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Situacion economica del Peru en la primera guerra mundial

La Primera Guerra Mundial se inició


en Europa como un conflicto de
leve intensidad, como un conflicto
bastante clásico para la época y se
convirtió pasando los meses en un
terrible conflicto dejando un saldo
de 10 millones de muertos y países
destruidos y arruinados.

Este conflicto europeo tuvo una


repercusión mundial y más de
treinta países fueron directamente
implicados en la contienda. En
América Latina, Brasil, Cuba y unos países de Centro América declararon la guerra a los
países de los imperios centrales, mientras los demás gobiernos mantuvieron una
prudente política de neutralidad, otros llegaron a romper relaciones diplomáticas, pero
sin declarar la guerra a tal o tal bando. ¿Significó esta neutralidad que la guerra no
tuviera consecuencias? No, todo lo contrario. Las tradicionales relaciones intelectuales,
económicas de todos los países de la región no podían dejar el espacio Americano
fuera de los efectos directos e indirectos del conflicto. La crisis económica al inicio del
conflicto seguida por la bonanza por efecto de la demanda, los hundimientos de
barcos por los submarinos, el derrumbamiento de los modelos intelectuales y la
emergencia de las vanguardias son unos de los efectos de esta «gran conflagración».

El coloquio organizado por el Instituto Francés de Estudios Andinos con la Biblioteca


Nacional del Perú, quiso aportar una lectura sobre los efectos del conflicto en la
sociedad peruana, cosas bastante poco estudiadas hasta la fecha. Los efectos
económicos, los efectos sociales, las mutaciones tecnológicas, las nuevas posturas de
intelectuales, son una de las líneas que queríamos abordar. Para tener una idea más
justa de estas consecuencias, no nos limitamos al periodo del conflicto, sino que lo
ampliamos hasta el principio de la década de 1920.

El evento se realizó en el auditorio Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional.


Empezó con las palabras del embajador de Francia en el Perú Fabrice Mauries y las de
Martha Uriarte directora del áerea técnica en nombre de Ramón Mujica Pinilla director
de la Biblioteca Nacional. Gérard Borras director del IFEA presentó las líneas de trabajo
que guiaban la jornada del seminario. La primera mesa, moderada por Martín
Monsalve Zanati de la Universidad del Pacífico fue dedicada a la dimensió n poli ́tica y
económica del conflicto. Fabián Novack director del Instituto de Estudios
Internacionales (IDEI) de la Pontificia Universidad Católica del Perú presentó el
panorama internacional durante el conflicto y la posición y el protagonismo del Perú
en este contexto. El tema de la neutralidad declarada por el Perú fue sometido a una
fina lectura mostrando cómo en realidad se trataba de una postura muy favorable al
bando aliado. Carlos Contreras de la Pontificia Universidad Católica del Perú puso en
evidencia el impacto económico del conflicto en un país muy dependiente de sus
exportaciones. La falta de moneda circulante, la creación del cheque circular para
suplir esta escasez, el cese de la conversión oro, la caída de las exportaciones, fueron
un duro golpe a la economía nacional hasta que la aceleración de la demanda por
parte de los beligerantes diera un nuevo impulso a los intercambios y una situación de
relativa prosperidad. El periodo de la guerra fue también en lo político un espacio de
oportunidades. Ombeline Dagicour de la universidad de Ginebra mostró cómo el ex
presidente exiliado Augusto B. Leguía aprovechó este momento de tensiones para
consolidar su red de allegados, su red de clientelas. En este sentido, su
correspondencia escrita desde Londres es un material de gran interés. La segunda
mesa analizó la relación entre los individuos y la guerra y en particular los que fueron
implicados en la contienda. Jorge Ortiz del Instituto Peruano de Política y Economía
dedicó su intervención al análisis de los diferentes grupos nacionales que se alistaron
en respectivos ejércitos nacionales sea por obligación de las levas, sea por defender la
patria. La rúbrica «Nuestros conocidos en la Guerra» de la revista Variedades resultó
ser una fuente de gran provecho ya que permitió la identificación de buen número de
los que participaron en la guerra, sea como combatientes o personal de apoyo.
Giovanni Bonfiglio de la universidad San Martín de Porres dedicó su conferencia a la
presentación de un diario escrito por un italiano nacido en Lima y que viajó a Italia
para ayudar a su familia y fue alistado en las filas del ejército italiano contra su
voluntad. Se evidenció aquí la complejidad de las situaciones individuales entre
expectativas personales y exigencias institucionales. El caso presentado fue también
ejemplar de estas historias de individuos desgarrados entre dos identidades
construidas en dos espacios distintos. La última mesa fue dedicada por una parte a la
prensa y por otra a la recepción del conflicto en la sociedad nacional. Fernando Rosas
Moscoso hizo una revisión de la revista Variedades y de sus diferentes rúbricas en
tiempo de guerra. A través de las caricaturas, fotos, editoriales, artículos temáticos, la
revista era una fuente de informaciones considerable para el público limeño y peruano
en general. Gérard Borras, director del IFEA usó diferentes soportes para evidenciar el
impacto del conflicto en las mentalidades y las representaciones de los periodistas,
creadores, artistas. La parte dedicada en particular a las canciones populares evidencia
un conocimiento y una conciencia política muy aguda sobre lo que podía significar el
conflicto, en particular en su dimensión internacional con el tema de las
ciudades «cautivas», Tacna, Arica y Tarapacá.
El impacto de la primera Guerra
Mundial
Los civilistas fueron incapaces de gestionar las nuevas
fuerzas sociales que desencadenaron sus políticas.

