El punto es que con ello la fundamentación filosófica del Estado, como ya he sostenido
en otro texto (Guadarrama, 2015), señala explícitamente su carácter represivo que
se pone en evidencia en tanto se reconoce que la naturaleza del Estado y la necesidad del
derecho, así como el dominio político y el orden jurídico-institucional, provienen
principalmente de la necesidad de reprimir las acciones peligrosas de los ciudadanos que
atenten contra el Estado de Derecho.

13 Lockelo dice de esta manera: “La falta de un juez común con autoridad coloca a todos los hombres en un
estado de naturaleza, la fuerza ilegal contra la persona física de un hombre crea un estado de guerra, lo mismo
donde existe que donde no existe un juez común” (Locke, 2013:129)
14 Sibien Hobbes es nominalmente un teórico del contrato social, materialmente es más bien un filósofo de las
instituciones (Jakobs, 2003:28).
15 Muy parecido a Hobbes, señala Fichte que “la unión política sólo puede ser construida sobre un contrato
originario que, sin embargo, debe ser estipulado necesariamente; y, además, según aquellos por los que el pue-
blo mismo no debe ejercer por sí mismo el poder ejecutivo, sino que tiene que transferirlo” (Fichte, 1994: 113).
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política

VI
En esta configuración del Estado que resulta de esta lógica contractual aparece otro
problema central y una nueva dualidad que va a potenciar la necesidad del dominio
político y la legitimidad del orden institucional estatal.
El punto es que desde esta argumentación contractual del Estado, los filósofos inscritos
en esta tradición centraron además sus preocupaciones en la esquematización de las
condiciones contractuales que hacen que un comportamiento individual y social pueda
poner bajo amenaza la vigencia y legalidad del Estado de Derecho. En este sentido
la argumentación se va a tornar ahora hacia el establecimiento de los criterios normativos
bajo los cuales se pueda distinguir entre ciudadanos y potenciales enemigos del Estado.
Todos los filósofos expuestos anteriormente, desde Hobbes, Locke, Rousseau hasta
Kant y Fichte, hicieron la demarcación político-jurídica entre ciudadanos y enemigos. Ya
sea de una manera un tanto más vaga y abstracta (Rousseau y Fichte) o de un modo más
definido y delimitado (Hobbes y Kant). En el caso, por ejemplo, de Rousseau y Fichte, la
distinción entre ciudadanos y enemigos se basa en la ruptura del pacto mediante la
infracción de un delito, dicho acto excluye del contrato al infractor perdiendo con ello sus
derechos como ciudadano y haciéndolo enemigo del Estado.
En palabras de Rousseau, “todo malhechor, al atacar al derecho social, resulta por sus
fechorías rebelde y traidor a la patria, deja de ser miembro del Estado” y “es excluido
como infractor del pacto y como enemigo público” (Rousseau, 2011: 285). En el mismo
tenor, Fichte prosigue señalando que “aquél que viola el contrato social, pierde así con
todo rigor todos sus derechos como ciudadano y es completamente privado de sus
derechos”, ya que “el Estado sólo es Estado para cada individuo mediante el
contrato” (Fichte, 1994: 315-316). Es claro que en estos señalamientos la demarcación
entre ciudadanos y enemigos resulta abstracta y radical, ya que Rousseau y Fichte no
distinguen claramente las condiciones bajo las cuales un delito o una infracción puedan
poner bajo amenaza la vigencia y legalidad del Estado de Derecho. O, también, no queda
claro en qué sentido un delincuente común que infringe con un delito pone en peligro la
tranquilidad y legitimidad del Estado de Derecho.
En el sentido de que en principio “un ordenamiento jurídico debe mantener dentro del
derecho también al criminal”, ya sea porque “el delincuente tiene derecho a volver a
arreglárselas con la sociedad y porque tiene el deber de proceder a la reparación del
mismo” (Jakobs, 2003: 28).
En cambio, la situación es más clara en Hobbes y en Kant, para estos filósofos un
enemigo es aquel individuo que no reconoce ni quiere sujetarse a las leyes impuestas o
establecidas por el soberano y que se resiste deliberadamente a entrar a un orden
constitucional legal. Para decirlo con Hobbes, “aquellos que deliberadamente, niegan la
autoridad del representante del Estado son castigados no como súbditos sino como
enemigos” (Hobbes, 2010: 257). Siguiendo a Hobbes, Kant señala que “a aquellos
individuos que no quieren sujetarse ni entrar a un Estado civil-legal”, es decir, “a quienes
no admiten ser incluidos bajo una constitución legal” o que se “resisten a entrar a un
Estado civil-legal hay que tratarlos como enemigos” (Kant, 1998: 14). De modo tal que
para Hobbes y para Kant el enemigo es aquel individuo que no reconocen las leyes dictas
legalmente por el representante del Estado y que se resiste a aceptar la constitución civil-
legal.
De esta lógica argumentativa contractual se sigue que lo que define a un
ciudadano respecto de un enemigo, es su relación jurídica para unos y su
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo

relación ajurídica para otros16. En correspondencia con ello, esto equivaldría a decir que
unos individuos se encuentran dentro del contrato y, por tanto, participan de las garantías
y beneficios de éste, y otros se encuentran fuera del mismo, es decir, como individuos
que se apartan del mismo y que no quieren sujetarse a las leyes ni a al orden jurídico-
institucional. O, dicho de otra manera, quienes pactan y aceptan el pacto participan de las
garantías y beneficios de éste, y quienes no pactan ni aceptan el
pacto, resultan enemigos del Estado. Y como tal, representan una amenaza que atenta
contra el Estado de Derecho.

VII
El punto es que si me he extendido hasta aquí para señalar algunos aspectos comunes
entre estos filosóficos, aún al riesgo de ser insistente y repetitivo, ha sido para poner en
evidencia el trasfondo y los alcances de esta lógica contractual del Estado moderno. Que
fundamenta la necesidad del dominio político y del orden estatal en la contención de
acciones particulares y sociales que amenacen el orden jurídico y social institucional del
Estado. Y que manifiesta con claridad el carácter represivo inscrito en la propia
lógica político-contractual de configuración del Estado moderno.
Que se refleja, en la actualidad, en la creciente práctica de generar leyes y normas
dirigidas a combatir y contrarrestar “enemigos”, creando tipos penales genéricos respecto
de los cuales se disminuyen abruptamente las garantías procesales, penales y
penitenciarias (Pérez Soto, 2014: 28-29). En la aprobación de estados de excepción
declarados por decreto y en el reforzamiento de la seguridad y vigilancia en fronteras y
aeropuertos, así como en la progresiva invasión a la privacidad de los ciudadanos por
parte de gobiernos. Y en la criminalización, persecución y amedrentamiento constante a
periodistas, estudiantes y ciudadanos atravesada lado a lado de vigilancia y represión.
Y que es el resultado de una legislación y una política represiva que se dirige a inhibir
cualquier conducta individual y social que ponga en peligro y bajo amenaza al Estado de
Derecho. En otras palabras, una política que reprime legítimamente en aras de recobrar el
“orden” y “El Estado de Derecho”. En la actualidad, es notorio que ningún gobierno
“democrático” liberal existente se priva del recurso de la violencia, de la fuerza y de la
represión cuando el clamor social amenaza con sobrepasar todos sus mecanismos de
dominio y de control legal institucional.

16 Esla idea de que el rol y el comportamiento social se define además por medio de la vinculación con el dere-
cho. Esa regulación jurídica establece no sólo el vínculo sino la coacción social por medio del derecho que ha de
conformar también la configuración social. Una argumento que mantiene Kelsen, a pesar de que él mismo
abandona la argumentación iusfilosófica del derecho. Señala Kelsen: “Para una ciencia normativa una sociedad
es un orden normativo (moral, religioso o jurídico) constituido por un conjunto de normas. Un individuo está
sometido a un orden normativo en la medida en que su conducta está regulada por las normas de tal orden. Un
orden normativo es eficaz cuando, de una manera general, los individuos a los cuales se dirige se conforman a
sus normas” (Kelsen, 2009: 23).
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política

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Agendas enfrentadas.
La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales
desde las representaciones sociales de los usuarios.
Romina Damiani Ameri
Estudiante avanzada de Lic. en Ciencia Política (UBA)
damiani.narpe@gmail.com
Lic. Javier Nuñez
Lic. en Ciencia Política y Lic. en Sociología (UBA)
javiern1991@gmail.com

En los últimos años, se ha discutido cómo ha impactado el surgimiento de las denominadas redes
sociales en los medios de comunicación, la opinión pública y la política en general. Algunas posi-
ciones -de la academia y del sentido común- han sostenido que las redes sociales son capaces de
crear una agenda paralela, o incluso confrontativa, a la de los grandes medios. Este artículo aborda
la relación entre la agenda de los grandes medios y la agenda de las redes sociales a través de las
representaciones sociales de los usuarios. Se sostiene que si bien los sujetos consideran que ambas
agendas -de los medios y las redes- se encuentran en conflicto, el análisis de sus construcciones de
sentido revela la constante interacción entre las redes sociales y los medios, aún cuando los usua-
rios consideren a las plataformas digitales como una alternativa a la televisión.

INTRODUCCIÓN
En los últimos años, se han dado una serie de debates respecto al papel de las
denominadas “redes sociales” en la opinión pública y en la política en general (Aruguete,
2015; Calvo, 2015; Boczkowski y Mitchelstein, 2015; Becerra, 2015). Esta polémica se ha
dado tanto en ámbitos periodísticos como en la academia. En Argentina, el cambio de
gobierno a nivel nacional ocurrido a fines del el año 2015 actualizó esta discusión: de la
mano de miradas que destacan el papel de Internet en la campaña electoral, existen otras
que resaltan las posibilidades políticas que las redes promueven, contribuyendo al
surgimiento de nuevas formas de participación ciudadana. Este debate no es ajeno a la
población en general, involucrando tanto sus prácticas de consumo de medios como las
construcciones de sentido que se elaboran sobre dichas prácticas. Ciertamente, esas
representaciones sociales no son ajenas a los posicionamientos políticos de la coyuntura,
así como modos de significar a los medios de comunicación.
Este artículo aborda esta problemática a partir del análisis de representaciones sociales
de usuarios de redes sociales. La descripción de sus construcciones de sentido busca
discutir la hipótesis de la contraposición entre la agenda de los medios tradicionales -en
especial los de mayor tamaño- y la de los usuarios de estas nuevas tecnologías.
Una de las preguntas que definían a la investigación que sustenta este artículo se
interrogaba por cómo los usuarios de redes sociales representan la relación entre la agenda
de los grandes medios de comunicación y la agenda de las plataformas digitales. Esta
pregunta indagaba las construcciones de sentido de los sujetos respecto a los grandes
medios, su agenda, así como sus representaciones referidas a su propio uso de redes
sociales.
Como objetivo general se propuso describir las representaciones de usuarios de redes
sociales acerca de la relación entre la agenda de los grandes medios y la de las redes
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

sociales.
En calidad de objetivos específicos se postuló: 1) indagar las representaciones sociales
de los usuarios de redes sociales acerca de la agenda de los grandes medios; y 2) conocer
las representaciones sociales de los usuarios de las redes sociales sobre la agenda de esas
plataformas digitales.
Producto de otros objetivos incluidos en esa misma investigación -que apuntaban
a formatos de acción colectiva que otorgaban un fuerte peso a las redes - todos los
objetivos fueron abordados a partir de entrevistas a sujetos que compartían una posición
crítica a los medios de comunicación en general. Como resultado, predominó
fuertemente la confrontación entre agenda de los medios y la agenda de las redes. Esto
facilitó una comprensión más acabada de las representaciones que sostienen esa postura.
Por el contrario, impide extender las conclusiones a otros sectores de la sociedad.
Como se desarrollará, lejos de existir una contraposición lineal entre agendas, las redes
contribuyen a recrear la agenda de los medios tradicionales -principalmente de la
televisión- sólo que de un modo complejo, que no escapa a críticas y desconfianzas
respecto a los grandes medios e, incluso, involucra el esfuerzo de constituir una agenda de
temas opuesta a ellos.
Las representaciones sociales operan a través de categorías, que permiten otorgarle un
sentido a la realidad social en la cual el sujeto está inmerso (Jodelet, 1984). En el tema
que aquí se trata, esas categorías establecen una contraposición entre una
agenda central -ubicada en la TV- y otra alternativa, encarnada en los usuarios de redes
sociales.
Ahora bien, esta oposición entre centralidad y alternativa no responde a las
prioridades temáticas de cada agenda, sino a la distancia o proximidad que el sujeto
establece respecto al tipo de medio -televisión o redes sociales-. En el ámbito de las
representaciones, las categorías con las que se juzga a una agenda y a la otra, no remiten a
una suma de temas (política, educación, seguridad, etc.) sino al espacio que media -o se
cree que media- entre el usuario y el medio de comunicación.
Como se explicará más adelante, las construcciones de sentido que refieren a la
televisión y a las redes sociales utilizan categorías diferentes, que luego serán
contrapuestas entre sí. Como proximidades y distancias se encuentran en juego, referirse
a la televisión implica discutir qué tanto se puede o no confiar en su información. Por el
contrario, las representaciones sobre las redes sociales se ordenan en torno a las
posibilidades de las formas de participación que se dan en ese ámbito.
El uso de estas categorías abre la posibilidad de que -desde el prisma que otorgan
las representaciones sociales- las relaciones entre centralidad y alternativa sean más
complejas. Al remitir la agenda central de los medios a la distancia y la agenda alternativa
de las redes a la proximidad respecto al usuario, cada término pasa a depender del otro.
En el plano de las construcciones de sentido, las redes sociales son vistas como una
alternativa porque los medios son pensados como un lugar de centralidad. La oposición
entre agendas oculta, entonces, una interacción constante entre ambas.
El cuerpo del artículo se divide en cuatro grandes secciones. En la primera, se brindan
algunas precisiones de índole teórico y metodológico. Luego, se desarrollan algunas
características del contexto histórico reciente, que facilitan la comprensión de las
representaciones que hacen al objeto de estudio. La tercera sección aborda esas
construcciones de sentido enfocándose en aquellas que remiten a la agenda de los grandes
medios. Antes de la conclusión, otro apartado se concentra en las representaciones
referidas a la agenda de las redes sociales.
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri

LA CONTRAPOSICIÓN ENTRE AGENDAS Y EL USO DE REDES SOCIALES:


ALGUNAS PRECISIONES CONCEPTUALES EN EL MARCO DE UN DEBATE
EN DESARROLLO
En los últimos años, el desarrollo de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) ha
llevado a una serie de debates referidos al impacto de estas plataformas digitales en los
medios de comunicación (Herrero-Curiel, 2012) y en la participación política (Calvo,
2015), entre otros temas. Estas discusiones se han dado tanto en la academia como en
ámbitos periodísticos y -como se describirá a lo largo de este trabajo- no son ajenas a las
representaciones sociales de la población en general.
Ciertamente, no existe unanimidad respecto a qué tanto las redes alteran radicalmente
a los medios y a la política. En relación a los grandes medios, cabe plantearse si las redes
reproducen o confrontan con la agenda de los grandes medios (Aruguete, 2015;
Boczkowski, y Mitchelstein, 2015; Zuazo, 2017). En este trabajo, se aborda esta
problemática a través de las representaciones de usuarios de redes sociales. Si bien los
entrevistados consideran que la agenda de Facebook y Twitter se contrapone a la agenda
de los grandes medios, el análisis de sus construcciones de sentido expondrá las
interacciones entre ambas agendas.
A continuación, se aportarán algunas precisiones teóricas respecto a qué entender por
el término agenda, cómo la relación entre grandes medios y redes es estudiada desde las
representaciones sociales de los usuarios y se introducirán las categorías a desarrollar en
el análisis.
Bajo la denominación “teorías de los efectos cognitivos” suelen reunirse un conjunto,
relativamente heterogéneo a su interior, de corrientes teóricas de la opinión pública
surgidas en la segunda mitad del siglo XX (Saperas, 1987). En este marco puede incluirse,
por ejemplo, la teoría de la agenda setting. McCombs y Shaw -creadores de esa teoría
plantearon en un comienzo que los medios tienen la capacidad de establecer los temas
relevantes de la agenda del público pero no pueden determinar qué pensar sobre esos
temas (McCombs, 2006).
A diferencia del planteo clásico de McCombs y Shaw, en este trabajo no se aborda a las
agendas como una suma de ítems (educación, salud, economía, inseguridad, etc.) a
comparar entre los medios y el público. En tanto se describen las representaciones
sociales de los usuarios, el término agenda sólo designa el sentido que esos sujetos le
asignan. Por tanto, por agenda se entiende al conjunto mismo de problemas que se
discuten en determinado momento por un segmento considerable de la sociedad. La
agenda no es descripta en términos de problemas sino desde la perspectiva que los
actores le dan a las discusiones de cada momento en los grandes medios y en las redes.
En este sentido, agenda aporta más una definición operativa que apunta a la descripción
de las construcciones de sentido que hacen al objeto de estudio.
Frente a abordajes concentrados en los medios de comunicación, las teorías de la
recepción se han enfocado en cómo los sujetos se apropian y alteran los mensajes de los
medios (Saperas, 1987). Si bien este artículo describe un proceso similar, lo hace a través
del análisis de las representaciones sociales de los usuarios.
Siguiendo a Jodelet, “las representaciones sociales constituyen modalidades de
pensamiento práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del
entorno social, material e ideal. En tanto que tales presentan características específicas de
organización de los contenidos, las operaciones mentales y lógicas” (Jodelet, 1984:474).
Jodelet distingue dos procesos en la formación de representaciones sociales: la
objetivación y el anclaje. La objetivación define al proceso vía el cual se construyen
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

significados a partir de la interacción del sujeto con ciertos elementos de la realidad


social. El anclaje designa a la inclusión de ese contenido objetivado en el conjunto de
representaciones sociales. Objetivación y anclaje suponen dos procesos que se distinguen
únicamente en términos analíticos: en las representaciones de los sujetos, no se dan este
tipo de distinciones.
Para describir el contenido de las representaciones y las relaciones que se dan entre
ellas, es necesario elaborar categorías. Si bien estas son construcciones analíticas, su
formulación busca alumbrar los sentidos que el sujeto otorga a la realidad social. Así,
cuando se hace referencia a los “grandes medios” o al “uso de redes sociales” sólo se busca
comprender el sentido dado por los sujetos.
En este trabajo, se han construido tres pares opuestos de categorías que dan cuenta de
cómo es pensada la confrontación entre la agenda de los grandes medios y la agenda de
las redes sociales: confianza y participación; rol de la televisión y uso de redes sociales;
centralidad y alternativa. Mientras que el contenido de cada categoría retoma el proceso
de objetivación, su relación con las demás categorías permite comprender su anclaje1.
Los términos centralidad y alternativa han sido construidos para describir cómo
conciben los entrevistados el papel de la agenda de los grandes medios y el de las redes
sociales. Por centralidad se entiende a la capacidad de establecer los temas que hacen a la
agenda de cada momento. En cambio, la alternativa no supone la construcción de una
agenda paralela a la centralidad sino la discusión cotidiana con la agenda de los grandes
medios. Como se desarrollará más adelante, la participación en las redes sociales opera en
una interacción permanente con la agenda de la televisión. La contraposición que los
sujetos establecen entre los grandes medios y las redes debe ser entendida a través de esa
interacción y no como el encuentro conflictivo entre dos conjuntos de temas diferentes.
Todas esas representaciones dependen de las proximidades y distancias que el actor
establece con cada medio. Mientras que la televisión es colocada en un sitio lejano, el uso
de las redes sociales coloca a esas plataformas digitales en un lugar de proximidad. Por
tanto, el consumo que cada sujeto realiza de los distintos medios guarda especial
importancia al momento de explicar tanto el contenido de las representaciones como las
variaciones entre los entrevistados.
El trabajo de campo que sustenta al artículo constó de 19 entrevistas semi-
estructuradas realizadas entre los meses de abril y junio del 20162. Estas entrevistas
fueron segmentadas por edad y género. En tanto otros objetivos de la misma investigación
apuntaban al estudio de formas de participación que daban un fuerte papel a las redes
sociales, la muestra estaba compuesta por usuarios que compartían una posición crítica
respecto a los grandes medios y en donde predominaban fuertemente opositores al
gobierno de la Alianza Cambiemos. Esto exige especiales precauciones metodológicas al
momento de extender las conclusiones que aquí se presentan a otros segmentos de la
sociedad.
Cabe aclarar que los usos de redes sociales son considerablemente diversos, incluso al
interior de la muestra. Mientras que algunos entrevistados integraban organizaciones
políticas desarrollaron formatos de acción colectiva (Tilly, 1978) similares a otras
agrupaciones identificadas con el gobierno anterior, otros solo realizaban periódicamente
1Por ejemplo, “confianza” da cuenta de cómo los sujetos “objetivan” qué tan fiables con los mensajes de los
medios. La relación con las otras cinco categorías expone su anclaje.
2 El artículo se basa en el Proyecto de Investigación Porteños Virtuales. Agenda Setting y otros efectos cogniti-
vos, Programa de Reconocimiento Institucional de Investigaciones, Facultad de Ciencias Sociales (UBA), pro-
gramación 2015-2017. El equipo de investigación está integrado por estudiantes, graduados y docentes de cien-
cia política, sociología y ciencias de la comunicación: Leandro Abud, Alejandro Aramburu, Nayla Attas, Rodrigo
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri

publicaciones a través de sus cuentas de Facebook o Twitter.

LAS REDES Y LA POLÍTICA: REPRESENTACIONES DE LOS USUARIOS


SOBRE LA COYUNTURA RECIENTE
En los últimos años, una serie de acontecimientos políticos ha favorecido el debate
respecto al papel político de las redes sociales. Episodios como la Primavera Árabe, el
movimiento de los Indignados en España, protestas en Islandia o manifestaciones de
distinto signo en América Latina suelen ser traídos a colación para justificar el creciente
peso de estas plataformas digitales. Teóricos de la acción colectiva (Tilly y Wood, 2009) y
estudiosos de la opinión pública (Riorda et al, 2011) parecen acordar, por lo menos, en la
necesidad de discutir el impacto de las redes en las formas tradicionales de participación,
en el papel de los grandes medios o en las campañas electorales, entre otros temas.
En la Argentina, las elecciones del 2015 -y el posterior cambio de gobierno-
actualizaron esta polémica, tanto en el ámbito académico como entre la ciudadanía en
general. Como se mencionó anteriormente, este artículo describe las representaciones
sociales de ciudadanos que se identifican en oposición al actual gobierno y a los medios de
comunicación que mantienen una línea editorial afín al actual oficialismo. Por tanto,
tienden a resaltar la distancia entre las problemáticas que conforman su agenda y la de los
grandes medios. Ciertamente, la identificación política puede ser considerada una
variable de corte sensible al tema que aquí se estudia. Sin embargo, solo se ha
considerado una categoría de aquella variable –es decir, los que se consideran opositores
al gobierno de la alianza Cambiemos y no a quienes son próximos a esa fuerza- con el
objetivo de complejizar el análisis de las representaciones sociales de ese subconjunto, en
vistas a desarrollar cómo se le da sentido a la contraposición entre la agenda de los
medios y el público.
En esta sección, se repasará cómo los entrevistados otorgan sentido al contexto
reciente. Si bien las representaciones sociales constituyen, efectivamente, hechos sociales,
ellas no realizan un simple calco de la coyuntura sino que extraen sólo algunos elementos
(objetivación, en términos de Jodelet). Por tanto, cabe prestar especial atención a cómo
los sujetos conciben los cambios en los medios de comunicación.
Todos los entrevistados concuerdan en que los medios mayoritariamente mantienen
una línea editorial favorable a la alianza Cambiemos. Esta definición del momento
histórico, suele ser mencionada como la constatación de un hecho evidente por sí mismo,
que no requiere mayores explicaciones.
Ahora bien, este diagnóstico presenta diferencias entre los entrevistados según se
destaque lo que sucede en los medios o, por el contrario, se resalten los cambios en el
consumo que realiza el propio sujeto. Si bien estas posiciones no son incompatibles, sí
indican dos modos distintos de construir la representación social.
Si la construcción de sentido privilegia los cambios a nivel de los grandes medios,
entonces se resaltan los posicionamientos políticos. Los entrevistados suelen concentrarse
en una suerte de inversión de roles: los principales medios pasaron de ser opositores -al
gobierno de Cristina Fernández- a oficialistas, al de Mauricio Macri.
Por el contrario, si el consumo de medios del entrevistado articula a la

Banus, Constanza Barahona Mira, Milagros Cabrejas, Soledad Camardo, Romina Damiani Ameri, Hully Dias,
Nicolás Florio, David Gras, Leonela Infante, Lucía Jouanny, Adrián Miranda, Javier Núñez, Facundo Rivero,
Clara Roizman, Ana Laura Scaiano, Melina Schamberger, Belén Sotelo, Belén Taquino, y María Eugenia Tesio.
Director: Daniel Cabrera. El trabajo de campo y el trabajo de análisis se enmarcan en las actividades de dicho
grupo
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

representación, entonces se destaca cómo el cambio de línea editorial lleva a buscar otras
fuentes informativas -principalmente de Internet-. Se suele mencionar un período
inmediato al cambio de gobierno en el que se evita mirar televisión y se recurre
frecuentemente a las redes sociales.
Los diferentes modos de interpretar el momento histórico recuerdan que cada sujeto
realiza su propio trabajo de representación. Sin embargo, las dos posiciones guardan
fuertes similitudes. En ambos casos, los cambios en el sistema político se conciben como
fuertemente ligados a los que ocurren a nivel de los medios de comunicación. En las
secciones siguientes se desarrollará cómo se emplean diferentes categorías simbólicas
para representar a la televisión y a las redes sociales y en cómo la posición del sujeto -
distante o próxima a cada tipo de medio- es fundamental para entender el conjunto de la
construcción de sentido.

