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EL JUEZ CONSTITUCIONAL
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….4
OBJETIVO GENERAL……………………………………………………………………….7
OBJETIVOS ESPECÍFICOS………………………………………………………………….8
DE JUSTICIA……………………………………………………………………………….39
CONCLUSIONES……………………………………………………………………………45
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………..46
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INTRODUCCIÓN
La acción de tutela, en armonía con la perspectiva constitucional y el desarrollo emanado por el decreto
2591 de 1991, es un instrumento procesal de naturaleza constitucional que puede ser utilizado por toda
persona para reclamar ante cualquier juez, en todo momento y lugar a través de un proceso preferente y
sumario, la protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales cuando quiera que estos
sean vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública o particulares,
conforme lo determine la ley. Esta acción surge como consecuencia del estudio realizado en la Asamblea
Nacional Constituyente de 1991, la cual tuvo como resultado la Constitución Política que actualmente rige
nuestro Estado, donde surgen un conjunto de derechos de distinta naturaleza, y una variedad de
esos Derechos que empiezan a surgir denominados de rango constitucional. Como consecuencia de lo
anterior nacen a la vida jurídica una serie de garantías fundamentales, amparadas con una protección
reforzada, como lo son: la Acción de Tutela, la acción de grupo, las acciones populares, la acción de
cumplimiento, etc.
La constitución política de Colombia proclama ser un Estado social de Derecho, en donde la tutela puede
ser considerada como la consecuencia lógica de las libertades individuales y los derechos fundamentales,
este cambio obedece principalmente a la necesidad de promover la protección por parte del Estado de los
derechos sociales y asegurar que todas las personas tengan un acceso efectivo a unos bienes y servicios
básicos tal como lo expone la Corte Constitucional (Sentencia T-406, 1992). Esta nueva configuración del
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Estado tiene como característica principal que es salvaguardar y garantizar la vida, la justicia, la libertad,
la igualdad, la seguridad y la solidaridad, dimensiones básicas de la persona que giran en torno a uno de
los pilares fundamentales del Estado Social de Derecho que se basa como lo dice la Carta en el principio
de la Dignidad humana, entendiéndola como una condición intrínseca del ser humano, como la base de
todos los Derechos fundamentales y como el fundamento esencial del Estado Social de Derecho (Sentencia
T -381, 2014). La dignidad humana es una cualidad intrínseca, irrenunciable e inalienable de todo y a
cualquier ser humano, constituyendo un elemento que cualifica al individuo como tal, siendo una cualidad
por el orden jurídico estatal e internacional, sin que pueda ser retirada a alguna persona por el
ordenamiento jurídico, como quiera que es inherente a su naturaleza humana (Sentencia T 812 , 2002).
Así las cosas, la acción de tutela desarrollada dentro de un Estado Social de Derecho no va a proteger
únicamente los derechos consagrados como fundamentales que se encuentran plasmados dentro de la
constitución, sino que también protege todos aquellos derechos que estén interrelacionados con la
dignidad humana es este factor el que se ha venido desarrollando jurisprudencialmente por la Corte
introducción de otra gama de derechos que también ostentarían ésta categoría especialísima de
fundamentales.
En esta medida, empieza a configurarse una estrecha relación entre los derechos fundamentales,
desarrollados dentro de un Estado Social de Derecho, que van de la mano para hacer efectivos realmente
dichos litigios, se derivan una serie de exigencias que por vía jurisprudencial han sido impuestas a través
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del tiempo a los juzgadores, todo con el fin de permear el sistema jurídico colombiano con un garantismo
Es así como de las manifestaciones precedentemente expuestas se desprende que el objetivo principal del
presente trabajo, se enfoca en examinar la relación que existe entre la acción de tutela, y su desarrollo
OBJETIVO GENERAL
1. Examinar la relación que existe entre la acción de tutela y el desarrollo de la misma dentro de un Estado
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
2. Señalar la principal jurisprudencia que ha sido emitida por la Honorable Corte Constitucional
3. Estudiar el papel que desempeña el juez constitucional, cuando conoce de aquellas acciones de tutela
CAPITULO I.
AUSTRIA
La Constitución para Kelsen (KELSEN, 1920) es la Base indispensable de las normas jurídicas que
regulan la conducta reciproca de los miembros de la colectividad estatal, así como de aquellas que
determinan los órganos necesarios para aplicarlas e imponerlas, y a la forma como estos órganos habrán
de proceder. Es decir, la Constitución es, en suma el asiento fundamental del ordenamiento estatal (Kelsen,
por cinco leyes fundamentales del Estado. Para el tema en estudio la segunda de esas leyes No 142,
reconocía los derechos generales de los ciudadanos y la tercera ley No 143 versaba sobre el Tribunal del
Imperio. En este ordenamiento imperial se halla la gestación en Austria de una tutela directa de derechos,
al haberse reconocido al Tribunal del Imperio una competencia para conocer de recursos sobre violaciones
a los derechos políticos garantizados por la Constitución. Los “derechos políticos” de los ciudadanos
fueron entendidos por la jurisprudencia de ese Tribunal como “los derechos garantizados
constitucionalmente”, esto es, todos los derechos que la Constitución reconocía a favor de las personas
frente al Estado, establecidos en la ley fundamental núm. 142. Pese a su evidente interés histórico, este
El modelo que Kelsen diseño en la Constitución Austriaca, se ve reflejado en los trabajos de la Asamblea
Nacional Constituyente que concluyeron en el otoño de 1920. En ese momento fue posible observar que
el Tribunal del Imperio (1879) había legado algunas de sus competencias al recién creado Tribunal
Constitucional. En parte, esta situación explica el amplio espectro de su actuación competencial que le
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quedó finalmente reconocida en la Constitución federal. Entre estas competencias, el recurso por violación
la decisión o resolución de una autoridad administrativa, tras el agotamiento de las instancias en la vía
decisión o resolución inconstitucional. La opinión jurídica del Tribunal Constitucional será vinculante
para la nueva decisión o resolución de la autoridad)”. No puede dejarse de mencionar que la pervivencia
de este recurso tiene un precedente de interés en la defensa del canciller RENNER (Renner) por mantener
esta antigua competencia del Tribunal del Imperio, que era considerada como la más importante de todas
El amparo es el instrumento procesal más eficaz y adecuado para la tutela específica de los derechos de la
persona humana consagrados constitucionalmente. Es el medio judicial más importante que tienen los
ciudadanos contra las arbitrariedades de los órganos del poder público, incluso judiciales.
Es una institución más completa de protección de los derechos y libertades fundamentales, incluidos en
Además de constituir defensa de los derechos este medio se utiliza como instrumento fundamental de las
Medio de control constitucional contra leyes contrarias a la ley suprema en casos concretos.
