MORAL
Época: Décima Época
Registro: 2005532
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. LI/2014 (10a.)
Página: 661
HECHO ILÍCITO. SU DEFINICIÓN.
La doctrina ha sostenido que la configuración del hecho ilícito requiere de tres
elementos: una conducta antijurídica, culpable y dañosa. Así, se entiende por una
conducta antijurídica, aquella que es contraria a derecho, ya sea porque viole una
disposición jurídica, o el deber jurídico de respetar el derecho ajeno. Asimismo, obra
con culpa o falta quien causa un daño a otro sin derecho; dicha culpa o falta se traduce
en no conducirse como es debido, esto es, una conducta culposa es aquella
proveniente de la negligencia o falta de cuidado. Finalmente, el daño es una pérdida o
menoscabo que puede ser material o extrapatrimonial; de ahí que desde un punto de
vista económico, el daño es la pérdida o menoscabo que una persona sufre en su
patrimonio, y el perjuicio es la privación de la ganancia lícita a la que tenía derecho.
Por su parte, el daño o perjuicio extrapatrimonial (también conocido como daño
moral) es la pérdida o menoscabo que sufre una persona en su integridad física o
psíquica, en sus sentimientos, afecciones, honor o reputación. En conclusión, un hecho
ilícito puede definirse como la conducta culpable de una persona que lesiona
injustamente la esfera jurídica ajena.
Amparo directo 16/2012. 11 de julio de 2012. Cinco votos de los Ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo, José
Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea; los Ministros José Ramón Cossío Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea, reservaron su derecho a formular voto concurrente. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria:
Rosa María Rojas Vértiz Contreras.
Amparo directo 74/2012. 10 de abril de 2013. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José
Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo
Rebolledo; el Ministro José Ramón Cossío Díaz reservó su derecho a formular voto concurrente. Ponente: Jorge
Mario Pardo Rebolledo. Secretaria: Rosa María Rojas Vértiz Contreras.
Amparo directo 23/2013. 21 de agosto de 2013. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José
Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo
Rebolledo; los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y
Olga Sánchez Cordero de García Villegas reservaron su derecho a formular voto concurrente. Ponente: Jorge Mario
Pardo Rebolledo. Secretaria: Rosa María Rojas Vértiz Contreras.
Esta tesis se publicó el viernes 14 de febrero de 2014 a las 11:05 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 160554
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 5
Materia(s): Constitucional
Tesis: I.8o.C.41 K (9a.)
Página: 3771
IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN, PRINCIPIO DE. SU VIOLACIÓN POR LOS
PARTICULARES.
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DAÑO MORAL
El derecho de no discriminación que consagra el tercer párrafo del artículo 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos proscribe cualquier distinción
motivada, entre otras, por razones de género y edad, condición social, religión o
cualquiera otra análoga que atente contra la dignidad y tenga por objeto anular o
menoscabar los derechos y libertades de las personas. Al respecto, la Ley Federal para
Prevenir y Eliminar la Discriminación, reglamentaria del tercer párrafo del artículo 1o.
de la Constitución Federal, en su artículo 4o. establece que para efectos de esa ley se
entenderá por discriminación toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el
origen étnico o nacional, sexo, discapacidad, condición social o económica,
condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales,
estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el
ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas. No
puede, pues, existir discriminación alguna por razones étnicas o de nacionalidad, raza,
sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, etc., que
atente contra la dignidad, cuyo valor superior reconoce la Constitución, junto con los
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, siendo entonces que
hay una dignidad que debe ser respetada en todo caso, constituyéndose como un
derecho fundamental. Ahora bien, este principio de no discriminación rige no sólo
para las autoridades sino también para los particulares, pues lo contrario sería tanto
como subordinar la supremacía constitucional a los deseos o actos de los particulares.
Así, estos últimos tienen el deber de abstenerse de cualquier actuación que vulnere la
Constitución, lo que no implica necesariamente que realicen conductas positivas, pero
sí están obligados a respetar los derechos de no discriminación y de igualdad real de
oportunidades. Poniendo el principio de no discriminación en relación con otros
derechos, es posible ilustrar la forma en que se puede aplicar a las relaciones entre
particulares: verbigracia, en principio los empleadores no podrán lícitamente
distinguir entre sus trabajadores con base en alguno de los criterios prohibidos por la
Constitución; tampoco lo podrán hacer quienes ofrezcan un servicio al público
(ejemplo, negando la entrada a un estacionamiento público a una persona por motivos
de raza) o quienes hagan una oferta pública para contratar (ejemplo, quienes ofrezcan
en renta una vivienda no podrán negarse lícitamente a alquilarla a un extranjero). Lo
anterior significa que la prohibición de no discriminar puede traducirse en una
limitación a la autonomía de la voluntad, o autonomía de las partes para contratar,
misma que debe ceder siempre que esté en juego la dignidad de la persona, de suerte
que si mediante el pretexto de la autonomía de la voluntad se pretende cubrir una
ofensa manifiesta, humillante, anuladora de la dignidad, los derechos fundamentales
deben entrar en acción para reparar la violación; criterio aplicable en un caso en que
se reclama indemnización por daño moral, derivado de la conducta discriminatoria
atribuida a un particular.
OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 617/2009. Javier Martín Vázquez y otro. 10 de febrero de 2010. Mayoría de votos. Disidente: Ma.
del Refugio González Tamayo. Ponente: Abraham S. Marcos Valdés. Secretario: Francisco Banda Jiménez.
Época: Décima Época
Registro: 160425
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
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DAÑO MORAL
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro IV, Enero de 2012, Tomo 5
Materia(s): Civil
Tesis: I.3o.C. J/71 (9a.)
Página: 4036
DAÑO MORAL. ES LA ALTERACIÓN PROFUNDA QUE SUFRE UNA PERSONA EN SUS
SENTIMIENTOS, AFECTOS, CREENCIAS, DECORO, HONOR, REPUTACIÓN, VIDA
PRIVADA, CONFIGURACIÓN Y ASPECTOS FÍSICOS, O BIEN, EN LA CONSIDERACIÓN
QUE DE SÍ MISMA TIENEN LOS DEMÁS, PRODUCIDA POR HECHO ILÍCITO.
El derecho romano, durante sus últimas etapas, admitió la necesidad de resarcir los
daños morales, inspirado en un principio de buena fe, y en la actitud que debe
observar todo hombre de respeto a la integridad moral de los demás; consagró este
derecho el principio de que junto a los bienes materiales de la vida, objeto de
protección jurídica, existen otros inherentes al individuo mismo, que deben también
ser tutelados y protegidos, aun cuando no sean bienes materiales. En México, la
finalidad del legislador, al reformar los artículos 1916 y adicionar el 1916 Bis del
Código Civil para el Distrito Federal, mediante decreto publicado en el Diario Oficial
de la Federación el treinta y uno de diciembre de mil novecientos ochenta y dos, y
posteriormente modificar los párrafos primero y segundo del artículo 1916, consistió
en hacer responsable civilmente a todo aquel que, incluso, ejerce su derecho de
expresión a través de un medio de información masivo, afecte a sus semejantes,
atacando la moral, la paz pública, el derecho de terceros, o bien, provoque algún delito
o perturbe el orden público, que son precisamente los límites que claramente
previenen los artículos 6o. y 7o. de la Constitución General de la República. Así, de
acuerdo al texto positivo, por daño moral debe entenderse la alteración profunda que
una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación,
vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien, en la consideración que de sí
misma tienen los demás, producida por un hecho ilícito. Por tanto, para que se
produzca el daño moral se requiere: a) que exista afectación en la persona, de
cualesquiera de los bienes que tutela el artículo 1916 del Código Civil; b) que esa
afectación sea consecuencia de un hecho ilícito; y, c) que haya una relación de causa-
efecto entre ambos acontecimientos.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 8633/99. Marco Antonio Rascón Córdova. 8 de marzo de 2001. Unanimidad de votos. Ponente:
Neófito López Ramos. Secretario: Rómulo Amadeo Figueroa Salmorán.
Amparo directo 399/2008. Gloria Susana Nava Rodríguez. 11 de septiembre de 2008. Unanimidad de votos.
Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: Román Fierros Zárate.
Amparo directo 661/2008. Rodrigo Toca Austin. 19 de febrero de 2009. Mayoría de votos; unanimidad en relación
con el tema contenido en esta tesis. Disidente: Víctor Francisco Mota Cienfuegos. Ponente: Benito Alva Zenteno.
Secretario: Vidal Óscar Martínez Mendoza.
Amparo directo 428/2009. Domingo Alejo López Cortés. 20 de agosto de 2009. Unanimidad de votos. Ponente:
Víctor Francisco Mota Cienfuegos. Secretario: Erick Fernando Cano Figueroa.
Amparo directo 412/2009. **********. 8 de octubre de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: Benito Alva Zenteno.
Secretario: Vidal Óscar Martínez Mendoza.
Época: Décima Época
Registro: 2006733
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
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DAÑO MORAL
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXXX/2014 (10a.)