LA AGENDA DE LOS GRANDES MEDIOS: CONFIANZA, TELEVISIÓN Y


CENTRALIDAD
Las representaciones sociales, que se abordan en este artículo, operan contraponiendo
fuertemente dos agendas, una situada en los grandes medios y la otra en las redes
sociales. En esta sección, se desarrollarán las categorías que los sujetos emplean para dar
sentido a esa primera agenda.
En líneas generales, referirse a los grandes medios involucra tres cuestiones: primero,
la confianza; segundo, el rol de la televisión; tercero, las características específicas de
la centralidad de esa agenda. A partir de esas tres cuestiones -fuertemente ligadas entre sí
- el sujeto elabora el sentido de la distancia que lo separa de los medios.

La (des)confianza: consecuencias y límites de la interpretación en clave


política.
Para los entrevistados, referirse a los grandes medios es, antes que nada, evaluar qué
tanto se puede confiar en ellos. Cabe destacar la importancia de este desplazamiento
simbólico: la cuestión de la confianza ordena la representación de los grandes medios,
así -como se verá más adelante- la de la participación articula el sentido que se le da a las
redes sociales.
El hecho de que respecto a los medios se discuta la confianza y respecto a las redes sus
posibilidades políticas indica, ya, la posición que el sujeto establece respecto a cada uno:
con los grandes medios, las variaciones ocurren en el marco del predominio de la
distancia sobre la proximidad.
No debe extrañar, entonces, que los entrevistados sostengan que su nivel de confianza
se aproxime al nulo. La representación busca explicar la desconfianza, mucho más de lo
que justifica una posible confianza.
¿Cuáles son las razones de la desconfianza? Que todos los entrevistados desconfíen no
debe llevar a concluir que existe una unanimidad de perspectivas. Predominan las
menciones a sesgos informativos y a una suerte de auto-censura -es decir, el no
tratamiento de determinados temas por parte del periodismo-. Unos pocos entrevistados
indicaron, además, que la baja calidad de los contenidos de los medios contribuye
fuertemente al descenso de la confianza. Otros basaron su desconfianza, además, en cierto
efecto de la profesión periodística: las mismas características del trabajo en los medios
llevan a defender cierto interés de la empresa o a reproducir cierta posición ideológica.
Finalmente, algunos subieron un tanto su nivel de confianza -si se quiere, de nulo a
mínimo- distinguiendo entre la mentira y la creencia genuina en determinadas
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri

opiniones.
Antes de abordar el rol de la televisión y la cuestión de la centralidad, resulta
conveniente referirse a la posible influencia de los conflictos políticos de los últimos años.
En efecto, desde comienzos del gobierno de Cristina Fernández, la discusión entre el
entonces oficialismo y algunos grupos mediáticos -principalmente Clarín- absorbió buena
parte de la política argentina (Sivak, 2013). Por las características de la muestra de
entrevistados -en la que muchos se identificaban con el gobierno anterior- podría
concluirse que la desconfianza es un simple calco de posicionamientos políticos.
Con el objetivo de indagar específicamente en la influencia de la postura política, se
preguntó a los entrevistados respecto a la confianza tanto en medios que consideran
afines a su ideología como en aquellos con una línea editorial que no compartieran. Si los
sujetos dijeran confiar en los medios afines, entonces sí el problema de la confianza
podría ser entendido como el simple producto de los conflictos políticos de los últimos
años.
¿Cuáles fueron las posiciones de los entrevistados al respecto? En líneas generales, se
presentaron cuatro series de razones respecto a la posible confianza en los medios afines.
Dos remiten a un predominio de la confianza y otras dos a lo contrario.
Resulta posible entender las justificaciones de la confianza en una clave
eminentemente política. Para algunos de los que confían, la falta de evidencia confiable en
los medios ideológicamente distantes reivindica la cobertura hecha por los
ideológicamente afines. Otros, en cambio, lo explican directamente por la posición
ideológica común: se consideran representados por esos medios.
¿Cómo se explica la desconfianza? De las dos razones presentadas, una también puede
ser tomada como un efecto de las disputas de la coyuntura: se reprocha a los medios
afines exagerar su postura ideológica, siendo, en consecuencia, ineficaces políticamente.
Sin embargo, la razón más extendida entre los sujetos entrevistados opera a partir de la
similitud con los demás medios. En otras palabras, no se puede confiar en ellos por
razones de línea editorial sino porque son, al fin y al cabo, medios de comunicación y ellos
son desconfiables de por sí. Como manifiesta un entrevistado:

“es un poco más de confianza. Pero sé que también tienen sus métodos de
convencer y de manipular. Igual que todos, todos los medios de
comunicación, porque para eso están” (Sergio, estudiante, 29 años).
La cita opera descartando la especificidad político-ideológica de cada medio y
recordando que todos son similares en determinados aspectos. Como la confianza -o la
falta de ella- es la que los caracteriza, entonces esta dimensión tiende a absorber -siempre
en el plano de la representación- otras cuestiones a las que también se le da un sentido
(como, por caso, las diferencias en las líneas editoriales).
Si los conflictos políticos de los últimos años probablemente expliquen las
representaciones sociales de hoy -y hayan dejado numerosas marcas- no deja de ser cierto
que las construcciones de sentido tienden a ganar autonomía propia conformen se
estabilizan. En el caso de los medios, como el grado bajo de confianza los define per se,
cualquier medio será, de por sí, desconfiable.
Ahora se describirá cómo, además de la cuestión de la desconfianza, los grandes
medios suelen ser definidos a partir de la agenda televisiva.

La televisión
En la sección anterior se abordó cómo las representaciones sociales otorgan sentido a
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

los grandes medios concentrándose en la cuestión de la confianza -o la falta de ella-. Es


necesario repasar un segundo desplazamiento: de los grandes medios a la televisión.
Cuando los entrevistados se refieren a cambios en los medios, a la alteración de líneas
editoriales o a posicionamientos políticos, los ejemplos remiten a la televisión
inmediatamente. Sin importar su consumo de medios, cuál era su rutina antes y después
del cambio de gobierno, sin importar, tampoco, qué tanto confronten con la agenda de los
medios o qué tanto utilicen las redes sociales, los sujetos mencionan a la televisión sin que
haya necesidad de preguntar qué cambios reconocen en ese tipo de medio.
La televisión -en cuanto representación de la misma- parece ser relativamente
independiente de las prácticas de consumo. Nada de esto sucede con la radio, el diario o
Internet. En el caso de la radio, las referencias dependen del consumo, aunque en modo
alguno lo aseguran. En otras palabras, de no consumirse la radio, no se indicará la
presencia de cambios en ella. Por el contrario, consumirla no es garantía de que se den
ejemplos a partir de programas radiales. La mención a los medios gráficos es sumamente
escasa: su aparición en la narración de los entrevistados suele ser para explicar cierto
trueque entre el rol de opositor y el de oficialista del gobierno de turno. Finalmente, no
suele apelarse a las redes sociales para dar cuenta de los cambios a nivel de los grandes
medios sino en el uso de cada entrevistado.
La siguientes citas son ilustrativas de cómo las referencias a la televisión se
independizan de su consumo:

“R: Después quedaron todos los medios para un mismo lado


E: ¿Y vos cómo te das cuenta que eso es así?
R: Bueno, yo no veo mucha tele, pero por lo poco que veo -bueno TN ya
era así” (Teresa, trabajadora autónoma, 42 años).
“Y dejé de consumir televisión. Consumo un poco más redes (...) Porque la
mayoría de los programas esconden. No son creíbles, son
tendenciosos” (Miguel Ángel, empleado, 62 años).
Las dos citas indican cómo las referencias a la televisión carecen de una relación
directa con el consumo. Ambos entrevistados dicen conocer bien las líneas editoriales y el
contenido de los programas. Al mismo tiempo, aseguran no consumir televisión
habitualmente.
La televisión no aparece como un medio útil -no se recurre a ella tampoco para obtener
información del interés del entrevistado- y mucho menos como un medio confiable. Y, sin
embargo, se la puede describir con seguridad.
De forma tal que las representaciones sobre la televisión manifiestan una fuerte
ambigüedad: no se recurre a ella -no es útil ni confiable ni se comparte la línea editorial-
pero aún así se tiene una representación sólida, sobre su rol al momento de establecer la
agenda de los medios, incluso para definir los temas que discute buena parte de la
sociedad.

Centralidad y distancia
Los grandes medios no son confiables. Los grandes medios son la televisión. A grandes
rasgos, esos son los dos grandes desplazamientos a través los cuales los entrevistados
dieron sentido a esos medios. En esta sección, se desarrollará cómo la agenda de los
grandes medios puede ser entendida desde la categoría de centralidad y qué papel juega el
distanciamiento entre el sujeto y esa agenda en la definición de dicha centralidad.
Como se desarrolló en el marco teórico, en este artículo no se entiende por agenda a la
simple adición de ítems particulares (educación, seguridad, economía, etc.) sino al
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri

conjunto mismo de problemas que se discuten en determinado momento por un


segmento considerable de la sociedad. Esta definición de agenda no busca precisar los
temas tratados por los medios, sino facilitar la comprensión de las representaciones
sociales elaboradas por el público. Decir que existe una agenda de los grandes medios y
otra de las redes no supone la existencia efectiva de ciertos temas compartidos por
determinados actores (sean los medios de comunicación o los usuarios de redes sociales).
Solo responde al objetivo de describir cómo los sujetos entienden su contraposición con
los grandes medios.
Para entender la centralidad de los grandes medios, es fundamental comprender el rol
de la distancia que el sujeto establece al momento de construir la representación social.
Tanto la definición de los medios, a partir de la desconfianza, como la ubicación de la
agenda de los grandes medios en la televisión, conllevan operaciones por las cuales se da
sentido a esa distancia.
Con la confianza, las variaciones entre entrevistados se daban en el marco de la
desconfianza: algunos dicen no confiar en absoluto, otros aceptan a los medios
ideológicamente afines o entienden que la relación con la empresa de medios es siempre
parte del oficio periodístico. El hecho de que esas diferencias entre sujetos jamás
impliquen una instancia de confianza tiene como correlato variaciones bajo el predominio
de la distancia. Se desconfía de aquello que es lejano, con lo que necesariamente no se
tiene proximidad.
¿Cómo se relaciona la distancia con la ubicación de la agenda de los medios en la
televisión? Las construcciones de sentido respecto a la televisión comparten esa
desconfianza, al tiempo que reconocen que no se consume ese tipo de medio. El resultado
es un doble distanciamiento: simbólico -de la representación- y práctico -del consumo-.
Desde el punto de vista de los entrevistados, la televisión no es confiable, está plagada de
temáticas y posicionamientos políticos que no se comparten y, además, rarísima vez se la
mira.
La cita que sigue ejemplifica este doble distanciamiento -propio de la desconfianza y de
la televisión:

“R: Sí, antes miraba algunos programas de televisión o escuchaba


algunos programas de radio y hoy están censurados…
E: Me puede dar ejemplos.
R: Como 678, el programa de Víctor Hugo, el programa inclusive de C5N
que a veces lo censuran, a veces lo dejan. Y, bueno, otros más que en este
momento no dejan.
E: Y el cambio de rutina; ¿hizo que consuma otros tipos de medios?
R: Y dejé de consumir televisión. Consumo un poco más redes.”
(Miguel Ángel, empleado, 62 años).
El extracto incluye los dos grandes desplazamientos a través de los cuáles se da sentido
a los grandes medios. Primero, la desconfianza -expresada en la falta de cobertura de
determinados temas-. Segundo, la televisión como sitio en que ciertas noticias encubren,
quitan el espacio a aquellas que el entrevistado considera importantes. Por un camino o el
otro, el resultado es la contraposición entre el sujeto y los grandes medios.
Este lugar paradójico de la televisión -entre la fortaleza de la representación y la
escasez del consumo- ayuda a entender la especificidad del sentido otorgado a la
centralidad de la agenda de los grandes medios.
En el plano de las construcciones de sentido, la televisión tiene la capacidad de irradiar
sus temáticas a toda la sociedad. La prueba está en que no se la mira… y sin embargo se
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

conocen sus contenidos. Si el consumo carece de importancia para definir la


representación es porque la capacidad de la televisión para establecer agenda antecede
a los temas que se tratan. Dicho de otra manera: esos temas no son importantes en sí
mismos sino porque están en la televisión.
En tanto gozan de centralidad, los grandes medios pueden definir un conjunto de
temas. Para las categorías que ordenan a la representación social, la centralidad no es la
consecuencia de que ciertos temas sean más importantes que otros. Por el contrario,
algunos temas se han vuelto importantes porque han sido tratados por los medios. La
agenda de los medios se define, entonces, por una centralidad que el sujeto concibe como
distante aunque poderosa.

LA AGENDA DE LAS REDES: PARTICIPACIÓN, USOS Y ALTERNATIVA


Analizar representaciones sociales supone reconocer el carácter relacional de las
categorías construidas, sin olvidar que los sujetos rara vez las conciben de esa manera.
Para los entrevistados, la agenda de los grandes medios se opone a la agenda de las redes
sociales. En esta sección, se desarrollarán las categorías empleadas por los sujetos para
dar sentido a las redes sociales. Si bien estas son diferentes a las que representan a los
grandes medios, pueden ser entendidas en relación a esas otras categorías a partir de la
contraposición entre distancia y proximidad.

Las redes como espacio de participación


La confianza ordena las menciones a los grandes medios: referirse a ellos es, antes que
nada, evaluar qué tanto se puede confiar en la información que brindan. Con las redes
sociales, en cambio, la representación se articula en torno a las posibilidades que ellas
brindan al usuario y, específicamente, como facilitadoras de nuevas formas de
participación política.
Respecto a las razones de la desconfianza, los entrevistados no compartían posturas
idénticas. Lo mismo ocurre respecto a las posibilidades participativas de las redes
sociales. A grandes rasgos, se presentan tres grandes posturas.
En primer lugar, un grupo resalta el papel de las redes sociales, considerando que ya
poseen una importancia política considerable, destinada, además, a incrementarse. Las
redes proveerían la información ausente en los medios y, además, serían fundamentales
durante las campañas electorales. Como muestran las citas siguientes:

“Te informás más (...) Si esa persona no te supo informar, ese amigo de
Facebook, tenés otras opciones. En mi grupo, por ejemplo, hay un grupo que
no sabe tanto como el otro y vos verificas si es verdad” (Graciela, jubilada, 61
años).

“Si, sí. Ha surgido lo del ballotage -que impresionó- que la gente siendo
no activo, no militante pudo cambiar un porcentaje” (Andrea, empleada, 35
años).
Mientras que la primera cita resalta la utilidad de las redes, en términos de acceso a la
información, la segunda se concentra en el supuesto impacto político -por lo menos frente
a una elección- del mundo digital. Si bien este primer conjunto de entrevistados realiza un
diagnóstico referido al tiempo presente, en buena medida se está construyendo una
expectativa. Así, en la segunda cita, la descripción de las elecciones del 2015 no puede ser
simplemente escindida de cómo se espera que sean las futuras elecciones.
Un segundo conjunto mantiene una posición optimista similar, sólo que considera que
todavía no están dadas las condiciones para que las redes sociales jueguen un papel tan
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri

importante. Mientras que en el primer grupo construía una expectativa a partir de


acontecimientos recientes, ahora se define un escenario similar sólo que en un futuro no
lejano.
Finalmente, un tercer grupo se diferencia claramente de los demás al considerar que
las redes sociales no crean nuevas formas de participación, sino que son un instrumento
para acciones colectivas tradicionales. En este caso, se resalta el papel de la política en
clave territorial, colocando a las redes en un papel secundario.
Mientras que respecto a los grandes medios se enfatiza la desconfianza en un elemento
concebido como distante, ahora la representación se ordena en torno al acceso a la
información e incluso a la alteración de la realidad política nacional que, en algún punto,
involucra al propio entrevistado. ¿En qué medida estas representaciones remiten al uso
que se hace de las redes sociales? Y si es así, ¿qué consecuencias tiene en términos de la
proximidad o distancia que el sujeto establece respecto al medio?

El uso de las redes: la construcción de la proximidad


Con las representaciones de la televisión, la ausencia -o la escasez- de consumo era
compensada por una construcción de sentido sólida: la televisión es el lugar de la
centralidad de la agenda de los grandes medios de la que, además, se desconfía. De esta
manera, se construía una distancia entre el sujeto y la agenda de los grandes medios.
En el caso de las redes sociales, las prácticas de consumo también juegan un papel en
la elaboración de la representación social, contribuyendo a que la proximidad sea mayor
que la distancia.
Como se desarrolló, los entrevistados manifiestan tres expectativas distintas respecto a
la participación en redes sociales. Un grupo considera que las redes ya tienen un papel
informativo y político-electoral decisivo y que tenderá a incrementarse cada vez más. Un
segundo conjunto cree que las redes todavía no son importantes, pero que pronto lo
serán. Finalmente, un tercer grupo define a estas plataformas como un instrumento al
servicio de formas de participación política relativamente tradicionales. ¿Qué relación
existe entre el uso de redes sociales y la existencia de diferentes representaciones? Al
respecto, la siguiente cita resulta interesante:

“El hecho de que vos en las redes sociales tengas gente. O sea, yo no soy
una persona que tenga demasiado tiempo para hacer investigación ni me
puedo dedicar a eso (...) de ir y comprar diarios y leer los diarios y leer varios
diarios. No, la verdad no lo hago. Entonces, sé que hay gente que lo hace y los
leo. Si, es medio cómoda la situación mía, creo que es comodidad. Es algo que
podría hacer” (Isabel, docente, 62 años).
Al momento de realizar el trabajo de campo, el consumo de redes sociales de todos los
entrevistados podía ser considerado como alto, si bien en diferentes proporciones 3.
Además, la utilización de estas plataformas digitales se había incrementado
considerablemente desde fines del año 2015. En este sentido, las perspectivas optimistas
respecto a las redes sociales pueden ser entendidas más como una consecuencia del
consumo y no tanto como una construcción de sentido que fue anterior al uso intenso de
Internet. En otras palabras, la mayor utilización de las plataformas digitales enmarcada
en una coyuntura política específica -el cambio de gobierno- fue justificada con

3 En el marco de este proyecto de investigación, se elaboró un instrumento cuantitativo de medición del tipo de
consumidor, que toma en cuenta la interacción entre el uso de los cuatro principales tipos de medios (diario en
papel, radio, televisión e Internet). Todos los entrevistados, siguiendo la información aportada por la tipología
elaborada, podían ser calificados como consumidores de Internet en un grado intenso.
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

posterioridad. Se otorgó un valor especial a un consumo intenso de las redes una vez que
éste ya se había producido.
Otros entrevistados, además, participaban de agrupaciones que, si bien habían tenido
un origen marcado por la actuación en redes sociales, pasaron a tomar algunas
características de los formatos de acción colectiva de organizaciones político-partidarias
identificadas con el gobierno nacional anterior. Esta participación marca a todos los que
consideran que las redes sociales constituyen una simple herramienta. En líneas
generales, persiste una construcción de las redes como un sitio próximo al sujeto, en el
que puede expresarse, aunque se lo acompaña con una mirada escéptica respecto a la
utilidad de las plataformas digitales.
De ahí que las consecuencias en términos de distancias y proximidades sean bien
diferentes a las que se daban con respecto a la televisión. En el caso de las redes, el
consumo del medio involucra la activa participación del sujeto en tanto este tema -la
participación- ordena a la representación. Con la televisión, la representación era
ordenada por las discusiones sobre la confianza en tanto evaluaba una agenda que no era
propia. Con las redes sociales, la participación constituye el eje de la construcción del
sentido puesto que el sujeto se concibe como constructor de esa agenda.
Por tanto, las valoraciones de estas plataformas pueden ser entendidas como una
justificación que los entrevistados dan a sus prácticas. Ahora bien, nada de esto impide
que las representaciones sobre las redes contribuyan a contraponer su agenda con la de
los grandes medios.

Las redes como alternativa a la centralidad de los grandes medios


Al definir a las redes sociales como un espacio de participación y al situarlo como
uno próximo, las representaciones sociales justifican la contraposición entre la agenda de
los grandes medios y la de las redes sociales. En esta última sección de análisis, se
desarrollará en qué sentido debe entenderse la contraposición entre la centralidad de la
agenda de la televisión y el carácter de alternativa en que son colocadas las redes
sociales.
El consumo de redes no parece responder a la confianza que los entrevistados le
otorgan. Es más: resaltan las menciones que consideran que la desconfianza no es motivo
-como sí ocurría respecto a la televisión- para no recurrir a las plataformas digitales:

“Me parece que en el Facebook, como que en algunos momentos dicen


cualquier cosa. Como cualquiera puede publicar cualquier cosa, sin medir las
consecuencias, sin medir si es en serio o no. Hay gente que no chequea, si eso
es así o no (...) Facebook tal vez es menos confiable, porque cualquiera,
cualquier persona, puede publicar cualquier cosa. Pero está bueno, para mí es
interesante, por lo que te decía antes, eso de que no es tan
confiable” (Agustina, estudiante, 23 años).
En esta cita, la desconfianza favorece incluso el interés. Reconocer que los contenidos
de Facebook deben ser tomados con cautela se convierte en un motivo para usarlo. Este
tipo de justificaciones del consumo de redes -que reúnen la desconfianza con la variedad
de fuentes- suelen ser frecuentes entre los entrevistados.
¿Cómo entender la valoración positiva del uso de Internet, si no se cree que su
información sea fiable? Es más: ¿Cómo puede un ámbito así convertirse en un contrapeso
de la centralidad de la televisión? En las menciones de los sujetos, las referencias al
mundo virtual se encuentran fuertemente acompañadas de la crítica a los grandes medios.
La cita siguiente resulta ilustrativa:
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri

“Todos los que queremos estar informados y no sabemos dónde hacerlo.


La gente: no me gusta decir la gente; digamos que los que… No sé: no sé
[que] decirte: nosotros” (Susana, empleada, 42 años).
En este fragmento, la entrevistada justifica la elección de las redes sociales a partir de
las dificultades para informarse. Pero luego la cita se encuentra atravesada por la
imposibilidad de nombrar al colectivo de usuarios que conformaría la agenda de las redes.
Se presenta una fuerte ambigüedad entre el convencimiento final -el “nosotros”- y el
balbuceo previo, en el que el nombre no consigue aparecer.
Sin embargo, la cita brinda un buen ejemplo de cómo la proximidad de las redes se liga
a su carácter de alternativa de los grandes medios. Como son un sitio próximo al
entrevistado, surge la necesidad de otorgar un nombre a quienes integran la agenda de las
redes. Pero, cuando se vuelve necesario definir aquello que tienen en común, además del
uso de Internet, solo queda la contraposición con los grandes medios. Es más: la
desconfianza en los medios, se encuentra detrás del uso de redes sociales. Como
consecuencia, la alternativa puede ser entendida como el intento cotidiano de oponerse a
los contenidos de la agenda de los grandes medios.
La representación de la agenda televisiva como central lleva a suponer que sus
informaciones llegan a buena parte de la sociedad. Frente a esa capacidad, las redes se
convierten en el lugar en que cada sujeto tiene la oportunidad de responder…. o por lo
menos concibe que así es. La alternativa no es, entonces, una suma de intereses o
preocupaciones que han sido excluidas de la centralidad de la agenda televisiva. La
alternativa debe ser comprendida en su estricto carácter relacional: surge de una
contraposición entre agendas, en la que un mensaje distante y poco confiable es opuesto
a la participación diaria del conjunto de los usuarios, que conforman la agenda de las
redes sociales.
Las categorías que permiten operar a las representaciones sociales contienen, cada
una, su opuesto. La desconfianza se enfrenta a la participación, la televisión a las redes
sociales, la centralidad a la alternativa. En esta serie de binomios, el segundo componente
siempre es la respuesta al primero. Por lo menos en el ámbito de las construcciones de
sentido, las redes sociales deben ser pensadas en una constante interacción con los
grandes medios, en especial con la televisión.

CONCLUSIÓN
Tanto en ámbitos académicos como periodísticos, así como en la sociedad en general,
se ha discutido acerca de la posible democratización de la información que las redes
sociales favorecerían. Este debate no es ajeno al rol asignado a los medios de mayor
tamaño al momento de establecer la agenda de la opinión pública, así como a la -posible-
capacidad de las redes de disputar el papel de esos medios. En este artículo, se abordó
esta discusión a través del estudio de las representaciones sociales de los usuarios.
La hipótesis de una contraposición entre los contenidos de los grandes medios y las
redes sociales es compartida por algunos académicos (Cebrián Herreros cfr. Sosa Plata,
2011; Bernal Treviño, 2015) tanto como se encuentra extendida en el sentido común. Si
bien la descripción de las representaciones comprueba que los sujetos -por lo menos los
del segmento que aportó la muestra- conciben semejante enfrentamiento entre agendas,
un análisis atento expone la complejidad de la interacción entre los grandes medios -
especialmente la televisión- y las redes sociales.
A lo largo del artículo, se describieron una serie de categorías. Su elaboración
metodológica no impide que alumbren las operaciones vía las cuales los sujetos dan
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político

sentido a la realidad social. Entre estas categorías, las de centralidad y alternativa aspiran
a dar cuenta de la complejidad detrás de la aparente contraposición entre agendas. Si bien
los entrevistados conciben su participación en las redes sociales en directa oposición a los
medios de los que desconfían, dejan ver cómo los intentos de construir una alternativa se
dan en interacción permanente con la centralidad de los grandes medios. En buena
medida, la alternativa es la respuesta cotidiana desde las redes sociales a los mensajes de
la televisión -o por lo menos a lo que los entrevistados entienden como la agenda de la
televisión.
En la construcción del sentido de la centralidad y de la alternativa, las distancias y
proximidades que el sujeto concibe resultan fundamentales. Categorías como la confianza
o la participación indican, antes que nada, posicionamientos del actor respecto a los
medios. El hecho de que las redes sociales permitan un consumo personal impacta en
cómo se las concibe en oposición a una televisión aprehendida como lejana.
La relación entre el uso de plataformas digitales y medios tradicionales debe ser
entendida en su complejidad. Por lo menos desde lo que exponen las representaciones
sociales de los sujetos, el surgimiento de las redes sociales no reemplaza a los tipos de
medios anteriores (televisión, diario) sino que crea nuevas interacciones, en las que por lo
demás la política no se encuentra ausente.