Acción Contencioso-Administrativa.
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El juicio de Amparo apareció en la Constitución Federal de los Estados Unidos de México el 05 de Febrero
de 1857, con el fin de amparar, dentro del Juicio de garantías, al individuo ante los tribunales federales,
siguiente forma: Art 101 Constitución Federal de 1857, Los Tribunales de la Federación resolverán toda
controversia que suscite: I. Por leyes o actos de cualquier autoridad que violen las garantías individuales.
II. Por Leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la Soberanía de los Estados. III. Por
Leyes o actos de las autoridades de estos, que invadan la esfera de la autoridad federal. Así las cosas, el
recurso de Amparo se convirtió en juicio de las garantías individuales, pero también se utilizaba como
recurso análogo al habeas corpus, contra detenciones ilegales en un procedimiento ágil, rápido y sencillo.
Sólo puede ser promovido por la parte a quien perjudique el acto o ley que se reclama o agraviado, la
El juicio de Amparo mexicano, es considerado como una de las acciones más completas, y no solo se
utiliza para la salvaguarda de los Derechos Fundamentales Individuales, sino que también reúne varios
o Casación todas las Jurisdicciones: Amparo-Casación, contra sentencias judiciales, penales, civiles,
administrativas y laborales.
Colombia
Emana en Colombia en el año 1991, una nueva Constitución Política integrada de un conjunto de
prerrogativas totales, junto a otros derechos de carácter económico, social, cultural y colectivos, con los
integridad y la dignidad de las personas, imponiendo éste derecho humano como un pilar del Estado Social
de Derecho naciente.
presidente Cesar Gaviria Trujillo se denominó “Derecho de Amparo”, esta institución corresponde a un
nuevo régimen constitucional que fue tomado del ordenamiento mexicano, “que es un mecanismo jurídico
especial para la protección procesal de los derechos constitucionales”. No se consideró como un recurso
extraordinario de acceso a otra instancia judicial, su función sería la de garantizar que los derechos y
libertades constitucionales recibieran una efectiva protección. Fue el Jurista Juan Carlos Esguerra
Portocarrero, en su ponencia uso la expresión de “Acción de Tutela”, para presentar una figura específica
para el modelo colombiano que de manera complementaria con el sistema de control de legalidad
constitucional, se encuadre dentro de sus principios generales con una identidad claramente definida,
como un mecanismo ágil y eficiente, al alcance de cualquier persona en todo momento y lugar con el fin
Es así como el constituyente, con el fin de no hacer quimeras las disposiciones plasmadas en la norma
fundamental, implantó una diversidad de mecanismos de protección procesal, con los cuales se buscó de
manera directa la materialización y efectividad de los derechos allí estatuidos, y de contera, en lo atinente
En la precitada norma internacional, se estableció lo siguiente: “Artículo 25. Protección Judicial 1. Toda
persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas
que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”, mandato que fue ratificado por el Estado Colombiano,
pero que vino a hacer parte de la legislación interna, hasta el año 1991, en el artículo 86 de la carta magna,
con la cual se buscó proteger de manera inmediata los derechos fundamentales de las personas, cuando
estos se encontraran en amenaza o vulneración, por parte de una autoridad pública, o en casos especiales,
por parte de los particulares, comenzando de esta manera el trascurrir de un mecanismo procesal
constitucional que desde el inicio y a pesar de los incesantes cambios que se le quisieron implantar, en la
“un instrumento jurídico confiado por la Constitución a los jueces, cuya justificación y propósito
consisten en brindar a la persona la posibilidad de acudir sin mayores requerimientos de índole formal y
en la certeza de que obtendrán oportuna resolución, a la protección directa e inmediata del Estado, a
objeto de que, en su caso, consideradas sus circunstancias específicas y a falta de otros medios, se haga
justicia frente a situaciones de hecho que representen quebranto o amenaza de sus derechos
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fundamentales, logrando así que se cumpla uno de los fines esenciales del Estado, consistente en
1992), teniendo como precedente importante que, como institución jurídica, el derecho de amparo se
estableció por primera vez en la Constitución del Estado de Yucatán, México, de 1841 (Ferrer Mac-
Gregor, 2010).
Por esta misma línea, concerniente al primer referente territorial histórico, se manifestó por parte del
doctrinante Ernesto Rey Cantor que “Este mecanismo de protección procesal se corresponde con el de
amparo constitucional mexicano, consagrado en otras Constituciones de Estados del continente y de las
islas del Caribe, y es un mecanismo sencillo, rápido y efectivo”(Rey Cantor, 2010), de lo que se colige la
dimanación de dicha acción, aunada a las características que fueron consagradas desde la Convención ya
mencionada.
Desde éste punto de vista, se llega a generar una concepción de la acción de tutela establecida para la
protección de los derechos constitucionales fundamentales, que en su mayoría son de aplicación inmediata
(selfexecuting), art. 85, Constitución (Rey Cantor, 2010), concebida únicamente para dar solución
eficiente a situaciones de hecho creadas por actos u omisiones que implican la transgresión o la amenaza
de un derecho fundamental, respecto de las cuales el sistema jurídico no tiene previsto otro mecanismo
susceptible de ser invocado ante los jueces a objeto de lograr la protección del derecho (C-543, 1992);
alcanzando así a generar, de cierta manera, un mecanismo de alivio al cual puede acudir cualquier persona,
y hasta el punto de llegar a ser considerada como el ángel guardián del pueblo colombiano; a ella recurre
desde la más humilde hasta la más encumbrada de las personas que habitan nuestro territorio (Henao
Orozco, 2007).
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Así, se expresa y deja plasmado groso modo, el derrotero del que ha sido parte el mecanismo de protección
procesal de tutela que aun impera en nuestra legislación y que en gran medida juega un papel prístino para
Acción de Tutela: Es un derecho subjetivo público de la persona o individuo, del cual emana la acción
procesal de rango constitucional de tutela y el proceso judicial correspondiente, que tiene por objeto
proteger los derechos constitucionales fundamentales de la persona, ante un agravio o amenaza de agravio
Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante
un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección
inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
La protección consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se solicita la tutela, actúe o se
abstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato cumplimiento, podrá impugnarse ante el juez
competente y, en todo caso, éste lo remitirá a la Corte Constitucional para su eventual revisión.
Esta acción solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que
En ningún caso podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tutela y su resolución.
La ley establecerá los casos en los que la acción de tutela procede contra particulares encargados de la
prestación de un servicio público o cuya conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o
Objeto:
Reclamar ante los jueces en todo tiempo y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, la
siguiente manera “que el derecho sea esencial para la persona, todo ello partiendo del supuesto según el
cual la división en títulos y capítulos de la Constitución y el orden del articulado no es una norma
conformidad con tratados internacionales sobre Derechos humanos ratificados por Colombia.
