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El mundo y la iglesia sin Dios

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Ni entre el personal integrante de Radio


América, ni entre los diáconos
encargados de la Iglesia Bíblica
Misionera, contamos con doctores en
teología, ni científicos, ni escritores
famosos. Ni siquiera el amado fundador
de este ministerio el Pastor José
Holowaty, recibió un título en teología de
ninguna universidad. Su universidad fue
el estudio personal diario de la Biblia,
ayudado por la oración y el Espíritu Santo
que le otorgó sabiduría en la comprensión de su Palabra.

Hoy, el vínculo común que compartimos todos los que somos parte de este ministerio, es
nuestro amor por el Señor Jesucristo, por la sana doctrina, por Israel, y por tener un corazón
dispuesto para exponer el engaño y proclamar la verdad, tal como la predicó el Pastor
Holowaty. Ninguno ha estudiado ni literatura ni periodismo, pero sí hay algo que todos
nosotros sabemos por seguro: y es que la Biblia nos da instrucciones en muchas áreas de la
vida, y el sentido común es uno de ellos.

Nadie con entendimiento puede negar, que en la actualidad el mundo es un completo caos.
Ni las personas, ni los gobiernos, ni las naciones, mucho menos la iglesia, saben qué se debe
hacer. Tampoco la llamada Organización de las Naciones Unidas es capaz de legislar en
favor de la paz mundial. Los países se odian unos con otros. Los terroristas atacan a diario a
personas inocentes en todas las formas posibles: con explosivos, los embisten con vehículos,
cortan las cabezas en nombre de su dios, llevan a cabo todo tipo de carnicería y promueven
sus actividades a través de la ahora llamada “Media o Redes Sociales”.

Los niños son adoctrinados y se les lava cerebro, hasta el extremo que permiten que les aten
a sus cuerpos las bombas suicidas para así matar a personas adultas que pertenecen a una
religión diferente. El Papa Francisco asegura que todas las religiones adoran al mismo dios,
quien es un dios de amor, que nunca va a enviar a nadie por la eternidad al infierno. En otras
palabras predica el universalismo: que en el final todos seremos salvos. Y nos preguntamos:
¿Será que hay alguien que pueda explicar qué es lo que está pasando?

Sin la Biblia, nada de esto tiene sentido. Vivimos en un mundo que ha sucumbido al pecado.
Satanás, el gran engañador, ha ejercido su influencia en los asuntos de la humanidad, desde
la caída del hombre en el Huerto del Edén. Si uno declara esto hoy, incluso entre los

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miembros de lo que se conoce como iglesia evangélica, nos consideran extremistas, y hasta
lunáticos. La gente ya no le teme a Satanás, ni mucho menos cree que Dios está todavía
sentado en su trono.

Los hombres hacen un débil intento por tratar de resolver los problemas mundiales que
agobian a la humanidad. Quienes se postulan para presidentes u otras posiciones políticas,
pasan el tiempo en discusiones interminables con asuntos no relacionados, glorificando los
derechos de los homosexuales, de las lesbianas, transgéneros, el aborto y todo tipo de
inmoralidad en favor de los sagrados derechos humanos. Mientras que los líderes de los
países amenazan con acabar con el mundo con armas nucleares movidos por el ansia de
poder y la codicia.

Hoy estamos viviendo en la generación sobre la cual profetizó el apóstol Pedro cuando dijo:
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según
sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su
advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas
permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3.3–4). Ésta es la
generación que hace mofa y se burla cuando les decimos que vivimos en los días finales.
Estamos en un tiempo en que Israel ha sido tan malignizado, que incluso millones de
evangélicos lo ven como un ocupante usurpador en el territorio de Israel, en lugar de ser “el
pueblo escogido por Dios”. El sentimiento anti-israelí es global. El antisemitismo está
desatado. Países, gobiernos, organizaciones enteras están participando en el boicot, para
sancionar y despojar económicamente a Israel. Si nosotros tratáramos de exponer estos
temas desde los púlpitos de las iglesias, especialmente en Estados Unidos, ya nos habrían
expulsado, o quizá estaríamos en la cárcel.

La evolución Darwiniana proveyó la fundación para el Marxismo, el ateísmo y su primo


hermano - el humanismo. Las escuelas públicas, las universidades, seminarios, la iglesia
católica y ahora hasta los evangélicos se han unido a esta mentira. A las personas jóvenes
se les ha lavado el cerebro para que crean que somos descendientes directos de los simios.

Sin la revelación Divina al hombre dada en la Palabra Dios, la sociedad es arrastrada por
falsas ideologías y religiones que se disfrazan como la verdad. Naciones enteras se
mantienen en las tinieblas espirituales, mientras que otras que comenzaron bien, hoy están
muy mal. La historia se repite una y otra vez.

