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Coleccién Maria Salas Servidores y Testigos 55 De la promocién de la mujer a la teologia feminista Cuarenta afios de historia Editorial SAL TERRAE Santander © 1993 by Editorial Sal Terrae Poligono de Raos, Parcela 14-1 396001 Malian (Cantabria) Con las debidas licencias Impreso en Esparia, Printed in Spain ISBN: 84-293-1091-6 Dep. Legal: BI-279-93 Fotocomposicién Didot, S.A. - Bilbao Impresiéa y encuadernacién Grafo, S.A. + Bilbao indice Aclaracién previa PRIMERA PARTE: LOS COMIENZOS .... 1. Pio XII inicia una apertura Influencia social de la mujer Una nueva visiGn El pensamiento de Pio XII sobre la mujer Pio XII y las mujeres concretas SEGUNDA PARTE: LA PROMOCION DE LA MUJER 2, La UMOFC acepta el desafio Origenes de ta UMOFC Promocién de la mujer Del pensamiento a la accion... Un programa de educacién para la mujer Unanimidades y desacuerdos 3. Las mujeres de Accion Catélica de Espaia La personalidad de la mujer Formacidn del sentido social. De la formacién al compromiso temporal 4, En favor de la mujer de los medios populares u 3 16 a 26 6 DELA PROMOCION DE LA MUJER A LA TEOLOGIA FEMINISTA, iFeminismo cristiano? «Amistad Universitaria» Feminismo en las « paso constituy un acicate, al que unas respondieron y otras no. 14 Los COMIENZOs Algunas que vivimos aquel momento hist6rico y recibimos su invitaciéa a aceptar nuevas respon- sabilidades, fuimos conscientes, ya entonces, del nificado de aquel cambio de postura. Al cabo del tiempo, con la perspectiva que da el distanciamiento de los hechos, nos parece atin mayor la trascendencia del Rubicon que se pas6 en aquellos afios, la inflexién que se produjo respecto a las directrices emanadas hasta entonces del Vaticano. Fue un claro signo de apertura y de deseo de acercamiento a la sociedad civil. Las directrices de Pio XH dieron lugar a un mo vimiento que puso en pie a muchas asociaciones fe- meninas, en el mundo entero, en la linea de lo que se llamé «promocién de la mujer». Muchas mujeres catdlicas se sintieron entonces Hlamadas a asumir nue~ vos retos y nuevas responsabilidades en el mundo. Como consecuencia obligada, pusieron en marcha di- ferentes planes de formacién humana para poder estar a la altura de las circunstancias. Dentro y fuera de la Iglesia, no falta quien in- terpreta esa postura de Pio XII mas como un deseo de canalizar y domesticar un movimiento femenista, {que ya era imposible seguir ignorando, que como un deseo de abrir nuevos cauces de accién a la mujer. Personalmente, no veo por qué ambas interpretacio- nes tienen que ser excluyentes. De lo que no cabe duda es de que con Pio XII algo cambid. Sus inmediatos antecesores habjan te nido que afrontar el nacimiento de un movimiento feminista que surgla en oposicién clara frente a lox planteamientos de la Iglesia catélica respecto a la naturaleza y la misiGn de la mujer. Movimiento que hacfa una eritica virulenta del matrimonio, la familia y la matemnidad, y amenazaba con trastocar todos los 1a XILENICIA UNA APERTURA 15 valores tradicionales. Aunque algunos eclesidsticos, centre ellos el dominico P. Sertillanges, intentaron dis- tinguir entre lo legitimo y lo ilegitimo de tales rei- vindicaciones feministas, Ia mayoria de ellos sélo vieron los elementos negativos y se pusieron deci- didamente en contra. Un estudio realizado por Mare Rondeau, publi cado con motivo del Ajo Internacional de la Mujer’, analiza la evolucién del pensamiento pontificio res- pecto a este punto en el perfodo que va desde Le6n XII hasta el Concilio Vaticano II (1878-1965). A continuacién expongo algunos datos de este do- cumentado trabajo La doctrina pontificia, en un primer momento, es terminante: el espacio natural de la mujer es el hogar, y todo lo que la aparte de él resulta anémalo © pemnicioso. LeGn XIII lo expresa a «Precisamente por existir trabajos que se adaptan mal a la mujer, la naturaleza la destina a las labores domésticas; labores que, por otra parte, salvaguardan admirablemente el honor de su sexo y responden mejor, por su naturaleza, a To que exigen 1a buena ‘educacin y la prosperidad de ta familia, Conviene advertir, como lo hace Rondeau, que Le6n XIII, en este texto, se refiere a la mujer en general y no especialmente a la casada 0 con respon- sabilidades familiares. No se trata, pues, de un hi- potético abandono de los deberes familiares, sino de que, en la mente de este papa, Ia mujer, por natu- raleza, esté destinada al hogar. 2, RONDEAU, M., La promocién de ta mujer, Studium, Madrid 1975 16 1.08 COMIENZ0S Benedicto XV, que goberné la Iglesia de 1914 a 1922 y conocié 1a masiva incorporaci6n de la mujer al trabajo durante Ja I Guerra Mundial al ocupar los ‘puestos abandonados por los varones lamados a filas, fue més lejos todavia: no s6lo considera reprensible que las mujeres se dediquen a ocupaciones —para él— impropias de su sexo, sino que parece identificar este fendmeno con la pérdida del recato y con la pierversion de las costumbres. Consecuentemente, reafirma en una alocuci6n dirigida a las mujeres ca- tGlicas de Italia: « y conocié la experiencia de Paulo Freire, con el que se establecieron relaciones directas y personales a través del INODEP (Institut Oecuménique pour le Développement des Peuples) y, muy especialmente, a través de Paloma Lopez de Ceballos, una de las fundadoras del Instituto Inter- nacional con sede en Paris. Me toc6 a mi asumir la direccién del equipo, que durante varios anos (hasta 1968) hice compatible con mi accién en Espaiia como Presidenta de la Co- mision Nacional de Centros de Formacion Familiar y Social. Teniamos asi una experiencia directa de edueacién de adultos que podiamos contrastar con lo gue se Hlevaba a cabo en otros paises y con la teoria emanada de los organismos internacionales. En Pari donde estaba la sede de la UMOFC y adonde sbamos con frecuencia, establecimos contactos con dos gran- des movimientos de educacién popular, «Peuple et Culture», creado por militantes de la resistencia fran- 48 LA PROMOCION DE LA MUIER cesa, y el «Centre de Culture Ouvritre» (CCO), di- rigido por militantes de la JOC, Poco a poco, fuimos asumiendo y reereando un proyecto de educacidn «no bancaria», por decizlo en términos de Paulo Freire, interpeladora, y que partia de Ia realidad existencial de los grupos afectados, los cuales no eran elementos pasivos y receptores, sino aetivos y corresponsables. Fueron afios de estudio, de reflexién y de accién sobre el terreno. En 1962, Pilar Belosillo y un equipo de dirigentes internacionales recorrimos varios paises de Iberoamérica con una propuesta conereta de edu- cacién para la mujer, en la que se recogia la expe- riencia espafiola. Al afo siguiente, y financiado por la UNESCO, se celebré en Caracas un curso de un mes de duraci6n para Ja formacién de 60 dirigentes de varios paises de Latinoamérica. Alli se practicaron los nuevos métodos y técnicas de educacién de adul- tos, tratando de desterrar Ia tradicional charla, Esta qued6 relegada a los temas més ideoldgicos, que iban en una linea muy interpeladora desde el punto de la Justicia social, El equipo organizador exigid la pre- sencia de mujeres del mundo obrero, que, a pesar de ser minora, fueron aceptadas con cordialidad, aunque no sin tensiones. Sus puntos de vista nos sirvieron constantemente de testimonio y de refuerzo. Varios afios después, en 1968, la UMOFC es- tavo preparada para promover un programa de edu- cacién en Africa. Pilar Belosillo y otras responsables de la UMOFC visitaron diversos paises de la costa occidental africana para conectar con grupos de mu- jores catdlicas y poner en pie programas bien adap- tados a la realidad local. Pilar Belosillo quiso que todo el viaje estuviera organizado directamente por las asociaciones afticanas y no, como solfa ser cos- 1 4 MORE ACEPTA EL DESAFIO 49 tumbre anteriormente, a través de misiones 0 emba- jawlas. Las dirigentes afticanas introdujeron a Pilar en cl mundo negro de forma casi violenta. Estuvo en hoteles y entt6 en casas en las que no habfa entrado antes ningén blanco, Fue una experiencia un poco traumética, pero muy interesante. Sobre el terreno se comprobé experimentalmente lo que ya se sabia por puro