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¿Hacia una reconfiguración del
sistema de partidos en Berisso?
Pablo Bezus
Estudiante de la Universidad Católica de La Plata
bezuspablo@yahoo.com
Gastón Iglesias
Estudiante de la Universidad Católica de La Plata
gastoniglesiascp@gmail.com
Norberto Oscar Toranza
Estudiante de la Universidad Católica de La Plata
nortoranza@hotmail.com

En las elecciones argentinas de octubre de 2015, el peronismo fue desplazado del gobierno local
de Berisso por primera vez en su historia, rompiendo así el patrón de competencia de un sistema de
partido predominante. Para entender por qué se dio esto, es útil recurrir al concepto de sistema de
partidos multinivel, que nos permite observar simultáneamente distintos niveles de competencia
electoral. El análisis de la elección y de su comparación con contextos similares nos permite expli-
car el resultado electoral por tres factores contextuales: la derrota del peronismo en la Provincia de
Buenos Aires; la presencia de un tercer partido importante en términos de votos capaz de disputar
electorado peronista; y una relativa unidad de la oposición no peronista .

INTRODUCCIÓN
El 25 de octubre de 2015 se celebraron en Argentina elecciones a nivel nacional,
provincial y municipal. Los resultados significaron a nivel nacional el alejamiento del
poder de la alianza que había gobernado por doce años, pero, además, la llegada del
primer presidente no radical ni peronista electo democráticamente desde mediados del
siglo XX, quien gana las elecciones en segunda vuelta dentro de una coalición política
conformada por los partidos Unión Cívica Radical (UCR), Propuesta Republicana (PRO) y
Coalición Cívica (CC). Estos resultados electorales se entienden a la luz de una
reconfiguración del sistema de partidos argentino luego del año 2001, año a partir del cual
hay un reacomodamiento de las fuerzas políticas tradicionales en nuevas coaliciones y una
emergencia de nuevos espacios políticos, a la vez que se acentúa la tendencia hacia lo que
ha sido denominado territorialización (Calvo y Escolar, 2005), desnacionalización (Jones
y Mainwaring, 2003) o provincialización (Suárez Cao, 2011) de los sistemas de partidos.
El sistema de partidos cambió, pero continúa funcionando sobre algunas de sus bases
tradicionales. Entre 2003 y 2015, tres elecciones presidenciales fueron ganadas por el
Frente para la Victoria (FPV), una alianza electoral de composición fluctuante pero con
una base en el Partido Justicialista (PJ), uno de los partidos tradicionales de la Argentina.
En 2015, la elección fue ganada por una alianza entre tres partidos, dos nacidos luego de
la crisis de 2001, PRO (que aportó el candidato presidencial, Mauricio Macri) y CC, siendo
el tercero el otro partido tradicional de la Argentina, la UCR.
En el presente trabajo estudiaremos un caso particular, la elección local de Berisso,
Provincia de Buenos Aires, en donde, por primera vez en su historia como municipio, un
candidato ajeno al peronismo ganó la intendencia. Con el objeto de analizar las posibles
causas de este hecho, revisaremos la constitución de un sistema de partido predominante
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

en Berisso, adoptando luego un enfoque de sistema de partidos multinivel para visualizar


de qué manera los resultados electorales de 2015 en Berisso se ven ligados a los resultados
electorales en otros niveles de competencia. Concluimos en que el factor decisivo que
explica el resultado electoral adverso del peronismo en Berisso es la paralela derrota que
el partido justicialista sufrió a nivel provincial. Esta conclusión se desprende del estudio
comparado de los contextos de dos elecciones en Argentina, Buenos Aires y Berisso: la
elección de 1999 y la elección de 2015.
El Partido de Berisso en la Provincia de Buenos Aires

Fuente: Dirección Provincial de Estadística

DOS ENFOQUES COMPLEMENTARIOS


Realizaremos el análisis en base a dos enfoques teóricos que permiten abordar los
sistemas de partidos.
El primero, que podríamos llamar clásico en la ciencia política, es el propuesto por
Sartori en 1976 (1980) para caracterizar los sistemas de partidos. Sartori propone dividir
los sistemas de partidos competitivos en sistemas de partido predominante, bipartidistas,
de pluralismo moderado y de pluralismo polarizado, utilizando de forma simultánea una
variable numérica y una variable de control, la ideológica (1980: pp.151-164). La tipología
de Sartori y sus criterios definitorios se han tornado dominantes en la ciencia política,
como se puede observar en la literatura posterior sobre sistemas de partidos, que parte de
la clasificación de este (Von Beyme, 1986; Nohlen, 1994; Ware, 2004). La desventaja que
presenta esta tipología, a los fines de nuestro trabajo, es que fue pensada en términos de
sistemas políticos nacionales.
Ciertamente, los enfoques politológicos clásicos, no solo el de Sartori, han aportado
más a la formulación de teorías que permiten abordar sistemas políticos de nivel nacional
que de nivel local, siendo el interés por las realidades políticas locales relativamente
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

reciente. No obstante, como el concepto de sistema es flexible, y esta flexibilidad está


ajustada al nivel de utilidad investigativa que se le pueda dar a su uso, podemos
permitirnos hablar de sistemas de partidos locales o subnacionales, provinciales o
municipales.
Los sistemas de partidos para un nivel dado están formados por distintos tipos de
partidos. En nuestro análisis utilizaremos el esquema de Luca, Jones y Tula (2002) para
identificar los partidos que participan de las contiendas electorales en Berisso. Estos
autores señalan que los partidos políticos en la Argentina son de cuatro tipos. En primer
lugar, encontramos los partidos políticos tradicionales, el PJ y la UCR, que son los
necesarios para explicar la dinámica política argentina desde mediados del siglo XX.
En segundo lugar, nos encontramos con lo que los autores llaman partidos menores,
partidos que cumplen un ciclo con un período de auge y luego uno de decadencia, y que
son objeto de análisis por su importancia en un determinado período. A nivel nacional, los
ejemplos de estos son la UCeDé (Unión del Centro Democrático) o el FREPASO (Frente
País Solidario).
Por último, tenemos a los partidos provinciales y a los partidos menores, entre los que
ubicamos a los partidos locales.
La existencia de múltiples arenas de competencia electoral con reglas diversas y en
interacción recíproca lleva a la necesidad de adoptar un segundo enfoque, que podemos
denominar, siguiendo a Došek y Freidenberg (2013), de sistema de partidos multinivel, el
cual presenta la ventaja de permitir visualizar la mecánica de un sistema de partidos en
relación a la mecánica de sistemas más o menos abarcadores. El concepto de sistema de
partidos multinivel nos permite observar la relación dinámica entre distintos niveles de
competencia partidaria para distintos niveles de autoridad públicas, y esto es
particularmente valioso en un sistema federal como el argentino, en el que
simultáneamente se disputan cargos nacionales, provinciales y municipales para los
poderes ejecutivo y legislativo. Los partidos o coaliciones se encuentran ante la
oportunidad de presentar candidatos para distintos cargos en distintos niveles de
competencia. Los procesos electorales en diferentes niveles están relacionados entre sí; el
enfoque de sistema de partidos multinivel nos permite rescatar estas relaciones. Según los
autores citados:
Todo sistema político en el que se eligen cargos en más de un nivel institucional es
multinivel. Esto significa que los partidos políticos compiten en múltiples niveles y
distritos a lo largo del territorio y que los electores cuentan con varios votos que les
permiten elegir distintos cargos de gobierno, mediados por diferentes tipos de reglas
electorales (Došek y Freidenberg, 2013: 163).
El sistema de partidos deja de ser analizado así como un todo homogéneo, pasando a
considerarse más como un resultado de complejos procesos de interacción y
contaminación entre distintas arenas electorales (Lago y Montero, 2008). La coordinación
electoral entre los distintos actores del escenario político aparece como una necesidad en
tanto evita el fraccionamiento excesivo de la oferta partidaria y el direccionamiento de
votos hacia candidatos inviables (Luján, 2012). Cox define dicha coordinación electoral
como los “distintos procesos a través de los cuales votantes y políticos coordinan sus
acciones electorales con el fin de conseguir más escaños o más carteras en el
ejecutivo” (Cox, 2000: 49), lo que conlleva necesariamente la reducción del número de
competidores, y que se relaciona con las reglas electorales, las preferencias de los partidos
y las expectativas generadas sobre los desempeños de candidatos y partidos.
La coordinación electoral limita de esta manera la excesiva fragmentación del sistema
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

de partidos y la dispersión de los votos, mientras que los fallos de coordinación generan el
efecto contrario. Dichos fallos de coordinación pueden analizarse desde el lado de la
oferta partidaria o de la demanda de los votantes (Luján, 2012). En sistemas multinivel,
la importancia de la coordinación es fundamental en tanto, siguiendo a Lago y Montero
(2008: 36) “existen efectos de interacción o contaminación entre las arenas nacionales y
subnacionales que generan […] una fuerza centrífuga que incrementa en número de
partidos en las elecciones nacionales”. En definitiva: las distintas arenas de competencia
se influyen entre sí a partir de las decisiones estratégicas que los actores involucrados
toman.
Un efecto ampliamente estudiado, que es de interés para nuestro análisis, es el del
voto arrastre o “coattail effect”. El voto arrastre es un voto que se arrastra de un nivel a
otro, es decir: el voto a un partido en un nivel de competencia lleva a votar al mismo
partido en otro nivel. El efecto del voto arrastre parece depender de varios factores, entre
los que destacan la forma de votación del sistema electoral y la distancia temporal entre
las elecciones para distintos niveles. Respecto del primer factor, se puede afirmar que los
instrumentos de votación influyen en el comportamiento electoral (Calvo y Leiras: 2011).
Por ejemplo, los autores citados explican que la emisión del voto en blanco para una sola
categoría es mínima en el voto con boletas partidarias (como en la provincia de Buenos
Aires), y más probable si el voto se emite a través de una boleta única (como en la
provincia de Santa Fe). Respecto del segundo factor, Shugart señala, para las elecciones
presidenciales y legislativas en Estados Unidos, que las elecciones concurrentes tienden a
generar un efecto arrastre desde la elección presidencial hacia la elección legislativa,
mientras que si las elecciones legislativas se dan luego de electo el presidente el efecto es
menor (1995: 328).
Un punto a considerar sobre el coattail effect es la dirección de este. ¿Se da el arrastre
desde los niveles superiores (nacionales) a los inferiores (subnacionales)? En un
supuesto de nacionalización de las elecciones y los sistemas de partidos esto es así. Sin
embargo, estudios recientes han tendido a mostrar que el efecto no es unidireccional,
evidenciando la existencia de un efecto arrastre inverso que se da desde los niveles
subnacionales hacia el nivel nacional (Ames, 1994; Magar, 2011; Samuels, 2000), lo cual
sería acorde a las tendencias de territorialización de los sistemas de partidos que ha sido
evidenciada para la Argentina por la literatura reciente (Calvo y Escolar, 2005; Suárez
Cao, 2011).
A partir de este marco realizaremos el análisis de la elección de 2015 en Berisso.
Comenzaremos describiendo el sistema de partidos en Berisso, a partir de las categorías
teóricas de Sartori (1980) y Luca, Jones y Tula (2002). Luego analizaremos tres factores
que pueden haber influenciado en el resultado de la elección: la presencia de un tercer
partido importante, la coordinación electoral de la oposición y la derrota del peronismo
en la provincia de Buenos Aires. Finalizamos el trabajo con un interrogante: ¿representan
las elecciones de 2015 en Berisso un punto de ruptura de la mecánica de partido
predominante o es la elección de 2015 una excepción? Naturalmente, el interrogante
podrá ser respondido solo con la evidencia que ofrecerán los futuros resultados
electorales, que confirmarán la continuidad o discontinuidad de un patrón de
competencia de sistema de partido predominante. Si el sistema efectivamente cambió,
Gibson y Suarez-Cao (2010) ofrecen un esquema inicial para explicar ese cambio,
exponiendo que los sistemas subnacionales de partidos se transforman debido a cambios
endógenos a su propio sistema político, que se concentran en el sistema electoral y la
estructura institucional; y a cambios exógenos al sistema político, es decir, cambios
resultantes de la interacción del sistema de partidos sub-nacional con otros sistemas de
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

partidos.

EL SISTEMA DE PARTIDOS EN BERISSO Y LAS ELECCIONES 2015


Elecciones 2015 en Berisso. Como adelantamos, el 25 de octubre el justicialismo se
vio desplazado del poder ejecutivo de Berisso por primera vez en su historia como
municipio. Los resultados finales fueron ajustados, pero el sistema electoral bonaerense
otorga el cargo de intendente por mayoría simple, es decir que la diferencia de un voto
basta para designar al ganador. De esta manera, el candidato radical Jorge Nedela, cuya
candidatura fue impulsada en el marco de la alianza electoral Cambiemos (que reúne a
nivel nacional al PRO, la CC y la UCR, y que se vio victoriosa en la elección bonaerense y
en la elección nacional en la segunda vuelta), se vio consagrado como nuevo intendente
de Berisso, habiendo obtenido 21.457 votos (36,63% de los votos válidamente emitidos).
En un segundo y cercano lugar quedó el entonces oficialismo, el FPV, con 20.621 votos
(35,2%). Más lejanos quedaban el Frente Alianza Unidos por una Nueva Alternativa
(UNA) y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), como se ve en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Resultados electorales en las elecciones municipales generales


de Berisso, 2015.

Porcentaje
Partido Votos
de los votos
Cambiemos 21.457 36,63%

FPV 20.621 35,2%

UNA 10.095 17,23%

FIT 2.531 4,32%

Alianza Progresista 1.993 3,4%

Vecinos Auto convocados y Movilizados por


la Organización Social (VAMOS) 1.888 3,22%

TOTALES 58.585 91.1%

Fuente: elabo r ació n pr o pia co n base en datos de la Ju n ta Elector al de la Prov. de B s.As.

De los seis partidos políticos que compitieron, uno es un partido local (VAMOS),
mientras que los otros cinco son alianzas construidas a nivel nacional y replicadas a nivel
provincial y local: Cambiemos, FPV, UNA, FIT y Progresistas.
Con estos resultados, Cambiemos ganó la intendencia, habiendo obtenido 836 votos
más que el FPV. Desde el retorno democrático en Argentina, en 1983, el justicialismo
nunca había perdido la intendencia en Berisso De aquí deriva la novedad del
resultado electoral de 2015. Comenzaremos nuestro análisis preguntándonos de qué
manera caracterizar al sistema de partidos en Berisso.
Caracterización del sistema de partidos en Berisso. Dentro de las categorías teóricas
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

que Sartori ofrece (1980) nos interesa la de sistema de partido predominante: un sistema de
partidos que gira en torno a un partido, pero en la que no por eso hay ausencia de
competencia. Nos dice Sartori:
[…] el sistema de partido predominante es de hecho un sistema de más de un partido en
el que la rotación no ocurre en la práctica. Simplemente da la casualidad de que el mismo
partido se las arregla para ganar, a lo largo del tiempo una mayoría absoluta de los escaños
(no necesariamente los votos) en el Parlamento (1980: 251).
Esto, trasladado a un sistema no parlamentario y de elección directa de la autoridad
gubernamental por mayoría simple de votos, significa que hay un sistema de partido
predominante cuando un partido se ve triunfador en sucesivas elecciones de forma
sistemática.
Así, “[…] un sistema de partido predominante lo es en la medida en que, y mientras, su
principal partido se vea constantemente apoyado por una mayoría ganadora […]” (1980:
251). Bajo esta definición, podemos evidenciar en Berisso la presencia de un sistema de
partido predominante, y la evidencia es la que nos ofrecen los resultados electorales.
Consideremos los resultados electorales del partido justicialista en Berisso desde 1983 a la
actualidad (cuadro 2).

Cuadro 2. Resultados del Justicialista en Berisso desde 1983 hasta 2015, en


elecciones ejecutivas.

Elección Partido Votos

1983 Partido Justicialista 55,4%

1987 Frente Justicialista Renovador 58,71%

1991 Frente Justicialista Federal 38,74%

1995 Frente Justicialista Federal 47,16%

1999 Concertación Justicialista para el Cambio 56,72%*

2003 Partido Justicialista 45,2%

Partido para la Victoria 29,6%


2007
Partido Justicialista 23,44%

2011 Frente para la Victoria 46,71%

2015 Frente para la Victoria 35,2%

Fuente: elabo r ació n pr o pia co n base en datos de la Ju n ta Elector al de la Prov. de B s. As.

*El porcentaje del año 1999 incluye los votos que recibieron las listas de Concertación Justicialista para el
Cambio (48,11%), Acción por la República (3,19%) y UCeDé (5,41%), ya que las tres listas postularon al
peronista Juzwa como intendente.

De nueve procesos electorales, una coalición distinta al espacio peronista resultó


vencedora solo en uno. Entre 1983 y 2015, el justicialismo mantuvo la intendencia con un
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

promedio de 50,21% de votos en las elecciones.


Estos resultados electorales constatan la existencia de un sistema de partido
predominante en Berisso: Berisso era un bastión justicialista. El explicar por qué era así
supera los objetivos de nuestro trabajo, pero una explicación no debería dejar de considerar
el impacto de los hechos del 17 de octubre de 1945. La importante población
obrera berissense, en torno a los frigoríficos sobre todo, tiene su mención en los orígenes
del peronismo; Costa (2003) toma al peronismo como uno de los ejes de la identidad de la
comunidad berissense y sostiene: “Los pobladores de Berisso se adjudicaban ‘haber parido’
al peronismo: por la aparición de Cipriano Reyes, líder laborista del Sindicato Autónomo de
la Industria de la Carne de Berisso, y por la movilización popular del 17 de octubre de
1945” (2003: p. 14). Reyes reclamaba una movilización inmediata como reacción a la
detención de Perón ante una CGT dubitativa (Plotkin, 1993), escribiendo el sindicalista en
1973 “Yo hice el 17 de octubre”, atribuyéndose la movilización del Gran La Plata de aquella
jornada (Senén González y Lerman, 2005: p. 27). La base obrera y el papel de Berisso en el
hito fundacional del movimiento peronista podrían ser factores a considerar en una
explicación del comportamiento electoral de los berissenses.
Retomando ahora la tipología de Luca, Jones y Tula (2002), el sistema de partido
predominante en Berisso se configura alrededor de un partido político tradicional de
Argentina, el PJ. El otro partido tradicional de Argentina, la UCR, fue desde 1983 a 1999 el
segundo partido en las elecciones locales (con la excepción del año 1995, donde la UCR
obtuvo el cuarto lugar). A partir de la elección de 2003 la UCR deja de ser por sí sola una
fuerza importante en Berisso, obteniendo el quinto lugar en las elecciones de 2003 y el
noveno en las elecciones de 2009, lo que la lleva a buscar coaliciones en 2011 y 2015, año
este último en que el radical Nedela se convierte en intendente en el marco de la alianza
Cambiemos, que a nivel local agrupó las mismas fuerzas que a nivel provincial y nacional:
UCR, CC y PRO.
En las elecciones locales encontramos además partidos provinciales y partidos locales.
Los partidos menores se encuentran ante el dilema de coordinar electoralmente con otros
partidos para maximizar su rendimiento electoral o presentarse en solitario (Lago y
Montero, 2008). En las elecciones 2015 encontramos un partido local que logró superar la
barrera legal de las EPAOS (Elecciones Primarias, Abiertas, Obligatorias y Simultáneas),
VAMOS, y participar de las elecciones de octubre. En este caso, el partido decidió no
coordinar con partidos de otras arenas electorales.
Dispersión electoral y voto peronista. La presencia de una tercera fuerza importante en
términos de votos puede considerarse un resultado de la falta de coordinación de la
oposición, y parece disminuir las posibilidades de esta de romper el patrón de competencia
de un sistema de partido predominante, pues genera una cierta dispersión de los votos. Sin
embargo, en 2015 en Berisso triunfó la oposición habiendo una tercera fuerza importante,
el frente UNA, lo que obliga a analizar este supuesto. Analizaremos aquí las elecciones de
1999 y 2015 en Berisso en términos de dispersión electoral y confluencia o fragmentación
del voto peronista. Ambas elecciones, cabe recordar, son elecciones donde se renueva la
intendencia del municipio, y son elecciones concurrentes con las provinciales y nacionales.
Analizaremos brevemente también los comicios de 2007 y 2011 para ver de qué manera la
competencia intrapartidaria en el peronismo de Berisso fue afectada por la introducción de
las EPAOS.
Las elecciones de 1999 se llevaron a cabo el 24 de octubre de 1999. A nivel
nacional compitieron 10 candidatos a Presidente, pero solo 3 de ellos superaron el millón
de votos (De la Rúa, Duhalde y Cavallo). Ganó la elección el candidato de la Alianza para el
Trabajo, la Justicia y la Educación (alianza electoral construida entre la UCR y del
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

FREPASO), Fernando de la Rúa.


A nivel provincial compitieron ocho candidatos a gobernador, y triunfó el candidato de la
Concertación Justicialista para el Cambio, Carlos Ruckauf (apoyado también por
la UCeDé y por Acción por la República (AR); esta última postulaba a Domingo Cavallo a
presidente), quedando en segundo lugar la candidata de la Alianza, Graciela
Fernández Meijide.
De esta manera, a nivel nacional el justicialismo fue unido y en coalición con la UCeDé y
el Frente de Integración Federal; a nivel provincial el peronismo se encontró también unido
y en alianza con la UCeDé, además de apoyado por AR. La coalición en el distrito
bonaerense entre el PJ, AR y la UCeDé ayuda a explicar por qué la Alianza, que triunfó en
la elección presidencial, no lo hizo en la provincial. A esto se suma el corte de boleta que
realizó el votante bonaerense y que afectó a la candidata Meijide, evidenciado en el hecho
de que la Alianza recibió en la Provincia de Buenos Aires el 44,47% de los votos en el nivel
de competencia nacional y el 41,36% en el nivel de competencia provincial (Tow, 2016).
A nivel municipal se presentaron 10 listas; no obstante, 3 de estas (Concertación
Justicialista para el Cambio, UCeDé y AR) postulaban al mismo candidato, el entonces
intendente justicialista Néstor Juzwa. En el cuadro 3 se vuelcan los resultados de dichas
elecciones.

Cuadro 3. Resultados de las elecciones de Berisso para autoridades locales


del año 1999.

Partido Votos

Concertación Justicialista para el Cambio 22.844*

Alianza por el Trabajo, la Justicia y la


18.621
Educación

UCeDé 2.573*

Acción por la República 1.518*

Unidad Bonaerense 775

Movimiento por el Socialismo y el Traba-


273
jo (MST)

Partido Humanista 254

Partido Obrero (PO) 246

Partido de los Trabajadores Socialistas


213
(PTS)

Frente de la resistencia 165

Fuente: elabo r ació n pr o pia co n base en datos de la Ju n ta Elector al de la Prov. de B s. As.