Desde una perspectiva bíblica, estamos viviendo en un período que fue profetizado hace
miles de años. Mientras las señales están por todas partes, las multitudes permanecen
ciegas. Profesores y ministros cristianos que dicen creer en Dios, se han convertido en los
más engañados y peores delincuentes, y están arrastrando a otros en su gran mentira. Ellos
deberían ser capaces de ver lo que está sucediendo y advertirle a los demás, pero en lugar de
eso han relegado la profecía bíblica a la mitología y buscan la forma de acercarse a Jesús a
través del misticismo oriental.
Cuando alguien en el cuerpo de Cristo, suena la alarma, y como los antiguos profetas del
pasado, los insta con súplicas a que regresen al estudio diligente de la Palabra de Dios, a que
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se arrepientan y se vuelvan de sus malos caminos, de inmediato les califican como personas
resentidas, la gran mayoría entre la iglesia evangélica los margina, se aparta de ellos y les
aplican calificativos bien desagradables.

Aunque afirman que son cristianos creyentes en la Biblia que aman a Dios, ven a los que les
están advirtiendo como al enemigo. Abiertamente se niegan a aceptar la verdad, porque para
ellos la verdad es relativa, ya que han caído víctimas de la mentalidad ecuménica
posmoderna de que todas las opiniones son aceptables, y que lo yo considero bueno para mí,
no es bueno para el otro. Que simplemente se trata de “preferencias diferentes”.

Claro está, aunque afirman que todas las opiniones y puntos de vista son aceptables, hay uno
que han rechazado, porque ya no obedecen ni a Dios, ni a su Palabra. En los servicios
dominicales, en lugar de enseñar la Biblia, cuentan anécdotas o dan charlas motivacionales.
En lugar de advertir sobre el infierno, el pecado y una eternidad perdida, hablan de cómo
pueden tener lo que quieran y ser lo que quieran ser. De cómo somos dioses en miniatura y
podemos obtener todo lo que queramos con sólo ser positivos y reclamar lo que por derecho
nos pertenece. Estos lobos vestidos con piel de ovejas devoran rebaño tras rebaño.

Las iglesias más exitosas hoy en Estados Unidos, y con una gran membresía, ya no son
iglesias. En lugar de eso se han convertido en centros de entretenimiento para adultos,
jóvenes, adolescentes y niños. Se han creado toda clase de programas para complacer a
todos. Una semana es una visita al zoológico, la siguiente a una galería de arte, a una pista
de patinaje, a un cine, a una cancha de bolos y sucesivamente. Cuentan con salones de
masaje, para hacer ejercicios, pistas de baile y cada semana las bandas de rock y los coristas
presentan sus espectáculos con luces, fuegos artificiales y a la gente le encanta.

La gran mayoría de iglesias ya no ponen Biblias en los bancos, mucho menos himnarios. Los
libros de himnos han sido descartados al igual que las doctrinas de la Biblia que una vez
enseñaron. Ahora, los coros repetitivos, reiteran frases una y otra vez, expresiones que no
dicen nada acerca de la Palabra de Dios, sino que describen los sentimientos que las
personas experimentan al cantar.

En muchas iglesias bautistas independientes hoy, personas que han atendido fielmente a los
servicios por años, carecen de conocimiento absoluto de la Palabra de Dios, sólo se saben de
memoria versículos como Juan 3:16 y unos pocos más. Tanto la escuela dominical como la
predicación es superficial, nunca se habla de lo horrendo del pecado, del arrepentimiento
verdadero, de las profecías, sino... “De que Dios nos ama, que debemos sentirnos bien con
nosotros mismos, etc. etc.” Tampoco se les insta a que estudien la Biblia por sí mismos.

Las personas no crecen espiritualmente en tales iglesias, porque la Biblia es para ser
predicada, no sólo con reproche y exhortación, sino también con doctrina. Tal como le dijo
Pablo a Timoteo: “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2).

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No debe extrañarnos entonces ver cómo tantas iglesias cambian de dirección fácilmente, tan
pronto como llega un nuevo pastor. Eso pasa porque no están fundamentados en la Escritura
y el Espíritu Santo, sino que están supeditados a un hombre. Y el problema comienza con
los pastores.

En las Epístolas Pastorales, Pablo declara que cada predicador debe ser un estudiante serio
de la Biblia. Le dijo a Timoteo: “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de
Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido” (1
Timoteo 4:6). Le instó a que le prestara gran atención a la doctrina y la enseñanza: “Entre
tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza” (1 Timoteo 4:13).
Que enfatizara la doctrina: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello,
pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:16).

Le dijo que el anciano que enseña la Palabra y la doctrina, es digno de doble honor: “Los
ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los
que trabajan en predicar y enseñar” (1 Timoteo 5:17). Irónicamente, muchos pastores hoy
desean recibir el doble honor de estos versículos, sin pagar el precio por predicar y enseñar la
Palabra de Dios.