Esta acción se desarrollará con arreglo a los principios de publicidad, prevalencia del derecho sustancia,
economía, celeridad y eficacia, y se utilizará cuando no exista otro mecanismo para garantizar la
protección solicitada.
Revisión en la Corte; Tendrá prelación para efectuar la citada revisión cuando se encuentre frente a una
como fundamental, pero que su naturaleza permita su tutela para casos concretos.
Protección del derecho tutelado: El fallo que conceda la tutela tendrá por objeto garantizar al agraviado el
pleno goce de su derecho y volver al estado en el que se encontraba antes de la violación del derecho sin
Procedencia:
1. En Estados de excepción: Tal y como lo define el numeral segundo del art 214 “No podrán
suspenderse los derechos humanos ni las libertades fundamentales. En todo caso se respetarán
las reglas del derecho internacional humanitario”. La tutela podrá ejercerse para defender el
2. Contra toda acción u omisión que haya violado, viole o amenace violar cualquiera de los Derechos
fundamentales Constitucionales:
cumplimiento de una orden, se entenderá dirigida contra los dos. Si se ignora la identidad
subordinación o indefensión respecto de aquel en contra del que se dirige la acción (caso
en el cual se presume indefensión del menor que interponga la acción), cuando viole o
la intimidad personal y familiar; y lo que respecta a los datos personales (Habeas Data),
Protección Alternativa: La providencia que inadmita o rechace deberá indicar el procedimiento idóneo
Improcedencia:
1. Cuando Si existan otros mecanismos de defensa judicial (recursos o medios de defensa judicial).
Excepción: Puede utilizarse cuando exista otro mecanismo únicamente para evitar un perjuicio
Medidas Provisionales:
1. Suspender la aplicación del acto concreto: Cuando el Juez lo considere necesario y urgente; se
al interés público.
3. Hacer Cesar, bien sea la autorización de ejecución o las medidas cautelares que hubiere dictado.
1. Se da cuando el afectado si dispone de otro mecanismo judicial de defensa, pero se admite la acción
con el fin de evitar un perjuicio irremediable y la sentencia que la resuelva tendrá vigencia durante
el término que la autoridad judicial competente tarde en resolver de fondo sobre la acción
instaurada; el accionante solo dispone de cuatro meses para ejercer la acción correspondiente a
partir del fallo de tutela, so pena de que cesen los efectos del mismo.
2. Para evitar un daño irreparable, donde la acción de tutela se instaura en conjunto con la acción de
medida cautelar podrá el Juez ordenar que no se aplique el acto del que se solicita la protección,
Legitimidad:
1. Cualquier persona vulnerada o amenazada, bien sea por si misma o a través de representante.
Caducidad de la Acción:
1. En todo tiempo.
2. La que se dirige contra sentencias o providencias judiciales caduca a los dos meses de ejecutoriada
la providencia.
Contenido de la Solicitud:
La solicitud se hará con la mayor claridad posible, deberá contener la acción u omisión que la motiva el
derecho que se considera violado o amenazado, el nombre de la autoridad contra quien se dirige.
Contendrá el nombre y el lugar de residencia del solicitante. No será indispensable citar la norma
constitucional infringida siempre y cuando se determine con claridad el derecho violado o amenazado, no
Cuando se trate de una emergencia o el solicitante no sepa escribir o se trate de un menor de edad, la
acción podrá ser ejercida verbalmente, a la cual el Juez deberá atender inmediatamente para lo cual
después podrá pedir presentación personal para acoger la declaración u ordenar al secretario levantar un
La Tutela goza de un trámite preferencial, para lo cual tendrá prelación, salvo en caso de Habeas Corpus.
La forma por medio de la cual se notifican las decisiones dentro del trámite de la acción de tutela será
Cuando no se pueda determinar el hecho o la razón que motiva la acción; caso en el cual el
accionante goza de 03 días para corregir dicha solicitud, si no presenta la corrección podrá ser
rechazada de plano.
Alcance y Protección:
El juez podrá tutelar el derecho y prescindir de la averiguación previa cuando el fallo este sustentado o se
funde en el medio de prueba por medio del cual se deduzca una grave e inminente violación o amenaza,
expediente administrativo o los documentos que considere necesarios donde consten los antecedentes del
caso, la omisión de allegar la información requerida por el juez acarrea responsabilidad. El plazo para
allegar dichos documentos será de uno a tres días (depende del asunto, distancia, medios de
En el caso de que los documentos aportados nos constituyan información suficiente a la ya suministrada
el Juez podrá requerir información adicional a las partes de lo cual se dejara la respectiva constancia.
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Fallo: El Juez dictara el fallo una vez se encuentre convencido aun sin necesidad de practicar las pruebas
solicitadas.
Contenido:
Si se trata de una norma que va en contra de los Derechos fundamentales deberá ordenar la
inaplicación de la norma.
No podrá ser Inhibitorio. La notificación se hará por telegrama u otro medio más expedito que asegure su
cumplimiento.
Prevención: Cuando no se pueda restablecer al solicitante el goce del derecho vulnerado por encontrarse
el acto impugnado con el cese de sus efectos, o que se encuentre consumado al concederse la tutela, en el
fallo se prevendrá a la autoridad pública para que, en ninguna circunstancia, en caso de no acatar el fallo
Indemnizaciones y Costas
Cuando se trate de la violación del Derecho como consecuencia de una acción clara e indiscutible
arbitraria, siempre y cuando el afectado no disponga de otro medio judicial. El Juez de oficio tiene la
potestad de ordenar en abstracto la indemnización de daño emergente causado si ello fuere necesario para
asegurar el goce efectivo del derecho y el pago de las costas contra la autoridad o entidad de la que dependa
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el accionado. Este trámite se hará ante la autoridad contencioso administrativa, mediante tramite
Si en el transcurso del trámite de tutela se dicta resolución administrativa judicial que revoque, detenga
indemnización y costas.
Desistimiento
Cumplimiento del Fallo: Dentro de las primeras 48 horas el Juez se dirigirá al superior del responsable,
lo requerirá para que haga cumplir el fallo emitido y comunicado; para que proceda a iniciar el proceso
disciplinario.
48 horas después de las anteriores, ordenará abrir proceso contra el superior que no procedió conforme lo
El Juez podrá Sancionar por Desacato al responsable. El Juez establecerá los demás efectos del fallo.
El fallo no impide que se adelanten otras acciones que procedan contra la autoridad que incurrió con la
responsabilidad.
Impugnación
Tendrá que realizarse dentro de los 03 días siguientes a la notificación del fallo.
