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Todos los presentes no podían salir del asombro, sobretodo de las demás

participantes que traían tan bellas flores, entristecidas y avergonzadas por tratar de
engañar al príncipe con esas bellas flores, quienes se acercan a Kumiko y la felicitan
por haber ganado el concurso y sobre todo por sus valores; ellas se dispusieron a
irse pero sin antes recibir un castigo por parte del príncipe, quien las envió a servir
por un año a las escuelas del reino y de esa forma que todos conocieran lo sucedido
y lo importante de la honestidad en todo momento.
Después el príncipe envía a sus sirvientes a dar inicio con la organización del
matrimonio con Kumiko, que sorprendida por lo que sucedió no había aun hablado,
y estaba petrificada por el anuncio. El príncipe se lleva a Kumiko a la sala del palacio
para poder dialogar con ella para conocerla más, descubriendo que la madre de ella
era una de las mujeres que trabajaba en el palacio, por lo que solicita él envió de
regalos a la familia de la novia con pasteles y elementos religiosos, lo cual era una
costumbre de su pueblo.
Enseguida se propaga la noticia del futuro matrimonio que se efectuaría antes de
terminar el año, por lo que el príncipe también le urgía ser coronado como rey. De
inmediato el pueblo se organiza para recibir a los invitados que vendrían de toda
China y se inicia los arreglos del matrimonio, decorando desde el palacio y todas
las calles hasta llegar a la casa de la novia; mientras tanto la madre de Kumiko le
ayudaba a confeccionar el vestido y organizar los detalles para que todo saliera
bien.
Cuando llega el gran día, Kumiko con su grandioso vestido de color rojo y un tocado
azul, feliz de cumplirse su gran sueño, es llevada en un desfile hasta el palacio,
donde su príncipe la esperaba con grandes ansias. Se realizó una gran ceremonia,
donde realizan sus votos de amor y lealtad y se realizó un gran banquete de boda
que duro durante varios días.
Antes de iniciar el año chino el príncipe es coronado como rey y felizmente
enamorado de Kumiko, quien lo guía y aconseja en su nuevo reinado, es coronada
como reina, quien está embarazada, haciendo aún más dichoso al rey. Kumiko y el
rey se convierten en reyes muy amados y respetados, y su gran descendencia
mantiene su legado.

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