Página: 444
DAÑO MORAL. DE ACUERDO CON SU CONCEPCIÓN EN NUESTRA TRADICIÓN
JURÍDICA, AQUÉL SE DETERMINA POR EL CARÁCTER EXTRA-PATRIMONIAL DE LA
AFECTACIÓN.
Aunque existen diferentes corrientes de opinión en torno al concepto de daño moral,
nuestra tradición jurídica se adhiere a aquella que considera que el daño moral se
determina por el carácter extra-patrimonial de la afectación; la cual puede tratarse de
la lesión a un derecho o a un simple bien o interés de carácter no pecuniario. En esos
mismos términos, el artículo 1916 del Código Civil para el Distrito Federal habla de
afectaciones a los sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida
privada, configuración y aspectos físicos, o bien, en la consideración que tienen los
demás sobre la persona. Así, la conceptualización del daño moral centra su objeto y
contenido en los intereses no patrimoniales o espirituales que pueden verse
afectados. En tal sentido, las angustias, las aflicciones, las humillaciones, el
padecimiento o el dolor constituyen daños a la moral en tanto son afectaciones a
intereses no patrimoniales.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 20 de junio de 2014 a las 10:35 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2001284
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 1
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CLXX/2012 (10a.)
Página: 479
DAÑO MORAL. MARCO NORMATIVO APLICABLE EN EL DISTRITO FEDERAL.
En el Distrito Federal se prevé la existencia de dos regímenes normativos distintos
para regular la responsabilidad civil por afectaciones al patrimonio moral: si la acción
para reclamar la reparación del daño tiene como origen el ejercicio presuntamente
abusivo de las libertades de expresión e información, el marco normativo aplicable es
el previsto en la Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida
Privada, el Honor y la Propia Imagen en el Distrito Federal; si, por el contrario, la
acción tiene su origen en un hecho o acto jurídico distinto, entonces el marco
normativo aplicable es el previsto en el artículo 1916 del Código Civil para el Distrito
Federal. Así pues, el primero de los regímenes antes descritos ha derogado al previsto
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DAÑO MORAL
en el Código Civil en materia de afectaciones al patrimonio moral derivadas del
ejercicio de las libertades de expresión e información, según se desprende de la
redacción del artículo 1o. de la ley antes citada y del hecho consistente en que la ley
representa una norma especial -y posterior- respecto del artículo 1916 del Código
Civil, en tanto regula una especie del género identificado como responsabilidad por
daño moral. Lo anterior se refuerza con la exposición de motivos de la ley, como
elemento coadyuvante para reconstruir la voluntad del legislador, según la cual
resultaba necesario substituir la figura del daño moral prevista en el Código Civil con
una ley especial de naturaleza civil que, por un lado, despenalice los denominados
delitos contra el honor y, por otro, que permita un proceso ágil, eficaz y pertinente
para resarcir los derechos de la personalidad lesionados con motivo del ejercicio de
los derechos a las libertades de expresión e información.
Amparo directo 8/2012. Arrendadora Ocean Mexicana, S.A. de C.V. y otros. 4 de julio de 2012. Mayoría de cuatro
votos. Disidente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos
y González.
Época: Décima Época
Registro: 2006737
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXXXI/2014 (10a.)
Página: 449
DAÑO MORAL. SU CLASIFICACIÓN EN CUANTO AL CARÁCTER DEL INTERÉS
AFECTADO.
En nuestro ordenamiento jurídico se plantea una distinción en el tratamiento de la
responsabilidad por daño al patrimonio moral, dependiendo de su carácter. En efecto,
puede sostenerse que el daño moral es un género dividido en tres especies, a saber: (i)
daño al honor, el cual afecta a una persona en su vida privada, honor o propia imagen;
(ii) daños estéticos, que son los que afectan la configuración y los aspectos físicos de
las personas; y, (iii) daños a los sentimientos o a la parte afectiva del patrimonio
moral, como se les ha denominado en la doctrina, y que hieren a un individuo en sus
afectos.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 20 de junio de 2014 a las 10:35 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006736
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
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DAÑO MORAL
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXXXIII/2014 (10a.)
Página: 449
DAÑO MORAL. SU CLASIFICACIÓN ATENDIENDO AL MOMENTO EN QUE SE
MATERIALIZA.
El daño moral tiene dos tipos de proyecciones: presentes y futuras. En todos ellos el
juez debe valorar no sólo el daño actual, sino también el futuro; por lo tanto, además
del carácter económico o extraeconómico de las consecuencias derivadas del daño
moral en sentido amplio, éstas también pueden distinguirse de acuerdo al momento
en el que se materializan. Así, el daño es actual cuando éste se encuentra ya producido
al momento de dictarse sentencia. Este daño comprende todas las pérdidas
efectivamente sufridas, tanto materiales como extra-patrimoniales; en estas últimas
entrarían los desembolsos realizados para la atención del daño. Por otra parte, el daño
futuro es aquel que todavía no se ha producido al dictarse la sentencia, pero se
presenta como una previsible prolongación o agravación de un daño actual, o como un
nuevo menoscabo futuro, derivado de una situación del hecho actual. Para que el daño
futuro pueda dar lugar a una reparación, la probabilidad de que el beneficio ocurriera
debe ser real y seria, y no una mera ilusión o conjetura de la mente del damnificado.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 20 de junio de 2014 a las 10:35 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2002734
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XVII, Febrero de 2013, Tomo 2
Materia(s): Civil
Tesis: I.8o.C.8 C (10a.)
Página: 1339
DAÑO MORAL. ASPECTOS QUE DEBEN PONDERARSE PARA CUANTIFICAR SU
MONTO.
En el artículo 1916 del Código Civil para el Distrito Federal, que previene la acción del
pago por daño moral, establece en el cuarto párrafo que el monto de la indemnización
lo determinará el Juez apreciando los derechos lesionados, el grado de
responsabilidad, la situación económica del responsable y la de la víctima, así como
las demás circunstancias del caso, lo cual evidencia que dicho precepto es enunciativo
y no limitativo en relación a los elementos que deben ponderarse, pues atendiendo a
las diversas pruebas que obren en los autos, el juzgador debe fijar la cantidad que
estime adecuada y suficiente en uso de la facultad discrecional que le otorga el propio
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DAÑO MORAL
numeral. En ese tenor, debe tomarse en cuenta que con la reparación del daño moral,
lo que se pretende es resarcir o mitigar la afectación que en sus sentimientos sufre la
víctima, con una cantidad monetaria con la que, en todo caso, pueda adquirir o
allegarse de bienes que le permitan paliar de alguna manera, los sentimientos que
acompañan al dolor de su fuero interno. Por tanto, existen diversas circunstancias que
deben ponderarse en todos los casos, tales como el daño causado y su magnitud y
trascendencia; y así por ejemplo, una persona que con motivo de un accidente de
tránsito queda afectada en su capacidad motriz (daño causado), sufre el dolor moral
de verse incapacitada en su salud (magnitud y afectación específica), al haber
resultado del ilícito una discapacidad debido a la cual tendrá que usar aparatos que le
permitan continuar su desarrollo en sociedad, con la correspondiente incomodidad,
pues ya no podrá llevar sus actividades como previo al accidente, sentimiento que
además, será permanente, pues la situación se prolongará por toda su vida
(trascendencia). Igualmente, tiene que ponderarse el tipo de afectación, pues puede
ser en la parte social pública de la persona, como lo sería en su honor o reputación; en
la parte afectiva, como la que se ocasiona por la pérdida de alguien o algo querido; o
en su parte físico somática, como el daño causado por una cicatriz que produce un
cambio visible en una persona, entre otros tipos de afectaciones; y así, no se puede
reparar de la misma manera el daño causado por un ilegal lanzamiento practicado
ante una o dos personas, que el practicado ante una colectividad (que afecta en grado
mayor a la persona lanzada en su honorabilidad y reputación); ni el daño moral puede
ser el mismo, cuando se produce por la pérdida de un miembro, o por una lesión
irreparable, que el que se puede sufrir por la pérdida de un objeto muy apreciado;
pues por más que para cada persona sea válido e importante su dolor y sentimiento,
no todos pertenecen a un mismo grado ni afectan a un mismo bien jurídico, debiendo
por tanto interrelacionarse y ponderarse todos los elementos en mención. Además, -a
fin de establecer un debido parámetro sobre una cantidad en específico- debe tomarse
en cuenta la situación económica de las partes, por un lado, para resarcir justamente a
la parte afectada, y por otro, evitar que se lucre con dicha afectación; por ello, debe
tomarse en cuenta que si conforme a la ley está previsto el pago de un daño moral con
independencia del material, es con el objeto de que con la cantidad correspondiente a
la condena por el primero, el afectado se allegue de bienes materiales que puedan
mitigar o ayudarle a sobrellevar la situación intrínseca que daña sus sentimientos,
compensación que obviamente, debe ser adecuada al nivel de vida del demandante,
pues si se otorgara una cantidad que no esté acorde con ello, podría no ayudarle a
resarcir si es reducida, o dar lugar a lucrar con los propios sentimientos si es excesiva,
lo cual no puede haber sido el espíritu del legislador; de ahí que deba ser de tal monto
que permita a la víctima allegarse de bienes que de una u otra forma estaría en aptitud
de allegarse por sí mismo de acuerdo a sus posibilidades y que corresponda a su nivel
de vida, con la diferencia de que al serle entregados por un tercero le pueden ayudar
de alguna manera a mitigar el sentimiento dañado, pues si por ejemplo, es excesiva la
cuantía, puede dar lugar a un lucro, al prevalecerse de una afectación para obtener
cantidades que estaban fuera del alcance del demandante en el momento del hecho
ilícito; de ahí que para que sea correcta una condena, para la cuantificación debe ser
tomada en cuenta también la forma de vida que desarrolla el demandante, esto es, la
situación real de la víctima, el entorno en que vive y su desarrollo; asimismo, debe
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DAÑO MORAL
verificarse además, si en todo caso con su actuar pudo ocasionar, evitar o aminorar el
daño, pues también existen casos en que por omisiones del afectado se provoca o no
se impide la realización del hecho que a la postre causa el daño moral, circunstancia
que también debe incidir en la cuantificación de la condena. Debiéndose además
tomar en cuenta la posibilidad económica del demandado, pero sin que ello implique
que a mayor posibilidad será mayor la condena, pues conforme quedó establecido,
para llegar a una justa cuantificación deben ponderarse diversos elementos como los
reseñados, que en realidad, están al margen de la situación económica de esta parte, la
cual, no obstante sí se debe tomar en cuenta, a fin de verificar y establecer la
viabilidad de la entrega de la cantidad materia de la condena.
OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 325/2012. Scotiabank Inverlat, S.A., Institución de Banca Múltiple, Grupo Financiero Scotiabank
Inverlat. 30 de mayo de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: Ma. del Refugio González Tamayo. Secretario: José
Antonio Franco Vera.
Época: Décima Época
Registro: 160698
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro II, Noviembre de 2011, Tomo 1
Materia(s): Civil
Tesis: I.3o.C.995 C (9a.)
Página: 619
DAÑO MORAL. SU CUANTIFICACIÓN NO DEBE LIMITARSE AL CÁLCULO DEL
PERJUICIO, IDENTIFICADO COMO LUCRO CESANTE.
El daño moral es la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos,
creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspecto físico o
bien la consideración que de sí misma tienen los demás, según prevé el artículo 1916
del Código Civil para el Distrito Federal. Ahora, para calcular dicho concepto deben
considerarse varios factores: 1) los derechos lesionados; 2) el grado de
responsabilidad; 3) la situación económica del responsable y de la víctima; y, 4) las
demás circunstancias del caso. Luego, si los familiares de quien perdió la vida
demandan la reparación del daño moral al responsable del deceso, el tribunal debe
atender a la afectación sufrida por aquéllos, no a la cantidad de dinero que dejaron de
percibir a raíz de la muerte de uno de sus integrantes. Esto, porque de proceder así, el
juzgador estaría cuantificando el perjuicio, identificado como lucro cesante; es decir,
la privación de la ganancia lícita que pudo haberse obtenido con el cumplimiento de la
obligación. Además, llevaría a concluir que si la víctima no era económicamente activa,
entonces, no habría daño moral que calcular. En ese tenor, la cuantificación del daño
moral no puede limitarse a multiplicar el ingreso del difunto por su expectativa de
vida. En todo caso, la fijación del salario de la víctima, si ésta percibía alguno, forma
parte del tercer aspecto del cálculo, es decir, la situación económica. Lo anterior,
conduce a concluir que el daño moral debe distinguirse del perjuicio y que el primero
no busca garantizar el nivel de vida de los familiares de la víctima, sino reparar los
derechos afectados a partir de su deceso, aunque sí es materia de ponderación para
determinar su cuantía.
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DAÑO MORAL
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 239/2011. Alma Delia León Sandoval. 24 de mayo de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor
Francisco Mota Cienfuegos. Secretario: Arturo Alberto González Ferreiro.
Época: Décima Época
Registro: 2006801
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXLV/2014 (10a.)
Página: 445
DAÑO MORAL. DIFERENCIA ENTRE LA VALORACIÓN DEL DAÑO Y SU
CUANTIFICACIÓN PARA EFECTOS DE LA INDEMNIZACIÓN.
La valoración del daño moral y la cuantificación de la compensación que le
corresponde, son operaciones distintas. Así, la compensación puede responder a
factores que van más allá de la afectación cualitativa que resintió la víctima; valorar el
daño es determinar su entidad cualitativa, es decir, establecer el tipo de derecho o
interés moral lesionado, así como el grado de afectación producido a partir de éste o,
lo que es igual, "esclarecer su contenido intrínseco o composición material, y las
posibles oscilaciones de agravación o de disminución, pasadas o futuras". Ahora bien,
una vez que el daño ha sido valorado, corresponde ponderar su repercusión en el
plano indemnizatorio, esto es, determinar cuánto debe pagarse para alcanzar una
indemnización suficiente para resarcir dicho daño y reprochar la indebida conducta
del responsable.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 27 de junio de 2014 a las 9:30 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006734
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXXXIV/2014 (10a.)
Página: 446
DAÑO MORAL. LA ACCIÓN PARA RECLAMAR SU REPARACIÓN ES AUTÓNOMA A LA
DEMANDA DE RESPONSABILIDAD POR DAÑOS PATRIMONIALES (LEGISLACIÓN DEL
DISTRITO FEDERAL).
De una interpretación teleológica del artículo 1916 del Código Civil para el Distrito
Federal, deriva que el daño moral es autónomo e independiente del patrimonial. De
ahí que la acción de reparación del daño moral puede demandarse autónomamente,
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DAÑO MORAL
respecto de las demandas de responsabilidad en las que se aleguen daños
patrimoniales. Esto es, dicha acción puede ejercerse sin necesidad de reclamar otras,
ya que su acreditación y procedencia son independientes de otros tipos de
responsabilidad.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 20 de junio de 2014 a las 10:35 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006735
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXXXII/2014 (10a.)
Página: 447
DAÑO MORAL. PUEDE PROVOCAR CONSECUENCIAS PATRIMONIALES Y EXTRA-
PATRIMONIALES.
Conceptualizar al daño moral como la lesión a un derecho o interés no patrimonial (o
espiritual) permite distinguir entre el daño en sentido amplio (la lesión a un derecho o
un interés extra-patrimonial) y daño en sentido estricto (sus consecuencias). Así, una
cosa sería el interés afectado y otra, las consecuencias que la afectación produce. En
efecto, no es exacto que la lesión a un derecho extra-patrimonial arroje
necesariamente un daño en estricto sentido de esa misma índole. La realidad
demuestra que, por lo general, un menoscabo de aquella naturaleza puede generar,
además del daño moral, también uno de carácter patrimonial. Inversamente, es
posible que la lesión a derechos patrimoniales sea susceptible de causar, al mismo
tiempo, no sólo un daño patrimonial sino también uno de carácter moral. Por tanto,
resulta acertado calificar al daño moral como la afectación a un derecho o interés de
índole no patrimonial, el cual puede producir tanto consecuencias extra-patrimoniales
como patrimoniales. En resumen, no debe confundirse el daño en sentido amplio con
las consecuencias que éste puede generar, es decir, con el daño en sentido estricto.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 20 de junio de 2014 a las 10:35 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
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DAÑO MORAL
Época: Décima Época
Registro: 2005537
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. XLVII/2014 (10a.)
Página: 673
LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN. LA DETERMINACIÓN
RESPECTO DE SI UNA PERSONA DEBE CONSIDERARSE CON PROYECCIÓN PÚBLICA,
NO DEBE CONSTREÑIRSE AL MOMENTO EN QUE SUCEDIERON LOS HECHOS QUE
MANIFIESTA AFECTARON SU REPUTACIÓN, SINO QUE DEBE EXTENDERSE HASTA EL
DICTADO DE LA SENTENCIA CORRESPONDIENTE.
Para que la candidatura a un cargo de elección popular le dé proyección pública a
quien se duele de una invasión a sus derechos de la personalidad, deben considerarse
dos aspectos: 1) el momento en que tuvo lugar ese hecho en relación con todas las
actuaciones relevantes del juicio natural; y, 2) que la información difundida guarde
alguna vinculación con su candidatura a un cargo público y el desempeño de ésta; es
decir, que tenga alguna trascendencia para la comunidad en general, de forma que
pueda justificarse razonablemente el interés de la comunidad en su conocimiento y
difusión. Ahora bien, el análisis para determinar si una persona tiene proyección
pública no debe limitarse al momento en que sucedieron los hechos que manifiesta
afectaron su reputación, sino que debe extenderse al en que se reclama el daño moral,
pues la popularidad que tenga la persona que se considere afectada en el momento en
que se valora una merma en su reputación y se dicta la sentencia correspondiente, es
esencial para determinar si se ocasionó ese daño o no y, en su caso, el alcance de éste.
