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HENRY FORD EL JUDIO INTERNACIONAL UN PROBLEMA DEL MUNDO EDICIONES CHACO INDICE PRIMERA PARTE 1, Les judios: su cardcter individual y su actividad pro- ductiva .. 6... 0. 0. . see TE. —-Cémo ‘se defiende Alemama contra “Tos “judtos, oe HL — Historia de los judios en los Estados Unidos de América... oe oe tee eee 1¥.—La cuestién del judasome, es real © imaginariay ee V.— yArraigaré el antisemitismo en los Estados Unidos? ¥I.—La cuestién judia se abre via libre en Jas revistas .. VII.—Mr. Arthur Brisbane, defensor del judaismo .. .. ‘VEEL —jExiste um programa jndaico-universal determinadot 1X. — Fundamentos histéricos de la aspiracién judaica por Ja hegemonie, ‘universal .. 6. 0. 6. ee ee ae X.-=- Una. introduccién a los ‘‘Protocolos Sudios?? o “De Jos Sabios de Sién’’? .. .. .. a AL.— Apreciacién hebrea sobre la naturaleza, humana del no- judio .. .. eee XL. — Los ‘‘Protocolos judios”? Toaieen en Parte su cum- plimiento .. 2... be tecee ae X1IT.— Un plan judio de soeavar por eejdene?” a, ha. sociedad humana .. .. . bee XLV.—-;Habien previsto los judios ‘le guerra mondial? .. XV. — {Es el ‘‘kahal’? judfo idéntico al actual ‘soviet? ruso? XVI. —De emo influye la cucstidn judia sobre la agricultura XVH.—jPredoming el judaismo en la prensa mundial? XVIII. -- ;Cémo se explica el poder politico judio? .. .. 0... RIX.—La U.B.S/S, (Rusia Roja), hechura’ del panjudaismo XX.~ Un tesfimonio judio en favor del bolchevistho ~.. ... : 13 31 43 54 83 91 10% “4 128 137 150 163 arr 190 204 218 23% 243 268 SEGUNDA PARTE Del Prefacio personal de M. Henry Ford .. .. 4.—Los judios cn Hstados Unidos mixtifican su miméro UL. — ,Constituyen los judios una vacién? .. 2. -- +. LL. — Judios contra no-judios en Ja alta firanza neoyorquina JV,—La curva ascendente del poderfo financiero judfo .. V.— Baruch, ef ‘‘Disracli Americano’? y ‘*Procédsul de Juda en Amérien’? .. .. tee ae VL.— El predominio judio en el teatro norteamericano .. VIL. 1 primer trust teatral judio 6. 6. 6. 6. ee ee ViIL.— EI axpeuto judio del problema einematografico .. LX.— La preponderancia judia en el mundo cinematogrifico Nueva York bajo el ‘‘Kahal’’ judio .. X1.—Crities de los Derechos judfos’? .. .. 0... 6. XU.—La orden universal de los ‘B'nai B* vith”? see NLLE.—-Como caracteriza Disraeli a los judios .. XIV.—Fi jefe de Estadu que tuvo que inclinarse ante ef ju- dio internacional .. .. XV. —-Historia de Bennett, el editor pero indepen- diente .. see + NVL.-- El informe de Morgenthau ‘sobre Polonia. ae AYLI. —-Et eneadenamiento de Polunia por la Conferencia de la Paz ee we ce ve Lee eee XVI!L—Panorama actual de Tur ‘ enestién “judia”” X1X.—Un intermedio literario: Qné ew cl jazz? .. .. .. XX.—-Los viveros del boleheviquismo en Estados Unidos .. AXL -— Confesiones de un superior de la orden de B'nai B'rith XXL.— Kuhn, Loeb y Cia,, de Nueva York, y M. M. Wab- burg y Cia. de Hamburgo .. .. : XSUL.—Ta sed de oro americana, bajo el control financiero de los jud La influencia judia en la vida intelectual americana Los plines financicros de los judios internacionales .. 305 320 327 32k 341 348 359 371 378 391 401 410 423 432 452 462 468 484 492 501 PROLOGO La presente obra ha de adquirir en breve un renombre -universal, Hace un aio apenas que en los Estados Unidos — pueblo que simboliza ‘‘ América libre’’— ni la Prensa, ni los conferenciantes o los publicistas, se atrevian a comentar, si no era con gran benevolencia, la expresién “‘judio’’. Pero el mun- do, entero ignoraba que la “libre América”? era uno de los paises mds sujetos al yugo capitalista judio, subyugacién que siempre ha entraiado la esctavitud espiritual y politica de un pais. En mayo de 1920 aparecié en el popular semanario The Dearborn Independent el primer capitulo. del presente libro, titulado “Los judios; su cardcter individual y su. actividad productiva”’, El judaismo americano quedé suspenso de mo- mento al verse objeto de wea inesperada critica, pero leql, no- ble, sin parcialidad y hasta simpdtica, ante 200,000 lectores habituales de la revista. Otros capitulos siguieron apareciendo em semanas sucesivas, y cl niimero de lectores creclé extraordi- nariamente, excediendo pronto de los 300,000. El mundo ju- daico permanecié desde entonces indeciso y desorientado, im- perando wn silencio casi de muerte, en espera de acallar a su vez a la Prensa. La excitacién e intcrés iban en aumento en toda Norteamérica, Centenares de miles de ciudadanos presin- tieron en estos articulos de prensa, firmados por Mr. Ford, ef germen de la liberacién futura de un yugo implacable. El pue- 6 blo despertaba a la conciencia de la realidad, expresdndose su sentimiento en la frase: ‘;Nuestro pats esté traicionado, ven- dido, esclavizado!’’ Pero entonces el judaismo esgrimid sus armas prédilectas de defensa y afaque: la desfiguracién habil de los hechos, el soborno del adversario, la insidia calumniosa, el insulio ofensivo. Ni wn solo idtento de refutacién imparciai 4 fundamental. Militantes eclesidsticos débiles y politicos inte- resados clamaron jeremiacamente; se lamentaron y fingieron en ayuda de los judios, hablando de ‘persecuciones sin espi- ritu cristiano”’, de ‘‘ataque contra la fusidn espiritual de las razas’’ y otras frases estereotipadas para el caso. Pero su celo produjo un efecto contrario a sus intenciones; la “‘cuestion judia”’ se transformé en wn asunto candente —pues piblico lo era ya de mucho tiempo atrds—, en la ‘‘cwestidn primor- dial de Norteamérica’’. La ocultacién 0 disimulo de este grave problema se hizo imposible; la lucha empezada requeria, inde- fectiblemente, un término en uno u otro sentido. Qué significado adquieren estos hechos? El judaismo, apoyado principalmente en el empleo sagaz de la férmula hondamente sabia del ‘divide y vencerds’’, ha Wevudo a cabo gran parte de su obra tendiente a dominar el mundo eniero No sdlo cada pueblo ha sido convertido en enemigo irrecon- ciliable —al objeto del judaismo-—- de tos otros —y esto debe imponerles la investiguciin del secreto de la insinuacién tai- mada del judio para soslayarla o evitarla, quebrantando de paso su colosal ofensiva—, sino que también los pueblos han tentdo que luchar ferozmente entre si y sacrificar, por el objetivo de dominio econdémico del judto, millones de seres humanos en la flor de su vida. La Gran Guerra —lobra de Judd sin duda alguna!— ha causado mds muertos que seres de raza judia hay entre los pobladores de la Tierra. 7Un movimiento wniversal antisemita estd en marcha! El autor de la presente obra, el conocidisime fabricante de autombviles Henry Ford, dice en el prefacio de su obra: original americana: ‘Ea cuestidn: judia existe en los Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Los judios lo sabéan,. pero e ‘los’ américanos lo ignoraban. Esta cuestién se presenté.a veces an formas tan agudas, qué hizo temer una .solucién ‘orttica., Hay actualmente indicios de que tiende nuevamente a wna crisis mds grave.” . La cuestion judia se relaciona no sélo con los hechos dek dominio ptiblico, tales conio predominio financiero- y. comer- cial, asalto al poder politico, monopolizacién de todas las “‘ne- . cesidades’’ de la vida, influencia arbitraria en la Prensa dé ut pais, sino que penetra en la vida cultural de los pueblos; convirtiéndose de esta forma en un problema vital pare las maciones. La cuestion judia se va extendiendo por América del Sur y se transforma en un factor temible de las relaciones panamericanas. Se mezcla también en alto yrado con: los cri: tieos acontecimientos en relacién con las perturbaciones: que mantienen a los pueblos en constante alarma. Con todo, este no. es nuevo, sus raices retroceden hasta la antigiicdad: st larga existencia ha producido varios aspectos de su posible solucin, que a su vez proyectan cierta luz sobre la solucién venidera. - Del. vasto material de hechos, coleccionade con suma dilix gencia y seleccionado criticamente, resulta con anonadadora claridad que ya no existe pats alguno-en el mundo entero cu yo desarrollo politico, econédmico y cultural pudiera compren.. derse del todo, si no es desde el punto de vista de su absdlute dependencia de wn plan coherente del judatsmo-para su pre= dominia wniversal, Ningin