Está en la página 1de 84
Francesco ea ee eee NBS ILO Poste erg PRON es eae Cece Perea a) er meee rca OC ee rea error tae) See ONC Ey todos ereiamos personal ¢ inefable: el cnameramiento. eee ence) Pier eee) Precromieenceniert erence at tee aed eRe MSZ.) eRe ‘guarda semejanza con las Pre intt [cal een Tey eC LTC Francesco Alberoni OOO on DNacimionto y desarrollo de une impetuosa y crealiva eee ery Fecei Francesco Alberoni ENAMORAMIENTO Y AMOR COLECCION LIBERTAD Y CAMBIO, Euitorial Gedisa ofrece los siguientes titulos sobre et EL ENAMORAMIENTO, EL AMOR YLAPAREJA perteneciente a sus diferentes ‘colecciones y series undo cel anata a sid pore Heraua oay sesys cuss psi ser expert conn bide canine ee a gue Se acubeal yo sys ea peralo execs, Es Noo tin Ie ues seni, coe ee am ec eee socks dea ae FRANCESCO ALIERON! Enamoramiento y amor GILUERT TORDIMAN La aventura de vivir en pareja GHLHERT TORDIMAN La violencia, et sexo yelamor ANNE TRISTAN La aleoba de Barba Azut Guext ToRDIMAN Conquista ta felicidad FRANCESCO ALBEKONI La amisudd ROLLO MAY Amory votuntad ALAIN FINKIELKRAUT La sabidurta del amor ENAMORAMIENTO Y AMOR Nacimiento y desarrollo de una impetuosa y ereativa fuerza revolucionaria por FRANCESCO ALBERONI gedisa “Toto orginal entation: Innamoramentocamore © Garzaat, 1979 “Tradoecn: Juana Bignont ‘Coblerta: Nollay Mir ‘9, reimpretibn en Nese, 1991 Shasta casectesedeaeee n= ome Derechos pera todas as edielones en castellano © Esitral Gea, A. ‘Mabtanor 460, eto a ‘soe Barcelo Expats ests, epesentacisn ydrecisn para esta etieisn Faitonal Gedisa Mexicana, S.A. Guanajuato 202-302 (05700 Col Rome Mético, DE. “elesS6e- 1908 @ $64.57 sw; 968-852-1041 Derechos reservados conform a ey Impresoen Mexico Printed in Mexico INDICE Capitulo uno Capitulo dos Capttulo tres Capitulo cuatro Capitulo cinco Capitulo seis Capitulo siete Capitulo ocho Capitulo nueve Capitulo diez Capitulo once Capitulo doce Capitulo trece Capitulo catorce Capitula quince Capitulo dicciséis Capitulo diecisiete Capitulo diectocho Capitulo diecinueve Capitulo veinte Capitulo veintiuno Capitulo veintidés 15 a 29 a7 45 31 59 a 2B Bp ot 01 109 us 123 i 137 14s 153 tot CAPITULO UNO. Qué es el enamoramiento? Es el estado naciente de un movimiento colectivo de dos. Esta definicién podria colocarse como conclusién de un largo examen de he- cchos y de interpretaciones. He preferido escribirla al comienzo de manera que nos sirva de gula en este breve viaje a un territorio por todos conocido, ya que todos lo hemos vivido por experiencia directa e igual- ‘mente nos resulta enigmdtico y huidizo, Esta defini. ién plantea el problema del enamoramiento de ma pera nueva, segiin una éptica diferente de la transmi- tida por Ia psicologia, a sociologia y el arte mismo. El fenamoramiento no es un feaémeno cotidiano, una su blimacién de la sexualidad o un eapricho de ia imagi- nacién. Tampoco es un fenémeno sui generis inefable, divino 0 diabélico. Es un fenémeno que puede colo: ccarse en tina clase ya conocida, Ia de los ferémenos colectivos. Entre éstos, por cierto, tiene su innegable {individualidad y no puede ser confundido con otro tipo dde movimientos colectivos como la reforma protestan: te, el movimiento estudiantil, el ferinista, lm miento de David Lazzaretti o el iskimico de’Jomeini 1, Sobre el protiem tetsico general wate Francesco Alberoal Mosimena’ © itusions, i Mag, Bolin IT ° Esth claro que esta confusiin no es posible. Pero tenece al mismo género, es un ess0 especial de mo- Vimiento colectivo. Entre los grandes mvimientos eo lectivos de la historia y el enamoramiento hay un parentesco bastante estrecho, el tipo de fuerzas que se liberan y actan son de la misma clase, muchas de las expericncias de solidaridad, alegria de vivir, reno vacién, son andlogas. La diferencia fundamental resi deen et hecho que los grandes movimientos colectivos etn constituides por muchisimas personas y se abren al ingreso de otras personas. El enamoramiento, en cambio, aun siendo un movimiento colectivo, se cont tituye entre dos personas solas; su horlzonte de per- tenencia, con cualquier valor universal que pueda apre hhender, est4 vinculado al hecho de completarse ‘con sélo dos personas, Este es el motivo de su especifict ddad, de su singularidad, lo que le confiee algunos ca. racteres inconfundibles, ‘Muchos socidlogos ya se han ocupado de Jos movi mientos colectives y han descrito el tipo particular de ‘experiencia que se produce en ellos. Por ejemplo, Dur. heim, al hablar de los estados de efervescencia colec: tiva eseribe: «EI hombre tiene la impresién de estar dominado por fuerzas que no reconoce como suyas, ‘que lo arrastran y que no domina... se siente transpor. tado a un mundo diferente de aquel en el quc se desa rrolla su exisiencia privada. La vida en él no es solo intensa, sino que es cualitativamente diferente... s¢ desinteresa de sf mismo, se olvida de si mismo, se en. tega enteramente a los fines comunes.. (Las fucrzas) sienten la necesidad de expandirse por juego, sin to fin... En tales momentos, esta vida superior se vive con ‘una intensidad tal y de una manera tan exclusiva que ‘ocupa casi por completo la coneieneia, de la que ex pulsa mas o menos por corapleto las preocupaciones 10 egoistas y vulge es.»* Durkbeim no se referia al ena ‘morarniento, tenfa in mente la Revolucién Francesa y ‘otros grandes episodios revolucionarios. En realidad, Ja experiencia que describe esta bastante mas difun: dida. Se la reencuentra en los grandes procesos his. 1éricos como la Revoluciéa Francesa, el desarrollo del cristianismo o del Islam, pero también en otros movi ‘mientos de menor alcance. Todos los movimientos co- lectivos en st fase inicial, que Iego definiremos como estado naciente, tlenen estas caracteristicas. Lo curio- 0 e¢ que las palabras de Durkheim pueden aplicarse también al enamoramiento, Un segundo ejemplo nos lo ofrece Max Weber en su estudio de los fenémenos fen que se manifestan plenamente Ia creatividad, el fentusiasmo y la fe, Weber los considera como forma de poder, es decir, como algo que depende de la apa- 6n de un jefe ‘earismatico" que aparece rompien- do con Ia tradicion, arrastra a sus seguidores hacia ‘una aventura heroica, y produce en ellos la experien- ‘Ga de una renacimiento interior, una emetanoiae en fl sentido de San Pablo. Bajo la conduccién del jefe carismético las preceu ppaciones econdmicas dejan paso al libre despliegue de Ia fe y el ideal, a una vida de entusiasmo y pasiéa. Weber atribuye todas estas cosas al jefe, a Sus virtu: des, En suma, comete un error semejante al que come- temos nosotros en el enamoramiento: atribuir la ex periencia extraordinaria quo estamos viviendo a las Virtudes de la persona amada. Ea cambio, la persona mada no es diferente de las dems, al igual que noso- tos no somos diferentes de los demés. Es el tipo de relacién establecido entre nosotros y los que amamos, €l tipo de experiencia extraordinaria que estamos Wi 2, Durkan, scudat dh wlore luda eats, x Sopiotgia Boric Conan, an, 1, pp. 26317 "Sores, "Bconomia boda un viendo lo que hace diferente y extraordinaria a Ia persona amada, y més profundamente, lo que hace di- ferentes y extraordinarios a ambos. Este es, pues, muestro punto de partida. En Ia his. toria, en ta vida social, existen fendmenos particula- res “Hos movimientos colectivos— en los que las re: laciones entre los hombres cambian sustancial, radi- calmente, y se transfigura la calidad de la vida y la experiencia. Son los nacimientos de las religiones —el lam, el cristianismo, la Reforma, pero también de las sectas, las herejias, los movimicntos sindicales 0 estudiantiles. En una palabra, unos movimientos que ‘dan origen a un nuevo «nosotros» colectivo hecho por s6lo dos personas, como en el enamoramiento, En una estructura social existente el movimiento divide lo que estaba unido y une lo que estaba dividido para formar tun sujeto colective nuevo, un enosotross que, en el ‘caso del enamoramiento, ests formado por la pareja amanteamado. El tipo de fuerzas que acta en ambos ‘casos tiene la misma violencia y determinacisn, “asta ahora los soci6logos, los psicélogos y filésofos hhan manifestado una especie de repugnancia o de ver. sllenza y se han resistido a admitir que haya algo de ‘comiin, mas bien de idéatico, entre grandes procesos histéricos tales como el Islam, la Revolucién Francesa y la rusa y los fendmenos triviales, particulares, como ‘el enamoramiento. Hay en ellos un orgullo de la gran- eza, como si quisieran ocuparse de cosas importan- ‘es, Signifcativas, de las cosas centrales en la vida s0- cial, ¥ el enamoramiento entre dos burgueses 0 dos rmuchachitos, la pasién entre una maestra y un jardi hero, entre un sefior de mediana edad y su secretaria es parecen totalmente miseras, tan despreciables carentes de valor como para que ni siquiera se les ocil- ra que las fuerzas en movimiento son las mismas. Lo ‘mismo ha sucedido con la vieja biologia. Por un lado tenemos al hombre, sefior de la creacién hecho a se R ‘mejanza de Dios, luego los animales superiores, el her: ‘mosisimo caballo, el lo6n y luego, muy en el fondo, los gusanos, las hormigas, los moluscos, Pero en la actua- Tidad sabemos que la estructura de las células es la ‘misina en todos los animales, iguales son las protef- ‘nas que las componen, igual el DNA, igual Ia sinapsis de Ins células nerviosas. Es clerto que el hombre y los animales superiores son diferentes; sabemos muy bien distinguir un caballo do wn gusano. Pero la diversidad provede del hecho de que, en los primeros, los meca- ‘nismos blolégicos, bioqulmicos y genéticos bésicos es- ‘én integrados en sistemas mucho més complejos. Para comprenderlo hay que estudiar unos y otros, los me- canismas comunes y los diferentes. Fl enamoramiento es la forma més simple de movimiento colectivo, no puede ser confundide con la Revolucion Francesa y el entusiasmo de los primeros protestantes. Y tampoco fs verdad que una revolucién se haga por la suma de ‘muchos enamoramientos, al igual que un caballo no est hecho por la suma de gusanos, ni es un gusano ‘muy grande. Son cosas diferentes, pero todas pertene- cen al mismo reino animal, sustentadas por los mis. ‘mos procesos de base. Ta definicién —el enamoramiento es el estado na ciente de un movimiento colective de dos— nos ha proporcionado un lugar te6rico (un género) en el cual Colocar el misterioso fenémeno del enamoramiento; el ‘campo de los movimientos colectivos. Pero el desca- bbrimiento de que el enamoramiento es un movimiento colectivo nos ofrece a su ver un instrumento formida- ble de indagacién de los movimientos. En efecto, é tos aparecen de tanto en tanto. Bien puede ocurrir que un hombre no conozca nada parecido en toda su Vida, o qui sf, tan sdlo una ver. Ademas cuando hay ‘en juego millares o millones de personas, con todos los intereses econémicos o de clase, con todas las ela boraciones ideoldgicas posibles, la dificultad de esta 3B dio de los mecanismos elementales se vuelve dificil ma. Pero el enamoramiento es una experiencia que todos hemos pasado, y eada quien es buen testigo de lo que ha vivido y puede contarlo, De esta manera el estudio del enamoramiento se convierte en la llave para abrir la puerta a fendmenos mucho més comple jos e inaprehensibles para la experiencia de una sola persona. Pero todo esto carece de importancia para nuestra argumentacién, més bien interesa a los sociélogos, los filbsofos y los’ historiadores. Ahora nos corresponde cecupamnos de este particular tipo de fendmeno colec- tivo, del enamoramiento, Para hacerlo hemos de pro- fundizar en su experiencia, Identiicar al menos uno de sus caracteres distintivos. Esto significa sustraerse también al modo de pensar corriente que no reconoce en el'cnamoramiento un status diferente del de la vida cotidiana y la sexualidad. Para romper con este modo de pensar que oculta el problema, partiremos justa mente de la sexuslidad, pero descubriendo que aun en ella hay una diferencia, algo ordinario y algo ex taordinario, El enamoramiento —como todos los mo- vimientos colectivos— se coloca en el plano de lo ex traordinario. 4 CAPITULO DOS Sein una idea muy difundida, la diferencia entre la sexualidad humana y Ia animal reside en que la a tales cfclica, aparece de manera explosiva en la esta: ‘ign de los ameresy luego desapareee. En el hombre, en cambio, suele deirse, el deseo Sexual cs algo con nuo, siempre presente y si no se manifista con tensidad ex porgue se Halla reprimido. La sexvall dad se coloca al mismo nivel que otras «necesidades», {ales como el sueso 0 la comida, algo siempre pre sete en cantidades casi constantes, dla tras dia. Esta oncepeidn se ha difundido con la vulgarizacin del icoandlisis. Bn electo, Freud, que buscaba una ener a vital originara, la {dente en un primer momen {o con la sexualidad. Ahora bien, la energia vital ya fue estamos vivos, debe cjorcerse de mancra conti tua. Sobre este postulado se basan en la actualidad todos los discursos sobre la miseria sexual, fruto de la represién y del dominio. que, de acuerdo con las concuras relleriones de Reich y Marcuse, nutren los co- Imentaros de tantas indagaciones demoscopicas. 4, Giampacie Fabris y Romeaa Davies, I mio de sess, Moe sider, ida, pp. 32. 15 2Qué se descubre continuamente en estas investiga. ciones? Que los hombres y las mujeres tlenen un nd- ‘mero limitado de relaciones sexales a la semana, mas bien breves y casi slempre con el mismo compafiero/a, La sexualidad es asi continua, eseasa y poco intensa; ‘casi tanto como el comer y ei beber. A pesar de ello nos queda la impresién de que no deberia ser asf y, ‘mas ain, de que puede ser totalmente diferente. De ‘qué deriva esta certeza? Esta me parece la respuesta: todos los hombres y ‘mujeres tienen periodos de su vida en los que la ex perlencia sexual es frecuente, intensa, extraordinaria yemultante y desearian que siempre fuera asi, Estos periodos extraordinarios se toman como patrén de la Semualidad cotidiana, ordinaria, que se mide en las investigaciones demoscépicas y que es la que vivimos casi habitualmente. Si reflexionamos sobre el hecho de que todos hemos experimentado breves periodos de sexualidad extraor- ‘dinar iy largos perfodos de sexualidad ordinaria de- Deriamos concluir que, en realidad, también en el hombre la sexualidad no es algo continuado como co- ‘mer y beber. Es més bien algo que exisie siempre, ‘como las otras «nccesidades-, en su forma ordinaria, ¥ que asume una forma y una intensidad totalmente ferente, extraordinaria, en ciertos periodos: los del En el hombre no existe un ciclo bioldgico de la se xualidad. En él, como en los animales, la sexualidad es discontinua y se presenta en toda su magnificencia s6lo en los petiodos del amor. Ea estos periodos la ‘semualidad es algo inagotable y, sin embargo, llega a fextinguirse por completo. En esos pertodos vivimos dias y dias abrazados permanentemente a la persona ‘amada y no s6lo no tenemos en eueata las arelaciones sexuales» y su duracién, sino que cada mirada, cada contacto, cada pensamiento ditigido al amade tiene 16 una intensidad erdtica cies, ‘de una «relacién sexual> comin, En esos momentos toda nuestra vida fisica y senso. Hial se dilata, se hace mds intensa;_sentimos olores que no sentiamos, percibimos colores, luces que no velamos habitualmente, y también se amplia nuestra vida intelectual porque descubsimos relaciones que an tes crefamos opacas. Un gesto, una mirada, un movi ‘miento de Ia persona amada nos habla en’ profundi- dad, nos habla de ella, de su pasado, de cuando era un nif o nifia: comprendemos sus sentimientos, com. prendemos los nuestros. En los otros y en nosotros ‘mismos intuimos de pronto lo sincero y lo que no lo fs y sélo porque nos hemos vuelto sinceros. Pero sa- bemos erear un universo de fantasta en el que nunca ros cansamos de reencontrar a nuestro ser amado- Y la sexualidad que irrumpe, el deseo de placer y de dar placer invade todo lo que proviene del amado, del que amamos todo, hasta el interior de su cuerpo, sus Srganos, sus entraiias. Ta relacin sexual se convierte entonces