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IDENTIFICACIÓN
CONTENIDO
ENSAYO
Este papel efectivo del Derecho en la sociedad no es algo ya establecido con carácter de
permanente, sino que al contrario, su rol debe ejercerse diariamente y estar generando
nuevos avances que permitan cumplir con las responsabilidades de su posición central
antes esbozada. En este objetivo es que es imprescindible que mantengamos un perenne
análisis de nuestra norma fundamental: la Constitución, así como de todo el ordenamiento
jurídico emanado de ella. El conocimiento a profundidad de nuestra máxima norma, tanto
en su vertiente jurídica como política, es premisa para cualquier intento de actualización
que busque mantener la vigencia de nuestro marco normativo y regulatorio, y así
conservar y reforzar el impacto del Derecho en nuestras sociedades.
Traemos aquí, en relación con lo antes expuesto, dos pasajes del gran jurista mexicano
Ignacio Burgoa (BURGOA O, 2009): “Es evidente que no puede haber ningún Derecho
positivo específico sin materia, pero también es ineluctable que ésta, amorfa, es
inconcebible, y sin forma jurídica, estéril infructuosa e inoperante”. Entendemos este
pasaje como una forma contundente de dejar claro que el Derecho da sentido y viabilidad
a las distintas áreas del actuar social, económico y político, que pueden existir sin el
Derecho pero al final, sin él, no cumplirían su teleología.
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¿Y por qué el análisis específico precisamente sobre la Constitución?, por esto: “la
ingente importancia del Derecho… adquiere mayor significación tratándose del Derecho
supremo y fundamental que se expresa en la Constitución. En efecto, es ella el
ordenamiento jurídico que proclama los principios políticos, sociales, económicos,
culturales y humanos que se derivan del ser, del modo de ser y del querer ser de un
pueblo en su devenir histórico mismo, o sea, que emanan de lo que Lasalle denomina su
“constitución real”. Por eso, la Constitución es la manifestación jurídica de su historia”.
Que forma bella y clara de expresar la relevancia y el porqué del análisis jurídico y político
de la Constitución.
Estamos hablando pues de que por medio del análisis jurídico y político de la
Constitución, en realidad estamos abordando el estudio de la historia de nuestras
sociedades desde diferentes enfoques pero siempre desde la perspectiva jurídica. Y al
hacerlo, no solo entendemos mejor los procesos históricos, sino que nos prepara para
estar en capacidad de aportar, con el respaldo de la enseñanza de los grandes juristas,
sobre los temas actuales de nuestra convivencia social, poseyendo incluso los
fundamentos y antecedentes para proponer cambios legislativos o reglamentarios que
requieran nuestras sociedades para continuar su desarrollo e impregnándolo del
contenido humanista que los estudiosos del Derecho asimilamos de nuestras fuentes.
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La discusión sobre la relación entre tales conceptos va desde si el Estado crea o produce
la Constitución, o a la inversa, o bien si el Estado y el orden jurídico son conceptos
equivalentes o si sus distinciones ameritan una denominación y tratamiento por separado.
Aspectos dignos de valorarse
Dos de los conspicuos juristas que han expuesto con vehemencia sus visiones,
contrapuestas, sobre la relación de génesis y producto entre Constitución y Estado, son el
mexicano Ignacio Burgoa y el francés Carré de Malberg.
“… el Estado no produce el Derecho, sino que el Derecho crea al Estado como su jeto del
mismo, dotándolo de personalidad, y que a su vez el Derecho se establece por un poder
generado por la comunidad nacional en prosecución del fin que estriba en organizarse o
en ser organizada políticamente. De estas consideraciones se desprende la trascendental
significación que tiene el orden jurídico fundamental -Constitución- en la formación del
Estado, ya que éste es creado por él como persona moral, es decir, como centro de
imputación normativa, como sujeto de derechos y obligaciones, y al través del cual la
nación realiza sus fines sociales, culturales, económicos o políticos, satisface sus
necesidades, resuelve sus problemas, en una palabra, cumple su destino histórico.”