pais del mundo debé entregarse @ ly ilusién de swponerse libre de influencias judias por carecer de sinagogas o de colonias hebreas visibles. Bolsa, Parlamento 'y Prensa son en todas partes los criaderos del esptritu judiv, ain que nada importe que sus representantes visibles sean fttm ‘dios de raza 0. no. Un gran triunfo del: judaismo internacional, fué la pesa- da Gran Guerra, en cuyo transcurso un mimero de no judios muuch mayor que el- de los judios. que existen en 2b munda entero, tuve que entreger-su vida por el imperio, mundial de 8 la Bolsa. Todas las sugerencias que tendian a arrastrar ‘cadu vez més pueblos inocentes en la matanza universal, son de origen judio. Los portavoces de esas tendencias, en consecuen- cia, fueron y son, consciente o inconscientemente, los testafe- rros de la voluntad judia. Que estas mismas tendencias, si bien exteriormente no muy visibles, siguen ahora y seguirdn arremetiendo contra los tronos cristianos y preparando lu. esclavitud de todos los pue- blos no judios, se comprucba irrefutablemente en la presente obra. Tanto los cérculos conservadores de todas las naciones en interés de sus dinastias, como los liberules en interés de los clementos productores, ticnen la includible obligacién de examinar seriamente esta cuestion y proceder precisumente desde este punto de vista, cambiando radicalmente el rumbo de su actuacién futura en el casa de que tal ecomen lo exigiere. Ex algtin pais se Uevaré tarde 0 temprano la cuestion ju- dia a una soluciin practica, con lo euol automaticamente se agudizard para las demds naciones. Cada pucblo por si tendré entonces que decidir, si en concicncia de razu prefiere terciar por razén de orden, bienestar y veracidad, o si en adelante querré dejarse exclavizar visible o invisiblemente por el judio yevivir en discordia, pobreza y deslealtad. ¥ cuando-mds tarde, en esta lucha de los espiritus, la vic- toria se haya inclinado del lado de los pueblos sedenturios, y no errantes y aventureros, serd esto libro de Henry Ford uno de los grandes factores que hebrin contribuido a un verdadero ¥ no tergiversado pacifismo en rurstro. planeta. Algunos cupttulos de esta obra: se ocupan det libro cono- cido con el titulo de ** Protocolus de los Sabios (0 Ancianos) de Sidn’’, que el judaismo soslayé al tiempo de su publicacién, haciendo sobre cl mismo el mts absolute silencio, Mds tarde "¢ calificé de “engendro literario de asesinos o falsificadores én. plena demencia’’, senalindole como compilacién personal del autor de lu novela.‘ Biarritz”? (Retcliff Edit.), Goedsche. Se ha atribuido su origen al contenido del folleto que el abogadé Joly esertbid en 1864 eontra Napoledn IIT, pero lo que la Pren- 9 sa ha crplicado sobre ct particular de esta coincidencia, es de pocamonta y no revcla el verdadero sentido de la intencién. El autor dé los ‘‘Protocolos’”’ (1905) 0 no es judio y es un elari-. vidente para aquellos tiempos, que revelé punto por punto e' vasto programa econédimico, politico, social: del judaismo para el dominio del mundo, 0 es un judio de raza, muy conocedor del porvenir ‘‘organizado’’ del judaismo, que al revelar los planes de los encaminadores de su raza mostraba la *cawsa”* cuyo ‘“‘efecto”’ es cl actual estado de cosas en el mundo. Los “‘Protocolos’’ explican los uspectos que ha tomado la vida in- ternacional piblica de nuestros dias y los proveian. Entre las Obras que comentan los “‘Protocolos’’, se citan cn Alemania las Siguientes : “Die zionischen Protokolle’? (Hammer Verlag, Leipzig). B ek: “Die Gehetmnisse der Weisen von Zion” (Los secretos de los sabios de Sion). A. Rosenberg: “Die Protokolle der Weisen von Zion und die juedische Weltpolitik”’ (Protocolos de los Sabios de Sién y la politica internacional de los judios). (Deutscher Valksverlag. Munich). El lector, con las indicaciones anteriores podrd formarse un juicio de lugar y un criteria propio de las relaciones entrée la obra comentada y nuestro “EL Judio Internacional’’, de Henry Ford. PRIMERA PARTE «Entre las caracteristicas m4s salientes de la raze: hebrea, hay ‘que citar: ycentuada aversién a todo trabajo corporal que signitique fatiga; espfritu de familia muy pronunciado; instinto religioso innato y concepto muy elevado de la her- mandad de tribu; Animo esforzado, propio de profetas y de mértires, antes que el de adalides culturales y belicosos; ap- titud extraordinaria para resistir adversidades; excelente pre- isposicién para el comercio; astucia y perspicacia para la especulacién especialmente en asuntos de dinero; una pasion de oriental por el lujo, el goce intimo del poderio y de los placeres que brinda una posicién social elevada; facultades intelectuales bien equilibradas.’* (De ‘‘Nueva Enciclopedia Internacional’’). I LOS JUDIOS: SU CARACTER INDIVIDUAL Y SU ACTIVIDAD PRODUCTIVA De nuevo, vivimos en una época en que el judaismo atrac la atencién critica del mundo entero. Su entrada durante la Guerra en lo selecto de los cireulos financieros, politicos y s0- ciales fué tan general y Iamativa, que su posicién, su poderio y sus fines se acogieron con acerba critica, y en la mayoria de los casos inspiraron repulsién. Las persecuciones no son nove- dad para el judio. Nueva es en cambio, para su ética racial, esta exaltacién. Bien es verdad que este pueblo sufré hace 2000 afios los efectos de un antisemitismo instintivo de las de- mas razas, pero tal aversién no legé nurica a ser consciente, ni pudo expresarse concreta ni claramente. Hoy, en cambio, por asi decirlo, esté sometido al microscopio de la observacién cien- tifica, que nos da a conocer y comprender los verdaderos ori- genes de su poderio, de su aislamiento y también de sus amar- guras. En Rusia se le hace responsable del bolchevismo. cuya 14 ineulpacién, segin de doude nazea, sé podra tomar por funda- da o infundada. Log americanos, testigos que hemos sida de la fandtica verbosidad de los jévenes judios, apéstoles de una re. volucién social y econémica, tenemas la ventaja de poder fer, mar un juicio claro de lo que hay de real y verdadero en tales inculpaciones. En Alemania se culpa al judio de la derrote: sufrida, y una literatura amplisima con un sinnfmero de prue- bas detalladas obliga realmente a cavilaciones muy serias. En Inglaterra, se dice que el judfo es el verdadero amo de} mundo, que Ja raza judaica es una supra-nacionalidad que vive entre Y por encima de los pueblos, los domina por el poder del oro, y hostiga friamente un pueblo contra otro, mientras se oculta cautelosamente por entre bastidores. En Estados Unidos, por ultimo, Nama Ja atencién la insistencia con que les judfos — los viejos por amor al dinero, los jévenes. por ambieién— ge ine) troducen en todas les oreanizaciones militares, y especialmente en aanellos ramos dedicados a los negocios industriaies y mer-. cantiles derivados desde la guerra, y se eritiea.sobre todo al cinismo con que esos jndios explotan en su proxeeho persons} los miltinles conocimientos que obtuvieron en su calidad de funcionarios del Estado. En una palabra: la enestién indaica ha entrado an esce- na. Pero. como svele oeurrir en casos varesidos, en Joa ‘ave cnestiones de ventaia personal desempefian cierto panel. tam, bién anarecen determinados esfnerzos para acallarla, itisiauan- do su ineonveniencia de exponerla en. pfiblico. Bn cambio, Ja exneriencia infalible prueba ave todo problema eseametéddo de- tal sverte. tarde o temprano vnelve a abrirse pavo y entorees on formas inconyenientes vy hasta veligrasas muchas veces, El judfo es vn enigrha mundial, A Desar de-que-su masa e8 pobte en absolnto. domina, sin embargo, él mercado econé. mico y hacendistico del mundo entero, Viviendo en la didspera sin patria, ni gobierno, es décir, eu la dispersién. demuestra, sin embargo, une unidad. nacional Y una tenacidad no alesn- zadas por ningin otro pueblo. En casi todos los pafses, salyo restricoiones, supo hacerge el soberano efectivo al amparo ave 16 ces de los tronos. Antiguas profecfas, dicen que los judios vol- verén a su antigua patria, desde cuyo centro geogrffico do- minardn a todos los dem&s pueblos, no sin antes haber resistido la avalancha reunida de toda las naciones del orbe entero (1). La profesién a la que contribuye el judio en mucha ma- yor