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40 FRENTE A Los o7Ros intraducibles, espe rio, que, con tal que le pongamos su precio, con: y entendernos: de un ser a otro set, de El desacuerdo cae por su propio peso; ahora miento; queda él -eptos pueden serlo: basta con no confundir los unos y 7703 para que permanezca abierta la via de la bisqueda de «sentido comtins, cit LA CONQUISTA VISTA POR LOS AZTECAS storia de Ja humanidad: dos grand ignorancia mutua, y después, como quien jeran de su existencia. No de Europa, la parte iaje decisivo. escapar; poseemos asi algunas de las paginas espiritual de Europa. Estos textos son accesibles, y cono- 10 tanto como Jo merecen). Pero Jo que saber o se produjo un fendmeno patecido: | lugara una rica litera 2 FRENTE 4 Uns aTROS verdad que solamente dos de estos relatos," los transmitidos por Sax lad de Jos acontecimientos, desde la cion y la muerte ran tod: nos de sus epis scala, antes y desp el Cédice Rami. de Texcoco, que por Tlaxcala; el Codice Aubin detalla Jos Anales histéricas hace lo independientemente de las divergen: lades narrativas, estos relatos storia. No obstante, es posible aisla tos antecas de que de este modo revelan la vision que los indios te nian del acont Los anuncios La primera caracterist cempiez: sorprendente de estos relatos es que no por la Tlegada de los espanole podido ripcidn de los anuncios de este encia, constituido por el franciscano relata ocho prodigios, considerados por los actecas como signos anunciadores: un comela, un incendio, el rayo, otros cometas, el borboten de las aguas del lago, tuna extrafia voz de pajaro con diadema, unas hombres con dos cabezas. Muiioz Camargo, que debié de conocer los materiales de Sahagiin, wuelve 2 tomar a su vez los mismos prodigios y les aia de algunos otros que provienen de la tradicién tlaxcalleca: otros co. metas, una polvareda, El Cédice Aubin habla también del descenso deuna columna de piedras. Durin, monje dominicano y autor de una s ata con toda detalle tres prodigios sorpren Piedra pesada que se niega 2 dejarse levantar, lucgo habla, después vuelve ella sola a su lugar de origer ce un campesing levantado por un ag muslo de Moctezuma dormido, Ls CONOLISIA VISTA FOR 105 AZTECS B Ethecho mismo de que estos prodigios estén situados en cabeza ‘a que sean considerados como anunciadores de de los relatos im los acontecimientos: tos refieren, y barbudbos, eque llevan unos cascas escarolados como se- vendrin del Este? El Cédice Ramirez se refiere a hhecha por el emperador de Texcoco, Nezahual mo a otra, segin la cual ebx- tlilxochitl debja ser el artifice de la ruina de Jos mexicanos»* Los anuncios de los acontecimientos venideybs tienen una funcion imporiante en la versién transmitida por Durén, hasta tal punto que una buena mitad del relato global de la conquista les esta destina- da. El punto de partida es la profecia de Nezahualpi aqui con profusién de detalles; el cometa en el cielo viene pues a confirmar las declaraciones. Fn la historia prodis piedra pesada, la piedra misma se encarga de explicar el sentido de! acon- tecimienio: «Haced saber a Mociezuma que su poder y su teino se ban»? De la misma forme Aerpreta inmediatamente este pro can a su fin. Otros personajes se unen a este coro de profecia estin en marcha los que deben vengarnos de las afrentas y sult. nal, el propio Moctezuma empieza a profetizar la continuacion de los acontecimientos: ¥ quiero advertirte algo; los suyosy.” 