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Educación tendrá un menor peso en el presupuesto del 2018 (17,5%) frente a los dos años anteriores
(18,4% en el 2017 y 17,9% en el 2016). La generación constante y cada vez más rápida de nuevos
conocimientos y su difusión en el conjunto de la sociedad constituyen actualmente, la base sobre la
que se asienta la competitividad internacional, la cual requiere una formación de calidad.
La gestión educativa para mejorar la calidad deberá ajustarse a las nuevas demandas de la ciencia y
la tecnología. Si aceptamos que los docentes tienen la gran responsabilidad de formar a los
estudiantes en nuevos conocimientos y técnicas, los programas de capacitación a los docentes serán
otro de los retos que tiene la calidad de la educación para cubrir los vacíos y deficiencias que se
presentan en este campo.
Autonomía hace falta un incremento presupuestan para el sector Educación, al dar cuenta que en el
Perú la inversión por alumno es de 476 dólares, mientras que en Chile, que es el mejor situado en el
informe Pisa, invierte 1.414 dólares. En tanto que Colombia destina 1.293 dólares y Brasil 1.321
dólares. Países que también superan al Perú en el ranking. Por lo tanto, se debe perseguir soluciones
propias para la población de estudiantes, profesores, familias y el entorno social.
La gestión se concibe como el conjunto de servicios que prestan las personas dentro de las
organizaciones. Significa que la gestión adquiere una especificidad, en tanto que tiene mucha
importancia la labor humana.
Existen actividades donde la máquina y el robot cobran un peso relevante en el proceso productivo
y la labor humana se considera menos intensiva durante y al final del proceso.
En el caso de la gestión educativa, el peso de las competencias humanas es el más representativo.
Existen diversas lecturas de este proceso de construcción. La presente lectura histórica se divide en
cinco etapas consecutivas, que corresponden a cinco enfoques conceptuales y analíticos diferentes
para estudiar el proceso de construcción, desconstrucción y reconstrucción del conocimiento en la
administración de la educación latinoamericana. En esta lectura, se hace referencia al enfoque
jurídico que dominó la gestión de la educación durante el período colonial, con su carácter
normativo y su pensamiento deductivo; al enfoque tecnocrático del movimiento científico, gerencial
y burocrático de la escuela clásica de administración desarrollada a inicios del siglo XX a la luz de
la lógica económica que caracterizó el proceso de consolidación de la Revolución Industrial; al
enfoque conductista de la escuela psicosociológica de los años treinta y cuarenta que informó la
utilización de la teoría del sistema social en la organización y gestión de la educación; al enfoque
desarrollista, de naturaleza modernizadora, concebido por los autores extranjeros en el ámbito de la
teoría política comparada que floreció en la posguerra; y al enfoque sociológico de los autores
latinoamericanos de las últimas décadas, preocupados con la concepción de teorías sociológicas y
soluciones educativas para satisfacer las necesidades y aspiraciones de la sociedad latinoamericana.
Es importante reiterar que esta trayectoria histórica del pensamiento administrativo en la educación
latinoamericana se inscribe en el movimiento teórico dominante de las ciencias sociales aplicadas.
El estudio de las nuevas tendencias en la gestión educativa, que hoy se encuentra incluida en
nuestra agenda de debates, también se inscribe en ese movimiento y, como tal, debe beneficiarse de
las lecciones del pasado, comprometerse con la solución de los problemas del presente y anticiparse
a las necesidades y aspiraciones del futuro. ¿Por qué? Porque la historia no finalizó ayer ni comenzó
hoy. Más bien diría que hoy estamos escribiendo un nuevo capítulo de una larga obra político-
pedagógica en permanente construcción.
En nuestro caso en particular, uno de los resultados de los estudios desarrollados en los últimos 15
años es la concepción del paradigma multidimensional de administración de la educación,
fundamentado en la desconstrucción y la reconstrucción de los conocimientos pedagógicos y
administrativos acumulados en el curso de la historia de la educación latinoamericana. En realidad,
los modelos históricos de gestión escolar y universitaria — definidos dialécticamente en términos
de administración para la eficiencia económica, administración para la eficacia pedagógica,
administración para la efectividad política y administración para la relevancia cultural— son los
elementos constitutivos de un paradigma heurístico y praxiológico de administración de la
educación resultante de un esfuerzo superador de síntesis teórica de la experiencia latinoamericana
de gestión educativa en el ámbito internacional. Esa reconstrucción teórica exigió un amplio
enfoque interdisciplinario para tratar de explicar los dominios de las influencias económicas,
políticas, culturales y pedagógicas en la organización y administración de la educación en el
hemisferio occidental. Por otro lado, la experiencia revela que la tarea recién ha comenzado. Por
eso, cabe reiterar que el paradigma multidimensional, enunciado en su forma original hace más de
diez años, continúa siendo una propuesta heurística y praxiológica inconclusa, un modelo en vías de
construcción; construcción resultante de un proceso de aprendizaje permanente y de un esfuerzo de
superación intelectual, buscando satisfacer las siempre nuevas necesidades de nuestras escuelas y
universidades.