De ahí que para resolver la acción ejercitada por un candidato a un cargo público que
se considera afectado, y determinar si se le causó un daño moral, debe analizarse el
periodo que corre desde que se difundió la información hasta el dictado de la
sentencia; en congruencia, tampoco debe excluirse de la valoración la notoriedad o
proyección que haya tenido la persona durante dicho periodo, pues el análisis de los
derechos en conflicto debe incluir todos aquellos aspectos que puedan incidir en la
ponderación para determinar la intensidad y trascendencia de cada uno de los
derechos en juego.
Amparo directo 23/2013. Teresita del Niño Jesús Tinajero Fontán. 21 de agosto de 2013. Cinco votos de los
Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez
Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo; los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José
Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de García Villegas reservaron su derecho
a formular voto concurrente. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria: Rosa María Rojas Vértiz Contreras.
Esta tesis se publicó el viernes 14 de febrero de 2014 a las 11:05 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2003844
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XXI, Junio de 2013, Tomo 2
Materia(s): Constitucional
Tesis: I.5o.C.4 K (10a.)
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DAÑO MORAL
Página: 1258
DERECHOS AL HONOR, A LA INTIMIDAD Y A LA PROPIA IMAGEN. CONSTITUYEN
DERECHOS HUMANOS QUE SE PROTEGEN A TRAVÉS DEL ACTUAL MARCO
CONSTITUCIONAL.
Si conforme a las características que conforman a los derechos humanos, éstos no
recaen sobre cosas materiales, sino que otorgan acción para lograr que el Estado
respete los derechos garantizados, y se consideran esenciales e inherentes al ser
humano y derivados de su propia naturaleza, resulta lógico que los atributos de la
personalidad se enlacen directamente con tales derechos, pues los mencionados
atributos tienen una coincidencia con las libertades protegidas por los derechos del
hombre como son los concernientes al honor, a la intimidad y a la propia imagen que
constituyen derechos subjetivos del ser humano, en tanto que son inseparables de su
titular, quien nace con ellos, y el Estado debe reconocerlos. Como no recaen sobre
bienes materiales, sino sobre la personalidad de los individuos, son generales porque
corresponden a todos los seres humanos, y no pueden considerarse renunciables,
transmisibles o prescriptibles, porque son inherentes a la persona misma, es decir,
son intrínsecos al sujeto quien no puede vivir sin ellos. Ahora, del contenido expreso
del artículo 1o. constitucional se advierte que nuestro país actualmente adopta una
protección amplia de los derechos humanos, mediante el reconocimiento claro del
principio pro personae, como rector de la interpretación y aplicación de las normas
jurídicas, en aquellas que favorezcan y brinden mayor protección a las personas,
aunado a que también precisa de manera clara la obligación de observar los tratados
internacionales firmados por el Estado Mexicano al momento de aplicar e interpretar
las normas jurídicas en las que se vea involucrado este tipo de derechos, como son los
señalados atributos de la personalidad conforme a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en casos
en los que se involucra la posible afectación por daño moral de un atributo de la
personalidad -en su vertiente del derecho al honor- debe aplicarse la tutela y
protección consagrada en los principios reconocidos al efecto en nuestra Carta Magna,
con independencia de que no exista una referencia expresa en el texto constitucional
hacia la salvaguarda concreta del citado atributo, pues la obligación de protección
deriva de disposiciones contenidas en dos tipos de ordenamientos superiores -
Constitución y tratados internacionales- con los que cuenta el Estado Mexicano.
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 35/2011. German Pérez Fernández del Castillo. 27 de octubre de 2011. Unanimidad de votos.
Ponente: María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco.
Amparo directo 4/2012. German Pérez Fernández del Castillo. 31 de mayo de 2012. Unanimidad de votos. Ponente:
María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco.
Época: Décima Época
Registro: 2003634
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. CXXXVII/2013 (10a.)
Página: 552
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DAÑO MORAL
LIBERTAD DE EXPRESIÓN. INTERPRETACIÓN DE LA NEGLIGENCIA INEXCUSABLE DE
LOS PERIODISTAS EN LA LEY DE RESPONSABILIDAD CIVIL PARA LA PROTECCIÓN
DEL DERECHO A LA VIDA PRIVADA, EL HONOR Y LA PROPIA IMAGEN EN EL
DISTRITO FEDERAL.
La exigencia del artículo 32 del ordenamiento en cuestión de demostrar la negligencia
inexcusable del demandado debe entenderse dentro del contexto del concepto de
"culpa", al constituir una conducta derivada de la falta de cuidado para verificar si la
información difundida infringía o no un derecho de la personalidad. En el caso de la
prensa, el criterio subjetivo de imputación hace referencia a la diligencia exigible en el
desempeño de la actividad periodística. Ahora bien, es importante destacar que el
legislador tomó la decisión de imponer un estándar muy exigente para poder atribuir
responsabilidad civil a un profesional del periodismo como una estrategia para evitar
las restricciones indirectas a la libertad de expresión. Al requerir que se trate de una
negligencia inexcusable del demandado, el legislador pretendió que no cualquier clase
de negligencia en el ejercicio de la libertad de expresión pudiera servir para justificar
una condena por daño moral. La falta de cuidado tiene que ser de tal magnitud que se
considere inexcusable. En consecuencia, si un periodista que difunde información
íntima de una persona que considera de interés público instrumentó diversas medidas
de diligencia para evitar que esa información pudiera vincularse con la persona, es
indudable que dicho periodista no incurrió en negligencia inexcusable en la difusión
de esa información. Si bien es posible que esas medidas eventualmente no sean
totalmente eficaces, entre otras razones porque el periodista no controla todos los
factores que pueden llegar a conducir a la identificación de la persona a la que se
refiere la información, no debe atribuirse responsabilidad al periodista porque el
estándar exige que su negligencia sea de una magnitud muy considerable.
Amparo directo 3/2011. Lidia María Cacho Ribeiro y otro. 30 de enero de 2013. Cinco votos; José Ramón Cossío
Díaz reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario:
Arturo Bárcena Zubieta.
Época: Décima Época
Registro: 2003303
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XIX, Abril de 2013, Tomo 1
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a./J. 38/2013 (10a.)
Página: 538
LIBERTAD DE EXPRESIÓN. SUS LÍMITES A LA LUZ DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN
DUAL Y DEL ESTÁNDAR DE MALICIA EFECTIVA.
Para el análisis de los límites a la libertad de expresión, esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha adoptado el denominado "sistema dual de protección", según el cual
los límites de crítica son más amplios cuando ésta se refiere a personas que, por
dedicarse a actividades públicas o por el rol que desempeñan en una sociedad
democrática, están expuestas a un control más riguroso de sus actividades y
manifestaciones que aquellos particulares sin proyección pública alguna, pues en un
sistema inspirado en los valores democráticos, la sujeción a esa crítica es inseparable
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DAÑO MORAL
de todo cargo de relevancia pública. Sobre este tema, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos precisó, en los casos Herrera Ulloa vs. Costa Rica y Kimel vs.
Argentina, que el acento de este umbral diferente de protección no se asienta en la
calidad del sujeto, sino en el carácter de interés público que conllevan las actividades
o actuaciones de una persona determinada. Esta aclaración es fundamental en tanto
que las personas no estarán sometidas a un mayor escrutinio de la sociedad en su
honor o privacidad durante todas sus vidas, sino que dicho umbral de tolerancia
deberá ser mayor solamente mientras realicen funciones públicas o estén
involucradas en temas de relevancia pública. Esto no significa que la proyección
pública de las personas las prive de su derecho al honor, sino simplemente que el
nivel de intromisión admisible será mayor, aunque dichas intromisiones deben estar
relacionadas con aquellos asuntos que sean de relevancia pública. La principal
consecuencia del sistema de protección dual es la doctrina conocida como "real
malicia" o "malicia efectiva", misma que ha sido incorporada al ordenamiento jurídico
mexicano. Esta doctrina se traduce en la imposición de sanciones civiles,
exclusivamente en aquellos casos en que exista información falsa (en caso del derecho
a la información) o que haya sido producida con "real malicia" (aplicable tanto al
derecho a la información como a la libertad de expresión). El estándar de "real
malicia" requiere, para la existencia de una condena por daño moral por la emisión de
opiniones, ideas o juicios, que hayan sido expresados con la intención de dañar, para
lo cual, la nota publicada y su contexto constituyen las pruebas idóneas para acreditar
dicha intención. En este sentido, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación observa que, dependiendo de su gravedad y de la calidad del sujeto pasivo,
las intromisiones al derecho al honor pueden ser sancionadas con: (i) sanciones
penales, en supuestos muy limitados referentes principalmente a intromisiones
graves contra particulares; (ii) con sanciones civiles, para intromisiones graves en
casos de personajes públicos e intromisiones medias contra particulares; y (iii)
mediante el uso del derecho de réplica o respuesta, cuyo reconocimiento se encuentra
tanto en el texto constitucional como en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, para intromisiones no graves contra personajes públicos e intromisiones
leves contra personas privadas.
