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Y, también, de manera directa sobre los consumidores, pues las tarifas eléctricas
subieron durante unos días. Asimismo, se puede constatar que los medios escritos han
informado muy poco sobre esta rotura, incluidos los canales de TV.
Vamos por partes. Al darse la ruptura, se afectó la producción de las centrales térmicas
que usan gas natural (la mayor parte situadas en Chilca) y que hoy representan casi el
50% del abastecimiento de electricidad del Perú. El consorcio que transporta el gas de
Camisea, TGP, está integrado por Enagás de España, Tecgas Camisea –que es el
operador a través de la empresa COGA- y SIPCO Perú, principalmente.
Por ese motivo, para cubrir todo el suministro de electricidad en las horas-punta (de 7
a 12 de la noche) se tuvo que recurrir a centrales que operan con diésel, que es mucho
más caro que el gas natural. Esto sucedió del 5 al 9 de febrero, siendo los días 5 y 6 de
febrero los más complicados.
Cuando operan las centrales hidroeléctricas y las de gas natural, el costo del
Megawatio/Hora en las noches (horas punta) varía entre 30 y 50 soles. Eso se aprecia
(en color verde) en el gráfico del COES-SINAC del 2 de febrero (lado izquierdo). Pero
en la noche del 6 de febrero se aprecia (en color rojo) que el precio ha subido y que el
costo de la electricidad fue 10 veces mayor: más de 500 Megawatio/hora (2).
Por lo tanto, todos los consumidores hemos tenido que pagar el consumo de energía al
precio de las centrales diésel, que son menos eficientes, porque así lo determina la
metodología del costo marginal. Ese mayor costo aparecerá en la próxima factura de
electricidad (3).
Como la rotura se produjo cerca del inicio del ducto (a 8 km), las cuadrillas lo pudieron
reparar en poco tiempo. Pero si se hubiera producido a distancias mayores y en
terrenos difíciles, habría tomado más tiempo repararlo, lo que hubiera implicado un
mayor costo para los consumidores.
Todo esto sucede porque hay un solo ducto de gas y un solo ducto de líquidos en todo
el tramo de 180 km en la selva, que es el más complicado. Por eso, los planes de
seguridad energética del país contemplan la construcción de dos ductos paralelos en la
selva, de manera que si alguno de los ductos principales se rompe en ese tramo,
inmediatamente entran en operación los ductos paralelos: en la jerga eléctrica se dice
que estos nuevos ductos “le dan redundancia” al sistema.
Eso es precisamente lo que contempla el proyecto del Gasoducto Sur Peruano, cuyo
nombre oficial es "Mejoras a la seguridad energética del país y desarrollo del
Gasoducto Sur Peruano". En su primera etapa, por tanto, se contempla que el GSP
otorgue la redundancia y, luego, prosiga su camino hacia Quillabamba y el Cusco,
llegando finalmente a la costa sur entre Arequipa y Moquegua. Pero como la
construcción del GSP está paralizada, no tenemos seguridad en el sistema.
Un tema final: las roturas en los ductos pueden ocurrir, como lo demuestra el hecho
que dichos problemas se manifiestan también en países como EEUU, Francia,
Alemania, Japón y Holanda, entre otros. Dicho esto, el objetivo de las empresas debe
ser de “tolerancia cero” en rotura de ductos y pensamos que, tanto TGP y Petroperú
(que transportan el 95% del gas natural y el 100% del petróleo que se producen en el
Perú, respectivamente) persiguen esos objetivos.
Los organismos del Estado encargados de hacer cumplir esta política son el
Osinergmin y la Oficina de Evaluación y Fiscal Ambiental (OEFA). En el caso de la
rotura del ducto de TGP, sus informes han sido escuetos.
Nota aparte, y desaprobatoria, merecen la mayoría de los medios de prensa (no todos,
remarcamos): cuando se trata de la rotura de un ducto de Petroperú (el 95% ha sido
producto de causas naturales y de rotura deliberada por parte de manos ajenas),
entonces hay infinidad de primeras planas de los diarios, se envían periodistas a la
zona y los programas dominicales preparan sendos programas de larga duración para
mostrar la supuesta “ineficiencia” de la empresa pública.
Pero cuando se trata de una empresa privada como TGP, entonces, aparece el doble
rasero pues el silencio casi absoluto. Esa es la política del “no se oye padre”.
(1) Ayuda Memoria de verificación del derrame de líquidos de gas natural en el Río
Urubamba y Quebrada Kemariato, Camisea, 5 de febrero 2018 http://pmac-bu.org/
(2) http://www.coes.org.pe/Portal/MercadoMayorista/CostosMarginales/Index
(3) No hemos determinado aún este costo adicional para los consumidores.