razonamiento: las africanas tenfan que hacer su propio programa de promocién, porque desde fuera ‘vcdiamos romper sus tradiciones sin ofrecerles a can ‘bio una propuesta viable. Ellas estaban entonces tra undo de descubrir cémo liberarse de las ataduras impuestas por una tradicién esclavizante para la mu- ier, sin perder Ia identidad de africanas y la solida- ridad de sus propios paises. Paises que estaban en trance de encontrar un modelo de desarrollo que no lucra copia del que tan mal resultado habfa dado en Occidente y sin quedar marginados de la marcha ge- 1 del mundo. Era un proyecto casi imposible de ilevar a cabo, que hizo a la UMOFC afianzarse en la necesidad de ayudarles cada vez mas a encontrar su cainino, por un lado, y, por otro, de actuar frente al rrimer Mundo, donde se cuecen fa mayorta de las decisiones que les afectan. La UMOBC, a través de la Campafia contra el Hambre en el Mundo, estaba actuando en dos dimensiones a la vez: una accién de avuda a la promocién de los pueblos de! Tercer Mun- lo, a través de la financiacién de proyectos endé venos, ¥ una acciGn en el Primer Mundo de concien- cuacién de los gobernantes y de los ciudadanos, para tnacer patente la necesidad perentoria de cambiar sus planteamientos. Después de varios aftos de estudio y reflexién, vat 1968 la UMOFC organizé en Paris un Coloquio vobre Educacién de Adultos en el que tomaron parte ‘oo ponentes grandes especialistas en el tema, entre 30 LA PROMOCION BE LA MUIER: ellos Paul Legrand, entonces con un cargo importante en la UNESCO. De aquel encuentro salié una Co- misin de Educacién de Adultos encargada de pre- parar las bases ideolégicas y metodolégicas de un programa que las organizaciones miembro de la UMOEC se proponfan establecer en el congreso es- tatutario det afio 1970, Estas bases fueron elaboradas en estrecha colaboracién con Raimundo C. Barros, entonces consiliario internacional del Movimiento Agrario y Rural Catélico (MIJARC), y debatidas en frecuentes reuniones celebradas en Bruselas. Rai- mundo C. Barros, un brasilefio que conocfa perso- nalmente a Paulo Freire y dominaba los fundamentos de la educacién liberadora, desarrollé tn plan de edu- cacién en 4 fases, que afios después fue muy difun- dido en Espafia a través de una publicacién Congreso proyectado tuvo lugar, en octubre de 1970, en Torhout (Bélgica). Después de un serio trabajo por continentes, se aprobé un progeama global de educaci6n para desarrollar en 4 aiios, suma de los diferentes programas regionales elaborados por las respectivas responsables de acuerdo con su realidad conereta, La UMOFC se comprometis a prestar ayuda a cada uno de los proyectos regionales de dos formas: asistencia pedagdgica y técnica, a través de la Co- misién de Educacién de Adultos, y ayuda financiera, que la Secretaria General, entonces la espaitola Car- men Victory, se encargaria de gestionar en agencias de ayuda al desarrollo establecidas en diferentes pai- ses, en especial Canada y Alemania, En Tothout se abrieron nuevos horizontes. Se adopté la educaci6n liberadora como fundamento del 9. BaRnos, R.C.,La educacién, ¢uiltariao liberadora?, Marsiega, Madid 1972. 1 UMOFC ACEPTA EL DESAFIO sl programa de educacién, y la pedagogfa inductiva ‘como método de accién concreta. Descubrimos juntas mbién nuevas posibilidades para la mujer. Todas tenemos recuerdos imborrables de aquel Congreso. Pilar Belosillo, entre ottos, escoge el siguiente, al conmemorar el 75 aniversario de la UMOFC, en 1985: «tla quedado grabada en mi una excena que no of vidaré nunca. Unas cuantas mujeres, de diversas re- ligiones, participamos en un grupo de_reflexién Frente @ mi estin Odile, de Camerti; Teresa, de Costa de Marfil; Simone, de Mada Son alti canas. Asumimos juntas que ‘somos ser humano como el vardn... somos imagen de Dios... tenemos igual dignidad... no debemos estar esclavizadas por nuestro sexo... la maternidad no es fo que nos de- fine... debemos integrarla en nuestra gran vocaci6n ‘que €s la de realizamos plenamente como porso- nas...” En los ojos de mis amigas aparece como una luz nueva... un resplandor. Se transfiguran. Algo sucede en Su interior. Algo cambia... algo nace de nuevo... ¥ algo muere... Si, es eso... se trata de un nuevo nacimiento. Estan viviendo Ia experiencia de ser liberadas en Jesueristo de una alienacién de siglos» Al frente de cada proyecto regional se cligié a una responsable de zona que dialogaba més directamente con ta Comisién de Educacién de Adultos y la Se- creturia General El apoyo pedagégico y técnico inclufa la revisién y oritica metodolégica de cada proyecto, el aporte de material didactico y, en algunos casos, hasta la visita personal para ayudar al equipo realizador. En esta tarea me result6 personalmente muy interesante 1e~ tador el viaje que realicé en 1973 a Madagascar para ayudar a las responsables africanas en los aspectos LA PROMOCION DE LA MUTER metodolégicos. Fue una experiencia tinica, porque me enfrenté en solitario, a causa de lo costoso del viaje, al desafio de trabajar codo a codo con mujeres cam- pesinas, muchas de las cuales se expresaban sélo en malgache, aunque podian entender el francés, Du- rante 15 dfas, en régimen de internado, en instala- ciones rudimentarias, trabajamos juntas en la mejor de las armonfas, rodeadas de bebés y de nifios mas grandecitos que las participantes en los trabajos tenfan que llevar con ellas, por no tener a quién dejarios. Me impresion6 profundamente la madurez. humana de aquellas mujeres, primitivas en apariencia, des- calzas la mayoria, que eran capaces de expresar sus opiniones y que captaban la metodologia mas dept que muchos espaioles, para fos cuales, en aquel mo- ‘mento, la dindmica de grupos, por poner un ejemplo, era todavia algo desconocido. Unani idades y desacuerdos Si recordamos que la UMOFC es un organismo in- temnacional que agrupa a mas de cien organizaciones nacionales de sesenta paises repartidos en los cinco continentes, no podra sorprendernos que estos planes de acci6n en favor de fa mujer no se llevaran a cabo ‘en todas partes con el mismo enfoque ni la misma intensidad, Incluso en el Consejo de la UMOFC y en sus Asambleas de delegadas, las diferencias de criterio pueden ser notables. En algunos casos es posible lle- gar a la unanimidad, en otros se logra un acuerdo por mayoria, y a veces es necesario desistir, por no lo- grarse las cuotas mfnimas de adhesisn. Cuatro ejemplos concretos: 1 x UMOFC ACEPTA EL DESAFIO 3 Unanimidad. En 1969, el Vaticano rechaza la propuesta del gobierno alemén del nombramiento de IMlisabeth Miller como representante diplomético de ‘aquel pais ante la Santa Sede. La Asamblea Plenaria de la UMOFC, reunida en Tiltenberg, aprucba por unanimidad una mocién en la que se pide a Roma un mbio en el protocolo vigente, causa aducida para ificar el rechazo. Unanimidad con diferentes interpretaciones. El plan de promocién de la mujer es sostenido desde el principio por todas las organizaciones miembro; pero, mientras el Consejo de la UMOFC y algunas asocia- ciones nacionales subrayan el desarrollo de la igual- dad fundamental entre los sexos, otras siguen preo- ‘capandose prioritariamente de poteaciar la funcién familiar de la mujer. Mayoria. El programa conereto de educacién de Ja mujer en linea liberadora fue aprobado en la Asam- blea de Torhout, pero se hizo necesaria toda la ca- pacidad de persuasion de Pilar y todo su prestigio, unidos al apoyo incondicional de Mile. de Rostu, pars ir venciendo resistencias latentes durante varios afi. No se logra acuerdo. Cuando se publicé la Hu- manae vitae en 1968, en el seno de la UMOF( desencadené una verdadera conmocién. Pilar Belo- sillo, que era entonces presidenta, recibié en Madrid un telegrama de un miembro del Consejo que le decia. «qqué vamos a hacer con esta damned enciclica?», Dejo el adjetivo sin traducir para no traicionar el significado original. El Consejo de la UMOFC trat6 cl tema en su siguiente reunién. No se pudo llegar a ninguna accisn directa, por la diferencia de posturas; pero se redact6, para uso de las organizaciones miem- 54 [LA PROMOCION DE LA MUJER bro, un documento muy diplomético que reflejaba, a pesar de todo, una profunda preocupacién. Esto indicaba que la accién de las mujeres ca- tolicas, entonces como ahora, no era facil, y que las acciones emprendidas, si pueden parecernds insufi- cientes, eran quizé las tinicas posibles dentro de la institucién, 3 Las mujeres de Acci6n Catdlica de Espafia a, varias asociaciones eran miembros de UMOFC”’. En mayor o menor medida, todas reci- bieron cl impulso de esta Internacional; pero, a mi modo de ver y por los datos que tengo, la que mas se implicé en la promocién de la mujer fue la Aso- ciacién de Mujeres de A.C. En efecto, esta asociacién se sum6 bastante pronto al proyecto internacional de promocién de la mujer cat6lica y propicié su incorporacién activa a la vida social, a pesar de que la situacién en nuestro pais no era en modo alguno favorable, en aquellos ‘momentos, a ampliar el papel que tradicionalmente se le venia asignando a ta mujer. 