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Comencemos por la etimología.

La palabra administración viene del


latín ad (hacia, dirección, tendencia) y minister (subordinación u obediencia), y
significa: aquel que realiza una función bajo el mando de otro, es decir, aquel
que presta un servicio a otro.
Sin embargo, en la actualidad la palabra administración tiene un significado
distinto y mucho más complejo porque incluye (dependiendo de la definición)
términos como "proceso", "recursos", "logro de objetivos", "eficiencia",
"eficacia", entre otros, que han cambiado radicalmente su significado original.
Además, entender éste término se ha vuelto más dificultoso por las diversas
definiciones existentes hoy en día, las cuales, varían según la escuela
administrativa
Cuando se habla de administración, siempre se debe de pensar en el se humano
y por lo tanto su marco de referencia, principios, medios y su dinamismo se los
da el, no solo como medio o proceso sino como principio y mordaz.
Por su aplicación debe estar siempre concebida y orientada en términos
humanos, por ello sus sistemas deben ser regidos por normas que tengan tal
baje, puesto que no puede haber un verdadero esfuerzo cooperativo permanente
si tales factores constituyen la médula o lo más importante.

La coordinación de ideas y voluntades de acción sólo se logra en forma


continuada, cuando los componentes coadyuvan para alcanzar un objetivo
común.
Es la dirección eficaz de las actividades y la colaboración de otras personas para
obtener determinados resultados.
Posee los conocimientos, habilidades y actitudes que las organizaciones
requieren en sus diferentes etapas de funcionalidad para el logro de sus
objetivos, mediante la aplicación ética y científica de la planeación,
organización, dirección y control. Con una visión integral que mantiene el
equilibrio y la armonía de los factores que la conforman, siendo productivo,
competitivo, humano y socialmente comprometido.

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