Está en la página 1de 127
La del Manuel Martin-Loeches . lm (e) mM (e) Sap | @ n N) ; La mente del El cerebro y la evolucién ‘4 » Allo largo de los siglos lomo SapleNs! 4 hombre ha intenta- humana do por todos los medios desentrafiar el misterio de su propia humanidad. Frente a las demas especies y dejando a un lado rasgos fisicos como la locomocién bipeda y el tamafio de su cerebro asombran otros detalles de su comportamiento: su ca- pacidad para cultivar la tierra, mirar a las estrellas, lograr avan- ces tecnolégicos o estremecerse con una puesta de sol. Posee aptitudes para las artes, puede escribir, leer o dibujar y esté do- tado de un arma de valor incalculable: el lenguaje. El ser hu- ‘mano es ‘inico. Sin embargo, afin permanecen sin respuesta algunos de los enigmas que ya eran objeto de preocupacin para los filésofos de hace més de dos mil afios. ¢Qué hace que seamos diferentes del resto de los seres vivos? La mente del ‘Homo sapiens’ es un recorrido revelador por las distintas teorfas sobre la evolucién humana y la aparicién de la mente moderna que nos describe de forma objetiva y amena algunas de nuestras claves biolégicas: la memoria ope- rativa, el funcionamiento del cerebro, los genes y su evolucién y cémo la poderosa mente del hombre ha sido capaz de crear sistemas tan complejos como el arte, la religién y las creen- cias. Una obra imprescindible que nos ayuda a entender lo que somos. 1s 975:48-0.090954 ° ‘MY eee La Mente de! ‘Homo sapiens? El cerebro y la evolucién humana Manuel Martin-Loeches Para Diego, La tus: dentro del timed (©2007, Manvel Martin-Loeches © Deesta edicon: 2008, Santillana Ediciones Generales, . L. “Torelaguns 0, 29015 Madeid Tein 91 74 00 6 Telex 91 7449093, reaper ilarSsanilna.cs Disefio de cubierta:Jests Acevedo Primera edicién: enero de 2008 ISBN: 97.81-05.00895-4 Depisito legals M48. 569-2007 Impres en Espa por Gricas Roar, SA. (Nevulerner, Mid) Ped in Spon ‘Quod prohibid, avo expen previ em ley a= Auer forms de reproduce, dsebucon omuniacion Pili ywensformacin deta rain contar on autor ‘acide oe ulars dea oopidad inte. Laine ‘an de los derechos menconados puede sr consi ‘le deio conta a propicéd neta (at 270 del (Citgo Pea Indice Antes de nada, Capfruto I. Un gran salto para la bumanidad (Ia memoria operativa).. Un ser muy especial La biologi deo que nos ace inmanos. El gran alto. La hipétesis de a «memoria operativa surmentada> ‘Una buena propuesta, para empezar. La memoria operativa para el lenguaje... El gran salto més all del lenguse.. La mente del neandertal Sembrar en tierra f€rtil enn Captruto IL. El regalo de los diesel lenguaje) Eldon de la palabra... yel dela gramatica.. Lo que ti sabes que él sabe que yo sé El final de los fuegos artificales. Pasito a pasito. El sprint final “Todo es seméntico. La méquina del lenguaje Las reglas del juego ‘La manipulacién de la informacion. ‘Qué nos queda del lenguaje La Mewre pet Howto samen Cantruo TIL Nusstro tnivers interior (el pensamiento)..... 61 ‘Lo que nos hace humanos, una vez més ae 61 Previendo el futuro. es eo Dos dedos de frente as De todo corazén.. 66 ‘La mente independiente . 68 La mente de otros humanos, 70 ‘La importancia del trabajo en equipo. B ‘Las cuentas de nunca aeabar . 5 Pensamiento sin lenguaje. i El cerebro funcionando. eee 80 Darse cuenta delas cosas 81 jAhi est oe 82 Yo, haciendo mi voluntad ol 85 Elyo y su cerebro. 86 El problema de la mente 88 CantruLo WV. Alon pene a exqizofrnis) on El pensamiento desintegrado.. 1 3 preloque hay que pape por ser humanos 5 4 Noes oro toda lo que relvee... " ai 97 Mis alld de la esquizofrenia 99 (CAPfTULO V, Por amor al arte (el arte. 103, La armonia de las estrellas ‘Los caminos dela sabiduria El poder de lo inacabado. El cerebro que hace art. El Homo artistes. 2 Una historia (peculiat) del arte 17 La explosién de Europa. 120 Interpretaciones muy diversas. ML Con la miisica a otra parte. 125 Arte y religién 127 (CAPITULO VI. Creer en una ereencia (la religién). 129 Los orfgenes de un extrafio comportamient0 nun 130 Un mundo magico y misterios0 : Pensar excesivamente... 136 10 ixpiee ‘Un meme con mucho 630... La conexién divina CAPITULO VIL. La singulavidad del animal bipedo (qué es un ser humano).. : El comportamiento espectficamente humano... Qué es un ser humano? El género Homo: un tropel de hunanos... Al Gésar lo que es del César Los dentistas y los chicles sin azdcar. Captruto VIIL ¥ en ef principio fueel gen Jos genes) Los genes y la evolucién humana. ‘Tanto... y de tan poco! Y surgi6 un cerebro humano.. El gen que nos hace humanos... Una especie en continua evolueidn. Somos seres acelerados. ‘Tecala de nuevo, Sam... Un gen tinico en su especie La historia interminable, EIADN de nuestros parientes mis cereanos.. Cavtruto IX, El afr del resor (el cerebro por Fiera). Las consecuencias de modificar el genom... 1 Sxgano que sgrega posits El tamafio importa Hombres y cerebros... La forma también importa, Diferencias a diestra y siniestra. La nueva frenologia. Cavfruto X. Constelacionescerebrae (el cerebro por dentro) Las piezas de la maquina . a ciscara del huevo filosofal Pero no todo es corteza La corteza cerebral humana... a importancia de estar bien relacionado Las columnas de Héreules 141 147 153 153 158 162 166 169 186 189 191 193 197 197 199 202 204 206 208 21 215 215 216 221 24 2s 228 LAMENTS DBL ‘Homo sane! Unas neuronas muy humanas. 