10. En 1960 eran las siguientes: Mujeres de A.C. de Va- lencia; Mujeres de A.C. de Espafa; Federacion de Asociaciones de Viudas: Asociacién Catdlica de Mujeres separadas; Coor dinadora de asociaciones catdlicas Femeninas de Barcelona: Adoracién Nocturna Femenina espafols; AA,AA. Sagrado Co- azn (A.M.A.S.C.}, Asociaci6n Internacional de Caridad de Espatia (A.1.C.); Organizacién Catblica Imemscional de Juven- tud Femenina 56 LA PROMOCION DE LA MUIER La personalidad de la mujer En 1953, el Consejo Superior de las Mujeres de A.C. Janz6 un plan de formacién para «hacer de la mujer tuna personalidad perfecta y una verdadera cristiana» Segiin dicho organismo, «ésta es la empresa que en Jos momentos actuales preocupa a las organizaciones catélicas del mundo entero, y constituye un objetivo conseguir por parte de nuestra Asociacién»’’ Para ello se propone emprender un serio estudio sobre esta cuestidn, tomanda como base cuatro do- cumentos pontificio —La Carta autégrafa dirigida por Pio XI a Gera Krabbel, Presidenta de la Federacién de Mujeres Catdlicas Alemanas, el [1 de ju lio de 1952, sobre la necesidad de dotar a Ia mujer de una recta personalidad cristiana, — El Discurso pronunciado ante las Mujeres Ca- tlicas de Italia, reunidas en Roma el dia 21 de octubre de 1945, que versé acerca de las obligaciones de las mujeres en la vida s y pol — El Discurso dirigido al Congreso Internacio- nal de Ligas Catdlicas Femeninas, del 11 de septiembre de 1947, en el que se propone un programa de accién — EI Radiomensaje de Navidad, emitido el dfa 24 de diciembre de 1952, en defensa de la persona humana. 1. Conseio SUPERIOR DE MurERES DE A.C., La perso- nalidad de la mujer, Madrid 1953, p. 3 LAS MUIERES DE ACCION CATOLICA DE FSPARA 37 A fin de facilitar el trabajo que debfan Hlevar a cabo todos los centros locales, el Consejo Superior de dicha Asociacién publics dos folletos: uno que recogia los 4 documentos citados, con subtitulos y notas realizadas «ex profeso» para facilitar su manejo; y otro con siete guiones, con distintos aspectos que podian ser estudiados en los cfrculos de estudio, Este segundo folleto Heva una introdueeién que Propone como meta, usando palabras de Pio XI, for- mar mujeres fuertes y creyentes, abiertas al mundo y ale altura de los tiempos; define a la persona como ser racional y auténomo, y afirma que cuanto con- tribuye a acrecentar la racionalidad y la autonomia favorece a Ia personalidad, y cuanto contribuye a reducir aquéllas la perjudica. Por lo tanto, dice el folleto, se requiere formar mujeres con sentido de su propia identidad personal y que se caractericen por su independencia. Sin duda, la idea original era for- mar mujeres capaces de resistir Jos embates de un feminismo que se consideraba desviado, pero esta vez no se usaba el arma de la pura obediencia, sino la de robustecer una personalidad auténoma. Cada uno de los siete guiones de estudio que ofrecia el folleto fue preparado por un especialista en la materia concreta, Al final se alfadia una nota bi- bliogréfica con obras en espanol y en francés que podian servir de consulta. La mayoria de los guiones, y sobre todo la bibliografia, reflejan un pensamiento decididamente conservador y de mucha menor altura que los documentos papales. Sin embargo, este plan de formacién que las Mujeres de A.C. siguieron, guidndose mas por Pio XII que por sus comentaristas, fue el inicio de un movimiento de renovacién que se intensificd en afios sucesivos. La tarea de formacién dentro de Espafia se con solida con Ja apertura al mundo internacional, del que 38 [LA PROMOCION DE LA MUJER las Mujeres de A.C. nunca estuvieron del todo des- conectadas, a pesar del aisiamiento nacional de aque~ llos tiempos. El aio 1954 estuvo presidido por este signo: efectivamente, en mayo se reunié en Madrid el «Bureau» de la UMOFC, como paso previo al Congreso Internacional que tuvo lugar en Fatima in- mediatamente después. En Madrid, el «Bureau» fue recibido por el Consejo Superior de Mujeres de A.C., que presidia Pilar Belosillo. Muchas mujeres catélicas tuvieron entonces ocasién de conocer a colegas de otros paises que ocupaban cargos de responsabilidad en organizaciones catdlicas y en el mundo civil y a irigentes de Ia UMOFC que eran expertas y con- sultoras ante diferentes organismos oficiales de las Naciones Unidas. La impresién de seriedad y com- petencia que transmitian no afecté s6lo a las mujeres: el Secretario General de la Accién Cat6lica, que era en aquel momento don Alberto Bonet y que estuvo presente en el Congreso de Pétima, publicé en la revista Ecclesia tres articulos sobre este encuentro, expresando asi su punto de vista: «Ninguno de los presentes olvidard Ia conferencia de Ia sefiorita de Saint-Maurice, sccretaria general, sobre ‘La presencia y accién en los organismos in- ternacionales’, por el pleno dominio del tema y la perfecta claridad de su expasicidn. Todos nos dimos ‘cuenta en seguida de que no hablaba de oftas, sino después de una larga, permanente y trabajosa ex- periencia personal», Las consultoras de Ja UMOFC en las Naciones Unidas pedian a las organizaciones nacionales una doble con- tribuci6n: moral y técnica Moral, porque su fuerza, decian, «reside en que hablamos en nombre de treinta y seis millones de mujeres, pero es preciso que esos treinta y seis mi- LAS MUIERES DE ACCION CATOLICA DE ESPARA 59 Hones estén, de verdad, detrés de nosotras». Creo sinceramente que la UMOFC consiguié que en gran medida las mujeres de la base se sintieran implicadas en la accién internacional. Contribucién técnica, también, porque en las Naciones Unidas «se padece un poco la deformacién profesional de la técnica y el horror a las ideologfas. No les interesa si lo que decimos es exigido por nues- tro credo, sino si es eficaz o itil, si esté bien docu- mentado y bien elaborado. Si es técnicamente inte- resante, se admite, porque tiene calidad; y con esta calidad hace su entrada la posicién catdlica y todo lo que ésta lleva consigo. La encuesta sobre la educacién civiea de las mujeres, del pasado agosto, es un ejem- plo de ello. Las respuestas causaron sensacién y se abrieron paso, pero este trabajo téenico es imposible sin buenos equipos de mujeres capacitadas y activas en los diversos paises, que preparen debidamente las contestaciones a las encuestas, que redacten informes técnicamente perfectos y que respondan eficiente- mente a las consultas que les hagamos sobre los di- vetsos aspectos de los problemas suscitados. Hay que crear en todos los paises estos equipos de mujeres capacitadas y técnicamente eficaces» El ejemplo y el llamamiento de aquellas mujeres movieron a muchas militantes de la A.C. espafola a tomar muy en serio su preparaci6n y su accién en el mundo civil. Conviene recordar que en aquel mo- mento, en Espafia, la mujer tenfa muy limitadas sus posibilidades: les estaba prohibido por ley el acceso it muchas profesiones, y las eventuales responsabi- lidades en la vida politica eran competencia de la sSeccién Femenina» El plan de formacién, iniciado en 1953, continus en los cursos siguientes, concretindose en aspecios 0 LA PROMOCION DE LA MUIER particulares: «Personalidad y vida familiar» (curso 54/55) y «La mujer, miembro de a Iglesia» (curso 55/56), dos temas habituales en las preocupaciones de las Mujeres de A.C. Como era de temer, los fo- letos