4 FRENTE A Las oTROS up que la respuesta parece fuera de duda: fu ', con conecimiento de causa; son «prospecciones retrospec: vas», El caso es to para los segundos: las apari- sino podemos, idad directa de los re bre este punto, esto no quiere decir que no com verdad, de ea, Los autores de rand jeanos, a veces descendientes di s lo que podemos conocer como més cercano de Moctezuma y de sus consejeros. Resul sea verdad— que éstos ya buscaran lo acontecimientos que se estaban producie: Imentg- ceptable Seme- 5 es 10 ato de guerra. ¥ a pesar de uo: hacer aceptable el acontecimi ceptarlo? LA CONOUISTA VISTA POR 10S AZTECAS 45 pedicién)Cémo reaccionara el soberano azteca? «Mocterumma se pre taba eémo podria saber quiénes eran aquellas gentes y de dénde de todos los medios asu dispo- sn hacérselo saber, dentro del secre- to mds grande." Por qué motivo, ante este aco rvadores, hay que cons ies de los que los han vis 10s, pero éstos permanecen mudos, Entonces, ensé in el cuadio en su casa, y pide alos pintores mis ibujos en los que estén representa seres extrafios. Nueva decepcion: le muestran hombres con un so ojo 6 con un tinico pie, hombres eon pez 0 con cola de cule- bra; pero nada que se parezca a los espafioles. Descubre entonces a un viejo de Xochimilco, pintor a la vez que sabio. A la pregunta de aque me legaron mis ~ po casi tranquilizado: La informacién concreta es sometida firma el cardcter ciclico del tiempo y Ningin conocimiento aqui, verdaderamente nada, palabra se decia acerca de los espafoles, crRos tes de que se conociera su rep costumbre pre tanciada>, Los arcabuces sect barcosenc hacia todo cabellos y lo que es de la barbo, interiores, que sobre los cuerpos de los espatio- ie en seres sobre: nen la presencia del y los transforman proy nrados (xque fueron de una 10 si resonaran, sts cuerpos de me- tal, sus eascos de metal, Y ain otros vienen todos de c hechos de m perros vienen guindoles, vienen 48 FRENTE 4 108 OTROS. cada por su eapellan y bi unos sean verladeram: if Gomara para que podamos creer que le independientes del particular esta mio tiempo que su superioridad técnica, hace leyadios como dioses. Otto episodio de Duran ta creencia. Moclezuma envi6 a,brujos y ‘hechiceros para luchar contra los espafioles, lanzéndoles v sadilla, provo ses es dura, ningin arte de magia puede penetrar en ella y causar la minima impresién, pues no po drian aleanzar su corazén. Los dioses tenfan unas entraiias y unos pechos muy oscuros..».” Se pasa directamente de «muy diferentes» a edivses, Los aztecas habfan vivido hasta entonces en un mundo ivamente cerrado, a pesar de Ia exten: una funcién impos senlace del encuentro, Al mismo tiempo, o al cabo de los espatioles se impondra (pero quiza ya uy al contra- apenas humanos, movidos solamente por los instintos materi Jarga que se han apoderado del oro por todas partes. ues ¢s bien verdad que tenian mucha sed, que lo engullian, de ganas, que lo querian tanto, el oro, como si fueran {LA CONQUISTA VISTA POR LOS AZTECAS 49 Signifie: otra: «Era cor Los espaitoles aparecen mente pobres, que no sa inte, a esta deseripeién le sigue inmediatamente tun montén de plumas. Les dan finas alhajas: las des- mncarles el oro bruto, «cuando todo el aro estuvo 1ego, hicieron quemar, destruye- icadores de los dio- ses, los tamborileros. «En seguida, entonces, rodearon a los que bai- aban; en seguida, entonces, se dirigieron a tamboriles; en seguida, golpearon las manos del que tocaba el tam- bor, fueron a coriar la ‘apoderan de un sumergen en el agua del Las reacciones de Moctezuma Las primeras not s geGmo va a reacciona ias refiriéndose a los espanoles Hegan a oidos No nos habria de extranar cap. XX, 24 Duwis, cap LXIX. diced Florencia, cap, XXXI. id, cap. XXL 50 FRENTE 4 10s orKos. 