proporcién que ningtin otro pueblo, es la del intereambio comercial. No importa descender a ia compra de trapos viejos; lo esencial es comerciar. Desde la compraventa de ropa usada hasta el dominiv absoluto del comercio munaial y de la Ha- cienda de los bistados, siempre e! Judio aemostré las mejores aptitudes. Poseyendo como nmguna otra raza aversion hacia toao trabajo corporal y productivo, sane nivelar este detecto. por una preaisposicion caraeteristica para el intercambio. Ki no-JUGLO Manitiesta su actividad en eL terreny industrial 9 tecnico, mientras que el Joven judio pretiere empezar su ca- Trera como mozo, vendeaor ampuante 0 aepenuiente de co- mercio, por ja relacion que tales protesiones guaran con el aspecto mercantil. Segun un censo prusiano, de 16,0U0 judios, 1Z,uuu eran mercaueres, por 4,UU0 manutacturcros, mientras que de la poblacion imaigena renana solo un 6 Y se dedicata, aL intercamrpio comercial, Un censo, moderno daria seguramente, como resultado, un aumento muy considerable en las carreras académicas y hite- rarlas, sin que se observara, en cambio, un descenso en la participacién de los judios en los oficios mercantiles, y um aumento muy insigniticante, o probablemente ninguno en los ofieios manufactureros. En Estaaos Unidos se halla casi toco el comercio al por mayor, los ‘‘trusts’’ y ios institutos banea~ rios, las riquezas del subsuelo y los principales. productos de la agricultura, especialmente el tabaco, algodén y azticar, bajo el dominio absoluto de los financieros judios 0 de sus agen- —_———- (1) El Estadd de Palestina o Yerosimilitano, con capitalidad en Jerusaién, representa la restauracién de la nacién sionista, pero sin garantias de derecho internacional piblico, pues esté supeditado a Jos franco-ingleses. (N. de R.). 16 tes. Los periodistas judios representan también wna fuerza muy dilatada y omnipotente, *‘Gran nimero de poderosos almacenes se encuentran en manos de empresas judias** — dice la Enciclopedia Judia—, aunque muchos de ellos, si no la mayoria, figuran bajo razones sociales no hebreas. Judios son la mayorfa y los mas importantes duefos de la propiedad urbana, y predominan también en la vida teatral. Son los que dirigen igualmente y con absoluta hegemonia toda la vida informativa de] pais. Numéricamente inferiores 2 cualquier otra raza de las que entre nosotros viven, disponen, sin em- bargo, diariamente, de una publicidad amplisima y siempre favorable a sus intereses. Esto no seria posible, de no ser ellos mismos los que la brujulean a su antojo. Werner Sombart en su obra Judafsmo y vida ceondmica, dice que ‘‘si las cosas en América siguen desarrollandose en la misma forma que en esta Ultima época, igualandose las cifras de inmigracién y acrecentamiento de las diversas nacionalidades, ya vemos en nuestra fantasia los Estados Unidos de aqui a cincuenta 0 eien afios como un pais habitado tan sdlo por negros, esla- vos y judios, entre cuya poblacién los judios, desde luego, se habran hecho los duefios absolutos de toda la vida econdémi- ca’’, Y conste que Sombart es un sabio filosemita, Surge, naturalmente, una interrogacién: pues que el ju- dio se halla realmente en posesién de tal dominio, ye6mo Io aleanz6? América es un pais libre. Los jndios representan sélo un 3 % de la poblacién total; contra 3 millones de judios existen 97 millones de no-judios. Ya que el judio posee pode- rio, ,es consecuencia de su propia superioridad intelectual o de la inferioridad e indolencia de los no-judios? Facil seria decir que los judios vinieron a América, probaron fortuna como otros y demostraron sus facultades superiores en la lu- eha por el éxito. Pero esta consecuencia, no tomarfa en con- sideracién todos los hechos existentes. Antes de formular otra eontestacién mejor, hay que fijar dos puntos concretos. El primero de ellos es, que no todos los judios se han hecho ri- cos. Existe también gran nimero de judfos pobres, aunque la 7 mayoria de ellos siguen siendo independientes. Si bien es verdad que judios son los principales duefios financieros del pais, no es cierto que cada judio sea uno de los duefios. El que estas dos clases de judios hayan de distinguirse clara- mente, se impone desde ei! momento en que se analiza eritica- mente los métodos, que, ¢le tma parte, os judios ricos y de otra los pobres, emplean para llegar al poderio. En segundo lugar, la solidaridad judi: hace may dificil medir los éxitos judfos y los no judios por: igual rasero. (nando fueron posi- bles fuertes concentraciones financieras en América con la ayuda activa de grandes ¢apitales de allende el Océano; cuan- do vinieron a América inmigrantes judios apoyados sélida- mente por el capitalismo judio europeo, no seria justo apre- ciar la prosperidad de estios elementos clesde los mismos puntos de vista de los que se podria juzgar Ja lucha eeonémica de inmigrantes alemanes o yolacos, que legaron a estas tierras sin otros medios de vida: que su laboriosidad e inteligencia. Bien es verdad, que muclios judios han yenido a América sin mas sostén que su propis> valer; pero a pesar de ello no se puede decir que el pred‘ominio cjercide: por el capitalismo judaico sobre los asuntos lel pais sea, consecuencia exclusiva de la inteligencia de los ‘judios, sino que tal predominio no representa otra cosa que la ampliacidn territorial del predo- minio financiero judio ya e:xistente en ultramar. Este es el punto basico en que todo intento de explicacién debe apoyar- se. Se trata de una raza, que durante su época propiamente nacional se componia de caimpesmos (1), cuya disposicién tipica fué mas bien espirituial que materialista { pueblo mas bien de pastores que de merezideres, pero cuya raza, desde que quedara sin suelo patric. y sina gobierno propiamente dicho, y¥ después de haberse visto sienipre y en todas partes expuesta a persecuciones, debe hoy iniegablemente considerarse como (1) Aqui el autor confunde a ia poblacién indigena eanaanita, subyugada por los hebrecss, con la clase gobernante judia caracterizada como usureros y meread.eres, y que usurpé hasta el nombre de los 18 la verdadera, aunque ocultu,"dominadora del wuado eutero. 4Cémo es posible’ que surja tal acusacién? y { por qué esta ineulpacién se apova, al parecer, sahre numsrosos, cirenns- tanciados hechos? Empecemos por el origen. Duraute el desarrolio de su cardcter nacional vivian los judios bajo una ley que imposi- bilitaba tanto una riqueza como una pobreza exeesivas, Re- formadores modernos, que organizam sobre el papel sistemas sociales inmejorables, harian bien echandu wna mirada sobre el sistema social, bajo el cual vivian los judios primitivos, Lia ley mosaica, con su prohibicién de la usura, hizo impusible una aristocracia capitalista, yue grandes imancicros Judios la representan hoy precisamente con la comoda y durauera fuente de ingre os que representan ios interests que impones a sus deudores. Ni ta usura, ni la especulacion se vieron fa- vorecidas por la ley antigua. No existia usura con el suelo, sino que la tierra se repartia entre el pueblo, y si bien un Propietario poaia perderia por su cu.pa, o por contrarieda- des, volyia, sin embargo, la parcela. a la propiedad ue la familia transcurridos cincueuta anos. Von et ilamado aho de gracia, empezaba cada vez una nueva épova social. La tor- maeion de grandes feudos 0 de wiia casla de magnates finan. eieros, resuitaba imposible bajo tal legistacion, el pertodo de cincuenta aiios faciltaba la suticiente ibertad para que la actividad personal pudiera manitestarse en Ja lucha de la vida. , Si los judfos en Palestina y bajo la ley mosaica hubiesen sido una nacién conservadora, nunca hubieran podido adop- tar las formas financierus que actualmente la caracterizan, Un judio nunca se enriquecié a costa de otre judio, como tampoco en nuestros tiempos los juafog llegan a ser ricos en mutua competencia entre si, sino a costa de los pueblos no judios entre los que viven. La ley mosaica permitia al judio traficar con los extrafios segin determinados principios mo- rales, pero no con su ‘‘préjimo’’ de raza judia. Su ley, Ia- mada de extranjeros, rezaba: ‘‘al extranjero prestaras usura, con tu préjimo no debes haceria’’. 