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BEBIENDO DE TU MANANTIAL

Tomas de Kempis

junio 6, 2017

DEVOCIONALES
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Te bendigo y te doy gracias, oh Señor Jesucristo, buen pastor y fidelísimo
guardián de tus ovejas, por tu tierna preocupación por la salvación de las
almas, y por tu deseo ardiente de darles a todos los hombres noticias alegres
de cosas buenas; y por eso, saliste a proclamar el reino de los cielos, y tocaste
la trompeta de la salvación por toda Judea, instando a todos a que se
arrepintieran, despreciaran las cosas de este mundo y se apresuraran a
amontonar para ellos tesoros en el cielo. Oh dulcísimo Jesús, con qué seria
solicitud recorriste las aldeas y las calles, las ciudades y los pueblos,
ocupándote de la conversión de los pecadores, sanando a los contritos de
corazón y perdonando los pecados de los penitentes sinceros.

Oh amantísimo Jesús, el mejor de todos los maestros, te pido que me permitas


beber, con un corazón sediento, en los manantiales de tu doctrina salvadora;
para que con toda diligencia pueda dedicar mi mente a discernir con sabiduría,
y a deleitarme con amor en las palabras que brotaron entonces de tus
sagrados labios. Inclina mi corazón a tus testimonios; abre mi oído a las
palabras de tu boca; aparta mis ojos para que no vean la vanidad; y avívame
en tu camino. Porque aun cuando el significado del evangelio pueda parecer
simple y fácil de entender, es tan profundo y tan elevado, y está tan lleno de
misterios celestiales, que el mundo entero no sería lo bastante grande para
contenerlos.

Salmos 23; Mateo 3:2; 4:17; 6:20; Marcos 1:15; Lucas 12:33

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