Pablo le recordó a Timoteo que había sido educado ante muchos testigos y le exhortó a que
trasmitiera esta misma educación bíblica a los otros. “Lo que has oído de mí ante muchos
testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a
otros” (2 Timoteo 2:2). Lo exhortó a que se preparara para que se mostrara aprobado ante
Dios: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). Que estudiara
para que fuera apto para enseñar. “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso,
sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido” (2 Timoteo 2:24). Que toda la
Escritura es doctrina: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).

Pablo le mostró a Timoteo el ejemplo de su pasión por el estudio, a pesar de estar en la


cárcel, ser un anciano y saber que pronto afrontaría el martirio. Le dijo: “Trae, cuando
vengas... los libros, mayormente los pergaminos” (2 Timoteo 4:13).

Le enseñó que el siervo calificado es un hombre que ha sido adoctrinado tan bien, que es
capaz de proteger la congregación de cualquier error que introduzca el diablo en ella. Que el
pastor debe ser “Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que
también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito
1:9), todo lo cual requiere mucho estudio y mucha enseñanza.

El Señor Jesucristo por su parte, nos instruyó no sólo a predicarle el Evangelio a toda
criatura, sino también a discipular a los convertidos a fin de que observaran todas las cosas
que les había enseñado. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,

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bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:19–20).

Note también que en Hechos 20:27 Pablo insta a que se enseñe todo el consejo de la Palabra
de Dios. “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”. Eso requiere la
enseñanza de la historia, geografía, muchas otras cosas, y especialmente la profecía.

La mayoría de pastores hoy en día, en lugar de estudiar diligentemente la Escritura en la


preparación de sus sermones dominicales, se limitan a ir a lugares en la Internet titulados
“Recursos Pastorales”, en donde para cada caso utilizan una anécdota y luego desarrollan el
entero sermón motivacional basándose en esta anécdota. La mayoría de quienes escuchan
este tipo de predicación regresan a sus casas felices, después de haber recibido esta agua
diluida, remedo de la Palabra.

Todo esto ha empeorado, gracias a la adicción que tienen las personas hoy en día por los
teléfonos inteligentes y los Ipad. Porque no estudian la Biblia, sino que todo lo buscan allí a
través de Google, recibiendo enseñanzas distorsionadas que nada tienen que ver con el
verdadero Evangelio. Asimismo, es por esta razón que tantos jóvenes se están convirtiendo
al calvinismo, debido a su ignorancia crasa y desconocimiento de la Biblia.

Hoy prevalece una falta de conocimiento absoluto sobre la doctrina de Cristo, de las doctrinas
de la justificación, santificación y glorificación, porque uno de los mayores problemas es que
la predicación expositiva ya ni siquiera es políticamente correcta en las iglesias
fundamentalistas, especialmente en Estados Unidos. Mientras que en Hispano América los
pastores no predican sobre esto, para no perder feligreses que puedan sentirse ofendidos, y
junto con ellos el dinero de sus diezmos.

Hoy el 90% de esas puertas que antes estaban abiertas para los verdaderos predicadores
bíblicos se han cerrado. Pero no sólo es indiferencia, sino absoluta hostilidad hacia tópicos
que hace unos años generaban gran entusiasmo entre el pueblo cristiano. Es cierto que
todavía quedan personas interesadas, pero son una minoría, porque las oportunidades se
reducen cada día más.

¿Cómo ocurrió esto? En encuestas realizadas en Estados Unidos a este respecto, cuando se
le ha preguntado a pastores, por qué ya no se predican temas proféticos, no se habla del
pecado, y similares. La respuesta de la gran mayoría ha sido:

1) No quieren hablar de profecía, ni mucho menos de Israel porque no saben nada al


respecto.
2) No hablan del pecado, ni sus consecuencias porque tienen temor de ofender a los fieles.
3) Tienen miedo de asustar a las personas con predicaciones sobre los días finales
4) Se abstienen de hablar de todas estas cosas, porque piensan que las personas no van a
contribuir monetariamente con la iglesia.
5) No quieren ser considerados como fanáticos.

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Consecuentemente el 90% de los púlpitos de las iglesias se mantienen hoy totalmente
silenciosos, con respecto al hecho de que el Señor Jesucristo viene pronto y que debemos
tratar de vivir vidas santas.

El tema de moda hoy, es la justicia social: Que debemos abogar y defender el derecho
sagrado de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Y el derecho “inalienable” de los
homosexuales, lesbianas, transgéneros y demás tipo de perversiones.

Muchos pastores han sucumbido al mito de que los israelíes son unos ocupantes y
usurpadores del territorio de Israel, asimismo que abusan a los palestinos. Los evangélicos
con influencia que promueven el posmodernismo, cada día tratan de desanimar a los
creyentes y estimular el odio en contra de Israel.