El solicitante
Autoridad pública
Tramite: Dentro de los dos días siguientes el Juez remitirá al superior jerárquico correspondiente.
El juez de segunda instancia estudiará el contenido de la impugnación, cotejarla con las pruebas, solicitar
Termino para decidir: Proferirá el fallo de segunda instancia dentro de los 20 días siguientes a la recepción
del expediente:
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Revocará: Cuando considere que el fallo de primera instancia carece de fundamento, caso en el
En cualquiera de los casos enunciados deberá remitir el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.
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Teniendo como base la acción de tutela avante en el ordenamiento jurídico colombiano, se hace necesario
entrar a examinar la materia trascendental de la que se encarga principalmente dicha herramienta, esto es,
superior, un acápite denominado “DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES”, en los cuales se efectuó
la constitucionalización de una gama de derechos humanos, a los que se les atiborró una especial
que “La consagración de derechos fundamentales en la Constitución busca garantizar las condiciones
su personalidad” (T-426, 1992), vinculando de manera estrecha dichas garantías fundamentales (Ferrer
Mac-Gregor, 2010), a la persona, razón por la cual la Constitución de 1991, según la jurisprudencia
anteriores, los derechos de carácter fundamental, puesto que esta denominación -la del capítulo I-no es
taxativa, sino indicativa (Barrero Rodríguez, 2001), para lo cual se dispuso en el Decreto 2591 de 1991,
desarrollando el artículo 86 superior, que “La acción de tutela garantiza los derechos constitucionales
fundamentales. Cuando una decisión de tutela se refiere a un derecho no señalado expresamente por la
Constitución como fundamental, pero cuya naturaleza permita su tutela para casos concretos, la Corte
magnitud de garantías constitucionales que pudieron surgir en la legislación, con el fin de enriquecer el
concepto de persona y su dignidad humana, y que hacen nugatoria cualquier teoría encaminada a enhebrar
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de la Constitución, otros criterios de interpretación de los mismos. Por ende, para la Corte hay criterios
principales y subsidiarios de interpretación. Acoge como principales: el que se trate de un derecho esencial
que se refiere a los derechos de los niños como derechos fundamentales); acoge como criterios auxiliares,
los cuáles no bastan por sí solos: la inclusión del derecho en tratados internacionales, que se trate de un
derecho de aplicación inmediata; que posea un "plus" para su modificación (se refiere a los que requieren
de referendo para ser reformados) y por último la ubicación y denominación (Los Derechos
fundamentales); concluyendo así que lo que se plantea de un modo más amplio, es que no solo los derechos
protección a través de la acción de tutela, pues se deben estudiar circunstancias del caso concreto para la
consolidación de fundamentalidad con posterior examen de su naturaleza (Bechara Llanos, 2011), lo que
abre las puertas para hacer efectivos derechos que adquieran en determinado momento el status de
fundamental.
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Siguiendo con la secuencia de la finalidad del presente escrito, en relación con el tema mencionado en el
los mismos, se trae a estudio una prerrogativa total que no se encuentra enmarcada dentro de los
artículos11 al 41 de la carta política, sino que por el contrario, se encuentra consagrada en el canon 229
constitucional y que es uno de los principales objetos de estudio. En efecto, se estableció en la precitada
norma, que “Se garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia”,
constituyendo una potestad en cabeza de todas las personas, destinada a tener la posibilidad de poner en
facultad ésta que vino a extenderse con la entrada en vigencia de la Ley de Administración de Justicia,
270 de 1996.
No obstante lo anterior, la construcción jurisprudencial que ha sido realizada por parte de la Corte
Constitucional, llega a profundizar de manera concreta en el contenido del derecho en mención, al punto
de asignarle la categoría de fundamental, tal y como se vislumbró en el año 1992, cuando se pronunció
acerca de que “El derecho fundamental de acceso efectivo a la administración de justicia impone a los
jueces el deber de actuar como celosos guardianes de la igualdad sustancial de las partes vinculadas al
proceso” (T-006, 1992), imponiéndole por primera vez el carácter de protección de reforzada, lo cual más
adelante se sumó para dejar claro “que el acceso a la justicia no significa, la simple presencia muda y
pasiva de las partes sino la posibilidad concreta de utilizar plenamente todos los instrumentos
enderezados a hacer conocer del fallador los intereses y derechos en conflicto sobre los cuales habrá de
Aunado a lo anterior, se pronunció la alta corporación de manera directa y concisa acerca de que “El
dentro de los estrechos moldes de una posibilidad formal de llegar ante los jueces, o en la simple
existencia de una estructura judicial lista a atender las demandas de los asociados. Su núcleo esencial
reside en la certidumbre de que, ante los estrados judiciales, serán surtidos los procesos a la luz del orden
jurídico aplicable, con la objetividad y la suficiencia probatoria que aseguren un real y ponderado
conocimiento del fallador acerca de los hechos materia de su decisión.”(T-004, 1995), generando
diamantinamente la existencia de un ámbito mucho más amplio al señalado en el artículo 229 superior,
pues para ese momento el hecho de tener la posibilidad de ejercitar el derecho de acción, como aquel
poder jurídico autónomo para poner en funcionamiento el aparato jurisdiccional, era rebozado por un
Esta inicial determinación del núcleo esencial del derecho de acceso a la administración de justicia puso
su acento, sobre todo en el derecho a fallo, en el derecho a la valoración del material allegado, tratando de
impedir de esta manera, el suceso de los fallos inhibitorios, negación misma del derecho (Quinche
Ramírez, 2005), con lo que hacían cada vez más efectivos los fines del Estado y la materialización y
efectividad de los derechos consagrados en la carta magna a favor de todas y cada una de las personas,
Desde este punto de vista, y atendiendo las circunstancias sociales y económicas del país, anexas a las
desavenencias que a diario se presentaban y que desembocaban en litigios judiciales, se fue ampliando
jurisprudencialmente el contenido del referido derecho fundamental pluricitado, hasta llegar a determinar
que “La omisión de una actuación judicial de la cual depende el ejercicio de un derecho fundamental,
escapa a toda justificación y desnaturaliza lo jurídico para convertirlo en una mera práctica de poder y
se entiende como simple posibilidad de ser parte de un proceso judicial. Integra dicho derecho la facultad
de hacer uso de los recursos legalmente establecidos, de modo que la persona pueda hacer valer sus
derechos e intereses.”(T-055, 1994), dejando sentado una nueva ampliación del derecho cardinal
planteado, por lo que con los pronunciamientos jurisprudenciales, vino a ser superada esta consideración
meramente formal del derecho y del proceso, al entenderse que el derecho de acceso a la administración
de justicia debía ser considerado integralmente durante las diversas etapas del proceso, y muy
especialmente cuando el usuario, enfrentado a decisiones de fondo, contara con la posibilidad eventual de
De esta manera fue avanzando a pasos largos, una garantía especialísima, íntima con otros derechos
Con todo, viene en el año 1998, después de presentarse una transgresión de derechos con protección
palmariamente un nuevo progreso y aún más, un llamado de atención dirigido a buscar la preservación y
materialización del derecho fundamental de acceso a la administración de justicia, señalando “El acceso
instrumento esencial para garantizar su convivencia armónica, como es la aplicación oportuna y eficaz
del ordenamiento jurídico que rige a la sociedad, y se daría paso a la primacía del interés particular
sobre el general, contrariando postulados básicos del modelo de organización jurídica-política por el
cual optó el Constituyente de 1991. Así, el acceso a la administración de justicia se erige en nuestro
ordenamiento superior como un derecho fundamental de los individuos, que como tal prevalece y goza
de protección especial por parte del Estado. Ahora bien, la realización de dicho derecho no se agota en
la posibilidad real que debe tener cualquier persona de presentar sus solicitudes o de plantear sus
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pretensiones ante las respectivas instancias judiciales, ese es apenas uno de los componentes de dicho
logra, "...cuando, dentro de determinadas circunstancias y con arreglo a la ley, el juez garantiza igualdad
a las partes, analiza las pruebas, llega a un libre convencimiento, aplica la Constitución y la ley y, si es
el caso, proclama la vigencia y realización de los derechos amenazados o vulnerados. Es dentro de este
marco que la Corte Constitucional no ha vacilado en calificar al derecho al que hace alusión la norma
que se revisa -que está contenida en los artículos 29 y 229 de la Carta Política- como uno de los derechos
tutela prevista en el artículo 86 superior."(T-476, 1998), lo que indudablemente en esta nueva oportunidad
y de manera incesante, sirvió para permear a ultranza la definición hasta a ahora concretada del derecho
mencionado.