19 Esparcidos exitre los demas pueblos, pero sin mezclarse nunea fritimamente con ellos, ni perdiendo tampoco sa pat- tienlaridad marcadisima, tuvieron los judfos durante muchos Siglos las mejores ocasiones para: practicar dicha ley funda- mental, Extrafios entre ajenos, que a veces se les mostraron: eruelmente hostiles. con esta ley ejercian los judfos un: acte de justicia compensadora (1) o penal. A pesar de ello,. este hecho solo no hubiera sido suficiente para explicar la supe- rieridad judia en asuntos financieros, La explicacién mas bien deberé buscarse en el judfo mismo, en una fuerza suya: pro- pia, en su habilidad y en su moralidad especffica. Desde. su iniciacién, encontramos en la historia judaica Ja tendencia de esta raza a erigirse como la duefia de otros pueblos esclavizados. Aunque todas las profecias al parecer se- diriefan a un despertar moral de toda la humanidad por Israel, se opone manifiestamente a tal enunciado su tendencia dominadora. Al menos esto es lo que puede deducirse del to- no en que se escribié el Antiguo Testamento. Segtin aquellas antiguas historias. los judfos no obedecieron la orden divina de expulsar a los canaanitas, para que Israel no se contami- nara de la perversién de aquel pueblo. Observando, empero, la suma de fuerzas utiles, que perderian con la expulsién de los canaanitas, prefirieron hacerlos sus esclavos. ‘“Y oeurrié que cuando Israel se fortalecié, hizo a Jos canaanitas sus tri- butarios, no expulsdndolos’’. Esta desobediencia, esta predi- leecién por el dominio material, en lugar de una hegemonfa espiritual, marca el origen del que ha sido despwés perpetuo eastigo y constante angustia de los judfos. La dispersién desde hace 2500 afios de los judfos entre el resto de la humanidad ha modificado fundamentalmente el plan de salvacién, asignado a Israel. Los directores espiritua- les del judafsmo moderno proclaman atin hoy, que la misién judfa entre los pueblos del. mundo es de cardcter espiritual, (1) Aqui se confunde la causa con el efecto, siendo la usura ja: dia le causa, de, ln que nacié siempre la defensa cruel. == El trad, 20 pero tal aserto tiene poco de convincente ante la falta. abso- luta de pruebas practicas. Durante toda la-era moderna ean- sidera Jud a los demas pueblos sdélo desde el punto de vis. ta de cémo sus fuervas vitales puedan ser explotadas en su provecho material. Pero la profecia queda planteada, segin Ja que, aun en tierras extraiias, hostigado a donde dirija ‘sus pasos, vendré para Israel el momento en que su destierro termine en una Nueva Palestina y que Jerusalén, segan can- taban los antiguos profetas, volverd a ser el centro moral del orbe (4 ?). Si el judio hubiese sido laborioso, en cooperacién comin con el resto de la humanidad, su dispersién ciertamente no hubiese adquirido tales proporeioues. Pero como prefirié ha- cerse mercader improduetive, su instinto errante le levé a aventurero a través de todas las tierras habitadas. Ya en tiem- pos muy remotos estuvieron los judios eu China. En Inelate. rra sé les ve aparecer bajo lus reyes sajones. Mercaderes ju- dios existian ya en América del Sur cien afios antes del arri- bo de los PP. peregrinos a Plymouth-Rock. Judfos fueron los que en 1492 fundaron. la primera fabrica de aziear en Santo Tomas. En el Brasil ya se habfan establecido en firme, euan- do en las costas de) continente septentrional apenas existian algunas miseras aldeas. Su constante penetracién se prueba por el hecho de que el primer blanco que uaciera en Georgia fué un judio: Isaac Minis, La presencia de los judios en to- dos los rineones del mundo habitado, y su cohereneia nacional innata les conservaron como conjunto nacional entre los de- mas pueblos, cuyus agentes actives se agruparun en todas partes. Otra predisposicién motivd primordialmente su aseenso a la posicién de amos financieros del mundo, a saber: su habi- lidad ev iuventar constantemente nuevos métodos de usura. Mientras el judio no aparerié en la lucha de competidores, se sulia desarrollar el comercio en formas relativamente sen- cillas. Si hoy buscéramos en Jus origenes de muchos de los miétodos comerciales que facilitan y simplifican nuestro inter- 21 cambio, seguramente que tropezariamos con algdin nombre judio. Muchos de los instrumentos de giro y crédito indis- pensables fueron inventados por comerciantes judios, no sélo para el trato entre sf, sine, mejor adn, para alucinar a los no judios, con que traficaban. La letra de cambio mas an- tigua, que aun existe, fué librada por un judfo, Simén Ru- bens. La letra a la vista e< un invento judfo, como el cheque “al portador’’. Un capitulo de historia muy interesante va ligado a este documento “‘al portador’’. Los enemigos de los judios les qui- taban muchas veces hasta el ultimo ecéntimo de sus riquezas, pero con rapidez sorprendente, éstos yolvian a rehacerse y eran ricos de nuevo al poco tiempo. ,Cémo es posible que se explique este rapido alivio de ma miseria tan absoluta? Es que su activo se ocultaba sencillamente bajo la mascara del “al portador’’, y asi una parte de su propiedad podia siem- pre ser salvada. En las épocas en que se admitia el derecho del pirata de apre:ar todas las mercancias consignadas a un judio, éstos se defendian con la argucia de hacer viajar sus. mercaderias sobre conocimientos que no Hevaban el nombre del destinatario, sino que iban ‘‘a la orden’’. La tendencia judia fué la de traficar preferentemente con mercanclus y no con personas. Antiguamente todas las demandas en justicia eran de indole personal, pero el judio comprendié que las cosas le daban més seguridad que las per- sonas con quienes traficaba, y supo conseguir que en adelan- te las demandas se dirigieran contra las cosas. Ademas, este método le ofreeia la ventaja de permanecer mejor al margen. Es natural que tal procedimiento introdujera en el comercio una nota de dureza, pues que se preferia traficar con cosas a negociar con perronas, y esta dureza es la que se conserv6. hasta nuestros ‘dias. Otra institucién, que se generalizé, y que eficazmente: oculta el enorme poderio aleanzado por los judios, es del mis- mo origen que los documentos al portador, a saber: la stitile- za que deja aparecer una empresa dominada por el capital 22 judio bajo un nombre que no hace ni la mas leve insinua- cién de tal influencia judia. (Sociedad anénima. Sociedad por acciones). El judio es el tinico y verdadero capitalista internacio- nal. Pero por regla general no suele proclamarlo a los cuatro vientos, sino que prefiere utilizar a los Bancos y trusts no-ju- dios como sus agentes e instrumentos. La indicacién lamati- va de una ‘‘fachada’’ no-judia aparece a menudo unida con tal sugestiva manipulacién. También el invento de la Bolsa dé fondos es un producto del talento financiero judfo. En Berlin, Paris, Londres, Franc- fort y Hamburgo ejercian los judfos una influencia absoluta sobre las primeras Bolsas, y Venecia y Génova en las antiguas erénicas aparecen con el nombre de ‘‘ciudades judias’’, don- de pudieron realizar las mas grandes transacciones comercia- les y bancarias. El Banco de Inglaterra fué fundado por consejo y ayuda de judios holandeses inmigrados. Los Bancos de Amsterdam y Hamburgo deben su origen a la influencia judaica en aquellos centros. Otro aspecto singular en relacién con jas persecuciones y vorrerias de los judfos a través de Europa, ex que a donde ellos iban se trasladaba el centro del tréfico mundial. Cuan- do los judios vivian en Espafia, se hallaba alif el centro mun- dial del oro (1). Con la expulsién de los judios perdié Es. pafia su hegemonia financieva, que jamds habia de volver a recobrar. Los historiadores de ja vida econémieca europea siempre se han esforzado por saber el porqué del traslado de Ja preponderancia comercial desde Espafia, Portugal e Italia a los paises nortefios, Holanda, Inglaterra y Alemania, sin que ninguna de las razones aducidas haya podido convencer, €1) Tal aserto tomado de la obra ya citada de Sombart, no es: cierto. La expulsién casi completa de los judfos coincide en Espatia con ¢l momento en que los judics la habian arruinddo eon su usura, con el descubrimiento de América. Sélo después de estos hechos aleanzé Es- pafia la cumbre de su poderio, sucumbiendo un siglo may tarde a la piraterfa britinicg, — El trad, 23 Pero si