Los resultados nos muestran así un peronismo unido en los niveles nacional, provincial y
local en Berisso. ¿Qué hay respecto de la dispersión de los votos y la tercera fuerza?
Considerando que los votos de la Concertación Justicialista para el Cambio, la AR y
la UCeDé deben sumarse pues postulan al mismo candidato, los dos primeros candidatos a
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

intendente (Juzwa por el justicialismo y Adalberto Basterrechea por la Alianza) sumaron


45.556 votos sobre los 47.482 votos positivos, es decir un 95,94% (lo que sería el nivel de
concentración del sistema de partidos en 1999 en Berisso). El tercer candidato, de Unidad
Bonaerense, obtuvo solo 775 votos (1,63%). Y la competitividad de la elección, es decir la
diferencia porcentual de votos entre el primer y el segundo candidato más votados, fue de
17,51%. Recapitulando, las elecciones locales de 1999 en Berisso nos muestran un
peronismo unido y una baja dispersión de los votos entre los candidatos, concentrándose
estos en los candidatos del justicialismo y la Alianza.
La unión del justicialismo no ha sido siempre la norma en las elecciones de Berisso. En
2007 dos candidatos justicialistas presentaron sus candidaturas para intendente, llevando
una competencia intrapartidaria entre dos facciones a ser dirimida en la elección general.
Por un lado se presentó Enrique Slezack, intendente que buscaba la reelección, con el sello
del FPV. Por otra parte se presentó el ex-intendente Néstor Juzwa, en el Frente Partido
Justicialista. La presentación de listas disidentes a nivel local se explica a partir de la
habilitación de presentación de listas colectoras en elecciones municipales, llevando a que
las facciones locales definan sus relaciones de fuerza en las elecciones generales, pero
siempre adhiriendo a un único liderazgo nacional y provincial (Gattoni y Rodríguez, 2008:
p.4), lo que llevó a un alto “grado de fragmentación de la oferta política a nivel municipal,
producto de la habilitación de colectoras que conllevó la localización de la contienda como
escenario privilegiado de diferenciación política” (Gattoni y Rodríguez, 2008: p.13). Esta
apertura a la competencia abierta entre listas oficialistas y disidentes (Galván, 2009)
finalizó en Berisso con la victoria de Slezack con el 29,6% de los votos, mientras que la lista
de Juzwa quedó en segundo lugar con el 23,44% de los votos. Juntas, ambas listas
justicialistas sumaron el 53,44% de los votos, mientras que la oposición no peronista
alcanzó el 11,5% en la lista de la CC.
La situación cambió hacia 2011 debido a la introducción de las EPAOS. Domínguez
Sardou (2015) explora la hipótesis de que la introducción de las EPAOS redujo la cantidad
de facciones peronistas que se presentaron por fuera de la lista del PJ en las elecciones de
2011 y 2013, aunque su análisis se realiza sobre las candidaturas en el nivel de competencia
nacional. Lo que podemos observar en Berisso hacia la elección ejecutiva del 2011 es que
efectivamente la introducción de las EPAOS fue un mecanismo efectivo para dirimir las
disputas entre las facciones locales. En efecto, tres precandidatos se disputaron la
candidatura a intendente por el FPV: Slezack, Mincarelli y Celi. Dirimida la elección
primaria a favor de Slezack, el candidato se impuso en las elecciones generales con el
46,71% de los votos, en una elección con baja competitividad (la diferencia de la primera
lista con respecto a la segunda fue de un 32,26% de los votos) y una oposición fragmentada,
puesto que las dos primeras listas (FPV y Unión para el Desarrollo Social) sumaron un
61,16% de los votos, y la segunda, tercera y cuarta lista en número de votos obtuvieron un
14,4%, 11,56% y 11,3% respectivamente.
Comparada con la elección de 1999, 2015 presenta varias diferencias. En primer lugar, el
porcentaje con el que fue electo el intendente es mucho menor (56,73% en 1999 contra
36,63% en 2015). En segundo lugar, la competitividad electoral fue mayor (la diferencia
porcentual de votos entre la primera y segunda fuerza fue 17,51% en 1999 contra 1,43% en
2015). Además, la concentración de votos entre la primera y segunda fuerza fue menor
(95,95% en 1999 contra 71,83% en 2015), con lo cual hay un mayor nivel de dispersión
electoral, y la presencia de una tercera fuerza aparece como un factor importante a
considerar. Si se observa el cuadro 4, se puede observar que el porcentaje electoral que
obtuvo la tercera fuerza en las elecciones de Berisso de 2015 fue mayor a los porcentajes
obtenidos por las terceras fuerzas en todas las elecciones previas.
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

Cuadro 4. Fortaleza electoral de la tercera fuerza en las elecciones locales


ejecutivas de Berisso entre 1983 y 2015.

Votos de la tercera
Elección
fuerza

1983 2,74%

1987 3,34%

1991 11,66%

1995 14,34%

1999 1,63%

2003 14,24%

2007 11,5%

2011 11,56%

2015 17,23%

Fuente: elabo r ació n pr o pia co n base en datos de la Ju n ta Elector al de la Prov. de B s. As.

Por lo expuesto, analizar esta tercera fuerza parece ser importante en orden a entender
los comicios de 2015. Los orígenes de UNA los encontramos en las elecciones legislativas de
2013, en las que Frente Renovador (FR) hizo su debut en la provincia de Buenos Aires. El
FR apareció como una vertiente peronista de centro o de centro-derecha que intentaba
captar el voto del electorado asociado con el
peronismo no kirchnerista (Retamozo y Schuttenberg, 2016:128-131), y estableció sus bases
en una “liga de intendentes” de la provincia de Buenos Aires, proponiendo un discurso
disidente al peronismo oficialista del FPV y alineándose tras la figura de Sergio Massa,
intendente de Tigre (Erysewicz, 2017).
En Berisso, el FR postuló en 2013 a Celi como concejal, y este ganó la elección con
un 37,14% de los votos. Celi había sido funcionario del intendente Slezack hasta 2011 y
había competido en las EPAOS de 2011 como precandidato a intendente por el FPV. El
mismo candidato sería luego, en 2015, candidato a intendente por UNA, obteniendo un
17,23% de los votos.
¿Debería considerarse al FR, dentro del frente UNA, un partido peronista disidente?
Esto puede analizarse desde el origen de las élites políticas o desde la percepción del
votante de la naturaleza del espacio. Ciertamente, los principales referentes de UNA y del
FR han pertenecido a gobiernos peronistas: Sergio Massa (funcionario del FPV),
Felipe Solá (gobernador de la Provincia) y Celi en Berisso. En este sentido, Mangonnet,
Murillo y Rubio (2016) describen a UNA como un ámbito de refugio de referentes del
peronismo disidente. Pero de mayor importancia es si los votantes lo perciben como un
espacio peronista, pues aquí es posible que el espacio atraiga votos peronistas, lo cual es
relevante en tanto, siguiendo a Calvo (2013), existe un voto peronista estable más allá de los
cambios de élites. Y este voto sufrió en la provincia, según Ollier (2016), un desdoblamiento
a partir de la presencia de UNA.
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

Lo destacable entonces es que no solo hubo una tercera fuerza importante, que evitó que
la elección se concentrara en torno a dos partidos, sino que este tercer partido, formado por
dirigentes que venían mayormente del PJ (tanto a nivel provincial como municipal), fue
capaz de atraer parte del voto peronista, lo que podría haber debilitado la posición del
oficialismo en Berisso de la misma manera en que lo hizo en la provincia de Buenos Aires
(Ollier, 2016).
La coordinación electoral de la oposición. Respecto al grado de unión o división de la
oposición, se puede establecer como regla general que, si la oposición se encuentra muy
fragmentada, es poco probable que llegue a romper el patrón de competencia en un sistema
de partido predominante, con lo cual se presenta la necesidad de coordinar estrategias. Las
posibles alianzas pueden estar supeditadas a las alianzas que se formen a niveles de
competencia mayores (provinciales o nacionales) o no (construyendo alianzas a nivel
municipal entre dos o más partidos que no construyen alianza en otros niveles).
¿Cómo se ha comportado la oposición en las elecciones de 1999 y 2015? En las elecciones
de Berisso de 1999 hubo 12 listas, de las cuales 3, como vimos, apoyaron a Juzwa. A primera
vista podría parecer que la oposición fue sumamente dividida, pues hubo nueve
listas opositoras. Sin embargo, los votos a la oposición se concentraron fundamentalmente
en la lista de la Alianza; conjuntamente, las tres listas que postularon a Juzwa y la de la
Alianza concentraron el 95,95% de los votos válidos emitidos. La Alianza obtuvo 18.621
votos, mientras que la sumatoria de los votos de todas las demás listas
opositoras fue 1.926. Por otra parte, la ideología de izquierda de varias de estas listas
(PO, PTS, MST) habría dificultado su unión a una coalición amplia como la de la Alianza.
Encontramos así una oposición unida en 1999, a partir de la alianza a nivel local de los
espacios que establecieron alianza en provincia y nación: el FREPASO y la UCR. Estos dos
espacios habían sido, en las elecciones ejecutivas de 1995 en Berisso la segunda (el
FREPASO con el 19,14% de los votos) y tercera (la UCR con el 15,28%) fuerzas. Además, no
hallamos en 1999 una tercera fuerza importante: la tercera lista, Unidad Bonaerense,
obtuvo solo un 1,63% de los votos. A lo que asistimos más bien fue a una polarización entre
el Justicialismo y la Alianza. No se pudo, sin embargo, desplazar al peronismo del poder ni
en Berisso ni en la Provincia.
¿Qué sucedió con la oposición en 2015? Si se observa el cuadro 1, se ve que la oposición
no estaba tan unida como en 1999. Mientras en 1999 los dos primeros candidatos a
intendente sumaron el 95,5% de los votos, en la elección de 2015 sumaron el
71,83%. Aunque la elección se disputó fundamentalmente entre el FPV y Cambiemos, se
evidenció ya la existencia de un tercer actor con un caudal de votos importante (17,23%), el
frente UNA. Un cuarto actor, que aunque no obtuvo un porcentaje importante de votos
(3,4%) podría haber dado mayor contundencia a la victoria de Cambiemos de haberse
integrado a la coalición, fue Alianza Progresistas. Sostenemos esto en tanto que miembros
de Cambiemos se hallaron en elecciones anteriores aliados a miembros del espacio
Progresistas. El antecesor de este espacio en el municipio de Berisso, el Frente Progresista
Cívico y Social, incluyó a la UCR en las elecciones legislativas de 2013, y el ahora intendente
radical, Jorge Nedela, encabezó la lista de dicho frente en esas elecciones locales. La
coordinación electoral entre estos dos espacios parecía entonces una posibilidad, pero
finalmente no se concretó. Una coordinación con el FIT, que de hecho superó en votos a
Progresistas, resultaba más improbable por la incompatibilidad de alianza que presenta
este frente y los partidos que lo componen con espacios que se alejan ideológicamente de la
izquierda.
Concluyendo este apartado, tenemos entonces un peronismo unido y una oposición
unida en 1999. En 2015, nos encontramos con una oposición medianamente unida y un
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

justicialismo unido, pero encontramos también un tercer partido importante en término de


votos que es capaz de disputar votos peronistas, aumentando la competitividad de la
elección y haciendo posible el triunfo de la oposición aglutinada en Cambiemos. La unión
de la oposición en Cambiemos aparece como un factor no menor para explicar la derrota del
peronismo en Berisso.
La elección en la Provincia de Buenos Aires y la elección en Berisso. El análisis
multinivel nos permite ver las relaciones que se dan entre distintos niveles de
competencia partidaria. En general, la relación entre estos niveles de competencia es más
fuerte si las elecciones en distintos niveles se dan simultáneamente. Este es el caso de la
elección en Berisso de 2015, donde se votaron simultáneamente autoridades nacionales,
provinciales y municipales, es decir: se votó en los tres niveles de competencia. La
concurrencia electoral y el efecto del voto arrastre que puede darse entre Nación, Provincia
y Municipios serán tratados en este apartado.
En primer lugar hay que recordar que las elecciones a gobernador e intendente son
simultáneas. Además, como apuntan Rotman y Varetto (2012: p.94), Buenos Aires celebra
elecciones simultáneas concurrentes con Nación desde 1995 (con la excepción de las
elecciones en 2003, donde se realizaron elecciones presidenciales el 27 de abril y
provinciales el 14 de septiembre), lo que lleva a “variadas conjeturas sobre los impactos de
los resultados de una arena de competencia sobre las otras, pero especialmente pone el
armado de la oferta electoral bonaerense en el centro de la agenda política nacional” (2012:
p.94). Siendo así, ¿cuánto varía el número de partidos que presentan candidatos al poder
ejecutivo en el nivel nacional, provincial y local? Los resultados se exponen en el cuadro 5.

Cuadro 5. Partidos que compitieron en las elecciones generales de octubre


de 2015 por el Poder Ejecutivo en Nación, Provincia de Buenos Aires y
Municipalidad de Berisso.

Nación Provincia Berisso

UNA; Cambiemos;
UNA; Cambiemos; UNA; Cambiemos; FPV;
FPV; FIT; Progresistas;
FPV; FIT; Progresistas FIT; Progresistas; VAMOS
Compromiso Federal

Fuente: elabo r ació n pr o pia co n base en datos de la Ju n ta Elector al de la Prov. de B s. As.

A nivel nacional, seis partidos superaron la barrera de las PASO y presentaron


candidatos; cinco lo hicieron a nivel provincial; y seis en Berisso. Los partidos que
compitieron en la arena municipal fueron los mismos que compitieron en los niveles
provincial y nacional, con las excepciones de que el partido Compromiso Federal, que
compitió a nivel nacional, no superó las PASO ni en Berisso ni en la Provincia, y de que un
partido local compitió en Berisso.
Comparemos ahora los resultados porcentuales con los que se hicieron las dos primeras
fuerzas políticas en cada nivel de competencia en Berisso (cuadro 6).
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

Cuadro 6. Resultados electorales en Berisso para las autoridades ejecutivas


municipales, provinciales y nacionales, en octubre de 2015.

Frente para la Victoria Cambiemos

35,2% 36,63%
Voto al Intendente
(20.621 votos a Mincarelli) (21.497 votos a Nedela)

32,87% 38,86%
Voto al Gobernador
(18.335 votos a Fernández) (21.679 votos a Vidal)

35,29% 31,35%
Voto al Presidente
(20.525 votos a Scioli) (18.232 votos a Macri)

Fuente: elabo r ació n pr o pia co n base en datos de la Ju n ta Elector al de la Prov. de B s. As.

En Berisso triunfó Cambiemos para autoridades locales y provinciales, y el FPV para


autoridades nacionales. Con estos datos, la elección de Cambiemos parece estar más ligada
a la elección bonaerense que a la nacional; la diferencia de votos a Cambiemos
para intendente y para gobernador es de 182 votos, mientras que la diferencia de votos al
FPV para intendente y para gobernador es de 2.286 votos a favor del candidato a
intendente (aunque solo de 96 votos si se compara la arena nacional y municipal).
El voto cruzado a partir del corte de boleta aparece como un dato central para entender
las elecciones de la Provincia de Buenos Aires en 2015. El sistema electoral bonaerense y el
nacional tienen como soporte para la emisión del voto boletas de papel. Cada votante tiene
un voto para cada categoría a elegir, de modo que simultáneamente ejercen su voto en
cargos nacionales, provinciales y municipales. Los partidos que presentan candidatos a
distintas categorías en juego presentan las boletas a cada categoría unidas en una tira de
papel; los votantes pueden cortar estas tiras y votar a un partido para una categoría y
a otro partido para otra. Esta práctica se denomina corte de boleta y corresponde a un voto
cruzado.
El corte de boleta no parece ser una práctica generalizada, sino que lo más común es el
voto a un partido en su conjunto, es decir a todos los candidatos de un partido en los niveles
de competencia y categorías en los que compiten. El corte de boleta, en cambio, se
considera que queda reservado a una minoría que vota estratégicamente, y a la que por eso
se asocia con un voto que es resultado de un proceso de decisión basado en un mayor
consumo de información y en una mayor reflexión (Katz et. al., 2011).
Se hace necesario rescatar la práctica del corte de boleta en tanto que en la elección de
2015 en la Provincia de Buenos Aires dicha práctica fue utilizada de forma clave para
expresar la desaprobación hacia el candidato a gobernador del FPV, Aníbal Fernández. En
dicha elección, en la cual se impuso María Eugenia Vidal por Cambiemos, hubo un corte de
boleta importante a favor de Vidal o en contra de Fernández, lo que Mangonnet, Murillo y
Rubio (2016) interpretan como un comportamiento estratégico del electorado bonaerense,
el cual “dio lugar a que en numerosos municipios distintos partidos políticos hayan podido
ganar los puestos ejecutivos para los diversos cargos que estaban en juego”(Mangonnet,
Murillo y Rubio, 2016: 21).
El candidato presidencial del FPV, Scioli, obtuvo en la provincia un 37,13% de los
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales

votos, mientras que el candidato del FPV a gobernador, Fernández, obtuvo el 35,28% Es
decir: hubo una diferencia de 188.252 votos entre el apoyo al FPV en el nivel de
competencia nacional (Scioli) y en el nivel de competencia provincial (Fernández). El corte
de boleta que perjudicó a Aníbal Fernández es uno de las cuatro dimensiones que, en la
lectura de Ollier (2016) determinaron la derrota del peronismo en la provincia, siendo las
otras tres la división del voto peronista entre el FPV y el FR (UNA), la ausencia de efecto
arrastre de la candidatura presidencial y la “desafortunada candidatura a gobernador del
FPV” (2016: p. 143).
Los datos previos nos llevan a pensar que la elección local de Berisso se
“provincializó”, ligando la derrota del peronismo en Berisso a la derrota del peronismo en la
Provincia de Buenos Aires. La noción de provincialización se relaciona con las recientes
tendencias en la investigación, ya referidas, que muestran una tendencia hacia
la territorialización y que postulan la existencia de un efecto arrastre inverso, en donde la
competencia central parece ser la de los estados subnacionales. El dato que parece
confirmar la idea de la provincialización de la elección en Berisso es el siguiente: la
diferencia entre los votos de Berisso a Vidal y a Nedela fue de solo 182 votos a favor de
Vidal. En cambio, la diferencia de votos a Macri y a Nedela en Berisso fue de 3.265 votos a
favor de Nedela.

CONCLUSIONES
Recapitulando, las elecciones de 2015 mostraron una conjunción de factores que
posibilitaron a la oposición no peronista obtener la intendencia de Berisso por primera vez
en la historia. Estos factores, analizados en el desarrollo del trabajo, son los siguientes.
Primero, la unión de la oposición no peronista. Al igual que 1999, en 2015 hubo
una importante coalición de la oposición, aunque no tan aglutinante como la primera.
Segundo, se dio la presencia de un tercer partido con una fuerza electoral notable, pues el
frente UNA logró un 17,23% de los votos, lo que llevó a una mayor dispersión electoral pero
además a una división del voto peronista. En 1999, una tercera fuerza con esta capacidad de
disputar el electorado peronista no estaba presente. Tercero, en 2015 se da, a nivel
provincial, un importante corte de boleta a favor de Vidal, generando que por primera vez
desde 1987 un político no peronista sea gobernador de Buenos Aires. Este corte de boleta en
el nivel provincial pudo generar un efecto arrastre sobre las elecciones
municipales, generando una mayor influencia de los resultados electorales provinciales
sobre los municipales, lo que hemos denominado una provincialización de la elección.
La elección de 2015, entonces, fue excepcional en tanto por primera vez gobierna en
Berisso una persona ajena al peronismo. La pregunta que dejamos aquí planteada es la
siguiente: ¿representa la elección de 2015 en Berisso un punto de ruptura,
una “realignment election” (V.O. Key Jr, 1995) que genera una transformación del sistema
de partidos? ¿O acaso será la elección de 2015 un intervalo, una excepción condicionada por
las circunstancias coyunturales, tras la cual se retomará la pauta previa de predominio
del PJ? Será necesario esperar los resultados de los próximos comicios para aproximarse a
una respuesta.
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza

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¿Los cirujas hablan?
Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe

Juan Diego García


Profesor de Filosofía por la UNL
jdgar.92@gmail.com

En el presente trabajo proponemos abordar el conflicto carrero en la ciudad de Santa Fe en el


año 2016, a partir de analizar las prácticas discursivas y no discursivas de los principales actores in-
volucrados; Estado Municipal, la asociación proteccionista S.O.S Caballos y la Asamblea de Cirujas
en Lucha. La finalidad del análisis es intentar reconstruir lo que Jacques Rancière
denominaría los “repartos de lo sensible”, es decir, el orden de visibilidades y divisiones sociales
que estas prácticas configuran como evidentes. Nuestra hipótesis es que, mientras las prácticas esta-
tales y proteccionistas, despolitizan el conflicto, configurando un reparto que fija partes exclusivas
entre quienes son capaces de ocuparse de los asuntos comunes de la ciudad y quienes no, las prácti-
cas de los cirujas pueden leerse como momentos de una verificación polémica de la igualdad, que
permite pensar el conflicto como un “desacuerdo político” en términos rancierianos. En esta recons-
trucción, también sugeriremos que puede ser interesante pensar la política, en la filosofía
de Rancière, a partir de utilizar la noción de extranjería.

¿Qué tramas y conflictividades se inscriben y entrecruzan en el espacio de la ciudad neoliberal 1?


¿Qué discursos buscan cifrar lo visible, lo que aparece, circula y el darse de los conflictos
urbanos?
¿Qué reparto de lo sensible; qué distribución de los lugares, tiempos y capacidades se presenta
como evidente?
¿En qué escenas el conflicto se desplaza a litigio político con la irrupción de un resto de
seres que reclama ser contado?
¿Hay política en las tramas urbanas?

1. INTRODUCCIÓN
El 8 de marzo de 2016 el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, envió a la Legislatura
un breve proyecto de ley para prohibir la tracción a sangre en todo el territorio
provincial, con el objetivo de “avanzar en una política de priorización de la salud animal”.
En el texto se esgrimían una serie de argumentos ligados a la inseguridad vial y a “la

1 Para calificar de “neoliberal” a los territorios es necesario tomar en cuenta las consideraciones de Michel Fou-
cault realizadas en El nacimiento de la biopolítica (2007). En este curso, el francés propone pensar el neolibera-
lismo, no meramente como una política económica que aplican los Estados nacionales en determinadas coyun-
turas a un nivel macro, sino más bien como una novedosa forma de economía del poder sobre la vida (bios). Se
trata en efecto de un nuevo “arte gobernar” que, a partir de un conjunto de dispositivos, técnicas, prácticas y
saberes micro políticos, subjetivan a los agentes bajo la forma de empresa. Para Foucault, su novedad radica en
ser una forma de dominación y desposesión que opera bajo el impulso de las libertades, entendidas en claves de
autoempresarialidad, emprendedurismo y competencia. De este modo, el neoliberalismo puede entenderse co-
mo dinámica inmanente, una racionalidad, que circula al ras de los territorios organizando cálculos, afectos,
estrategias y tácticas en la vida social, a la vez que esta misma racionalidad es re-apropiada, reorganizada y pue-
de ser puesta en crisis por los mismos agentes sociales. Para profundizar en esta concepción remitimos al curso
del propio Foucault o a la reconstrucción que realiza Verónica Gago (2014)
Eje temático: Análisis Político

suciedad que la circulación de carros conlleva, afectando de esta manera la salud pública".
Pero su eje se asentaba en la enfática declaración de un argumento proteccionista: “la
tracción a sangre significa sufrimiento para los animales, comportando una situación que
resulta menester abordar, privilegiando la salud de aquellos y evitando que se encuentren
obligados a soportar jornadas excesivas sin descanso, sin ningún control veterinario y
constantes maltratos”2.
La presentación del proyecto agudizó un conflicto existente en la ciudad de Santa
Fe, desde hace algunos años, entre diversos actores involucrados: Estado municipal,
organizaciones proteccionistas y cirujas organizados. La puja atravesó todo el año sin
ninguna solución definitiva. En efecto, el escueto texto enviado por el gobernador nada
señala sobre la forma en que la prohibición se implementará, ni sobre las alternativas
laborales para los recolectores informales. Según cifras estimativas del municipio, en la
ciudad de Santa Fe, circulaban para tal fecha unos 700 carros y unas 1500 personas vivían
de esta actividad.3 A tan sólo dos días del Mensaje del gobernador, la diputada provincial
Alicia Gutiérrez (SI - FPCyS) presentó otro proyecto, que propone la erradicación de la
tracción a sangre, apelando a argumentos similares, pero planteando sustituir
gradualmente los caballos por vehículos motorizados. Desde marzo las asambleas de
cirujas, en los barrios de Villa Oculta y Santa Rosa de Lima, se intensificaron a fin de
organizarse, pensar alternativas y resistir ante lo que podría acarrear la pérdida del único
sustento de su vida. Los carreros de la ciudad, junto a los de Rosario, enviaron vía el
diputado Carlos del Frade un proyecto propio. Hasta la fecha ninguno de los proyectos fue
aprobado.4
El conflicto puso en circulación, a lo largo del año, una serie de discursos, prácticas y
acciones por parte de los distintos actores involucrados, que dan cuenta de ciertas formas
de simbolización del mismo y sus posibles soluciones, a la vez que suponen distintos modos
de configurar lo que Jacques Rancière denominaría el “reparto de lo sensible” de la ciudad,
es decir, un sistema de evidencias sensibles y simbólicas que, fija, divide y organiza el todo
social en partes, donde a cada una de ellas le corresponde un lugar de acuerdo a funciones,
competencias y maneras de ser bien definidas. (Rancière, 2009:9-10)
En el presente trabajo proponemos abordar el conflicto, a partir de analizar las prácticas
discursivas y no discursivas del Estado municipal, la asociación proteccionista S.O.S
Caballos y la Asamblea de Cirujas en Lucha, con el objetivo
de intentar reconstruir los “repartos de lo sensible” que estas prácticas configuran. Nuestra
hipótesis es que, tanto las narrativas estatales como proteccionistas cifran el conflicto como
“problema ambiental/social”, estructurando un común repartido que fija “partes
exclusivas” entre quiénes pueden ocuparse y decidir sobre las cuestiones comunes de la
ciudad y quiénes no. Para Rancière esta repartición, que entiende el conflicto y su solución
en términos de gestión de unos pocos, es propia delo que llama “orden policial” y no de la
lógica política. Hay política, en tanto y en cuanto, ese “orden policial” que distribuye
lugares, funciones y capacidades en la comunidad, se vea interrumpido por la acción de
sujetos suplementarios que verifican la igualdad de cualquiera, manifestando su
capacidad para decidir sobre los asuntos comunes. En este sentido, intentaremos mostrar
que la construcción discursiva y las prácticas llevadas a cabo por los cirujas pueden leerse
como momentos de una verificación polémica de la igualdad, generando así un
desplazamiento de las narrativas “policiales”, que permite pensar el problema como un

2 Mensaje del Poder Ejecutivo a la Legislatura n° 4446 (08/03/16)


3 “¿Qué falta en Santa Fe para que no haya más carros? Por Agustina Mai, El Litoral(28/03/2016)
4 Este trabajo fue escrito en los meses de enero y febrero del 2017
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

“desacuerdo político” en términos rancierianos.


Claramente en el pensamiento de Rancière hay un intento polémico de desligar la
política de las maneras en que la tradición filosófica la concibió. Para el francés,
la política no remite a ninguna esencia o naturaleza humana, ni a un modo de ser
comunitario, y menos aún a la administración gubernamental o estatal del poder, pero
tampoco es reductible a la noción de lucha de clases. Entonces: ¿cuál es el espacio de
la política?, ¿qué fenómeno designa?, ¿a qué actividad remite? Propondremos hacia el final
del trabajo que quizá pueda ser interesante pensar la política, en la filosofía rancieriana,
utilizando la categoría de “extranjería”.