Seguidamente, en una situación reciente que data del año 2011, se acogió la posición de que el
cumplimiento de las providencias judiciales emitidas por las autoridades correspondientes, hacían parte
integral del aludido derecho medular, ampliando en mayor proporción su campo de acción, para lo que se
manifestó que el derecho de acceso a la administración de justicia “no se agota en la posibilidad que
tienen los ciudadanos de acudir y plantear un problema ante las autoridades judiciales, sino que su
materialización implica que el mismo sea resuelto y que, si hay lugar a ello, se cumpla de manera efectiva
lo ordenado por el operador jurídico. Como corolario lógico de lo anterior esta Corporación ha aceptado
ejecutoriadas. No obstante, en relación con la procedencia de la acción de tutela para proteger derechos
fundamentales vulnerados como consecuencia del incumplimiento de un fallo emitido por una autoridad
que ejerce funciones jurisdiccionales, la Corte ha tenido presente la obligación contenida en el mismo,
diferenciando entre las obligaciones de dar y hacer.”, por ende a las decisiones a las que les fuera
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impuesta óbice o talanquera alguna, con el fin de no materializarlas y hacerles ilusoria, se les abría la
puerta para exigir su cumplimiento y así no dejar en el limbo jurídico determinado derecho.
juega un papel totalmente autónomo e independiente, sino que por el contrario, en la mayoría de las veces
DESARROLLO JURISPRUDENCIAL
Problema jurídico: Determinar si la acción de Tutela procede para cuestionar actos administrativos.
Como principio fundamental la acción de Tutela es improcedente como mecanismo principal y definitivo,
para proteger derechos fundamentales que resulten amenazados o vulnerados con ocasión de la expedición
de actos administrativos, ya que para controvertir la legalidad de ellos el ordenamiento jurídico prevé las
acciones contencioso-administrativas en las cuales se puede solicitar desde la demanda como medida
cautelar la suspensión del acto.No obstante, la jurisprudencia constitucional ha trazado dos subreglas
excepcionales en las cuales el carácter subsidiario de la acción de tutela no impide su utilización a pesar
de existir mecanismos alternos de defensa judicial al alcance del interesado. Esas subreglas se sintetizan
en que procede excepcionalmente la tutela contra actos administrativos (i) cuando el accionante la ejerce
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable, el cual debe cumplir con los requisitos
de ser inminente, de requerir medidas urgentes, de ser grave y de ser impostergable; y, (ii) cuando el medio
de defensa existe, pero en la práctica es ineficaz para amparar el derecho fundamental cuya protección se
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invoca y que en caso de no ser garantizado con prontitud, se traduce en un claro perjuicio para el
accionante.
Corresponde al juez constitucional evaluar si el mecanismo judicial de defensa con que cuenta el
accionante, resulta ser idóneo e eficaz para ventilar y frenar la afectación de derechos fundamentales como
el debido proceso y también deberá corresponde al juez constitucional evaluar si el mecanismo judicial de
defensa con que cuenta el accionante, resulta ser idóneo e eficaz para ventilar y frenar la afectación de
En este orden de ideas, (i) por regla general la tutela es improcedente para cuestionar actos administrativos
porque para controvertir su legalidad existen las acciones contenciosas administrativas; (ii) las dos
excepciones a esa regla general que terminan habilitando el amparo constitucional se presentan cuando
el accionante ejerce la tutela como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable, o cuando
a pesar de contar con el medio de defensa judicial, el mismo se torna ineficaz para proteger el derecho
fundamental que se invoca, caso en el cual el amparo procede de manera definitiva; y, (iii) en los dos
casos excepcionales antedichos, corresponde al juez de tutela valorar la situación fáctica en procura de
impartir una decisión que se ajuste a la realidad y que garantice los derechos fundamentales del accionante.
DE DEFENSA JUDICIAL
efectiva de los derechos fundamentales de las personas, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción u omisión de las autoridades públicas o de los particulares en los casos
En virtud del principio de subsidiariedad como requisito de procedibilidad de la acción de tutela, esta
Corporación ha sostenido que en los casos en que existan medios judiciales ordinarios de protección al
alcance del actor, el amparo será procedente si el juez constitucional logra determinar que: (i) los
mecanismos y recursos ordinarios de defensa no son suficientemente idóneos y eficaces para garantizar la
constitucional como mecanismo transitorio, pues, de lo contrario, el actor se vería frente a la ocurrencia
inminente de un perjuicio irremediable frente a sus derechos fundamentales; y, (iii) el titular de los
La jurisprudencia constitucional, ha indicado con respecto a los requisitos para la inminencia del perjuicio
irremediable, que debe acreditarse en el caso concreto que dicho perjuicio es: (i) inminente, es decir, que
se trate de una amenaza que está por suceder prontamente; (ii) grave, esto es, que el daño o menoscabo
material o moral en el haber jurídico de la persona sea de gran intensidad; (iii) de tal magnitud que las
medidas que se requieren para conjurarlo sean urgentes; y (iv) de tal magnitud que la acción de tutela
sea impostergable a fin de garantizar que sea adecuada para restablecer el orden social justo en toda su
integridad”.