en un deseo de estar en el cuerpo del otro, un vivirse y un ser ivi o por él en una fusién corpérea pero que se prolongs ‘como ternura por las debilidades del amado, sus inge- nuidades, sus defectos, sus imperfecciones. Entonces logramos amar hasta una herida de él transfigurada por la dulzara. Pero todo esto se dirige a una persona sola y solo aaclla, En el fondo no importa quién sea, sino que con el enamoramiento nace tina fuerza terrible que tiende ‘nuestra fusion y hace a cada uno de nosotros insus- Utuible, nico para el otro. El otro, el amado, se con- Vierte en aquel que no puede ser sino dl, el absoluta. ‘mente especial. ¥ esto ocurre aun contra nuestra vo- Juntad y no obstante durante mucho tiempo seguimos cereyendo que podemos pasar sin él y encontrar esa ‘misma felicidad con una persona diferente. veces superior a la 7 Pero no es ai, basta una breve sparaciin para vol veios ft cnfona qe le portador de al non Fundble, algo que sempre nos flléy que se ha reve lado a través de ' que sin 1 no podremos volver tncontrarY a metado heriapodemor Identear un Getler ae manos, Informa del seno, un pliegue del facto, Ia vox, cusiguier cosa, que represent, simbo- fen ov diveretad y ou uniedad Es ol cignos loom risa. El eos, It sextalided exttaordinera, es mo esto, Los echos, por lo mismo, nos demvestran que nues- tra sexualldad se manifesta de manera coma, ett tion y de manera extraorinaria,dscontinua,Y eto fcurre en momentos prtlulaes, queso Tos del ena ‘oramiento y del amor apasionado, total. La sexual dad ordinaria, com el comer y el beber, nos acompaia txando mestra vid acta de manera homogenea como fl tempo lineal del reo}. La sexualldad exraordiva Fa sparece, en cambio, en los momentos en ue ol i Palo vital busca nuevos y diferentes caminos; enton fos la sexafidad se convert en ef medio con a que In vida explora las fronteras de To posble, los bar ontes de lo imagination natwalea: el estado na ‘tent. sta serualidad ext vinculada a la intligencia y Ja fantasia, el entuslatm, In pasion fundida con ellos Pero su naturaloza es la de subvertir, transormer, omer los gos precedente. El eros es una furroa Fevolacionaria nque limitada s dos personas, y em In vida, se levan a eabo pocas revoluciones. Por eto mttmo Ta serulidad exttaordnarla no. puede, mane: Jarse cegin nuestro gusto, sino. que marca nuestros fires vias las tentativas de cambio es por ella Fesgosa, Para nosotros es una continan aspiracién 4a fuente de permanente nostalgia pero Ta tne. tnos. Para dfendernos de ella sams la misma pal bra para indica e eros y la sewualdad eoddiana, © sea el comer y el beber del sexo, sabre lo que hacemos Indagaciones demoscépicas para volver a descubrit siempre las mismas coses, cosas que ya sabemos pero {que Nos tranquilizan porque nos dicen que también los otros viven Ia misma emiseria sexuals, es decir, nuestra misma cotidianeidad, Pero las indagaciones también sirven para engafiar nos. ¥ lo hacen indicéndonos la posibilidad de aumen- tar nuestra felicidad pasando, por ejemplo, de cuatro a diez relaciones sexuales, tal ver. mas largas y —esto ‘es lo excitante— con personas diferentes. Engafiarnos porque, cuando nos movemos dentro de la sexualidad ordinaria, tener relactones con la misma persona 0 con. noventa y ocho personas diferentes no cambla nada, Quien Jo ha probado lo sabe, porque en general lo ha probado justamente cuando queria reemplazar a la Sinica persona que, por s sola, hubiera podido ore cerle la totalidad y la paz para esos momentos de tiem po que, subjetivamente, son momentos de eternidad. ‘Acostumbrados como estamos a medit cada cosa con el patréin del tiempo fsica del reloj, olsidamos que en la sexualidad extraordinaria del amor el tiempo es diferente. En el budismo japonés, para indicar las dos formas de vida feliz se usan las expresiones nin y ten. El nines el mundo de la paz y la tranquilidad co tidiana, el fer ef momento extraordinario de la emo. ida y el amor. Por lo tanto el nin es alegria, y un dia de nin corresponde a un afio de un mundo sin tranqui lidad. Pero un dia de ten corresponde a mil o diez mil aos de tiempo, En el estado naciente directamente s¢ tiene la eternizacién del presente. ¥ cuando perdemos nuestro amor la espera de una hora se convierte en. tuna espera de afios 0 de siglos, y la nostalgia del ins tante de eternidad nos acompata siempre 9 CAPITULO TRES En el enamoramiento, la persona mis simple y des: poseida para expresarse se ve obligada a usar el len- ‘guaje de la poesia, la sacralizacién y el mito, Esto puede parecernos risible, pero es asi, porque la sacra Tracién y el mito esconden tambien ‘ellos i experien. cia extriordinaria que es comin a los diferentes mo. vimientos, el estado naciente. Los salmos de David, la poesia mistica de Rumi o Dante, la poesia de Neruda © Quasimodo, tienen diferentes objetos de amor. En Rumi es Dies, en Dante una transfiguracién mistica de la mujer, en Neruda y Quasimodo la patria, los ‘compafieros, los amigos. Poro al tono, Ia esperanza, e sentido del destino, el ethas, son los mismos. Hay algo més: Ta declaracién de los derechos del hombre de los Levellers puede ponerse en boca de las personas ‘Que se aman y que estin impedidas de hacerlo, Lo que vyolvemos a encontrar, pues, es el lenguaje universal del deseo por uma cosa que se anhela par encima de + Movimiento republican y demoeltico radial que to unt ‘nmprtante prtcpeclén eu las ucts elvis de i Inglaterra al ‘iow. (Md 2) a cualquier otra; el lenguaje universal de la liberacin y el derecho; el lenguaje de la vida triunfonte que se Ince étiea Lo que se crea, en todos los movimientos ¥ por lo tanto también en el enamoramlento, se da {en contraporicién a la costumbre de los inteeses. y Ins institucones y para hacerlo, para tener el sdere chor a hacerlo, se debe acceder a una regién de los valores que es del mismo rango que aquéllas. El ena- ‘moramiento desafa las instituciones enel plano de sts fandamentos de valor. Su naturslera reside justamen teen esto, en no ser un deseo, un eapricho personal, sino un movimiento portador de proyecto y creador de instiuciones. “Tados los procesos colectivos separan_algo que es taba unido y-umen algo que estaba dividido (siempre por Ia tradicin, la costumbre, las Jnsttuciones), EL Cristanismo de Tos origenes separa a los hebreos de su religion nacional, alos eiudadanos romanos del calto imperial y une a hebreos y gentles. El slam separa alos egipcios del culto a sus reves, alos persas de Zoreastro y une drabes, persasy egipelos de manera nueva. Cuando aparece en la historia dle Occidente también cl enamoramiento se nos presenta. como una Inceracion, una separacion, ‘Todas las socicdades. ar ‘aicas tribales, pero también las agricolas ¥ las feu dales, estaban basadas en estructuras de_parentesco. ‘Com® lo demostré Lévi-Strauss ol sistema de parentes: 0,5 un sistema de diferencias e intercambios. Una {sibu, una fratvia, un clan, cede una mujer a otro clan y recibe a cambio otra mujer. La pareja es el suceso {que se constituye en las Telaciones de esta estructura Ta eleccion de Ia mujeres una transaccién entre dos clanes y en general se hace directamente entre ellos, augue’ pueda hacerse por individuos pero dentro de ierto clan y s6lo as En el mundo feudal se hace en tre familias feudales y slo entre cleras familias. ero on el debilitamiento del feudalismo y cl desarrollo 2 de 1a burguesfa, por ende, con la posibilidad de acu. mular riquera, de tener éxito, con el desarrollo de la cultura y la adguisicién de prestipio, estos lazos righ dos se aflojan y se abre Ia exploracin de otros cam nos, Entendémonos, las reglas dol sistema de_paren: tesco ain existen, infringirlas significa cumplir una transgresién y ser castigado. Pero ast como antes no cabia escapar del sistema de parentesco, ahora si es posible, Las condiciones sobre las que se basan los movi mientos colectivos son siempre éstas: por un lado te nemos un sistema de reglas, instituciones que siguen existiendo mientras que en la sociedad se han abserto paso las transformaciones, han surgido nuevas clases, ‘nuevos poderes, nuevas posibilidades, Esto también es vélida para el enamoramiento. En ia sociedad feu: dal, en la que subsist Ia estructura de Ias relaciones: de parentesco, nace una nueva burguesia y una neva intelectualidad, el enamoramiento surge como una chispa entre dos individuos que pertenecen a dos sis: temas separados ¢ incominicables. Se buscan y se lunen transgrediendo las reglas endogdmicas del siste. ma de parentesco o de clase. Es el caso de Abclardo y Blofsa. Su enamoramiento es una transgresién que se afirma como ejemplaridad y derecho, como valor Es verdad que la pasidn de Abelardo y Flotsa era una pasion erdtico sexual, pero lo que hace de ella un ena moramiento no ese hecho de que fuera sexual, sine que esa sexualidad, ese amor, esa pasion, ese placer, se presentaba y se afirmaba como derecho a estable cer relaciones en contraste con las reglas de parentes ©0.y clase. Abelardo y Bloisa estaban easados, pero st enamoramiento es el que da legitimidad a ese matri monio. Cuando Shakespeare, siglos después, represente el amor de Julieta y Romeo ‘ios mostrard una situa cidn anéloga: dos familias enemigas entre las cuales l matrimonio esté prohibido, En este caso el amor se 2 presenta también como transgresién, divide lo que es taba unido (Julieta a su familia, Romeo a la suya) y lune lo que estaba dividido (dos’enemigos). No existe ‘movimiento sin una diferencia, no existe enamora- ‘miento sin la transgresién de una diferencia, Cualquier diferencia y cualquier transgresi6n, no una determi nada. En cada caso separa, y lo que se transgrede es diferente. Puede ser simplemente que el muchacho esié emotivamente unido a su madre (oa su padre) ‘como en el mundo moderno y enionces Ia transgre- sién es totalmente interior: es la ruptura de la ado- lescencia con la familia de la infancia, Durante siglos cl enamoramiento se presenté como ruptura de la pa reja conyugal: adulterio. Pero el adulterio cs sélo el ‘caso particular de una regla general: la de que el ena ‘moramiento puede existir sélo si separa lo que estaba tunido y une lo que debia estar dividido. En términos el estructuralismo de Lévi-Strauss, se instaura otro sistema de diferencias e intercambios. A esta altura podemos comprender mejor los limites de lo escrito ppor Denis de Rougemont,” quien ha dicho que el ena. ‘moramiento, en Occidente, se presenta siempre como amor probibido, obstaculizado. En realidad, los obs thoulos son deseados, queridos. Los amantes, sostienc, no se aman realmente, recaban placer de los seres le Janos, son felices s6lo consumiéndose por lo imposi ble. ¥ es verdad efectivamente, que en Ia literatura se representa el amor obstaculizado o imposible (Dante, Petrarca, Shakespeare, Gocthe, etc), pero es probable ‘que Ja explicacién resida en fo siguiente: si no hay lun obstéculo no puede haber movimiento y por lo tan- to no puede haber enamoramiento, En otras palabras, sin la diferencia, sin el obstaculo, no hay ninguna necesidad de instaurar otro sistema de diferencias © 5 Denis de Rougemoat, Vamore © Fooidnt. oa {ntercambios, es decir, de fundar otra Institue, En In fccion Hterara el obsticulo et un artiflo. para construir una historia de amor dotada de sentido, El are, para representar esta situacién, construye obs- ttcvionimegirarios, la familias enemigas de Shakes. peare, el matrimonio de Isolda, el nacimiento del nue Wollijoen lat Afinidades Electivas de Goethe, la mer te de Beatriz en Dante, eteétera ‘Veremos abora que esta fccin artistica sire para introducir otro elemento esencial de los movimientot ; POF consiguient, del enamoramiento el dilema-— aun més profunéamente, para introdacr el prable: ia de la perpetuacién del estado naciente. De mo- ‘mento pademos contentarnos con esto. En conclasin, To que cuenta no es un upo de barrera especial sind Ja extencia de una barrera, Si en un momento estwve representada por la estructura de parenteeco, luego Pod estar consttuida por un anterior matrimonio, lina fe poltica, una diferencia cultural o lnguistica 0 de edad, © directamente por una diferencia sexial, como en el caso del amor homosexual, El enamora: tiente porlo tanto siempre consiste en construt algo ‘nuevo a parti de dos estrcturas separadas. ‘Ahora retrocedamos. Antes de enamorarse, Zqué re lacién existfa entre el individuo y st famil, su clase, su iglesia, su eéayuge, su grupo cinco o linghistic, on todo lo que el ensmoraiiento rompera? Podemos fuponer que en un primer momento exiti6 tna rela Cid agradable © por lo menos sceptable, considerads normal, legitima, En verdad que en todas las relaco res humatas, de cualquer tipo, bay slempre un mat gen més_o menos amplio de insatiseccion y desl Siénz_ existe slompre la ambivalencia, Dentro de si familia, el nino atna a su padre ya au madre, a sos hermanos y ama también a ia familia como wna uni dad. La familia 3 un objeto colectivo de amor, pero 5 tambien un lugar de fensiones y frusraciones de 25 resentimiento y agresividad. Objeto de amor pero tam: bbign de agresividad, o sea, ambivalente. Freud coloco Ja ambivalencia en la base de su psicologia; el com: plejo de Edipo es la manifestacién de Ia ambivalencia hhacia el padre y la madre amados, pero por elerto, también odiados, aun cuando este rencor y este odio ro se manifiesten abiertamente. Si bien existe la ambi valencia, la imagen del padre, la madre y la familia siguen siendo positivas, porque nuestro deseo (quiz deberiamos decir la necesidad) es conservar lo més puro posible, incontaminado (no ambivalente) nuestro ‘objeto de amor. La imagen que el nifio se hace de la madre, del padre, la imagen que el adulto se hace de su iglesia, su partido, es una imagen lo més perfecta posible. Hace todo lo'posible para que a sus ojos siga siendo perfecta, Pera lograrlo, por un lado aprende a tomar Ia agresion sobre s{ mismo, a elaborarla como sentido de culpa (depresién) y por el otro a explicar Ja imperfeccidn que observa atribuyéndosela al ene. migo. El papé es colérico porque trabaja mucho, la patria o el partido o la iglesia son imperfectos porque dentro o fuera existon enemigos, malvados (elabora- clones persecutorias). Gracias a estas elaboraciones el ‘objeto de amor conserva lo mis posible los caracteres| ‘de un objeto de amor Ideal. Este es ef estado que con sideramos normal. Pero cuando alrededor de nosotros las cosas cambian, cuando nosotros mismas eambia, ‘mos (por ejemplo en Ia adolescencia), cuando encon- tramos otras posibilidades, otras realidades, cuando nuestras relaciones con nuestros objetos de amor em: ppeoran, nos resulta cada ver més dificil conservar esta, Imagen ideal a través de la depresidn y la proyeccién, En los periods histéricos que preceden a un movi ‘miento, en todas las historias personales que preceden 4 un eniamoramiento hay siempre una Iatga ‘prepare ién debida a un lento cambio, a un deterforarse de las relacfones con las cosas amadas, En este periodo % los dos viejos mecanismos, el depresivo y el perseeu- torio, siguen funcionando: protegemos nuestro ideal con todas nuestras fuerzas escondiendo el problema. a consecuencia es que el movimiento colectivo (el enamoramiento) golpea siempre de improviso. Era tan geentil y afectuosa, dice el marido (o la mujer) abando- nado, era tan feliz conmigo. En realidad ella ya estaba buscando una alternativa, pero la rechazaba de mane- ra obsesiva, Se esforsba de manera consciente por seguir amando a su marido, hacia todos los esfuerz0s por seguir consideréndolo perfecto, amable, pero a fin, de lograrlo estaba, al mismo tiempo, més deprimida y taciturna. Debia tomar sobre s{ cada vex mis agresi viidad, con un continuo y creciente autosscrifcio. El ideal “el dios—- se revela capaz de vivir sdlo si se all ‘menta de sacrificios erecientes, Antes —para continuar con Ia metéfora— pedia sélo los primeros frutos, lue go la cosecha, Iuego la misma simiente, finalmente Ia autodestruccién. Es la sobrecarga depresiva que pre. cede a todos los movimientos y al enamoramiento. Frente a la autodestruccién también el miedo se ate nda y las otras cosas, vividas como una seduceién que debe evitarse, se ven bajo una luz diferente. 