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Unidad didáctica

La atención sanitaria en
emergencias

¿Qué aprenderás?
• ¿Qué actuaciones forman parte de la atención sanitaria en emergencias?
• ¿Qué es una situación de emergencia?
• ¿Cuáles son las principales emergencias sanitarias?
• ¿Qué es el soporte vital?
• ¿Qué es la resucitación cardiopulmonar?
• ¿Qué es la cadena de supervivencia?
1.1. LA ATENCIÓN SANITARIA

En nuestro país, cuando una persona sufre un accidente o un problema grave de salud
llama a los servicios de emergencia, que desplazan personal sanitario hasta el lugar del
incidente, donde le prestan auxilio. Si es necesario, la trasladan a un hospital, donde se
completa la atención o, incluso, la ingresan para practicarle tratamientos más complejos.

Además, tras el periodo hospitalario, desde el centro de asistencia primaria le harán un


seguimiento ambulatorio, el personal farmacéutico le dispensará los medicamentos y la
orientará en su uso, etc. Esto es debido a que en nuestra sociedad el cuidado de la salud es
integral y universal.

El cuidado integral de la salud

Decimos que el cuidado de la salud en nuestro país es integral porque incluye todos los
servicios y disciplinas que participan en el cuidado de la salud de la ciudadanía. Desde este
punto de vista se define el concepto de atención sanitaria.

La atención sanitaria incluye todos los servicios o conjunto de servicios preventivos,


diagnósticos, terapéuticos, rehabilitadores y de promoción y mantenimiento de la salud.

Este concepto incluye, por tanto, la atención primaria y la atención hospitalaria, y también la
farmacéutica, la de urgencias, la de transporte sanitario, etc. Además, implica que la atención
sanitaria puede ser prestada por profesionales del sector público y también por profesionales
del sector privado.

El cuidado universal de la salud

Decimos que el cuidado de la salud en nuestro país es universal porque toda la


ciudadanía tiene derecho a él. La legislación española establece que toda persona tiene
derecho a la salud, independientemente de su situación económica y laboral o de su lugar de
residencia.

Para hacer efectivo este principio y dada la diversidad de la oferta en atención sanitaria, se creó
el Catálogo de prestaciones del Servicio Nacional de Salud (SNS), que establece a qué
prestaciones mínimas en materia de salud tiene derecho la ciudadanía española.
1.1.1. EL CATÁLOGO DE PRESTACIONES DEL SNS

La Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del SNS, explica que el catálogo
de prestaciones del Sistema Nacional de Salud, o cartera de servicios comunes, tiene por
objeto garantizar las condiciones básicas y comunes para una atención integral, continuada y
en el nivel adecuado a toda la población.

El catálogo de prestaciones detalla las prestaciones mínimas para todo el territorio


español. Puesto que las competencias de sanidad están transferidas a las Comunidades
Autónomas, estas deben garantizar esos mínimos, aunque pueden, a su vez, incorporar
prestaciones adicionales.

El catálogo incluye prestaciones correspondientes a salud pública, atención primaria, atención


especializada, atención sociosanitaria, atención de urgencias, la prestación farmacéutica, la
ortoprotésica, de productos dietéticos y de transporte sanitario.

Prestación de salud pública.

Incluye las iniciativas de las administraciones públicas destinadas a preservar, proteger y


promover la salud de la población.

Prestación de atención primaria.

Es el nivel básico e inicial de atención y comprende actividades muy diversas: promoción de la


salud, educación sanitaria, prevención de la enfermedad, asistencia sanitaria, mantenimiento y
recuperación de la salud, rehabilitación física y trabajo social.

Prestación de atención especializada.

La atención especializada es la que se ofrece cuando las necesidades de la persona no se


pueden atender en la atención primaria. Incluye pruebas o analíticas más complejas, consulta
con personal especializado, ingresos, etc.

Prestación de atención sociosanitaria.

Comprende el conjunto de cuidados destinados a personas enfermas, generalmente con


enfermedades crónicas, con el objetivo de paliar sus limitaciones o sufrimientos y facilitar su
reinserción social.

Prestación farmacéutica.

Comprende los medicamentos y productos sanitarios y el conjunto de las actuaciones que


deben financiar las administraciones competentes.

Prestación ortoprotésica.

Incluye los productos ortoprotésicos que deben financiar las administraciones competentes.
Prestación de productos dietéticos.

Incluye los productos dietéticos que deben financiar las administraciones competentes.

Prestación de atención de urgencia.

Se presta cuando la situación clínica de una persona obliga a una atención sanitaria inmediata.
Se debe dispensar tanto en centros sanitarios como fuera de ellos, incluyendo el domicilio,
durante las 24 horas del día, mediante la atención médica y de enfermería.

Prestación de transporte sanitario.