Ahora bien, por regla general la acción de amparo constitucional resulta improcedente para el
reconocimiento de pensiones, pues para reclamar esa pretensión existen otros mecanismos judiciales de
defensa judicial. No obstante, lo anterior, el amparo constitucional será viable excepcionalmente cuando
en el caso sujeto de examen concurran las siguientes condiciones: i) cuando no existan otras acciones
legales, (ii) cuando existiendo éstas no fueren idóneas para poner fin a la amenaza o vulneración de los
derechos fundamentales del tutelante, o (iii) cuando la acción de tutela resulte necesaria para evitar la
De manera reiterada la Corte también ha entendido que los medios ordinarios de defensa judicial no son
idóneos para la protección de un derecho fundamental, dada la condición de sujeto de especial protección
constitucional -especialmente en el caso de las personas de la tercera edad y de los discapacitados- así
como la circunstancia de debilidad manifiesta en la que se encuentre el accionante. De ahí que, por
ejemplo, cuando la pretensión se relaciona con el reconocimiento de la pensión de vejez, se estime que “el
mecanismo ordinario resulta ineficaz si es probable que la persona no exista para el momento en el que se
adopte un fallo definitivo tomando en cuenta el tiempo considerable que demora un proceso de esta índole
y la edad del actor. En este sentido, en concordancia con el carácter fundamental del derecho a la seguridad
social, se debe indicar que la condición de sujeto de especial protección constitucional refuerza la
necesidad de conceder la protección invocada de manera definitiva y de ordenar las medidas requeridas
para la efectividad del derecho, pero no constituye un criterio para examinar la procedibilidad de la acción
de tutela”.
Por lo tanto, se debe verificar en cada caso en concreto si no obstante existan mecanismos ordinarios de
protección judicial, estos resultan idóneos para la protección de los derechos fundamentales de sujetos de
especial de protección constitucional como las personas de tercera edad, ya que en ocasiones el trámite
por las vías ordinarias implica una carga desproporcionada para dichos sujetos.
Vale la pena anotar sobre el tema de la evaluación del cumplimiento del requisito de subsidiariedad que
existen ocasiones en las que, a pesar de existir mecanismos judiciales ordinarios para el trámite de las
pretensiones expuestas en sede de tutela, de manera excepcional, se hace necesario flexibilizar el alcance
del principio de subsidiariedad, la efectividad del mecanismo ordinario disponible y ponderar la situación
concreta del actor, de modo que no se le imponga una carga desproporcionada a quien no es capaz de
soportarla. Es así como “el amparo constitucional procede con el fin de salvaguardar bienes cuya
inmediata protección resulta necesaria, siempre y cuando los medios ordinarios de defensa judicial
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existentes, atendiendo a las condiciones del caso concreto, resulten insuficientes para lograr dicho
cometido”.
directa, inmediata y efectiva de los derechos fundamentales de todas las personas, cuando resulten
vulnerados o amenazados por la acción u omisión de las autoridades, y de los particulares en los casos
definidos normativamente.
por vía de tutela, aún en presencia de otros medios de defensa judicial, si tales medios no son idóneos y
oportunos, o hay inminencia de un perjuicio irremediable, o cuando se advierte que de tal reconocimiento
De tal manera, al momento de efectuar el análisis de procedibilidad, el juez constitucional valorará las
circunstancias del caso concreto, para determinar la viabilidad de esta vía judicial excepcional, observando
si el asunto planteado trasciende del nivel legal para convertirse en uno de carácter constitucional, evento
Toda autoridad del Estado en ejercicio de funciones judiciales es una autoridad púbica que debe ajustar
sus decisiones a la Constitución y a la Ley, así como garantizar la efectividad de los principios, deberes,
y derechos fundamentales reconocidos en el cuerpo constitucional. Es por esta razón que la Corte
especialmente para proteger el derecho fundamental al debido proceso cuando las autoridades judiciales
El artículo 86 de la Constitucional Política, dispone que la tutela procede contra toda acción o la omisión
de cualquier autoridad pública, razón por la cual, el Decreto 2591 de 1991, en un principio previó en sus
obstante, mediante Sentencia C-543 de 19921, esta Corporación declaró inexequibles los artículos
mencionados al haber considerado que estos violaban los principios de autonomía judicial, seguridad
jurídica y cosa juzgada, y que además la acción de tutela no había sido concebida para impugnar las
Sin embargo, la Corte no coartó en forma absoluta la posibilidad de ejercer la acción de tutela en contra
de decisiones judiciales, al haber construido el concepto de vías de hecho a partir del mismo año 1992, es
decir, decisiones manifiestamente arbitrarias porque: (i) se basaron en normas inaplicables; (ii) se
profirieron con inexistencia de competencia para ello; (iii) hubo una incorrecta valoración
En el año 2005, la Corte profirió la Sentencia C-590, mediante la cual replanteó la doctrina de las vías de
hecho y determinó que la jurisprudencia constitucional ha distinguido entre unos requisitos generales de
procedencia de la acción de tutela y otros específicos de procedibilidad. Los primeros hacen referencia los
elementos sustanciales y procesales que deben adecuarse y guardar coherencia con los valores y principios
constitucionales. Los segundos se relacionan con los defectos en que puede incurrir una decisión judicial
como aquellos elementos que conservan la naturaleza misma de la acción. La Corte ha definido cinco
elementos que deben cumplirse para considerar que la solicitud es susceptible de ser analizada de fondo,
los cuales, podemos identificar así: (i) que el asunto sea de relevancia constitucional; (ii) que se hayan
agotado previamente todos los mecanismos de defensa ordinarios y extraordinarios; (iii) que la solicitud
sea presentada en un término razonable que demuestre la condición apremiante del actor; (iv)que las
irregularidades procesales que se aleguen tengan incidencia directa en la decisión; (v) que no sea
Se tiene entonces, que los criterios generales para la procedencia de la acción de tutela, de acuerdo con
la jurisprudencia constitucional, son los siguientes: “(i) Se requiere, en primer lugar, que la cuestión
discutida resulte de evidente relevancia constitucional y que, como en cualquier acción de tutela, esté
acreditada la vulneración de un derecho fundamental, requisito sine qua non de esta acción de tutela que,
en estos casos, exige una carga especial al actor; (ii) que la persona afectada haya agotado todos los
medios ordinarios y extraordinarios de defensa judicial a su alcance y haya alegado, en sede judicial
ordinaria, y siempre que ello fuera posible, la cuestión iusfundamental que alega en sede de tutela; (iii)
que se cumpla el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela se hubiere interpuesto en un término
razonable y proporcionado a partir del hecho que originó la vulneración; (vi) en el caso de
irregularidades procesales, se requiere que éstas tengan un efecto decisivo en la decisión de fondo que
Estos requisitos hacen referencia a ciertos defectos en los cuales puede incurrir la apreciación judicial
al momento de tomar una decisión, los cuales la vuelven incompatible con la Constitución. Podemos
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identificarlos como: “(i) defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario judicial que profirió la
providencia impugnada, carece, absolutamente, de competencia para ello; (ii) defecto procedimental
absoluto, que se origina cuando el juez actuó completamente al margen del procedimiento establecido o
vulneró de manera definitiva el debido proceso constitucional del actor; (iii) defecto fáctico, que surge
cuando el juez carece del apoyo probatorio que permita la aplicación del supuesto legal en el que se
imprescindibles y pertinentes - para adoptar la decisión de fondo; (iv) defecto material o sustantivo, que
surge cuando el juez decide con base en normas inexistentes o inconstitucionales; cuando se presenta una
evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión; cuando hay absoluta falta de
con carácter de precedente, el alcance de un derecho fundamental y el juez ordinario, sin motivación
suficiente, contraria dicha decisión;(v) Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal fue
víctima de un engaño o error grave, por parte de terceros y ese engaño o error, lo condujo a la toma de
Con esta conceptualización, podemos notar el carácter residual y subsidiario que el legislador imprimió a
la acción constitucional de tutela, con el fin de salvaguardar la competencia del juez natural y honrar los
este sentido, al analizar el principio democrático de la autonomía funcional del juez, esta Corporación
afirmó que el juez de tutela no puede extender su decisión para resolver la cuestión litigiosa, obstaculizar
el ejercicio de diligencias ordenadas por el juez ordinario, ni modificar sus providencias, o cambiar las
formas propias de cada juicio, lo cual sí violaría gravemente los principios constituciones del debido
proceso.