Amparo directo 28/2010. Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V. 23 de noviembre de 2011. Mayoría de cuatro
votos. Disidente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, quien reservó su derecho a formular voto particular; José Ramón
Cossío Díaz reservó su derecho a formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario:
Javier Mijangos y González.
Amparo directo 25/2010. Eduardo Rey Huchim May. 28 de marzo de 2012. Unanimidad de cuatro votos. Ausente:
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa
López.
Amparo directo 26/2010. Rubén Lara León. 28 de marzo de 2012. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Guillermo
I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: Francisco Octavio Escudero
Contreras.
Amparo directo 8/2012. Arrendadora Ocean Mexicana, S.A. de C.V. y otros. 4 de julio de 2012. Mayoría de cuatro
votos. Disidente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia; José Ramón Cossío Díaz reservó su derecho para formular voto
concurrente; Olga Sánchez Cordero de García Villegas también reservó su derecho a formular voto concurrente por
lo que respecta al apartado XI. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos y González.
Amparo directo 16/2012. Federico Humberto Ruiz Lomelí. 11 de julio de 2012. Cinco votos; José Ramón Cossío
Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, reservaron su derecho a formular
voto concurrente. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria: Rosa María Rojas Vértiz Contreras.
Tesis de jurisprudencia 38/2013 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha
trece de marzo de dos mil trece.
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DAÑO MORAL
Época: Décima Época
Registro: 2003546
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 3
Materia(s): Constitucional, Civil
Tesis: I.5o.C.20 C (10a.)
Página: 1770
DERECHOS AL HONOR Y A LA REPUTACIÓN. PROTECCIÓN ADECUADA TRATÁNDOSE
DE INFORMACIÓN DIVULGADA A TRAVÉS DE INTERNET, QUE CAUSA UN DAÑO
MORAL.
Los citados derechos no comparten las cualidades de intangibilidad, inasibilidad y
alojamiento en el fuero interno del individuo, en la misma medida o proporción que
otros valores esenciales del individuo, que no solamente derivan de la concepción que
de sí mismo tenga la persona, sino que también surgen o dependen de la interacción
del sujeto con otros factores externos y de las relaciones que se tengan con otros
individuos; de ahí que, incluso, sean susceptibles de probarse con elementos de
convicción al encontrarse inmersos en el mundo material. Sin embargo, en el caso de
la divulgación en internet de un acto ilícito alegado como causante de daño moral por
afectación de esos derechos, debe tomarse en cuenta el impacto e influencia de la web
en la sociedad actual, lo cual abarca los ámbitos económico, político y social,
generando un nuevo tipo de convivencia o comunicación humana que potencializa la
transferencia de información y datos debido a la amplia posibilidad de utilizar los
servicios que proporciona, los cuales a su vez, cuentan con la característica de otorgar
una alta interconectividad e inmediatez entre quienes la utilizan. Por consiguiente,
cuando se plantea la afectación de derechos como el honor y la reputación por la
divulgación en internet de datos o información de una persona que resultan falsos,
que no fueron autorizados por el afectado, o bien, no se contaba con su
consentimiento, debe garantizarse su adecuada protección acudiendo a la aplicación
del principio pro homine consagrado en el artículo 1o. constitucional, en virtud del
cual puede establecerse una interpretación de la norma más amplia o extensiva, sobre
todo tratándose de los citados derechos que se entienden como atributos inherentes a
la personalidad del individuo, para lo cual también resulta de gran ayuda la
ponderación de las circunstancias presentadas en cada caso, en tanto que no debe
olvidarse que la adecuada protección de los derechos en comento abarca el análisis de
la divulgación de la conducta que ocasione la afectación respectiva y sus efectos.
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 4/2012. German Pérez Fernández del Castillo. 31 de mayo de 2012. Unanimidad de votos. Ponente:
María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco.
Época: Décima Época
Registro: 2006880
Instancia: Primera Sala Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 8, Julio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCLV/2014 (10a.)
Página: 158
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DAÑO MORAL
PARÁMETROS DE CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO MORAL. FACTORES QUE DEBEN
PONDERARSE.
En la cuantificación del daño moral deben ponderarse los siguientes factores, los
cuales a su vez pueden calificarse de acuerdo a su nivel de intensidad, entre leve,
medio o alto. Dichos modalizadores permitirán establecer el quántum de la
indemnización. Respecto a la víctima, se deben tomar en cuenta los siguientes factores
para cuantificar el aspecto cualitativo del daño moral: (i) el tipo de derecho o interés
lesionado; y (ii) la existencia del daño y su nivel de gravedad. En cambio, para
cuantificar el aspecto patrimonial o cuantitativo derivado del daño moral, se deben
tomar en cuenta: (i) los gastos devengados derivados del daño moral; y (ii) los gastos
por devengar. Por su parte, respecto a la responsable, se deben tomar en cuenta: (i) el
grado de responsabilidad; y (ii) su situación económica. Debe destacarse que los
elementos de cuantificación antes señalados, así como sus calificadores de intensidad,
son meramente indicativos. El juzgador, al ponderar cada uno de ellos, puede advertir
circunstancias particulares relevantes. Su enunciación simplemente pretende guiar el
actuar de los jueces, partiendo de la función y finalidad del derecho a la reparación del
daño moral, sin que ello signifique que estos parámetros constituyen una base
objetiva o exhaustiva en la determinación del quántum compensatorio. En efecto, lo
que se persigue es no desconocer que la naturaleza y fines del daño moral no
permiten una cuantificación absolutamente libre, reservada al subjetivismo del
juzgador, ni tampoco resulta de una mera enunciación de pautas, realizadas de
manera genérica y sin precisar de qué modo su aplicación conduce, en el caso, al
resultado al que se arriba.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 4 de julio de 2014 a las 8:05 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006881
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 8, Julio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCLIV/2014 (10a.)
Página: 159
PARÁMETROS DE CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO MORAL. LOS INTERESES
EXTRAPATRIMONIALES DEBEN SER REPARADOS.
Si bien los intereses extrapatrimoniales no tienen una exacta traducción económica,
ello no debe dar lugar a dejar sin reparación al afectado. Existen diferentes formas de
valorar el quántum indemnizatorio. Ciertamente en nuestro derecho se ha
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DAÑO MORAL
evolucionado de aquella que imponía en la reparación del daño límites bien tasados o
establecidos a través de fórmulas fijas, a la necesidad de su reparación justa e integral.
Así, puede afirmarse que el régimen de ponderación del quántum compensatorio
depende de la conceptualización del derecho a una justa indemnización, de la visión
que nuestra tradición jurídica adopta de la responsabilidad civil y, en particular, del
deber de mitigar los efectos derivados del daño moral.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 4 de julio de 2014 a las 8:05 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006961
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 8, Julio de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. CCLXXIV/2014 (10a.)
Página: 146
INDEMNIZACIÓN EXTRAPATRIMONIAL POR DAÑO MORAL. EL ARTÍCULO 1916,
PÁRRAFO ÚLTIMO, DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, EN LA PORCIÓN
NORMATIVA QUE SEÑALA "LA SITUACIÓN ECONÓMICA DE LA VÍCTIMA", ES
INCONSTITUCIONAL SI SE APLICA PARA CUANTIFICAR AQUÉLLA.
El citado precepto dispone que para calcular el monto de la indemnización por daño
moral debe tomarse en cuenta "la situación económica de la víctima". Así, el daño
moral puede dar lugar a consecuencias de dos categorías: extrapatrimoniales o
morales en sentido estricto, o bien, de índole patrimonial. Ahora bien, dicha porción
normativa es contraria al principio de igualdad contenido en el artículo 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, si se aplica para cuantificar las
consecuencias extrapatrimoniales del daño, en virtud de que si bien podría
considerarse que el artículo 1916, párrafo último, del Código Civil para el Distrito
Federal, al establecer la ponderación de la situación económica de las víctimas
persigue una finalidad constitucionalmente imperiosa, consistente en satisfacer el
derecho a una justa indemnización, la medida no es idónea para lograr dicho fin, pues
la situación económica de la víctima no es útil para medir la calidad e intensidad del
daño extrapatrimonial, por lo que no conduce a satisfacer el derecho a una justa
indemnización, ya que la condición social de la víctima no incide, aumenta o
disminuye, el dolor sufrido. Lo contrario llevaría a afirmar que una persona con
mayores recursos sufre más la muerte de un hijo que una persona con menores
recursos, o que una persona con bajos ingresos merece una mayor indemnización que
una persona económicamente privilegiada.
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DAÑO MORAL
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente. Ponente:
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 11 de julio de 2014 a las 8:25 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006968
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 8, Julio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCLXXV/2014 (10a.)
Página: 160
PARÁMETROS DE CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO MORAL. SE PUEDE VALORAR LA
SITUACIÓN ECONÓMICA DE LA VÍCTIMA PARA DETERMINAR LAS CONSECUENCIAS
PATRIMONIALES DERIVADAS DEL DAÑO MORAL (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO
FEDERAL).