2Acaso, no hay vida también en ellas? :Su diversidad es tan malvada como se dice? Fl proceso acta hasta un ‘umbral rads allé del cual el eros desborda las struc: turas ¢ invade los territorios probibidos, la viclencia tomada sobre sf mismo durante tanto tiempo desbor. dda a su ver, incontenible, e invade las reglas que la ‘mantenfan prisionera y las destruye: es el estado na ciente. Entonce las dos fuerzas se liberan, Una, el eros ‘prime violentamente con su fuerza los nuevos abjetos que, de inmediato, transforma en idesles; Ia otra, la violencia, rompe los limites soportados y aceplacos, Es una experiencia de liberacién, de plenitud de vids, a de felicidad. Se abre Jo posible y aparece el objeto puro del eros, el objeto no ambivalente en el que coin ‘iden deber y placer, en el que se extingue toda anaciéa, CAPITULO CUATRO. El enamoramiento es separar lo que estaba unido y unir Io que estaba dividido; pero unirlo de una ma. hhera particular, porque esta unién se presenta como alternativa orgénica de una relacién estructurada. La ‘mueva estructura desafia a la antigua radicalmente, la degrada a algo que carece de valor. Paralelamente fun- Is nueva comunidad sobre Ia base de un valor y un derecho absolutos y reorganiza alrededor de este de- recho otra cosa, Rta reorganizacién no se produce en lun instante; es un proceso, Lo que st se produce en un instante es la aparicién del objeto puro del eros. Este se nos aparece como revelacién. Pero ef enamoramlen: to no es ese instante, el enamoramiento es un proceso cen el cual el abjeto puro del eros aparecido en un ins: tante, se pierde, luego reaparece, vuelve a perderse v vuelve a aparecer mis rico, mAs Concreto y se nos im: pone. Cuando nos enamoramos, durante mucho tiem: ‘po nos seguimos diciendo a nosotros mismos que no lg estamos. Pasado el momento en que se revelé cl acontecimiento extraordinario volvemos 2 la vida co. tidiana y_pensamos que ha sido algo effmero. Pero ante nuestro asombro nos vuelve a la mente y eren » tun deseo, un ansia que solo se calma sintiendo la vor. © volviendo a ver a esa persona. Pero luego vuelve a desaparecer y nos decimos que era una exaltacién y que no nos importa en absoluto. Y tal vez sea cierto, porque al comienzo no puede distinguirse si un ens. moramiento lo es de verdad, si es una reestructuta ‘cin radical del mundo social en el que nos insertamos ¥y que es-una parte orgénica de nosotros. Pero si ese deseo vuelve a aparecer, y Teaparece otra vez y se nos jimpone, entonces estamos enamorades. El enamora. miento es un proceso en el cual la otra persona, la ‘que hemos encontrado y nos ha respondido, se nos presenta como objeto pleno de deseo. ¥ este hecho nos. impone la reorganizaciéa de todo, nos hace repensar todo y en primer lugar nuestro pasado. En realidad no es un repensar, es un rehacer. En efecio, et un, rrenacimiento, B] estado naciente (del enamoramiento © de los movimientos) tiene la extraordinaria propie dad de rehacer el pasado. En la vida cotidiana no ppodemos rehacer el pasado. Nuestro pasado existe con, sus desilusiones, sus nostalgias, sus amarguras, Cuan: do con la memoria volvemos al pasado tratamos de ccurar las heridas que han quedado abiertas. . ¥ es el que ofrece los dones CAPITULO DIEZ Hemot dicho que se enamra quien etd dispasto ‘a enamorarse, quien esté disponible. ¢Quiere decir en tonces que nos enamoramos cuando sentimos el de seo de enamoramoe? No, No hay ninguna relacion fentre el deseo de un amor y el enamorarse verdade ramente. Hay personas que llevan en si este deseo dv rrante afi y afios, que van al encuentro de otras pet- sonas buscando a la tnica que puede ser amada por cella y amarls; pero nunca la encuentran. Culpan de cello a Ix mala suerte, al tipo de ambiente que fre ‘cuentan, o al hecho de tener gustos dificiles, May a menudo tienen la Impresién de encontrarla; experi ‘mentan una emocién, un deseo, un ansia de volver a verla, pero es como tin relémpago y desaparece. Casi siempre tienen la impresién de encontrar a una per sona que m0 se interesa de verdad en ellos, sienten en tomo a ellos aridez y desimterés, desean apasionads- mente ser amados, esperan encontrar la persona que responderd sf pero nadie responde, les parece que lo plden desesperadamente. Pero, clo piden en realidad? Bien puede dudarse porque si por casualidad alguien responde, comprenden que hay algo que no marcha B bien. Puede ser una caracteristica fisiea, © el hecho de ser demasiado viejo o demasiado jaxen, demasiado ingenwo 0 demasiado sofisticado, demasiado entusias tao demasiado Irio. Ea realidad, no esidn predispues os a enamorarse aunque lo deseen, El enamoramien. to que desean, aun ardientemente, no es una necesidad de romper por completo con el’ pasado, una nevesi dad de volver a discutir su vida, un arrojarse al ries 0 de lo totalmente nuevo. Nadie se enamora si, aunque sea parcialmente, esta satisfecho de lo que tiene y de lo que es. El enamors: mmiento surge de la sobrecarga depresiva y esto es una imposibilidad de encontrar algo que tenga valor en I cexistencia cotidiana. El «s{ntoma> de la predisposicion, al enamoramiento no es el deseo conscicnte de cna. ‘morarse, de enriquecer lo existente sino el sentido pro fundo de no ser o de no tener nada que valga y Ia vergiienza de no tenerlo. Este es el primer signo de la preparacién al enamoramiento: el sentido de la nulidad y la vergitenza de Ia propia nulidad, Por eso el enamoramiento es més Frecuente en los jévenes, porque son profundamente inseguros, no tienen Ta cer tidumbre de valer y a menudo se averglienzan de sf rmismes. ¥ lo mismo vale en otras edades de la vida cuando se pierde algo de nuestro ser; al final de Ta juventud, 0 bien cuando se acerca Ta vejez. Es un perder irteparablemente algo de si, el quedarse des: valorizado, degradado, al confromtarse con lo que se hha sido, No es la nostalgia de un amor que nos hace fenamorarnes, sino el convencimienta de no tener nada ‘que perder convirtiéndonos en lo que nos convierte: ce la perspectiva de tener la nada por delante. Solo entonces se constituye dentro de nosotros In dispo sicion a lo diferente y al riesgo, Ia propensién a arto: jarse en el todo 0 nada que aquellos que de alguna ‘manera estan satisfechos de su propio ser no pueden experimentar. 1% {Qué otro sizno, sintoma de la predisposicién a ‘enamorarse, podemos encontrar? A veces todo empie- za con una desilusiéa profunds, radical, sobre noso- tros mismos o lo que hemos amado. Puede ser una enfermedad grave, el hecho de haber sido descuida @os largo tiempo, o un cimulo de tantas y tantas destusones ave ‘sempre ‘hemos nega. Eotonces reaccionamos ensombreciéndonos, cerrandonos en 00: otros mismos. Pero puede suceder que miremos_al- rededor y nos demos cuenta que los demis son fei: ces: ésa es la senal. En general no percibimos, fuerte, visceralmente, la felicidad de los demas; pero cuando estamos predispuestos al enamoramiento nos vemos arrastrados a sentirla a nuestro alrededor de manera ‘casi dolorosa, y a envidiarla, Tal ver la palabra envi- dia sea inadecuada: es mds bien el sentido de una falta reservada 2 nosotros, wn sentirnos excluidos de tun mundo de intensos deseos ¢ intensas satisfaccio. nes, Estos deseos intensos y estas satisfacciones in tensas que percibimos en Tos otros son, en efecto, nuestros deseos y nuestra renovada capacidad de vivir intensamente. En esa fase no los consideramos nues: tros sino de los otros. El mundo, de esa manera, se hhace mas intenso y, al mismo tiempo, mis doloreso, pporgue el sujeto se siente excluido de una vida més pplena que vive y conoce, a pesar de dl, a través de los ddemés: los felices. A él, en ese estado, s6lo le ha sido. concedido el deber y la renuncia; sdio aceptando el deber cotidiano como un imperative que no se dis. feute logra mantener juntos los grumos del propio yo amargado, La propenscn al earoramieno, por To el percibir Ia intensidad vital del mundo y su. feli- cidad, y en el sentirse excluido y envidiar esa felici dad con la seguridad de que es inaccestble Ya veces en esa opacidad de lo colidiano hecho de deberes, donde se mueve el ecaballero. inexisten- ro te» de Calvino, siente como un presagio. A veces es un presagio de ruina, el sentido de una inminente catéstrofe que se va formando dentro de él y se per- cibe objetivamente: una laceracién del mundo, un ‘miedo oscuro y tna atruccién hacia esa oscuridad ‘A veces le sucede, si esti cansado o excitado, verse dominado por un sentido del destino: esté por su ceder algo grandioso y terrible; su lenguaje se vuelve ingpirado, Es un insiante y luego todo vuelve a ser ‘como antes. Otras veces es un canto que le surge es- Pontdneamente o un desco de poesfa que cuenta a al guien como si esperara una respuesta, En algunas Personas aparecen también verdaderas y cxactas vi- siones 0 fantasfas densas de significados oscuros 0 cenultantes. Son todas manifestaciones episédicas e in- ciertas de lo «extraordinarios, sefiales de una trascem dencia del si, de ese si que no vale nada, como si fuera lun otro yo que espera manifestarse y ser reconocido, [Pero que se presenta como proveniente del exterior, objetivado. El enamoramiento no es desear a una per. sona bella e interesante; es un rehacer el campo s0- cial, un ver el mundo con ojos nuevos. En la prepara ién del enamoramiento el nuevo mundo empieza a aparecer unas veces lejano socialmente (los felices), a veces lejano en el tiempo (algo que debe suceder), No es atin Ia manifestacién del ser: es ya una jerar quizacion, una distincién entre lo que es importante ¥ tiene valor y lo que no lo tiene y el sentirse priva do de ellos, ei presagio de algo. Quien desea el cnamoramiento para enriquecer su cexistencia, para agregarle algo maravillnso, por ea misma razén no puede enamorarse. Sélo quien esti perdiendo su existencia se acorca a la puerta que se para lo real de lo contingente. Esto es vilido para ‘cualguier estado naciente; pot lo tanto, vale para todo movimiento. En este periodo Ja «respuesta tambien puedeno llegar de otra persona, puede no desembocar 1 cn el enamoramiento, Si el sujeto que esta preparado fl cambio de estado se encuentra en un sistema social fen el que est a punto de estallar un movimiento co- lectivo se reconocerd en ast Este es el camino a través del cual se llega a esa com- prensién en profundidad de la que hemos hablado; ya {que cada uno ve reconocida su propia autéatica pers pectiva subjetiva, siente apreciada en profundidad st propia, inconfundible y tinica subjetividad. En el ena- ‘moramiento lo absolutamente particular asume wn va- lor universal; lo que ve ella tiene el mismo valor que To que veo yo. ¥ de esto no deriva escepticismo sino certidumbre: ambas son dos perspectivas sobre el ser ccuyo conocimiento se enriquece, no se anulan sino que se integran. Esta propiedad que se revela en el enamoramiento ‘continéa también en el amor perdiendo y adquitiendo algo. Tomemos el caso de los padres que tienen un hijo mongoloide. Saben que su hijo no es inteligente ‘como los otros, que no puede hacer en Ia escuela lo ‘que hacen los dems. No por eso lo aman menos, Aun- que para amarlo no pueden usar el patrén de los otros; de hacerlo asf sentirfan algo limitado, incompleto, in- suficiente, algo que no tiene valor, Si lo hicieran expe- rimentarian un amor-compasién, un colmar lo que no existe, La experiencia de ellos es diferente. Captan y dan valor a la especificidad de su perspectiva. Si se espanta, se asombra o se maravilla de lo que para un nifio «normals seria insignificante, entran en esa ma- ravilla y ven en ella una perspectiva auténtica sobre cel mundo, ; Podemos maravillarnos de lo que después hhemos desaprendido a mirar con ojos maravillados! Los ojos de! nifio son entonces los ojos de una ino- ceencia sobre el mundo que los otros no han tenido 0 hhan perdido, y el mundo se enriquece con esa mira: 81 dda, Con su amor los padres son los custodios de una perspectiva diferente (y perdida) sobre el mundo. El enamoramiento es, por eso, la apertura al ser de Ja perspectiva subjetiva, mientras su amor es sit cus: todio. ZQuiere decir que nos volvemos incapaces de juzgar? No. Los padres comprenden a su nifio espan- tado o maravillado aunque no se espanten 0 maravi- en. Saben y a pesar de saber, no desprecian sino que ‘En la comparacién de estas experiencias podemos ‘encontrar la respuesta a un requetimiento teologico ‘que aparece innumerables veces tanto en el Islam como en el cristianismo. ¢Puede Dios, que es infinito y om- nisciente, amar al hombre que es finito y capaz de error? Desde el punto de vista del enamoramiento la respuesta sélo puede ser no. Los dos enamorados no pueden admitir que el otro, el amado, estéen un grado inferior a s{ mismo; s6lo puede ser superior porque ces Ia puerta a través de la cual se llega a la verdad. Por eso Dios no puede enamorarse del hombre que es infinitamente inferior a él, El enamoramlento es tam- bien el camino a través del cual lo subjetivo adquiere tun valor de por si, yen el amor ésta es Ia experiencia dominante. En el amor cada uno conoce las debilida- des del otro pero, aun consideréndolas debilidades, las perdona o directamente las aprecia. Por ejemplo, las aprecia cuando son expresién de altruismo, gene. rosidad, entusiasmo, todas cosas que pueden resultar davfinas en la vida cotidiana pero, que en la dptica de los valores, son virtudes. De esto se deduce que Dios puede amar al hombre (sobre todo si es virtuoso, 0 ‘ea, desinteresado). Esta referencia teol6gico-religiosa se confirma en el caso de distinguir los dos momentos el enamoramiento y el amor aun reconoctendo toda tuna serie de puentes y caminas que los vinculan y ‘hacen del amor el desenlace del enamoramiento, 2 CAPITULO DOCE ‘Suele sostenerse que el enamoramiento es propio de los adolescentes, los jévenes, ¢ impropio de hombres maduros, mujeres casadas y’con hijos, politicos aus: ‘eros, obispos. Conviene a los divos del especticulo y a los artistas porque éstos, en el fondo, conservan algo de Ja ligereza y la irresponsabilidad de 1a adolescen- ia. Pero no sélo el enamoramiento, también Ia pasién politica, el entusiasmo por una fe, el Ianzarse a cuerpo perdido en una aventura son todas cosas que suelen relacionarse con la juventud, como los cambios de humor, el répido pasar del entusiasmo a la desespe- racién y Iuego otra vez al entusiasmo por cualquier cosa nueva. Crisis misticas y crisis politicas, denuncia de Ia hipocresta del mundo, afirmacién de una justicia absoluta, esperanza en un mundo totalmente bueno y al mismo tiempo, desilusién profunda, amargura, de: sesperacién. Casi todas las propiedades del estado na ciente las encontramos concentradas en Ia adolescen. cia. Es éste un perfodo de Ia vida en que es mas fre- ‘cuente el estado naciente. Puede comprenderse el por qué: In adolescencia es el momento del pasaje de la Infancia y la familia infantil al raundo adulto con toda, 83 ‘su complefidad. Si el estado naciente es separar Io que estaba unido y unir lo que estaba separado, no hay ninguna edad como ésa para que se realice en mayor medida esta obra. Separar de la familia, del mundo de os valores, de las emociones y de las creencias infan- tiles y unir a otras personas a amar, pero también a Jos partidos, a los grupos, a la politica, a la clencia. La adolescencia es por eso Ta edad del continuo morir y renacer en otro, del continuo experimentar en las fron: teras de lo posible. Por eso la adolescencia nos pre- senta répides enamoramientos, un continuo unir y se- parar en un sucederse de revelacfones y desilusiones. ‘Cuando se dice que el enamoramiento es propio de Ta adolescencia y la juventud, y no de otra edad de la ‘vida, no nos limitamos a comprobar un hecho, se dice también que es inapropiado, que no esta bien, que no debe ser. Y si, en cambio, sucede que el hombre ma- duro se enamora, que la mujer con hijos pierde Ia ca Dera, se dice que actiian como «chiquilloss, que hacen algo que no corresponde a su edad, su estado, sus de heres, Lo que en In adolescencia esta permitido —se pararse de la familia— ahora est prohibido. Act ‘como jovencitos sin serlo significa equivale a separ se de una institucién cuando no deberiamos hacerlo, EI nifio no puede o no debe seguir siendo nifio con su padre, su madre y sus juguetes. El adulto en cambio hha allegado»; ha alcanzado un status, una «posiciéns, festd en su «lugar» y debe permanecer en él, pero el estado naciente rompe Ia fnstitucién consolidada para rear una solidaridad alternativa. Cambia de lugar, empuja a otro lado, hace morir y renacer. Cualquiera sea Ja forma en que se presente, como enamoramicn to, como grupo religioso, como grupo politico, mien- tras sea scosa de jévenes» resulta tolerable, pera es temible si sucede en el adulto el primer y fundamental ‘mecanismo de control es declararlo inapropiado, desa- a” ‘reditarlo diciendo justamente que es «cosa de nifios ‘que el adulto se comporta como un chiquillo La institucién tiene horror del estado naciente. Es Jo tinico que teme porque es 10 tinico que con su apa- ricién conmociona los cimientos. Desde el punto de vista de Ia institucién el estado naciente es, por defi nieién, Io inesperado, pues st 1égica es diferente de la de la vida cotidiana, es incomprensible, porque ataca las instituciones en’ nombre de sus mismos valores acuséndolas de hipocresis, es el fanatismo; es lo que rehace el pasado y desamuda pactos y lazos, es lo mons. ‘truoso. Frente al estado naciente, aun el mas pequefio, la institucién se siente sacudida ‘en sus certidumbres. Al reproducir el acontecimiento del cual nacié la ins: tituci6n, y revelar en estado puro las fuerzas que Ia alimentan, el estado naciente crea una situacion de riesgo mortal. Todos los mecanismos sociales, toda la sabiduria de la tradicin tienen un solo fin: tratar de apagarlo, hacerlo imposible y sélo cuando esta ten- tativa sea imposible, la sociedad trataré de imponerle formas conocidas y reconocidas. El noviazgo, In sepa- racién, el divorcio, el modelo del amante, la vengan- zz, el matrimonio, son todas salidas institucionales de tse particular tipo de estado naciente que es el ena- ‘moramiento, Pero todo esto sucede después; al comien. 