3 pero nos acordar su comportami perecer, cosa, datos. Y se emisarios que 5 gados, si éstos lo descan. La mis encia de los espatio- prueba de idad. «Lo que ha sido de- puede evitarlos; eno puede uno sustraerse a los tino». tud no esté tinicamente reservada para Moctezuma, El Cédice de Plorencia describe a la poblacién entera como ida por el dolor, Loran cuando se ven, ‘Los mexicanos es lencio, «como m esaparecer y perecer, pues ajado del cielo sas acaecides: « iban saber qué pensar de acont jams vistos ni ofdos hasta entoncess nos da conocim 52 FRENTE 4 108 OTROS 0 para que pero los brujos se decla- iperioridad de los nuevos dioses: ‘onita los cuales su poder se de estas visiones, mucho conocer, horrorizéndose tod epoca Moctezuma continiia pues reaccionando dentro de la esfera cuya pertinencia, en cambio, esta en entredicho a cause de ma de los espaitoles; y la ausencia de cualquier res ia de las cosas que vio en aquella dad. Asi pues, alterna accion rio, unas veces enviando encantadores, otras ofreciendo hospi esos dioses, Pero parece ser que la actitud benés tal forma que al final de su vida una nueva frac cl is relaciones entre pot hostiles. De ahi que la Ilegada de los se quejan: «Moctezumra y los ws atormentan muchisimo. jHasta nuestra nariz ha 1A CONQUISTA VISEA FOR LOS AZTECAS 3 Hegado nuestra miserial». ¥ otro jefe declara: «;Que los tenocheas sean aniguilados por separado pues!s.® Todos espiertan con el paso de los espaiioles. Una gran las vecinas ciudades de Tlaxcala y Cholula: la Hegada de Cortés sera ‘Tlaxcala, por los gestos hostiles de los che Dentro mismo de cada pol cuerdo. En México, Moctezuma uicio y lereproch haberse dejado ven jempo por un pufado de barbaros. Don Hernando la no hubiera sido su madre, su res cabeza de los hombros y que se ha- la queria como si no» Cortés se entera muy pron xmas y decide aprovecharse de 1, a saber, esta discordia»; el transcurso de la tiltima fase de la guerra, una impresionante ar- mad i i | 5a FRENTE A Los ornos indios describen estas disensiones y muchas nbarg derse aqui, a alla, a Tenoch parte tuvieron en el desenlace final del combate los se Jos que proceden, El enfrentami to En las primeras batallas los espattoles se oponen no a los habi- tantes de México sino a los de otras ciudades mas cercanas de la costa ica. Fl Cédice su adversarios* Pero, esta vez también, ls es padas de metal, los arcabuces, los caf ia a los espanoles. Mufioz sspaldas de un ‘mos acontecimi 56 FRENTE A Los orR0s vienen a verlo, pero se niegan a aceptarlo, Un segun: do lugar, un tercero, y siempre el mismo re F aquel cuerpo zuma! ‘Voy a pasarme la vida lle remi espalda?», Entonces el cuerpo serd aceptado y que- una cerem Los espanoles huyen de la ciudad durante la Nocke décasi vuelven con nucvos refuerzos de indios liados, y Hevan con ellos rapidos bergantines, el combate en las aguas de! lago que rodea dura todavia unos cuantos meses. Los relatos i sy des. ‘bdice Ramirez), Otras ve- ces se trata de las desdichas de los asediados, que padecen mas de hambre-y sed que de los asaltos de los espatioles; una elegia, que se conserva en los Anales histéricos y quiza contemporinea de , evoca fuertemente esta experiencia Los escudos han podido protegernos, pero en vano han querido poblar la soledad con escudos. Is, Iagartos, polvo de revoque, los mantos de algodén, las plumas de queteal, no contaba para nada, La tenaza que los espaiioles hacen alrededor de la ciudad se va LA CONOUISTA VSIA FOR Ls AZFECAS 7 uestros enemigos lo vieron, fue como si una mon imbado. Todos los espaitoles estaban espanta- dos.» Pero el resultado de la guerra no puede cambiat. Durin re- fiere otra astucia de Quauhtemoe: «Queriendo hacer creer a los espaiioles questo le faltaban hombres ni fuerzas para defenders, did a las mujeres de la ciudad que vistieran ropa de hombre y que, de bu a, empufiaran las armas razas de las casas y que cio».** En un primer momento la estratagema después se descubre la verdad, y la avanzada: 0 acto del drama es la rendicion de Quauhtemoe. Los re- latos abundan en d tn abrigo desgarrado. Cortés fo mira, «luego hia los de Quauhtemac».