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¡Ciudad del cabo sin agua!

Hace 30 años, diagnosticaron a


Bridgetti Lim Banda un problema
crónico en la espalda. Una parte de su
terapia consistía en darse una ducha
muy caliente para relajar los músculos,
pero es un lujo que ya no puede
permitirse. Sus espasmos son cada vez
peores y ya no puede conducir. Ahora se lava tres días seguidos con
una palangana para ahorrar agua. Al cuarto día se permite una
ducha de tan solo un par de minutos.

No lavar el coche, llevar el pelo sucio o no tirar de la cadena se han


convertido en muestras de fortaleza en Ciudad del Cabo, la ciudad
más austral de África. Ahora, Lim Banda se dedica a liderar la
resistencia desde su chalé en Constantia Village, un suburbio de clase
media. Desde allí creó en marzo del año pasado la ONG Cape Town
Water Crisis, con la que emite vídeos en directo a través de Facebook
en los que entrevista a expertos. La finalidad es educar a la población
acerca de los problemas de abastecimiento que vive su ciudad. La
página cuenta con miles de seguidores y cada vez más capenses
acuden a ella preocupados para informarse sobre cómo sobrevivir a
la catástrofe natural que se les aproxima

Los niveles de agua en las presas de la región son críticos y el Gobierno


municipal lleva meses intentando controlar el consumo. Desde el 1 de
febrero, el límite es de 50 litros por persona al día. Si te pasas o no
cuentas con el medidor correspondiente en tu casa, la multa puede
ser de hasta 700 euros.
Desde el Día Cero la ración será 25 litros de agua por
día y persona. Una ducha de dos minutos y tirar de
la cadena ya suman 29 litros

Pero ni con esas se puede evitar ya


el Día Cero: según las últimas
previsiones, el 11 de mayo se cerrarán
los grifos. Las presas estarán a un 13.5%
de su capacidad y todas las personas
tendrán que hacer fila en uno de 180
puntos de agua localizados por toda la
ciudad para recibir su ración de 25 litros
de agua al día.

Tirar de la cadena son nueve litros de agua y una ducha de dos


minutos son 20 litros. A ello hay que añadir un mínimo de dos más para
beber, otros dos para cocinar para una persona y tres para la higiene
personal. “Una lavadora en modo económico gasta entre 60 y 70 litros
al día. Si tu ración es de 50 o 25, ¿cómo vas a lavar tu ropa?”, dice Lim
Banda.

Los expertos pronostican una ciudad caótica. “Se prevé que un cuarto
de la población local, un millón de personas, dejen la ciudad en las
próximas semanas. El Parlamento tendrá que cerrar, la economía
colapsará y el turismo huirá”, explica Benoit Le Roy, ingeniero
ambiental y director de la ONG Water Shortage South Africa. “No hay
ninguna ciudad moderna en el mundo que haya conseguido
manejarse con 25 litros de agua por persona al día”.

Dúchense juntos

“Me gustaría recordarles que estamos sufriendo una gran crisis de


falta de agua. Por favor, no malgasten, dúchense juntos”, comunica
por el altavoz del avión el capitán Steve Mahau al aterrizar. Ciudad
del Cabo es una ciudad eminentemente turística, con más de cinco
millones de visitantes cada año. Desde 2011 acoge una de las siete
maravillas naturales del mundo, la
Montaña de La Mesa. A partir de 2018 se
le conocerá también como la primera
ciudad del mundo que se queda sin
agua. Literalmente seca.

La metrópolis vive la mayor sequía que


jamás ha experimentado. Los últimos tres
años han sido los más secos desde que se
tienen registros, y 2017 el peor con tan solo 153,5 milímetros de lluvia
acumulada, según los datos del Climate System Analysis Group de la
Universidad de Ciudad del Cabo. Hace años las primeras
precipitaciones llegaban en abril, pero el cambio climático ha
retrasado y reducido la temporada de lluvia, que comienza en junio y
se reduce a los tres meses de verano europeos.

Theewaterskloof, la presa que puede abastecer a más de la mitad de la


población, está al 12,5% de su capacidad. En este vídeo se observa su
progresiva reducción entre 2015 y la actualidad. PLANET

Las opciones que se plantean para solucionar este panorama son dos:
invertir en plantas de desalinización o extraer recursos de los acuíferos.
El Gobierno local ha optado por la segunda al ser más la económica
a corto plazo, pero ni aun juntando los tres acuíferos con los que
cuenta Ciudad del Cabo se solucionaría la crisis. “La ciudad consume
actualmente 600 millones de litros al día y entre todos los acuíferos se
podría extraer un máximo de 140 millones de litros de agua. Puede
ayudar, pero no nos va a salvar”, analiza Peter Rosewarne,
hidrogeólogo local.

Los sudafricanos no solo miran al


cielo, sino también a los
despachos. “La situación actual
es una combinación de la
sequía, la mala planificación y la
crecida de la población debido
a la urbanización”, asegura
Rosewarne. En la misma
dirección apunta Le Roy: “La
población se ha multiplicado por
dos en las últimas tres décadas y
la urbanización ha pasado de un 30% a un 60%. En ese tiempo no ha
habido inversiones en infraestructuras y en las ciudades las fugas son
ya de casi el 40% del agua”, lamenta.