se’ tiene en cuenta que tal transposicién coiicide con, Ya época de la expulsién de los judfos de los paises meridia~ nales y si refugio en los paises del Norte, y que c6n su ile. gada, a esas regiones empez6 alli el florecimiento comercial, no interrumpido hasta nuestros dias, no se hace dificil una explicacién verosimil. Siempre se reprodujo el hecho de qué ‘al marcharse los judios, vaya con ellos el meteado principal de los metales préciosos (1). La difusién de los judios a través de Europa, y de todo el globo, durante la cual cada comunidad judia qued6 -uni- da: con todas las demas por vineulos de sangre, de fe y de sufrimientos, les dé la posibilidad de manifestarse como in: ternacionales, en una forma que ninguna otra raza, ni comu- andad de comerciantes en aquellos tiempos hubiera podido ha« cer.o. No es solo que se estabfecieran en todas partes (otro tanto oeurre tambien con italianos 0 rusos), smo que, donde- quiera que estuvieren, guardaban intimo contacto. Listaban ya organizauos antes que las aemis comunidades internaciona- les, precisamente por este sitema nervivso de la mancomu- nidad de Ja sangre. A muchos escritores de la tidad media juamé ja atencion ef hecho de que los judios solian estar en- terados de los acoutecimentos europeos, antes de que lo fue- gan los mismos gobiernos, Conocian igualmente el ulterior desarrolio de los. acoatecimientos, comprendiendo desde ‘inego” ‘ (1) La explicacién real es que donde quiera que se manifestaran indicios. de un desarrollo de opulencia, lo escudrifiaba inmediatamente el ojo de rapiiia de Jos némaaas. Su explotucién febril, y la eosecha prematura de ulteriores posibilidades de bienestar, producen siempre un, yApido florecimiento. Junto con los primeros indicios de su inevitable decadencia, desaparecieron también los némadas. El que tal éxodo -cineidiera con las persecuciones de los judios se explica facilmente. Previgamente en lag époeas de decadencia, y numea antes, suelen distin: guir los pueblos a los yerdaderos camsantes. de la misua, y recurren naturalmente a la yenganza, Donde quiera que quedara algo por ¢o- merciar, por poco que fuere, solfan los judios volver siempre, 4 posaT de todas las persecuciones precedentes, seal ovidents de que, efectiva- mente, tales persecuciones nunca pueden haber sido tan crucies, ni bate generales, como la leyenda judia las quiere pinter, — El trad. Y 24 maucho mejor |as- soydiciones ¥ mutuas: relaciones politicas, que los mismos diplomaticos de oficio. Difundian las noticias interesantes de grupo a grupo, de pais a pais, preparando asi instintivamente el fumdamento de la informacién financiera moderna, informacién que les fué de incaleulable valor para sus negocios especulativos. Los eonocimientos anticipados fue- ron desde Juego una ventaja extraordinaria, en tiempos en que las informaciones atin eran pareas, lentas e inseguras, y les puso en condiciones de hacerse indispensables como inter- mediarios de los empréstitos de los Estados, forma de nego- cios esta Ultima que los judios fomentaron siempre. El judfo siempre se esforzé por tener a los Estados por clientes. Los empréstitos se emitfan a menudo en presencia de miembros de una& mi:mas familias financieras en los diferentes paises. Estas familias fueron las que, formando una especie de direc- torio internacional, barajaban a reyes contra reyes, gobiernos contra gobiernos, explotando sin eoneiencia las vebeldias na- cionales existentes 0 provoeadas en su propio y exclusivo pro- vecho. Un reproche muchas veces repetido vontra los financie- ros judios modernos se apoya precisamente en que prefieran ante todo este terreno para sus maquinaciones. Kn efecto, la mayoria de las erfiticas antisemitas no suclen dirigirse contra el comerciante particular judio con clientela privada. Miles de pequefios comercios judios gozin de nuestra general esti- ma, y de la misma manera rexpetamos también a decenas de miles de judfos particulares -onio vecinos nuestros. La eriti- ca que eon razén se hace eontra lox tinaneieros judfos no es pues originada tan s6lo por motives de raza. Deseraciadamen- te esta aversidn racial, que como prejuicio conduee tan fa. cilmente a equivocaciones, deriva del hecho cierto de que en la cadena financiera internacional, que envuelve al mundo entero, cada eslabén ostenta siempre cierta familia finane va judia, un eapitalista judio. 0 wm sistema baneario judio, Muchos quieren ver en tal cireunstancia una onganizacion premeditada del poderio judaico para dominar a todos tos e- 25 demas pueblos del mundo, mientras que otros lo explican tan <6lo como resultado de naturales simpatias judias entre sf, o por el desarrollo natura] del sistema familiar del -comercio judio, que tiende cada vez a abarear mas ramas en su acti- vidad. Seguin el lenguaje de las antiguas escrituras, erece Israel’ como la vid, que siempre hace brotar sarmientos nae- vos, profundizando cada vez mas sus rafces; pero todo sigue siendo parte de una misma planta. La facilidad de los judios para negociar con los Gobier- nos tiene su explicacién también en las antiguas persecucio- nes, en cuyos momentos dolorosos el judio comprendié el enorme poder del oro sobre los caracteres venales. A donde fuera que se dirigiera, le perseguia como una maldicién la ereciente antipatia popular. Los judfos, como raza, no se hi- cieron nunca simp4ticos, hecho que el mas ferviente judio no negara, aunque se esfuerce por dar una explicacién satisfac- toria. Quizd algin que otro judio como particular goce de nuestra estima, y hasta es posible que ciertos rasgos del ca- racter judio, detenidamente estudiados, nos sean ‘simpaticos. Sin embargo, una de las cargas que sobre si llevan los judios comno raza, radica en Ja antipatia colectiva de los demas pue- blos. Esta antipatia existe en nuestra edad moderna, en pai- ses civilizados y en condiciones que al parecer suponen im- posible toda persecucién. En cambio el judio parece que se preoeup2 muy poco de la amistad o enemistad de los dem4s pueblos, quiz4 por los fracasos de épocas pasadas, 0 también, y con mayor verosi- militud, por. creerse perteneciente a una raza superior a to- das las demas. Pero sea el que fuere el verdadero motivo, consta el. hecho de que su tendencia principal se ha dirigido siempre a ganar para si los reyes y la nobleza. ,Qué les im- portaba a los judfos que los pueblos murmuraran contxa ellos, mientras los reyes y su corte fueran sus amigos? Asi hemos visto existir siempre, hasta en los tiempos mas duros para ellos, un ‘‘judio de corte’’, que con ayuda de sus préstamos y los grillos de la deuda, pudo penetrar a eada momento en la 26 antecdmara real. La tactica judaica fué et2ruamente la del ‘‘eamino recto al cuartel general’’. Nunca se esforz6 el judio por conciliarse con el pueblo ruso; pero, en cambio, bused las simpatfas de la corte imperial. Tampoco apetecié nunca las simpatias de la corte imperial. Tampoco apetecié nunca envolver en sus redes al Emperador y a su Gobierno, En Inglaterra se refa el judfo del antisemitismo pronunciado del pueblo inglés, ,No tenfa por ventura detras de si a toda la nobleza? ;No reunfa en sus manos todos los hilos de la Bolsa londinense? Esta tactica de ir ‘‘derecho al cuartel general’’ explica perfectamente la influencia omninotente aue tiene él indaismo sobré tantos Gobiernos y la politiea de los pueblos. Tal tactica pudo desarrollarse facilmente por la habilidad del judfo de poder ofrecer en todo momento aquello que los Gobiernos necesitaban. Cuando se trataba de un _empréstito, en seguida el judfo de Corte intervensa, facilitandolo con ayu- da de judios de otras capitales 0 ceitros financieros. Si se trataba de que un Gobierno quisiera devolver una deuda ven- cida, pero sin confiar el metal preqioso a un convoy a través de terrenos peligrosos, aparecia también el judfo, que se en- cargaba dél asunto: extendfa simplemente un papel, y eual- cuier casa bancaria establecida en la otra capital abonaba el importe. Cuando por vez primera se proveia un ejército con pertrechos modernos, se encargaba igualmente un judio que tenfa el dinero suficiente y disponia también del’ siste- ma. adecuado. Ademés, obten{fa la satisfaccién de convertirse en. acreedor de toda una nacién. Esta tactica, que