El artículo 1916 del Código Civil para el Distrito Federal, dispone que para calcular el
monto de la indemnización se debe tomar en cuenta la situación económica de la
víctima. El daño moral puede dar lugar a consecuencias de dos categorías:
extrapatrimoniales o morales en sentido estricto, o bien, de índole patrimonial. Ahora,
es válido tomar en cuenta la situación económica de la víctima para determinar la
indemnización correspondiente a las consecuencias patrimoniales derivadas del daño
moral. El precepto normativo así interpretado, ni siquiera distingue entre grupos de
personas. En efecto, la ponderación de la condición social, como dato computable a la
hora de valorar el menoscabo patrimonial que ocasione el daño moral no distribuye
derechos de acuerdo a clases de personas. Por el contrario, apunta a descubrir en su
real dimensión el perjuicio. No se trata de quebrantar la garantía de igualdad sino de
calibrar, con criterio equitativo, la incidencia real que el daño tiene en el perfil
subjetivo del damnificado, para lo cual no puede prescindirse de la ponderación de
estos aspectos. Desde esta lectura, el artículo no está distribuyendo derechos de
acuerdo a la condición social de las víctimas, sino que le da elementos al juzgador para
que pueda determinar el tamaño del menoscabo patrimonial sufrido como
consecuencia del daño moral. Sería imposible determinar el monto de ciertas
consecuencias patrimoniales del daño moral, sin tomar en cuenta la situación
económica de la víctima.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente. Ponente:
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 11 de julio de 2014 a las 8:25 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2009339
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 19, Junio de 2015, Tomo III
Materia(s): Civil
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DAÑO MORAL
Tesis: I.3o.C.181 C (10a.)
Página: 2398
RESPONSABILIDAD CIVIL OBJETIVA. LA VÍCTIMA PUEDE ACOGERSE AL MAYOR
BENEFICIO ECONÓMICO QUE LA LEY CIVIL LE OTORGUE Y DEMANDAR EL PAGO DE
UNA INDEMNIZACIÓN POR DICHO CONCEPTO, Y POR DAÑO MORAL, AL MARGEN DE
LA DETERMINADA EN UN PROCESO PENAL.
En la jurisprudencia 1a./J. 43/2014 (10a.), publicada en el Semanario Judicial de la
Federación del viernes 29 de agosto de 2014 a las 8:13 horas y en la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 9, Tomo I, agosto de 2014,
página 478, de título y subtítulo: "RESPONSABILIDAD CIVIL OBJETIVA. POR REGLA
GENERAL ES IMPROCEDENTE SI YA SE CUBRIÓ LA INDEMNIZACIÓN DETERMINADA
EN UN PROCESO PENAL PARA REPARAR EL DAÑO.", la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación definió que la responsabilidad civil subjetiva derivada de
un delito tiene la misma naturaleza que la responsabilidad civil objetiva y que, en todo
caso, en el proceso civil debe descontarse la indemnización cubierta con motivo de la
condena decretada por concepto de reparación del daño en un proceso penal. En tales
condiciones, es de tomarse en consideración que derivado de la reforma a la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el diez de junio de dos mil once,
el artículo 1o. reconoce los derechos humanos establecidos en los tratados
internacionales en los que México sea parte. Asimismo, se incorporó un principio de
interpretación de las normas relativas a los derechos humanos, que propicie la
protección más amplia de la persona, y que todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, quedaron obligadas a promoverlos, respetarlos, protegerlos y
garantizarlos. Además, el juzgador está obligado a elegir la norma más favorable y al
interpretarla, preferir el sentido que produzca la protección más amplia de la persona.
En tales condiciones, de conformidad con la citada jurisprudencia, aunque exista una
condena en un proceso penal, la víctima puede acogerse al mayor beneficio económico
que la ley civil le otorgue y demandar el pago de una indemnización por concepto de
responsabilidad civil objetiva y de daño moral.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 508/2014. Autobuses Estrella Blanca, S.A. de C.V. y otro. 2 de octubre de 2014. Unanimidad de
votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretaria: Greta Lozada Amezcua.
Esta tesis se publicó el viernes 5 de junio de 2015 a las 9:30 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2011534
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 29, Abril de 2016, Tomo II
Materia(s): Penal
Tesis: 1a. CXXXII/2016 (10a.)
Página: 1147
REPARACIÓN DEL DAÑO EN MATERIA PENAL. PARÁMETROS PARA LA
CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO MORAL (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL).
El artículo 42, fracción III, del Código Penal para el Distrito Federal, establece que la
reparación del daño moral sufrido por la víctima o las personas con derecho a la
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DAÑO MORAL
reparación, incluye el pago de los tratamientos curativos que, como consecuencia del
delito, sean necesarios para la recuperación de la salud psíquica y física de la víctima.
Sin embargo, dicho ordenamiento no precisa qué otros elementos deben considerarse
para reparar las afectaciones de este tipo. Ahora bien, esta Primera Sala ha
determinado que para fijar la indemnización económica derivada del daño moral,
deben analizarse: (i) el tipo de derecho o interés lesionado; (ii) el nivel de gravedad
del daño; (iii) los gastos devengados o por devengar derivados del daño moral; (iv) el
grado de responsabilidad del responsable, y (v) la capacidad económica de este
último. Si bien es cierto que estos factores derivan de la interpretación de la
legislación civil, los mismos pueden ser referentes útiles para lograr una reparación
integral, en tanto la entidad del daño moral es la misma, con independencia del código
en que se encuentre regulado.
Amparo directo en revisión 4646/2014. 14 de octubre de 2015. Unanimidad de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente, Olga Sánchez
Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto concurrente. Ausente: José Ramón
Cossío Díaz. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 29 de abril de 2016 a las 10:29 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006957
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 8, Julio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCLXXIII/2014 (10a.)
Página: 142
DAÑO MORAL. LAS PARTES PUEDEN ALLEGAR PRUEBAS AL JUZGADOR PARA
ACREDITAR UNA MAYOR O MENOR GRAVEDAD DE AQUÉL.
Normalmente, una persona que experimenta la pérdida de un ser querido tiene una
etapa que puede definirse como duelo "normal", en el que la persona, a pesar de
experimentar sufrimiento, prosigue durante este periodo llevando una vida normal y
no abandona sus responsabilidades laborales, sociales, familiares y personales. No
obstante, puede acreditarse un sufrimiento muy intenso (daño moral) que, por su
gravedad, modifique el comportamiento social de quien lo padece, como podría
suceder en aquellos casos en que la muerte de un ser querido afecta profundamente la
vida familiar y social de una persona. En efecto, aunque se presuma la existencia del
daño, las partes podrán allegar pruebas al juzgador que tengan valor suficiente para
persuadirlo respecto de la mayor o menor envergadura del daño. Así, esta prueba
suplementaria, en ciertos casos, apuntaría a demostrar que puede haberse producido
un daño mayor a aquel producido razonablemente en casos similares.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien formuló voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena,
Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente. Ponente:
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto particular. Ponente: Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
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DAÑO MORAL
Esta tesis se publicó el viernes 11 de julio de 2014 a las 8:25 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2006803
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 7, Junio de 2014, Tomo I
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CCXLI/2014 (10a.)
Página: 447
DAÑO MORAL. POR REGLA GENERAL DEBE PROBARSE YA SEA DE MANERA DIRECTA
O INDIRECTA.
Debe decirse que el daño moral, por regla general, debe ser probado ya que se trata de
un elemento constitutivo de la pretensión de los actores. Solamente en aquellos casos
en que se presuma el daño moral, el actor se verá relevado de la carga de la prueba. El
daño moral puede acreditarse directamente a través de periciales en psicología u
otros dictámenes periciales que puedan dar cuenta de su existencia. Asimismo, el
daño puede acreditarse indirectamente, es decir, el juez puede inferir, a través de los
hechos probados, el daño causado a las víctimas.
Amparo directo 30/2013. J. Ángel García Tello y otra. 26 de febrero de 2014. Cinco votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto concurrente. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra
Olguín.
Amparo directo 31/2013. Admivac, S.A. de C.V. 26 de febrero de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana María Ibarra Olguín.
Esta tesis se publicó el viernes 27 de junio de 2014 a las 9:30 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2003785
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 3
Materia(s): Civil
Tesis: I.5o.C.21 C (10a.)
Página: 2147
TEORÍA OBJETIVA DE LA PRUEBA DEL DAÑO MORAL. SU APLICACIÓN CUANDO SE
AFECTAN EL HONOR Y LA REPUTACIÓN DE UNA PERSONA POR INFORMACIÓN
DIVULGADA A TRAVÉS DE INTERNET.