2. LA “RAZÓN” MUNICIPAL: CRIMINALIZACIÓN E INFANTILIZACIÓN DEL


CIRUJA.
El 17 de marzo de 2016, en su discurso de apertura de las sesiones del Concejo Municipal
el intendente de Santa Fe, José Corral, señalaba la necesidad de “profundizar el trabajo con
los recicladores informales de basura (…) a fin de evitar la tracción a sangre y generar
alternativas dignas de trabajo para muchas familias afectadas por este tema”5. A lo largo del
año, el municipio, a pesar de no contar con ninguna normativa provincial sobre la cuestión,
implementará una serie de acciones (ordenanzas, programas y controles) tendientes a
erradicar la circulación de los carros en las calles de la ciudad, a la vez que sostendrá un
discurso en términos de inclusión y “reconversión” de los cirujas. La “extraña coincidencia”
que exhibe su posición con la línea editorial del tradicional diario local, El Litoral, nos
permitirá homologar ambas narrativas a fin de reconstruir la “razón” municipal.
A pocos días de la presentación del proyecto del gobernador, El Litoral publica una
editorial donde respalda la prohibición de la tracción a sangre, haciéndose eco de los
argumentos del Mensaje y señalando que “se trata de motivos válidos para adoptar este tipo
de decisiones”6. También agrega otro argumento ambientalista al señalar que la recolección
informal produce una proliferación “de microbasurales” en los barrios periféricos
donde son llevados los residuos, así como problemas de higiene en las zonas céntricas de la
ciudad. A pesar de ello, marca algunos reparos en relación a la magnitud del
problema: “difícilmente, desde el municipio o desde el Estado provincial se puedan generar
alternativas laborales para tanta gente”.7
Esta primera editorial se encuentra en estrecha sintonía con algunos aspectos que el
discurso municipal irá desenvolviendo en los siguientes meses. Ambos coinciden en que el
principal argumento para prohibir la tracción a sangre es que tal práctica “no acepta las
normas sanitarias ni de limpieza de la ciudad”8. Estos argumentos se oponen a
esta práctica, en pos de valorar un modelo cultural de la ciudad y sus ciudadanos, ligado al
binarismo limpieza/suciedad o pureza/impureza como credencial de la urbe y ciudadanía
deseable. En este sentido, hay en el discurso del municipio un proyecto de visibilidad de
lo público, que apela a una identidad ciudadana ligada a una noción de cultura en términos
de “civilización”, y por ende, a una lógica de “merecer la ciudad”, que excluye aquellas
diferencias que escapen a tal modelo.9 Como señala Mariano Perelman, los cirujas son uno

5 Discurso inaugural de las sesiones ordinarias del Concejo Municipal (17/03/2016)


6 “El debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (18/03/2016)
7 El Litoral (18/03/2016)
8 Declaraciones de Corral en el marco de la presentación del programa “Ciudad inclusiva” (12/09/2016).
9El proyecto de ciudad de la gestión actual del municipio encuentra sus coordenadas en el Plan Urbano Santa
Fe 2020, donde se exponen las principales líneas de acción estatales para “transformar” la ciudad en los próxi-
mos años. Los ejes del mismo, fueron las referencias del intendente Corral en sus sucesivos discursos de inaugu-
Eje temático: Análisis Político

de los ejemplos paradigmáticos de presencia no deseable y diferencia no admitida en las


ciudades, no tanto porque su práctica sea percibida como contaminante, sino porque deja al
descubierto la pobreza y la desigualdad en forma pública. (Perelman, 2010:113) Como
vamos a ver, la restricción a la circulación de carros a partir del mes de septiembre va a
operar como un dispositivo de relocalización de la marginalidad a las periferias de la
ciudad, como parte de esta política de espacios, merecimientos y visibilidades.
En el plano discursivo, la “razón” municipal, conjuga la necesidad prohibir la tracción a
sangre con una veta inclusiva, que va a ser concebida como reconversión cultural10. Esto se
debe a que hay una clara advertencia de la complejidad social del problema. En efecto, en
las notas de El Litoral sobre el tema, se enfatizaba que la reinserción laboral de los cirujas
“es el principal punto a resolver si se quiere dar una solución definitiva”.11 Alejándose de
una narrativa netamente proteccionista, el editorial del 26 de agosto señalaba que: el
“problema de fondo es la pobreza. Y, en este sentido, resulta llamativo cómo, para gran
parte de la sociedad, parece resultar más sencillo hablar del maltrato animal que del flagelo
que castiga a millones de seres humanos sumidos en la miseria y la marginalidad”12. En
estricta sintonía, Carlos Medrano, secretario municipal de Desarrollo Social, declara al
propio diario:

“Nosotros compartimos el objetivo de eliminar la tracción a sangre,


pero le agregamos dos problemas: la familia que va arriba del carro y la
basura. A un carrero no debería pararlo un inspector de tránsito, sino
un asistente social para atender la problemática social”13
No obstante, en tensión con sus prácticas discursivas, las acciones llevadas a cabo por la
Municipalidad tendrán como objetivo principal cumplir con su “política de lugares”, es
decir, erradicar la tracción a sangre en el espacio urbano céntrico como supuesta
condición para pensar la inclusión de los carreros. A lo largo de los meses, el
municipio, llevará a cabo un conjunto de acciones que remiten a lo
que María Carman llama “políticas aleccionadoras”, ya que están destinadas a disciplinar
sobre el uso legítimo e ilegitimo del espacio público, determinando un régimen de lo
sensible que distribuye títulos de ciudadanía deseable e indeseable y configura una
topografía de visibilidades. (Carman, 2011:186). Según esta autora, estas políticas pueden
darse básicamente bajo dos modalidades: por omisión o por exceso. Las políticas
por omisión refieren a aquellas donde el Estado14 de distintas maneras se “ausenta”. En

ración del Concejo desde el año 2012. En ellos el intendente enfatizaba la necesidad de que Santa Fe sea una
ciudad “productiva”, “ordenada”, “segura”, “saludable”, “verde”, etc. lo que suponía también la identificación de
sus contrarios (lo desordenado, contaminante, improductivo, lo inseguro) y el “desafío” político que radica jus-
tamente en “transformarlos”. Estos “contrarios” son a veces asimilados, por el intendente, con prácticas de suje-
tos ligados a las economías informales o que se encuentran en una situación de marginalidad (carreros, limpia-
vidrios, feriantes, vendedores ambulantes, etc.) Sostenemos que la política del municipio, ante algunas de estas
situaciones, responde más bien a un proyecto de visibilidad de lo urbano que a un intento de abordaje integral
de las mismas, ya que las “soluciones” fácticas que brinda se reducen al desplazamiento de estos sujetos de las
partes céntricas y su relocalización en las periferias de la ciudad. La ciudad “ordenada” despliega así una topo-
grafía, un orden de visibilidades, donde a cada sujeto le corresponde un lugar (centro o periferia) de acuerdo la
evidencia de lo que es y, por tanto, de lo que merece.
10 “Carreros aprenden nuevos oficios”, editorial El Litoral (08/10/2016)
11 “¿Qué falta en Santa Fe para que no haya más carros?” por Agustina Mai. El Litoral (28/03/2016)
12 “Se reaviva el debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (26/08/2016)
13 “El debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (18/03/2016)
14Aquí aludimos solamente a las acciones llevadas a cabo por las estructuras y dispositivos del Estado munici-
pal. Es evidente que estas estructuras son insuficientes para poder abordar y dar una solución integral a este
conflicto y que para ello se requiere una articulación entre el municipio y otros niveles del Estado más comple-
jos, como ministerios y secretarias del Estado provincial. No obstante sólo queremos remarcar que las acciones
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

relación al conflicto carrero, podríamos señalar que, la permanente indiferencia del


municipio frente a los reclamos de los cirujas, las escasas y dilatadas “mesas de diálogo” y el
hecho de desatenderse en brindar alternativas factibles para el conjunto de éstos,
constituyen acciones excluyentes por omisión. En este sentido, los efectos de las políticas de
omisión pueden ser tan segregativos del espacio y los derechos como los de las políticas de
exceso, y de hecho suelen ser complementarias. Por políticas de exceso Carman identifica la
intensificación del accionar del Estado en múltiples aspectos, sea sancionando normativas,
judicializando los conflictos, reprimiendo etc. Podríamos señalar quela aplicación desde
junio de la ordenanza municipal 11,91715 destinada exclusivamente a cobrar multas a
aquellos locales comerciales que “den” sus residuos a los carreros, así como la
judicialización de la protesta de los cirujas en agosto16, las permanentes requisas y controles
a los carros y finalmente la prohibición de su ingreso a la zona céntrica en septiembre,
constituyen un paquete sistemático de acciones excesivas del Estado tendientes a demarcar
un orden de visibilidad en las tramas urbanas.
Estas contradicciones entre las prácticas discursivas y no discursivas, sus desfasajes
y tensiones tuvieron un punto notable en el mes de septiembre. El día 12 de ese mes,
al mismo tiempo en que el intendente lanzaba el programa “Ciudad Inclusiva”, cuyo
objetivo consistía en la reconversión de los carreros en transportistas B17 u otras
alternativas laborales, se estableció la prohibición del acceso y la circulación de
carros traccionados por caballos en el centro de la ciudad. El propio intendente presentó
el programa con las siguientes palabras:

“Queremos una ciudad sin recolectores urbanos, una ciudad sin


carros, pero lo más importante –y por eso el nombre del programa- una
ciudad inclusiva, que dé a cada una de las familias que hoy viven de la
recolección informal una oportunidad distinta”.18
En el mismo acto, señaló rápidamente dos cuestiones, primero que la reconversión iba a
ser gradual y por pasos -registro, verificación de la situación particular y examinar qué
posibilidad de alternativa laboral hay- y segundo, que difícilmente el Estado
pueda brindar soluciones laborales a todos los carreros, por lo cual convocó a las “empresas
de la sociedad civil” a colaborar ofreciendo fuentes de trabajo. No obstante, y aquí la
tensión con la voluntad inclusiva; la segregación y la prohibición del acceso y circulación de
los carros al centro fue inmediata, con la promesa de llegar a “completar la totalidad de la
ciudad”. En conclusión, la imposibilidad de cirujeo en las zonas céntricas de la ciudad
del municipio se limitan y son coherentes con llevar a cabo su “política de lugares”, y lejos están encaminadas en
intentar lograr una articulación con otras esferas estatales que permita una solución alternativa del problema.
15Ordenanza de Gestión de Residuos de Manejo Especial. Es una ordenanza sancionada en 2012 y destinada a
regular la recolección de residuos de los grandes generadores (empresas, industrias, negocios, etc.) La ordenan-
za prevé que los locales podrán “contratar el retiro y transporte hasta su disposición final con personas físicas o
jurídicas que cuenten con habilitación en conformidad con la normativa vigente forma”. La falta de habilitación
municipal para la mayoría de los carreros que recogían esos residuos, permitirá a la municipalidad comenzar a
cobrarles multas a los locales. Esto implicó que. al poco tiempo, los locales dejen de darles sus residuos a los
carreros, quedando estos últimos sin una de las fuentes de material que más les reditúa para la venta y el reci-
clado.
16 Enagosto un grupo de cirujas bloqueó el relleno sanitario de la ciudad, impidiendo que ingresen los camiones
con los residuos, como medida de protesta ante la indiferencia de las autoridades municipales. La Municipali-
dad denuncio penalmente por “daño ambiental” a los referentes de los carreros que participaban del bloqueo. Si
bien la denuncia fue retirada una vez que se levantó la protesta, la misma ratificó la posición de no-diálogo del
municipio.
17 La
ordenanza 11.917 prevé reconocer bajo la figura de transportistas B a los recolectores autónomos (que no
dependan de las empresas de recolección) que cuenten con vehículos motorizados.
18 Declaraciones de Corral en la presentación del programa “Ciudad Inclusiva”(12/09/2016).
Eje temático: Análisis Político

se dio en forma inmediata, total y efectiva, pero la inclusión de los y las cirujas fue
pensada en términos de una temporalidad precaria: gradual, parcial y como
promesa incumplida y siempre aplazada.
Creemos que este orden del discurso estatal sólo resulta coherente
con cierta simbolización de los cirujas y con un modo colonial de concebir la inclusión.
Como vemos, la “razón” municipal, opera bajo una simbolización dual del carrero.
El carrero, en tanto carrero, debe ser excluido del espacio público ya que se percibe
al cirujeo como una práctica que pervierte el ambiente (cultural) de la ciudad. A ello apunta
justamente la “política de lugares”, en tanto relocaliza a los carreros a los márgenes de la
ciudad, donde no afecten la visibilidad de la urbe deseable. Ahora bien, la narrativa
municipal señala que la erradicación de la tracción a sangre debe ser paralela a la inclusión
de los carreros en tanto sean “reconvertidos”. Consideramos que la lógica estatal concibe la
inclusión bajo una topología colonial19: la inclusión se da desde arriba y reconfirma
el reparto. En la narrativa municipal, el ciruja debe ser incluido por el Estado o la sociedad
civil y su inclusión no modifica, ni altera el espacio o reparto regido por la lógica cives/
barbaros, sino que la “reconversión” no es otra cosa que la adaptación a la cultura legítima
que establece el orden estatal. Por lo cual, su inclusión lejos de poner en crisis o en disputa
ese espacio, ese reparto de lo sensible con sus divisiones excluyentes, la reconfirma.
Esta forma de pensar la inclusión hace evidente el otro dispositivo identitario
estatal, que simboliza a los cirujas como victimas infantilizadas20.Como vimos, para la
“razón” estatal, los carreros aparecen también sólo como víctimas; sujetos de “alta
vulnerabilidad social” que deben ser asistidos. Tal condición los torna seres incapaces de
ocuparse de los problemas públicos y los relega a una “minoría de edad”, por lo cual
precisan de la misión salvífica del Estado o la sociedad civil que los incluya a partir de
“reconvertirlos”. En estos discursos, nunca aparecen los cirujas como sujetos de palabra,
sino como seres incapaces del logos para decidir sobre lo justo e injusto, seres condenados a
la monotonía del ruido.

3. LA “RAZÓN” PROTECCIONISTA: ENTRE LA MORALIDAD DEL CABALLO Y


LA BARBARIE DEL CIRUJA.
En el año 2010, un grupo de “vecinos autoconvocados” con “el básico sentimiento de la
piedad”21,conformaron la Asociación Civil S.O.S Caballos con el objetivo general de luchar
por el cumplimiento efectivo de la ley de protección animal (ley 14.346), y específico, de
lograr la erradicación de la tracción a sangre en la ciudad. Para ello, el operar de
la Asociación mixtura una serie de acciones diversas; “concientización” sobre el maltrato
animal, movilizaciones públicas, juntas de firmas, pero ante todo, su accionar se basa

19 Lacategoría “colonial” es utilizada aquí en relación a la de “colonialidad”, propuesta en la obra de Aníbal Qui-
jano y de otros autores del denominado “giro decolonial”.(Lander, 2003) El concepto de colonialidad resulta
interesante porque, a diferencia de “colonialismo”, permite dar cuenta de que las relaciones coloniales de poder
no se limitan al dominio económico-político y jurídico-administrativo de un Estado sobre otro, sino que poseen
otras dimensiones más profundas y menos visibles. De este modo si bien el colonialismo (procesos históricos de
colonización de América y África) hicieron posible el establecimiento de una matriz colonial del poder, la misma
subsiste (con continuidades y discontinuidades) luego de las independencias de estos países. Lo colonial consti-
tuye la lógica o la racionalidad de esta matriz (un “inconsciente”, como lo piensa Rolnik) que impera en los ima-
ginarios y las prácticas estatales y no estatales, produciendo y reproduciendo, no sólo modos anglo y eurocentra-
dos de conocer y pensar, sino instituyendo activamente relaciones basadas en jerarquías y dependencias.
20 “Unafunción de la economía subjetiva capitalística (tal vez la más importante de todas) es la de la infantiliza-
ción (…) consiste en que todo lo que se hace, se piensa o se pueda hacer o pensar sea mediado por el Esta-
do.”(Rolnik – Guattari: 2013: 59)
21 Declaraciones de Cristina Pagani, presidenta de S.O.S Caballos en Similares TV(08/09/2010) disponible en
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

en la denuncia de la circulación de carros -cuyos caballos sean presumiblemente víctimas


del maltrato-, la participación en los operativos policiales de “rescates” de los mismos y sus
posteriores cuidados. Para esto último, vale destacar que la Asociación ostenta un predio en
las afueras de la ciudad que funciona como depositario judicial, donde los equinos
“rescatados” son llevados para su rehabilitación. Si bien, S.O.S Caballos cuenta con cerca de
35 miembros (entre estructurales y voluntarios), posee una gran capacidad de despliegue en
sus acciones y recursos, de presión sobre los poderes del Estado y un cierto reconocimiento
por parte de la población santafesina.
La noticia del proyecto de ley enviado por el gobernador fue recibida como un “buen
augurio” por parte de la Asociación, aunque también mostraron cierto escepticismo en
relación a su aprobación y aplicación efectiva. Su presidenta, que es médica veterinaria,
afirmaba en El Litoral que:

“Para que esta futura ley sea efectiva (…) el plazo de erradicación no
puede dilatarse. Hace más de 8 años que venimos pidiendo que se haga
algo y los animales están sufriendo y muriendo en las calles. El "Basta
de TAS" no puede esperar más”.22
A grandes rasgos, las prácticas discursivas de S.O.S Caballos se rigen a partir de esgrimir
consignas generales (“No al maltrato animal” o “Basta de TAS”) como llave para la solución
de los conflictos, sin la necesidad de una contextualización territorial y social del mismo. La
consigna opera como principio universal, que guía el accionar y resulta aplicable a todos los
casos concretos de “maltrato animal” más allá de sus particularidades y diferencias.
También su discurso es acompañado con una recurrente presentación de imágenes de
caballos “rescatados” famélicos, heridos y en condiciones deplorables. La efectividad de esta
estrategia comunicacional está dada por los múltiples efectos que busca y genera.
Las imágenes generan un vínculo empático y emocional con quien las ve, que sirve para
demostrar el maltrato animal, legitimar el accionar de la Asociación y también como modo
de cerrar la discusión en torno al tema. ¿Quién podría oponerse a defender a un caballo en
tales condiciones?
A la largo del año, la Asociación apoyó discursivamente y con movilizaciones públicas el
proyecto de ley enviado por la diputada Alicia Gutiérrez y paralelamente llevó adelante una
intensificación de su accionar en los operativos de rescate de los animales, sobre todo
después de la restricción municipal que prohibió la entrada de los carros al centro de la
ciudad. Este accionar de S.O.S Caballos fue denunciado judicialmente en varias
oportunidades por las y los cirujas, cuestionando la extralimitación de la organización en
decisiones que deben ser tomadas por autoridades públicas (fiscales y jueces).23 En los
pocos casos en que los carreros -acompañados por abogados de la Asociación Civil
TRAMAS24- presentaron denuncias en los juzgados, obtuvieron fallos favorables que
exigían la devolución de los animales. Por su parte, miembros de SOS
Caballos denunciaron en recurrentes ocasiones amenazas y robos de
equinos en rehabilitación, acusando a los cirujas.
A diferencia del discurso estatal, la narrativa de S.O.S Caballos se centra en el maltrato
https://www.youtube.com/watch?v=1lz8cB51GNI&t=155s.Consultado18/03/2017
22 “Un buen primer paso "El Litoral nota de Cristina Pagani (14/03/2016).
23 “Exclusivamentenos dedicamos a eso, a incautar, con ayuda de la policía, del procurador y del fiscal, el caballo
que está en muy malas condiciones y tratar que los jueces no lo devuelvan más”. Declaraciones de Pagani en
Similares TV (02/10/2009). Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=BmeNnGxGCGo&t=16s. Con-
sultado 20/03/2017
24 “TRAMAS Derecho en Movimiento” es una asociación civil conformada en 2011 por abogados y estudiantes de
derecho, que trabajan y articulan con movimientos sociales y vecinos de distintos barrios de la ciudad, con el
Eje temático: Análisis Político

y el sufrimiento animal como argumento principal para prohibir la práctica de la tracción a


sangre. Si bien, los miembros de la Asociación aclaran que tienen conciencia de que existe
de fondo una problemática social compleja-y que es el Estado quien debe dar las
soluciones a los carreros- señalan que su lucha sólo se restringe a erradicar la
tracción, a que se hagan efectivos los controles y existan penas más duras para los
maltratadores. Estos argumentos, basados en la defensa de la dignidad del caballo, tienen
se anclaje en un conjunto de concepciones filosóficas y jurídicas que aquí reductivamente
denominaremos “giro animal”. A grandes rasgos, éstas rechazan la división hegemónica de
la filosofía occidental entre lo humano y lo animal, que considera al hombre como “amo y
señor de la naturaleza” y segrega al animal al estatus de ente, con lo cual la violencia
ejercida sobre ellos estaría justificada o al menos invisibilizada. A contrapunto, el “giro
animal” entiende que éstos son portadores de derechos al ser seres dotados de personalidad
y sentimientos, aunque no posean lenguaje articulado. El discurso de S.O.S Caballos se hace
eco de ello:

“Los animales son seres sintientes como usted y yo, pero más
indefensos porque no pueden hablar”25.
La carencia de habla de los animales, lleva generalmente a las asociaciones
proteccionistas, y en particular por S.O.S Caballos, a tomarse las prerrogativas de ser “la voz
de los caballos”, auto legitimándose para hablar en nombre de ellos y representarlos. Esta
prerrogativa encuentra su fundamento en dos cuestiones: el saber sobre los equinos que
poseen sus miembros y la sensibilidad hacia ellos.
María Carman sostiene que el reconocimiento del animal como ser sintiente, por parte
de las organizaciones proteccionistas, es acompañado muchas veces de una práctica
retórica de “humanización” del animal, en tanto se le atribuyen cualidades que eran
usualmente propias y reservadas para calificar a lo humano. (Carman, 2015:199).
Este aspecto también se aprecia fácilmente en las diversas publicaciones de S.O.S Caballos
en las redes sociales, en las cuales se adjetiva a los equinos con un conjunto de cualidades
morales; “nobles”, “fieles”, “amorosos”, “sensibles”, “bondadosos”, “seres con alma”, etc.

“No logramos entender cómo un ser humano puede ser capaz de


despreciar a un animal tan noble, lleno de amor y relinchos para dar (…)
Porque no eras solo un caballo, creemos que eras un ángel”26
La hipótesis de Carman es que, el reverso complementario de esta operación de
“humanización” del caballo, es la atribución de rasgos animales a aquellos que no pueden
ver tal “humanidad” y los maltratan, es decir, según éstos, los cirujas (Carman, 2015:190).
La autora sostiene que, en sus estudios sobre los grupos proteccionistas en el área
metropolitana de Buenos Aires, se ve que éstos no sólo apelan al lenguaje de los derechos
animales sino también al remanido binomio civilización y barbarie. Entendemos que las
prácticas discursivas de S.O.S Caballos también comparten este aspecto. En primer lugar,
porque consideran a la tracción a sangre como una práctica propia de la “barbarie”27, “ya
insostenible” e inhumana. Por otra parte, los actores que la practican son descriptos en su
discurso como seres alojados en el mundo de la “miseria” excluidos del saber, la educación y

objetivo de asesorarlos y acompañarlos con herramientas jurídicas en diversas situaciones problemáticas.


25 “El maltrato animal y sus defensores”, publicación en Facebook S.O.S Caballos Santa Fe(23/11/2016)
26 Publicación en Facebook, S.O.S Caballos Santa Fe (07/01/2017)
“Un caballo se desplomó en Bv. Pellegrini y 25 de Mayo”, nota sin firma (28/05/2016) en
27

www.airedesantafe.com.ar. Consultada el 18/06/2016


“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

de los medios materiales para cuidar bien de los equinos28. En sus publicaciones en las
redes sociales, muchas de las cuales son crónicas de los rescates, suele haber una
adjetivación que sólo visibiliza a los cirujas como seres “crueles”, “violentos”, “insensibles” y
“desalmados”, cuya violencia no sólo es al caballo, sino que es potencialmente hacia la
comunidad entera29. Ante ciertas declaraciones de este estilo y el accionar de S.O.S
Caballos, un grupo de cirujas presentó una denuncia al I.N.A.D.I30 por discriminación en el
año 2013. El dictamen final, fechado el 13 de julio de 2015 por el asesor
Emiliano Marilungo, señala que en su descargo ante la acusación, los representantes de
S.O.S Caballos afirman que, los cirujas “buscan dinero fácil” y “se victimizan tal como hacen
los pobres e ignorantes haciendo hincapié en que reciben planes sociales y que no trabajan
porque no buscan”31.
De esto modo, el discurso de S.O.S Caballos opera con un lógica de equivalencias que
produce un fuerte dispositivo identitario de los cirujas como pobres,
ignorantes, irresponsables y violentos. La descripción de “la crueldad sin límites”32 de ellos
se explica por su falta de educación, sensibilidad y cultura. Aquí se ve precisamente lo
que Carman señala; en el discurso proteccionista de ciertas asociaciones, el caballo aparece
reconocido como partícipe de la comunidad moral con los hombres (civilizados), a la vez
que ciertos sectores de la ciudad sólo son visibilizados por sus cualidades animales. Esto
produce, en las prácticas discursivas de S.O.S Caballos, una mixtura inusual y
bastante llamativa. Se adopta un lenguaje de derechos animales basado en el
reconocimiento y la hospitalidad hacia el otro sintiente radical (animal), a la vez que opera
como trasfondo una noción de cultura ligada al tópico sarmientista de civilización
y barbarie. Esto conduce a una concepción paradójica, en la que lejos de cerrar la frontera
humano/animal, se mantiene incorporando a los equinos a la comunidad civilizada y
relegando a los cirujas a la “barbarie” animal. Podríamos señalar que tampoco aquí hay un
quiebre con el paradigma moderno, ya que sigue existiendo un cierto
antropocentrismo axiológico: se valoriza a los equinos en tanto se asemejan a los
humanos y se desprecia a los carreros en tanto comportan supuestas cualidades animales.
Ahora bien, para el interés de nuestro trabajo, podemos afirmar que las prácticas de la
Asociación proteccionista producen una simbolización del carrero en la cual se resalta su
barbarie, su ignorancia y animalidad, configurando un reparto de lo sensible que
claramente los excluye de la comunidad como seres políticos capaces de decidir sobre los
asuntos públicos. Paralelamente, es fundamental en el discurso de SOS Caballos ponerse
como representantes o “portavoces” de una víctima (el caballo) y legitimar esa posición
en base a dos títulos: el saber y la sensibilidad. Estas son dos formas de justificar una
soberanía, no ya meramente sobre el cuerpo de los caballos, sino en el espacio público
como los agentes aptos para discutir y decidir en las cuestiones en torno a ellos.