presté a aquella raza admirables servi: ‘ios aun en las mayores adversidades, no ofrece hoy ni indi. cios de modificarse. Bien se puede comprender que el judio, al observar la enorme influencia que su raza numéricamente tan insignificante ejerce en la actualidad sobre la mayorfa de Tos’ gobiernos, considerando la desproporcién entrée el nime- ¥o y el poderfo de su pueblo, quisiera ver en estos hechos, une prueba fehaciente de una superioridad racial. Hay que hacer constar también que la astucia judig en 27 inventar continuamente nuevas formas comerciales se sigue acreditando, como asimismo la facilidad de amoldarse a situa- ciones alternativas. Judios suelen ser los primeros, que en tie- rras extrafias fundan sucursales bancarias, para asegurar a los representantes de la casa central todas las ventajas posi- bles desde un principio. Durante .la Guerra se hablé mucho de las ‘‘victorias pacificas’’? que el Gobierno alemin hubiera obtenido al fundar en los Estados Unidos casas filiales 0 su- cursales de comercios alemanes. El que muchas sucursales alemanas hayan existido en nuestro pais, no puede negarse; pero por otro Jado no se olvide que en la mayoria de los ca- sos no se trataba de empresas alemanas, sino de relaciones judias. Los antiguos comercios alemanes fueron demasiado con- servadores para, ni aun en los Estados Unidos, adular a la clientela, En eambio las easas judias no eran tan conserva- doras, sino que vinieron a América y apresuraron los nego- eios. La competencia oblig6 a las casas buenas alemanas a que hicieran otro tanto. Pero Ja idea en su origen fué judia, no alemana. Otro método comercial moderno de origen genuinamente hebreo consiste en la fusién o consorcio de industrias simila- res entre si. Una vez que se adquiere, por ejemplo, una cen- tral eléctrica, se tiende a adquirir seguidamente la empresa de tranvias, que consume la corriente de aquella central. La base de esta politica es, a poder ser, aduefiarse de las utili- dades en toda la linea, desde la produccién de la corriente hasta el billete del tranvia. Pero la causa fundamentel estri- ba en aumentar el precio de la corriente para el tranvia eon syuda de Ja influencia en ambas empresas, y asimismo poder dictar el precio de las tarifas para el piiblico. Aquella empresa, que esté en contacto més directo con el consumi- dor, declara entonces que tiene que subir jas tarifas porqne sus propios gastos se han elevado, ocultando empero que di: cha elevadién fué. ordenada por sus misinos copropietarios, pero ne por circunstancias exteriores independientes. Existe hoy dfa en e] mundo una potencia finanuiara cen- 28 tral, que realiza sus jngadas en todas partes, de una mane- va admirablemente organizada. siendo cl mundo su tablero y el dominio mundial su postura. Los pueblos modernos han perdido ya la confianza en la tesis dle que las ‘‘eondicioues econdémicas”’ tengan siempre la culpa de los acontecimientos desagradables. Bajo la mascara de “eves econdmic: se oeultan fenédmenos que no obedeven a ley natural alguna. si- no que provienen exclusivamente del frio egoismo de deter- minados elementos, que poseen tanto la voluntad como el po- der de esclavizar a la humanidad hajo su dominio absoluto. Muchos fendémenos pueden ser de cardeter nacional: el que lo sea también la vida econémiea de los pueblos, esto no To eree nadie. Dicha economia es internacional, y se advierte en el hecho de que en todo su amplio terreno no existe eom- petencia alguna nacional. Existen, efectivamente, algunas ca- sas bancarias independientes, pero no hay nimgdn hanco im- portante que lo sea. Los grandes manejantes, los pocos que con vista abarean todo el vomplicado plan de le jugada, tie- nen a su disposicién muchos institutos hanearios y trusts, teniendo cada uno de ellos una misién determinada que cum- plir y sin que entre ellos haya divergencias de opiniones. Ninguno entorpeceré nunca el juego del otro ni habra seria competencia entre los diversos factores del gran negocio mun- dial. Entre Ios bancos principales de cada pais existe la m ma cooperacién que entre los diversos negociados, por ejem- plo, del servicio postal de cualquier Estado, pues todos son dirigidos uniformemente desde un punto central y hacia un mismo fin. Antes de la guerra mundial, habia adquirido Alemania enormes cantidades de algodén en los Estados Unidos, masas fabulosas estaban listas Para-el embarque. Al estallar la gue- Tra, y en wna sola noche, pasd el derecho de propiedad de nom- bres judios hamburguesee q nombres judios londinenses. Mien: tras estas lineas se escriben, se yende dicho algodén en Ingla- terra a menor precio del que rige actualmente en América, con lo cual se rebajan también Jos preeiog americanos. Una 29 vez qne estos precios se hayan rebajado lo sufiviente, sera comprado el algodén por personas de antemano enteradas de la jugada, conseguido Jo cial volyerin a subir Jos precios. Entretanto las mismas potencias que originaron las oscila- ciones, al parecer inexplieables, del mereado algodonero, han puesto mauo sobre Alemania derrotacs, haciendo de ella el jamelgo mundial. Determinados grupos tienen este algodén firmemente en sus ‘garras, lo prestan en parte a Alemania para su elahoracién, dejan un pequefio margen para abonar la mano de obra, y engafian a toda la humanidad con la crasa mentira de que no existe apenas algodén en el mundo entero. Al analizar estos métodos inhuma .s e inmorales has- ta su origen, se encontrara que todos lo« responsables de tan malas ‘“‘partidas”’ tiene un cardcter marcadamente coman: i Puede uno admirarse de la importancia que adquiere el aser- to que dice: ‘‘Esperad hasta que América empiece a ocu- parse seriamente de la euestién judia’’? Es una verdad incontrovertible que la situacién en que el mundo entero se halla actualmente, no puede razonarse tni- camente desde e] punto de vista econdémico, como tampoco de- be achacarse a la ‘‘falta de caridad del capital’. Es cierto que el capital nunea se ha esforzado por hacer justicia a las exigencies del trabajo hasta ahora, habiendo llegado este dl- timo hasta los Ultimos limites de lo posible. Pero, pqué ven- tajas han obtenido ni uno ni otro? El trabajo creyé hasta ahora que el capital era la nube negra que se cernf encima. de él, y ha conseguido alejarla. Pero ocurrié que por encima de esta nube aparecia otra aun més densa, de la que ni el capital ni el trabajo en sus enconadas Tuchas se habian aper- eibido. Y esta nube hasta este momento no ha desaparecido. Lio que en el mundo suele Hamarse ‘‘capital’’ es por re- gla general dinero invertido en objetivos de produccién. Erré- néamente obreros y dependientes Haman ‘‘capitalista’’ al em- prendedor o director de una empresa que les facilita los me- dios de vivir: estas personas no son capitalistas, sino que & su vez tienen que. recurrir también al verdadero capitalista, pare gue les-facilite los medios fimancieros para su obra, Este 30 capitalismo es una potencia que actéa por encima del indus- trial y que le trata con mucha mayor dureza de lo que él mismo nunea se atreverfa a tratar asus operarios. Y he ahf una de las grandes tragedias de nuestros tiempos: el “‘capi- tal’ y el ‘“‘trabajo’’ se combaten entre si, euando ni uno nj otro tienen en su mano los medios para reformar Jas condi- ciones, bajo Jas que ambos sufren de manera intolerable, a no ser que en colaboracién mancomunada encontrasen un me- dio para arrebatarles el poder a aquellos financieros, que no s6lo crean tales condiciones, sino que las explotan a su libre albedrio. Existe un super-capitalismo, que se apoya exclusivamen- te en la ilusién de que el oro sea la suprema felicidad. Exis- te igualmente un super-gobierno que sin estar aliado a nin- gtin otro gobierno actia independientemente de todos ellos. haciendo pesar, sin embargo, su dura mano sobre unos y otros. Existe, en fin, una raza, una infima parte de la humanidad, que nunca ni en ninguna parte ha sido bien recibida y, sin embargo, consiguié elevarse a un poderfo tal, que ni las ra- zas mas soberbias hubiesen pretendido, ni siquiera Roma so- 6 en los tiempos de su mds esplendoroso poderfo. Cada vez més, Ja humanidad entera va adquiriendo la conviecién de que Ja cuestién obrera, la de los jornales, la reforma