Durante cinco días continuos observando, preguntando y participando en
las actividades y juegos dramáticos de los niños, se nota el interés que tienen en jugar, además de manifestar emoción ante temas que son de su agrado.
Con las señales de tránsito, jugamos “el semáforo”, el mismo es un juego
que a cada color se le da un movimiento, al principio el juego fue emotivo, pero dejó de ser atractivo. Los niños comentaban acerca de las señales de tránsito que ellos conocían como “pare” y “no sea burro, no estacione” y al decir “no sea burro”, Hanna comenzó a cantar la canción del Burrito Sabanero y siempre quería cantar esa canción. Se cantó “Canta mi burrito” y quedaron fascinados con la canción. La misma, tiene una intención musical para abordar la cualidad del sonido: altura.