230 El espejo (neuronal) del alma.. 233 Las células que no son neuronas 236 Diferencias atin mas sutiles 237 on desptés de 1040 aoe staat 2A Seleciin bibliog fia. 243 2 Antes de nada... «Henri Poincaré se preguntaba con ciertaironfa: “Un naturalista que no hubiera estudiado nunca al elefante mis que con microscopio, :creeria conocer suficientemente este animal?”. El rieroscopio revela la estructura y-el mecanismo de las células, estructura y mecanismo, que son iddénticos en todos los organismos pluricelulares. El elefante es, en efecto, un organismo pluricelular. Pero gno es mis que esto? A escala microscépica puede coneebirse una respuesta vacilante. A escala visual humana, que tiene cuando menos el mérito de presentar al elefante como fendmeno zool6gico, ya no cabe vacilacién alguna». ‘Mircea ELIADE < NEIL ARMSTRONG, al ser el primer hombre en poner el pie en la Luna. UN SER MUY ESPECIAL El ser humano es tinico, Nadie lo duda. Pero otras especies tam- bign son iinicas: los elefantes son elefantes y s6lo los elefantes lo son. Los elefantes son tinicos. Pero cuando nos planteamos la cues- tin de qué es lo que nos hace humanos estamos yenclo mucho mis alli, Aceptamos impliitamente, cor la cuestién, no s6lo que somos Ainicos, sino que somos «especiales». . Pero sus creencias y actitudes religiosas eran al- {fo mas pobres y sencillas que las muestra. No hubieran sido ca- paces de elaborar complejas explicaionesteol6gieas como ls nues- Pife, i mucho Men0s, V parece ser que tampoco tenfan mitos con qos que explicar el mundo y sus extrafas circunstancias. ‘Su menor capacidad de memoria operativa podria explicar la casi total ausencia de arte en esta especie. Fn algunos yacimientos de Seandertales, sin embargo, se han encontrado colgantes y otros ele- tnentos de hueso que podrfan indicar que estabamos ante una men- Tecon una buena capacidad para el arte. Aunque la opinién de mu- hos autores €s que no son ms que imitaciones que los neandertales Seatizaron de aquello que veian hacer a Homo sapiens, si parecen un frisbo de una mente minimamente artista, SSeMBRAR EN TIERRA FERTIL ‘Algunos de os aspectos del comportamiento que hemos visto aqui a tratar de reconstruir Ia mente del neandertal se desarrollarn con mayor profundidad en ls captulos siguientes. De esa forma nos va- nes adentrando ya en algunos de los recovecos de muestra mente. ‘Pero no quisiera seguir adelante sin destacar que precisamen- te hemos podido reconstruir la mente de ese pariente evolutivo fhuestro gracias a que la diferencia entre su mente y la nuestra no fue tan grande. Dos mentes con los mismos mecanismos cogniti- vos, pero con pequefias diferencias en Ia cantidad de informacién {gue podian manejar, De hecho esa mutacién simple que provocs Gi gran salto podria haberse producdo en los neandertales, con re- Saftados muy parecidos. Salvo que ni usted ni yo estariamos aqui ahora. is importante, pues, que reconozcamos que esa posible mu- taci6n simple que aument6 nuestra memoria operativa en un mo- 35 La MENTE DEL Hono savtens? ‘mento dado tavo los resultados que tuvo gracias a que ocurri6 en unos seresvivos con un cerebro como el que tenfamas en aquel mo~ mento. Un cerebro que ya habia aumentado notablemente su vo- Tamen, que ya se habia reorganizado, que va habfa sufrido impor- tantimos cambio sts evolutivos alo larg de millones de alos. Era un cerebro muy capaz, muy potente, muy preparado. Co mmo oer el dels neandertles. Todo estaba isto. Solo bastabe una ppequetta mutacin para que surgiera un cerebro apes de viajar a pitamran ie Notas "Sli Te pg of a bon of ie in, Cl fete Penh ps Soria 6a eaters tom, 9.02. * Ua proximacidn la lain evolu ycronolgice entre as especies at -mencionadas se encuentra en el capitulo VII. ai . , ‘Ogata ba et ins Bde laa xine Di en, Sep deen 36 Cavtrovo El regalo de los dioses El lenguaie «En el principio existia la Palabra y la Palabra estaba junto 1 Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada. Lo que se hizo en ella era la vida y la vida era la luz de los hombres, la luz brilla en las tinieblas, ‘ys tinieblas no la vencieron~, EVANGELIO SEGUN SANJUAN, 1, 1-3 «. ‘CaRMEN CONDE «Los limites de mi lengusje on los limites de mi mente». Lupwic WirrGENsTEIN EL DON DE LA PALABRA... Y EL DE LA GRAMATICA En enero de 2001 Martin A. Nowak, del Institute for Advanced Study de New Jersey, y su equipo de colaboradores publicaron un articulo en la revista Science donde estudiaban la evolucién del len- ‘guaje humano mediante modelos matematicos. Comenzaba de una 37 LA.MENTE DEL How samess! ‘manera muy contundente: «El lenguaje consiste en palabras y re- las». Desde entonces siempre que tengo que hablar del lenguaje empleo esa definicién tan simple y tan directa del mismo. Decir ‘que el lenguaje hummano consiste en palabras y regla es it directa- mente a su esencia. En las palabras que utiliza el lenguaje humano, los elemen- 105 del mismo, debemos hacer una distincién entre dos partes bien diferencindas:el significante y el significado. Fl sonido de una pa- labra, su signiticante, estévinculado por asociacion —por el uso— todo un significado, a todo un contenido seméntico: toda la serie de vivencias y experiencias ligadas a ese significante. Por ejemplo, en la palabra estarfa basido cn la multtud de ocasiones en las que la libertad ha sido una caracteristica comin a todas ellas, pero no vemos la l= bertad nila podemos dibujar; como no vemos el amor ni la paz. ‘Como vemos la relacin significante-significado es absoluta ‘mente asimétrica: un simple