Consiste en el desplazamiento de personas enfermas, por causas exclusivamente clínicas, cuya


situación les impida desplazarse usando los medios ordinarios de transporte.

Las prestaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud únicamente las llevará a
cabo el personal legalmente habilitado, en centros y servicios, propios o concertados, del
Sistema Nacional de Salud, salvo en situaciones de riesgo vital, cuando se justifique que no se
hayan podido usar los medios de aquel, sin perjuicio de lo establecido en los convenios
internacionales que España haya suscrito.
1.1.2. LA PRESTACIÓN DE ATENCIÓN DE URGENCIA

Las Comunidades Autónomas establecen el procedimiento y el modelo organizativo para la


atención de urgencia en su ámbito territorial, en función de las características propias (número
de centros hospitalarios, de ambulancias o de helicópteros, densidad de la población,
accesibilidad de los núcleos urbanos, etc.).

En cualquier caso, todas ellas deben garantizar al usuario el acceso a la prestación en el tiempo
y lugar adecuados para facilitar una atención adaptada a sus necesidades.

La cartera de servicios comunes de la prestación de atención de urgencia comprende:

- La atención telefónica, a través de centros coordinadores de urgencias sanitarias.


El personal está capacitado para ofrecer información y orientación o consejo
sanitario.

- La evaluación inicial e inmediata para determinar si la vida de la persona herida o


enferma corre peligro. Cuando hay más de una persona, el personal clasifica las
distintas situaciones, para dar prioridad a las que sean más urgentes.

- La realización de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos para atender


adecuadamente cada situación de urgencia sanitaria. Si es necesario, la
monitorización, la observación y la reevaluación de la situación.

- El transporte sanitario, terrestre, aéreo o marítimo, asistido o no asistido, según lo


requiera cada situación clínica, cuando sea preciso el traslado a un centro sanitario.

- La información y asesoramiento a las víctimas o a sus acompañantes sobre la


atención prestada y las medidas a adoptar al finalizar dicha atención.

El personal de emergencias tiene la obligación de comunicar a las autoridades competentes las


sospechas de violencia de género o de malos tratos a menores, ancianos o personas con
discapacidad.

Estos mínimos, por tanto, son válidos en todo el territorio español. Puede haber diferencias
organizativas o administrativas entre comunidades, y también puede haber comunidades que
ofrezcan un nivel de servicios superior a este mínimo; en ningún caso puede ser inferior.

La atención de urgencia la prestan tanto el personal de atención primaria como el de atención


especializada; además, existen servicios sanitarios específicamente dedicados a la atención
urgente para atender situaciones de emergencia.
Fig 1.1 El transporte sanitario de urgencia
es un servicio incluido en la prestación de
atención de urgencia de la cartera de
servicios del SNS.

ACTIVIDADES

1. Indica, en cada una de las siguientes situaciones, los tipos de prestaciones que el SNS ofrece:

a) Una persona sufre una caída en la calle. Se ha lesionado la rodilla y tiene que ser intervenida
quirúrgicamente.

b) Una persona mayor con dificultades de movilidad tiene que acudir periódicamente a
sesiones de diálisis. Un minibús adaptado la recoge en casa y la lleva de vuelta.

c) Una persona se tiene que alimentar mediante una sonda nasogástrica, con la cual se
administra un preparado dietético que le proporciona todos los nutrientes necesarios.

d) Una persona mayor con problemas de salud que vive sola necesita ayuda para bañarse.

e) Una madre lleva a vacunar a su hijo.

2. Las comunidades autónomas y las mutualidades de funcionarios, en el ámbito de sus


competencias, pueden aprobar carteras de servicios propias.

Busca información sobre la cartera de servicios de tu comunidad autónoma.


1.2. LAS SITUACIONES DE EMERGENCIA

La cartera de servicios comunes del SNS, como hemos visto, incluye la prestación de
atención de urgencia, es decir, la que se requiere en situaciones de emergencia. Veamos ahora
qué entendemos por emergencia y, por tanto, qué tipo de situaciones justificarán esta
prestación.

Entendemos las emergencias como situaciones que ponen en peligro la vida de una persona.

1.2.1. Tipos de emergencias

El concepto de emergencia engloba situaciones muy diversas, con distintos riesgos y


consecuencias. Desde la perspectiva de la actuación del personal sanitario podemos hacer una
distinción básica entre:

Emergencias no sanitarias.

Algunas situaciones de emergencia pueden poner vidas en riesgo, pero sin que en
origen la situación haya producido víctimas. En estos casos los equipos sanitarios, cuya
presencia se recomienda, tienen una función preventiva. Por ejemplo, si en un edificio hay una
fuga de gas y todas las personas que viven en él lo han abandonado, la emergencia existe, ya
que es una situación de riesgo y es necesario actuar para garantizar el desalojo, cortar el gas,
evitar que se acerquen otras personas, etc. En principio no habrá víctimas que requieran la
atención de los equipos sanitarios, pero estos deben estar presentes por si se producen, o por
si selocaliza alguna durante la inspección del edificio. Además, en situaciones de emergencia es
muy difícil poder descartar del todo la existencia de víctimas en el momento inicial, cuando se
produce el aviso a emergencias y, por tanto, desde las centrales de emergencias suelen enviar
asistencia sanitaria, aunque no haya sido específicamente requerida.