que se publicaron para apoyar el plan exponfan los temas de forma decididamente tradicional. Sin embargo, se iba avanzando en una metodologia activa que obligaba a las mujeres a pensar por su cuenta y a tomar decisiones personales. En cada uno de los temas de estudio se proponia un cuestionario que de- bia ser contestado recogiendo, no sélo la propia opi- nign, sino también las de otras personas, «preferen- temente las de mayor influjo en el ambiente de la localidad, sector 0 clase social» Las normas para llevar a cabo la reunién se de- tallaban con bastante minuciosidad y reflejaban el intento de que se trabajase con seriedad. Ahora pa- recen elementales, pero entonces suponian un avance en los comportamientos habituales de las asociacio- nes, Decfan ast Sefialar la periodicidad con que han de cele- brarse, concretando un dia determinado de la semana © del mes. 2." Su duracién debe ser de una hora exacta, sin prolongaciones enojosas, 3." Habré puntualidad para comenzar y para ter- ir, BI procedimiento de anunciar una hora y c menzar quince minutos mis tarde resulta desmora- lizador. Se procurara que la persona encargada de dlvigir las reuniones, si éstas se organizan en cadena, sea competente en la materia, de prestigio enire sus cor paferas de trabajo, comprensiva, amena y Ia misma durante todo el curso. 5.* Para cada una de Jas reuniones se nombrar una Secretaria que se encargue de avisar cuando haga |S MUIERES DE ACCION CATOLICA DE ESPANA 61 falta, de repartir los cuestionarios, de hacer la re daccién oficial de las conclusiones, archivarlas y enttegar su copia donde y cuando se le ordene. 6.° Se procurard formar los diversos grupos de reu- nig lo ms homogeneos posible, sefalando a cada ‘uno Ja hora que mis convenga a sus obligaciones © compromisos sociales 7." Bl ideal seria que estas reuniones se celebraran ci tomo a una gran mesa, o varias unidas. 8." El director cortard toda divagacién y evitaré as intervenciones simulténeas, obligando a guardar ri- uroso turno. Con todos estos elementos en su mano, Ia persona que dirigia los cfrculos de estudio podfa hacer que éstos significaran una confirmacién de posturas con- servadoras 0 una apertura a nuevos horizontes. Esto se hizo patente en las variadas respuestas obtenidas cn las diferentes discesis. Formacién del sentido social En el curso 1956/57, las Mujeres de A.C. se lanzan a la formacién del sentido social de sus afiliadas. Es un paso arriesgado, porque Supone entrar en un mun~ do menos habitual pata la mujer y por las circuns- tancias espafiolas del momento, de sobra conocidas y a las que ya hemos hecho alusién El folleto correspondiente al plan de formacién de aquel afio esta leno de cautelas. El Consejo Su- perior, editor y responsable, recuerda que el tema de estudio es una decisién tomada por todas las presi- dentas diocesanas en su reuni6n anual, y que la recia personalidad que ¢l Papa reclama para la mujer no podré lograrse sin cultivar con esmero su dimension 2 LA PROMOCION DE LA RLIER social. Reconoce también que «el tema es frido y que aun sector no pequeiio de nuestra organizacién le costaré hacerse a su estudio. Sin embargo, se trata de una empresa necesaria y urgente que es preciso abordar de frente y con empuje, sin que nada nos detenga ni asuste» La elaboracién de este folleto se encomienda a Félix Obieta, entonces Secretario del Instituto Social Ledn XII, de reconocida competencia y talante pro- gresista, Algunas de las preguntas que se someten a la consideracién de las asociadas, en los cuestionarios correspondientes, parecen hoy ingenuas, pero en aquellas circunstancias resultuban interpetantes y, en algunos casos, provocaban tensiones fuertes. Por ejemplo, las siguientes: — Sefiale algn oficio que, en su opinién, constituya un atentado contra ta dignidad humans — {Cémo podria, en su opinidn, atender el Esta- do a las obras de bien comin si los contribuyen- tes le niegan los impuestos que deber‘an finan- ciaclas? 4Puede Ud. contar muchos casos en tos que haya Pospuesto sus intereses particulares, porcreer que asi se lo exigga el bien comin? — {Qué pensarfa usted del trabajo, horario, desean- 50, comida y habitacién que tienen sus criadas si se pusiera én su lugar? Esti segura de que no se le ocurritia proponer ninguna reforma? — jAcepta usted que la tradicion sirva al progseso © cree que deberia ser al reves? Al realizar obras de earidad, observa si no esti por cumplie alguna obligacidn de justie Hay que tener en cuenta que estos cuestionarios iban dirigidos a «sefioras» de las clases media y alta, ya que las obreras y las del mundo rural tenian su propio movimiento especializado. [LAS MUIERES DE ACCIGN CATOLICA DE ESPANA of Por supuesto, no todas las Mujeres de A.C., ni siquiera todos los Consejos diocesanos, respondieron ccon el mismo entusiasmo a estas propuestas que les venfan del Consejo Superior. De la formacién al compromiso temporal La preocupacién por la formacién social cobré mayor urgencia a través de la relacién con los Movimientos obreros de A.C. La HOAC y la JOC habian desarro tlado en aquellos aiios unos planes de formacisn cu- yos frutos eran evidentes. Carmen Cachot, vicepre- Sidenta entonces del Consejo Superior de Mujeres de C., fue la primera en descubrir que aquella expe- riencia podia ser aprovechada para claborar un curso de formacién que deberia llevar una denominacién contundente; «Semana impacto», propuso ella. Los contactos con estos dos movimientos y. muy conere~ tamente, la colaboracién y las aportaciones de don Tomiis Malagén, consiliatio nacional de la HOAC, dicron como resultado la elaboracién de un cursillo breve de formacién que, efectivamente, asi se de- nomind. En 1958, don Tomas Malagon y Pilar Be- losillo dirigieron conjuntamente en Madrid la primera «Semana impacto», que produjo los efectos espera- dos. A partir de ese momento se cres un equipo de personas que realizaron cursillos de este tipo por casi toda Esparis. Por casi toda, porque algunas dideesis no los aceptaron. Se cres un equipo dirigido por Sa- grario Ramirez, al que se incorporaron Maria Que reizaeta, Isabel Asensio, Rosario Vegas, M.' Victoria de Labra, Esperanza Gutiérrez y otras. Entre los con- siliarios, actuaron més destacadamente Antonio Ara- dillas, Carlos Alonso, Camilo Olivares y el actual arzobispo de Zaragoza, don Elfas Yanes. cy LA PROMOCION DE LA MUIER La «Semana impacto» provocaba un cambio de mentalidad y de actitudes en el sentido social y en I vida religiosa. Trataba de que las mujeres de A.C. descubrieran las injusticias sociales y la discrimina- cin de Ja mujer, que pasaran del individualismo a Ia Solidaridad, y de Ia religiosidad vivida como he- rencia a la religiosidad personal. Sus efectos eran visibles e inmediatos, aunque no se pretendia que fueran espectaculares, sino progresivos. Por poner un ejemplo, pequeno pero significativo: las mujeres de A.C. aprendimos entonces a distinguir entre propssito y compromiso. Habitualmente, en la vida personal y en la de la organizacién, después de cada retiro, reu- nidn, asamblea 0 congreso, acostumbrabamos a es- tablecer una serie de conclusiones que se enumeraban € incluso se ponfan por escrito. Normalmente, se enunciaban de una manera bastante vaga ¢ imprecisa, del estilo de «me propongo 0 nos proponemos hacer tal y cual». La «Semana impacto» nos enserié a for- muiar compromisos coneretos, sefialando bien lo que se decidfa hacer, cusindo y dénde. Se trataba de obli gar a traducir en algo tangible el cambio de menta- lidad y de actitudes que presumiblemente se habia experimentado. Siguiendo con ejemplos menudos, la obligacién de explicitar y cumplir los compromisos nos llev6 entonces & muchas mujeres a introducir el uuso de agendas de bolsillo para poder recordarlos y cevaluatlos Estos cambios en la vida cotidiana son s6lo el reflejo de unas transformaciones mAs profundas que se produjeron en Ia forma de ver Ia vida, de analizar los probiemas y sus causus, de entender el papel de la mujer, de descubrir que la buena voluntad no basta, que nadie puede desentenderse de lo que pasa a su alrededor. 