sonido puede hacer referencia a algo 38 jamenso. Aqui podemos empezar a entender por qué es tan im- porn lenge pra lo que nose humane, Dicen que lo fuera a nus especie epressaente Sere fos, que somos la especie smlicr, y que esto es lo que nos hace Bonen forests Um eaeeesar eos Gia ecb aes re los bisontes de Altamira no son bisontes. Sélo son tintes de va- Mis colores extendidos en la superficie de un techo rocoso. No hay nada mas, Fsos tintes son significantes; los bisontes reales (los que ‘staban fuera de lacaverna) son significado. : Pero el engsjehumano actalno sri el mismo slo con- cra en palabras. Las palabras que emitimos no estin aisladas las st nd aero dus gotrdan na rlaion ene el, Una 0 pueden referira otras que, a su ve, se pueden referira otros grupos de palabras, y étos se pueden refer asu ver a otras palabras u otros trupos de palabras. Las relaciones entre unos y otros elementos {as conocemos gracias a que tenemos unas reglas gramaticales que nos permiten saber qué se refiere a qué. Esas reglas gramaticales son la otra caractristica distintiva de nuestro lenguaje. 88 La combinacién de ls palabras entre sf da lugar, generalmente, aun nuevo significado distinto del que contiene cada una de ella individualmente. Un significado que ademés es altamente espec fico y muy concreto. Ya no hablamos de un «barco», sino de «el Fee ano que leg6 ayer mi hermano y que ha pardido hoy para Sicilia». Aderds,y gracias a esas reglas gramatiales, el nuevo sig- nificado especfico es también inequivoeo. Fl que ha partido para Sicilia es el barco, y no mi hermano, y To ha hecho hoy y no ayer. Y no tenemos ninguna dada de la veracidad de lo que acabo de decir a pesar de que ls palabras «barca», «hermano», y «ayer aparezcan todas juntas en la misma emisiGn lingiistica, ‘La gramatica la sintaxis, pues, es el conjunto de reglas que determina I form vel sinitiaco de Is oraciones Ta forma tue determinan qué tipo de pahbras puede ir en un lugar de~ {Sraado (podem combtnar fos elementon de diversas formas ¥ decir lo misno, pero ls combimicones no sn infin). Yel ‘significado, porque éste depende directamente de esas reglas. Pe- Finale to determina slo la forma y el significado de as ‘raciones; también lo hace con las palabras. Si queremos hablar dle varios ejemplares a la vez de una misma cosa, hay una regla gra~ matical que nos dice cémo tiene que ser la palabra a emplear. No es lo mismo hablar de «un barco> que de «anos barcos», Afiadit 30 LAMENT pet. How samen <0» 0 «-s»al final, en castellano, pluraliza el articulo y el sus- tativo, respecivamente Lo deen las ela gramatiales el es- Lo QUE TU SABES QUE EL SABE. QUE YO SE Las reglas del lenguaje son propias de cada lengua, y es necesario conucer lay de la lengua que estemos utilizando para poder en- tender lo que nos dicen, ademas de conocer las palabras. No obs- tante es ya muy conocida la idea propuesta por Noam Chomsky dde que habria una «gramitica universal», unos rasgos caracteris~ ticos de las reglas de combinacin que serian comunes a todos los, lenguajes del mundo, demostrindose asi que el lenguaje es una ca- racteristica innata del ser humano. Lo que tiene que hacer cada ha- blante de un idioma es aprender emo se identifican las claves que «se idioma utiliza para acceder a la gramética universal. De entre las posibles caracteristicas universales del lenguaje habria una que los lingiistas destacan especialmente: la estructura jersrquica de las oraciones y, dentro de ésta, la llamada recursivi- dad (del inglés recursion). La recursividad es una forma de jerarquia en la que un proce- iment se lama as mismo, , dicho de ota frina, una sit en la que un constituyente contiene a su vez @ otro constituyente de la misma ciase. Por ejemplo, en «ti sabes que él sabe que yo sé lefequchissets etdltina ytrarionse ein curesiitends ecideat ue poimas haber puesto una a coninucin de lao: eyo sé lo que hicisteis el iltimo verano», «él sabe que yo lo sé» y «ti sa- bes quel lo sabe», Pero las hemos dicho meiendo ona dentro de tr. ¥Gorprendentemente lo hemos entenddo, Eso esa e- ‘M.D. Heuser, N. Chomsky y W. T. Fitch propusieron en 2002 que lo que nos hace humanos es la gramatica de nuestro lenguaje, ys més concretamente, la recursividad. Segiin estos autores hay ca racteristicas d= nuestro lenguaje que no son exclusivas de nuestra especie y, por tanto, no son fundamentales. Asis aszectos fonolégicos, que tanta importancia habfan te~ nido hasta ese momento para las teorias sobre la evolucién del len- sgugje, ya no eran importantes. Ha habido y sigue habiendo un gran debate en la paleoantropologia acerca de si otras especies distin~ 40 Ex nroato be Las iosts tas ala nuestra dentro del género Homo habrian tenido lenguaje, yeel debate se ha centrado en si esas otras especies eran o no capa- {es de emitir los sonidos bésicos del auestro. Para poder emitir esos sonidos caracteristicos del lenguaje humano nuestro aparato fona- dor presenta unas caracteristieastinicas, como una laringe mis baja que en los primates no humanos. ‘Sin embargo, os trabajos de dos de los autores, Fiteh y Hau- ser, habian demostrado que otras especies podian descender tam- en la laringe, y que adcusis lo hacian a voluntad (o en respuesta, ‘unas necesidades). Por ejemplo, les ciervos, cuando quieren emi- tir sonidos graves para aparentar que son més voluminosos de lo ‘que son y asi amedrentar al adverstrio, bajan la laringe. Ademés, hay otras especies, como las chincaillas, que