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El sistema dispositivo se confiere a las partes el dominio del procedimiento y sus reglas son que: el juez
no puede iniciar de oficio el proceso, dando eso lugar el principio de demanda, según el cual: nemo iudex
sine actore, ne procedat iudex ex officio., se dice que en materia civil, el juez no puede iniciar el proceso
sin previa demanda de parte; tampoco puede el juez en el Sistema Dispositivo, tener en cuenta hechos ni
medios de prueba que no han sido aportados por las partes. Esto es lo que se conoce como principio de
presentación, por el cual Quod non est in actis nos est in mundo (lo que no esté consignado dentro del
proceso no está en el mundo del juicio) el Juez debe resolver de acuerdo a lo que este contenido en el
proceso es decir los elementos materia de prueba los cuales le dan la verdad del proceso.
Para Alvarado velloso el sistema dispositivo o acusatorio es “un método bilateral en el cual dos sujetos
asegurada por un tercero imparcial que actúa al efecto en carácter de autoridad, dirigiendo y regulando el
Sostiene Alvarado Velloso “como natural consecuencia de ello, el juez actuante en el litigio carece de
poder impulsorio, ha de aceptar como ciertos los hechos admitidos por las partes, así como conformarse
con los medios de prueba que ellas aporten y debe resolver de acuerdo con el mandato legal y ajustándose
estrictamente a lo que es materia de controversia en función de lo que fue afirmado y negado en las
respectivas etapas”.
El sistema inquisitivo: el juez investiga de oficio sin otras limitaciones que las que impone la ley, la verdad
material con prescindencia de la actividad de las partes. Esto se conoce como Principio de Investigación
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Judicial y no solo puede el juez iniciar de oficio el proceso sino que está facultado para averiguar los
hechos, descubriéndolos a través de los que ya conociere y buscando averiguar la verdad material. Entre
nosotros, en el aspecto civil, tenemos un procedimiento mediato, preclusivo y escrito. En penal, es donde
opera con mayor realización el Sistema Inquisitivo, pues los delitos de acción pública son investigados
directamente por el Tribunal, mediante autos de proceder, sin que prive previamente la actividad de las
partes.
Si observamos los dos sistemas, se advierte que en el Sistema Dispositivo corresponde a las partes el
ejercicio de la pretensión y ellas fijan la cuestión litigiosa, es decir, el tema decidendum; establecen los
hechos y utilizan los medios de prueba que estimen más ventajosos dentro de lo permitido por la ley. En
este caso el papel del juez es pasivo. En cambio, en el Sistema Inquisitivo el juez actúa activamente,
averigua los hechos y trata de descubrir la verdad material frente a la verdad formal. Sin embargo, los
sistemas en verdad no son absolutos, porque no hay un proceso puramente Dispositivo o Inquisitivo. En
el Sistema Dispositivo, se admiten ciertas facultades por las cuales el Juez puede completar su
conocimiento de los hechos. Por eso no puede hablarse de la prevalencia de un Sistema sobre el otro.
Esto nos lleva a adentrarnos en otro tema que es importante para el tema sub examine y es el activismo y
el garantismo judicial, como se dijo antes el sistema inquisitivo y dispositivo imponen un papel dentro del
proceso al juez, en un sistema el juez es activo, y busca la verdad material lo que se denomina la verdad
verdadera, y lo que la doctrina denomina activismo judicial, en el otro sistema el juez es pasivo, no
realiza ninguna actuación, ya que realizarla seria romper con el principio de imparcialidad, en este sistema
el juez llega a un convencimiento únicamente con lo que las partes le lleven al proceso, esto se denomina
Garantismo procesal. Para Alvarado velloso el garantismo procesal es una corriente filosófica “donde los
jueces _insisto en que comprometidos solo con la ley- declaren la certeza de las relaciones jurídicas
conflictivas otorgando un adecuado derecho de defensa a todos los interesados y resguardando la igualdad
procesal con una clara imparcialidad funcional para, así, hacer plenamente efectiva la tutela legal de todos
los derechos”. Activismo judicial; El término activismo judicial hace referencia a la práctica y concepción
del juez como limitador de los demás poderes del Estado a través de la aplicación de la Constitución y los
derechos fundamentales. Reclama un mayor protagonismo de los tribunales y que las sentencias sean
creadoras de Derecho (yendo más allá de la mera interpretación), con la intención de generar un cambio
tanto internacional como nacional. El primer uso del término se asigna al juez federal estadounidense
Wayne, el cual destaca dos formas de ver el fenómeno. La primera de manera jurisprudencial, al declarar
judicialmente ciertos valores o conferir determinados derechos a ciertos grupos sociales; o, de otra forma,
al tomar la decisión del juez para defender un derecho vulnerado al señalar que ese remedio judicial invade
la competencia de otros órganos, como el caso de la política. Ahora bien teniendo en cuenta lo anterior
podemos establecer dos cosas, la primera es que en la corriente filosófica del garantismo procesal, el juez
es un aplicador de la norma, el vela únicamente por que la ley es estricto sentido se aplique, esto dará a
las partes una igualdad ante la ley, ya que si este toma partido por alguno rompería con el principio de
igualdad e imparcialidad, es por esto que el juez en la corriente filosófica del garantismo no puede decretar
pruebas que aunque sean necesarias para llegar a la verdad estén por fuera de las aportadas por las partes.