20 no existen estos caminos. El enamoramiento ni si guiera es reconocido como tal, La sociedad reacciona frente al hecho que no debié suceder tratando de ac. tuar como si no existiera, o mis bien como si no hu biera existido, y lo primero que hace es amordazarlo, escribirlo con las eategorias de la vida cotidiana, que no le corresponden. Al actuar de esta manera leva a los enamorados a definirse como lo que no son, como otra cosa que lo que son. ¥ si no se definen con sus términos Ia institucién declara que esa experiencia es locura, algo privado de sentido, insensatez. En primer lugar se burla. El hombre adulto enamo: 85 rado de una muchacha es grotesco, ridfculo. Gro- tesco es sobre todo el llanto porque el Ilanto es propio de los niffos, del que es impotente, no de la persona que tiene un status definido, un puesto en la sociedad. Alrededor de la persona enamorada se constituye una barrera de muecas y burlas. Hace algo no serio, ha perdido la seriedad. Lo que para él es una vivencia ddramatica, esencial, aun sus amigos més queridos lo consideran una frivolidad y una esupidez, un acto in- fantil, «No hagas el nifio», le dicen los amigos. Es un comportamiento infantil, regresivo, sentencia el psic®- logo. O bien, se echa mano a otra interpretacién dia ‘metralmente opuesta: es sexualidad pur reprimida, desahogo sexual. El enamorami ducido a sexualidad porque ésta no tiene un objeto ‘inico, exclusivo, por eso es poco temible. Cuando lue- go aparece claro que la relaeién es fuerte, la cultura dice que el enamorado ve en el otro un absoluto de perfeccién, sin defectos, sin incertidumbres, atribu- yéndole las propiedades del delirio. En realidad la relacién de enamoramiento es un proceso, un hallar yun perder. El amado es constante y precarla a la vez, tinico y diferente, ser empitico y ser ideal ‘Al mismo tiempo Ia cultura se declara segura de que el amor no seré recambiado. «Pobre ilusas, co. ‘mentan las amigas 0 las madres o los padres, «al igual que ha dejado ala otra te dejard a ti» Pero'si el ena- moramiento es bilateral, hay a mano otra deformacién: estén unidos, faseinados, viven en un universo aisla- do, Jos dos solos, encerrados en su egolsmo, En cam: bio.el amor es un abrirse alegre al mundo que aparece bello y feliz, es un abrirse a los otros, sentidos como amigos. Después de haberlos descrito como unidos, contradictoriamente, los define como seudo enamo: dos, como no enamorados (en un capricho, un enti siasmo, um montaje roméntico, etc). La cultura cotidiana trata siempre de imponer sus 6 dicotomias: 0 e quiere siempre ono se quiere nunca; (se co tn abvolufo o uno ex como los demas, o eatin Siempre unidos o siempre dvidios, ete. Definiendo ¢ intersogando de este modo, implsa los enamorados 2 definite contradictoriamente, de manera enloquect da, Esto se vuelve dramaticn én el terreno ico, El Sumoramtento es wn acto de Hiberacon, ta libertad Se'vive no silo en no depender de fos vinculs sino omo derecho de no tener que depender de las conse encias de dessionespasals props 9 de otro. En feallded, en el estado taclente, el pasado no se nega totalmente e msgs para ser soperado enna maces stntesis, Mi bien muchas cosas dl pasado adguteren tin nuevo valor. Ba ate punto la cultura institucional Arma categércamente: un compromiso es Un com. proms y um pact, un acto, y no puede iafingiae por un eapricho propio. Se comprueba que el enamo- Famlento no es capicho al descubrir que en lot pa: tera eel pe abi do cents wo ge Se podia imponer con Ia voluntad y otro que tena Sentido slo" como expontaneidad, «Amards este Hombre yf aut ene ie con lm runs el pacto. Al desir que al cada uno pueds Eiciprometete a quererioy & aietiri, Pero no pus: de comprometoise a cesta enamorado, a amar Apu Slonaday desesperadamentes. El enamoramieato de neta ia parte octla Gl pactoy der maniengo mis Compromivs practicns, pero nae puede comprome terse respecto\de los sentimientos. La autendeldad es tnds importante que la fceldn, no pucdo ment. Cuan 4d pacte no me compromett a mente. Por eso denan tia'l pacto sobre la base de los pincipos subenten Gidos ene mismo, or valores superores dels cuales tulquier comportamfonto toma su valor. Ys tan ero, que est dspuesto a pagar con la vida. Thexo: fablmente el chogue se hace mis voleno y se des flava a este nivel, hay un momento en que te lo co " loca como término de todo o nada, de vida o muerte EL que llega al enamoramiento viene de un mundo de reglas, certidumbres, caminos marcados, prohibi: ciones. Hasta ahora su vida se desarrollaba’ por cos tumbres. Actia pero en el fondo no sabe por qué ac- tia, carece de una auténtiea voluntad, acta porque se lo dicen los otros, porque hay reglas y deberes. Cumple estos deberes de manera cada vex més fatigo sa. Luego, a través de una transformacién, compren- de que se mentia a sf mismo, a los otros, que su vida era una continua falsifcacién de lo real, La institu cidn pide que lo siga haciendo porque le interesa el comportamiento manifiesto. Para usat un lenguaje teo- logico propio de la religiin protestante, a la institu cidn le interesan las obras, no la fe. En ol estado naciente, en cambio, las simples obras que no son que idas auténticamente no tienen valor, son falsedad, hipocresia. La institueién, en cambio, no pide inten: ciones, sino actos, hechos, cosas; trata los sentimien tos y ios valores ‘como objetos, como cosas. Cuando, ddigo Ja institucién, digo tedos aquellos que no estan fen el estado naciente. La mujer, el marido; el novi © el amante abandonado piden que él (0 ella) se que den a su lado. Saben muy bien que no pueden pedirle ‘cenamérate de m{, mame apasionadamente>, Por ese ‘motivo piden «reauncia al otro y quédate conmigo» Les interesa ln presencia fisica, st ser ahi, su no tener al otro. Lo que siente, dolor, desesperacién, no inte- resa. «Prefiero tenerte a mi lado desesperado, loran: do toda la noche, antes que perderte» En esencia, no teresan ni tus sentimientos ni tu felicidad, me interesas tt como cosa. Es la reificacton de la que hhabla Hegel, la fetichizacion de Ia que habla Marx. Este es el rostro que la Institucién presenta al es. tado naciente, rostro terrible, inhumano, que no pue de aprehender en si misma. En efecto, la institucién surge también ella del estado naciente, Veremos a continuacién cémo el amor, el pacto, el matrimonio, ssurgen del enamoramiento. En un cicrto punto el es: tado naciente termina y su lugar es ocupado por la institucién. En ese pasaje Ia institucién deckara que actiia completamente la experiencia del estado nacien- te, La_misa es la reproduccién del sacrificio de la ceruz, El catecismo dice que lo es en realidad, real mente, Pero el que asiste a Ia misa puede revivir 0 zo revivir esta experiencia, Un mistico la revive, un distrafdo no porque piensa en otra cosa; el que no cree observa la misa como un espectaculo més © me- zhos extrafio, mas © menos aburrido. La misa que en el estado naciente religioso del que naci era el revi vir el sacrifcio de la cruz (y que welve a serlo cuan- do ese estado naciente se reactiva), como institucién fasegura reactivarlo sin Ia participacisn de los hom. bres. Todas las celebraciones, las fiestas, las institu ciones han nacido —y renacen—a través de los mo- Vimientos constituides por hombres concretos, pero en cuanto institucién no tienen necesidad del consen- 0 de los hombres. Si no es revitalizada de continuo por el estado naciente Ia institucién se hace inhuma- nha, reduce los hombres a cosas. Y en esta forma es como el estado naciente la encuentra, Puesto que el estado naciente es su verdad —el enamoramiento es Ia verdad del amor— Ia descubre privada de verdad, puro poder, y como Ia institucién no puede ver sti verdad en el estado naclente —precario, fugaz, puro devenir— Jo descubre como irracionalidad, locura, ceseandalo, 39 CAPITULO. TRECE {Como se pasa del enamoramiento al amor? A tra- vés de una serie de pruebas. Prucbas que nos plan: teamos a nosotros mismos, que proponemos al otro, ‘quien a su ver nos impone él sistema externo. Algunas de ellas son cruciales. Si se superan, el enamoramien to entra en el régimen de certidumbres cotidianas que amamos amor, si no, aparece otra cosa: la renuncia, la petrificacién 0 el desenamoramiento. Avveces, segin se desarrollan los hechos, estas prue: bas se olvidan. Si el enamoramiento se convierte en ‘amor se nos aparecen como livianas, casi como un juego. EI pasaje al amor, en nuestro recuerdo, se pro: duce colmando poco 2 poco los espacios de lo coti diano a través de Ia dedicacién a ellos, del euidado. El entusiasmo se apaga suavemente en una afectuosa dedicacién al otro. En la realidad, en cambio, esta serenidad os siempre el producto de vicisitudes dra: rmatieas cuyo resultado no se conoce hasta el titime Pero las pruebas se olvidan también cuando el ena. moramiento no avanza, 0 sea, cuando uno u otto 0 ambos no superan las pruebas que se plantean, En ot ese caso no se recuerda haber planteado una prueba sino s6lo que el otro no nos ha amado bastante, que en realidad el otro no nos amaba. Cuando las prucbas se superan, proyectamos hacia atras en nuestro recuerdo Ia continuidad del amor que vivimos. Cuando no se superan, proyectamos hacia atras Ia continuidad del actual desamor. El enamoramiento, en cambio, es una sucesién de prucbas, Antes que nada las que nos planteamos a nosotros mismos. Una experiencia tipica del enamo: ramlento es la de poderse esaciar» del otro, Estar enamorado es también resistir al amor, no querer ceder al riesgo existencial de ponerse completamente en las manos del otro. Por eso buscamos a la persona amada, pero también deseamos prescindir de ella ‘A menudo, en los momentos de felicidad, nos dect ‘mos: «he obtenido lo maximo que puedo obtener, abo- ta puedo perdera y volver ser come era levando conmigo sélo el recuerdo; he obtenido lo que queria, ahora basta>, Obtener el méximo posible y Iuego pres. indir, en ello consiste la fantasia de la saciedad. En cierto sentido logramos abandonarnos totalmente 26lo porque pensamos que et la ultima vez. De tal modo nhos sometemos a la prueba porque, después de la separacidn, nos damos cuenta que el deseo vuelve y de que seguimos amando, deseando desesperadamente y tenemos necesidad de otra «iltima vers. La «iltima ver» se convierte de esta manera en tun nuevo comien- 20 y en Ia necesidad de un nuevo comienzo. Nos vol ‘vemos a reenamorar porque la persona amada se nos impene como el tinico objeto auténtico del eros. Es tuna licha contra nosotros mismos que perdemos debemos rendimos. El hecho de tener que rendirse nno impide que la lucha exista y que sea una hicha real. Nuestra separacién, que e8 real, también tiene efectos reales sobre la persona amada porque sta siente que queremos separarnos y como también ella 2 se pone a prueba, los dos momentos de alejamiento pueden coincidir. Le siguen periodos de distancia mis argos en los que podemos realizar muchas acciones que luego para el otro serén motivo de celos © prue: ‘bas de noamor. Para poder alejarnos salimos a la bisqueda de mo- tivos para hacerlo En el comportamiento del otro buscamos todo lo que justifica nuestro alejamiento: signos de que en verdad no nos ama 0 que no nos ama como lo amamos nosotros, motivos para no creer que pueda amarnos en el futuro. El sentido de todas estas cosas es nuestro miedo a abandonarnos sin ninguna garantia de reciprocidad. El mismo hecho de que el amor del otro se nos aparezca como «gracia» Inme- recida que podria no legar justo en el momento en que més la desedbamos y no podemos prescindir de ella. Por ¢s0 queremos prescindir de esa gracia, 0 tratamos de transformaria en certidumbre de reci- procidad. En los actos del otro buscamos las pruebas de que nos ama, los examinamos como significantes de la reciprocidad de amor: «ZNecesita de m{ como yo de 12+ El comportamiento del otro es descifrado bajo esta luz para lo que es y Io que ser. Antes que cen la margarita el «me ama, no me ama» se busca en los comportamientos del otro: «si hace esto quiere decir que... si no hace esto quiere decir que...» Des- de las cosas més simples como si llega adelantado 0 retrasado, hasta el hecho que mire o no mire a otra persona, Pero el significado nunca es limpido, Puede egar tarde, agitado, zY esto, qué significa? {Que se Ihabia olvidado de mi o bien que trat6 de llegar y por 50 su atraso es una prueba de amor? Por otra pate, ‘aunque Ia prueba sea negativa basta una explicacién de su parte, una mirada, una caricia para hacerla ol vidar, para volver a tener seguridad. La prueba es su sinceridad como sinceridad vivida. He denominado a todas éstas, pruebas de verdad 3 No esti construidas por nosotr.s para obtener cier to comportamiento: son prucbas dirigidas a nosotros ‘mismos para saber si amamos 0 no, para saber la verdad. Pero hay otra clase de pruebas que son ver- daderas y exactas preguntas hechas al otro en las que se le pide cambiar, hacer algo que no bubiera hecho, Son las pruebas de reciprocidad. En el enamoramien to reorganizamos alrededor de la persona amada to dos nuestros. afectos precedentes, nuestro trabajo, toda nuestra vida. Querer juntos las cosas que quie™ re cada uno auténticamente significa tener que cam- biar, deber separarse de cosas que antes queriamos, 1 las que débamos importancia. Lo que se integre en fl nuevo amor y lo que se separe no esté, en efecto, establecido a priori, es el producto de una continu exploracién reciproca. Cada uno quiere integrar en su amor lo més posible y elaborar un proyecto que no coincide con el otro. Cada uno de nosotros pide al tro que Feconozca su proyecto, «Me amas? signifi ‘ea por Io tanto tambien: «gAcepias entrar de este modo en mi proyecto?» «Te amo», significa: «Modi fico mi proyecto, voy a tu lado, acepto tu pedido, re. muncio a algo que queria, quiero junto contigo lo que quieres.» Pero al mismo’ tiempo