agraria y tantas otras, no podrén solucionarse mientras la cuestién primordial de este poderio financiero internacional no haya sido solucionada. “*A) vencedor, el botin’”’, asi reza un proverbio antiqui- simo. Y hasta cierto punto debemos creer en la verdad de es- te proverbio, cuando unos pocos miembros de una raza poco Populosa y siempre despreciada han logrado conseguir tal preponderancia; o tienen que ser super-hombres, contra los que no vale resistencia alguna, o son personas vulgares, a las que el resto de la humanidad, demasiado tolerante, permitié que alcanzasen un grado injusto y malsano de predominio. Si los judfos no son super-hombres, los no judios deberfn re- prenderse a si mismos por lo oeurrido. Per consiguiente, de- be estudiarse el asunto desde nuevos puntos de vista y anali- zar detenidamente las experiencias vividas en otros paises, it COMO SE DEFIENDE ALEMANIA CONTRA LOS JUDIOS (1) La humanidad en. constante progreso se ocupa abierta- mente de combatir en‘fermedades sobre las que antes se crefa necesario extender el manto de la vergiienza y del silencio. La higiene politica no progresé atin hasta este punto. La cau- sa fundamental de la enfermedad del cuerpo nacional alemin radica en la excesiva influencia judia. Si tal era ya la con- vieeién de algunas intcligencias preclaras desde hace muchos afios, hora es va de quite comiencen a darse cuenta de ello las masas. menos inteligerites. Lo cierto es que toda la vida po- litica alemena gira alrededor de tal idea, y este hecho no se puede ocultar ya por mds tiempo. Segtin Ja opinién de todas Jas clases sociales, tanto la derrota después del armisticio, co- mo la revolucién v suis consecuencias, bajo las que el pueblo sueumbe, son obra de la astucia y de un plan premeditado judfo. Esto se asevera con toda precisién, aduciéndose un sinntimero de pruebas efectivas, y se supone que en su tiem- po la Historia se encargaré de completar la documentacién. En Alemania se considera al judio sdlo como un hués- ped, que, abusando de la tolerancia, pecd con su inclinaeién hacia el dominio. Efectivamente, no hay en el mundo un con- traste mayor que el existente entre la raza puramente ger- méanica y la hebrea. Por esta razén no hay, ni puede haber mancomunidad entre ambas. El alemén ve en el judio séle (1) Los datos de este capitulo son aportados por al doctor W. Liek, autor de Ja obra: ‘‘Participacién del judaismo en Ja derrota de Alemania’’, 32 al huésped. E] judio. en cambio, indi guado pur no serle ¢con- eedidas todas las prerrogativas del :indigena, nutre un odio injusto contra e! pueblo que le hospeda. En otros paises pu- do el judio mezclarse mas Hbremente con el pueblo indigena Y aumentar su poderio con menos trabas, pero en Alemania no Je fué dado. Por esto el judio octia al pueblo alemaén, y por esta misma raz6n precisamente. iiquellos pueblos en que la influencia judia predominaba en 1nayor grado, demostra- ron durante la deplorable guerra muridial el mas exacerbado odio contra Alemania. Jucdios fuerou Jos que predominaron casi exelusivamente en el enorme apirato informative mun- dial, con el gue se fabricd la ‘‘opiniéri publica’’ con respecto a Alemania. Los tnicos gananciosos dic la Gran Guerra fue- ron efectivamente los judfos. Naturalmente que no basta decirlo, hay que comprobarlo. Examinemos pues los hechos. ,Qué oetirrié inmediatamente de pasar Alemania de! antiguo al nuevo régimen? En el gabi- nete de los 6, que usurpé el puesto del Gobierno Imperial, predominaba en absoluto Ja influencia de los hebreos Haase y Landsberg. Haase dirigia los asuntos exteriores, en lo cual fué asistido por el judio Kautsky, un checo que en 1918 ni siquiera poseia la ciudadanfa alemana. El judio Schiffer ocu- P6 el ministerio de Hacienda, con el hebreo Bernstein como subsecretario. En el ministerio de la Gobernacién mandaha e] judio Preuss, con asistencia de su amigo y paisano Freund. El judio Fritz Max Cohen, ex correspousal en Copenhague del diario pan-judio ‘‘Frankfurter Zeitung’’, ascendié a jefe omnipotente del servicio oficial de informaciones, Tal constelacién tuvo en el Gobierno prusiano una se- ganda parte. Los judios Hirsch y Rosenfeld presidieron el @abinete, encargindose Rosenfeld del ministerio de Gracia y Justicia, mientras que Hirsch ceupaba la cartera de Goher- facién. El hebreo Simon fué nombrado secretario de Estado an ef ministerio de Hacienda, cuyo ministerio fué enteramen- te repartido entre judios. Fué nombrado director de enss- flianza el judfo-ruso Futran, en Golaboracién con el judio 33 Arndt. Al puesto de director del negociado de las Colonias, ascendié el hebreo Meyer-Gerhard, mientras que el judio Kas- tenberg desplegé sus actividades como director del negociado de Letras y Artes. El secretario de la Alimentacién se puso en manos del judio Wurm, cooperando en el ministerio de Fomento eon los judios Dr. Hirsch y Dr. Stadthagen. Fl he- breo Cohen, fué Presidente del Consejo de Obreros y Solda- dos, en euya nueva institucién desempefiaban altos cargos los judios Stern, Herz, Loewenberg, Frankel, Israelowitz, Lau- benheim, Seligsohn, Katzenstein, Lauffenberg, Heimann, Schlesinger, Merz y Weyl. El judio Ernst fué nombrado Jefe de la Policia de Ber- Ijn, en euyo mismo puesto en Franefort a|M aparecié el he- breo Sinzheimer, y en Essen el judfo Lewy. El judio Eisner en Munich se nombré a si mismo Presidente del Estado de Baviera, nombrando su ministro de Hacienda al judio Jaffe. Industria, comereio y tr4fico en Baviera se pusieron bajo las érdenes del judio Brentano. Los’ judfos Talheimer y Hei- man ocuparon elevados cargos en los Ministerio de Wiir- temberg, mientras que el judio Fulda gobernaba en Hessen. Dos plenipotenciarios alemanes en la conferencia de la paz eran judios, mientras que un tercero fué un conocido jnstrumento incondicional del judaismo. Ademés pululaban en la delegacién alemana judfos adlateres y peritos, tales como Max Warburg, Dr. v. Strauss, Merton, Oscar Oppenheimer, Dr, Jaffe, Deutsch, Brentano, Bernstein, Struck, Rathenau, Wassermann Mendelssohn-Bartholdy. La proporeion de judios en las delegaciones dé otrés Go- piernos en la conferencia de la paz, pudo constatarse facil- mente, leyendo las cronicas de los periodistas no-judios. Sdélo a éstos parece que tal hecho haya ltamado Ja atencién, mien- tras que los corresponsales judics han preferido eallar, por prudencia seguramente. La influencia judfa nunca se habfa manifestado en Ale- mania tan acentuadamente como durante Ja guerra. Aparecié ésta con la resuelta certeza de un cafionazo, como si todo hu- 34 biese sido ya preparado de antemano. Los judios alemanes no fueron patriotas alemanes durante la guerra. Si bien este he- eho en opinién de las naciones enemigas de Alemania no pue- de considerarse precisamente como una falta, permite, sin embargo, apreciar en su justo valor la clamorosas protestas de los israelitas de absoluta lealtad hacia aquellos pafses en que viven casvalmente. Por razones que mas adelante habre- mos de trata: afirman serios pensadores alemanes que es im- posible de todo punto que un judio sea nunea patriota. Semin opinién general, todos los hebreos arriba citados jamas hubiesen aleanzado aquellos puestos sin la revolucién. Y Ja revolucién en cambio no hubie e estallado sin que ellos mismos Ja hubieran prenarado. Cierto. también, aue en Ale- mania no faltaron insvficiencias, pero éstas el mismo pueblo aleman Jas hubiese podio rectificer. y seguramente lo habria hecho En este easo precisamente. las caucas de estas insufi- ciencias que arruinaban !a moral piblica®e imvosibilitaban toda reforma, se hallaban bajo la influencia judia. Tal influencia judia, que por encima de toda otra causa es Ja culpable del hundimiento del Tmperio aleman, puede resn- mirse en tres grupos. a saber: 1.° el bolchevi mo que se oeul- to bajo el disfraz del socialismo; 2.° el capite!ismo judfo con su preponderancia en la Prensa. y 3.