4. NARRATIVAS CONSENSUALES Y ORDEN POLICIAL.


El análisis de ambas narrativas, tanto la municipal como la proteccionista, nos permite
sostener que ambas “leen” el conflicto a partir de lo que Rancière denomina lógica
consensual. Para el filósofo francés, esto implica un modo de abordar el conflicto social que

28 Declaraciones de Pagani en Similares TV (08/09/2010)


29 Ensus declaraciones Pagani sostiene que los carreros “son gente que tienen mucha violencia, así como la des-
carga con el animal, la descargan con nosotros también” (02/10/2009)
30 Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.
31 Dictamen del INADI n°242-15(13/06/2015)
32 “La crueldad desborda cualquier limite” El Litoral, nota sin firma, (01/08/2015)
Eje temático: Análisis Político

presupone que las partes ya están dadas, la comunidad constituida y que sólo hay
que optimizar la gestión redistribuyendo las ventajas y desventajas conforme a lo que cada
parte merece/necesita, siendo que cada parte merece/necesita de acuerdo a la evidencia de
lo que es (Rancière, 2010a:130). La comunidad es, entonces, simbolizada como una cuenta
exacta de partes con sus determinados modos de ser, hacer y decir, y la lógica consensual
operaría en pos de la efectuación del principio de justicia. Esta lógica se corresponde con un
reparto de lo sensible “policial”, basado en el principio de la desigualdad que funda
jerarquías al determinar un orden de lugares, funciones, títulos y
competencias (Rancière, 2010a:44). Vale aclarar que lo que Rancière llama
“orden policial” no se restringe meramente a los aparatos del Estado y menos aún refiere
necesariamente a un régimen represivo, sino más bien, a un conjunto de dispositivos
estatales y no-estatales, simbólicos y materiales, con sedimentación histórica, que
establecen un reparto en la comunidad al dividir a los cuerpos en determinados lugares y
funciones sociales. El orden policial configura así las ocupaciones de los distintos
individuos en las tramas urbanas. Ese orden establece, entre sus divisiones, la evidencia de
quiénes son aptos y capaces para hablar y decidir acerca los asuntos comunes de la ciudad y
quiénes no. Como vimos, tanto las narrativas estatales y proteccionistas, por distintas
estrategias de visibilidad y distintos dispositivos identitarios, configuran un “reparto de lo
sensible” que expulsa a ciertos seres parlantes, a los y las cirujas, “a la noche del silencio o al
ruido animal” al ser simbolizados como seres pasivos, e incapaces de ocuparse de lo
público. (Rancière, 1996:36)
A pesar de ello, es relevante remarcar que ambos dispositivos de despolitización de los
cirujas, a pesar que comparten su criminalización, tienen sus diferencias. Mientras que la
“razón” municipal los despolitiza a partir de sólo concebirlos como víctimas infantilizadas
y pasivas que deben ser asistidas y “reconvertidas” por una instancia externa, pero cuya voz
(más que signo de dolor) no debe ser tenida en cuenta, el discurso proteccionista lo hace al
simbolizarlos como ignorantes o bárbaros, resaltando especialmente su falta de
sensibilidad. En ambos casos, los cirujas quedan privados de una inscripción simbólica en
la ciudad que los haga capaces de decidir acerca de los asuntos comunes. Su palabra no
cuenta ya que su función y ocupación se reduce a la reproducción de su propia vida. El
nombre propio “ciruja” es para ambas narrativas, el nombre de una falta; falta de
recursos, saberes y competencias -sea victimizada o culpabilizada- de una no-ciudadanía
plena y de una evidencia tautológica: los cirujas, son simplemente, cirujas. Para Rancière,
algo característico de las lógicas consensuales es operar con una lógica binaria que
distingue lo propio e impropio, donde a cada uno le corresponde lo propio de acuerdo a la
evidencia de lo es. (Rancière, 2006a: 18 y 19) El orden configurado por ambas narrativas
conduce a mudez de la palabra del ciruja, a su no-cuenta como palabra política, que tiene
por evidencia que no hay que discutir con ellos, porque simplemente no hablan. Ahora bien,
los cirujas ¿hablan?

5. CIRUJAS EN LUCHA: ENTRE LA LÓGICA POLICIAL Y LA PALABRA


IGUALITARIA.
Desde el año 2012, un conjunto de carreros de la zona oeste de la ciudad comenzaron a
reunirse y organizarse en los barrios de Santa Rosa de Lima y Villa Oculta, para hacerle
frente a los hostigamientos de las fuerzas de seguridad, a los secuestros ilegales de
sus caballos por parte de los proteccionistas y para reclamar por mejores condiciones en su
trabajo. Al poco tiempo, surgirá de allí la Asamblea de Cirujas en Lucha, con un rol
protagónico de las mujeres, que rápidamente contará con el apoyo de otras organizaciones
sociales locales como el Foro contra la Impunidad y por la Justicia y TRAMAS. A partir de
marzo de 2016, con la noticia del proyecto de ley enviado por el gobernador, las asambleas
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

comienzan a intensificarse y también a articular con organizaciones de otros puntos de la


provincia, que trabajan con recicladores informales, como el Movimiento de Trabajadores
Excluidos (MTE - Rosario) y la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).
Como los propios cirujas señalan, los proyectos que proponen la erradicación de la
tracción a sangre en toda la provincia, pero que no garantizan respuestas concretas para sus
situaciones, “nos pone en alerta pero nos organiza.”33 En efecto, desde marzo, las asambleas
comienzan a pensar en cómo luchar para que no se aprueben los proyectos y en qué
alternativas plantear, a la vez que son conscientes de la progresiva implementación de la
“política de lugares” del municipio, así como también de la intensificación del accionar
proteccionista. Este complejo panorama va a poner en movimiento una serie de acciones y
prácticas discursivas, que pueden ser leídas como verificaciones polémicas de la
igualdad, dando lugar a lo que Rancière llamaría un “momento político” (Rancière, 2010b:
10). Para ello, es pertinente no leer estas acciones como meras medidas de fuerza, sino
también -y algo que recurrentemente es olvidado en relación a los movimientos sociales-
como actos de inteligencia, que son en definitiva los que llevan a componer a un colectivo
como sujeto hablante y los que van a actuar como demostraciones de la capacidad del poder
de cualquiera. Esto implica, según intentaremos mostrar, que en sus mismas acciones, el
colectivo de carreros, lleva a cabo un proceso de producción de una subjetividad política
que es la que le permite interrumpir la simbolización estatal/proteccionista del conflicto, y
pensar, bajo una racionalidad del desacuerdo, otra repartición posible de lo sensible. En
este sentido, en el “momento ciruja” se da un desplazamiento de los cuerpos de los lugares,
funciones y modos de ser asignados por el orden policial, que como veremos,
rompe con su lógica binaria de lo propio e impropio.
El 8 de junio de 2016, el colectivo de cirujas llevó adelante una manifestación pública
con carros enfrente de la Casa de Gobierno, con la doble finalidad de visibilizarse y entregar
un petitorio al gobernador asentando su posición. Sus marchas van a tener la particularidad
hacerse con los carros y caballos, un gesto claramente disruptivo con “la política de lugares”
del municipio. Ahora bien, más allá de la puesta en escena de lo pretende ser invisibilizado
del espacio público por la lógica estatal, resulta interesante la construcción discursiva del
petitorio. Como señalamos antes, tanto desde las narrativas estatales como proteccionistas,
había una simbolización del conflicto a partir de cierto reparto de lo sensible que
generaba un “agravio” (tort) a una de las partes, ya que no era contada como parte capaz de
expresarse acerca de los asuntos comunes de la ciudad. Siguiendo a Rancière podríamos
decir, antes que la relocalización de la marginalidad que propone la Municipalidad o los
secuestros de equinos por parte de los proteccionistas, está el daño primero de no ser
contados como seres de palabra, capaces de pensar los asuntos comunes. Para Rancière,
este agravio es la causa de todo litigio político, ya que lo que daña es la igualdad de
cualquier ser parlante con otro, al suponer que existen partes relegadas al ruido o a la queja
y partes exclusivas, incluidas en la esfera de la discusión pública. (Rancière, 2006b:17) En
este sentido, en las prácticas discursivas de los carreros, la consciencia de este agravio es
algo que se hace presente:

“El proyecto se presentó sin tener en cuenta quienes somos


directamente afectados”34(…) “ocurre que los protagonistas sobre los
cuales recae la medida prohibitiva nunca fuimos consultados”35,
“Ningún proyecto de este tipo [prohibición de TAS] puede evitar tener
como interlocutores a quienes son los y las protagonistas de este
33 Petitorio entregado al Gobernador (08/06/16).
34 “El complejo oficio de vivir de la basura” por Marcela Perticarari en Periódico Pausa (23/5/2016)
35 Petitorio entregado al Gobernador (08/06/16)
Eje temático: Análisis Político

trabajo.”36
Ahora bien, está manifestación y exposición del agravio, como diría Rancière, de ser
parte de los sin parte, no es una mera victimización, sino funciona como un operador
de subjetivación política, ya que no le sigue la pasividad de la espera, sino la exigencia de
ser contados y la demostración igualitaria de la capacidad de cualquiera para ocuparse de
los asuntos comunes. Inmediatamente a la exposición del daño, en el petitorio se afirma:

“Los cirujas exigimos ser consultados, exigimos que se consideren


nuestras voces a la hora de pensar en qué es mejor para nosotros”.
En el petitorio, los cirujas comienzan haciendo un análisis crítico de los proyectos
presentados, impugnándolos bajo una serie de argumentaciones y razonamientos que
demuestran que no proveen de soluciones definitivas al problema, enfatizando que:

“Ambos proyectos criminalizan la pobreza, sin ocuparse de las miles


de familias que tenemos en el reciclaje urbano nuestra fuente de trabajo,
siendo el principal tratamiento la prohibición.”
Por otra parte, entre los movimientos argumentativos hay uno que resulta interesante y
es la apropiación de argumentos ambientalistas por parte de ellos:
“Los proyectos (…) se olvidan que el aporte de los recicladores urbano es fundamental en
la recolección, clasificación y reciclaje de la basura, elementos primordiales a la hora de
considerar a nuestro ambiente. Plantean una presunción, el maltrato y la explotación
animal, desconociendo el vínculo afectivo que nos une con nuestros caballos. Los mismos
no son sólo un medio de transporte como ustedes consideran, sino que son parte de
nuestras familias y nos preocupamos por su cuidado y bienestar, por eso generamos con
nuestros propios recursos los medios para garantizar jornadas de vacunación y visitas
veterinarias de manera colectiva”.
Esta apropiación, opera en su narrativa, no sólo para demarcarse del estereotipo de
ciruja generado por las narrativas estatales y proteccionistas -que los tendían a visibilizar
como contaminantes del ambiente y maltratadores de animales-, sino también
como la demostración de la capacidad de cualquiera de ocuparse de los problemas
ambientales. Recordemos que, en la narrativa proteccionista, se establecía un reparto
donde sólo era legítimo que pudieran hablar de la protección al medio ambiente y ser la voz
de los equinos, el grupo de expertos en este tema -legitimidad basada en el saber-y sensibles
con los animales. El modo de argumentación de los carreros conduce a reconsiderar tal
reparto y a reconfigurar tal cuenta de palabra que los excluía de la competencia para hablar
sobre las cuestiones ambientales.
El petitorio concluye señalando:

“Por todo esto, nos organizamos, para que juntos pensemos en un


proyecto de ley que realmente nos represente. Un proyecto de ley que no
tenga en el centro de la discusión los medios de transporte sino la
dignificación de nuestro trabajo, el reconocimiento del mismo y por lo
tanto la implementación de todos los derechos que nos corresponde.”
Como se aprecia, en la construcción discursiva del petitorio no hay meramente un
reclamo por un interés o por una desventaja, sino ante todo, se plantea la exigencia de ser
contados de quienes no son contados, de ser reconocidos como seres de palabra. Hay aquí

36 Comunicado del MTE (26/03/2016).


“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

el desplazamiento del conflicto hacia lo que Rancière llama desacuerdo (mésentente)


político: “El conflicto político no opone grupos que tengan diferentes intereses. Opone
lógicas que cuentan de modo diferente las partes de la comunidad”. (Rancière, 2006b:69)
En efecto, no se está solamente discutiendo una mejor optimización de la gestión de las
ventajas y desventajas del problema, sino que lo que los cirujas ponen en juego es algo
mucho más fundamental, a saber, la misma configuración del orden policial como tal, su
cómputo de partes que cuentan y las que no.

“Hay conflicto político cuando la lucha por los derechos o por los
bienes se une con la afirmación de una capacidad para juzgar y decidir
sobre los asuntos comunes”. (Rancière, 2011:113)
Este tipo de exigencia y escenificación de la palabra tiene como principio la igualdad,
pero no como objetivo a alcanzar, sino como forma de verificación polémica bajo el
esquema de pregunta ¿pertenecemos los cirujas a la ciudad, somos ciudadanos iguales a los
otros? Evidentemente, según las acciones del municipio y los proteccionistas: no, por lo
cual deben llevar a cabo una serie de prácticas orientadas a demostrar la igualdad de
cualquiera con cualquiera. Esto implica crear el escenario de un encuentro, entre la lógica
policial de las distinciones jerárquicas y la lógica igualitaria de la capacidad de cualquiera.
Este encuentro polémico lleva para Rancière el nombre de política (Rancière, 2006:17).
Lo que queremos sostener es que el escenario de este encuentro, sólo es configurado por
las prácticas de los cirujas. En la enunciación del petitorio constituyen un sujeto que se
proclama en negatividad con los proyectos enviados, “no nos representan”, es decir, de
manera diferencial con respecto al orden policial, a la vez que contiene la afirmación de
igualdad, en la idea de que los cirujas son también fuerzas productivas de pensamiento
capaces de criticar esos proyectos de ley y pensar otros. Esta verificación de la igualdad,
por tratarse del tratamiento del agravio de no ser contados, no se puede dar sino bajo la
modalidad de un desacuerdo que propone una reconfiguración del reparto, otra percepción
del ser-juntos en la ciudad. De allí que en la conclusión de su petitorio, los cirujas pidan
cambiar el eje delos proyectos. (Rancière, 2010b:81) La escena común generada por el
accionar de los cirujas divide la comunidad, no ya en las partes del orden consensual, sino
en dos formas de ser-juntos: una que mantiene el reparto tal como está y otra que exige una
re-cuenta de las partes.
Para Rancière esta escena es posible, porque en toda subjetivación política hay un
trabajo de verificación de la igualdad que supone una desidentificación de la identidad dada
por el orden policial y una apropiación de la lengua y las competencias del otro, generando
así el espacio común polémico y un sujeto político que no se identifica con ninguna parte de
ese orden. En el mismo proceso en que los carreros se desidentifican de la identidad dada
por el reparto estatal/proteccionista, como seres pasivos definidos por su condición social
de vulnerabilidad y/o ignorancia, y se apropian de las formas y argumentos de las otras
partes, producen un sujeto político que se da entre lo propio negado y lo impropio
apropiado, que falsea la distinción policial dicotómica de lo propio/impropio. El gran
operador desclasificatorio es, como ya puede advertirse, la igualdad. La igualdad que no es,
en el pensamiento de Rancière, la formalidad de la ley, ni una esencia o meta a alcanzar,
sino una presuposición práctica que exige ser verificada en cada caso, de
manera contingente. En este sentido, la igualdad, no se reduce a la puja por una mejor
redistribución de la riqueza o la inclusión de los excluidos en un programa estatal, sino que
es la igualdad de cualquiera de ser reconocido como fuerza productiva de
pensamiento capaz de imaginar distribuciones de la riqueza y programas de inclusión
alternativos. En este sentido, es la igualdad la que permite pensar y reclamar por órdenes y
reparticiones diferentes, al constatar la ausencia de principio (arjé) de todo
Eje temático: Análisis Político

ordenamiento social. La igualdad es la que arranca a los sujetos de sus lugares asignados
por el poder y los desplaza configurando así otros mundos posibles. Es la igualdad la que
habilita la diferencia.

6. LA POLÍTICA COMO “EXTRANJERÍA” EN EL PENSAMIENTO


DE RANCIÈRE.
Como hemos intentado demostrar, tanto las prácticas discursivas como no discursivas
del Estado municipal, como de la Asociación S.O.S Caballos, constituían un intento de
despolitizar el conflicto a partir de la configuración de un “reparto de lo sensible” que
excluía a ciertos sujetos de su capacidad política de participar en la
decisión sobre los asuntos comunes de la ciudad. A contrapartida, en las acciones del
colectivo de cirujas veíamos una interrupción de tal simbolización de la comunidad que
era paralela a la afirmación de la palabra propia como palabra igualitaria. Son las
prácticas de estos últimos las que permitían que el conflicto no se reduzca a la gestión, sino
que dé lugar a un “desacuerdo” habilitando lo que Rancière llama propiamente un
“momento político”. En este sentido, quedan algunos interrogantes pendientes en torno a
qué lugar o a qué remite la política en el pensamiento de este autor. Esto se complejiza, si
consideramos que puede entenderse el pensamiento de Rancière como un intento de
disociar la política de las distintas formas en que la tradición filosófica la ha pensado.
En este intento polémico, el filósofo francés, se opone a toda posibilidad
de una fundamentación antropológica u ontológica de la política, a la vez
que sostiene que ella tampoco es reductible a la administración estatal o institucional del
poder, ni a la noción de lucha de clases. Por eso, en este último apartado y como
desprendimiento de lo anterior, sin pretensión de agotar ni dar una respuesta definitiva la
cuestión, queremos sugerir que quizá puede ser interesante pensar la política, en Rancière,
utilizando la categoría“extranjería”.37
En primer lugar, la política puede entenderse como “extranjería” por la distancia
irreductible que, nuestro autor, establece entre ella y las disciplinas que la tienen como
objeto de conocimiento. Esta distancia le permite cuestionar las relaciones entre política y
conocimiento, expresadas habitualmente bajo dos órdenes de saberes establecidos
y autorizados; la "filosofía política "y la “ciencia política”. Para Rancière estos regímenes
de conocimiento, al buscar un saber, razones o principios que fundamenten cierta forma
de organizar lo social o prescriban cómo se deben solucionar o abordar los
conflictos sociales, constituyen un intento de suprimir el escándalo propio de
la política. (Rancière, 2010a:11) En efecto, para el francés, la política no es sino el gesto
disruptivo que revoca del hecho de que existan títulos específicos (virtudes, carismas,
dones y saberes) para decidir o hablar sobre los asuntos comunes. La política es un tipo
específico de actividad que conduce a la constatación de la ausencia de fundamento (arjé) o
la contingencia radical de todo orden social, por lo
cual, en ella misma radica la imposibilidad de plantear cualquier respuesta teórica que
señale cómo actuar o cómo debemos organizar lo social. La
política es “extranjería” respecto a estos dos órdenes o regímenes del saber que
se encubren en su nombre para operar como dispositivos funcionales a la “policía”.
De esto se desprende, que también, la política puede pensarse, en el pensamiento
37 Algunas referencias para el sentido que le damos a esta categoría se encuentran diseminadas en la obra de
Foucault, La gran extranjera, para pensar la literatura(2013)Por extranjería entendemos una distancia, un gesto
disruptivo e intempestivo que trastoca o falsea las distinciones binarias (lo Mismo y lo Otro), habilitando nuevas
maneras de ver, pensar y actuar que pongan en tela de juicio los órdenes que estás distinciones establecen. En
este sentido, la extranjería no sería lo Otro de lo Mismo, sino lo que siempre queda afuera de tal distinción, un
cierto resto, que permite cuestionarlos.
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García

de Rancière, como “extranjería "en relación a cualquier ordenamiento social. Todo


orden social, toda sociedad, es pensada por el francés como una división de lo sensible que
distribuye tiempos, lugares y funciones de acuerdo a capacidades, configurando un orden
que identifica lo propio que le corresponde a cada parte (“policía”). La política es
justamente la actividad que pone en cuestión está configuración de lo sensible porque el
proceso de subjetivación política implica justamente una negación de lo propio (o el lugar
dado) y una apropiación de lo impropio (el poder común, la capacidad de cualquiera), que
produce un sujeto entre lo propio y lo impropio, que falsea tal dicotomía. Es evidente que si
bien en el planteo de Rancière la acción política “choca” todo el tiempo con el orden social,
la primera es irreductible a la segunda. (Rancière, 2010a:47). Por un lado, para
nuestro autor, la política refiere a un tipo de actividad que se da más bien en un no-lugar:
ninguna acción o manifestación (huelga, denuncia, movilización, etc.) es por sí misma
política, pero cualquiera de ellas puede serlo. La política es la actividad que une cualquier
reclamo, con la interrupción de cierta repartición de lo sensible, de cierto ordenamiento de
lo social, a partir de la afirmación de la capacidad de cualquiera de decidir sobre los asuntos
públicos y de imaginar otro orden social. Por otro lado, la política tampoco tiene objetos o
temas propios, estos les son dados siempre por el orden vigente, aunque plantea una
relación diferencial con ellos, una diferencia no fundada en ninguna naturaleza del Ser, sino
sometida a formas de verificación inmanentes del principio de la igualdad. La existencia de
esas formas (dispositivos de subjetivación política) que pueden ser más o menos precarias,
más o menos estables, son contingentes, no se deducen, ni tampoco se “siguen” de ningún
orden social, pero lo ponen en cuestión. En este sentido, la política es “extranjería” porque
es una actividad accidental o contingente, que sólo existe si se da un encuentro entre dos
lógicas de simbolizar lo social que, siendo inconmensurables se cruzan: la lógica policial que
establece un reparto desigual de los cuerpos apelando a un orden de lugares – que
concuerdan con identidades, títulos, capacidades- y la lógica de la igualdad democrática de
cualquiera con cualquiera que desplaza a los cuerpos abriendo el interrogante de qué es lo
que pueden y re-actualiza así la discusión acerca de qué significa tener-parte en la
comunidad.

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estética Trad. Javier Vilas, Bs. As Herder.
La Ciencia Política frente al narcotráfico en México

Lic. José Angel Lima Zamora


Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
joseangellimazamora@hotmail.com

Este artículo es una revisión del estado de la cuestión de la ciencia política frente al narcotráfico
en México, pasando desde la problemática metodológica, hasta su institucionalización orientada a
los análisis de enfoque de Estado. En primera instancia se identifica el problema en cuestión, la
institucionalización desenfocada de objetivos realmente politológicos, describe el trabajo sustenta-
do en atender problemas operativos del Estado dando lugar a una vanguardia, más que politológi-
ca, intelectual a su servicio; esto con el objetivo de reflexionar sobre la tarea del análisis politológi-
co frente al narcotráfico. Para comprender la problemática se hace revisión de uno de los análisis
comunes, producido desde el medio académico-periodístico, el cual reviste problemas de talante
epistemológico y metodológico desatendidos gracias a la influencia del imaginario social. Poste-
riormente se revisan los enfoques más cercanos al estudio de la autonomía política del narcotráfi-
co; una comparación para denotar la comunicación entre enfoques da lugar a la proposición de un
enfoque analítico del narcotráfico con base en el “Límite entre Estado y Narcotráfico”. Finalmente
entender la naturaleza de Este último enfoque es importante y se da una breve explicación de fon-
do.