te pregunto: «<¢Me amas?s, y al hacerlo te pregunto: «Qué cambias qué remincias?» El «Me amas?» siempre es pedir ‘algo que quiero, una venuncia a algo que quieres, El + gMe amas?» es el pedido de tomarme con toda mi oncrecion y mis Uinites y renunciar «los twos. EL proyecto que cada uno hace para sf implica al otro es un proyecto de vida también para el otro; es Ia ropuesta de lo que se debe querer juntos. Pero hay cosas que no se quieren juntos, cosas incompatibles, algunas de menos peso que pueden ser rentinciadas ‘con facilidad, otras que pueden ser postergndas, otras esenciales. Lé biisquieda de lo que debe ser deseado por ambos implica un continuo hacer y rehacer pro- ey yyectos, un continuo buscar otros caminos. Pero tan bbign tn continuo encontrar puntos a los que no se puede renunciar porque, si no se reslizan, pierde sen- tido hasta el amor: son los puntos sin regreso. En los proyectos, hechos y rehechos, estos puntos esenciales fe representan siempre como nudos sin resolver que el otro debe aceptar, hacer suyos, insertar estructural- mente en su proyecto porque de otra manera no hay lugar real para él en el mundo imaginario. Es una par- te esencial de mi la que pide ser reconocida y acep tada, en cambio 41 la elude, quiere que yo renuncie, que me rinda a él perdigndome yo misma, el sentido profundo de mi querer ser nuevo y diferente, vivo Por ejemplo, dice que me ama, pero no me leva con len sit vida, me mantiene al margen de su trabajo, ‘cuando viaja ‘no lo hace conmigo, quiere confinarme ala figura de la amante que se encuentra de ver en ‘cuando, de la amante silenciosa que ama en Ia som- bra. El sigue siendo él mismo, no pone en crisis sus relaciones, las conserva todas. Debo ser silo su refu fio secreto, debo reducir mi vida a un esperar que 1 venga, cuando quiere, de manera compatible con las reglas que se impone. No, esto no es aceptable, esto para mi es no vivir, Para otra mujer podria ser. To, como lo fue para mi en el pasado, pero ahora no. Ahora quiero una vida plena. Ahora Ie pido cosas: s¢Puedo ir contigo?» Mi pregunta es una prueba, Si dice que no, quiere decir que me rechaza all’ donde xno puedo existr. Por otra parte, para él, el problema es inverso, El sistema de relaciones en el que se inser bbe estil construido sobre un equilibrio delieado, pro: tegido, ajustado. Un chogue brusco puede hacerlo ex plotar’ Neces 90 para reorganizar lentamente fas cosas, para cambiar de trabajo, para sistematizar econémicamente a ciertas personas, para poder culdar 2 los hijos de otro modo, Bn el nuevo smor encuentra 9s fuerza para rehacer su plan de existencia: e¢ un re- fugio del que sale reforzado, seguro, Gracias a este amor encuentra fuergas para modificarse él mismo ¥ modificar la realidad. En efecto, ya ha empezado un nuevo trabajo, ha cambiado de ciudad y costumbres, hhan empezado las explicaciones; poco a poco estard disponible y Mbre, pero para hacerlo necesita certi- dumbres, amor. En cambio se le pide un acto decisi- vo, una fuptura brusca con el pasado, un arrojarse totalmente en lo nuevo con el peligro de perder todo Jo que ama y quiere reorganizar alrededor del nuevo centro de su vida, su nuevo amor. Pero, si pierde todo, también el centro queda vacio, A la cita sélo podri aportar un s{ mismo mutilado, incompleto, hecho de nostalgia y culpa. El es todo lo que es, y no puede abandonar todas las cosas sin dejar de ser lo que es. ‘Cada uno ha encontrado un punto sin regreso: cada uno le pide al otro que renuncie a algo esencial, algo que el nuevo amor que quiere ordenar a su alre: dedor toda la vida en su riqueza ha convertido en esencial. Cada uno pide al otro que renuncie a una parte esencial de sf, a aquello que lo hace plenamente capaz de amar; pide, en una palabra, que destruya sit humanidad concreta, que se. deshumanice En el lenguaje teolégico, Dios pide a Abraham la pmueba de la deshumanizacién: deberd matar a quien ns ama, su hijo primogénito,Ysac. Es el dilema: la cleccién entre dos cosas entre las que no es posible tuna eleccién, porque cada una implica la deshumani- zacién, El paso del enamoramiento al amor requiere siempre amar a alguno que te pide te conviertas en un criminal. Amar significa tener confianza en el que actia de manera tal que objetivamente es absurdo, amarlo, Bl paso del enamoramiento al amor requiere gue cada uno obienga la prueba de poder ser amado a pesar de que deshumanice. La prucba (de reciproci. ad) es una lucha en la que cada tno pide al otro una 96 rendicién incondicional, la pérdida de su humanidad concreta, la tinica que conoce. Es una lucha entre gente que se ama, pero siempre ¢s una lucha a muer- te. Las imégenes del amor no deben lamarnos a ‘gaio. El que sufre la prueba resiste desesperadamen- fe. Yel que la impone lo hace de verdad, y decide en su corazén que si el otro no la supera no'seré mas su amado, Cada uno quiere ser amado a pesar de que aparezca como un monstruo y diga no, cada tno que re ser amado a peser de imponer pruebas monstruo- sas como condicién para decir si. Pero la prueba es siempre reciproca. En la imagen bfblica, Dies pone a prueba a Abraham, pero al mismo tiempo Abraham pone a prueba a su Dios; en efecto, zqué le ocurriria 4 Dios si Abraham matara a su hijo? Ya no serfa un dios de amor, sino un dios cruel, sanguinario, Tam- bbién Moisés es puesto a prueba por su Dios cuando Te pide que se arroje a las aguas del Mar Rojo, pero fen ese momento también Dios es sometido a prueba porque no puede decir carrojates y luego delar que las aguas,aneguen a su pueblo. Un Dios que actuara de esa manera seria engafiador, demoniaco. La clave de Ia solucién reside en que cl punto sin regreso se pide pero no se exige; es un cheque que no se cobra. Abraham esté por matar al hijo, pero Dios no exige el sacrificio. Ambos han superado la prueba y han tenido la demostracién, pero ambos han ‘cumplido una renuncia esencial, han encontrado y re conocido un limite insuperable. El amor se hace post ble sélo cuando el punto sin regresa del otro es toma do come propio limite auténtico, queride como propio auténtico limite. ‘Cuando esto se produce tenemos ef pacto. Cada uno. sabe lo que el otro no le pedir lo que no puede pe- dirle. Esta certidumbre, encontrada en la desespera cién, constituye el punto firme de la confianza rect Proca: la institucion de reciprocidad. Sé que amo y a ‘no puedo no amar, sé que tengo un limite que no pue- do no tener y lo acepto. ‘amor surge alrededor de una énstitucién, un pacto, y éste aparece alrededor de un limite, en el Feconocimiento de que no todo es posible, sino que exist lo imposible. Por eso el amor es siempre amor por fo que no se qulso, una alternativa de vida a Ia ‘Que nos hablamos opuesto. I proceso descrito no se produce una sola vez, sing duchas veces; y cada vet encurntra la desespe. racién y termina en un pacto, Las nuevas certidum- bres se convierten en el punto de partida para reor- ganizar Ia existencia cotidiana, No hay reglas para saber si un enamoramiento se converte on anor dea e noble ono. Los planes de vida pueden ser tan diferentes como pata ho admitir compromiso. Cada uno exige la deshuma nizacion del otro: si la obtiene lo pierde y si no la ‘Obtiene es igual, ¥ esto es tanto més probable cuanto mayor es la diferencia, exanto mie perlurbante es el enamoramiento. Perturbante, en efecto, significa que ‘muchas cosas deben trastrocarse, reorganizarse, rcha- cerse, El enamoramiento més infenso es el que pone fen juego mas existencia, més riquera, ms resporsabi- Hidad, mas vids, El enamoramiento.e¢ una revolucion ‘cuanto més complejo, articulado y rico es, mds terri- ble es ef desarrollo, mis dificil, peligroso’y riesgoso es el proceso. A menudo se enamoran dos. personas, tina de las eusles tiene wna gran riqueza de existen: cia, Ia otra una gran posibilidad de cambio, porque tiene menos ‘vinculos. Bs el caso frecuente de una persona cazada y otra no casads, de una adulta:¥ tina joven, de una (politica o religiosamente) compro. ‘metida y otra no compvometida. Para la que tiene ‘mis vineulos, deberes, cosas para integrar y cambia cl enamoramiento es mas trastrocador. Pera la otra la fama hustamente por esa complejidad que da peso > 8 sentido a su capacidad de cambiar, de proyectar una cexistencia nueva, a su deseo de poder. Justamente esta diversidad, esta naturaleza trastrocadora hace més difi- cil que se transforme en amor estable, en serena y ‘duradera convivencia. Es més fieil que se produzca amor cuando las dos personas se encuentran en una situacién més equilibrada, cada una con pocos vincu- Jos (como Jos j6venes o los adolescentes) o bien cuan- do ya han roto muchos vinculos, Pero, paradé) mente, también en este caso el enamoramiento es me nos intenso porque su tarea revolucionaria es menor; fa veces hasta no debe revolucionar easi nada. En esto el enamoramiento es perfectamente anilogo a los grandes movimientos colectivos. Hay moviimientos co Iectivos que comprometen en profundidad un sistema social, que To hieren con guerras terribles sin que sur- ja un nuevo y més estable poder. En cambio, hay mo: Vimientos que en poco tiempo terminan con la toma ddel poder. La reforma protesiante fue un movimiento profundo, que envolvié a toda Europa, pero no fue inquna foma de la Baila o del Palacio de Iver, in enamoramiento puede marcar, comprometer pro. fundamente la existencia de una’ persona o de dos personas sin crear un amor. Y en cambio, un amor Puede surgir sin un enamoramiento envolvente, sino de un encuentro sereno, del placer de estar juntos, del poder establecer con facilidad ese querer conjun to, To gue quiere eads uno y el pacto que lo insti El enamoramiento, como todo estado naciente, es tuna exploracion de lo posible a partir de lo Imposi- ble, una tentativa que hace lo imaginario para im: ponerse sobre lo existente. Cuanto mas grande es la tarea y més largo el viaje, menos probable es la lle ada. Su historia, entonces, se reduce a la historia de ese viaje o sus avatares, de las Juchas sostenidas, sin que exista un muelle, un puerto feliz, 9 CAPITULO CATORCE En el enamoramiento, en general, no hay celos. En- tonces, cuando aparecen, ¢qué significan? En el ena ‘moramiento descubrimos algo que vale més que cusl- guier otra cosa; descubrimos amar y querer en su individualidad, en los detalles de su ser a otra per- sona. Sentirse correspondidos significa advertir que Jo que somes, por pobre que lo consideremos en com paracién con To que son y valen los otros, tiene valor. Lo tiene porque se lo otorga la persona amada, la que encarna en s{ todo potencial valor. Ninguno de nosotros imagina ser el més bello, ni cl més inteli- gente del mundo. Ninguna de nuestras virtudes, me- didas con el metro del mundo, nos hace preferibles a los otros. Frente a cualquier criterio de valor mun dano lo que somos es siempre muy poca cosa. Pero rnos queremos a nosotros mismos, nos apreciamos, porque sentimos que en profundidad hay en nosotros un valor, una unicided insusticuible, En el enamora- ‘miento esa unicidad es reconocida. El amado, al amar- ros, ama csa inconfundible unicidad nuestra. Aun cuando nos pida que cambiemos reconoce nuestra uni- cidad y ef cambio que pide es sélo una nueva expan. 101 sin de esa undead, wu flrecmiento, pasar de Ja potencia al acto. Al igual que nosotros en el amado encontramos un detalle, Ia curva de la boca, el olor © el perfume que usa, la forma del seno, la curva de las caderas, las manos, e] modo de mirar, cierto ves: tido, las cosas que Ie gustan, los libros que lee, tam: bién 1 encuentra en nosotros algo que simboliza lo nis bello. ¥ esto nos hace felices. Si a nuestro amado le gustan también otras cosas: viajar 0 quedarse, con- ‘templar o hablar, tratamos de que nos guste con él, de compartirlo con él. Los celos son la interrupeién de este proceso, su vuelco hacia el exterior. Celoso es el que se da cuenta —con raz6n o sin ella, por abora no importa— que la persona que ama encuentra en otro algo de la misma naturaleza que lo que encuentra en clla: un detalle 0 un gesto, una habilidad o una cua. liad. Me divere, me alegra, es hermoso, joven, © bien, es inteligente. Los celos se presentan como des ccubrimiento de que la persona que amamos se siente atraida, fascinada por algo que Yo no tengo y que en ‘cambio tiene otro. No son celos de una cosa, un ani ‘mal 0 una profesién, sino sélo de otra persona que, a nuestros ojos, tiene algo que ejerce tina fascinacién iiresistible sobre la que amamos, una atraccién del tipo que ella ejerce sobre nosotros y que, #1 nos ama se por completo, ejerceriamos sobre ella. Los celos significan descubrir que el amado depende para la rea: lizacion de sus deseos de algo que otro posee ¥ que nosotros no; que el otro, no nosotros, dispone de algo ue tiene valor para él. Los celos se revelan también ‘como debilidad de la persona amada con respecto a ‘cosas que no deberian tener valor y que en cambio to tienen para ella. Por ejemplo, le gustan los coches y le fascinan los pilotos. Yo, que no Io soy, yo que jus tamente a través del enamoramiento he descubierto que ser piloto no tiene valor (y no puede tenerlo por- ‘que yo no lo soy) siento la relacién trastrocada, Esta 102 propensién de Ia persona amada hacia lo que yo no tengo, hacia algo que no deberia tener valor, se lo guita a lo que soy y anula por completo mi valor. El ‘enamoramiento es invadide por algo exterior, por_un poder extraflo que anula los criterios de valor. Por ‘0 anula el enamoramiento como hecho bilateral, Por fs0 los celos no pueden existir en el enamoramiento bilateral porque no puede haber nada exterior capaz de ejercer una atraccién de este tipo. El mundo ex terno es contingente y no puede prevalecer sobre lo real, lo efimero no puede prevalecer sobre el ser. Pue- de surgir como duda, como fisura que se ensancha en los momentos de alejamiento, sobre todo como justi ficecién para nuestro deseo de alejamiento. «No vale Ia pena intentarlo, desea otra cosa, yo no tengo nada ‘que darle.» Pero esta duda se resuelve muy pronto por €l reconocimiento recfproco. En el estado naciente no ‘puede haber ningin valor externo superior al del ama. do y la amada. En el amor bilateral los intereses del amado, su correr al encuentro de las cosas, su gent Jeza con las personas, su éxito, se vuelven Cualidades ‘que lo hacen amable, confirman su valor y por lo tanto ‘también su sinceridad, su transparencia, su ser lo que es. Solo adquieren un significado negativo cuando esa actividad, ese encuentro con otra persona, exe &xito, se convierten en un obsticulo para el encuentro de los planes de vida, en sefiales de una divergencia del proyecto. Pero aun en ese caso no son celos, Hay una tristeza porque nos sentimos descuidados, porque han esilusionado muestras demandas, porque el futuro se nos aparece impracticable, porque debemos elegir un ‘cambio. Pero estamos en el campo de las pruebas de las que hemos hablado antes, no de los celos, ‘Si en el enamoramiensto aparecen los eelos, enton ‘es significa que uno de los dos, en realidad, no quie- re enamorarse 0 no esté enamorado. Si los celos son inmotivados —porque el otro esta realmente enamo: 103 rado— entonces significan nuestro miedo, nuestro no querer amar, nuestro no querer creer, nuestro no que- rer abrimnos’a la confidencia del estado naciente. El amado en realidad, no encuontra nada de irresistible en el otro o en los otros; no tienen poder sobre él. Percibimos este poder porque no tenemos confianza fen nuestro yo, no creemos en el valor de nuestra in- dividualidad, Nosotros, no él, hacemos comparaciones con el mundo, no le aceptamos como criterio de va Jor Io que pertenece al no valor y a la comtingencia. Hay personas tan inseguras do s{ mismas, tan doloro- sameate probadas por la vida que ya no pueden creer en su valor como individuos. Participan de las expe- riencias extraordinarias del estado naciente, pero no creen poder ser objeto de ellas. El carisma solo existe fen otras personas. En los eelos sélo reconocen en los ‘otros Jo que no pueden reconocer en sf. Pero existe el caso del enamoramicnto