1LAS MUJERES DE ACCIGN CATOLICA DE ESPANA 6 A la larga, esta accién, que duré hasta 1968, tunida a la de la etapa anterior, cambis profundamente la orientaci6n y ef estilo de la Rama de Mujeres de A.C, Pero también se produjeron rechazos totales, con los conflictos consiguientes. Paralelamente, las otras Ramas de la A.C. y sus Movimientos especializados estaban levando a cabo una accién muy similar. Fue un despertar del sentido social y politico —entonces se Hams «compromiso temporal»— que fue asumido por un alto porcentaje de militantes. Todo ello llev6 al enfrentamiento con una parte de la jerarqufa eclesidstica, que entendia la A.C. de otra manera. Se produjo el cese de varios consiliarios y la dimisién colectiva de mas de cien dirigentes nacionales, seguida inmediatamente por otras muchas en las diferentes didcesis. 4 En favor de la mujer de los medios populares Como ya hemos visto, para Ja UMOFC y para las Mujeres de A.C. de Espaia, la promocién de la mujer cra. objetivo primordial. La encuesta internacional realizada en 1956 puso en evidencia las deficiencias, culturales que dificultaban dicha promocién y movie atlas Mujeres de A.C. de Espafa a elaborar un plan de accién en favor de las mujeres del mundo rural, «que parecta e! mis desfavoreciddo. Como paso previo, se decidié formar a las futuras responsables del plan nivel local en un curso de mes y medio de duracién, que se celebr6 en Madrid en 1958 bajo Ia direccién dle Pilar Belosillo, como Presidenta Nacional, y de Angela Rosa de Silva y Carmen Belosillo, como di- rigentes nacionales de} movimiento rural. El curso fe exigente y selective. Asisticron 40 mujeres de diferentes partes de Espafta, pero no todas obtuvieron cl diploma correspondiente. De ahi surgieron los pri- mneros «Centros de Formacién Familiar y Social, que pretendian realizar una formacién integral de la mu- jer. Como condicién basica para estar al frente de ellos. y a fin de evitar cualquier forma de volunt rismo, se exigia estar en posesién del diploma otor- yado por el Consejo Nacional. A cambio, se recibfa 68 LA PROMOCION DE LA MUIER ‘una compensacién econémica. A nivel nacional, y como responsable téenica del programa, se eligié @ Mary Carmen Aldeanueva, Asistente Social bien acreditada que haba realizado con este fin el primer «curso de instructoras», como se les Ilamé origina- riamente. Aunque en un principio se pens6 fund mentalmente en abrir centros en los pueblos, las can- didatas que se presentaron al primer curso provenfan también del mundo urbano. Por ello, y por una serie de circunstancias, los Centros de Formacién Familiar y Social ampliaron pronto su émbito de accién y pa- saron a depender de una Vicepresidencia del Consejo Superior, cargo que ocupaba yo en aquel momento; pero dentro de la ComisiGn Nacional siempre hubo representantes del Movimiento rural y obrero, Por contraste con lo que haefa entonces la Sec- j6n Femenina, los Centros de Formacién Familiar y Social trascendian la accién doméstica y familiar y ponfan el acento en fomentar Ia apertura al mundo y fa las responsabilidades de la vida civdadana. De acuerdo con sus programas, la finalidad de esta obra era formar personas libres y responsables, ciudadanas conscientes, mejores esposas y madres, amas de casa mis eficaces, consumidoras avisadas, cristianas por elec gCémo se entendia todo eso? Reproduzco en sus propios términos el comentario del programa, {que hice en 1967, en una conferencia cuyo texto me- canografiado todavia conservo. A 25 afios de distan- cia puede resultar ilustrativo. Dije entonces que los Centros de Formacién Familiar y Social trataban de formar personas «Libres y responsables. El ser humano se distingue por ser racional y libre, pero parece que la mujer, al revés gue el varén, estuviera dispensada de usar la razon. Calificada de intuitiva y sentimental, queda casi reducida al instinto. En el mejor de los casos, 1 AVOR DE LA MUFER DE LOS MEDIOS POPULARES 69 puede regirse por las “razones del corazén’”, que la raz6n no entiende. Pero la mujer, como el varén, tiene que tomar decisiones, resolver problemas at- duos, ser eficaz en su accién, clarividente, serena y cequilibrada. Ademés, en Ia mayoria de los casos se Ta exige que eduque a otros, los hijos, para que también sean equilibrados, serenos y clarividentes. Cindadanas conscientes. Es casi un lugar co- ‘mén afirmar que a la mujer no le interesen los asun- tos pilblicos, que su vida esté centrada en el hogar, Si esto fuera asi, que habrfa que demostrarlo, la ‘educacién deberia esforzarse por comegir esta ten: dencia. Ciertamente, por una serie de cireunstancias, e! mundo de la mujer suele set pequeno, intrascenden- te, vulgar. Es urgente, pues, sacudir su modorra, desperiarla a las responsabilidades politicas, hacerle descubrir su tarea dentro de la comunidad. En la situsciGn espafiota actual, esto es especialmente ur: gente, porque entramos en un periodo de rapidas transformaciones econdmicas y sociales. Amas de casa mas eficaces. Las mujeres es paiiolas, en general, son excelentes amas de casa Su tinico defecto es que se toman demasiado trabajo. Hasta ahora resultaba casi inevitable, pero ya la co Tada no se hace a mano, la compra no tiene que ser diaria desde que existe el frigorttico, ef polvo se combate mejor con It aspiradora, y la cocina de ‘carbon se ha convertido en una pieza de museo. Los Centros de Formacién Familiar y Social se han adap tado al fem puesto en circulacién por las mujeres catélicas de Belgica: "menos tiempo para las cosas Yy més tiempo para las personas’. Se trata de sim- Dlificar los trabajos domésticos, de forma que la casa esté al servicio de sus habitantes, y no al revés Mejores esposas que madres. Se habla cons- tantemente de la crisis de la familia, se buscan y ‘ensayan férmulas de convivencia que respondan a 70 LA PROMOCION DE LA MUJER las necesidades de los tiempos. Aun no sabemos. cémo sera la famitia del futuro, pero no cabe duda de que el papel asumido por la mujer sera diferente. En primer lugar, ya desde ahora no acepta conver tirse en una funcién, sino que aspira muy legtti- mamente a lograrse como individuo. Por es0 exige, ‘no s6lo un hipotético respeto, honor y consideracién, sino una relacidn de igualdad con su pareja. Esta paridad alcanza a todos los érdenes: profesional, econémico, intelectual, moral y religioso. En el te- reno profesional, Ia entendemos en el sentido de que ella tiene derecho a ejercer una profesicn siem- pre, naturalmente, que ésta no le impida cumplir con sus deberes familiares. Es éste un asunto que Ia pa- reja debe resolver de mutuo acuerdo, segtin las ci ‘cunstancias de cada caso. La mujer debe estar siempre y en todo a la par del marido. Y esto afecta también a las relaciones fntimas. En este terreno no deja de haber sus dif cultades por ambas partes. Por un lado, las que se derivan de ta diferente psicologia; por otro, las que provienen de la deficiente preparacién. Ellos suelen 2 al matrimonio con experiencias deformantes, y ellas con una ignorancia incomprensible e incluso con una aprension mis o menos consciente. La mu- jer, en este aspecto, debe asumir una acttud de res- ponsubilidad. Su entrega no puede ser pasiva, y mu- cho menos resignada, sino amorosa; pero, au mis- ‘mo tiempo, tiene derecho a exigir un respeto y una extrema deticadeza, Muy unido a lo anterior se presenta el problema de la paternidad responsable, Nos cuesta admitirlo, pero el hecho real es que en los medios populares espafioles est muy extendido un control de Ia na- talidad que se ejerce de mil maneras, casi todas con perjuicio fisico y psiquico para la mujer. En la ma- yorfa de los casos, las mujeres aceptan fatalmente las decisiones del marido. En consecuencia, en un tanto por ciento mny elevado, Jas relaciones mati [EN FAVOR DE LA MUFER DE LOS MEDIOS POPULAR n ‘moniales se convierten en una tortura para elias, de Ja que procuran huir usando mil tiquifiuelas que las mujeres se transmiten unas a otras. Los Centros de Formacién Familiar y Social procuran impart una informacién clara y delicada sobre el particular, res- petando todas las conciencias y explicando la postura de Ia Jerarquia catia sobre el tema. Consumidoras avisadas. Es del dominio pabli- cco que el principal consumidor es la mujer, por ser ella Ja que babitualmente administra el