° el control judio de la alimentacién del pueblo aleman, y el de toda su vida indus- trial. Aun existe un cuarto grupo, “que apunta mas arriba”, pero lo tres citados fueron los que mas directamente obraron sobre los sentidos populares y las masas. Como es muy posib e que tales conclusiones alemanas pue- Can ser puestas en duda por aquellos cuya opivién se ha ide formando bajo la influencia de la prensa judfa, vamos a citar aqui unas palabras del corresponsal del periédico londinense “Globe’’, Mr. George Pitter-Wilson. Este observador eseribid en-abril de 1919 que ‘'el bolchevismo significa tu expropiacién de todas las naciones cristianas, de modo que ningan capital Permaneceré en manos cristianas, y que los judios en conjunto ejercerén el dominio del mundo a su antojo”’. Ya durante el so segundo afio de la guerra judfos alemanes declaYahan que un derrota de Alemania era indispensable para la liberacién dc proletariado. E] socialista Stroebel dijo: ‘‘Declaro francamer te que la plena victoria de Alemania no seria favorable a lo intereses de la socialdemocracia’’, En todas partes se afirma ba que la elevaciéu del proletariado seria casi imposible e Alemania vencedora. Estos breves ejemplos de entre muchi simos que podriamos aducir, no tienen por objeto volver : examiner toda la cnestién de la guerra; tienden tnicamente + demostrar que muchos jrdios de los Lamados alemanes olvi daron sus debeves hacia el pais, euya ciudadania ostentaban uniéndose con todos los demas judfos enemigos, al objeto de preparar la catastrofe de Alemania. Tal objeto, segin més adelante se vera, no fué, ni mucho menos, el de librar a Ale- mania del militarismo, sino el de hundir a todo el pueblo aleman en un estado caético, que les permitiera apoderarse del poder. fa Prensa alemana, timidamente primero, después ‘ta todas Iuces’’, hacia suyas estas tendencias de los porta- voces judios. El ‘‘Berliner Tageblatt’’ y la ‘‘Miinechener Neueste Nachrichten’? fueron durante la guerra érganos ofi- ciosos 0 semioficiosos del Gobierno alemdn. E] primero de estos periddicos defiende e tatalmente los intereses judios en Alemania, mientras que el segundo se muestra completamen- te bajo ja influencia del judaismo orgauizado. Genuinamente judia es también la *'Frankfurter Zeitung’’, de la que de- penden un sinniimero de hojas de mayor o menor importan- cia. Todos estos periddivos no son otra cosa que ediciones ale- manas de la Prensa mundial judia antialemana, siendo su tendencia absolutamente la misma. Esta intima cooperacién de la prensa de todas las naciones, que se llama prensa uni- versal, deberia examinarse muy escrupulosamente dese este punto de vists para demostrar a la humanidad entera los se- eretos de cémo y a qué fin oculto se prepara diariamente la formacién de la opinién publica. En el momento de estallar la guerra pasaron todos los viveres y pertrechos de guerra a manos judias, desde euyo 36 inomento empez6 a mostrarse tal falta de probidad que se soeavé la confianza de los combatientes. Igual que Jos demas pueblos patridticos, supo también el aleman que toda guerra significa sacrificio y sufrimientos, y se mostré desde el pri- mer dia dispuesto a sobrellevarlos. Ahora, en cambio, han comprendido los alemanes que fueron explotados por una hor- da de judfos, que lo habian preparado todo para sacar enor- mes provechos de la miseria general del pueblo teutén. Don- dequiera que se pudiera especular con las necesidades del pueblo, 6 que se presentase la ocasién de obtener ganancias intermedias ya sea en bancos. sociedades de guerra, emprés- titos ptblicos, 0 en Ministerios que formulaban los gigantes- cos pedidos de pertrechos de guerra, alli aparecian los ju- dios. Articulos de consumo general, de los que habia en abun- dancia, desaparecieron de pronto, para volver a ofrecerse més tarde con un aumento fabuloso de precios. Las socieda- des de guerra fueron dominios judios. Aquel que tuvo dine- ro pudo comprarlo todo, hasta los tiquets de reparto, con los que el Gobierno se esforz6 en una labor sobrehumana para repartir los viveres equitativamente entre toda la poblacién. Los judios triplicaban los precios de aquellos articulos que adquirian a espaldas del reparto oficial, atrayendo asi una riada abundante de oro para sus bolsillos. A causa de estas existencias ocultas, de las que los judfos disponian, fallaron todos log edleulos y censos del Gobierno. La moral publica sé jnquieté ante tal fenédmeno. Se formularon demandas y se jnielaron procesos, pero en el momento en que les asuntos Negaban al falle, tanto los jueces como los inculpados siendo judios todo terminaba con un sobreseimiento casi general. En cambio, si el acusado era aleman, se le condenaba a multas, que hubiesen debido imponerse también a los demés. Esté- diese el pais desde-este punto de vista, escudrifiese Alemania por todos sus Fincones, esctichese la voz y la opinién popula- res, y en todgs partes se oiré siempre que este abuso de su poder durante la guerra se ha grabado en el aims alemana gomo impreso con hierre tandente. 37 Y mientras tales influencias socavaban las masas popu- lares, influencias mas elevadas en sentido panjudio pesaban sobre el Gobierno. Los grandes consejeros del Gobierno de Bethmann Hollweg fueron entre otros: el gran naviero Ba- lin; luego Teodoro Wolff, redactor-jefe del ‘‘Berliner Tage- blatt’’, y miembro de la Prensa panjudia; v. Gwinner, diree- tor del ‘‘Deutsche Bank’’, unido por vineulos de parentesco con la gran empresa bancaria internacional de los judfos Speyer; y Rathenau, portavoz de las grandes concentraciones industriales y financieras judias en Alemania. Estos perso- najes formaban el Cuartel general judio y ejercian su in- fluencia sobre el Gobierno, igual que los demas lo haefan 2on las masas populares. El judio rico podia muy bien comprarse la posicién an- helada en la sociedad por encima de las capas sociales diree- tamente interesadas en Alemania, pero, 4cémo aleanz6 el judio pobre el reconocimiento que deseaba? Porque a todos los judios les impulsaba esta misma tendencia, que arraiga en su sangre; el anhelo de dominacién. Si se explica el sub- yugarse de las clases elevadas a la riqueza judfa sera un poco dificil comprender la conquista de las masas populares por los judfos, que no poseian otros medios fimancieros que aque- Hos que en el caos momentaneo pudieran tener o haberse apo- derado. Es admitido que el judio en esencie no sea anarquista 0 destructor, Sin embargo, es él bolchevique mundial, y muy especialmente el causante de la revolucién en Alemania, Su anarquismo no es innato (1), sino que es para él un medio para alcanzar mayor objetivo. El] judio rico no es anarquis- ta, porque puede alcanzar su objeto por caminos mas suaves, mientras que el judio pobre no dispone de otros medios que (1) Tal interpretacién es manifiestamente contradictoria al pa pel que realmente desempefiaron siempre los judios en la vida de todos loa pueblos. Sea por medio de explosives, por usura, o por aéduccién, siempre y_en todos lo. casos demuestra el judio ser eI tmico destructor Gél orden existente. — ET trad. 38 los violentos para cnriquecerse. No obstante, el judio vieo Y el pobre caminan juntos largo trecho. BE} vinculo de simpa tia de raza no se rompe entre ellos, porque en el caso de triun- far Ja anarquia ocupard el judfo pobre su puesto al lado del hermano rico, y si el movimiento fracasara, habra Abierto nuevos surcos, donde el judfo rico pueda seguir desarrollan- do sus planes. El judio pobre no podia franquear en Alemania la ba- yrera del germanismo que se oponia a sus propésitos, sino des- truyéndola. En Rusia ocurrié otro tanto. La estructura social de Alemania pudo mantener al judio en un plano de orden, dentro del cual pudiera ocasionar el menor dafio posible. Asi como la Naturaleza suele encapsular cuerpos extrafios en el organismo, asi operan instintivamente las naciones con el ju- dio. No obstante, en la vida moderna el judio inventé un medio para usurpar el sitio anhelado: forzar las barreras y destruir los fundamentos del orden social, sumiendo el pais en la tiniebla revolucionaria. Cuando Rusia se hundid, ,quién fué el primero en salir a la luz de los acontecimientos? iEL judio Kerensky! Pero sus planes no fueron lo suficientemen- te radicales, por Jo que le sucedié Trotaky, otro judio. Este Trotzky comprendia que el orden social en América estaba demasiado bien fundamentado, y por eso atacé en el punto més débil: Rusia, desde donde cree poder ir destruyéndolo todo en

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