Gilles Lipovetsky
El imperio
de lo efimero
La moda y su destino en las sociedades
modernas
Traduccién de Felipe Hernéndez y Carmen Lépez
A
EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA,PRESENTACION
Entre la intelectualidad el tema de la moda no se lleva. Es un
fendémeno destacable que mientras la moda no cesa de acelerar su
normativa escutridiza, de invadir nuevas esferas, de atracr a su
6rbita a todas las capas sociales, a todos los grupos de edad, deja
indiferentes a aquellos cuya vocaciéa es cxplicar los resortes y
fancionamicnto de las sociedades modernas. La moda es celebrada
en el museo y relegada al trastero de las preocupaciones intelectuales
reales: estd en todas partes, en Ia calle, en la industria y en los media,
pero no ocupa ningiin lugar en la interrogacién teérica de las mentes
pensantes. Esfera ontoldgica y socialmente inferior, no merece la
investigaciéa cientifica; cuestién superficial, desanima la aproxima-
cién conceptual. La moda provoca el reflejo critico antes que el
estudio objetivo, se la evoca para fustigarla, marcar distancias, deplo-
rar la estupidez de los hombres y lo viciado de sus asuntos: la moda
son siempre los demés. Estamos sobreinformados por crénicas pe-
riodisticas y subdesarrollados en materia de inteligencia histérica y
social del fenémeno. A la plétora de revistas responde el silencio de
la intelligentsia; Ja comunidad erudita se caracteriza menos por el
olvido del Ser» que por el olvido de la moda como locura del
artificio y nueva arquitectura de las democracias.
Las obras dedicadas al tema son numerosas, Disponemos de
magistrales historias del vestido, no faltan ni precisas monografias
sobre los oficios y los creadores de moda, ni datos estadisticos sobre
las producciones y los consumos, ni estudios histéricos y sociolégicos
sobre las variaciones de los gustos y los estilos, Riqueza bibliogréfica
¢ iconogtéfica que sin embargo no debe ocultar lo més importante:
9la crisis profunda, general y en gran parte inconsciente en que en
realidad se encuentra inmersa la comprensién global del fenémeno.
Situacién casi tinica en el universo de la reflexién especulativa, he
aqu{ una cuestién que no origina ninguna batalla problemitica
verdadera, ninguna disensién tedrica mayor, una cuestién que, de
hecho, realiza la hazafia de unificar casi todas las opiniones. Desde
hace un siglo es como si grosso modo c] enigma de la moda estuviera
regulado; nada de guerras de interpretacion fundamental, la corpo-
zacién pensante, en un hermoso impulso unificado, ha adoptado
sobre el tema un credo comin: la versatilidad de la moda encuentra
su lugar y su verdad wiltima en la existencia de las rivalidades de
clase, en las luchas de competencia por el prestigio que enfrentan a
las diferentes capas y fracciones del cuerpo social. Este consenso de
fondo permite, por supuesto segiin los tedricos, matices interpretati-
vos, ligeras desviaciones, pero, apenas con algunas variantes, la
légica inconstante de la moda asi como sus diversas manifestaciones
son invariablemente explicadas a partir de fenémenos de estratifica-
cién social y de estrategias mundanas de distincién honorffica. En
ningiin otro terreno el conocimiento erudito se ha instalado hasta tal
punto en la tranquila machaconeria, en Ja xazén perezosa, explotan-
do la misma receta marco. La moda se ha convertido en un proble-
ma vacio de pasiones y de compromisos teéricos, en un pseudo-
problema cuyas respuestas y razones son conocidas de antemano; e]
caprichoso reino de la fantasia no ha conseguido proyocar mas que
la pobreza y la monotonfa del concepto.
Hay que volver a dinamizar, promover de nuevo la interrogacién
sobre la moda, objeto fitil, fugitivo, «ontradictorio» por excelencia
pero que, por ese mismo motivo, deberia estimular tanto més la
raz6n tedrica. La opacidad del fenémeno, su rareza, su originalidad
histérica, son considerables: geémo una institucién esencialmente
estructurada por lo efimero y Ia fantasia estética ha podido conseguir
un lugar en Ja historia humana? ¢Por qué en Occidente y no en otra
parte? ¢Cémo la edad del dominio técnico, del reconocimiento del
mundo, puede, al mismo tiempo, ser la del desatino de la moda?