Emergencias sanitarias.

Otras situaciones de emergencia causan víctimas en el mismo momento en que se


producen. En estos casos, la necesidad de los equipos sanitarios es evidente, ya que deberán
atenderlas. Por ejemplo, un accidente de tráfico con personas heridas, un derrumbe que ha
atrapado personas, un incendio en que hay personas intoxicadas por humo, etc.

Fig. 1.2. En todas las emergencias se


solicita la presencia de ambulancias.
1.2.2. LA ACTUACIÓN EN UNA SITUACIÓN DE EMERGENCIA: CONDUCTA PAS

La actuación de las personas que se encuentran frente a una situación de emergencia es


complicada, ya que son situaciones inesperadas y angustiosas y a menudo las personas se
sienten bloqueadas y no saben cómo actuar.

Con el objetivo de establecer la forma de actuación en situaciones de emergencia que resulte


más apropiada y al mismo tiempo fácil de recordar por parte de la población en general, se
ideó lo que se conoce como conducta PAS.

La conducta PAS es la secuencia de tres actuaciones que debería seguir cualquier persona que
se vea implicada en una situación de emergencia. Las actuaciones son:

PROTEGER – ALERTAR – SOCORRER.

PROTEGER

La protección se refiere a las acciones destinadas a evitar más daños a personas, tanto a las
posibles víctimas, como a quienes estén en el lugar o puedan llegar a él o a quienes prestan la
asistencia.

Este primer paso parece muy obvio cuando la situación no ha producido víctimas, pero cuando
sí las hay la primera reacción suele ser ir inmediatamente hacia ellas e intentar ayudarlas. La
experiencia demuestra que ese comportamiento puede ser peligroso y que es más importante
proteger a las personas implicadas antes de iniciar cualquier acción de atención sanitaria.

Fig. 1.3. Cartel del Ministerio de Trabajo que informa sobre lo que deben hacer las
personas que se encuentran en el lugar en que se ha producido un accidente.
Por ejemplo, si tenemos una persona que se ha desmayado mientras cruzaba una calle y vamos
directamente a atenderla sin vigilar la seguridad puede ocurrir que un vehículo que se
aproxima nos atropelle a ambas. O, en otras situaciones, que nos caigan cascotes o restos de
un derrumbe, o que nos alcance la explosión de un vehículo cuyo depósito de combustible se
ha encendido, o que nos intoxiquemos con un gas presente en el ambiente, etc.

Por tanto, el concepto de protección se debe entender de forma amplia, sin olvidar que
incluye:

- Autoprotección. Debemos tener la certeza de que al prestar ayuda no estamos


poniendo en peligro nuestra propia vida, a tal punto que si existe un grave riesgo
tendremos que abstenernos y no actuar.

- Protección del lugar del incidente. Es necesario que delimitemos y señalicemos la


zona del incidente a fin de evitar accidentes. Así mismo, es importante identificar
los peligros adicionales (si existe riesgo de incendio, manchas de gasolina,
presencia de materiales peligrosos, peligro de derrumbes o caídas, etc.) para tomar
las medidas preventivas oportunas y también para advertirlo a los servicios de
emergencia, lo cual hará que la ayuda que llegue sea más eficaz.

- Protección de las víctimas. La protección del lugar contribuye lógicamente a


proteger a las víctimas. Cuando se habla de protección es importante considerar
que no hemos de mover personas lesionadas, salvo que esté claramente indicado,
ya que algunas lesiones se pueden agravar o, incluso, podemos producir otras
nuevas.

En resumen, lo primero que debemos hacer en una situación de emergencia es observar la


situación, identificar los riesgos y ver qué medidas de protección tenemos que adoptar.
ALERTAR

En cuanto hemos velado por la protección, debemos alertar a los servicios de emergencia u
ordenar a alguien que lo haga cuanto antes, mientras iniciamos el socorro.

La alerta, en cuanto actividad de la secuencia PAS, es la comunicación de la situación a los


servicios de emergencia y la solicitud de ayuda especializada. Lo más recomendable es hacerlo
en el número de emergencias integrales, el 112.

El 112 es una central de alarmas capaz de movilizar todos los efectivos necesarios para cubrir
con eficacia cualquier situación de emergencia. Es un número gratuito y se puede acceder a él
desde cualquier teléfono fijo o móvil, incluso sin PIN ni cobertura de la operadora en caso de
teléfonos móviles y sin introducir monedas en el caso de los teléfonos públicos. El mismo
número es válido en toda Europa.