unilateral, ‘cuando existe el que ama de verdad y el que no ama, El que no ama entonces puede sentirse atrafdo por ‘otro, por algo que tiene otro y que el que ama no tiene. En este caso, al comienzo, la persona enamo- rada no siente celos. Puesto que se encuentra en el ‘estado naciente no puede comprender que atra perso- na tenga algo dotado de valor a los ojos de su amado: cl mundo para él sigue siendo contingente. Siente que la persona amada es atrafda por algo que carece de valor, que desea algo sin valor, Pero justamente por: que no tiene valor no se preocupa mucho, tiende 2 descuidarla hasta el momento en que sc plantea el tinico problema que cuenta: la persona que amo ¢me ama o no me ama? Si estas cosas son. importantes para ella, si esa persona le es indispensable, sila pre- fire a mf, entonces quiere decir que no me ama. Ten- dra hacia ‘mi, afecto, ternura, le gustar mi compatila, ‘mi cuerpo o mi inteligencia, pero no me ama. La fuer. va del estado naciente alin esta totalmente viva; ‘10 104 ada de las cualidades de su amor y por lo tanto de Mmismo; duda de la evalidad del amor del otro y debe elegir si continia amandolo sin esperanza 0 tra- ta de no amarlo: apartarse de él aunque sabe que lo ama atin y por Jo tanto afrontar el terrible periodo de a pérdida del objeto de amor, el suicidio psiquico Primero tratard de hichar, de conguistarlo con In fas- cinaciin, con todo cuidado y sumisién, eambiando él ‘mismo de todas maneras pero cuando comprends que €1 otro no To ama no puede mas que empufar Ia es- pada de la soparacidn. La fuerza que To queda Te per- mite cortarse las manos que se extienden hacia el amado, cegarse los ojos que lo buscaban por todas partes, Dea poco, para no desear a quien ha amado, eberé encontrar en él Tazones para desenamorar. se, deber$ tratar de‘ehacer To que ha vivido eubriendo &¢ odio todo lo que ha sido. El odio ser4 su tentativa de destruir el pasado, pero es un odio impotente, El pasado ahora ge ha corwvertido en el wast fues inacce- Sible a la voluntad. Con la eleccidn del abandono las fuerzas extraordinarias del estado naciente dejan de operar de inmediato. Debié cumplir Ia culpa absoluta Que consiste ea destruir aguello que es el fundamento de todo valor, de toda esperanza. Bntonces en él cesa todo deseo, y el yo, que perdlé la dimension ontolé- gies, vuelve a ser impulsado al universo de las aps. Hencias. Ya nada tiene valor ni sentido. Para actuar sélo pucde copiar los gestos cotidianos de los otros ‘como los ve, repetir lo que sabe, experimentar sentic ‘mientes que habia aprendido, decir palabras despro- Vistas del contenido: es la petrificacion. Un dnico Sentimiento verdadero, profundo, y que tiene el dolo- oso caricter de la autenticidad es la nostalgia de tuna realidad perdida. Y para defenderse de la nos- talgia se ve obligado a combatir coa el pasado, a ai rentar en sel resentimiento y el odio. Habia conoc!- do el bien, el ser que dice sf; y entonces el mal era 105 sélo no ser. Ahora debe construir ef mal como ser, el ser que dice no, el mal como potencia de lo negativo. Y Mlegamos ahora al ulimo problema. :Una perso- na que est enamorada de otra se veré mas doloross- mente afectada si ésta le dice que esta enamorada 0 bien que Ie gusta otro, o ninguno en particular pero ‘que, sin embargo, lo prefiere? Con seguridad el segun. do caso. En efecto, no debemos olvidar que la estruc- tura categorial del estado naciente es la misma aun que el objeto de amor sea otro. Por eso la persona enamorada se ve llevada de inmediato a reconocerse en otra persona enamorada, aunque ésta la deje por otra. Comprende en profundidad su amor y aunque ‘experimente dolor, la respeta. Su mismo enamora: miento la Ileva a comprender, a tener simpatia, a que- rer su felicidad. El acontectmniento a través del cual la pierde tiene para ella los caracteres de la necesidad ontolégica. Sabe que ya no hay en juego ninguna vo- luntad. Entonces pensaré en el suicidio para liberarse 2 s{ mismo y al amado de un peso intolerable. Si en cambio tiene otras personas queridas realizard la elec- ccién de vivir dindose en favor de aquellos a los que quiere. En la imposibilidad de dar vida a lo nuevo, de obtener algo para si, trataré de darle algo de la vida que sabored a ellos. Aun en ese momento esté inserto en la energia extraordinaria del estado nacien- te, tiene en si, aunque en la angustia de lo imposible, una fuerza oblativa extraordinaria. Quiere la felicidad del que est enamorado y se retira para dejérsela; quiere la felicidad del que ama y se la entrega él mis mo. La fuerza extraordinaria le permite el itimo acto hheroico: darle a oiro el origen de su vida y su espe- ranza, Luego la energia extraordinaria desaparecera y ‘se producira la petrificacién ‘Veamos en cambio el otro caso, aquel en el que la persona amada, de improviso, dice: «Antes que hacer 1 amor contigo lo hago con el primero que pase.» Lo 108 afectado entonces es el fundamento mismo de su amor 3 de valor. Bntonces el ala es invadida por una {risteza infinita porque todo lo que tiene valores ne- 4gado, y todo lo que no tiene valor exaltado. Confron tados fos dos roundos, el de la realidad, el dl ser, 9 el de Ta apariencia, of amado elige el de la aparien cia, desprecia e insilta el otro. Lo que era sagrado se vuelve contra fo sagrado y cumple el sacrileio mas infame. Ningiin amor puede terminar de peor manera porque, después de las dolorosas fases de la petrifica Gién y el odio, ya no podré haber nostalgia de la per- ‘ona, sino sélo del estado de amor como algo ens: iado por alguien que seré indigno para siempre. Los celos, el no lograr dar al amado algo que cual- quier otro, en cambio, puede darle son tanto més Brobables conto mayor sla distancia entre Ins dox personas, cuanto més diferentes son sus mundos y costumbres. Pero hay casos en los que los celos aps- recen porque en el enamoramiento mismo existe un mite que ninguno de los dos puede superar. Por ejemplo en el enamoramiento homosexual. La fenome- nologia del enamoramiento homosexual es en un todo idéntica a la del enamoramiento heterosexual. Las ca- tegorias del estado naciente, en efecto, son las mis- mas, Al leer un escrito de ‘amor, por lo tanto, no puede saberse si es homosexual o heterosexual, por- que la naturaleza del enamoramiento es idéntica. El reciente y hermoso ensayo de Roland Barthes’ quien cera homosexual, toma sus ejemplos y su lenguaie de Ja literatura universal sobre el amor y habla directa ‘mente a cualquier persona enamorada. En el enamo- 1, Roland Barthes, Pregmtents du disours amcurews, B 6 Sell, Pats, Te 107 ramiento homosexual hay algo sin embargo que hace ids dificil el pasajea la institucin, es decir, al amor. Por un lado las resistencias de la sociedad, ia caltura y ol deeprecio de éstas. El enamoramiento heterose. ual es una figura a la que se reconoce movimiento La cultura, al menos en ciertas situaciones, prevé ins: titucfones’ para asegurar la transicion al amor. por ejemplo, el noviargo. No sucede asi con la homosexua- lidad que es més duramente afectada por el desprecio y reducida adn mas duramente » pura sexualidad ‘al. La presién cultural estan fuerte que los mismos homosextales tienen un gran pudor en hablar de ena. moramiento y a menudo son ellos mismos los. que, como mecanismo de defensa, exasperan el lenguaje de la vulgaridad. Fero el motivo rats profundo que hace cl cnamoramiento homosexual més difill, més espas- médico y en no pocos casos, mis atormentado por los celos, es el hecho de que no puede eonvertirse en stable amor de pareja a través de un hijo. Es un enamoramiento que excluye a prior el generar um hijo. ada uno de los dos enamoratos puede tener un Bio con una persona del otro sexo. El homosexual siem. pre siente, en el fondo, ese peligro, esos cclos. Recor ‘demos que la homoserualidad, sobre todo en los jé- venes, e$ a menudo una experiencia breve. El que ama 2 un joven siente que su amado, un dia, puede de- Sear a una persona del otro sexo y sobre todo querer tun hijo que él no puede darle. La presién de la cul tura, el hecho de estar siempre acosado, en el fondo, por el otro sexo, el hecho de no poder dar un hijo, hace que el enamoramiento homosexual tienda a me tudo a permanecer como tal, como enamoramiento, sin lograr convertirse en amor sereno, duradero. Por eso siempre tiene en sf algo de ansioso, de triste ca paz de inspirar —en algunos casos— una bellisima poesia 108 CAPITULO QUINCE ‘Mucha gente cree estar enamorada cuando en reali- dad no lo esta en absoluto. Puede tener un fuerte in- terés erético por una persona, pensar continuamente en ella, pasar horas felices a su lado y al cabo de cierto tiempo, perder este interés porque en el fondo se siente satisfecho. O bien puede unirse a una perso- na y desearla intensamente porque los otros Ia admi- ran, La posibilidad de ser amada o més bien proferi. da, Ia halaga, le hace experimentar un deseo y una cebriedad que se llama amor, En otros casos el motor es una desilusién, un amor envenenado por los celos y-el desasosiego que le induce buscar un sustituto, alguien con quien probar un nuevo amor. Otras veces es el deseo de poder, el éxito, el ser admirados y en. vidiados al lado de tna persona rica o poderosa. En otros casos es el deseo de escapar del aburrimiento y Ia trivialidad: las vacaciones, al crear una ocasiéa aiferente y extraordinaria de vida, predisponen a una experiencia extraordinaria, algo que, sin embargo, no puede ir més alld de ese espacio y ese tiempo. La per sona admirada y adorada en las vacaciones cuando se la wuelve a ver en la vida cotidiana aparece falsa 109 y desalds, EI enamoramiento es una revolucién de Jas bases estructurals cotdlanas, no unas vacaciones 4e las mismas. Otras veces To extrardinario aparece con Ia forma de algulen que viene de lejos y se queda Poco tempo. Como sabemor que se marcharé, un poco Eomo en el caso de Ins vacaciones, nos podemos cena. fret a término» aceptando. que In experiencia 0 fend antinidad,Fodtamos Sedna oven eempls, fen este caso solo sirven para expicar por qué Elerta gente se dovenamorn com tanta facldad, En ealldad mance se habia enamorade, habla usado el lenguaje del amorpasion, del estado naciente, para acer més plena y eniratable una experiencia que de tra manera habria sido insipid. Estos wamares ti: fen con el enamoramiento In inisina relacion que la Besta con Ta revolucién, La Besia se caracterien pot los exceos, por el trastrocamiento de Io cotidian, es ‘Wansgresidn est traspasada, Gor el sentido de lo’ ex epcional y fo extraordinerie. Pero lo que la dctingse de una revolucion es que no Ince en fas estructras Soclals, Todo To. que en la revlucion ex riesgo, agul std prvisto,calcuado. La festa tiene un comienzo Yun hin prehjados, tene relas probadas, todo fo que Past en ella sc dexarrolla dentro de lilies isttuci. ales, €s un «como sis, no puede alterar las esti. ras tociles, Una ver terminada la festa se termin6 todo. Ast ofmos deer a la gente que se ha enamorado de tl y lego. de lal otra persons, que se ehamor® torts lox meses, todos los afis. En realidad el ena- ‘oramiento, como toda transformacton radical en ls ‘id, pede aparecer Slo una wer © nunca sea proliferacion de la palabra amor nos expica también por qué on tan frecuoates les enamoramlen- tos en los que tno ama mas que el otf Cas siempre, tn cats catos, el encientro ae produce entre una per Sona que se enamora verdaderamente, que entra de Serdad en el estado nacknte, mientras ia otra se avo. 10 ja en la aventura por atraccién erdtica, admiracién, venganza, desilusiOn, prestigio, celos, vacaciones, 0 por cualquier otro motivo, pero sin que existan las pre- condiciones del enamoramiento, Hemos dicho antes que el estado naciente tiene la propiedad de comuni car su entusiasmo y su lenguaje al exterior. La perso ra enamorada da a la otra su lenguaje y la arrastra su estado, De tal manera refuerza en Ia otra Ia ilu sign de estar enamorada. La persona realmente ena morada, que actiia con espontancidad y de verdad tiende a atribuir a la otra su mismo comportamiento espontineo y totalmente sinceto. Si la otra quiere en trar en el juego puede hacerlo, Basta con ser afectuo: sa, decir pequefias mentiras. js tan facil tranquilizar 2 la queestd realmente enamoradal Justo por el hecho de ser menos esponténea, mas controlada, justo por: que guia y manipula las cosas, Ia persona que no esti ‘enamorada esta en condiciones de captar todas las debilidades, las torpes tentativas de placer, la ingenui dad de la que ama. Esta persona no ve el enamora. ‘miento con la mirada transfigurada por el amor, sino con los ojos frios y licidos de lo cotidiano. Fsos ex. ‘cesos de pasion, esa tension desesperada, esa continua necesidad de asegurarse y al mismo tiempo esa incref ble crueldad, a la persona que no ama le parecen exa: geraciones infantiles, pruebas de escasa madurez. El hecho que Ja otra reelabore continuamente el propio pasado, cambie explorando lo posible, le da la impre: sidn de algo superficial, poco sdlido. Sus crisis le pa recen histerismos, su dilema de no saber qué quiere, dobilidad de carécter. Sila que ama es ademas un espiritu creativo sus creaciones de lo imaginario en las que continuamente la existencia se transforma en fantasias, en sfmbolos, fen poesia, le dan la impresién de megalomania y ar- tific. En una palabra, la que no ama encuentra que la persona de verdad enamorada es inconstante, du: bitativa, ansioa, ena, exagerads, megslémana, ¥, enc! fondo, salsa. Si lx gere le propondra su pro Jecto de vida de manera neal, ignorars las ddas, or Uilemas y consideraré las dudas y Tos dilemas de la otra como Tatamagorio orotate ea se lo reprochard y le pediré que elija con clara y que no plerda tempo en chatlas, Mlentras tao fe acta fos verdaderos penssmientos y didas, acta com ia otra persona no pudicra ser sensata yun buen dia, cuando ‘encuentra Su compa. demasiado aburida 0 demasiado dramatic, busca pretextos para poder Selo reprochar, Io scusa de devatencion, de mo ser spa de comprenderia Sobre esta bas, fimalmente, Jevdice que no pueden continuar porque no se scnte mada como desea mientras bus again que lo sepa amar sde verdad. Esta ex la forma nds fccuente de ‘lesenamoraiienton, La revelacin do algo que mun cnet, ‘Aunque también hay casos en los que verdaders mente se da un enamoramiento bilateral. La persona Gque se desenamora ex entonces la que, en silencio, habia elaborado wun proyecto propio y,siempce en lenelo, plantes «prucbas> y consider probadas Tas demandas del otro. Ya que todo se reali en silencio, otro munca comprendis st sleance, Hest tl extre- smo habla superado el punto sin stoma y se abla pre fentado como un cttninaly ama a alguien ashes porderse a sf minmo. Por silencio entiendo no colo la haturaleea del proyecto, las dudas, no revear los pro- los pensamientes, sino. sobre todo no. revelers Propia desesperactén cuando se alcanza el punto sin Fetorno, El que ama, en efecto, sda cuenta que el mado ha encontrado el punto sin retommo de su de. Sesperaciéa, y entonces s2 detiene. Pero hay personas ue viven sus propios sentimientos como un debit dbs reveler la propia angusts, Ie propia desespora id, sigalica para ellos ponerse a mereed del otro. m Asi, cuando ce ven enfrentadas a un punto sin retor 20, no hablan, no explican, no suplican, no se detce eran, El oto entonces no comprende’y ee naturel {Pucle decree que esta falta de confiaza, este temor manifesta las propias-emociones es tin signo de due esa pesona ho estaba en estado nacientc? Bs lero que expresa una fuerte resistencia al abandono, tna necesidad de certenasy seguridad que iene poco due ver con el enamoramicato, pero también jucgan ‘perlencas personales silanes 9, a Yor, la al ta'de ocasiones. Todos tratamos de’ defendernos del ‘chamoramiento, pero en este caso Ie defensa esta ms tcentuaa logrs fn, Por exo la prucba es dolore sary sinczra, El fllo de Ia prucba leva I petien ion, al odio, la nostalgia. Sin embargo, Ia stuacién 2 diametralmente diferente dela desctita en e cap. {alo anterior La otra persona, en efecto, sigue amin. dol Cada