* Cosa que no | meterloa tortura, queméndole los pie dees 1et0s serdn colgados o abandonados a los perros para que Elhedor de los cadaveres es tal que da asco a los espa foes, os cuales «se tapaban todos la nariz.con ropas blancas y muy finas», Y simplemente, y para siempre, la batalla fi EI sentido de la historia tra del puro absurdo? Como los transmisores, a veces incluso los na rradores de estos relatos, son cristianos, no nos sorprendera encon- trar en ellos una interpretacién de la hi Ella no justifica los datios causades por {ado final del encuentro, «La voluntad hando y Jos mexicanos van cediendo terreno, casa tras casa, s tontativas para impresionar a los espafoles son pa mente emocionantes. Quauhtemoc wielve a sacar un vestido de gala que le ha legado su padre, a un combatien 56. Cadice de Florencia, St tbid. 58 Tbid, cap, XXXV id, cap. XXXL 58 FRENTE: A LD ROS: gaba.»” Dios hac! r por deeirto ast, et regalo que le patoles, a pesar de que condenaba su der. Mufiuz Camargo, por su parte, da a conocer, en el de su Historia de Tlaxcala, los verdaderos debates ideol6gicos que espaiioles y mexicans (pero después de lad, y no entre Cortés tablecen la culpa como el responsable del desastre, fuera de cual iano. Ha actuado verdaderamente lonado al hombre del pucblo, ba destruido al seitor», racho-profeta en repro én de su cuerpo, muchos severidad su desdén hacia los que le rodeaban El ibe de esta manera: xebrio y Heno de orgullo, él que ‘mundo entero»; y ¢l mismo narrador evoca «su demo- rado que ya ni feria el po ? Parece que la prueba mas patente titud de Moctezuma respecto a los mismos espa. uiera él oponerse al destino». Todo el episodio de la pi. nuestra: el orgallo de Mfoct 1A CONOUISTA VISTA POR LOS AZTECAS 59 ido un rodeo a través de | dlioses. Dado que la aparicin de los espartoles en la costa atkantica ‘no hubiera podido producirse era del César, no basta para explicar los acontecimientos: clos espatioles han Iegado y han vencido? No: han veneido porque han egado, Fl lector de hoy cn dia habria podido pensar que la causa de la joctezuma estaba en To que le distingufa de los espatto- 10, Ja tentitud de su adaptacion, la incapacidad para improvisar y tomar iniciativas personales. Los relatos indios dan la precisamente aquel aproxima @ los es deseo laculpa- lidad de su propio emperador, los relatos niegan de hecho la nue- ia se convierte cn un acto de oposicion ce México suf. Mk s, airman bien misino tiempo, alto, Dar un sen ido tal a la co Moctezuma decide ase- ‘onces a los habiles, les pide que tallen su imagen en la roca de Chapultepec, «Fue a ver su estatua cuando le anunciaron qi ida yempend a detramar dgrimas, lamentindose nduraderos en es octezuma se equivoca otra ver, no al creerse mortal laeternidad de la imag, 60 FRENTE 4 LOS OTROS servé el nombre de Moctezuma y la saga de sus compatriotas y nun case les olvidaré gracias, no la piedra, sinoa las palabras que c taron el acontecimiento, a Jos relatos que han sabido transmi Leceién que conocia, por lo que parece, otro pueblo de las des, tal como lo cuenta un papiro egipcio de la XIX* dinast Mas tl es un libro que una estela grabada © que un muro solide. Sirve de templo y de piramide, para que el nombre sea proclamado, El hombre perece, su cuerpo se vuelve polvo, todos sus semejantes reiomnan a la tierra, ido de boca en Vv LA CONQUISTA VISTA POR LOS FRANCESES una prolongada reflexién relativa a los acontecimientos que se van desarvellanda Los debates aleanzan su punto culminante, quiz, en rioridad intrinseca de la Europa cri ta en nombre de los valores de su Hoy en di sea ffeil de realizar: cquién no preferiria aaa ala ee aiad 10s aparece como cl racismo de seguimos la controversia hasta el fin pues por atribuir a los anos ideal 10 de otro modo, wconsciente; y la

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