La Democracia
El sentido clave que debe inspirar una teoría significativa y relevante de la gestión educativa
relacionada con la democracia es la educación para todos, asumiendo además, unos elevados
niveles de calidad humana colectiva. La democratización en la gestión educativa implica, a su vez,
la existencia de espacios y mecanismos permanentes de participacion ciudadana en la planificacion,
administración y vigilancia de las politicas y decisiones educativas, en cada ámbito de la gestión
desde las instituciones educativas hasta el nivel regional y nacional.
El concepto de democracia en la educación sugiere que debe cubrir a todos los estudiantes y
profesores, lo que implica desarrollar un ambiente cualitativo de trabajo en las organizaciones
educativas, mediante la institucionalización de conceptos y prácticas, tanto tecnicas como
administrativas, capaces de promover la formación humana sostenible y la calidad de vida de
estudiantes, profesores y funcionarios técnico-administrativos. En este sentido, el fortalecimiento
institucional de las entidades de educación superior deberá impulsar la democratización basado en
una política de participación.
La falta de democratización, también se evidencia en la fuerte debilidad por parte del sistema
político y social para representar a los jóvenes, lo que incide en que los estudiantes no encuentren
los medios adecuados para desarrollar sus intereses, ideales y sensibilidades particulares. Frente a lo
anterior es necesario insistir en aumentar la comunicacion entre el sistema educativo, sus
autoridades, actores sociales e institucionales para que se incentiven mecanismos, que favorezcan
espacios y momentos de dialogo para los jóvenes.
La Calidad
El tipo de sociedad que tiende a predominar en el siglo que comienza se caracteriza por una gran
capacidad científico-técnica, y por la posibilidad de aplicar esta capacidad al proceso productivo. La
generación constante y cada vez más rápida de nuevos conocimientos y su difusión en el conjunto
de la sociedad constituyen actualmente, la base sobre la que se asienta la competitividad
internacional la cual, requiere una formación de calidad. La gestión educativa para mejorar la
calidad deberá ajustarse a las nuevas demandas de la ciencia y la tecnologia.
Si aceptamos que los docente tienen la gran responsabildiad de formar a los estudiantes en nuevos
conocimientos y técnicas, los programas de capaciotacion a los docentes es otro de los retos que
tiene la calidad de la educación para cubrir los vacíos y deficiencias que se presentan en este campo.
Por eso, una de las propuestas para mejorar la calidad esta relacionada con la planificación de
programas de capacitación dirigidos a la formación docente que proporcionen al profesor elementos
teóricos y prácticos, ubicados históricamente, que le permitan entender su sociedad y brindar a los
estudiantes, las herramientas conceptuales que orienten su destino en forma racional, critica y
autónoma.
Para alcanzar la calidad, la gestión educativa deberá preocuparse por: cumplir con los reglamentos
que emanan de los ministerios, acatar las normas que se deriven desde las instancias superiores de
las Secretarias Departamentales y Municipales y deberá enfatizar sobre la necesidad de la calidad
del trabajo de los educadores, lo cual exige una alta capacitación del docente.
La gestión educativa del siglo XXI, deberá: trazar políticas de acción que cualifiquen a los
trabajadores cuya preparación hoy suele estar por debajo de la tecnología empleada; reconvertir a
aquellos preparados que desempeñen funciones ya obsoletas o saturadas de personal; y afrontar el
problema de los egresados del sistema educativo que no encuentran empelo, que ocupan puestos de
nivel inferior a sus capacidades o que emigran a países más desarrollados.
Por eso la educación superior debe orientar sus objetivos a diseñar propuestas para la formación
profesional, ocupacional y la educación técnica, permitiendo así avanzar en el mejoramiento de la
calidad educativa en relación con las demandas de los sectores económicos, planificando y
ejecutando acciones que conduzcan a cambios profundos.
Otros temas fundamentales que contribuirán a preservar la calidad educativa consistirán en:
establecer un sistema de evaluación que permita medir adecuadamente los conocimientos
adquiridos por los participantes y beneficiarios del proceso educativo. Introducir una nueva cultura
en los gestores educativos responsables de la formación sobre los sistema de evaluación motivando
y generando calidad.