La práctica totalidad del agua se suministra desde seis presas que


abastecen la ciudad. Theewaterskloof es la más grande. Tiene una
capacidad de almacenamiento de 480 millones de metros cúbicos,
tres veces más que la siguiente. Llena podría abastecer a más de la
mitad de la población, pero está a un 12,5% de capacidad y a días
de quedarse inutilizable, ya que con la maquinaria actual es imposible
extraer el último 10% de las reservas

La falta de inversión pública ha provocado una situación de no


retorno. La celebrada Constitución sudafricana de 1996 establece
que el Estado debe garantizar un suficiente acceso a agua a sus
ciudadanos, pero las arcas del Estado están más secas que las
presas. El presupuesto del Departamento de Agua y Saneamiento es
de 15 billones de rands sudafricanos este año (mil millones de euros al
cambio). “Debería invertirse alrededor de 80 billones de rands al año,
seis veces más”, critica Le Roy. “Se puede intentar de todo, pero aun
así nos llevaría unos diez años volver a una situación normal, algo
impensable hoy en día porque el país está en bancarrota”, dice el
ingeniero ambiental.

Dos motivos sobresalen para explicar la falta de inversión:


el saqueo de las arcas del Estado y el alto nivel de pobreza
Dos motivos sobresalen para explicar la sequía monetaria: la
corrupción y el alto nivel de pobreza. “No hay dinero para invertir
simplemente porque ha sido robado por nuestro presidente y una red
criminal muy sofisticada”, asegura Anthony Thurton, científico y
profesor en el Center for Environmental Management de la University
of Free State.

El presidente de Sudáfrica es Jacob Zuma, quien se enfrenta a 783


cargos por corrupción, fraude y crimen organizado. Durante su periplo
la economía del país se ha estancado y actualmente un 55% de la
población vive en la pobreza, o lo que es lo mismo, más de 30 millones
de sudafricanos viven con menos de 66 euros al mes. “La pobreza
extrema hace que sólo tengamos 6 millones de contribuyentes y casi
18 millones de personas recibiendo beneficios: no hay dinero para
invertir en infraestructura”, relata Le Roy.

El Día Cero, realidad inevitable

“Soy una afortunada por vivir en


Johannesburgo. Al menos puedo
disfrutar de una ducha de 15
minutos”, comenta Khensani,
taxista. Sin embargo, la crisis del
agua no es ajena al resto de
Sudáfrica. Hace dos años, la
ciudad costera de Durban sufrió
una grave falta de abastecimiento de la que aún se recupera, y en
Gauteng, donde se encuentran Johannesburgo y la capital, Pretoria,
se esperan serios problemas si no reducen el consumo. “En Gauteng
nos quedaremos sin agua en 2022 al cien por cien. Los proyectos de
renovación se han ido retrasando y, aunque empezasen mañana, no
acabarían hasta 2025”, espeta Le Roy.

Los capenses ya se preparan para el día en el que no salga agua del


grifo. La fecha concreta baila días arribas o abajo, pero la situación es
irreversible. “La única manera de salvar esta catástrofe sería con otra
catástrofe”, asegura Rosewarne. “Tendría que caer un diluvio histórico,
una inundación histórica que sería una tragedia porque se llevaría por
delante muchos asentamientos”. La última previsión del Día Cero se
ha retrasado 20 días, ahora data del 11 de mayo gracias a la
aportación de agua de los agricultores desde sus reservas de agua
privadas.

Salvar agua es clave. La ONG Water Shortage South Africa, que dirige
Le Roy, lleva semanas encargándose de llevar botellas a los barrios
más pobres: “Queremos intentar mantener a los más vulnerables
hidratados para cuando llegue el Día Cero”, dice. La solidaridad
aflora en estos momentos duros. Compañías nacionales de agua
están donando productos y otras de transporte se ofrecen a llevarla
hasta Ciudad del Cabo. Pero no solo son empresas, sino también
cientos de ciudadanos sudafricanos se han ofrecido a donar y
transportar agua hasta la ciudad. A estos ya se les conoce como
“ángeles del agua”.
Muchos sudafricanos están ayudando a llevar agua a la
ciudad. Son los “ángeles del agua”
La incertidumbre de cómo será la vida a partir del Día Cero es alta.
Cada uno de los 180 puntos de distribución albergará a más de 20.000
personas cada día esperando sus 25 litros por persona. “No sé cómo
lo van a hacer. Imagina que trabajas a las ocho de la mañana,
¿cuántas horas tendrás que esperar en una cola?”, se pregunta
Rosewarne. A dos meses vista surgen muchas dudas sobre el método.
Por el momento, el Gobierno ya ha movilizado al Ejército. “Se dice que
puede haber distribución a domicilio para ancianos y personas con
movilidad reducida e, incluso, que podrías ir a recoger tu parte en
coche, pero son todo rumores ya que no hay aún directrices oficiales”,
critica el hidrogeólogo.

Bridgetti Lim Banda coloca una palangana bajo de la ducha, un bol


debajo del grifo de la pila y coloca el tubo que recogerá el agua de
dentro de la lavadora. Acto seguido sale al jardín a colgar la ropa
usada al sol para que se airee el sudor. En su casa ya no se lava la ropa
tras cada puesta, sino que la estira todo lo que pueden hasta pasar
por la lavadora. Hasta en el retrete ahorra. Si lo que cae es amarillo no
tiran de la cadena, pero si es marrón no les queda otro remedio. Aun
así han empezado a probar un váter seco con arena. En casa de
Bridgetti ya se preparan para dejar de utilizar agua. Del todo.

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