La indicada teoría procesal tiene su base en el principio ontológico conforme al cual lo
ordinario se presume y lo extraordinario se prueba, en razón de que existe consenso
generalizado de que ciertos actos, al recaer sobre alguien, producen la afectación de
valores morales indiscutibles como la dignidad, los sentimientos o la autoestima, sin
que esto requiera de una mayor acreditación, ni se pueda conocer la magnitud de la
afectación en cada caso; de ahí que se considere que la citada teoría tiene como
presupuesto que la demostración del hecho ilícito conlleva también la del daño,
debido a la vinculación existente entre ambos, por la naturaleza de las cosas o las
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DAÑO MORAL
máximas de la experiencia, de las que se deduce en forma natural y ordinaria la
consecuencia de la lesión subjetiva. En ese contexto, cuando se analiza la divulgación
en internet de un acto ilícito, dirigido directamente al afectado y alegado como
causante de daño moral por la afectación de los derechos al honor y a la reputación,
debe aplicarse la teoría objetiva de la prueba del daño moral sin ninguna variante o
vertiente, en tanto que tal divulgación de información, por las características que
reviste el medio tecnológico al que fue ingresada, puede implicar una presunción
ordinaria sobre la existencia de la afectación del valor moral controvertido; sin que
requiera de una mayor acreditación, ni se pueda conocer la magnitud de la afectación
en el caso, pues no puede dudarse la perturbación que produce en el fuero interno de
un individuo, la difusión de información falsa o inexacta sobre su persona en un nuevo
ámbito virtual conocido como "ciberespacio", por el impacto, influencia y efectos que
genera la circulación de dicha información en este nuevo ámbito, en tanto que una vez
ingresada en internet, su circulación y acceso por los potenciales usuarios, se hace
más universal, dinámica y directa que en cualquier otro medio de comunicación
tradicional.
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 4/2012. German Pérez Fernández del Castillo. 31 de mayo de 2012. Unanimidad de votos. Ponente:
María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco.
Época: Décima Época
Registro: 2002490
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XVI, Enero de 2013, Tomo 3
Materia(s): Civil
Tesis: I.5o.C.7 C (10a.)
Página: 2027
DAÑO MORAL. SI LOS HECHOS EN QUE SE APOYA LA DEMANDA OCURRIERON
ANTES DE LA ENTRADA EN VIGOR DE LA LEY DE RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
DEL DISTRITO FEDERAL, LA COMPETENCIA PARA CONOCER DEL ASUNTO
CORRESPONDE A UN JUEZ DE LO CIVIL.
El catorce de junio de dos mil dos se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
decreto por virtud del cual se adicionó un segundo párrafo al artículo 113 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual entró en vigor el uno de
enero de dos mil cuatro. En la exposición de motivos de la aludida reforma
constitucional, se hace alusión a que es obsoleto el régimen de responsabilidad
subsidiaria del Estado -prevista en el artículo 1928 del Código Civil Federal- respecto
de los daños causados por sus funcionarios, y que por ello era necesario que dicha
responsabilidad ahora fuera objetiva y directa contra el Estado. Por tanto, el régimen
civil sobre responsabilidad subsidiaria previsto en los Códigos Civiles Federal y para
el Distrito Federal, en virtud de esa reforma, quedó materialmente abrogado. En
cambio, el régimen creado en la reforma constitucional sobre responsabilidad objetiva
y directa prevaleció desde entonces, y sólo faltaba se legislaran las leyes federales y
locales anunciadas en la adición a la Carta Magna, en torno a la competencia de las
autoridades administrativas que conocieran de la acción correspondiente y las
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DAÑO MORAL
formalidades del procedimiento administrativo. Así, el treinta y uno de diciembre de
dos mil cuatro, se publicó el decreto que creó la Ley Federal de Responsabilidad
Patrimonial del Estado, y en éste también se derogó el artículo 1927 del Código Civil
Federal; reforma que entró en vigor el uno de enero de dos mil cinco. Por otro lado, el
veintiuno de octubre de dos mil ocho, en cumplimiento a la aludida reforma
constitucional, se expidió la Ley de Responsabilidad Patrimonial del Distrito Federal,
que entró en vigor el uno de enero de dos mil nueve; decreto en el que también fue
modificado el artículo 1927 del Código Civil para el Distrito Federal, para ahora
establecer la responsabilidad objetiva y directa del Estado por los daños causados por
sus empleados y servidores públicos con motivo del ejercicio de las atribuciones que
les estén encomendadas. En las referidas leyes secundarias de responsabilidad
patrimonial del Estado y del Distrito Federal, el legislador implementó las
formalidades del procedimiento en materia administrativa, y desde su entrada en
vigor, el gobernado quedó en aptitud de hacer valer el nuevo derecho sustantivo a
obtener la responsabilidad patrimonial del Estado, ya sea a cargo de la Federación o
del Distrito Federal. Ahora bien, conforme al principio de supremacía constitucional,
el reformado artículo 113, segundo párrafo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, sustituyó desde su entrada en vigor al artículo 1927 del Código
Civil para el Distrito Federal -modificado hasta el veintiuno de octubre de dos mil ocho
y cuyo nuevo texto entró en vigor hasta el uno de enero del año siguiente- que preveía
la precitada responsabilidad estatal en forma solidaria tratándose de actos ilícitos
dolosos, y subsidiaria en los demás casos; por esa virtud, merced a esa disposición
constitucional, desde su reforma procedía legalmente la reclamación del daño moral
en forma objetiva y directa a cargo del Gobierno del Distrito Federal. Sin embargo, si
los hechos desplegados por servidores públicos del Gobierno del Distrito Federal -con
base en los cuales se demanda el pago por concepto de daño moral-, se llevaron a cabo
después de la entrada en vigor de la aludida reforma constitucional, pero antes de la
emisión de la Ley de Responsabilidad Patrimonial del Distrito Federal, a fin de no
aplicar retroactivamente las disposiciones contenidas en este último ordenamiento, la
competencia para conocer del asunto respectivo radica en un Juez de lo civil del
Distrito Federal, pues cuando ocurrieron los hechos que dieron lugar al litigio, no
existían las leyes que en materia administrativa actualmente prevén la acción de
responsabilidad objetiva a cargo del Gobierno del Distrito Federal, ni estaban
asignadas las facultades al tribunal administrativo. El citado precepto constitucional
creó el derecho a los particulares a una indemnización conforme a las leyes que se
establecieran posteriormente y, por ello, atribuyó a las entidades federativas y al
Distrito Federal la facultad de crear las leyes correspondientes en materia de
responsabilidad patrimonial estatal; disposiciones que entraron en vigor hasta el uno
de enero de dos mil nueve. Aunado a lo anterior, la ley civil prevé un término de
prescripción de la acción más largo que el previsto en la nueva Ley de
Responsabilidad Patrimonial del Distrito Federal; de ahí que de aplicarse este último
ordenamiento pudiera causarse perjuicio a la accionante.
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 748/2011. 10 de febrero de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: Fernando Rangel Ramírez.
Secretario: Martín Sánchez y Romero.
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DAÑO MORAL
Época: Décima Época
Registro: 2002040
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XIII, Octubre de 2012, Tomo 4
Materia(s): Constitucional
Tesis: I.8o.C.5 C (10a.)
Página: 2783
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL DISTRITO FEDERAL. SE VULNERA LA
GARANTÍA DE IRRETROACTIVIDAD POR LA APLICACIÓN DE LA LEY RELATIVA A
HECHOS OCURRIDOS ANTES DE SU VIGENCIA.
No es verdad que la Ley de Responsabilidad Patrimonial del Distrito Federal tenga
puramente la calidad de ley procesal y que por ese motivo su aplicación en relación
con hechos ocurridos antes de su vigencia no viole la garantía de irretroactividad. Por
leyes de procedimiento se entiende las que se refieren a las formas propiamente
dichas que las partes y el Juez deben observar para obtener la sanción judicial de los
derechos, como lo son, por ejemplo, las que aluden a los términos judiciales, a los
requisitos de forma de una demanda o de las notificaciones, a la manera en que las
pruebas han de desahogarse y, en general, a la ritualidad del procedimiento, en cuyo
concepto no quedan desde luego comprendidas las normas vinculadas con la
sustancia misma de los derechos u obligaciones. En ese sentido, el sistema de
responsabilidad administrativa creado por la Ley de Responsabilidad Patrimonial del
Distrito Federal, lejos de regular únicamente instrumentos procesales encaminados al
pronunciamiento de una solución al conflicto de que se trate, actúa sobre este
conflicto mismo de derechos, sujetándolo a principios, bases, condiciones y
modalidades diferentes, esto es, dicha ley no constituye una simple transformación en
cuanto al régimen procesal, o al trámite que deba seguirse para hacer efectivo el
derecho a la reparación del daño, sino un cambio de régimen o esquema de
responsabilidad, íntimamente vinculado al derecho sustancial; así, por ejemplo,
mientras que para la ley civil la responsabilidad civil se genera por dolo o culpa, o bien
por el empleo de mecanismos, instrumentos o sustancias peligrosos, la ley
administrativa acude a un concepto diferente para la atribución de responsabilidad,
denominado "actividad administrativa irregular", exigible únicamente en contra del
Estado y que atiende al funcionamiento irregular de la actividad o servicios públicos;
la ley civil, por otro lado, señala que la reparación del daño debe consistir, a elección
del ofendido, en el restablecimiento de la situación anterior cuando ello sea posible o
en el pago de daños y perjuicios, y específicamente en relación con el daño moral,
establece que el monto de la indemnización lo determinará el Juez tomando en cuenta
los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del
responsable y la de la víctima, así como las demás circunstancias del caso, en tanto
que la Ley de Responsabilidad Patrimonial para el Distrito Federal fija un límite a la
indemnización por daño moral, por el equivalente a diez mil veces el salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal; asimismo, mientras que de conformidad con la
ley civil, la acción para exigir la reparación del daño prescribe en dos años, la Ley de
Responsabilidad Patrimonial del Distrito Federal establece el plazo de un año para la
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DAÑO MORAL
prescripción; de donde claramente se ve que es inexacto que la mencionada ley
administrativa regule exclusivamente figuras o instrumentos procesales.
OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo en revisión 130/2012. José Alfredo Flores Hernández. 30 de mayo de 2012. Unanimidad de votos.
Ponente: Abraham S. Marcos Valdés. Secretaria: Rosa Elena Rojas Soto.
Época: Décima Época
Registro: 2001285
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 1
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. CLXXI/2012 (10a.)
Página: 480
DAÑO MORAL. PLAZO PARA LA PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES EJERCIDAS PARA
EXIGIR RESPONSABILIDAD POR PUBLICACIONES REALIZADAS EN LA INTERNET
(LEY DE RESPONSABILIDAD CIVIL PARA LA PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA VIDA
PRIVADA, EL HONOR Y LA PROPIA IMAGEN EN EL DISTRITO FEDERAL).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 38 de la Ley de Responsabilidad Civil
para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen en el
Distrito Federal, las acciones para exigir la reparación del daño causado por el
ejercicio de las libertades de expresión e información prescriben en dos años,
contados a partir de la realización del hecho que se presume ilícito. En este sentido,
una publicación en la internet constituye un acto de ejecución instantánea, naturaleza
que no se ve afectada por su subsistencia y accesibilidad en dicho medio, de modo que
el inicio del cómputo del plazo de prescripción comenzará a correr a partir de la fecha
de su publicación. Así, la subsistencia y accesibilidad de una publicación en la internet
no tienen incidencia alguna en relación con el cómputo del plazo para efectos de la
prescripción de la acción, lo que no quiere decir que dichos hechos carezcan de toda
relevancia jurídica pues, de admitirse la acción respecto de dicho acto, su publicidad y
difusión serían elementos que debieran considerarse ante un eventual
pronunciamiento respecto del fondo y las medidas de reparación que pudieren llegar
a dictarse en una sentencia. Sostener lo contrario, implicaría que el inicio del plazo de
prescripción de la acción por daño moral permaneciese suspendido durante todo el
tiempo que un artículo, comentario, imagen u otro acto de naturaleza análoga, se
encontrase disponible en la internet, lo que en estos tiempos equivaldría a hacer
nugatorio el plazo de prescripción.
Amparo directo 8/2012. Arrendadora Ocean Mexicana, S.A. de C.V. y otros. 4 de julio de 2012. Mayoría de cuatro
votos. Disidente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos
y González.
Época: Décima Época
Registro: 2000760
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro VIII, Mayo de 2012, Tomo 2
Materia(s): Civil
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DAÑO MORAL
Tesis: XXXI.4 C. (10a.)
Página: 1836
DAÑO MORAL. EL DERECHO A LA INDEMNIZACIÓN PROVENIENTE DEL ACTO O
HECHO ILÍCITO QUE DA ORIGEN A AQUÉL, SÓLO SE DECLARA EN LA SENTENCIA
DEFINITIVA.
La sentencia es la resolución judicial que determina formas de conducta concreta
respecto de los litigantes; su fuerza es creadora en materia de derechos patrimoniales,
en aplicación de las normas al caso concreto, en razón de que el juzgador manifiesta
una voluntad de acuerdo con el orden jurídico, creando, transmitiendo, modificando o
extinguiendo derechos, obligaciones o situaciones jurídicas determinadas. Por otro
lado, el contrato, el testamento, la declaración unilateral de la voluntad, el
enriquecimiento ilegítimo, los actos o hechos ilícitos que en su caso constituyan el
fundamento de la acción, sólo son la fuente de las obligaciones que, de ser el caso,
darán lugar a la condena relativa por parte del Juez, quien determinará si se produjo o
no la hipótesis que comprende el supuesto jurídico, para así concretizar las
consecuencias previstas en la norma. En este sentido, las sentencias tienen la virtud
de actualizar las situaciones abstractas contenidas en las normas generales y, al
propio tiempo, crear normas individualizadas, con efectos especiales para el caso
concreto, constituyendo formas de conducta específicas respecto de sujetos
determinados, por lo que cuando quedan firmes, es decir, cuando ya no es susceptible
su modificación o revocación, adquieren definitividad, pues constituyen un mandato
individual y concreto, revestido de fuerza ejecutiva, complementario del abstracto y
general que confiere la ley y que el Juez aplica al fallo, es decir, se trata de la verdad
legal. Es así como la sentencia definitiva determina la situación concreta del
condenado, para originar una norma específica, cuyo alcance y vigencia efectiva son
esencialmente distintos a los de la norma general y abstracta; constituye una norma
especial para los litigantes que crea una situación jurídica concreta respecto de ellos,
que puede originar derechos reales, personales o del estado civil. De esta forma, el
acto o hecho ilícito causante del daño moral, que origina la indemnización sólo se trata
de la fuente prevista por la norma, productora, a su vez, de las consecuencias
reguladas en el supuesto normativo, puesto que es la sentencia definitiva en la que se
aplica el dispositivo legal al caso concreto, la que constriñe al condenado por daño
moral, al pago de la indemnización al agraviado, no así el hecho ilícito, en virtud de
que antes del dictado de la sentencia, sólo existe una expectativa de derecho para el
actor, siendo la decisión del juzgador, la que actualiza la norma al caso concreto,
determinando, primero, la existencia del daño moral, y, segundo, estableciendo con
certeza, la condena líquida y, por tanto, exigible, la cantidad a pagar a título de
retribución por daño moral.
TRIBUNAL COLEGIADO DEL TRIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 769/2011. Organización Editorial del Sureste, S.A. de C.V. 7 de marzo de 2012. Unanimidad de
votos. Ponente: Mayra González Solís. Secretaria: Adriana de los Ángeles Castillo Arceo.
Época: Novena Época
Registro: 162896
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
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DAÑO MORAL
Tomo XXXIII, Febrero de 2011
Materia(s): Civil
Tesis: I.4o.C.311 C
Página: 2281
DAÑO MORAL. CONCURRENCIA DE ORDENAMIENTOS POR ABUSO DEL DERECHO A
LA INFORMACIÓN Y DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
El daño moral se indemniza prescindiendo de que la lesión repercuta en el patrimonio
material del dañado, y se regula en el artículo 1916 del Código Civil para el Distrito
Federal, en el que se precisan los bienes jurídicos tutelados (sentimientos, afectos,
creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos y la
consideración que de una persona tienen los demás). No obstante, cuando la
afectación a algunos de esos bienes (vida privada, honor e imagen) se genere del
abuso de los derechos a la información y de la libertad de expresión, es aplicable la
Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el
Honor y la Propia Imagen en el Distrito Federal, según su artículo 1. Tal distinción
importa en asuntos donde se involucran, en la misma demanda, como bienes
lesionados, los previstos en una y otra legislación (por ejemplo, honor, imagen y
sentimientos con proyección a aspectos físicos), y se hace derivar el daño de un
mismo comportamiento o hecho generador (abuso de los derechos a la información y
libre expresión), en los que resulta necesaria, sin que nada obste para ello, la
aplicación tanto del código como de la ley mencionados, pues esa misma conducta es
susceptible de afectar a los derechos tutelados en ambas normativas, y es diferente el
contenido de la reparación del daño, que en la ley especial comprende publicar o
divulgar la sentencia condenatoria, a costa del demandado, en el medio y formato
donde fueron difundidos los hechos y opiniones que constituyeron la afectación
(artículo 39), y sólo en caso de que no se pudiere resarcir así el daño, se fijará
indemnización tomando en cuenta la mayor o menor divulgación que el acto ilícito
hubiere tenido, las condiciones personales de la víctima y las demás circunstancias del
caso, con un tope máximo del monto por indemnización (artículo 41). En cambio, en el
código la reparación consiste, a elección del ofendido, en el restablecimiento de la
situación anterior, cuando sea posible, o en el pago de daños y perjuicios (artículo
1915, primer párrafo), y el quántum de la indemnización -rectius, compensación, por
tratarse de daño moral- se determina tomando en cuenta los derechos lesionados, el
grado de responsabilidad, la situación económica del responsable y de la víctima, y las
demás circunstancias del caso (artículo 1916, último párrafo), es decir, hay una
variación de factores a ponderar, y no se contiene una taxativa predeterminada del
monto.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 528/2010. Ana Luisa Cid Fernández. 28 de octubre de 2010. Unanimidad de votos. Ponente:
Francisco J. Sandoval López. Secretario: Raúl Alfaro Telpalo.
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