Al realizar la llamada es importante facilitar a la persona que atenderá la llamada toda la


información necesaria:

- Localización exacta del lugar, de forma que los servicios de emergencias puedan
llegar sin dificultad.

- Emergencia que se ha producido, con todos los detalles que consideremos


oportunos. Por ejemplo, si se trata de un accidente de tráfico: características y
número de vehículos implicados, número de personas heridas y tipos de lesiones,
etc.

- Características especiales de la situación: si hay personas atrapadas o a las que no


se puede acceder, si hay riesgos de derrumbe, desprendimientos o caídas, si se
aprecia un riesgo eléctrico o por agua, etc.

- Un número de teléfono de contacto, por si es necesario que hablen con nosotros.

Fig. 1.4. Las personas que atienden


las llamadas del 112 han recibido la
formación necesaria para identificar las
necesidades de cada emergencia y enviar
los recursos necesario.
SOCORRER

Como es lógico, transcurrirán algunos minutos entre la alerta al 112 y la llegada de los servicios
profesionales de atención de emergencias. En ese tiempo es imprescindible que, si hay
víctimas, acudamos a socorrerlas.

El socorro, en cuanto actividad de la secuencia PAS, es el conjunto de actuaciones destinadas


esencialmente a preservar la vida de las víctimas mientras llegan los profesionales sanitarios de
emergencias.

En esta fase, las actuaciones que se podrán realizar dependerán principalmente de la


capacitación en primeros auxilios que tenga la persona que realiza la asistencia.

La situación de mayor riesgo es que la víctima presente una parada cardiorrespiratoria, es


decir, que deje de respirar y que su corazón se pare. Si esto ocurre será imprescindible que
quienes están en el lugar intervengan, ya que la muerte será inminente si la persona no recibe
una atención inmediata. A lo largo de este libro estudiaremos cómo se lleva a cabo esa
actuación. Mientras no se produzca esta situación crítica, debemos evitar realizar acciones o
maniobras innecesarias y limitarnos a lo imprescindible; por ejemplo, debemos presionar una
prenda de ropa sobre una herida que sangra para intentar restañar la hemorragia, pero no
recolocar una articulación dislocada ni extraer un objeto clavado.

El personal que atiende el 112 da instrucciones a las personas que realizan una llamada
de emergencia sobre lo que se deben hacer para ayudar a la víctima mientras esperan la
llegada de los profesionales de emergencias, si la situación lo requiere.
ACTIVIDADES

3. Pon tres ejemplos de cada uno de los tipos de emergencias descritos. Para cada uno, indica
qué profesionales crees que deberán intervenir para atender la situación.

4. Justifica por qué es necesario proteger antes que socorrer.

5. Indica si las siguientes afirmaciones sobre el número 112 son verdaderas o falsas:

a) Es un número de emergencias del Ministerio de Sanidad y su ámbito de cobertura es España.

b) Es una central de alarmas que puede movilizar todos los efectivos necesarios para atender
cualquier emergencia.

c) Es el número internacional de emergencias, válido en todo el mundo.

d) Es un número al que se puede llamar desde un móvil incluso sin PIN.

6. Estás paseando y ves que un motorista derrapa al girar una esquina y cae al suelo. La moto
sale hacia un lado y el motorista, hacia otro. El chico queda inmóvil en el suelo. De momento
no ves a ninguna otra persona cerca, aunque sí pasan algunos coches.

1.3. LAS EMERGENCIAS SANITARIAS


Las situaciones de emergencias con víctimas que podemos encontrar son muy diversas,
y las actuaciones y el tipo de personal que requerirá cada una de ellas, también. En general,
distinguimos entre las siguientes emergencias sanitarias: por accidentes, por patologías
orgánicas y por catástrofes.

1.3.1. EMERGENCIAS POR ACCIDENTES

Entendemos como accidentes, desde la perspectiva de atención urgente, aquellos hechos o


acontecimientos involuntarios e imprevistos que ocasionan lesiones que pueden acabar con la
vida de la persona.

Los accidentes más graves y frecuentes son los de tráfico (), pero también hay que considerar
los laborales, los domésticos o los derivados de la práctica de deportes.

Fig. 1.5. Los accidentes de tráfico son el tipo de accidentes que ocasionan mayor mortalidad.
Lesiones causadas por accidentes

Los accidentes ocasionan distintos tipos de lesiones. Atendiendo a los agentes causantes de las
mismas, las podemos clasificar como muestra la tabla siguiente:

La mayoría de las lesiones por accidente que atienden los servicios de emergencia
corresponden a traumatismos, que es el nombre genérico que se utiliza para definir las
lesiones causadas por agentes físicos (suelo, farola, salpicadero, trozo de metal, etc.) mediante
una acción mecánica (impacto, corte, pinchazo, erosión, etc.). Las lesiones que observaremos
en este caso son contusiones, heridas, fracturas y luxaciones.