son capaces de dis- criminar fonemas especificos del lenguaje humano y que hasta ha- ce poco se pensaba que solo nuestro ofdo podia discriminar. Estos Y otros ejemplos demostrarian, segtin estos autores, que los sonidos de nuestro lenguaje ya no son tan distintivos de nuestra especie, {que ya no son tan importantes. ‘Hauser, Chomsky y Fitch también se centran en nuestra ca- pacidad para crear conceptos, los significados de las palabras. Real- mente el poder agrupar toda una constelacién de conocimientos bajo una misma entidad unitariae independiente, un concepto (un significado), es un gran logro de nuestro cerebro. Sélo se necesita poder tnirlos a un significante, y tenemos ls palabras. Pues bien, Jos autores mencionan la gran cantidad de estudios en los que se ha ensefiado a hablar a grandes simios, principalmente chimpancés y gorilas, y que han sido capaces de aprender un buen nimero de pa- Tabras. Como sus laringes ni estin bajas ni pueden bajara voluntad no pueden emitir nuestros fonemas, por lo que se les han ensefado las palabras mediante signos del lenguaje de sordos o bien susti- tuyendo los sonidos de las palabras por representaciones visuales (que no dibbujos de los objetos representados, para que la relacién significante-significado sign siendo arbitraria, como en nuestro len- susie). Qué queda, entonees, de nuestro lenguaje que sea distintivo de muestra especie, que haga realmente pensar que es algo tinico? Pues la sintaxis, la gramatica, Pero no toda la gramética. Al me- 1nos los grandes simios y otros parientes menos cercanos como los tamarindos y los macacos son capaces de manifestar ciertos tipos de gramatica. Pero son graméticas secuenciales, en ls que todas las 4 [La MENTE Det. ‘How samen ideas que se quieren transmitir van una a continuacién de la otra, sin telaciones erarquicas, sin recursividad. Nosotros somos lat ca especie en cl planeta con sintaxisjerirquica, la inica especie con un lenguaje que tiene recursividad. ¥ esto fue la consecuencia, di- cen Hauser, Chomsky y Fitch, de una tiniea y trascendental mu- tacién genética. if [EL FINAL DE LOS FUEGUS AREIFICIALES, Peo después del trabajo de Hauser, Chomsky y Fitch han surgido algunas eritces. Parte de étas se han dirigido ala recursividad. Pa- 1a empezar se conocen muchos comportamientos no humanos que utilizan de la recursividad como, en los primates, los viajes a través de extensos territorios, las relaciones sociales o Ia construccién de nidos para dormir. La sltima incorporacin a esta lista ha sido la ‘constataciGn de que los estorninos son eapaces de distinguir se- ‘cuencias de sonido con recursividad de las que no lo son. Es mis, se.auena a aréedom de que Mota, etando en una tienda de ani- ‘ales, silbé una melodia que atin estaba componiendo y que por lo tanto nadie pia conocer Ci no sea usorpresa cuando un tornino que estaba en la tienda le devolvié la melodia recién bada. Mozart compré el estornino. Por lo taato la recursividad podria ser un patrén general del comportamiento de muchas expecies. Adem, yestoesimportan- te, existen lenzuajes humanos sin recursividad, y el caso de los dios piraha del Amazonas ¢s un buen ejemplo de ello. La recu vidad no serfa un aspecto ni fundamental ni exclusivo de nuestro lenguaje. Respecto al hecho de que en otras especies se puedan produ- cir o percibir los sonidos de nuestro lenguaje, las criticas ala pro- puesta de Hauser, Chomsky y Fitch minimizando la importancia de esta faceta de nuestro lenguaje se han centrado en varios as- pectos. Por ur: lado, i bien es cierto que algunas especies pueden descender la linge ocasionalmente, en nuestra especie el descen- so es permanente, lo que indica una adaptacién importante que per- mite mejorar una funcién de manera especifica: el habla. El he- cho de que ninguno de los grandes simios y especies eercanas tenga, esta earacteristca resalta mas que minimiza la importancia de esta adaptacién. Ademis, en las especies no humanas tanto la diseri- 2 EL RLGALO DE tes proses sminacién de fonemas como de otros sonidos se produce en las mis- ‘mas zonas del cerebro, mientras que en el humano hay éreas de la corteza cerebral especializadas en precesar fonemas,distintas de las {que procesan otz0 tipo de sonidos, Fsto vuelve a resaltar la impor- tancia de este aspecto de nuestro lenguaje. Finalmente, si bien es cierto que otras especies no humanas son capaces de crear conceptos y de aprender palabras, de tener simbolos, las diferencias este respesto entre nuestra especie y t0- das las dems son muy Ilanativas. En el mejor de los casos para los rno humanos, el némero de palabras que han sido capaces de apren- der es del orden de eien veces menor que el habitual para un ser snumano. Frente a las aproximadamente 500 palabras que han po- dido aprender algunos grandes simios, y no sin esfuerzo, cada uno ‘de nosotros tiene en su «diccionario mentab unas 50.000. Esta es ‘una gran diferencia que no debe pasar desapercibida, y que preci samente puede marcar definitivamente Ia frontera entre nuestro lenguaje y el de otras especies. ‘Asi pues, no hay una sola cosa que explique todas las peculia- ridades importantes de nuestro lenguaje. No es sélo una cuestin de tener o no tener recursividad. Nuestro lenguaje es el producto de ‘un efimulo gradual de caracteristicassingulares, por lo que no pue~ de ser fruto de una sola nmutacién, sino de muchas. Astro A pasrro Ray Jackendoff, de la Tufts University, es um firme defensor de la