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Historia Ecológica de la
Argentina. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998. Cáp. 2: El ambiente en la época
colonial.
La historia ambiental de la Argentina empieza con la destrucción del sistema incaico de agricultura
en terrazas, perpetrada por los conquistadores españoles. Este desequilibrio ecológico fue la principal
herramienta utilizada para consolidar una conquista. El Imperio Incaico fue un gran ejemplo de eficiencia en
el manejo de la tierra y en el respeto al equilibrio ecológico de la región: Ningún sistema posterior
consiguió alimentar a tanta población sin degradar los recursos naturales.
Las terrazas cumplían la función de distribuir regularmente la humedad, transportando agua de lluvia
desde los niveles superiores a los inferiores, a medida que descendía por la pendiente. Evitaba así la
erosión y habilitaba distintos pisos ecológicos donde se sembraban cultivos específicos. Además, se
aprovechaban al máximo el espacio y el agua disponibles. Se conservaba la fertilidad del suelo con guano
(excremento de aves marinas de islas y costas), cabezas de pescado e incluso desechos humanos
desecados, que se pulverizaban para formar abono natural. También se hacia barbecho, que es el
descanso del suelo. Cada zona cultivable se construían metro a metro, por lo que fue necesario una red de
canales hidráulicos (similares a los romanos) que asegurara el agua para el riego.
Las técnicas de domesticación desarrolladas desde tiempos ancestrales permitieron gran variedad de
especies vegetales (papa, maíz, quínoa, porotos... y centenares de hibridaciones) y animales (llamas y
alpacas para carga, alimento, o producción de lana). La red de caminos y los chasquis (mensajeros)
posibilitaron la comunicación imperial y el comercio, sin generar un gran impacto sobre el ambiente.
Era de suma importancia la óptima condición de la mano de obra, por lo que tenían un sistema de
seguridad social, que no dejaba que nadie (sea cual fuere su condición) pase hambre o enfermedad. Las
bases político económicas que sustentaron tales prácticas fueron:
• La ausencia de la propiedad privada: El Imperio era el propietario de todo, y se encargaba de
distribuirlo.
• Complejos sistemas administrativos y de control de la producción.
• Cada familia disponía de la tierra que necesitara para subsistir: no había monedas, esclavos, o
latifundios.
• El campesino era considerado un trabajador libre, siempre y cuando no tuviera conductas antisociales
(ej: si ser vago implicaba no cumplir con el turno de riego, era castigado/a)
Desde el momento que se instalan los conquistadores españoles muchas cosas cambian: se reparten
las tierras y se esclaviza a los nativos para las encomiendas, las mitas (mano de obra minera), y el
yanaconazgo (servicio doméstico). Todas estas formas de explotación suprimieron la seguridad social
reemplazada por hambre, epidemias (como la viruela), y trabajo inhumano. Las terrazas y acueductos
fueron abandonados y suplantadas por el arado, cuyos surcos erosionaron de forma permanente
numerosos suelos. La deforestación en las nacientes de los arroyos contribuyó a secarlos (y como el Caso
del Río de la Plata, proliferar la formación de bancos de arena y otros sedimentos). Ni siquiera hay una
mejoría con las haciendas (durante la etapa colonial), pues su producción se limitaba al mercado y no a la
subsistencia, generando hambrunas. La mayoría de las especies vegetales, con excepción de papa y maíz,
son desaprovechadas (como quínoa, tarwi, mango, amaranto, ajipa, oca, yacón, etc.) y las animales casi
totalmente depredadas por su cuero y su lana.
Y esta irresponsabilidad ambiental se da en gran parte porque el conquistador ve a la naturaleza como
enemigo. La gran variedad de escenarios geográficos y especies nuevas que encuentran, activa su miedo a
lo desconocido. En consecuencia, muchos aventureros, cronistas y poetas inventan una zoología fantástica
de animales monstruosos (yacarés que parecen basiliscos, por ejemplo) y selvas traicioneras. El miedo a la
naturaleza se corresponde con el miedo a los nativos, muchos vistos como caníbales sin alma. Cuando el
Papa decreta que son hombres con alma, aparecen tratadistas que los ven como siervos a natura
(posibles de esclavizar por sus “condiciones mentales inferiores”). Poco a poco el conquistador va
dominando a sus dos enemigos sin ningún escrúpulo por las consecuencias.
Un ejemplo de esto último, fue la actividad minera en Potosí. La abundancia de plata en ese lugar
propició una actividad intensiva depredadora del ambiente, tanto, que sus problemas ambientales
característicos preceden a los actuales: urbanización desordenada no planificada, (la ciudad nace como
campamento minero temporario y luego se transforma en una ciudad desordenada y sucia: genera basura y
mezcla de aguas de todo tipo) y contaminación del aire, el agua y el suelo (deforestación del Cerro para
secar las mezclas minerales, intoxicación por mercurio en el aire, las aguas, y el suelo; y sobre todo en las