Los otros agentes ocasionan lesiones más específicas, que requieren una atención
especializada. Entre estas otras lesiones, en todo caso, cabe destacar las quemaduras, que se
pueden producir por diversas causas (fuego, electricidad, hielo, radiaciones, etc.) y que,
dependiendo de su extensión y profundidad, pueden ser muy peligrosas.

En el módulo de Atención sanitaria especial en situaciones de emergencia estudiarás los


procedimientos que se siguen cuando las víctimas presentan las distintas lesiones que hemos
mencionado.

En este módulo nos centraremos en la situación más grave: cuando la vida de la persona está
en grave peligro y debemos ejecutar las maniobras necesarias para salvar su vida.

Los traumatismos, además de ser causados por accidentes, también pueden ser causados por
agresiones, tanto producidas por la persona agresora con su propio cuerpo (puñetazos,
patadas, cabezazos, etc.) como si utiliza algún instrumento o arma (palos, cuchillos, pistolas u
otros).
Los accidentes mortales

La mortalidad debida a accidentes es elevada: se estima que en España suponen el 5 % del


total de fallecimientos. Por ejemplo, en 2008 murieron 3.100 personas en accidentes de tráfico
y 820 en accidentes laborales, unas cifras realmente altas.

También conviene tener en cuenta que los datos de mortalidad no son los únicos que interesan
al valorar la incidencia de los accidentes, ya que se considera que por cada accidente mortal se
producen al menos otros 500 que no lo son, de los cuales 30 son graves y ocasionan lesiones
en las víctimas que requieren cuidados altamente especializados y, a menudo, durante un
periodo largo de tiempo. Esto supone unos efectos igualmente destacables en cuanto a
requerimientos asistenciales e impacto social. ¡Tenlo en cuenta!

Se supone que la mayoría de los países soportan unos gastos debidos a accidentes de tráfico
que están sobre el 2 % de su PIB.

La mortalidad

En función del momento en que se produce la muerte tras un accidente distinguimos:

- Mortalidad inmediata. Son las muertes que se producen en los diez minutos
inmediatamente posteriores al accidente. Suponen el 15 % de los fallecimientos en
accidentes y suelen deberse a lesiones incompatibles con la vida (traumatismos
craneoencefálicos graves, lesiones del árbol bronquial, hemorragias masivas); no
obstante, a veces se deben a lesiones que se pueden tratar si se actúa en los
primeros minutos (obstrucción de la vía aérea, hemorragias externas, etc.).

- Mortalidad accidental precoz. Son las muertes que se producen en las primeras
horas tras el accidente. Suponen el 60 % de los fallecimientos en accidentes y
suelen deberse a traumatismos craneoencefálicos graves o a traumatismos
torácicos, abdominales o pélvicos. En algunos casos se puede evitar el fallecimiento
con unos cuidados iniciales óptimos.

- Mortalidad accidental tardía. Son las muertes que se producen en las semanas que
siguen al accidente. Suponen el 25 % de los fallecimientos en accidentes. Suelen
ocurrir en el hospital y sus causas son infecciones graves, lesiones medulares y
fracaso multiorgánico.
La tabla siguiente compara los tres tipos de mortalidad:

La importancia de la atención inmediata

De todo lo anterior deducimos que los recursos y esfuerzos asistenciales se deben concentrar
en las primeras horas posteriores a los accidentes, para disminuir la alta mortalidad en este
periodo.

La atención debe ser rápida y eficaz, e incluir a las personas que atienden en primer lugar a la
víctima, al personal sanitario que se encarga de la asistencia prehospitalaria y al personal del
centro hospitalario.

La importancia de la rapidez de actuación ha dado lugar al término «hora de oro», cuyo sentido
es que la actuación que se realice en este periodo influye de manera decisiva en la evolución
de la víctima. Como hemos mencionado, muchas de las muertes que ocurren en este espacio
de tiempo son prevenibles o potencialmente evitables. Así, una buena evaluación de la
situación, una atención adecuada y una buena coordinación de los distintos servicios
implicados permitirá mejorar las posibilidades de supervivencia de las víctimas.

El paro cardiaco es la principal causa de


muerte por enfermedad en personas
adultas
1.3.2. EMERGENCIAS POR PATOLOGÍA ORGÁNICA

Denominamos patología orgánica de urgencia el trastorno o enfermedad que, en un momento


determinado, ocasiona una situación de riesgo para la vida y que requiere una atención
inmediata.

Los avisos a los servicios de emergencias pueden deberse a enfermedades muy diversas, que
requerirán distintas intervenciones.