ver que esta persona se sente totalmente ‘aca Te Iega el sonido de sus palabras sus cartas, Fecibe su gentlea doliente pero slempre al aleance, Solleita, ansiosa. Siempre pede dar tn peso ards, aliviar ‘su dolor. Vive la Experience Ia soledad, pero pute aoportarix con mse facildad porque el Siro sigue. caamorado de ella, Ie da cootlnuameate pruebas de amor —insifclents, por cierto, porque ahora ya ho decidido qué quiere siempre dulcss ‘Ya‘no ama orqae no tine mts confana, pero le a Placer sentitae amade , sobre todo, le da placer som. Ei que tiene wm poder sobre lotro. Un enorme poder an el quc le oblignaaceptario como es, un poder con Gl cual al humillaro, se Hbera de su pasnd, se pre: ispone’a buscar otta cova, # ver ottes costs, has Sin nuevo amor. El amor del eto, amor sieere Profundo y cada vez mas detexperado, es undo pera Feforzarse.a st mismo hasta el punto ex que ya colo recente Esto es on esencia el verdadero sdccenamo. amieutos La tentative de separscin se cumple, las 3 prochas se plantgan dante bastante tempo, se Haga decision soltaria de abandono, La separacn in persona ama se produce suando ella eta am alt Ycnamorada. Sobre esa persona indefensa se ejerce a‘dapero poder de la vengansa, tarea facil porgue ol gies a ere apc despot Conn, esperao, comprena Y se separe, para él significa la total petifcacion, El edetenamorador, en cam Bo sera Ie. 14 CAPITULO DIECISEIS El enamoramiento, que es Ia apariclén de lo extra- ordinario, puede terminar en la trivialidad. Recorde- ‘mos que es al mismo tlempo, necesidad de fusion y de individualizacién; es buscar lo esencial para am- bos, pero los dos proyectos individuales son diferen- tes, chocan, El enamoramiento se alimenta de esta tensidn de lo diferente que debe hacerse tinico. El ena- moramiento obliga a cambiar precisamente porque las dos personas son diferentes y quieren manifestar ple- ramente su personalidad, realizar lo que en profun- didad sf descan y al mismo tiempo quieren hacerlo Juntos. El enamoramiento es buscar el sentido del propio destino. En este encuentro-desencuentro de proyectos uno de los dos puede tener dentro de si algo que otras veces ya tat6 de reality fall. Al retomarlo vuelven a despertarse en él las ansias, los, mecanismos de defensa, los miedos que ya conoce, Quiere pero al mismo tiempo teme y trata de rodear- se de todas las precauciones. Quiere la diversidad del otro porque es justamente la diversidad que Io atrae por cuanto le abre medos de vida nuevos, pero al mismo tiempo trata de limitarla para asegurarse. Esa us vitalidad que irrumpe le da miedo, La quiere, pero contenida. En todo enamoramiento el otro aparece siempre rico en una vida superabundante, En efecio, es la encarnacién de la vida en su crearse, en su im: pulso, el camino hacia lo que nunca se ha sido y se desea ser. El amado es siempre una fuerza vital libre, imprevisible, polimorfa, como un estupendo animal salvaje extraordinariamente bello y extraordinar ‘mente vivo, un animal cuya naturaleza no es ser décil ‘sino rebelde, no ser débil sino fuerte. La «gracias de Ja que hemos hablado es el hecho milagroso de que semejante criatura se wuelva suave con nosotros y nos ame, El amado atrae, gusta precisamente por ser fuer- za libre y liberadora, pero también imprevisible y te- mible. Y es as{ que, en el proceso de las «prucbas» que llevan al amor, el mis temeroso de los dos plan ‘tea como pruebas’ limites, pequefias renuncias ten- dentes todas a hacerlo décil, seguro e inocuo. El otro, poco a poco, lo acepta. Tenia amigos y renuncia a salir on ellos, viajaba y se queda en casa, amaba su profe- sin y la descuida para dedicarse al amado. Para no perturbar al amado, insensiblemente, separa de_ si todo lo que pueda perturbarlo, Son muchas pequefias renuncias, ninguna grave, ninguna que supere el pun- tp sin retorno, Renuncia por su volunted, canbia su ‘comportamiento de buena gana porque desea que su amado sea feliz, trata de ser como él lo quiere. Poco a poco se hace doméstico, disponible, siempre atento, siempre reconocido. Igual que el estupendo animal salvaje se reduce a un animal doméstico, las flores tropicales, arrancadas de su ambiente, se’ marchitan cuando se las coloca en un pequefio vaso junto a la ventana. ¥ el otro, que habia pedido esa transforma. cién porque queria sentirse tranguilo, porque tenia miedo de Jo nuevo, termina por no encontrar en él lo que habia buscado y hallado. La persona que tiene delante ya no es la de antes, aquella de la que se ha- 116 bia enamorado justamente por ser diferente y estar viva. Le habja pedido que se moldeara sobre sus mie- dos y ahora se enfrenta con el resultado de sus mic- dos, su nada, y ya no lo ama, Es frecuente entre los hombres adultos, que cuando se enamoran de una mu- chacha joven se enamoren de su juventud, de su po: sibilidad, pero como la temen, le piden que renuncie al trabajo, a los amigos, a ser coqueta y brillante, y la convierten en un ser servicial y agotado y acaban deseubriendo que desean a otra muchacha joven, la que han destruido. El ejemplo no esta clegido al azar porque son sobre todo las mujeres Tas que sufren esta violencia y se adaptan a este papel, Deseadas mientras son libres, porque expresan la fuerza de la libertad, se ven luego encerradas entre las paredes del hogar, cen los harenes, por infinitos limites, rodendas por unos celos que son slo miedo de querer lo que se quiere Estas mujeres se ven obligadas a convertirse en Io tuivial cotidiano, el lugar donde termina —por defini cién— no sdlo el enamoramiento sino hasta el amor. a necesidad de trivializar al otro, de quitarle la es: pecificidad y la diversidad, de arrancarle las fuerzas vitales existe también en ia mujer. En parte, lo ha aprendido del hombre a través de los siglos. Obligada a convertirse en animal doméstico, para defenderse no puede hacer otra cosa que imponerle al hombre sit misma suerte. La inseguridad profunda le hace buscar seguridades faciles, controlables y nada més ficil y controlable para quien ya no tiene impulso vital que repetir lo idéntico, lo ya conocido. Asi ocurre que menudo los dos, espantados por haber querido vivir intensamente, se inclinan con rapidez hacia el abu miento, el rencor y el desasosiego. Directamente van a su encuentro imaginando hallar, a través de mil ga rantias y limites ese evivieron felices y contentos» que no existe, se decepcionan, pieréen la ilusién y optan u7 por cultivar en la fantasia todo lo que tenian en sus ‘manos y han destruido. Esta es quizd la modalidad més frecuente en la que se apaga un enamoramiento, Pero existen otras: lo que es bello en Io extraordinario se wuelve insoporta- ble en Io cotidiano. Muchas personas se enamoran de alguien apreciado socialmente, un cantante o un pia- nista, un pigil o un instructor de esqui, o un escritor. ‘Tomemos el ejemplo del pianista. Lo extraordinario en este caso, reside en el éxito musical, en el mundo que rodea a csa actividad, el mundo dei especticulo, algo que socialmente es extraordinario, Pero vivir con un planista es otra cosa. Y esto es vilido para todas las profesiones de este tipo porque en Ia intimidad estin hhechas de disciplina, pruebas, de la continua bisque da de un nivel, un resultado, una perfeccién, El pa blico no ve toda esta busqueda y esta rutina y al co- ‘mienzo tampoco Ia ve el enamorado: esta impresio- nado por el resultado y no piensa en ese trabajo hhumilde, oscuro, cuya necesidad deberé comprender yen la que deberé aprender a participar sin ser el pro: lagonista, Por eso la desilusion es muy facil. Pero és tos son fenémenos que se verificen aun frente a cualidades ‘no profesionales. Algunos hombres, por ejemplo, se sienten atrafdos por mujeres vivaces, em: prendedoras, brillantes, activas y luego descubren que los perturban y fos dominan. Otros se enamoran de mujeres maternales, solicitas, que se hacen cargo de ‘ellos como de un nifo, y Iuego se sienten controlados como nifios. Muchas mujeres se sienten atraidas por hombres gentiles que luego resultan ser débiles, otras por hombres rudos que resultan brutales y obtusos. El exceso, tomado como extraordinarlo, acaba siendo des- pués exceso a secas. Examinemos ahora otro caso plantedndonos una pregunta que muchos se hacen. ¢Bs verdad que nos ‘enamoramos més facilmente del que opone resisten- cia, del que se hace desear? 2Es verdad que si debe- mos elegir entre dos personas no elegimos a la que fos ama y sf en cambio nos enamoramos de la que nos rehdye? Es una idea muy difundida que en parte co- rresponde a Ja verdad, pero sélo en minima parte. Su verdad reside en [o siguiente: el enamoramiento bus- ca lo diferente y lo extraordinario. Una persona que esti a punto de enamorarse profundamente, dificl- mente se enamorard de otra que desde hace’ tiempo esté enamorada de ella y la corteja; ya la conoce, ya exploré esa alternativa, Por eso el estado naciente como exploracién de lo posible no puede reconocerse en ella porque ya forma parte del pasado, de la con- Aingoncia. Elegiré esta solucién s6lo si queda desilu. sionada de su busqueda, si no ve recambio, sélo en- tonces volveré a su pasado refugidndose en Ta persona ‘que ya la amaba, segura de encontrar en ella esa dis- ponibilidad y esa comprensién que no encontré en la otra. Pero no se enamoré de la otra persona porque se fue sino s6lo porque era nueva, diferente, descono- cida, abierta ao posible. Al volver a Ia persona que ya lo amaba renuncia a la exploracién de lo posible y ppor lo tanto, esencialmente, al enamoramiento. Al ac tuar asi no vuelve a enamorarse; puede creer que est enamorado, puede quereria, tal vez puede vivir con ella toda la vida, pero se trata de amor, no de enamo- ramiento. Si se convence de estar enamorado, después de cierto tiempo descubriré que ya no lo esté, En rea- lidad descubre lo que ya era verdad antes y que habia tratado de no saber. Pasemos ahora al Gltimo caso de enamoramiento que se extingue, Es el caso en que alguien ha supera- do, tal vez sin darse cuenta, el punto sin retorno. Na- die sabe donde se encuentra ese punto, el tinico signo 19 = una rebelién interna, la desesperacéa, el antiipo “a'veets por pocas horas de la perifcacidn, Pero puede suceder que el punto sin ratorno se osuite, se Aeje dela mente en un fmpetu de generosidad,o bien gue-el otro deje entender quc, un dia, cambiar las Cosas, encemos shora en tna mujer que trabaja, que Sma su profestn mientras el hombre gue ama le pide fue la deje porque, debido a sa trabajo, necesita de. Plizarse a otro ali, donde no hay trabajo para ella. En un eato de este tipo a mujer puede reminclar es perando que Tuego Tesea ponble retomar su trabajo. Pruedo decire queso trata slo do un breve periodo y ae luego todo cambiars. No importa cémo, el panto Sin retoro ha sido superado, le mujer deja’ su taba, jo, su carrera, signe a's hombre y Tuego se da cuen- fa) do a poco, que ya no tiene interes, faerea vi tai, que deven cadaver mas lo que ha dejado. Su ens moramiento se exingic. 1 wees ex In vida fm que con cus sacudimentos hace parecer como punto tin retoro cuanto habia sido puesto nize parsatesa 0 postergado. Uma tjer pe fle haber deseado profundemente un hijo y, para n0 destruir st amor, renunciado a l poxterpéadolo para otro momento, Pero lubgo a su alfededor se suceden fos aconteimtenter: mere u padre, su made, se da cuenta de que envelece yentorces, frente al poderio de fo negativo, su caparidad de crear Ia vida asume umn nuevo valor. Tener hij sgnfcadesaiar a la muer te- Lo que antes bubla sido postergado se converte en trgente en un elemento esl del proyecto, El pacte SER ge surié el amor ve ropanca , mientras tanto, weve 8 surgi el dilema y esta vez sin pout Iida de remision. Su necestdadexcrcal pide set com prondida'y acoptada; sino sla esencha’ el amor. len tament, se ape frente a la que ahora se ha conver. #ido en una incomprension intolerable, un ijusticado tgolomo. Empleza el seexsmen del pasado, el effcule 120 de to que se dio (tanta) y de lo que se rcibié (nada), amor maere eo el rexenientoy dssaparece Best Su recuerdo, En el ceo de ia vide Ta spaniion de Bustos orm cs mo mas fected able Cosas que pareian secundaraa se demucs fan escncales ‘En estos cason se produce algo asf tomo un adormecimlento lento del amor. Ba rea fila, coniderandolo con mis atencién, encontraron en cambio el dems que resurge yuna subletrdnea Seeesperacin ay CAPITULO DIECISIETE Es posible que una persona siga enamorada de otra durante afios, 0 durante toda la vida? Si. 2Es posible que dos personas sigan enamoradas durante afios © durante toda Ia vida? St A primera vista parece Im- posible, porque el enamoramiento es un estado de fransicién que, se desvanece, 0 se institucionaliza, 0 se cextingue. Esta’es, en efecto, la vivencia normal. Pero hay casos excepeionales en'que cl proyecto apunta a conservar el estado naciente, en que la persona sigue ‘amando apasionadamente a la otra aunque ésla sea Inaecesible o esté muerta. Justamente porque la otra persona ya no es asequible —pensemos en la separa eién de Abelardo y Eloisa, en fa muerte de la Beatriz dde Dante, en el matrimonio y hiego la muerte de la Laura de Petrarca— y no ha habido rechazo, el ena- moramiento puede continuar en Ia imaginacién. Si existi6rechazo esto no sucede: In conciencia se ve obligada a combatir contra el pasado, con su «ast fuer Pero cuando la otra persona dijo si, 0 simplemente no dijo nada, toda la capacidad creativa del amor pue de dirigirse hacia ella, y como la fantasia no puede 13 ser desmentida por la realidad, el amor puede conti rmuar en el plano de lo extraordinari ara comprender de qué se trata basta con pensar fen uno de esos perfodos en que dos personas enamo- radas estin lejos una de la otra no porque se han se. parado, sino por algin obstéculo exerno que conse ran insuperable. Cada una, entonces; vive en el cora- z6n de la otra y el amor se convierte en una continua ‘nostalgia del amado, un sufrimiento porque él no est4, pero también una continua fuente de alegria inmensa fen el recuerdo, en Ia espera o simplemente en pen- saren el amor del amado. Entonces todo lo que suceda ‘se vuelve contingente con respecto a esle amor pro- fundo que turba y enciende. La vida puede desarro- arse normalmente, y ser incluso una Vida activa, ge- nnerosa, pero su centro emotive y ético esté fuera de Jo existente. El amor se convierte en lugar interior do la rogeneracién, una isla aislada de Ia contingen: cia, el jardin de las'rosas en medio del desierio, donde el alma sacia su sed y puede volver al mundo, Todo esto se acerca bastante al misticismo, La Divina Co- ‘media, en efecto, es un gran poema mistico, donde Ia mujer amada se convierte en compafiero y guia del viaje mistico hacia Dios, En el misticismo puro desa- parece este figura de mediacién y el amor se dirige irectamente a Dios, Pero en realidad es fresuente que exista esta figura de mediacién, La relaciéa entre San ta Clara y San Francisco tiene todos los earacteres de tun enamoramiento transferido (0 sublimado) en la Vinidad. Mawlawi Djalal en Din Ruri escribe el mayor poema mistico del Islam, el Mathnawi, y la recopile ‘in lirica del Diwan, después que Shams-eTabrii, tun hombre muy querido por l, desaparece 0 mui En el Mathnawi nunca habla de este hombre sino s6lo de Dios pero en muchas partes del poema se tiene Ia impresién de un amor tan conereto y envolvente como para confundir las figuras del Amigo humano y el 14 Amigo diving, El Diwan, en cambio, esté dedicado a ‘Sham-eTabrizi y esa través del Amigo amado que pasa a hablar de Dios. El amor mfstico sigue siendo enamoramiento por. que con el Amigo o el Amado divino no es posible ppacto alguno de reciprocidad. Uno sélo puede amar, 1 otro solo ser amado y su respuesta, que no puede garantizarse, sin embargo siempre es «gracias. A causa de esta asimetria total, esta insuperable distancia, el amor mistico es siempre revelacidn del ser como amor, on respecto al cual, todo el resto es contingencia, Precisamente por esta distancia lo que nos impresiona en el amor mfstico es la presencia de un continuo ¢ JIncesante sufrimiento