evolucién gradual del lenguaje humano, y @ este respecto propo- ne la existencia de al menos nueve «avances» hasta legar a nuestro lenguaje actual. El primero de ellos pudo haber sido relativamente sencillo de alcanzar, a pesar de su gran importancia, Se trata del uso de sim- bolos, pero unos simbolos que se emplearian de una manera pecial: de manera no situacional. Fs deci, no son sfmbolos que val- gan s6lo para una situacién espeeifica, sino que cada uno de ellos se puede adaprar y servir para expresar diferentes aspectos en dife- rentes situaciones. Las vocalizaciores que se pueden observar de forma natural en primates no humanos sélo sirven para una tinica situacién. Por ejemplo, los monos Vervet producen unas vocali- aciones concretas cuando quieren decir al resto de sus compatie- B LAMBNTE DEL How sare? +05 que hay un peligro, y ademés pueden especificar si se trata de tuna serpiente, de un Aguila, o un leopardo (y pricticamente nada més). Pues bien, e50 y s6lo eso denotan esas vocalizaciones. Por el contrario un ejemplo de simbolo no situacional lo encontramos ‘cuando un nifio muy pequefio dice «gatito». Ese mismo simbolo puede servir para dirigir nuestra atencién hacia un gato, para Ili- mar al gato, para preguntaros por el gato, para indicarnos que al- go le recuerda a gato, y para infinidad de cosas mis. Eso es un sim- bolo no sieuacional Jackendoff propone que de esa etapa tan importante todavia, quedan muchos restos en nuestro lenguaje, restos que serfan «f= siles del lenguaje». Son muchas las expresiones de una sola palabra ‘que no se pueden integrar en ninguna estructura sintictia y que, sin embargo, transmiten mucha informacion. Por ejemplo: «ay'>, ~shhl> (pars hacer calla), , tenemos dos sfmbolos no si- tuacionales encadenados que pueden decir muchfsimo més de lo que puede decir cada uno de ellos asladamente. Por ejemplo: «ésa sla manzana de Alfredo», «Alfredo se esti comiendo una manza~ nna», «a Alfredo le gustan las manzanas», «coge la manzana de Al- fredow, «dale la manzana a Alfredo», ¢ incluso . Todo ese sintagma es un conjunto de palabras organi- zaidas en torno a slogros~, que cs au cleo principal. Pero todas las palabras de sintagma, juntas, forman una unidad en su relacién con otras partes de la oraciGn, como por ejemplo el verbo, «permitie- ron». Podemos poner todo el sintagna delante o detris del verbo y seguir siendo la misma unidad de irformacidn (ejemplo: «{lo} per- ‘itieron algunos de los logros obtenidos por el protolenguaje>). Y con la llegada de la estructura jerrquica al lenguaje ya ppudimos tener la tan consabida recursividad, que, vista en este con- texto, supondria s6lo un simple paso mas en la progresiva andadura de nuestro lenguaje. TEnseguidaviieron mas avancs. Uno de éts fue el surg miento de palabras que expresaran directamente las relaciones se- intieas entre los distintos elementos de una oraciGn. A estas pala- bras, curiosamente, también se las llama sinttcas porque determinan ccémo se organiza la estructura de una oracién, Pero en el fondo son semiinticas porque esa estructura sintctica no seria més que un reflejo de las relaciones reales entre los elementos. Expresiones co- ‘mo . Lo que Schoeneman viene decir, de una manera sencilla, es que nuestro sistema semintico, pisicamente nuestra capacidad para tener conceptos (significa~ dos) y ponerles una etiqueta(significantes), ha evolucionado tanto Se ha hecho tan complejo que de él ha surgido la sintaxis del len Josie. Es una capacidad que ya tienen otras especies, pero que en fh nuestra las diferencias cuantitativas son tan grandes que semnejan ser diferencias cualitativas, como si habierasurgido algo nuevo. Po- {lemos tener tal cantidad de conceptos que, claro est surgirin con- ‘ceptos complejos, abstractos, e incluso conceptos que indiquen re- Taciones entre los elementos de una oracién, Estas relaciones, que ‘en el fondo son seménticas, son lo qce constituirfa nuestra sintaxis. Schoenemann encuentra que no hay nada en el lenguaje que sea realmente especifico y exclusivo de dl sino que son universales de esta forma de ver el mando, on nua o sin Seg Schoe- pemann los universales lingisticos —Ia «gramética universab— no sein unverates de meso sta de entender el mundo, de ‘nuestro sistema semsntico, de un sistema que ya esté presente en pri- nates no humanos. De abi, mediantesu desiroll,habriansurgido Jas caractersticas fandamentales de ruestra sintaxis, Entonees, zya no debemos corcebir el Lenguaje como com- puesto de palabras y reglas? :Ahora hay que pensar que el lengua- je€s s6lo palabras? zNo hay nada exclusivo del lenguaje en mues- tro cerebro? Veamos qué podemos responder a esas preguntas segin Jo que sabemos de nuestro cerebro < dia de hoy. LA MAQUINA DEL LENGUNE Durante mucho tiempo se pensé que el lenguaje en el cerebro es- taba sustentado por dos zonas muy coneretas que podian expli carlo todo. En la parte posterior del hemisferio izquierdo el érea dde Wernick (localizada aprosimadamente en la parte posterior del firea 22 del mapa de Brodmann)’ nos permitia entender las pala- bras. En la parte anterior del hemisferio izquierdo (aproximada mente en el érea 44 de Brodmann) el érea de Broca nos permi hablar, y también construir oraciones, ya que probablemente con tenia las reglas gramaticales que determinan las combinaciones de las palabras. Entre una y otra zona del cerebro un conjunto de fibras nerviosas —de axones— comonicaba directamente las sreas ” La MENTE