Por ello es importante que al dar la alerta se proporcione información completa de la


situación y los síntomas observados; de esta forma, el tipo de vehículo, los equipos y el
personal que se desplace serán los más adecuados para esa situación concreta.

El paro cardiaco

El paro cardiaco por patología orgánica es la principal causa de muerte en personas adultas. Su
incidencia fuera de los hospitales es de 0,55 por cada mil habitantes y año, lo cual supone unos
24.500 paros cardiacos al año. La mayoría de ellos ocurren en el hogar –el 75 %–, y solo un
pequeño porcentaje, en espacios públicos.

El paro cardiaco debido a enfermedad se debe mayoritariamente a enfermedades cardiacas,


aunque también se puede deber a una complicación de otras enfermedades. De hecho, el 91 %
de los paros cardiacos son debidos a una patología orgánica, de los cuales el 90 % se deben a
enfermedades cardiacas y el solamente 10 %, a otras enfermedades.

El paro cardiaco es la principal causa de


muerte por enfermedad en personas
adultas

En cualquier caso, e independientemente de la dolencia que lo haya ocasionado, el objetivo en


esta situación es mantener activas la respiración y la circulación hasta que lleguen los equipos
sanitarios; y en el caso de estos, intentar recuperar la respiración y circulación espontáneas y
estabilizar a la víctima para poder trasladarla a un centro hospitalario.

A lo largo de este módulo estudiaremos los protocolos que hay que seguir en las distintas
situaciones que podemos encontrar.
1.3.3. EMERGENCIAS POR CATÁSTROFES

Las catástrofes son situaciones imprevistas que ocasionan un cierto número de víctimas.
Habitualmente ocasionan además una destrucción material que dificulta la atención a las
víctimas y crea una importante alarma social.

Existen distintas posibilidades de catástrofes, entre las cuales podemos destacar:

 Desastres naturales: huracanes, inundaciones, terremotos, volcanes, tormentas, etc.

 Incendios: en algunos casos se deben a fenómenos naturales, como ocurre con ciertos
incendios forestales, y en otros se deben a acciones intencionadas o a accidentes.

 Accidentes:

Industriales: algunas empresas utilizan productos potencialmente peligrosos


que pueden ocasionar desastres en caso de que se produzca un accidente en
sus instalaciones. Por ejemplo, la fuga de un gas tóxico o un escape de material
radioactivo.

Civiles: los edificios e instalaciones que utilizamos habitualmente también


pueden ocasionar catástrofes. Por ejemplo, el derrumbe de un puente o de un
edificio, la rotura de una conducción de gas que acabe produciendo una
explosión, etc.

De trenes y aviones: estos medios de transporte tienen capacidad para muchas


personas y un accidente puede generar una situación compleja, con muchas
víctimas potenciales.

 Guerras y atentados: en este caso los daños son intencionales.

En general, observamos que todos estos ejemplos tienen varios aspectos en común:

- Hay que prestar atención sanitaria a múltiples víctimas, lo cual implica que falta:

- Una buena organización de los equipos para optimizar al máximo los recursos
humanos y materiales.

- Una buena clasificación de las víctimas, para priorizar los casos más urgentes.

- Es necesario realizar rescates de víctimas atrapadas, lo cual se hace en


colaboración con cuerpos especializados.

- El trabajo se realiza en un entorno complejo y peligroso, y a menudo los bomberos


o los otros cuerpos deben despejar o facilitar el acceso. Así mismo, hay que
delimitar la zona para evitar que un acceso indiscriminado de personas pueda
dificultar las tareas.
- Se crea alarma social, y será necesario prever una atención específica para
familiares que acudan en busca de información u ofreciéndose a ayudar, personas
que sufran ataques de ansiedad o histerismo, etc. Para prestar esta atención, en
situaciones de catástrofe se prevé la presencia de psicólogos. Así mismo, y para
evitar discusiones o agresiones que puedan surgir, también la policía debe estar
presente.

Por todo ello, los aspectos más importantes en la gestión de catástrofes son la coordinación de
los muchos equipos, de distintas disciplinas, que acudirán al lugar de los hechos y el uso
racional de los recursos materiales de que se disponga para atender la emergencia. Todo esto
no se improvisa, sino que a distintos niveles existen planes de actuación en previsión de
catástrofes, que se denominan planes de emergencia. Por ejemplo, los aeropuertos tienen sus
propios planes, así como las centrales nucleares, los ayuntamientos, etc.
ACTIVIDADES

Clasifica cada una de las siguientes situaciones, indicando para cada una si la consideras una
emergencia por accidente, por patología orgánica o por catástrofe. Argumenta tus respuestas.

a) Una pequeña rama del jardín de Juan se ha roto a causa de una tormenta y le ha caído
encima, haciéndole caer al suelo. Se ha dislocado el hombro.

b) Un camión cargado con un producto químico altamente inflamable ha tenido un accidente


de tráfico y la cuba ha prendido, provocando un grave incendio y mucho humo. El accidente de
tráfico no ha producido víctimas.

c) Dos coches han chocado dentro de la ciudad sin que sus ocupantes hayan sufrido daño;
Luisa, una señora mayor que iba por la acera se ha alterado al ver el choque y ha sufrido un
infarto.

d) Antonio ha perdido el conocimiento y ha caído al suelo. Al caer se ha roto el húmero del


brazo derecho.