que milagrosamente se translor- ma en alegria. «Bn ti —escribe Raimon Lull reside ‘mi salvacién y mi sufrimiento: con cuanta més per- feccion me sano tanto mas crece mi languider y cuanto mas me haces suftir, tanta mas salud me das»* Por otra parte Santa Teresa de Avila, hasta en la séptima ‘maorada, el ultimo y més perfecto estado del misticis: ‘mo, encuentra que «existe un gran deseo de suftir, ‘pero no hay por qué inquietarse, porque pide con tanto ardor que se cumpla en ella la voluntad de ‘me siento satisfecha de todo lo que El quiere que sufra, sea; si no lo quiere, no desespere ‘mos por ellos." El amor mfstico nos demuestra con claridad que el estado de enamoramiento no depende en absolute de Ia propiedad del otro; es para y simplemente nuestro modo de ver (pensar, sentir, percibir, imaginar, etc), ‘es deci, un sistema categorial interior de Ia estructura de nuestra mente. No vemos las cosas como son sino como las hacemos. El amor mistico construye su ob: 4. simon Lat, opt 3 Santa ‘Terra de Avia, Catillo Interion 125 jeto a partir de las categorias del estado naciente y fal no poder tomar a una persona que existe (transh gurada en la imaginacidn) construve su objeto puro e deal, La cultura contemporénea dice que esto es un novivir. Asi también me parece a mi, pero es necesa rio reconocer que en el curso de los milenios el misti- ccismo ha sido una forma de vida bastante importante ¢ intensa. El objeto, en efecto, para quien lo ama, no deja de ser real. Por otra parte, ;también en el cna- ‘moramiento es «real» la persoua mada? También en este caso el amado es producto de lo imaginario, pero s6lo de una imaginacion que se hace proyecto, que quiere modificar la realidad para realizarse, encarnar- se en el mundo. Tarea imposible porque siempre exis- te una contingeacia, una materia, un conjunto de he chos con los que ajustar las cuentas. Cada encarnacién esuna pérdida. Cada enamoramiento que dura mucho, ppor eso mismo, no puede construirse sino en o ima: ginario, sélo puede durar en lo imaginario, pide a las ddos personas que remuncien a querer ver aqui y aho- n lo totalmente concreto, lo que deseamos por encima de cualquier otra cosa. Cuanto més se empefia el enamoramiento en realizar todo en lo concreto, en Jo pragmitico, en los hechos, tanto més condenado esta a extinguirse. Es como ser coherentes hasta el final, decir que se renuncia a la experiencia extraordi natia, que no se la busca, que no se la quiere, o que la quiere de esa manera. Y no sélo en el caso del ‘enamoramiento, sino para todo proceso de estado na- ciente, La tentativa de querer todo y en seguida en lo conereto es el origen de las mas terribles experienciag de fanatismo. Lo existente nunca encarna por comple to lo real. Pretender que, en cierto punto, pueda Tea lizarse el paraiso terrestre es fanatismo, Todo lo exis: tente puede ser transfigurado, pero nunca se convierte en lo absoluto, lo perfecto, lo infalible, Ia totalidad. Es siempre el pusto de interseccidn de Ia realidad com la 126 contingencia, el punto en el cual Io real se trasluce en Jo contiagente es la «revelacién» de lo absoluto, El objeto amado sigue siendo empirico y transfigurado. El mistico resuelve el problema anulando lo existen- te, reducigadolo a pura contingencia y separa lo teal poniéndolo como objeto de la intulcién pura. En otras palabras, deja que las operaciones mentales del estado haciente operen construyendo su objeto. Pero a esta altura puede comprenderse que una persona o ambas personas enamoradas puedan avanzar mucho en esta, dizeccién sustrayendo su amor a la prucba de Ia en camacién concreta, cotidiana. O sea que la revolucién, fall y el ideal se separa de lo existente convirtiendo seen el lugar de lo imaginario donde se produce el encuentro, Viven su vida concreta, pasan por las vic situdes del mundo, combaten, construyen cosas, pero conservan la dimensién extraordinaria en su relacion Es algo poco frecuente, pero no rarfsimo. ¥ tampoco ce facil revelatlo porque esta gente no habla de su ‘amor. Porque un espacio imaginarlo la separa comple- tamente de la contingencia, la hace objeto de una re- serva, de un pudor total. No hay por qué pensar que ces tipo de amor es paramente espicitual o «platéni co»: puede ser extremadamente sensual y ex6tico. ¢Por ‘qué es muy raro? Obviamente porque el enamoramien- to nace como proyecto de reconstruir concretamente lo existente, reorganizar alrededor de la nueva perso- na toda la propia vida presente, pasada y futura y hacerlo de manera manifiesta y ejemplar. El proyecto es un proyecto de transformacién concreta y por lo tanto a muchos se les aparece como un fall. La adop- tan sdlo quienes se encuentran en condiciones particu lates y, en general, después de haber explorado otros ccamisios que se han demostrado impracticables. Tam: poco esti dicho que este tipo de amor pueda ducar. El proyecto de realizarlo en tna convivencia concreta wz ¥y total reaparcce, y le sigue otra tentativa, que a me. inudo Tleva a la exiincién, Esta curiosa relacién que puede constituirse entre reakimaginario y contingentecxistente, nos permite valorar el diferente significado que tienen las Fantasias Jas relaciones sexuales. Muchas personas, cuando tienen relaciones sexuales, tienen la fantasia de hacer fl amor con otra persona o con varias otras, o bien ‘con la misma pero en otra situacién. Tambien en el ‘enamoramiento la persona enamorada fantasea y puc- dde fantasear relaciones que ha tenido con otros aman- tes. Estas fantasias tienen Ja propiedad de atribuir a la persona amada las cualidades de valor de lo que ha sido ya experimentado, Finalmente los otros amentes desaparecen y queda s6lo el amado. También sucede ‘que la persona enamorada imagine a la persona ama da con algin otro, 0 estar en el lugar de atro can quien tuvo relaciones en el pasado. También en este cao el significado es apoderarse e integrar en st todos los elementos de existencia que tienen valor, Los celos también significan dar un valor, y por eso imaginar ‘que estamos en el lugar de la persona de la que se est cceloso significa anularla como valor, suplantarla sin ambages. En la persona enamorada que tiene relacio- nes con otros, en cambio, el proceso es radicalmente diferente. Mientras que en el primer caso uta la fan- tasia para vaciarla y eniregaria a la persona amada, fen este caso las faniasias no se entregan al compatc: to/a sexual. En efecto, con cualquiera que tenga rela- cciones sigue imaginando que hace el amor con la per- sona que ama y como no fantasea, recaba una expe- Fiencia que luego revivir4 fantésticamente con el ama: do. Se llega, pues, a la paradoja de poder hacer el amor con alguien que no se ama sin hacerlo nunea con 41, y no hacerlo nunea con alguien que se ama o ba cerio s6lo con él. En realidad, hay personas que al cambiar continuamente de amante siguen haciendo el 128 ‘amor con Ia misma persona. ¥ no lo reconocen, no ‘¢ lo dicen ni siquiera al psicoanalista o en las tera pias de grupo. 129 CAPITULO DIECIOCHO {El enamoramiento puede transformarse en un amor que conserva, durante afios, la frescura de éste? Si Puede ocurrir cuando las dos personas logran llevar juntas una vida activa y nueva, aventurera ¢ interesan. te, en la que descubren juntos cosas diferentes y I ‘chan juntos contra dificultades exteriores, Dificultades rno demasiado grandes, se entiende, porgue todas las dlificultades externas, en el enamoramiento, se reflejan Internamente, como’ incompatibilidad de los proyec- tos. Pero hay dificultades que no dependen de la vida pasada de las dos personas enamoracias; en este cas0 ‘se encuentran luchando hiombro com hovbro por ut proyecto comuin. Esto hace que los dos proyectos se fusionen, hace menores las pruebas reciprocas porque cl obstaculo se vive como exterior y no como interior (rechazo) y ctea una solidaridad en la accién comin, tun querer juntos lo que interesa a cada uno y a am bos, El elemento aventurero, extraordinario, sin em: bargo, ¢s importantisimo. Fi estado naciente es una revolucidn de la vida cotidiana, por eso logra despegar se cuando ha tenido éxito en revolucionarla, o sea cuan- do la vida puede tomar otra direccién, nueva, querida 13 ¢ interesante. Las energias extraordinarias del estado haciente, en este caso, dan a los dos enamorados una fuerza grandisima para enfrentar lo ignoto y lo dife- rente, para superar juntos las dificultades ‘Cuando enfrentan un viaje, una aventura, un nuevo trabsjo lejano, sienten que encuentran la fuerza y la solidaridad en si mismos y slo en si mismos. Este hhecho objetivo confirma todo lo que han intuido: la fuerza de ellos surge de estar juntos, de su amor. Pero lo diferente, lo nuevo, lo extraordinario actia de ma: nera més sutil: al alejarse de lo cotidiano, al reducir el inlujo del pasado que siempre pesa en la forma ida del proyecto, Para que esto suceda no es necesa- rio que las personas enamnoradas vayan a regioncs esconocidas, pueden quedarse en su territorio, pero eben tener la ocasidn de revisitarlo de manera com: pletamente diferente; deben poder construir itinera ios nuevos y significativos para si mismos. Si se ven ‘obligados a repetir los pasos ya dados, a volver a en- ‘contrar de continuo lo ya vivido, el east fue» termina por aplastar lo posible. No hay nada que destruya de ‘manera més total el enamoramiento que la repeticién de lo idéntico, la obligacién de revivir experiencias ya cexperimentadas reencontrando los mismos obstéculos conocidos, imaginados, vividos. En lugar de la histo: rizacién, rehacer el pasado; es el pasado el que reapa- rece y rehace el presente y cl futuro. Pero tambien es verdad que lo nuevo para uno puede ser lo ya vivido para el otro, el regreso de lo idéntico, Si ast sucede, los proyectos se hacen incompatibles y el enamora 2¥ si no hay una vida activa, diferente? En este caso s6lo queda laalternativa del viaje interior, el viaje mis tico del que ya hablamos en el capitulo anterior. Pero esto es muy raro. En realidad todos buscan el. viaje exterior activo, la accién, porque ésta satisface la ar- lente exigencia de transtormar la vida como lo re 132 quiere el estado naciente, Hacer experiencias nuevas juntos: ésta es la clave de la prolongacion del enamo Tamiento activo. Estas expericncias nuevas juntos pue- den tener el cardcter de la evacaciéne, de la interrup: cidn de lo cotidiano. Pero, en general, la vacacion n9 basta porque la cotidiancidad termina por imponerse sobre las breves interrupclones, que surgen como una suerte de fugas, de aventuras en lo imaginario, La me yor fuerza aparece cuando las experiencias nuevas he- has en comin inciden realmente en el registro de la vida cotidiana, ponen en accién alternativas reales de ‘existencia o quizis, aun teniendo el significado de «va. cacioness, implican un descubrie, uo buscar, un ver con ojos nuevos de a dos, un descifrar otra realidad; se convierten asf en algo’signifcativo, capaz de dejar luna huella perdurable. El aviaje de novios» es una mo- dalidad con la que las antiguas instituciones trataban de hacer frente a esta exigencia, la canalizaban, le ofre- cian una respuesta preconcebida, El «viaje de novios+ 3 el simbolo institucional de esta vacacién de lo co- tidiano, de esta aventura de vivir a fondo de a dos. Tambien el viaje que a menudo se aconscja a dos con: ‘yuges «cansados» es una tentative de revitalizar, a tra ves de una ocasién extraordinaria, Ja experiencia de lo extraordinario ahora sofocado y apagado por la tri Vialidad de lo cotidiano y del camulo de desilusiones. {gQué otra cosa es la trivialidad de lo cotidiano sino Ia quiebra de los procesos de iransformacign ¥ revo- lueién que el estado naciente se proponia? El enamo- ramiento es una exploracién de 1o posible, la persona de la que nos enamoramos constituye para nosotros a modalidad para modificar radiealmente la experien cia cotidiana, Ella misma, al enamorarse, se hace mas vivaz, mas fantasiosa, mis capaz de proyectos, nos hhace entrever una vida mas rca, mis divertida, mas fascinante, hecka de emociones intensas, de cosas ma: ravillosas, de continuos descubrimientos, y tambien 133 de riesgos. Lo cotidiano surge poco a poco como re- uncia a todo esto, Por cierto, el cambio de direccidn esté dado por las grandes renuncias, los puntos sin retoro, pero el resto se hace de a poco, a través de equefios compromisos, de seguir caminos acostum. bbrados, por pereza, comodidad, falta de fantasta, o miedo al riesgo. Aun cuando en un primer momento se produzea un gran vuelco, cuando los dos se van a vivir juntos, se divorcian, cambian de trabajo, Inego se encuentran con los mil hechos conocidos y ‘repeti dos de la vida cotidiana, las mil operaciones obligadas {ue subordinan lo imaginario a lo existente, hasta que lo existente impone de nuevo su dictsdura A esta dic- tadura se pone remedio con vacaciones, fiestas, préc- ticas.psicoterapéuticas, experiencias sexuales varias. Pero en lo existente no hay nada que pueda trascen- erlo como no sea Ia reafirmacién de los derechos de Jo imaginario sobre la realidad, su tucha contra Io existente, es decir, otro estado naciente. También una ran transformacién se precipita a memudo en su nue- va cotidianeidad, en su red inextricable de deberes, El enamoramfento, al volverse amor, al reconstruir un nuevo fundamento, cumple su tarea transformadora quedan otro trabajo, otra casa, otros amigas, otros hijos. I que se divorcia y vuelve a casarse una, dos, tres veces; a menudo vuelve a encontrar una situacién tun poco diferente de Ia primera, Es cierto, en él y en. la otra persona todo esta escrito; pero no es por actos ide voluntad que el mundo se vuelve luminaso y eter- namente renaciente. Por eso el enamoramiento desa- parece. Si, como nos hemos planteado al comienzo, debe continuar, es necesario que In vida extraordina ria siga de alguna manera en lo existente, que se realice como viaje extraordinario a través de Io exi lente. Viaje realizado juntos después de duras pruebas, hombro con hombro, descubrimiento y confrontacién, sontinua reinterpretacion det mundo, continuo reexa. ry men del pasado histérico, Para algunos puede ser lucha, poesia, para otres simplemente capacidad de maravillarse continuamente de st mismos y del mun: do, buscando luego no lo que da seguridad o lo ya vo: ocido, sino lo que es desafio, belleza, creacién. El Viaje a Jo externa por lo tanto, es sélo la ocasién, el instrumento para un contiouo viaje a lo interno;” al igual que el viaje a lo interno es continuamente el es- LUmulo para un viaje a lo externo. En estas situaciones el enamoramiento continda, porque el estado naciente renace, Es un continuo re-ver, redescubrit, renovar, renovarse buscando los desafios y las ocasiones. En tonces hay un re-enamorarse de la misma persona. Algo ssemejante reguiere que la iniciativa susja de ambas partes, Si uno de los dos es pasivo, espera que invente las cosas el otro, 0 no tiene el valor de proponerlas, 0 mas simplemente no sabe aprovechar las ocasiones y busca la «ocasidns, cualquier transformaciéa cae con rapidez bajo la dictadura de lo cotidiano y del resen- timiento. Por otra parte, si uno de los dos, por eres tivo que pueda ser, hace elecciones que circunseriben rigurosamente la experiencia dentro de caminos acos tumbrados ~cierto tipo de trabajo que lo absorbe, te ner hijos, padres enfermos a los que cttidar de conti nwo, ete, todas las tentativas del otro por descubrir continuamente lo nuevo, fallan y provocan en el frus. traciones. Finalmente chocan dos tipos de proyectos, y el rutinario tlene el privilegio de prevalecer siempre sobre el extraordinario. No creo que, de todo esto, pueda nacer una regla practica sobre cémo comportar- Se, un arte de seguir enamorados. Todas estas reglas. son siempre instrumentos de autoengaio, de falsiiea cidn. La vida erea el estado naciente, el encuentro, los proyectos, las pruebas, las ocasiones, y la vida las quita. Podemos movernos en este gran flujo como una pequeia canoa en medio de la tempestad, No prove- amos el oleaje ni lo modificamos. Pademos atravestr 135

También podría gustarte