DE. Howo SavteNs de Broca y de Wernicke directamente, para que ambas pudieran trabajar conjuntamente de manera eficaz répida. Y esto era todo. lo necesario para tener lenguaje humano. Anterior Posterior Esta visin de lenguaje atin persiste en muchos libros y en la mente de mucha gente. Pero, aunque no del todo equivocada, es tuna visién demasiado simplista. En los tiltimos aiios los datos se acumulan para hacernos cambiar esta visién, de manera que si que- remos decir en pocas palabras en qué parte del cerebro est situa- do el lenguaje la respuesta més correcta es: en todo él. Muy bien, pero zse distinguen zonas del cerebro para Ia sintaxis y zonas del cerebro para lo semintico? O es todo semantico? Vayamos por partes. Las palabras ahora se han salido del grea de Wernicke y han invadido todo el cerebro, Bl érea de Wernicke esti en realidad muy cerca del sistema auditivo, de las zonas del cerebro especializadas en percibir sonidos y analizarlos. Entre el frea de Wernicke y las zonas donde primeramente se reciben los sonidos en la corteza rebral, encontramos partes de la corteza especializadas en an: 50 EL nroato DE Las Ioses zary discriminar los fonemas de nuestro lenguaje, El érea de Wer- nick serfa el iltimo paso de ese andisis auditivo del habla, de ma- neta que en ella lo que se identifica ya no son fonemas, sino pala- bas enteras. $i nuestro diccionario mental contiene significantes, y significados, los signficantes estsn ahi, en el érea de Wernicke. ero los significados estin en otra parte. Estén, en realidad, enc todo el cerebro. Los significulos pueden ser tremendamente variados. Podemos tener significados referidos a cosas muy tangi- bles, caracterizadas por una imagen visual concreta, de manera que cl significado de esos objetos ocupari buena parte de la corteza de- dicada a la percepeién visual. Un ejemplo clisico de esta situacién son los conceptos referidos a los animales. Los animales se definen principalmente por sus formas, por sus tamafios y por sus colores, por su aspecto exterior y por sus movimientos. De ahi que los sig nificados de las palabras que denotan animales estén ocupando lugares del cerebro que se encargar de analizar la forma, el tama fo, el color y los movimientos. Tanbién es cierto que en nuestro concepto de algunos animales pueden estar algunas caracteristi- ‘as no visuales, como puede ser el tacto del pelo de algunos de ellos, ‘sus sonidos mas caracteristicos. Pues bien, las zonas de la corteza ‘cerebral encargadas de procesar eses tipos de informacién forma rin parte también de los conceptos de estos animales. “Hay otros significados basados menos en lo visual, o en lo per- ceptivo en general. EI clsico ejemplo de este tipo de conceptos son las herramientas. Las herramientas se pueden definir por su ta- mafo y su forma, pero ademés, inclaso prineipalmente, pot lo que se hace con ellas, por su uso. Este, que es en definitiva una ac- cién, esté representado en las zones motoras de la corteza. Pues bien, esas zonas motoras son el lugar en el que se encuentra bue- na parte del significado de palabras como o «manivela». Ademis, y con mis frecuencia, las zonas mo- toras del hemisferio izquierdo, que son las que controlan los ‘movimientos de la mano derecha, Parece ser que el significado de la gran mayorfa de los verbos también estarfa ubicado en las zo- nas motoras de la corteza, ya que los verbos, mayoritariamente, lo ‘que expresan son acciones, por lo que su significado esti en las 20- nas del cerebro con las que se acti Pero los conceptos, los significados, pueden ser de muchos ‘is tipos. Algunos de ellos pueder ser abstractos, como las pala~ bras «paz», «amor» o slibertad». No podemos asignar una ima- st La eave DpL Hono savtens? gen, ni visual ni auditiva, como significado de estas palabras. Tam- poco una aecidn concreta. 2Dénde estin sus significados? Pues bien, parece ser que delante del érea de Broca existen zonas, en el I6bu- lo frontal, cuya principal misién es la de coordinar la activacién y el trabajo conjunto de muchas de las zonas perceptivas que se en- cuentran en ls partes posteriores del cerebro. Rs ahi donde en ma- yor medida encuentran su correlato neurol6gico los conceptos abs- tractos. La integracién de muchas percepciones parece ser la base de estos Conceptos. Auin cabria ir mas alla y pensar que conceptos todavia mis abstractos pero cuya esencia viene determinada por Ia actividad de las zonas mas prefrontales del cerebro, como «pla- nificaciGn», (o tercera érea del lengua), en el l6bu- To parietal, eagan unas importantisimas conexiones neuronales con, las éreas de Wernicke y de Broca. En todos os casos, sin embargo, los significaneesestarian prineipalmente en el rea de Wernicke, aun- que tambien se ha sugerido la participacién en los significantes de las demas zonas auditivas implicadas en el lenguaje (zonas de andlisis de todos los sonidos y zonas especializadas en analiza los fonemas), € incluso de aquellas partes dc la corteza motora especificamente im- plicadas en el movimiento de la boca y el aparato fonador. Palabra con Pelebra con sigitendo ual signa de actin 32 EL AabeaLo petos moses Pero los significados no son lenguaje. Los significados son nuestra forma de ver —en sentido literal y igurado— el mundo, con independencia del lenguaje. Por otra parte el drea de Wernicke no deja de ser una porcicn especializada del sistema auditivo. ¥ el resto de areas que parecen participar en la representacién de los