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Corte y Cortijo - Jimenez Lozano
Corte y Cortijo - Jimenez Lozano
¿Es que era tan arduo asunto? —nos preguntamos—. Guevara ha corrido las siete
partidas, ha estado en la Corte del emperador Maximiliano, del Papa, del rey de
Inglaterra, y en los señoríos de Génova, Venecia y Florencia, y a lo mejor no le ha ido
muy bien, a lo mejor ha quedado harto, y la paz aldeana le ha parecido una cura, a su
regreso. A Maquiavelo también se lo parecía pero no la aguantaba; quería volver a servir
a los Médici, aunque fuera para dar vueltas a una piedra; y lo mismo le pasaba a Don
Juan Valera: una semana en su casa del pueblo, y se largaba a Madrid. Estos horacianos
son así.
Quizás pensaban en un retiro fastuoso, en una villa, que al fin y al cabo es una Corte. O
en un descansadero de fin de semana. Después de leer Menosprecio de Corte y
alabanza de aldea Antonio de Guevara nos parece el patrón de los modernos chalés y
hasta de las urbanizaciones. Ningún menosprecio, ninguna alabanza, Corte y cortijo.