EL ESTUDIO DEL NARCOTRÁFICO UNA VANGUARDIA AL SERVICIO DEL


ESTADO
Hoy en día casi toda la producción de investigación y análisis politológico es una
especie de embalaje literario y numérico de acciones registradas del aparato de Estado
respecto al narcotráfico. Esto se debe a que los estudios son producto primordialmente de
organizaciones civiles, trabajos periodísticos y de algunas universidades tanto en México
como en Estados Unidos que además de preocuparse por la vulnerabilidad del Estado,
tratan de incidir en la política local para reparar problemas típicos de los desdibujados
límites entre agentes del gobierno y el narcotráfico.
Con este talante, la institucionalización para el estudio del narcotráfico como sub-
disciplina de la Ciencia Política no ha terminado de definir sus límites explicativos acerca
de la interpretación sobre realidad política que se vive en el país, a falta de un cauce
teórico que pueda rescatar todo el flujo de investigaciones que rodean continuamente el
tema. Si bien los programas de licenciatura en ciencias políticas de las universidades
mexicanas no incluyen una asignatura especializada para el análisis del narcotráfico a
pesar de la evidente perdurabilidad del fenómeno, se han abierto ciertos espacios
importantes para su estudio.
En esta fase emergente de la disciplina en México ya existe la asesoría al alumnado en
las líneas de investigación sobre el narcotráfico y crimen organizado al menos en uno de
los colegios de más prestigio académico en el país (El Colegio de México - COLMEX) se
puede consultar la alternativa buscando en la planta docente por temas de investigación
(cei.colmex.mx).
No obstante la mayoría de los seminarios, cursos y publicaciones académico-
Eje temático: Política Latinoamericana

institucionales se confunden con el andamiaje investigativo aplicado para la solución de


los problemas del Estado con el narcotráfico; aún remitiendo al segundo como unidad de
análisis empírico, los objetivos de su estudio no están ligados a conclusiones referentes a
un sistema simbólico, es decir, a un conjunto de ideas o teorías, lo cual cambia las
prioridades en la disciplina politológica mexicana.
Investigadores reconocidos provenientes de universidades norteamericanas,
mexicanas y algunas otras instituciones, fungen como primera fuerza de investigación
científica sobre el narcotráfico en México y participan en organizaciones como el Colectivo
de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE), se puede encontrar en la página
del colectivo el índice de investigadores e instituciones participantes (casede.org)
colectivo cual tiene como uno de sus objetivos generales, contribuir a la formación de
jóvenes en áreas de investigación sobre la seguridad.
En relación a esto, a falta de enfoques que impliquen una visión amplia de la política y
de los fenómenos políticos, lo cual significa el interés en “la mayor parte de los sistemas
sociales y a encontrar fenómenos políticos casi en todas partes” (Young, 1972: 23) se
debería considerar a los trabajos orientados a resolver y atender el narcotráfico con un
enfoque definido en el análisis institucional como una vanguardia al servicio del Estado.
Intelectuales como Sergio Aguayo o Jorge Chabat entre otros, tienden a proceder con
grados aceptables de cientificidad y análisis concretos, pero también a la reproducción de
la investigación aplicada, apoyando en sus conclusiones al fortalecimiento de las
instituciones Estatales, de seguridad y la democracia, todo esto desde diferentes
perspectivas que tienden a proceder en la razón de Estado, por ejemplo; Jorge Chabat
atendiendo al tema desde la perspectiva de la violencia en México declara “ (…) Ahora lo
que debe hacerse es trabajar en la arquitectura de la instituciones mexicanas, es lo que se
debe fortalecer y eso debería ser el aporte de la comunidad internacional”; por su parte
Sergio Aguayo muestra una posición de fortalecimiento indirecto y democrático, pues ha
concluido que la sociedad mexicana necesita apoyo internacional (El mañana,
1/08/2016). Finalmente, aquellas labores del intelectual comprometido con el Estado, ya
sea por contrato o sin éste, son una versión atenuada del trabajo de investigación por el
simple saber científico, en la que no se diferencia mucho el trabajo de asistencias técnicas,
asesorías, análisis de las instituciones estatales, evaluaciones directas, etc.
Desde esta perspectiva, la idea de que la Ciencia Política frente al narcotráfico se ha
encargado de ser una vanguardia al servicio del Estado y no una vanguardia teórica,
puede ser plausible. A partir de esto, es importante reflexionar acerca del papel de la
Ciencia Política frente al narcotráfico, pensando en este último como un fenómeno que
por fuerza se tiene que analizar desde la óptica estatal, bien por el grado de compromiso
social que tiene la Ciencia Política, o bien por el enfoque tradicional de la disciplina; pero
del mismo modo, es necesario considerar sus variables en cuanto a funciones, estabilidad
y sus límites. Estamos hablando de procesos políticos internos, externos, estructuras de
autoridad, relaciones tanto públicas como privadas u orientaciones ideológicas, además
de la transformación del propio concepto hacia lo político, cuestiones que después de una
reflexión sistemática, permiten incrementar el bagaje teórico-conceptual de la Ciencia
Política mexicana.
Para ello el argumento crítico de Cesar Cansino hacia la Ciencia Política en general, en
el cual el “ entendimiento de la política como una actividad enclavada en el ámbito
institucional más que como una parte constitutiva de lo social y que le da significado y
sentido a la vida en común” (Cansino, 2010: 11) sirve a los politólogos que estudian el
narcotráfico, para meditar sobre su aporte politológico; esto nos acerca a un panorama del
“La Ciencia Política frente al narcotráfico en México”
Lic. José Ángel Lima Zamora

estado actual de la Ciencia Política frente al narcotráfico que se puede resumir en un


cumulo de mediciones constantes para demostrar la realidad política, en mayor medida
de lo que profundiza en explicar el entorno sobre lo político del narcotráfico.
Entendamos al estudio de lo político, como el “nivel en el que se agrupan diversas
evidencias empíricas y corrientes de pensamiento abocadas a la comprensión y la
explicación de la configuración de la realidad política en sus estructuras de orden, poder,
gobierno y legitimidad en los procesos que permiten su permanencia y cambio a la luz de
su interacción con otros ámbitos de la realidad social. Lo político como dominación,
emancipación, estabilidad y conflicto se explicita en correspondencia con la configuración
estatal, las formas de gobierno y las atribuciones jurídico-políticas de los individuos. A
ello se suman los niveles de intervención de lo político.” (Cansino, 2010: 42)
Es por eso que, comprender el estudio del narcotráfico inscrito en la Ciencia Política
como reportes llenos de argumentos y métodos que pretenden señalar la importancia de
arrojar datos estadísticos y económicos por doquier en favor del fortalecimiento estatal
(saltando el objetivo de una auto-interpretación de nuestra realidad) sólo expone el poco
alcance que tiene el pensamiento político sobre el tema a pesar de sus años de desarrollo,
ya que está estancado en la acumulación de evidencias empíricas no orientadas en
dirección a un desarrollo epistemológico.
Como ejemplo de lo mencionado, hay quien insiste en que los estudios con perspectiva
económica que evalúan las operaciones gubernamentales contra las drogas, merecen ser
el enfoque con el que se debe llevar a cabo la “lucha contra el narcotráfico” (El
Economista, 2012). Respecto a esto, los montones de análisis y estudios que arrojan
cuantiosos datos sirven de mucho para los objetivos de estudio empírico aplicado, tales
como: cómo reducir el gasto público en el combate contra las drogas, identificar en que
sector se debe gastar más, u otros problemas derivados del fenómeno; pese a esto, para el
estudio del narcotráfico ampliado al sistema simbólico de la ciencia política, es decir,
hacia la teoría política, se han pasado o tal vez no se han sabido distinguir las
oportunidades para establecer límites objetivos para el desarrollo de cuando menos
algunos silogismos categóricos, clasificaciones o conceptos disciplinarios del estudio del
narcotráfico.
Sí actualmente estudiar al narcotráfico en México consiste en utilizar métodos
cuantitativos (que como mínimo puedan comparar y contrastar datos de sus efectos en
cualquiera de los estados de la república mexicana) y realizar estudios que abordan
indicadores como el incremento de violencia, niveles de corrupción, desapariciones
forzadas, muertes por año, etc. entonces parece un indicio fantasioso, romántico e
intelectual con el Estado pues sólo se refleja la urgencia en producir, más que puntos de
reflexión filosófica o teórica, soluciones inmediatas que fortalezcan a las instituciones
estatales ante este fenómeno. Como consecuencia los análisis pueden estar desfasados de
las realidades políticas y sobre todo, lejos de mostrar lo político del narcotráfico, cayendo
en el terreno de las aseveraciones fútiles como veremos en el siguiente apartado.

EL IMAGINARIO COMO OBSTÁCULO


Revelar y difundir en las redes sociales o en los periódicos las deficiencias del Estado
por medio de estadísticas, habitualmente es un reproche ciudadano al ver que no se
cumple con las garantías mínimas del Estado de derecho; así en tanto la convicción
analítica e investigativa también asume la exigencia de justicia dentro del marco
democrático, las posibilidades para construir teoría se diluyen entre las mareas agitadas
de los problemas nacionales.
Eje temático: Política Latinoamericana

En la práctica, mientras el estudio del narcotráfico se centra en mediciones y análisis


que en su mayoría poco tienen que ver con el avance teórico de la Ciencia Política
mexicana, los estudios e informes de organizaciones civiles extranjeras y mexicanas
adquieren cierto nivel de influencia académica y tienden a ser parte de una maquinaria
académica de élite al servicio del Estado, la cual se encarga de producir estudios que a
fuerza de conclusiones fútiles propongan soluciones inmediatas.
Un ejemplo de ello es una de las más recientes e importantes investigaciones sobre el
narcotráfico en México hecha por International Crisis Group, llamado Veracruz, Reformar
el Estado de Terror Mexicano; este informe aporta datos sobre la estimación real de
desapariciones en el estado de Veracruz, casos de corrupción, el estado en que se
encuentran las instituciones (esto narrado con un tono crítico), pero además de proyectar
datos escalofriantes, construye analogías sobre el status de poder de los políticos
(virreinatos) y clasifica al régimen en su título como un “Estado de Terror” al tiempo que
recomienda fortalecer algunas instituciones y establecer controles horizontales. Este
informe tiene como uno de sus objetivos, internacionalizar el debate acerca del
narcotráfico, así es como contribuye a la producción de la investigación aplicada y
aumenta su influencia sobre los objetivos de la institucionalización de la sub-disciplina.
Por otra parte, hablar de clasificaciones imbuidas por premisas cuantitativas como las
de Crisis Group, y que en esencia portan una convicción justiciera del estudio, nos remite
a aspectos de primacía sociológica y cultural por sobre la politológica, empezando por los
adjetivos referentes al imaginario negativo de la sociedad como el “terror”. No obstante
antes de explorar la seriedad con la que se trata de explicar un régimen con este tipo de
clasificaciones, sería un buen ejercicio reflexionar si una organización no gubernamental
es la indicada para hacer clasificaciones sobre el régimen mexicano, ya que al construir un
concepto que lo describa puede preponderar en razones diferentes a las del uso científico
y utilizarse como un aliciente político que cae en mera retórica persuasiva para presionar
al aparato de justicia estatal, en efecto, como una instrumentalización de lo científico para
la labor social desde la academia.
También puede suceder, en detrimento de las asignaciones conceptuales, que quienes
acuñen clasificaciones como el “Estado de Terror” se sientan identificados con el
sentimiento colectivo y propongan un análisis viciado a causa de afinidades sentimentales
dándoles como resultado atribuciones meramente descriptivas al Estado como su fin
último: La distribución sistemática del terror como una acción espontanea sin equilibrios
ni contra partes. Ésta es una clasificación que parece un tanto irracional si no es para fines
persuasivos, de otra manera se partiría desde la unidad de análisis en lo político del
narcotráfico para hacer referencia al avasallamiento de las instituciones estatales por
parte del mismo narcotráfico en virtud de su poder.
No negamos que el “terror” en la entidad exista, pero simplemente no puede ser una
clasificación que se considere producto de la Ciencia Política, ya que no explica el
funcionamiento del régimen en sí y el terror tampoco es un valor que se pueda incluir en
normas como la cultura o el derecho, (términos acuñados a clasificaciones como Estado
de derecho u Estado de cultura) sino un mero sentimiento basado en el ambiente de
tensión que se vive en la sociedad mexicana. De hecho existen construcciones
conceptuales sociológicas que ofrecen explicaciones bastante completas sobre los
problemas políticos sin caer en la influencia del sentimiento general o en el peor de los
casos, en la instrumentalización justiciera; por ejemplo, el terrorismo de Estado,
concepto que ofrece una explicación causal, ya sea el abuso del poder por parte de sus
agentes, a veces mediante mecanismos de justicia o fuerzas armadas, es decir, describe la
manera en que el Estado ejerce el terrorismo desde sus estructuras, más que atribuir fines
“La Ciencia Política frente al narcotráfico en México”
Lic. José Ángel Lima Zamora

distributivos del terror como fin mismo del Estado.


Hace falta hacer un paréntesis para mencionar que si este tipo de estudios tiene como
fin la colaboración institucional directa o indirecta con el Estado y se desarrolla desde la
mirada de una élite académica aterrorizada, entonces resulta necesario un análisis del
cuerpo académico para saber qué tanta influencia tiene el narcotráfico en el pensamiento
de éste y su vida diaria, para cuando menos saber qué tan arraigado está el compromiso
social con el análisis científico en los académicos dedicados a esta línea. Por ejemplo,
Andreas Schedler en el estudio de “Élites y violencia Organizada”; demuestra en el
universo de su trabajo que el 70% de las élites académicas sostiene más conversaciones
privadas sobre narco-violencia que la población en general que alcanzó un 38% y nos dice
también que estas élites académicas se muestran considerablemente más preocupadas
por la violencia ejercida por las organizaciones criminales que la población en general
(Schedler, 2014: 11-13).
Regresemos al tema, entonces, cuando ya existen conceptos que explican mejor la
realidad social y política desde una ciencia de núcleo sólido como la sociología, queda al
estudio del Narcotráfico desde la Ciencia Política, explicar el fenómeno empezando desde
análisis descriptivos que tomen en cuenta toda aquella acumulación de datos empíricos
para formular al menos más de un enfoque analítico complejo que explique la autonomía
política del narcotráfico, es decir la formación de una asociación organizativa alterna
equiparable al Estado, utilizando como fundamento lo político del Narcotráfico.
Es posible entonces darnos cuenta que para pensar la teoría política y sobre todo para
el estudio del narcotráfico, no hace falta describir la realidad política con miras
esperanzadoras del régimen estatal, sino recuperar algunas interrogantes tales como: cuál
es la función actual del Estado, si actúa como intermediario resignado al poder del
narcotráfico, si funciona como una asociación de jerarquías de poder en momentos
determinados y en otros no, si el narcotráfico se manifiesta como un orden político, y es
importante ordenar las fases del régimen con respecto al narcotráfico más rigurosamente
(cuestión que ya se ha abordado ampliamente en forma de apuntes en el libro Historia del
Narcotráfico en México de Guillermo Valdés) además de observar el sentido político del
narcotráfico e incluso, si existe alguna chispa ideológica a partir del fenómeno.

UN ENFOQUE ANALÍTICO
Por fortuna existen investigadores que han aportado contenidos importantes al estudio
del Narcotráfico desde la Ciencia Política, incluso cuando consideramos la inexistencia de
un cauce teórico bien definido para esta sub-disciplina, no se desdeñan del todo las
investigaciones cuantitativas, análisis y ensayos que tienen que ver con las ciencias sólidas
como la sociología, antropología, economía, etcétera, ya que en virtud de ellas se han
podido alcanzar hipótesis de gran ayuda para el desarrollo teórico-conceptual.
Por su parte, no todos los intelectuales, por el hecho de participar en la producción
hegemónica de la sub-disciplina, eximen de aportar nociones teórico-conceptuales al
estudio del narcotráfico. Por mencionar algunos, Guillermo Valdés, Eduardo Guerrero y
Luis Astorga (referentes en cuanto al estudio del tema en México) están de acuerdo en
atender con rigor científico el estudio del Narcotráfico, al menos desde una perspectiva
interdisciplinaria; en el Seminario Sobre Violencia y Paz del Colmex se pudo distinguir el
rigor metodológico con que proceden y el cuidado en el producto teórico de sus trabajos,
preocupándose en diferenciar las definiciones legales para tener una mayor claridad
conceptual sobre categorías normativas como la delincuencia organizada o las células
delictivas.
Eje temático: Política Latinoamericana

Entre otros de sus aportes, los más importantes han sido delimitar fases histórico-
políticas del narcotráfico, comportamientos politizados, y propuestas para estudiar los
objetivos del estudio del narcotráfico como: definir qué tipo de sociedades tolera el
Estado (con lo cual están contribuyendo a definir límites entre Estado y Narcotráfico).
Además se han propiciado debates acerca de los estudios que se hacen con base en
variables contextuales, las cuales según Eduardo Guerrero sirven para proyectar
soluciones inmediatas, y los que se hacen con base en variables estructurales, que según
Luis Astorga son más importantes porque los procesos permiten entender y dar
soluciones efectivas. Las propuestas son interesantes e importantes ya que rozan en
varios aspectos con el estudio no empírico de la disciplina, es decir, con la filosofía
política y conectan con el sistema simbólico u estrictamente teórico.
Además de los avances hacia un esquema politológico del narcotráfico, existe una
variedad de trabajos que tienen orientaciones diferentes dentro de un enfoque analítico y
que son parte de una misma red de comunicación conceptual media, pues cubren desde
observaciones en el ámbito institucional como ya lo habíamos mencionado, a algunas
otras como, el gobierno de un territorio y en la noción de las funciones gubernamentales,
hasta observaciones en las relaciones de poder (legitimidad y acción política); estas
orientaciones contienen conceptos que bien pueden relacionarse independientemente del
enfoque dado, o bien, pueden ser no son compatibles entre enfoques causando
dificultades para la comunicación teórica. Aunque esto sucede en mayor medida en la
teoría de los sistemas generales por su naturaleza intrincada y la búsqueda de semejanzas
entre sistemas (Young, 1972: 40) los enfoques analíticos no están exentos de tales
dificultades comunicativas.
Por ejemplo en el trabajo de Paola Ovalle, Narcotráfico y Poder. Campo de Lucha por
la Legitimidad; se estudia al narcotráfico en dos etapas, la primera: la centralidad de
noción de poder para comprender la dinámica y la persistencia de las redes del
narcotráfico; y en la segunda: Un proceso social fundamental como es la legitimación. Allí
“se atienden especialmente, aquellos mecanismos de alto contenido simbólico con los
cuales estos grupos comunican su existencia y persistencia como proyecto de inclusión y
forma de vida” (Ovalle, 2010: 3). Sin embargo la relación de los conceptos variables
(legitimidad y poder) de esta tesis con los enfoques que se orientan al análisis
institucional que abordan la organización, el gobierno y la práctica del Estado son muy
débiles, de hecho casi inoperantes para el análisis de lo político del narcotráfico.
Aún así, la tesis de Ovalle que indica el poder social y los puentes de legitimidad del
narcotráfico, son comprensibles solamente, según palabras de la autora, si se parte de
ideas originales del poder como las de Maquiavelo o Tomas Hobbes, esto aporta mucho a
la Ciencia Política frente al Narcotráfico, pues la idea de regresar a los clásicos se acerca a
las dos primeras propuestas de (Cansino, 2010:175-255) para revivir la Ciencia Política:
a) Volver a los clásicos, b) revalorar la dimensión simbólica de la política, c) desbordarse
hacia otros saberes y nutrirse de otras disciplinas, y d) ponderar sin prejuicios las
distintas perspectivas teóricas y es que si hay que tomar un rumbo dentro de la sub-
disciplina del estudio del narcotráfico, es el de reavivar primero a la ciencia con criterios
que sirvan para el conocimiento de las realidades políticas.
Sigamos en el plano de los enfoques analíticos. Un trabajo por referencia obligado es el
de G. Duncan (2015) Mas que plata Plomo, el poder político del narcotráfico en Colombia
y México, este ofrece una teoría sobre “el poder político del narcotráfico” y sirve para
entender y reafirmar sus condiciones actuales de regulación social y producción de poder
respecto a su historia en el territorio mexicano al igual que el colombiano. El autor no
supone al narcotráfico como un orden político del todo, más bien hace un análisis de
“La Ciencia Política frente al narcotráfico en México”
Lic. José Ángel Lima Zamora

bagaje histórico, de relaciones de poder, social, económico y territorial que le permiten


con el método comparativo asociar una teoría de su poder. Aunque esta teoría se sostiene
con enfoques analíticos que pueden relacionarse entre sí, tanto desde la orientación
institucional como en la orientación que se centra en el gobierno de un territorio y en la
noción de funciones gubernamentales, el concepto del poder político del narcotráfico está
más encaminado a la visión de Max Weber en la que “se puede considerar política a una
organización o asociación cuando en la medida en que el cumplimiento de su orden se
observa continuamente en un área territorial dada mediante la aplicación y amenaza
de la fuerza física por parte del equipo administrativo.” (Young, 1972: 13) Este concepto
atraviesa diversas variables como la mercancía, el capital y la geografía del Estado,
cuestiones que son más o menos comunicables teóricamente con el enfoque de la primera
tesis ya que mientras estas se centran en el parámetro Estado-instituciones-gobierno, el
enfoque de Ovalle se desplaza hacia la acumulación y el ejercicio del poder.
Nos encaminamos a encontrar enfoques más flexibles para el estudio del Narcotráfico
y lo ideal es que se inserten en la visión amplia que O. Young ocupa la cual expresa que
“no se vacila en considerar como políticas a una variedad de actividades que pueden
constituir únicamente una consideración de tiempo parcial para un actor dado y que aún
pueden estar muy lejos de ser una preocupación principal del actor al operar en su propio
campo”. (1972:17)
Dentro de esta visión se encuentra el enfoque analítico de la Reconfiguración Cooptada
del Estado, que es un enfoque derivado del análisis de Captura del Estado, el cual va más
allá de una simple captura de parcelas institucionales por parte de agentes legales e
ilegales, sino que es un grado de complejización de este análisis, pues aborda la captura
instrumental de los partidos políticos como medios para llegar a la captura del Estado
(Garay, Salcedo y Albaran, 2016) y trabaja con conceptos como las organizaciones legales
e ilegales, capturas instrumentales y partidos políticos. No obstante la amplitud de este
enfoque, no está completamente dirigido al estudio del Narcotráfico en las fronteras de su
cabalidad en lo político; para ello propongo un enfoque que contempla conceptos
variables hacia el estudio de lo político del narcotráfico, sus límites y su estabilidad
reproductiva.
El “enfoque del límite” considera el límite entre narcotráfico y Estado como unidad
analítica, ahí se pueden observar los procesos en que el narcotráfico depende del Estado y
viceversa y la distribución de sus funciones como sistemas autónomos, pues se asemejan
respectivamente en la utilización de estructuras, instituciones e instituciones cooptadas,
gobierno y gobierno cooptado, jerarquías, población y población afín y el territorio en
donde ejercen poder.
En el bosquejo se establece un límite entre narcotráfico y Estado, considerando una
dualidad de funciones en tanto existan parcelas institucionales o partidos políticos
cooptados. El ejercicio del poder va encaminado hacia la aceptación social por medio de
niveles de coerción o legitimidad y por último se considera el grado de autonomía del
narcotráfico en lo político, midiendo su interdependencia o grado autónomo. (Ver Figura
1)
Este bosquejo de enfoque tiene la ventaja de ser compatible con otros enfoques, pues
mantiene una visión amplia y algunas consideraciones de la visión estrecha de O. Young,
la cual tiende a orientarse hacia las estructuras políticas y varios tipos de instituciones
políticas. (1972: 17).
La naturaleza de este tipo de análisis deviene de que hoy en día los conceptos que
existen en relación al vínculo Estado – Narcotráfico, plantean como primera fuente de
Eje temático: Política Latinoamericana

organización social al Estado, sin embargo la soberanía individual es delimitada por la


esencia capitalista del narcotráfico; y en tanto el narcotráfico se adapte al Estado, lo
coopte eficientemente y lo maneje, la posibilidad de ubicar a la unidad política en la escala
del narco – Estado, Estado traficante, no - Estado, territorio de tráfico o Estado bajo la
influencia del narcotráfico, (Alponte, 2013) es totalmente plausible.

Figura 1.

Fuente: elaboración propia

CONCLUSIÓN
Podemos pensar en el estudio del narcotráfico como una disciplina escalofriante, pero
el mismo Guillermo Valdés, exdirector del Centro de Investigación y Seguridad Nacional
(CISEN) lo ha dicho en el Seminario ¿Qué hacer con el Narcotráfico?, “tendremos
narcotráfico al menos por las próximas tres décadas” y la ciencia política no se puede
quedar con el rezago actual ante el avance del poder del narcotráfico.
Un problema evidente de la situación en la que se encuentra la disciplina es la
acumulación y pérdida de información, de hecho se reconoce abiertamente en el ámbito
académico, tal como en las conclusiones del estudio “Ciudadanía y Violencia
Organizada” (Schedler, 2014: 72) en el cual el autor manifiesta el deseo de que en un
futuro, la encuesta aplicada Encuesta Nacional de Violencia Organizada (ENVO) “no se
quedara como un ejercicio aislado en el tiempo y el espacio”. Consentimientos como éste
aplican perfectamente ya sea para efectos relacionados con la investigación aplicada o
para el avance teórico.
El estancamiento da como resultado lo mismo en lo que se vieron afectadas muchas de
las ciencias sólidas a finales de la Segunda Guerra Mundial pues “habían caído en los
malos hábitos del empirismo burdo, en la acumulación de datos por amor a los datos
mismos, desatendiendo cuestiones referentes a la importancia y significación general de
“La Ciencia Política frente al narcotráfico en México”
Lic. José Ángel Lima Zamora

los hallazgos” (Easton, 2006: 38).


Estudiar al narcotráfico ya sea para efectos de la investigación aplicada, la
sistematización teórica o para los estudios de filosofía política, antes que otra cosa tiene el
compromiso de auto-interpretar la realidad política para conocerla tal como es, cuestión
que no puede hacerse sin una mirada fría que permita describir, clasificar, estimar,
tipificar, conceptualizar, en fin, teorizar sobre un fenómeno que tiene muchos alcances.
Para este fin el avance va bien cuanto ya se considera al narcotráfico como unidad de
análisis empírico, de ahí en adelante solamente se tienen que superar diversos obstáculos
y algunos principales son: diferenciar los objetivos con los que se institucionaliza y se
proyecta el estudio del narcotráfico como sub-disciplina para evitar confusiones de
objeto, superar la influencia del imaginario social sobre los objetivos de las
investigaciones a realizar, saber aprovechar los aportes que nos da la investigación
aplicada desde las ciencias de núcleo sólido y mantener o establecer parámetros de
cientificidad respecto a los estudios de perspectiva económica para no caer en la
acumulación de evidencia empírica y trabajar sobre nuevos enfoques que tengan como
unidad analítica cuestiones diferentes de las ya planteadas.
En otras palabras y lo que debería ser en primera instancia, es preguntarnos ¿para qué
queremos estudiar el narcotráfico? Y después separar las razones de estudio por
convicción de justicia, del estudio por el simple saber científico. Propuestas analíticas
como la expuestos al final retroalimentan a la Ciencia Política y al estudio del narcotráfico
como una sub-disciplina bien definida, con cierta autonomía analítica y al mismo tiempo,
si se quiere, desvinculada de la vanguardia al servicio del Estado.