significantes también son porciones de los sistemas auditivo y mo- tor, con mayor o menor grado de especializacién. Por lo tanto, lo especificamente lingistico del sistema cerebral para las palabras no es mas que una pequefia porcicn del sistema auditivo y motor que se ha especializado en detectary producir fonemas y palabras. No parece por tanto tan abismal la diferencia entre nuestro cere= bro y el de otras especies a este respecto. Una mayor extensién de Ja corteza cerebral, como ha sido a caso, incluyendo un aumento de las éreas auditivas y motoras, explicaria ficilmente muchas co- sas. Ineluso una extensidn de nuestro vocabulario. LAS REGLAS DEL JUEGO La gramética o la sintaxis se distribuye en el cerebro en algunos puntos coneretos de la corteza cerebral: en la parte superior y an- terior del bulo temporal izquierdo, en el lébulo parietal superior izquierdo, yen el rea de Broca y regiones circundantes, que tam- bien estin en el hemisferio izquierco. Puede que alguna otra parte de la corteza cerebral también se vea involucrada, pero éstas apa- recen con mayor freenencia en los estudios, yen concreto una des- taca por su importancia sobre todas las dems: el drea de Broca y {reas cireundantes. Cuando el cerebro tiene que analizar cuél es Ia estructura de una oracién, por complicada y larga que sea, evil es el sujeto, el verbo, el predicado, si hay oraciones de relativo, si hay recursividad y cémo interpretarla, si una palabra es un sus- tantivo, un adjetivo 0 un adverbio, sersn estas zonas de Ia corteza las que més tengan que trabajar. ‘Ademés, parece que el drea de Broca y las partes que la cir- cundan se distribuyen el trabajo por tareas. Es decir, que no fun- cionan como un todo unitario para todas sus funciones. Una de las, subdivisiones més interesantes es la que han puesto de manifesto los trabajos de A. Friederici, del Instituto Max Planck de Ciencias, Cognitivas y Cerebrales Humanas. Segrin parece, cuando la es- tructura del mensaje lingistico es smple, de manera que sigue una 3 [La.MENTE DEL “How sae sintaxis secuencial en la que una unidad de informacién sigue a la otra, la parte mis posterior de este sistema es la principal respon- sable, legando incluso a abarcar parte del érea 6 de Brodmann. Es la sintaxis que pueden manejar sin demasiados problemas los, primates no humanos. Pero cuando se trata de una sintaxis mis es- pecificamente humana, con relaciones jerérquicas complejas, 0 con recursividad, la responsable seré la parte mas anterior del érea de Broca, incluyendo parte del érea 45 de Brodmann, Esa parte del area de Broca y regrones circundantes especializa~ dda en la «gramstica humana» ha llevado a pensar a algunos autores que ése es el logro evolutivo més singular de nuestra especie, cuya existencia he permitido que tengamos el lenguaje que tenemos. Se propone incluso que esa zona seria un médulo independiente, distinto del sstema cerebral para las palabras y de uso exclusivo pa- ral lenguaje. La presencia de ese médulo marcaria un antes y un después en le evolucién de las especies. Pero ya hemos visto cémo el lenguaje humano es peculiar no sélo por su recusividad. Ademis, cada vez son mas los estudios que estén demostrando que el érea de Broca, tanto su poreién dedica- daa la sintaxis secuencial como la dedicada a la sintaxis més hu- ‘mana, participa en muchas otras cosas. El procesamiento musical, la imitacién, la discriminacién de tonos, la coordinacién visuomoto- 2 0 control motor (inhibicin de comportamientos incorrectos) son sélo algunas de ellas. Incluso el procesamiento seméntico de palabras aisladas, sin estructura sintéctica de ningtn tipo, puede ha- cer que participe el érea de Broca. Y el procesamiento fonol6gi- 0, que tampoco es sintaxi. ‘Entre las tareas en las que sistematicamente participa el érea de Broca y que no son lenguaje, hay una que me llama poderosa- mente Ia atenci6n: Ia l6gica deductiva. Todos los érboles son plan- tas; todas las plantas necesitan agua. zQué se deduce de esto? Co- mo han demostrado Houde y Tzourio-Mazoyer, el area de Broca participa en estos procesos incluso cuando utilizamos elementos sin contenido semantico, como en: «Todas las P son B; todas las B son C; Iuego todas Ia P son C>». Aqui no se trata de analizar la ‘estructura sintéctica de una oracién, pero casi se le parece: se trata de deducir las relaciones entre elementos. Entonces el rea de Broca no parece exclusiva del lenguaje. Ademés, coro veremos en los capitulos dedicados al cerebro, pue- de que ya esté presente en primates no humanos. Esa zona del ec- s4 EL neasto De Los proses ebro, cuya principal funcién originaria no habria sido para el len- susie sino para otra cosa, debi6 de ser incorporada a nuestro siste- ‘ma lingiistco en algiin momento. El tipo de tareas en las que par- ticipa indica que originalmente podria ser un sistema que busca relaciones entre las cosas. Un sistema que busca ordenar la reali- dad y organizarla, buscando causas y efectos, «agentes» y «conse- ‘euencias». Un sistema que busca scber quién hizo qué a quién, qué esti relacionado con qué. Muchas veces (y de manera particular- mente ausala ent las rekaciones sociales) las relaciones entre las co- sas se organizan de una manera jerérquica. Es por tanto, también, un sistema para comprender relaciones jerarquicas. En el momento en que nuestro lenguaje empe76 a encadenar varios simbolos en una misma emisin lingiistica, se tenfa que s2- ber quién era el agente y quién