8. Escribe cinco ejemplos de traumatismos, indicando en cada caso cuál es el agente externo
que lo ha ocasionado.

9. Explica qué es la mortalidad accidental precoz y a qué porcentaje de las muertes en


accidente corresponde. Teniendo en cuenta estos datos, explica qué se debe hacer para reducir
la mortalidad por accidentes.

10. Localiza en los periódicos alguna noticia sobre una catástrofe; por desgracia, no te será
difícil. Léela y responde a las siguientes cuestiones:

a) Haz una lista de los distintos profesionales que crees que han tenido que intervenir y
describe brevemente sus funciones en esa situación.

b) A nivel sanitario, indica qué dificultades específicas implica esa situación para poder atender
a las víctimas.

c) Explica si crees que será necesaria una acción sobre el terreno para paliar otras emergencias
sanitarias en los próximos meses o no. Si la respuesta es afirmativa, explica las causas que
pueden ocasionar esa emergencia posterior.
1.4. LA ATENCIÓN SANITARIA EN EMERGENCIAS

El primer objetivo en la atención de emergencias es salvar la vida de la víctima y una de las


situaciones de mayor compromiso que podemos encontrar es la parada cardiorrespiratoria
(PCR), situación en la cual se precisa una actuación inmediata ya que la vida de la persona está
en grave peligro.

1.4.1. LA PARADA CARDIORRESPIRATORIA

La parada cardiorrespiratoria (PCR) supone la interrupción brusca, accidental, inesperada y


potencialmente reversible de la circulación y respiración espontáneas.

La parada de los sistemas respiratorio y circulatorio supone que se interrumpe la llegada de


oxígeno a los distintos tejidos. Es especialmente grave la falta de oxígeno en el cerebro, que
puede sufrir daños irreversibles.

La parada cardiorrespiratoria se puede producir en niños y niñas, aunque la incidencia es


mucho menor que en personas adultas y las causas que la ocasionan suelen ser distintas.

Las causas de la parada cardiorrespiratoria extrahospitalaria pueden ser diversas, aunque la


más frecuente con diferencia es la patología cardiaca.

La tabla siguiente recoge las principales causas y el porcentaje que supone cada una de ellas
sobre el total de PCR extrahospitalarias:

Tras una parada cardiorrespiratoria se deben iniciar lo antes posible las maniobras necesarias
para suplir de forma mecánica las funciones vitales interrumpidas, introduciendo a la fuerza
aire en los pulmones y comprimiendo el corazón para suplir su bombeo natural y mantener así
activo el sistema circulatorio−, con la finalidad de mantener el cerebro oxigenado hasta que se
pueda prestar una atención sanitaria especializada a la víctima.

En estas situaciones, la rapidez de la actuación y la correcta coordinación de los equipos


implicados resultan imprescindibles para conseguir salvar la vida de la persona en situación de
PCR. Con el fin de garantizar la mejor actuación en todos los casos, el Comité Internacional de
Coordinación sobre Resucitación (ILCOR) establece unos protocolos de actuación, que
presentaremos a continuación y que estudiarás con detalle en próximas unidades.
1.4.2. EL SOPORTE VITAL BÁSICO

Soporte vital es el conjunto de actuaciones que se deben llevar a cabo en una situación de
parada cardiorrespiratoria.

El ILCOR distingue entre soporte vital básico y soporte vital avanzado.

- Soporte vital básico (SVB): es el conjunto de actuaciones que se deben llevar a


cabo en el lugar del incidente, lo antes posible. Estas acciones suelen realizarlas
personas que no son profesionales de la sanidad y que no disponen de ningún
material ni equipo. Tradicionalmente este soporte vital se ha basado en la
aplicación de maniobras de resucitación (RCP). Pero la disponibilidad cada vez
mayor de desfibriladores externos en espacios públicos ha hecho que estas
maniobras se puedan complementar con desfibrilaciones externas, lo cual
incrementa notablemente las posibilidades de recuperación en caso de parada
cardiorrespiratoria.

- Soporte vital avanzado (SVA): en este caso la atención la realiza personal sanitario,
que dispone de los materiales, equipos y medicamentos necesarios. En una
situación de emergencia, la rapidez con que se preste el SVB será decisiva, ya que
no habrá, en un primer momento, equipos médicos preparados para realizar un
SVA. Es decir, que la actuación de las personas presentes en el momento de la PCR
será esencial.