(BURGOA O, 2009)
“El error es, en efecto, creer que sea posible dar una construcción jurídica a los
acontecimientos o a los actos que pudieron determinar la fundación del Estado y de su
primera organización…Para que semejante construcción fuera posible, sería preciso que
el derecho fuese anterior al Estado; y en este caso, el procedimiento creador de la
organización originaria del Estado podría considerarse como regido por el orden- jurídico
preexistente a él. Esta creencia en un derecho anterior al Estado constituye el fondo
mismo de los conceptos emitidos en materia de organización estatal, desde el siglo XVI al
XVIII, por los juristas y los filósofos de la escuela del derecho natural; inspiró igualmente a
los hombres de la Revolución,…Pero, si bien no es posible discutir la existencia de
preceptos de moral o de justicia superiores a las leyes positivas, también es cierto que
estos preceptos, por su sola virtud o superioridad —aunque ésta sea trascendente— no
podían constituir reglas de derecho, pues el derecho, en el sentido propio de la palabra,
no es sino el conjunto de las reglas impuestas a los hombres en un territorio determinado,
por una autoridad superior, capaz de mandar con potestad efectiva de dominación y de
coacción irresistible. Ahora bien, precisamente esta autoridad dominadora sólo existe en
el Estado; esta potestad positiva de mando y de coacción es propiamente la potestad
estatal. Por lo tanto, se ve que el derecho propiamente dicho sólo puede concebirse en el
Estado una vez formado éste, y por consiguiente, es inútil buscar el fundamento o la
génesis jurídicos del Estado. Por ser la fuente del derecho, el Estado, a su vez, no puede
hallar en el derecho su propia fuente. Resulta de esto que la formación inicial del Estado,
así como su primera organización, no pueden considerarse sino como un puro hecho, no
susceptible de clasificarse en ninguna categoría jurídica, pues ese hecho no está
gobernado por principios de derecho.” (CARRÉ DE MALBERG, 1998)
A partir de esta breve pero atinada descripción, podemos ahora plantear que existen
teóricos del Derecho que equiparan el concepto de Estado con el de orden jurídico, de
manera sobresaliente lo encontramos en Kelsen en su Teoría Pura del Derecho: “…orden
jurídico total, que comprende el conjunto de los órdenes jurídicos parciales y es
denominado habitualmente con el nombre de Estado.” y “la persona jurídica del Estado,
que es la personificación de un orden jurídico nacional…” (Kelsen, 2009).
• Crítica
Respecto a la primera pregunta que hemos tratado de responder con este ensayo: ¿Cuál
es la relevancia respectiva del análisis jurídico y político de la Constitución?, nuestra
crítica y posición al respecto ya la hemos dejado asentada en el cuerpo de la respuesta
que aquí hemos ofrecido. Por ello, y para no ser repetitivos, en este apartado nos
abocaremos a exponer nuestra opinión sobre lo correspondiente a la segunda pregunta
que nos plantea la relación entre Constitución, Estado y Orden Jurídico.
Ante el debate aquí analizado, sobre cuál es el orden en la génesis - producto del binomio
Constitución – Estado nos inclinamos definitivamente por la doctrina expuesta por el
maestro Burgoa. Es decir, que es la Constitución, como norma fundamental, la que crea al
Estado. Pero aquí haremos una acotación que consideramos necesaria para aclarar
nuestro punto de vista.
Nos identificamos con la primera posición, pues si bien concordamos con Carré de
Malberg, que interpretamos en el sentido de que puede haber o existen Estados antes
que cualquier Derecho positivo, tales Estados podemos entenderlos que existen en un
nivel básico o en formación, que serían sociedades organizadas pero en un orden político
y social que podemos denominar como fáctico, en tanto no cuentan con un soporte
institucional basado en un Derecho positivo. En cambio, si como Estado entendemos la
concepción jurídica que aquí hemos revisado (con personalidad jurídica sujeto de
derechos y obligaciones), entonces no cabe duda de que su generación tiene que
proceder necesariamente de una norma fundacional o Constitucional, tal como Burgoa lo
expone.
• Bibliografía
CARRÉ DE MALBERG, R. (1998). TEORÍA GENERAL DEL ESTADO (2a Edición). MÉXICO: FCE.
García Maynes, E. (2002). Introducción al estudio del Derecho (53 ed.). México: Porrua.
Kelsen, H. (2009). Teoría Pura del Derecho (4 ed.). Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos
Aires.
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