recibia In accidn dentro de esa se- cvencia de simbolos. Ahi debi6 empezar a partcipar el rea de Broca ‘de manera especifica en nuestro lenguaje. Incluso hasta ahi son ca- paces de llegar hoy dia los primates no humanos si se les adiestra ‘A medida que la emisin se prolongaba en evanto al mimero de: bolos utilizados en una misma emisi6n, se necesitaba més del drea de Broca, Partiendo de la ya existente en primates no humanos, y con la expansion generalizada de ruestro cerebro, de nuestra cor teza, el érea de Broca sufri6 una considerable expansién, de mane- ra que podia detectar relaciones eada vez més complejas entre los ‘elementos del lenguaje. Una vez. més la mera expansién de la cor- teza cerebral hace mas ficil entender lo que ha podido pasar Sis probable que en algsin momento ocurriera una mutacin en nuestro genoma que hiciera qu2 el uso del érea de Broca se in- corporara de una manera especial (aunque no exclusiva) al len- guaje. Gracias a aquélla aprender las reglas gramaticales de una Jengua durante la infancia se hace con relativamente poco esfuer~ 20 (al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con la lectura y la cseritura). Pero ésta no fue la tnica mutacin importante para nues- tro lenguaje; debieron de ser multitud de mutaciones, y tan im= portantes como la que supuso la incorporacién del érea de Broca de manera natural al lenguaje. Podiemos especular acerca de qué fue lo que produjo esa muta- in que hizo que el rea de Broca, aun sin ser exchusiva del lengua- je, tuviera una relacién especial con éste. En mi opinién podria tener que ver con el fascfculo arqueado, el conjunto de nervios que conec- ta de manera especial las reas de 3roca y Wernicke, que conecta, 5 La mere Da Howto snes? de manera directa, ripida y eficaz al sistema de los significantes —a los que infan unidos los significados— con el sistema que nos permite entender las relaciones entre ellos. El fasefculo arqueado existe en primates no humanos, pero su tamafio en éstos es mucho ‘menor, lo que revela una cierta especializacién en nuestra especie. LA MANIPULACION DE LA INFORMACION En realidad podemos considerar al drea de Broca y sus regiones , «sujeton, «predicado», y tantos otros—tengan su significado en él area de Broca y regiones citeundantes. Su significante, donde todas las dems. Esmuy probable, por tanto, que el elemento eracial que tuvo «que aparecer en primer lugar para que comenzara el desarrollo de ‘nuestro lengusje fuera el simbolo, el simbolo no situacional mas concretamente, yla ampliacién del nimero de simbolos que po- dliamos memorizar, Luego vendria la posiblidad de su manipula- ci6n y organizaci6n en una emisi6n lingiifstica. Sin embargo, no deja de ser interesante el hecho de que haya axis el que se ha considerado como el «corazéim de nues- tro lenguaje, el tinico factor realmente imprescindible para tener lenguaje humano moderno; y ain son muchos los autores que lo siguen considecando, Esto ha traido como conseeuencia el que ha- yan surgidlo diversas teorias sobre el origen de nuestro lenguaje cen ‘tradas en la sintaxis y, mas concretamente, en nuestro sistema mo- 56 EL nvGaL.o DE 10s Dloses lc manipulacin de objetos. Manipular objetos seria lo que permitide manipular palabras. De hecho «manipular» sig- aaa emcees a hecho de que la zona del cerebro que nos permite manipular la ‘nformacién lingiiistica esté tremendamente cerca de Ia que nos perinite operar con Jas manos. Fs como si ante una oracién el ana Jisis sintéctico consisticra 2 coger sus elementos con i ees eae ee ene a ac ely ease ee reli nny emt ese nt Como en un puzle. Fn Con ste cloigen el cage eta en la sintaxis y el sistema motor. Veremos en los iltimos capitulos Jas teorfas segtin las cuales las neuronas ‘espejo, que nos nee jdentificar acciones coneretas de los demas, ran la ns bs el ee Core ee ae eerie eae Se aoa y «la pizza llegé a tiempo» no son coherentes entre si. Se produce aqui dain error que no suele darse en una conversacion. ‘Pues bien, para dar sentido a todo un discurso uilizamos mues- tr conocinietn del mundo, nuestro sistema coneptalY se ey ademés, que en este tipo de tareas las partes mis frontales de nuestra orteza jucgan un papel importante, incuida el rea 10 ce Brodmann, {que ha aumentado desproporcionadanente de tamavio en nuestra es- pecie, como veremos en el iltimo capftulo, Pero, una vex.mas, estas {reas del cerebro no son en absoluto espectficas del lenguaje. Parece, pues, que apenas hay nada especifico del lenguaje en nuestro gran cerebro. Puede resultar paradsjico observar que mues- tro lenguaje utiliza gran parte de mestro cerebro y, ala vez, gran parte del lenguaje en nuestro cerebro no es lenguaje. Cuando se ex- pandié todo el cerebro, particularmente la corteza cerebral, el per- feccionamiento de nuestro lenguaje fue una més entre una multi- tad de mejoras que se prodiyjo en nuestra mente, en nuestro sistema cognitivo. Pudimos hablar mejor como pudimos pensar mejor, ‘in que necesariamente tuviera que haber una relacién de causa- efecto entre ambas mejores. ‘Podemos pensar sin lenguaje’ Fs lo que varios autores llaman el «mmentalés» o lenguaje del pensamiento, que vendrfa a ser algo asi como la manipulacion de significados con poca o nula activa- dn de significantes. Por lo tanto el lenguaje no es requisito im~ prescindible para poder pensar. Los grandes sitios y otros pri- mates no humanos son capaces de resolver problemas de cierta 9

También podría gustarte