Esta corriente creo se adapta más al estado de derecho donde prima la ley sobre los individuos. Lo segundo
que podemos establecer es qué dentro de la corriente filosófica del activismo judicial, el papel del juez es
más amplio el no solo aplica la ley, el juez va más allá, a este le importa llegar a una verdad material, y
hace parte activa dentro del proceso, el juez no solo se conforma con las pruebas allegadas al proceso si
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no que si evidencia que hace falta una prueba que es determinante para llegar a la verdad material la
decretara, esto crea un orden jurídico justo. A lo largo de este ensayo hemos establecido los sistemas
filosóficos que establecen el papel del juez dentro del proceso, sobre todo en lo relacionado a la parte
probatoria del proceso, y es de resaltar que lo que se busca mediante un proceso es llegar a la verdad,
verdad que se establece con las pruebas que se aportan al proceso por los interesados, esta puede ser una
verdad real, o una verdad material, en un sistema el funcionario se atiene a lo que las partes en materia
probatoria alleguen al proceso y con base en ello falla, en el otro sistema el funcionario judicial, no se
conforma con la verdad que refleja las pruebas aportadas al proceso por las partes, si no que busca la
prueba que lo lleve a la verdad real. En un Estado Social de Derecho como el Colombiano, el papel del
juez constitucional en los procesos, debe ser de activista, aplicando no solo la ley sino principios valores
y normas constitucionales, este debe dar una verdadera igualdad dentro de los procesos que como ya se
ha visto siempre hay una parte dominante y una débil, es papel del juez poner en igualdad de condiciones
a las partes del proceso, y esto lo ha entendido el legislador colombiano ya que con el nuevo Código
general del Proceso, estableció en el artículo cuarto una cláusula de igualdad de las partes, y le concede
un poder especial al juez y es usar todos los poderes que le sean útiles que estén contenidos en este Código
con el fin de lograr la igualdad real de las partes, y esto lo confirma con las normas contenidas en los
artículos 6,8,11,13,42,78,167,168,170,171,198,241 entre otros. Es así que el papel del juez constitucional
en materia probatoria, en el estado social de derecho, es el de dar y velar por asegurar primero la igualdad
de las partes y segundo llegar a la verdad real. Esto lleva a un cambio social, ya que se crea confianza en
Profundizando en este momento en el examen de la relación existente entre la acción de tutela, el juez
diáfana, que cuando en ejercicio del mecanismo de protección procesal de tutela, en el cual se manifieste
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un papel de inmensa relevancia, pues como se esgrimió en los capítulos anteriores, y que ha sido emitido
por la Corte Constitucional, el juzgador de amparo debe propender por conocer lo más próximo posible
informalidad y primacía del derecho sustancial sobre el procesal que rigen a la acción de tutela, lograr con
la suficiencia probatoria requerida, que se asegure el conocimiento de los hechos que sustenta la decisión
de fondo a proferir, sin limitarse simplemente a manifestar que el acudir a un estrado judicial es suficiente
para materializar un derecho de tan alta importancia para un modelo de Estado Social Constitucional y
Democrático de Derecho como el colombiano. Sobre éste punto, a través de la sentenciaT-348 de 1993,
Magistrado Ponente Dr. Hernando Herrera Vergara, se dijo “Los Jueces de la República tienen más que
una función, una misión que cumplir, y que cuando por su negligencia o por un hecho imputable a él,
como el error o la omisión injustificada no lo hacen, los afectados no deben ser sometidos a soluciones
que impliquen una carga adicional, pues ello contraría el espíritu y la filosofía que inspira la
administración de justicia como servicio público esencial.”, lo que exige una mayor relevancia en aquellas
situaciones en las que estén en juego derechos constitucionales de carácter fundamental, pues la misión
encomendada por la carta política y el espíritu del constituyente, al otorgar un protección reforzada a unos
determinados derechos, hace imperiosa la proactividad del desempeño de los jueces en sede de tutela.
Como colofón de todo lo manifestado, la estrecha relación que se presenta entre los tres puntos cardinales
del presente trabajo, deja entrever que las herramientas que fueron implementadas a través de la carta
magna de 1991, y que para el presente asunto hacen referencia a la acción de tutela, buscaron materializar
y efectivizar los derechos constitucionales fundamentales reconocidos tanto en el Título II, Capítulo I de
la norma superior, como todos aquellos que cumplieran con los parámetros así planteados, entre ellos, el
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derecho de acceso a la administración de justicia, imponiendo una inmensa e incesante labor en manos de
los jueces de tutela, de llegar al convencimiento necesario para hacer realidad los postulados del modelo
CONCLUSIONES
jurisprudencial desarrollada por la Corte Constitucional colombiana, ha alcanzado un nivel más alto de
protección para las personas que en sede de tutela lo invocan o se denota afectado oficiosamente por el
3. Que los jueces constitucionales, al conocer de acciones de tutela en las cuales de invoque o denote la
papel esencial para propender por la búsqueda de una justicia material y real, basada en la protección de
5. El Juez Constitucional tiene dos funciones tiene dos funciones primordiales en el estado social de
derecho es llegar a la verdad real, esto fortalece el estado social de derecho, y garantiza que se concreten
los derechos constitucionales fundamentales y segunda llegar a la igualdad de las partes en el proceso
actuando conforme lo establece la constitución y la ley en pro de la parte débil del proceso.
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BIBLIOGRAFIA
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Corte Constitucional, Sala Quinta de Revisión, sentencia T-004 de 1995. M.P. Dr. José Gregorio
Hernández Galindo.
Corte Constitucional, Sala Tercera de Revisión, sentencia T-055 de 1994. M.P. Dr. Eduardo Cifuentes
Muñoz.
Corte Constitucional, sentencia T-476 de 1998. M.P. Dr. Fabio Morón Díaz.
Corte Constitucional, sentencia T-799 de 2011. M.P. Dr. Humberto Antonio Sierra Porto.
Corte Constitucional sentencia T-706 de 2012. M.P. Dr. Luis Ernesto Vargas Silva
Corte Constitucional sentencia T052 de 2014 M.P- Dr. Alberto Rojas Ríos