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Muchas veces hemos escuchado decir en nuestro país Perú, que el problema de nuestro
país es la corrupción y que ésta ha invadido al Estado. De esta forma, sostienen, se ha
conformado un Estado perverso, manejado por una clase política también perversa
cuyo objetivo es llenarse los bolsillos y estafar a la sociedad. Sostenemos aquí
en cambio, que estas proposiciones nos dejan una imagen distorsionada de la realidad.
Una imagen en la que nuestra sociedad, ingenua y pasiva, se encuentra condenada al
fracaso debido al mal manejo que de ella hacen un grupo "los políticos" y a una
institución "el Estado".
Como parásitos que viven y manipulan a nuestra sociedad, esta "clase" política no ha
sabido llevar a la sociedad al puerto que merece.
La corrupción en el país en la principal causa de la pobreza ya que son muy altos los
índices de estos. Al respecto, Se considera que “con todo lo valiosa que es la
democracia como principal fuente de oportunidades sociales, también es necesario
analizar las formas y los medios para que funcione bien, para realizar su potencial.
El logro de la justicia social depende no solo de las formas institucionales sino también
de que éstas se pongan verdaderamente en práctica”.
En otras palabras, para afirmar que, por ejemplo, en Perú rige una verdadera
democracia, no basta con que se lleven a cabo procesos electorales, sino que también
resulta necesario que el Estado garantice el ejercicio de los derechos de los ciudadanos
de cara a la satisfacción de, al menos, sus necesidades más básicas.
Esto sucede por la poca información de los ciudadanos al momento de elegir a los
mandatarios por ello tenemos un gobierno corrupto sin mencionar al congreso que se le
paga mucho y ellos no elaboran bien su trabajo algunos hasta se llegan a dormir en sus
reuniones.
Por otro lado tenemos a los que “compran botos para llegar al poder” o se alianza con
gente de poder llegando a acuerdos o en las campañas presidenciales cuando se ven
campañas extraordinarias de dudosa procedencia con elevadísimos costos.
¿QUÉ HAY QUE HACER? En el Perú y en muchos otros países lo que ha dado muy
buenos resultados es el fortalecimiento de un sistema especializado, con personal
altamente calificado (que existe), con recursos (que hay), con apoyo institucional pero
independiente en los hechos. Y, como parte de un conjunto de medidas preventivas:
una buena Contraloría, el máximo de transparencia y de acceso a información pública y
buenas normas vinculadas a aspectos como lavado de activos o conflictos de intereses.
Por otro lado, “la gobernabilidad genuinamente democrática requiere una participación
amplia y sustantiva, así como la rendición de cuentas por parte de quienes ostentan
poder” La rendición de cuentas es una obligación de las autoridades y, de igual forma,
es un derecho de la ciudadanía. Todos y todas gozamos del derecho de acceder a
información pública como herramienta para controlar la legalidad y licitud de las
acciones y decisiones de nuestras autoridades, en tanto el Estado se encuentra a
nuestro servicio. A pesar de esto, los sectores que viven en marcos de pobreza no solo
padecen por la escasez de recursos económicos, sino también por el desconocimiento
de sus derechos gracias a la baja calidad de la educación provista por el Estado.
Esta situación es un claro ejemplo de ausencia de opciones entre las cuales elegir. Es
decir, de falta de desarrollo como expansión de capacidades. Sin educación que brinde
el conocimiento de nuestros derechos y de las obligaciones del Estado hacia nosotros,
no podremos reclamar cuando desde el Estado se cometa un acto de corrupción que
termine afectando la calidad de los servicios públicos que brinda a la ciudadanía.
Algunos autores afirman que la corrupción se puede combatir por el simple hecho de
llevar una buena educación estoy de acuerdo con ello ya que los valores que se forjen
desde el hogar van a ser reflejados en las acciones que realicemos día con día.
El tema de la corrupción en el Perú es un tema tan complejo y delicado que en verdad
urge abordar frontalmente para poder lidiar con ella de manera efectiva y sin hipocresías
por los tres poderes del estado, como el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Nuestro país atraviesa una crisis moral y ética, se ha perdido los principios y los
valores en la sociedad. Según un estudio de Pro ética los tres principales
problemas que afronta el Perú son: En primer lugar la delincuencia y la falta de
seguridad, le sigue la corrupción y las coimas en el sector público y el desempleo.
Si el Gobierno sabe muy bien cuáles son los puntos frágiles que afronta nuestro país,
debería iniciar a combatir estos males que están en el estado. En el Poder Ejecutivo a
través de sus Ministerios, los gobierno regionales y locales. Todos sabemos los delitos
que cometen los funcionarios públicos y servidores del estado, que son: Concusión,
peculado, malversación, cohecho, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.
Ante esta crisis moral y corrupción lo que propongo es que el Gobierno de turno debe
luchar frontalmente para combatir la corrupción y la delincuencia, dos puntos que hasta
el momento nos está venciendo ante la ineptitud del Poder Ejecutivo, Legislativo y
Judicial. Esto preocupa y debemos actuar en forma rápida.