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HOGARES DE REFUGIO (C.E.E.S.

)
MARTES (09-06-2015)

LA LIMPIEZA DE NAAMÁN
II REYES: 5

I. Primero, él era leproso.


“Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso”
(II Reyes 5:1).

Naamán tuvo muchos puntos finos, pero era un pecador. El trataba de cubrir su
lepra, pero no la podía curar. Mucha gente hoy día emblanquece el pecado. Lo
que necesitan es lavarlo. Solo Cristo puede hacer eso.
La lepra retrata la depravación total del hombre en el pecado. Cuando Adán se
rebeló contra Dios, le pasó la lepra del pecado a todo miembro de la raza humana.
El Apóstol Pablo dice: “El pecado entró en el mundo por un hombre [Adán], y por
el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres…” (Romanos 5:12).
El Rey David dijo: “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me
concibió mi madre” (Salmo 51:5).
Jeremías lo dijo bien: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso”.
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las
maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la
insensatez” (Marcos 7:21-22).

II. Segundo, la manera de su limpieza fue recetada.


“Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el
Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio” (II Reyes 5:10).
Vé y lávate siete veces en el Río Jordán. ¡Eso fue todo! ¡Eso era todo lo que él
tenía que hacer! Naamán había esperado un método dramático de sanar. Él dijo:
“He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre
de Jehová su Dios...” (II Reyes 5:11). “Yo decía para mí”.

Naamán tenía dos enfermedades – el orgullo y la lepra. La primera necesitaba ser


limpiada tanto como la segunda. Naamán tenía que bajarse de su carruaje de
orgullo, después, lavarse según le había recetado el profeta Y eso es lo que tú
debes hacer esta noche, si esperas ser salvo. Aparta lo que piensas. Aparta tu
orgullo y tus propias ideas de cómo ser salvo y “lávate según la manera recetada”.
¡Y la manera recetada es venir a Jesús! Jesús dijo: “Venid a mí todos los que
estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
¡Ven a Jesús. Él limpiará tu pecado con Su propia Sangre, y te dará descanso! “La
sangre de Jesucristo Su hijo nos limpia de todo pecado”.

III. Tercero, él fue persuadido a obedecer.


“Más sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo:
Padre mío, Si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto
más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?” (II Reyes 5:13).
“Lávate y serás limpio”. ¡Eso es lo que te digo que hagas esta noche! ¡Lávate y
serás limpio! En nuestros tiempos el rio Jordán representa la sangre de Cristo.
Tú tienes que tener fe en la Sangre de Jesús, La Biblia dice: “La sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7).
Todo pecado, todo pecado, ya sean pecados de tu corazón, o pecados que hagas,
todos los pecados tienen que ser limpiados por la Sangre de Jesús – y solamente
por la Sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios.

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”
(Apocalipsis 1:5).

Nota: recuerden dramatizar la historia

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