Esto en primer lugar se hizo evidente en 1912 cuando el empresario millonario


Guillermo Billinghurst (1912-14)--reformista y populista ex alcalde de Lima--fue capaz
de organizar una huelga general para bloquear la elección del candidato presidencial
oficial Civilista y forzar su propia elección por el Congreso. Durante su Presidencia,
Billinghurst se vio envuelto en una serie cada vez más amarga de los conflictos con el
Congreso, que van desde la legislación social avanzada propuesta para la solución de la
disputa de Tacna-Arica. Cuando el Congreso abrió audiencias de destitución en 1914,
Billinghurst amenazó con armar a los trabajadores y disolver forzosamente el
Congreso. Esto provocó que las fuerzas armadas bajo el coronel Oscar Raimundo
Benavides (1914-15, 1933-36 y 1936-39) para hacerse con el poder.
El golpe de estado marcó el comienzo de una alineación a largo plazo de los militares
con la oligarquía, cuyos intereses y privilegios que defender hasta la revolución de
1968 del General Juan Velasco Alvarado (1968-75). También fue significativo porque
no sólo terminó casi dos décadas de gobierno civil sin interrupciones, pero, a
diferencia de anteriores intervenciones militares, fue más institucional que
personalista en el personaje. Benavides fue producto de un intento de Piérola a
profesionalizar las fuerzas armadas bajo la tutela de una misión militar francesa, a
partir de 1896 y por lo tanto era incómodo en su nuevo papel político. Dentro de un
año, arregló las elecciones que llevaron de José Pardo y Barreda (1904-1908, 1915-19)
al poder.
Una nueva ronda de problemas económicos, profundizando el malestar social y
potentes y nuevas corrientes ideológicas hacia el final de la I Guerra Mundial, sin
embargo, convergieron para poner fin a una generación de regla Civilista en 1919. La
guerra tuvo un efecto de montaña rusa en la economía peruana. En primer lugar, los
mercados de exportación fueron temporalmente cortados, provocando
recesión. Entonces, cuando se restauró el comercio exterior, estimulando la demanda
entre los combatientes de los productos primarios del Perú, una espiral inflacionaria
vio el costo de vida casi doble entre 1913 y 1919.
Esta inflación tuvo un impacto especialmente negativo en las nuevas clases de trabajo
en Lima y en otras partes del país. El número de trabajadores había crecido
bruscamente desde el cambio de siglo--por un recuento de 24.000, o 17 por ciento de
la población de la capital en 1908, a 44.000 o 20 por ciento de la población en
1920. Las tasas de crecimiento similares ocurrieron fuera de Lima en los enclaves de
exportación de azúcar (30.000 trabajadores), algodón (35.000), petróleo (22.500) y
cobre. La mina de cobre de Cerro de Pasco solo había 25.500 trabajadores. El
crecimiento y la concentración de los trabajadores fue acompañado por la propagación
de ideas anárquicas antes y durante los años de guerra, haciendo cada vez más
militante del movimiento obrero incipiente. Violentas huelgas estallaron en las
plantaciones de azúcar, a partir de 1910, y la primera huelga general en la historia del
país se ha producido un año más tarde.
Nuevas ideologías radicales alimentaron aún más la creciente agitación social en el país
al final de la guerra. Las ideas de las revoluciones mexicana y rusa, el ex anteriores a
este último, extendió rápidamente radicales nuevas doctrinas para las esquinas lejos
del mundo, incluyendo Perú. Más cerca de casa, el movimiento indigenista
(Indigenista) cada vez más capturó la imaginación de una nueva generación de
peruanos mestizos especialmente urbanas, de clase media que fueron reexaminar sus
raíces en un Perú cambiante. Indigenismo (indigenismo) fue promovido por un grupo
de escritores y artistas que buscaban a redescubrir y celebrar las virtudes y valores del
glorioso pasado Inca del Perú. Conciencia de las masas indígenas fue mayor en este
momento por otra ola de levantamientos indígenas en la Sierra Sur. Ellos fueron
causadas por la interrupción y la dislocación de las comunidades de nativos americanas
tradicionales provocados por la apertura de nuevos mercados internacionales y la
reorganización del comercio de lana en la región.
Todas estas tendencias sociales, económicas e intelectuales llegaron a una final de la
administración de Pardo. En 1918-19 Pardo enfrenta una ola sin precedentes de huelga
y movilización de mano de obra que se unió por disturbios estudiantiles por la reforma
universitaria. La Alianza obrero estudiantil subsiguiente catapultó a una nueva
generación de reformadores radicales, encabezada por Víctor Raúl Haya de la Torre--
un estudiante joven y carismático en la Universidad de San Marcos--y José Carlos
Mariátegui, un brillante periodista de Lima que defendió los derechos de la clase de
trabajo nuevo, urbano--prominencia nacional.

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