En el pasado eran exclusivamente los posmodernos y la izquierda religiosa quienes


distorsionaban la verdad, pero en los últimos 20 años, han sido los evangélicos quienes han
estado a la vanguardia desalentando a los creyentes. No vamos a nombrar uno por uno,
porque esto se convertiría en un mensaje interminable, pero sí mencionaremos lo que
algunos enseñan y el nombre de uno u otro. Tim Challies un anciano de la iglesia Grace
Fellowship en Toronto, Canadá escribió en enero de 2017, que “Que en la iglesia actual hay
siete ‘falsos maestros’. Una categoría es la de los ‘especuladores’. Hoy como en cada edad,
el ‘especulador’ está obsesionado con los últimos días y de alguna forma sus fallidas
predicciones no lo desaniman ni a él ni a sus seguidores”.

El doctor John Stephen Piper, teólogo norteamericano, pastor calvino bautista, autor y
fundador de una organización cristiana, rector de la Universidad y Seminario Belén en
Minneapolis, Minnesota, escribió en el año 2002 y nuevamente en el 2014: “En la actualidad,
Israel no tiene ninguna garantía del privilegio Divino, ya que no está guardando el pacto con
Dios. Israel tampoco tiene ningún derecho Divino para estar en el territorio de la promesa, ya
que está violando este pacto. Por ahora, este pueblo está en enemistad con el Señor al
rechazar el Evangelio de Jesucristo, su Mesías”.

Charles Ward, quien fuera más conocido como Chuck Smith, quien falleció en el año 2013,
fue el pastor fundador y director de la Iglesia Calvary Chapel en California, en donde también
eran pastores, maestros y predicadores los hermanos Roger Oakland y Douglas Hamp,
quienes terminaron por renunciar, porque según las propias palabras del señor Smith,
predicaban “la tenebrosa condenación de la escatología”. Calvary Chapel tal vez era una de
las principales iglesias en el mundo cuya perspectiva eterna y énfasis estaba centrado en las
profecías de la Biblia y los últimos días, pero decidieron olvidar este tópico a fin de atraer a las
personas jóvenes.

El Pastor Rick Warren de la iglesia Saddleback en California y autor de Una vida con propósito
escribió en la página 231 de su libro: “Cuando los discípulos querían hablar de profecía, Jesús
dirigió rápidamente la conversación al evangelismo. Él quería que se concentraran en la
misión de ellos mismos en el mundo’.

“En esencia, Él dijo, ‘Los detalles de mi regreso no es asunto de ustedes. Lo que sí es


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asunto de ustedes es la misión que les he dado. ¡Concéntrense en eso!”
Especular sobre el tiempo exacto del regreso de Cristo es fútil, porque Jesús dijo, ‘Nadie sabe
acerca de ese día u hora, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre’.

“Como Jesús dijo que él no sabía ni el día ni la hora, ¿por qué deberíamos de tratar de
averiguarlo nosotros? Lo que sí sabemos con seguridad es esto: Jesús no regresará hasta
que todos los que Dios quiere que oigan las Buenas Nuevas las hayan oído. Jesús dijo, ‘Las
Buenas Nuevas del reino de Dios serán predicadas en todo el mundo, a toda nación.
Entonces vendrá el fin’. Si quiere que Jesús regrese más pronto, concéntrese en cumplir su
misión, no en descifrar profecías’.

“Es fácil distraerse y desviarse de su misión porque Satanás preferiría que hiciera
cualquier cosa con tal que no comparta su fe. Él lo dejará hacer toda clase de cosas buenas
con tal que no se lleve a nadie al cielo con usted. Pero en el momento en que tome en serio
su misión, espere que el diablo le tire toda clase de distracciones. Cuando esto ocurra,
recuerde las palabras de Jesús: ‘Todo aquel que se deja distraer del trabajo que tengo
planeado para él no es apto para el Reino de Dios’”.

Sería prácticamente interminable tratar de citar todo lo que han dicho y predican distinguidos
predicadores y maestros en Estados Unidos, y por supuesto los seguidores de cada uno de
ellos en América Latina.

Sin embargo, al igual que en los tiempos de apostasía en Israel, todavía queda un remanente,
que a pesar del odio y la persecución, continúa predicando el retorno de Cristo, el rapto de la
Iglesia, la manifestación del Anticristo, el período de la tribulación, el milenio y el
establecimiento del Reino de Dios en la tierra.

A pesar de todo el Rey vendrá un día, las señales aumentan cada día, la trompeta está
próxima a sonar y la Iglesia un día será arrebatada de este mundo. Ya se puede percibir en la
distancia, el galope de los cuatro jinetes del Apocalipsis, mientras tanto continuemos orando
con las palabras del apóstol Pablo: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es
poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al
griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:16–17).

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