presupuesto familiar; por lo tanto, casi toda la publicidad se dirige ‘a persuadir a las posibles compradoras, con lo cual la mayoria de las veces se compran, no Tos articulos necesazios, sino los que los anuinciaztes nos han im puesto como necesarios La venta a plazos se ha convertido en un nuevo sefiuelo; compre ahora y pague después. Las com: prus a plazos tienen sus ventajas, pero deben reuni cciertas condiciones: no sobrepasar un tanto por cien- to razonable de los ingresos mensuales; no exceder de un ntimero limitado de mensualidades; etc. Son convenientes para comprar articulos duraderos, e in- convenientes en otro caso, Una consumidota avisada no mace esponténeamente, sino que se hace a través de la experiencia, la educacién y et autodominio, En Espafa no tenemos todavia (recuerdo que estoy ha- blando de 1967) asociaciones de defensa del con- sumidor, pero en otros paises sf existen y prestan un, buen servicio, Cristianas por eleccién. Vamos a estrenar en Espatia un estatuto de libertad religiosa, y muchas personas estin desconcertadas por ello. Como casi todos somos catdlicos y apenas entendemos una fe que no sea oficial, colectiva, ambiental, al enfren- larse cada cual con su propia fe muchos se sienten incémodos, desamparados, como si el hecho de ad- zitir que algunos no sean catélicos restara seguridad a su creencia. LA PROMOCION DE LA MUJER Es un tremendo problema que tenemos plan- teado y con el que los Centras de Formacién Familiar y Social se enfrentaron desde el comienzo de su actuacién. Después de algunos tanteos, s¢ ve claro que éstos deben ser un lugar previo a la evangeli zacién, que se completa 0 no en otras instituciones, segtin el deseo y la respuesta de cada persona en particular. Se saiva asf, por un lado, Ia libertad per- sonal y, por otro, 1a obligacién de la A.C. de pre sentar el mensaje evangélico», Hasta aquf lo que deciamos en 1967. Me excuso por lo extenso de Ta autocita, pero me parece ilustrativo exponer cémo se entendia entonces en la A.C. la educacién integral de 1a mujer Metodologta empleada. En los Centros de For- macién Familiar y Social, desde sus comicnzos, se tuvo buen cuidado de usar una metodologia propia de personas adultas y alejada de los usos escolares, Desde el principio se eliminaron los pupitres, los ¢s- trados para el profesor y las calificaciones en cual- quiera de sus formas. S¢ usaron las técnicas apropia- dasa cada caso: dinémica de grupos, mesas redondas, simposio, cine-forum y tele-forum, veladas musica- les, efreulos de lectura, exposiciones, visitas cultu- rales, etc Pero lo importante no era la técnica empleada, sino el proceso que se segufa, basado en la plena conviecién teorica —y su decidida aplicacién pric tica— de que todos tenemos potencialidades latentes y sin desarrollar. Fuimos testigos de cémo se cam- ibiaban actitudes y se manifestaban capacidades ocul- tas. Mujeres hasta hacfa poco analfabetas empezaban a escribir poesias donde voleaban sentimientos pro- fundos anteriormente reprimidos; amas de casa, poco propicias a traspasar los umbrales de su hogar, de repente un dia afrontaban presentarse en una oficina | FAVOR DE LA MUJER DE LOS MEDIOS POPULARES 2B y «exigir» los datos necesarios para realizar una ges- liga, Al cabo de veinticinco aos, con ocasién de al- sin viaje, todavia se nos acerca a saludarnos una ‘mujer, Cuyo rostro nos resulta familiar, para recordar lo que supuso en su vida el paso por los Centros de Formacién Familiar y Social. Nos dicen con fre- cuencia que allf encontraron el primer impulso para suiperarse y asumir las responsabilidades sociales que ahora evan entre manos y que a veces son muy serias. Muy pronto, en la década de los sesenta, des- cubrimos que nuestra accién en tos Centros estaba muy cereana al trabajo social que empezaba a im- plantarse en Francia con el nombre de «animacion» Casi como un acto de fe y un desafio, por lo insélito de la denominacién y del mismo concepto de ani- macién, cambiamos el nombre de «instructoras», que hasta entonces habfan Hevado las responsables de los Centros, por el de «animadoras», soportando con es- toicismo el regocijo que entonces poducfa esta palabra en Espaiia En 1967, estos Centros estaban repartidos por toda Espana. Durante varios anos habian vivido fun- damentalmente de una ayuda econémica que presté Ja Campa contra el Hambre como parte de sus pro- yectos de promocién. Fl acuerdo era ir retirindola progresivamente, En noviembre de 1967, las mujeres de A.C. analizaron en sus Jomadas Nacionales el futuro de la obra y Hegaron a Ia conclusién de que Esta habfa Hegado al limite de sus posibilidades con la formula en vigor, y que debfan estudiarse nuevos planteamientos econdmicos y jurfdicos. En consecuencia, en enero de 1968, el Consejo Nacional de Mujeres de A-C. presenté un informe a 4 LA PROMOCION DE LA MUTER la Direccién Central de la Accién Catélica Espafiola proponiendo Ia creacién de una obra de carécter be- néfico-docente, regida por un Patronato y vinculada ala A.C. por una doble via que se especificaba E] Patronato lleg6 a constituirse y celebré alguna reunidn, pero desaparecié en junio dé 1969 como una de las consecuencias de la crisis de la A.C. En algunas didcesis se opt6 por crear una obra de carécter civil y seguir su camino con independencia. Pero en la mayoria de ellas se siguié bajo la jurisdiccién del Consejo Nacional de Mujeres de A.C. hasta que, en 1983, se constituyeron como Fundacién Cultural pri- vada. Durante este tiempo, los Centro: se ampliaron a la acci6n también con varones, de forma que en 1989 cambiaron de denominacién, pasando a lamar- se «Centros de Cultura Popular y Promocién de Adultos>, En Ia actualidad, bajo la direccién técnica de Laura Gutiérrez, funcionan 210 Centros en 29 pro- vincias de 11 Comunidades Auténomas. 5 (Feminismo cristiano? En los afios cincuenta, la situacién espafiola no era favorable @ la promocién de la mujer. Los logros obtenidos por los incipientes movimientos feministas, como consecuencia de las huchas desarrolladas a fie nales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. fueron barridos en Espafia después de 1a Guerra Civil, con Ja excepcién del derecho al voto. Se prohibié a Ja mujer el ejercicio de ciertas profesiones como las de notario, registrador de la propiedad, ingeniero, diplomatico, etc.; y la casada se vio précticamente climinada del mundo laboral, de acuerdo con el Fuero del Trabajo, que declaraba ‘en su punto II que «se liberaria ala mujer del taller y de la fabrica». Al derogarse la ley del divorcio, automaticamente volvié ‘a ponerse en vigor la normativa anterior, que corres pondia al eédigo civil de 1889, claramente desfavo- rable a la mujer’. La mentalidad y las costumbres se correspondian con el espfritu de las leyes. La mayoria pensaba que 12, TeLo, Marfa: eLa evolucién de los derechos de la mujer en Espaiian, en La mujer espatiola, de la tradicién a la ‘modernidad. 1960-1980, Tecnos, Madrid 1986, p. 85, 16 LA PROMOCION DE LA MUTER el espacio natural de la mujer era el hogar, aunque ya no consideraba mal el trabajo femenino siempre que se ejerciera por mujeres solteras... 