La investigacion y la extensión son dos grandes falencias que han estado presentes en las entidades
de educación superior latinoamericanas. La educación superior tiene el deber de hacer investigación
acatando las exigencias del desarrollo científico y tecnológico aportando recursos humanos
altamente cualificados para actuar en la sociedad del conocimiento, con sentido ético y ecológico.
No es posible hablar de calidad sin extensión, la cual, deberá buscar conexiones que contribuyan a
fortalecer los vínculos de la triada, Empresa, Universidad, Estado, combinación necesaria para
alcanzar el desarrollo. La extensión se constituye así, en un canal de comunicación que permite:
conocer las innovaciones producidas en los países más avanzados, establecer redes para realizar las
mejores prácticas, transferir conocimientos, retroalimentar el proceso docente educativo, dinamizar
la movilidad académica, fortalecer las prácticas empresariales, acercar los graduados con la
academia; constituyéndose en carta de presentación ante el ámbito donde operan sus proceso
educativos; los anteriores son retos que deberá enfrentar la universidad del nuevo milenio.
En el mundo de los negocios, el papel del cliente o consumidor ocupa un lugar central en la
administración, debido a que él puede elegir entre diferentes servicios o productos. La tesis es que
la posibilidad de elegir entre diferentes productos estimula la competencia para elevar la calidad de
los servicios ofrecidos en el mercado. En el sector público, sin embargo, no hay clientes o
consumidores, hay ciudadanos con deberes y derechos. Además, muchas veces la elección de los
servicios en el sector público es difícil, cuando no imposible, por falta de opciones alternativas. Es
imposible elegir entre distintos servicios de salud, si en la comunidad solamente existe una clínica o
un hospital público. Esto también es válido para la elección de los servicios educativos si el
municipio o el distrito mantiene apenas una escuela pública. Esta es solamente una característica,
entre muchas otras, de la especificidad de los servicios educativos en miles de comunidades
pequeñas, que sugiere la necesidad de desarrollar otras alternativas de participación ciudadana en la
gestión para la mejora de la calidad de educación. Esta necesidad implica examinar cuestiones
relacionadas con estrategias institucionales específicas y con los derechos y deberes ciudadanos en
materia de educación. El primer requisito para poder abordar correctamente el tema de la calidad de
la administración de la educación es rescatar la especificidad de la educación y la naturaleza
peculiar de la calidad de educación. A pesar de que la escuela y la universidad desempeñan muchas
funciones diferentes, el foco de su acción es la educación, definida como instancia de construcción
y distribución del conocimiento socialmente válido y culturalmente relevante para la ciudadanía. La
calidad de la educación puede definirse a partir de diversas perspectivas conceptuales y
dimensiones analíticas. Es posible valorar la educación en términos políticos y académicos. La
calidad política de la educación refleja su capacidad por alcanzar los fines y objetivos políticos y
culturales de la sociedad. La calidad académica define el nivel de eficiencia y eficacia de los
métodos y tecnologías utilizados en el proceso educativo. También es posible valorar la educación
en términos individuales y en términos colectivos. La calidad individual define la contribución de la
educación al desarrollo de la libertad subjetiva y del interés personal. La calidad colectiva mide la
contribución de la educación a la promoción de la equidad social y del bien común. Esas
perspectivas o dimensiones reflejan aspectos analíticamente diferenciables de un concepto
comprensivo de calidad de educación, examinado a la luz del principio de totalidad. La articulación
dialéctica de las dimensiones citadas permite elaborar un concepto superador de calidad de la
educación, según el cual la dimensión académica se encuentra subsumida por la dimensión política
y la dimensión individual se encuentra estrechamente vinculada a la dimensión colectiva.
CONCLUSIONES
Ningún modelo de gestión escolar por si solo cuenta con todos los elementos para generar
un cambio sustancial en los centros educativos por los recursos hace más maestros
participativos y dinámicos.
La autonomía escolar, si bien proporciona más libertad a los profesores y promueve un
currículo más pertinente por lo general no se ve reflejada en mayores aprendizajes por parte
de los alumnos.
Los modelos de cambio para la escuela que pueden tener mayores posibilidades de éxito son
los que responden a un enfoque sistemático.
Cualquier innovación que pretenda mejorar los aprendizajes de los alumnos tiene que
valorar el papel que desempeña la formación continua basada en el centro, y con ello la
garantía de una constante formación asociada a la problemática y a las necesidades del
centro escolar.