BIBLIOGRAFÍA
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narcotrafico-mexico-enfoque-economico
El mañana (1/08/2016) “El Estado fue rebasado, debe pedir ayuda internacional: Aguayo y
Chabat” Consultado el 17 de Junio de 2017 (http://elmanana.com.mx/noticia/109952/El-Estado-
fue-rebasado-debe-pedir-ayuda-internacional-Aguayo-y-Chabat.html)
Eje temático: Política Latinoamericana

International Crisis Group (2017); “Fixing Mexico´s State of Terror” Latin America Report N°
61, Enero 2017.
Salcedo Albarán, E. León Beltrán, I. Guerrero, B. (2016) La Reconfiguración Cooptada del
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Schedler. A. (2014) “Ciudadanía y Violencia Organizada” Informe final del proyecto CONACYT-
IFE “Balas y votos: Violencia, política y ciudadanía en México” Tomo II, CIDE, Ciudad de México.
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Schedler. A. (2014) “Élites y Violencia Organizada” Informe final del proyecto CONACYT-IFE
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Ovalle Marroquín, L. P (2010) Narcotráfico y Poder “Campo de Lucha por la Legitimidad”,
Universidad Autónoma de Baja California.
Young, Oran R. (1972) “Sistemas de Ciencia Política” Fondo de Cultura Económica.
La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016
de Cambiemos*

Mg. Aníbal Torres


Doctorando en Ciencia Política por la UNSAM
Becario doctoral del CONICET
anibalgtorres@hotmail.com

Este trabajo aborda las principales políticas que la coalición Cambiemos impulsó en la delicada
cuestión del gobierno de las elecciones, considerando el contexto político, las características de ta-
les iniciativas, el grado de proximidad entre ellas y las esbozadas en el tiempo de la campaña por la
Presidencia, y el impacto de esas políticas sobre la gobernabilidad. A partir de considerar el ciclo
reformista 2015-2016, el análisis se concentra en el reingreso de la estratégica Dirección Nacional
Electoral al ámbito del Ministerio del Interior y en el proyecto de adopción de la “boleta (única)
electrónica”. Así, las políticas electorales del oficialismo se inscribieron en la larga secuencia de de-
cisiones de las elites partidarias y judiciales que desde el regreso de la democracia han reforzado
endógenamente la arquitectura institucional judicial y clásica de la gobernanza electoral de Argen-
tina, que no resulta inocua para la gobernabilidad, pues tiene un carácter eminentemente político,
donde se expresan las posiciones de poder de los actores.

INTRODUCCIÓN
El rediseño del Estado y la agenda legislativa que ha venido impulsando la coalición
Cambiemos no ha dejado fuera de su alcance la formulación e implementación de
políticas públicas electorales. Según lo ha puesto de manifiesto la literatura académica,
ésta constituye una arena de políticas de extrema relevancia para el régimen democrático
representativo (Mozaffar y Schedler, 2002; Escolar, 2010).
Ya en el debate previo al ballotage, Mauricio Macri esgrimió las propuestas de su
coalición en favor de una “reforma electoral” que juzgaba necesaria, según la lectura que
realizaban de algunos procesos electorales de 20151. Como aludió el entonces candidato
opositor, sus promesas no comprendían sólo a aspectos del sistema electoral (en especial
la modalidad de emisión del sufragio) sino también al nivel institucional de la gobernanza
electoral (La Nación, 16/11/2015). Allí, Macri vinculó conceptos relevantes para las
propuestas de cambio institucional en el campo comicial, apuntando que en definitiva la
reforma debía servir para “mejorar la calidad democrática”. Esto, a su vez, terminaría
generando “confianza” sistémica (La Nación, 16/11/2015). En aquellas palabras dichas en
plena campaña, también hizo su aparición el elemento modernizador del cambio
propiciado, algo relevante para el oficialismo a la hora de la negociación parlamentaria y
el intento de generar consenso social para la modificación de las reglas del juego político.
A partir de lo señalado, nos planteamos los siguientes interrogantes: ¿cuáles son las
principales políticas electorales que impulsó Cambiemos en su primer año al frente del
Ejecutivo? ¿Qué rasgos definen a las mismas? ¿Qué grado de proximidad hay entre tales
iniciativas gubernamentales y las esbozadas en el tiempo de la campaña por la

* Este trabajo es un avance de la investigación que el autor realiza en el marco de su doctorado en Ciencia Polí-
tica, donde analiza la evolución de las instituciones de gobernanza electoral en Argentina (1983-2016).
1 En particular, la primera vuelta de las elecciones nacionales y los comicios generales de Santa Fe y Tucumán.
Eje Temático: Análisis Político

Presidencia? ¿Cuál sería el impacto de esas políticas comiciales sobre el diseño del Estado
y la gobernabilidad?
Para responder a tales preguntas, en esta etapa de la investigación nos basamos -desde
una perspectiva cualitativa- en fuentes secundarias de información. De esta manera,
procedimos a consultar el proyecto oficial del Poder Ejecutivo Nacional remitido al
Congreso, como así también la normativa pertinente. Además, a los efectos de reconstruir
el tratamiento y los posicionamientos de los actores sobre las políticas electorales
abordadas en el recorte temporal del presente estudio, tomamos en cuenta la cobertura
que se dieron en algunos medios de prensa.
A modo de adelanto, podemos señalar aquí que fueron dos las medidas relevantes que
el oficialismo impulsó en el área de políticas comiciales. Una de ellas fue el reingreso de la
estratégica Dirección Nacional Electoral (DINE) al ámbito del Ministerio del Interior.
Otra iniciativa fue el proyecto de reforma del Código Electoral Nacional, con la adopción
de la “boleta (única) electrónica” como principal innovación. Así, a diferencia de lo que
comúnmente se ha observado, se trata de un ciclo reformista que no comenzó en junio de
2016 sino ni bien asumió Cambiemos la conducción del Ejecutivo, cuando dispuso la
modificación a la Ley de Ministerios.
Es en este aspecto institucional, central para la gobernanza electoral (Mozaffar y
Schedler, 2002; Escolar, 2010), donde se presenta un contraste entre lo expresado por
Macri en el debate de campaña y lo propiciado posteriormente ya como líder del
oficialismo. A esto cabe agregar, enfocando ahora el impacto de las políticas comiciales
sobre la gobernabilidad, que toda reforma electoral es también reforma política (Escolar,
2010). Este aspecto resalta que se trata de procesos donde las elites políticas acuerdan la
distribución del poder. Así, se asume el interés del oficialismo en beneficiar su
permanencia en el Gobierno, como se sostiene a partir de analizar en forma comparada el
rol de dichas elites respecto a la administración electoral en otros contextos geográficos
(James, 2011). Seguidamente abordamos entonces el ciclo reformista 2015-2016
propiciado por Cambiemos.

LA PRIMERA REFORMA
Con el Decreto Nº 13/2015 el presidente Macri reformó la Ley de Ministerios. Esta
decisión, entre otros aspectos, supuso devolver a la cartera de Interior la facultad de
entender en el empadronamiento, la legislación electoral y el financiamiento partidario.
Esto posibilitó entonces el regreso de la DINE al Ministerio conducido por Rogelio
Frigerio. De esta manera, dicha área ministerial recuperó las atribuciones comiciales que
de forma sostenida ha tenido desde 1856.
Así se volvía atrás con la decisión adoptada en mayo de 2015, cuando Cristina Kirchner
había transferido la DINE al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (a partir del
Decreto nº 815/15). Esta medida estuvo motivada fundamentalmente en que el entonces
ministro del Interior Florencio Randazzo era uno de los posibles pre-candidatos a la
Presidencia por el espacio kirchnerista.
Con el Gobierno de Cambiemos, el Ministerio del Interior volvía entonces a ser el
principal responsable de formular e implementar la política electoral del Ejecutivo
Nacional. Esto se complementaba con que el Ministerio de Modernización tomaría
intervención en los procesos licitatorios relacionados con la tecnología electoral (Obarrio,
La Nación, 29/5/2016). Por tal decisión respecto al entramado de organismos vinculados
con los comicios, observamos que el ciclo reformista impulsado por Cambiemos se inició
“La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos”
Mg. Aníbal Torres

con una medida relacionada con la fontanería electoral2.

LA SEGUNDA REFORMA
En los primeros meses de la nueva gestión, el Ejecutivo –fundamentalmente a través
de la Secretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, a cargo de Adrián Pérez-
se abocó a trabajar en un proyecto de reforma política, proceso que incluyó una ronda de
consultas con los partidos políticos. Éste fue presentado públicamente el 26 de junio de
2016 y luego se lo giró al Congreso para su tratamiento. En los fundamentos de la
iniciativa se trazó un diagnóstico negativo sobre algunos aspectos del sistema electoral
nacional (fundamentalmente la boleta partidaria y la proliferación de fechas para votar).
Como respuesta a la situación descrita, la adopción de la “boleta (única) electrónica” y el
llamado a las provincias a adoptar el régimen de simultaneidad electoral se erigían en los
ejes del proyecto oficialista. Éste además incluía algunas cuestiones organizacionales a las
que luego haremos referencia.
A diferencia de lo dispuesto en la reforma de diciembre, ahora el Gobierno avanzaba –
como parte de la agenda parlamentaria que se había fijado- en el sentido anunciado por
Macri en el debate previo a la segunda vuelta electoral. Es relevante mencionar también
que en el mismo texto remitido al Parlamento, se indicaba que las modificaciones
tendientes a brindar “mayor transparencia al financiamiento político y a garantizar la
autonomía de la administración del proceso electoral” serían motivo de ulteriores
proyectos (Poder Ejecutivo, 28/06/2016: 15). De esta manera, se dejaba constancia que el
ciclo reformista iniciado por Cambiemos en diciembre de 2015 tendría diferentes etapas.
El tránsito de la iniciativa en la arena parlamentaria pareció en un principio que no
tendría mayores sobresaltos. El 20 de octubre obtuvo la media sanción en Diputados,
contando con los votos favorables del oficialismo y básicamente del sector no kirchnerista
de la oposición en la Cámara baja (Sued, La Nación, 20/10/2016). Esto se dio más allá de
que algunos think tanks y voces de la sociedad civil cuestionaban desde el inicio –y en las
audiencias realizadas- fundamentalmente las opacidades del sistema de boleta
electrónica, entendiendo que se vería afectada la “integridad” (honestidad) de los
procesos electorales (Nohlen, 2015). También, algo que recibió menor atención, la
incorporación de los “fiscales informáticos” abría la puerta a generar nuevas asimetrías
entre las fuerzas políticas.
Respecto a la burocracia comicial, el Gobierno buscó consensuar posiciones con la
Justicia Nacional Electoral. En este sentido, prometió transferirle a la Cámara Nacional
Electoral las tareas del recuento provisorio y transmisión de resultados (Sued, La Nación,
29/09/2016), aunque sin abordar la cuestión de los presupuestos y capacidades de tales
actores estatales. Esto se hizo previamente a que el proyecto aprobado en Diputados
incorporara la creación de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Procesos
Electorales. Una disposición de este tipo significaba que aquel empoderamiento de la
judicatura electoral tendría limitaciones3.
En el armado de la estrategia parlamentaria para que el proyecto de ley fuese aprobado

2Expresión propuesta por Marcelo Escolar para ilustrar los procesos y procedimientos involucrados en la go-
bernanza electoral.
3 Algo a destacar es que también se incorporó la paridad de género. Esta disposición, que aún está siendo trata-
da en el ámbito parlamentario nacional, supone la intercalación de un candidato de cada sexo en las listas de
categorías legislativas nacionales. Así, del “cupo femenino” (fijado por ley en 30%) se pasaría al esquema pari-
tario del 50%.
Eje Temático: Análisis Político

en el Senado (con mayoría opositora PJ-FPV), el oficialismo intentó obtener el


compromiso de algunos gobernadores justicialistas. Sin embargo, esto no fue suficiente
para lograr vencer los desacuerdos que la reforma electoral suscitaba en muchos
senadores y gobernadores. Éstos además tenían frente a sí la oposición a la adopción de la
boleta electrónica que se había levantado desde el mundo académico, desde donde se
objetaban tanto los aspectos técnicos como políticos-discursivos de la iniciativa (Política
argentina, 28/10/2016). Es por esta centralidad en el instrumento de emisión del sufragio
que observamos que la segunda reforma se abocó más bien a la ingeniería electoral.
Finalmente, el 23 de noviembre los senadores peronistas hicieron saber que no avalarían
el tratamiento del proyecto en la Cámara alta. Este posicionamiento se entendió
rápidamente como una traba prácticamente insalvable a que la iniciativa reformista del
oficialismo prosperara (La Capital, 24/11/2016).

ALGUNAS CONCLUSIONES
El ciclo reformista abierto en 2015 por Cambiemos ante todo manifiesta, por un lado,
que las elites partidarias tienen una notable incidencia en el diseño de las instituciones
comiciales. Y por el otro lado, que las fuerzas políticas que llegan al control de espacios de
poder (si consideramos aquí en especial al PRO) tienden a replantear los acuerdos de
gobernanza electoral realizados anteriormente por otros partidos (Escolar, 2010).
Si la primera reforma se circunscribió al ámbito interno del Ejecutivo, avanzó
rápidamente y en sentido contrario a lo expresado en la campaña por la Presidencia, la
segunda iniciativa sí se proponía cumplimentar una de las promesas lanzadas por Macri,
aunque no logró atravesar completamente el tamiz de la arena parlamentaria. En esta
reforma electoral Cambiemos se jugaba en gran parte la permanencia de su proyecto
político (al menos al buscar solucionar en principio los problemas de fiscalización
comicial y de incentivos a los socios de la coalición gobernante). A nivel argumentativo y
práctico, el oficialismo se encontró con dos limitaciones:
Por un lado, el argumento de la modernización per se recibió cuestionamientos cuando
comenzó a considerarse detenidamente la experiencia comparada en materia de sistemas
de votación. También, cuando se reparó en el hecho incontrastable de que al fin de
cuentas la boleta partidaria había permitido la alternancia en el orden nacional y que en
todo caso un sistema a explorar era el de Boleta Única en papel. Por el otro lado, el inicial
argumento normativo favorable a la “independencia” de la administración comicial se fue
desdibujando en la búsqueda de acuerdos en el Parlamento y la Judicatura.
De manera que más bien se terminó reafirmando el modelo mixto judicial y clásico4 de
la gobernanza electoral de Argentina (cuya génesis se remonta básicamente al reformismo
saenzpeñista). Los controles cruzados que esto supone, a su vez son reforzados por las
atribuciones electorales que en el marco del Estado multinivel tienen las comunidades
cívicas subnacionales y que el Gobierno Nacional cuestionó. Así, el argumento favorable a
la “independencia” tropezó con la “interdependencia” (Boda, 2006) arraigada en el
federalismo, que condiciona la gobernabilidad y toda reforma a la gobernanza electoral.

4 Por “clásico”, se comprenden aquellos diseños institucionales de gobernanza electoral donde los Poderes Eje-
cutivo y Legislativo poseen atribuciones comiciales (Lehoucq, 2003).
“La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos”
Mg. Aníbal Torres

BIBLIOGRAFÍA
Boda, M. (2006): “Independence is not a Panacea”: An Evaluation of Election Administration in
the United Kingdom. Paper presented during the Annual Conference of the Canadian Political
Science Association (CPSA), June 1-3, York University – Toronto.
Escolar, M. (2010): “La política de la reforma: notas sobre el sistema de partidos y la
gobernanza electoral”, en La reforma política en Argentina, Jefatura de Gabinete de Ministros-
PEN, Buenos Aires, 51-81.
Diario La Capital, “Rotundo rechazo del justicialismo al voto electrónico por considerarlo
<vulnerable>”, 24/11/2016.
Diario La Nación, “Transcripción completa del debate presidencial entre Macri y Scioli”,
16/11/2015.
James, T. (2011): “Only in America? Executive partisan interest and the politics of election
administration in Ireland, the UK and the USA, in Contemporary Politics, Vol. 17, No. 3,
September , 219–240.
Lehoucq, F. (2003): “¿Pueden los partidos ser juez y parte? Gobernabilidad electoral y
democratización,” en Revista Apuntes Electorales, 12, abril-junio 2003, 128-53.
Mozaffar, S. y Schedler, A. (2002): “The comparative study of electoral governance –
Introduction”, en International Political Science Review, Vol. 23, Nº 1, 5-27.
Nohlen, D. (2015): “Arquitectura institucional, contexto sociocultural e integridad electoral”,
Revista Cuadernos Manuel Giménez Abad, Nº 10, diciembre 2015, 66-82.
Obarrio, M.,“El Gobierno desarrolla un sistema propio de boleta única electrónica”, en La
Nación, 29/5/2016.
Poder Ejecutivo Nacional, Mensaje al H. Congreso de la Nación, nº 70, 28/06/2016.
Política argentina, “Especialistas de distintas Universidades Nacionales y el CONICET
rechazan el proyecto PRO de voto electrónico”, 28/10/2016.
Sued, G., “A medianoche, la UCR frustró una jugada de Pro para aumentar la cantidad de
bancas”, en La Nación, 20/10/2016
Sued, G., “Boleta electrónica: el Gobierno cedió ante la Cámara Electoral y hoy se firma el
dictamen”, en La Nación, 29/09/2016.
Merlinsky, Gabriela* (2013). Política, derechos y justicia ambiental. El
conflicto del Riachuelo. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires

Lic. Camila Blanc


Licenciada en Sociología. UNL.
Doctoranda en Ciencias Sociales. IDES-UNGS.
camilablanc.713@gmail.com

BREVE RESUMEN DE LA OBRA


En Política, derechos y justicia ambiental,
la Dra. Gabriela Merlinsky realiza un amplio
y profundo análisis del conflicto que
atraviesa el saneamiento de la Cuenca
Matanza-Riachuelo (CMR) y su constitución
como problema público.
Para ello, reconstruye la larga historia de
degradación de la cuenca, observando los
factores y actores involucrados que hicieron
posible la movilización política en relación a
la recomposición ambiental del Riachuelo.
A través del estudio de este caso la autora
se propone, a la vez, manifestar la cuestión
de la justicia ambiental y el alto componente
de clase que se esconde detrás de este
concepto; es decir, evidenciar la gran
segregación de los peligros ambientales,
situada de modo preferencial en los
territorios socialmente relegados y sobre los
ciudadanos con menor poder político y
económico. El objetivo central de la

investigación es comprender la dinámica de construcción política de la cuestión


ambiental, tomando al del Riachuelo como “caso testigo”, debido a sus características
particulares que lo definen como punto de inflexión para la problematización de la
cuestión ambiental de la región metropolitana bonaerense.

DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA AL QUE INTENTA DAR RESPUESTA


En la Introducción del libro, Merlinsky observa que la invisibilización que la
contaminación del Riachuelo presentó durante tantos años constituía una problemática
fundamentalmente institucional. El problema no formaba parte de la agenda pública, ni
existían actores organizados que planteasen la contaminación y sus efectos sobre la salud
de las personas; por mucho tiempo, señala, la contaminación del Riachuelo “no le
importaba a nadie” (Merlinsky, 2013:28).

* Socióloga, Doctora en Ciencias Sociales (UBA) y en Geografía (Université Paris 8); investigadora en el Área de
Estudios Urbanos de IIGG-CONICET
Merlinsky, Gabriela (2013). Política, derechos y justicia ambiental. El conflicto del Riachuelo.
Lic. Camila Blanc

¿Cuál fue, entonces, la dinámica de construcción política de la cuestión ambiental


como cuestión pública? En pos de dar respuesta a este interrogante, la autora se
inmiscuye en un amplio y profundo análisis del caso, donde incluye una reconstrucción
del tratamiento histórico del problema, una descripción exhaustiva de las características
de la cuenca –tanto topográficas como socio-políticas– y los grandes inconvenientes que
la misma presenta por su extensión y multiplicidad de jurisdicciones que ostentan
competencia sobre la misma. A partir de allí, se pregunta a través de qué procesos se
explica que “algo que no era registrado como problema se haya transformado en un
asunto público” (Merlinsky, 2013: 29).
Merlinsky toma como punto de inflexión determinante en el posicionamiento público
de la recomposición ambiental del Riachuelo, la declaración de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (CSJ) de su competencia originaria en la “Causa Beatriz Mendoza”,
causa ejemplar en la lucha por el saneamiento del Riachuelo, efectuada por un grupo de
vecinos que se presentaron ante la justicia para demandar al Estado por daños y
perjuicios derivados de la contaminación ambiental de la CMR. La acción de la Corte
posicionó el saneamiento de la cuenca como tema central de la política de Estado, planteó
la necesidad del cumplimiento de las leyes ambientales y exigió la puesta en marcha de un
plan de acción a los gobiernos con competencia sobre la misma. Su intervención dará
nacimiento, en 2007, a la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), que
asumirá un rol articulador de las políticas de la cuenca, transformándose en el
interlocutor fundamental del proceso judicial, impulsando las acciones de saneamiento.
Así, tomando la causa ejemplar “Beatriz Mendoza”, la declaración de competencia
originaria de la Corte y la constitución de la ACUMAR, Merlinsky se emprende a
comprender su problema e intentar dar respuesta a los interrogantes que estructuran la
investigación.

SÍNTESIS DE LAS PRINCIPALES CONCLUSIONES DEL TRABAJO


Merlinsky concluye que el “punto de inflexión” en el conflicto en el ingreso del “caso
Riachuelo” a la agenda de políticas públicas, se relaciona con la declaración de
competencia originaria por parte de la CSJ, juagando un rol fundamental para la
movilización y enrolamiento de los actores institucionales con competencia para resolver
el problema.
La causa “Beatriz Mendoza” se transformó en una apuesta de suma importancia para la
legitimación del orden jurídico ambiental y para el reposicionamiento de la Corte en su
doble rol de órgano máximo del Poder Judicial y de encargado del control de la
constitucionalidad. A su vez, inauguró un proceso de deliberación pública en torno al
saneamiento del Riachuelo, que logró transformarse en un experimento institucional: un
“caso testigo jurídico” para la exigibilidad de un derecho de rango constitucional. Es el rol
de la CSJ como actor organizador central, asegura Merlinsky, el que marca la
diferenciación del conflicto Riachuelo con otros conflictos ambientales. Desde su ingreso
a los estrados judiciales, logra introducirse en la agenda pública y mediática y se
transforma en un asunto que merece la atención del Estado.
A su vez, el accionar de la CSJ asignó un horizonte de visibilidad que permitió
escenificar la situación problemática con roles definidos (acusados, afectados, terceros en
la causa), y ello permitió que el problema se volviera una cuestión tratable por la agenda
institucional. El principal saldo de este proceso ha sido la creación de una nueva
autoridad para la CMR, multijurisdiccional y con capacidad legal para intervenir en el
territorio: la ACUMAR.
Merlinsky, Gabriela (2013). Política, derechos y justicia ambiental. El conflicto del Riachuelo.
Lic. Camila Blanc

Por otro lado, si la pregunta es qué es lo que se visualiza a través del análisis en
profundidad del conflicto del Riachuelo, se observa que su estudio pone en evidencia una
situación estructural, donde la causa de la violación de derechos refiere a prácticas o
políticas sistémicas. Por tanto, revertir la situación existente necesita de la modificación
de esquemas de funcionamiento institucional, sistemas de reparto de poder jurisdiccional
y el ejercicio de un rol activo por parte del Estado en el control y la regulación de las
actividades económicas. Así, para que el ejercicio del derecho al ambiente sano pueda ser
efectivo, es necesario desestabilizar una forma de intervención estatal que es funcional al
statu quo existente.
Merlinsky, a su vez, se encarga de resaltar la productividad social del conflicto.
Entendiendo el conflicto como un motor social, al estudiar el caso del Riachuelo es posible
observar que en su desarrollo, la cuestión ambiental se ha ido transformando en un
espacio de representación y un encuadre para la acción de diferentes organizaciones
sociales y colectivos territoriales.
Por último, la autora otorga especial énfasis en resaltar que la conceptualización de los
problemas ambientales ha de interpretarse necesariamente como conflictos en torno al
acceso y disponibilidad de los recursos naturales, donde se evidencia que la elección de las
instituciones de gobierno es un problema de justicia social antes que de eficiencia. Es por
ello que Merlinsky sostiene que toda política ambiental es una política distributiva,
debido a que sus instituciones y regulaciones facilitan el acceso preferencial de algunos
actores a los recursos naturales, al tiempo que limitan el de otros, en una situación en la
que siempre son los sectores sociales más bajos los que están localizados en los sitios más
peligrosos. En este contexto, la injusticia ambiental se reproduce como una diferencia
estructural.

Consideramos que la obra de Merlinsky se constituye como un gran aporte para la


compresión de la problemática ambiental argentina; donde se toma de manera elocuente
y pertinente las preguntas de investigación y se las responde de manera profunda y
precisa.
Los trabajos con pedido de publicación deberán remitirse dentro del plazo temporal
estipulado por correo electrónico a revistapolitikon@outlook.com, consignando en el
asunto “Convocatoria Anual” y el año de convocatoria. Cualquier consulta o sugerencia
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abstract de no más de 200 palabras y contar con 4 palabras claves. A su vez, deben dar
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Editores, Buenos Aires. En el caso de artículos, irá el título entre comillas, destacándose la
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