0 por mujeres casadas en necesidad econdmica. De hecho, «lo na- tural» en la mujer era casarse y dedicar toda su aten- cién al cuidado de la casa y de la familia. De lo demas se ocupaba el marido, que era el mediador centre lo privado y lo piblico. Por lo tanto, él ejerc la autoridad, administraba los bienes y tomaba las decisiones. La mujer, por ley y por costumbre, se convertia en una especie de menor bajo tutela, A pesar de que el ambiente general no era pro- picio, en ciettos ambientes empezaba a gestarse un intento de cambio. En 1952 se celebr6 el primer Con- greso Nacional de Justicia y Derecho, en el que se trat6 de la situacién juridica de la mujer. Sus con- clusiones quedaron en el circulo estrictamente pro- fesional; pero al aio siguiente, el dia 7 de noviembre de 1953, el debate salté a la calle a consecuencia de un articulo publicado en el diario ABC por Mercedes Formica, escritora y abogada, en el que se relataba elcaso de una mujer apufialada por su esposo, trigico final de una convivencia forzada a causa de la ley, que considera el domicilio conytgal como «casa del marido>. El articulo desat6 una apasionada polémica, en la que intervinieron destacados juristas, y dio lugar a que se iniciasen los trmites necesarios para la re- forma del Cédigo, que tuvo lugar en 1958 y que fue la primera realizada después de la Guerra Civil En 1960, las Cortes franquistas aprueban ta Ia- mada Ley de los Derechos politicos, profesionales y de trabajo de la mujer, que elimina la mayor parte de las diseriminaciones impuestas anteriormente. Fue tuna disposicién urgida por la necesidad de mano de obra femenina, derivada de los planes de desarrollo, entonces en pleno auge. El discurso pronunciado en {FEMINISM CRISTIANO? " aquella ocasién por Pilar Primo de Rivera, Delegada Nacional de la Seccién Femenina de FET y de las JONS, autora del proyecto de Ley, manifestaba cle- ramente el espiritu que Ia inspiraba «En modo alguno queremos hacer del hombre y de Ta mujer dos seres iguales; ni por naturaleza ni por fines a cumplir en la vida podrén nunca igualarse; pero si pedimos que, en igualdad de funciones, ten- ‘gan igualdad de derechos. F trabajo de la mujer es un hecho real y universal que no podemos desco- nocer; y, previsamente basadas en ese hecho, Io que pedimos con esta ley es que la mujer empujada al trabajo. por necesidad, 1o haga en las mejores con diciones posibles; de ahf que la ley, en vez de ser feminista, sea, por el contrario, el apoyo que los varones otorgan a la mujer, como vaso mis flaco, para facilitar In vida» Para preparar el proyecto de ley se realizaron diversos estudios (uno de ellos exhaustivo, Hevado a cabo por Concha Borreguero) que pusieron de manifiesto la precaria situacién de la mujer. Todos estos acontecimientos dieron lugar @ que fuera cristalizando una corriente de opinién favorable a algunas tesis feministas. Habfa ciertos puntos de apoyo. Después del silencio posterior a la Guerra Civil, Marfa Campo Alange habia tomado la palabra publicando en 1949 La secreta guerra de los sexos, varios meses antes —como ella se encargaba de decir con freeuencia— de que Simone de Beauvoir diese a luz Le deuxiéme sexe: poco después escribié La ‘mujer como mito y como ser humano (1951), y otra obra de mayor envergadura: La mujer en Espafa. Cien afios de su historia (1964). Lili Alvarez habla reclamado también la mayorfa de edad para la mujer en sus dos obras, En tierra extraiia (1954), y Fe- 8 LA PROMOCION DE LA MUIER minismo y espirituatidad (1964). Yo misma escribi también un librito titulado Nosotras, las solteras (1959), en el que demunciaba el hecho de dirigir a la mujer al matrimonio como tnica salida posible, incitaba a las mujeres a tener una vida independiente y propia. Todavia no se habia producido Ia prolife- racin de estudios sobre el tema que tuvo lugar al final de tos aiios sesenta y, sobre todo, en la década posterior, coincidiendo con el proceso de liberaci6n, ‘que se inici en Ja ltima fase del periodo franquista. «Amistad Universitaria» En algunos circulos catélicos empez6 a sentirse la necesidad de crear foros donde se hiciera off la voz de las propias mujeres sobre estos temas. Hacia 1955, se cre6 la asociaciGn Amistad Universitaria, punto de confluencia de tres grupos ya existentes: el de Mujeres Licenciadas de A.C., las Congregaciones Marianas Universitarias y un grupo de universitarias pertene: cientes o afines a la Instituci6n Teresiana, En sus inicios, fue Presidenta M." Angeles Ga- a, primera mujer catedrética por oposicién de la Universidad espafola. Como vicepresidentas, actua~ mos Consuclo Sanz. Pastor, entonces directora del Museo Cerralbo, y yo misma, que era Directora de la Residencia Universitaria Femenina «Ntra. Sra. de la Antigua». Luego lox cargos se fueron rotando. Amistad Universitaria fue un lugar de encuentro y debate de diversos temas, pero en especial, durante varios afios, intenté fijar las bases de un feminismo cristiano; 0, por decirlo de otro modo, traté de ana- lizar qué tesis del feminismo podfan ser aceptadas por tuna mujer catélica y cules no. Dedicamos muchas sesiones al tema, trabajando en grupos pequeios so- [FEMINISMO CRISTIANO? ” bre aspectos coneretos y convocando reuniones més generales para exponer en piiblico el resultado de nuestros andlisis. En seguida se puso de manifiesto que tenfamos posturas muy diferentes que abareaban un amplio espectro. Creo que sdlo estabamos de acuerdo en dos puntos: 1) el matrimonio no es el tinico camino para la mujer; y 2) el trabajo profesional es sumamente beneficioso para ella, siempre que no sea motivo para descuidar otras responsabilidades Las discrepancias se producfan, sobre todo, cuando se intentaban establecer «diferencias natura- les» entre los dos sexos. Ya se enfocaran desde el punto de vista biolégico © psicolégico, siempre re- sultaba dificil separar lo natural de lo cultural, El trabajo en grupo era mis ficil; por estar cons- tituido alrededor de afinidades, cada uno de ellos llegaba a conclusiones bastante coincidentes; pero, cuando tenfan lugar las exposiciones pablicas, a veces adoptébamos posturas antagsnicas, y se productan debates muy apasionados. En algunos casos mantu- vimos duras discusiones con algunos profesionales eminentes, especialmente psicdlogos, que nos que- fan convencer con argumentos que nosotras sabfamos estaban desfasados Lefmos entonces, y analizamos, las obras de mu- chos autores espafioles y extranjeros, traducidos y en versiones originales. Por supuesto, desmenuzamos la obra de Simone de Bauvoir y la de Betty Friedman, cuyo libro La mistica de la femineidad lleva un pr6 logo de Lilf Alvarez”. Los trabajos realizados cn Amistad Universitaria no se publicaron, peto sitvie~ 13. Lefaios y comentamos también 2 Buytendijk, Viola Klein, Gina Lombroso, Margaret Mead, Ashley Montagu, Stuart Mill, Anne-Marie Roche-Blave Spenlé, ete. 80 [LA PROMOCION DE LAA MUJER ron de base a muchos articulos y conferencias, a titulo personal, por parte de sus miembros. Algunas de la fevistas publicadas por los colectivos implicados re- flejan las diferentes posturas. Eidos, revista de la Institucién Teresiana, tocé el problema de la mujer en diferentes ocasiones y le dedicé dos nimeros en- teros en 1964 y 1968. El enfoque en general era moderado y respetuoso con Ia linea oficial de la Igle- sia, aungue progresista en relacién al conjunto de la sociedad espafiola, y defendia claramente el trabajo profesional de la mujer. Los articulos publicados en aquellos afios en las revistas y boletines de las Mujeres de A.C. mantienen, en conjunto, una postura com- prometida y relacionan el problema de la mujer con el de todos los colectivos oprimidos. Feminismo en las «Conversaciones de Maldonado» Otro acontecimiento colaboré a reafirmarnos en nues- tras posturas, Como continuacién de las Conversa- ciones de Gredos, alrededor de un centenar de inte- lectuales venian reuniéndose en la casa de los jesuitas de la calle Maldonado, de Madrid, para debatir sobre diferentes cuestiones. Se citaban a las 8 de la noche, y en un primer momento alguien se encargaba de introducir el tema del dfa; después de una cena ligera que cada uno pagaba de su bolsillo, pero que los organizadores se ocupaban de que estuviera a punto, tenia lugar un debate que se prolongaba hasta las doce de la noche. Los participantes eran todos varones y, aunque predominaban los que se denominaban cris- tianos, habia también algunos agnésticos, porque se trataba, sobre todo, de dialogar, y no se pretendia sacar conclusiones. El padre José Luis Gonzélez, su- perior de aquella comunidad de jesuitas, y el padre {siisisMo CRISTIANO? 81 Ramén Cefial, catedrético de filosofia, eran los an- fitriones. Lili Alvarez eseribié a los organizadores extra- viindose de que ninguna mujer hubiera sido convo- cada y proponiendo que reconsideraran los motivos dle esta exclusién. La gestién no dio resultado in- inediato; pero cuando se propuso como tema de d hate «las relaciones entre sexosm, parecid necesario que hubiera alguna presencia del obligado interlo- cutor. Lili Alvarez fue invitada y, con ella, alrededor de una docena de mujeres. Marfa Campo Alange, ademas de ser invitada, se encargé de hacer una de tas introdueciones al tema del dia. De aquellas sesiones no quedan, al parecer, do- cumentos escritos, Creo recordar que asistimos a to- das las reuniones de un curso completo, quiz el de 1961/62. Mantuvimos una presencia activa y no si- lenciosa. Con ello logramos minimas adhesiones (la de José Luis L. Aranguren, Angel Vegas y pocos mis), muchas oposiciones corteses y ligeramente con descendientes, y algunas réplieas severas y descali- ficadoras. No nos impresionaron lo més mfnimo, a pesar de que entre los oponentes figuraban cclesidsticos de gran poder e influencia. Lilf Alvarez escribié al poco tiempo: «hay que afirmar que una bautizada que no fuese “feminista’ no serfa una auténtica cristiana en lo que a su postura se reficre respecto de su sexo y de si misma. Después de amplios debates, llegamos a la con- clusién de que lo mismo que no es conveniente un 2 LA PROMOCION DE LA MUJER partido politico o un sindicato cristianos, tampoco debe haber un feminismo cristiano, Existe un movi- miento feminista con diferentes tendencias. de las cuales unas son més compatibles con el mensaje cris- tiano y otras menos, pero ninguna se identifica ple- namente con él TERCERA PARTE LA MUJER EN LA IGLESIA El Concilio sirvié como catalizador para desvelar lo andmalo de la situaci6n que vivia la mujer dentro de la Iglesia. Hasta entonces, como hemos visto, las mas alertadas entre las cat6licas se hab(an ocupado prio- ritariamente de Ia promocién de 1a mujer en la so- ciedad civil y de rebatir los argumentos que se es- gtimfan en contra de dicha promocién, Argumentos que procedian, muy a menudo, de cfrculos ectesiés ticos. El Concilio dio ocasi6n para abrir un nuevo am- bito de actuacién. Las mujeres (y también algunos varones) descubrieron que lo que se defendfa de puer- tas afuera, en buena parte era también valido de puer- tas adentro. Fue como descubrir conscientemente algo que se intufa, pero que no se habia puesto sobre el tapete; como reconocer racionalmente algo que siem- pre se habfa sabido, sin Ilegarlo a explicitar. El redescubtimiento de la Iglesia como Pueblo de Dios, la clara formulacién del sacerdocio comin de los files, I revaloracién del laicado y el plan- teamiento de Ja posible instauracién de nuevos mi- nisterios fueron otros tantos motivos para enfatizar lo ‘minusvalorado que habia estado en la Iglesia el laico, en general, y la mujer muy en particular. Los propios obispos, algunos de ellos por lo menos, se asombraron al descubrir que la mitad del 86 “TERCERA PARTE, Pueblo de Dios estaba ausente del aula conciliar. Aquelio se compens6 precariamente con el nombra- miento de las auditoras cuando ya el Concilio estaba en su tercera sesién. Parecié que ésta era la primera puerta en abrirse, y que otras muchas la seguirian después La mayoria fuimos optimistas y pensamos que muchas cosas iban a cambiar, si no de golpe, si pro- gresivamente y sin retrocesos. Las Organizaciones Internacionales Catdlicas se lanzaron a pedir, en su Tercer Congreso de Apostolado Seglar, celebrado en 1967, plenos derechos y plenas responsabilidades para las mujeres en la Iglesia, asf como la realizacion de un serio estudio doctrinal sobre el lugar que ocupa Ja mujer en el orden sacramental En Espaiia, e! optimismo de los dirigentes ca- tlicos fue mayor que en otros paises, porque aqui cada avance de! Concilio tenia un doble significado. Ademis de valorarse como una profundizacién en el mensaje cristiano y una purificacion interna de la Iglesia, se veia como una confirmacién de que no era equivocada la postura de los que deseaban un cambio politico y habfan empezado a luchar por conseguirlo, muchas veces sin set comprendidos. Pronto se impuso la dura realidad: tan gran op- timismo no estaba justificado. En el caso conereto de ia mujer, cada uno de los documentos que el Vaticano hizo piblicos en aquellos afios postconciliares, para aplicar Ia doctrina a la préctica, demostraba bien a las claras que la discriminacién contra la mujer, con- denada por el Concilio, seguia bien vigente, no slo cuando se trataba de asuntos graves, como el acceso al sacerdocio, sino también tratdndose de nimiedades (por ello mismo mas itritantes) como la posibilidad de ser lector 0 acélito. LA MUJER EN LA IGLESIA 87 Todas estas constataciones dieron lugar a que se iniciasen en algunos casos (y a que se potenciasen en otros) diversas acciones en favor de un mayor pro- tagonismo de las mujeres dentro de la Iglesia. Dedico esta tercera parte del libro a describir algunas de estas acciones. En un primer momento se intent6 encontrar un puesto en la Iglesia institucional aqui y ahora. Se enviaron a las jerarquias eclesidsticas informes, pe- ticiones, sugerencias. Las mujeres colaboraron en to- dos los niveles a los que se tuvo acceso. En la ctispide, las auditoras del Concilio, las componentes de la Co- misién pontificia de estudios sobre la mujer en la Iglesia y en la sociedad, las que fueron miembros del Grupo de enlace femenino ecuménico (WELG) y, paralclamente, otras muchas en organismos dioce- sanos y parroquiales. Pronto se vio que la mujer no encontraria su lugar en la Iglesia sin que antes se produjeran muchos cambios que era preciso promo- ver. Sin renunciar a ocupar los puestos que se les ofrecen, pero sin permanecer a la espera, las mujeres catdlicas toman la iniciativa y se movilizan para hacer avanzar sus derechos de cristianas bautizadas, Es im- posible dar cuenta de Jas numerosas iniciativas y la variedad de asociaciones y grupos que acttian en los diversos paises y continentes. Ademas de las que mas adelante menciono, existen grupos muy activos en Holanda, Inglaterra, Italia, Portugal, Iberoamérica y. probablemente, muchos mas de los que ni siquiera tengo noticia, Un grupo de reflexién y accién, Femmes et Hom- mes dans I’ Eglise, es especialmente significative por su originalidad, al estar constituido por varones y mujeres que quieren trabajar juntos en un nuevo mo- delo de relacién humana. Por eso les dedico un ca- pitulo aparte. 88 TERCERA PARTE, Descubrimos, y ellos descubrieron, que las re- ligiosas también son mujeres y tienen mucho que decir. Algunas lo han dicho ya. Trato de recoger su palabra. Otras actiian en silencio, como la levadura en la masa. Muchas abandonaron su congregacién y, quizé, también la Iglesia. Sin embargo, la fuerza de este colectivo sigue siendo muy grande y muy sig- nificativa. Por timo, me ocupo de un tema crucial: el posible acceso de 1a mujer al ministerio ordenado y el nuevo planteamiento de los ministerios. Sobre todo esto se podrian escribir volimenes enteros, pero nos ‘tenemos que conformar con unos pequefios apuntes. Como fuentes de informacién para todos estos temas, siempre que he podido, he recurrido a las propias interesadas, a veces dejdndolas hablar casi literalmente. En otros casos, las citas a pie de pagina, ast como la bibliografia que se incluye al final del libro, dan cuenta de las fuentes utilizadas. 6 Acciones en la ctispide El Concilio Vaticano TI no se ocupé expresamente del «problema de la mujer», pero ciertos textos con- ciliares abordan de pasada algunos puntos que la con- ciernen. Segtin la constitucién Lumen Gentium, todos los miembros del Pucblo de Dios poseen fa misma dignidad e idéntica responsabilidad en la misién evan- gelizadora de la Iglesia y en la animacién del orden temporal. La Gaudlium et Spes rechaza toda forma de discriminacién por razén de sexo (n.° 29) y proclama la igualdad de derechos en el mundo del trabajo (n.” 34), de la cultura (n.” 60) y de la familia (n.° 49); afirinaciones todas en relacién con la sociedad civil, sin mencionar para nada el ambito eclesial.. Una tinica referencia se logré introducir en e] capitulo 3 del decreto Apostolicam Actuositatem, al hablar de los diversos campos de apostolado de tos seglares. La comisién correspondiente afadis este pérrafo al texto introductorio: «¥ como, en nuestros dias, las mujeres tienen una participacién mayor en toda la vida de la sociedad, es de gran importancia su participacién, igualmente creciente, en los diversos campos del apostolado de la Iglesia» (n.” 9). Sin embargo, el hecho de que el Coneilio pre- sentara a la Iglesia como Pueblo de Dios, reconociera

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