Fig. 1.8. El SVA solamente puede prestarlo


el personal médico...

ACTUACIONES QUE COMPRENDE EL SVB

-Reconocer los signos de compromiso vital.

-Pedir ayuda.

-Aplicar las técnicas necesarias para suplir mecánicamente las funciones orgánicas
interrumpidas.

-Aplicar una desfibrilación precoz.


LA RESUCITACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP)

La resucitación cardiopulmonar (RCP) es el conjunto de maniobras estandarizadas y


secuenciales encaminadas a revertir un estado de parada cardiorrespiratoria o a suplir las
funciones interrumpidas mientras se espera la llegada de personal sanitario equipado.

La resucitación cardiopulmonar se puede poner en práctica de diversas formas, según la


persona que la lleve a cabo y el equipo de que disponga. Se puede hacer una clasificación
paralela a la que vimos en el caso del soporte vital:

RCP básica: la puede poner en práctica cualquier persona que disponga de una mínima
formación. De forma general combina dos acciones: compresiones torácicas (para mantener
activa la circulación) y respiraciones de rescate (para mantener el aporte de oxígeno). Estas
acciones se van alternando en el caso del personal entrenado, tal como explicaremos en los
próximos apartados; para personas sin formación la recomendación es aplicar solamente
compresiones torácicas. En el momento en que se disponga de un DEA, la RCP se debe
mantener y solo se debe detener cuando el equipo lo solicite (para evaluar el ritmo o para
efectuar una descarga). Estos equipos, que estudiaremos en la próxima unidad, proporcionan
instrucciones de voz que es necesario seguir.

RCP avanzada: es la que pone en práctica el personal sanitario. Requiere unos


conocimientos más profundos y el uso de equipamiento y medicación.

Es importante tener en cuenta que en la mayoría de los casos no se podrá restablecer el latido
cardiaco espontáneo hasta que no se aplique una desfibrilación. Por tanto, el objetivo de las
RCP básicas no es la recuperación del latido, sino suplir mecánicamente las funciones orgánicas
interrumpidas hasta que llegue personal sanitario con el equipo necesario.

La RCP asistida por teléfono

Las tasas de RCP por testigos son bajas en muchas comunidades. Las instrucciones de RCP
asistida por teléfono (RCP telefónica) mejoran las tasas de RCP por testigos, reducen el tiempo
de inicio de la RCP, aumentan el número de compresiones torácicas realizadas y mejoran los
resultados del paciente tras una parada cardiaca extrahospitalaria (PCEH) en todos los grupos
de pacientes.

Los operadores telefónicos deben proporcionar instrucciones de RCP telefónica en todos los
casos de sospecha de parada cardiaca a menos que un reanimador formado este ya realizando
RCP. Cuando se requieran instrucciones para una víctima adulta, los operadores telefónicos
deben proporcionar instrucciones de RCP solo con compresiones torácicas. Si la víctima es un
niño, los operadores telefónicos deben dar instrucciones a las personas que llaman para
realizar ventilaciones y compresiones torácicas.

Extraído del Resumen Ejecutivo de las Guías 2015 del European Resuscitation Council
(traducción del CERP, Centro Español de Resucitación Cardiopulmonar)
ACTIVIDADES

11. Indica a qué corresponden las siguientes siglas y describe el significado de esos conceptos:
RCP, SVA, PCR y SVB.

12. Explica qué son los signos de compromiso vital y por qué es imprescindible en la atención
sanitaria inicial saberlos identificar.

13. Cita los dos tipos de soporte vital que has estudiado y explica qué diferencias existen entre
ellos.

14. Relaciona los procedimientos de la columna izquierda con el tipo de soporte básico a que
corresponden:

Administración de fármacos SVBI

Desfibrilación con DESA SVA

Ventilación boca a boca SVB

15. Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas:

a) Solo el personal sanitario puede realizar la RCP básica.

b) La RCP básica restablece frecuentemente el latido cardiaco.

c) El único objetivo de la RCP es conseguir mayor supervivencia.

d) La RCP mantiene el corazón y el cerebro con vida durante algunos minutos.

e) El uso de los desfibriladores no se limita únicamente a los hospitales.

f) La causa principal de PCR extrahospitalarias son las patologías cardiacas.

g) El SVA lo puede prestar cualquier persona que tenga acceso a un DESA.


1.5. LA CADENA DE SUPERVIVENCIA

Sabemos que la principal causa de mortalidad en situaciones de emergencia son las paradas
cardiorrespiratorias, y que cuando se produce esta situación hay dos aspectos claves:

-La rapidez de actuación. Cuando se produce una PCR las maniobras de resucitación se
deberían iniciar en los cuatro primeros minutos y los equipos sanitarios deberían llegar lo antes
posible para poder realizar la desfibrilación, cuando esta maniobra es necesaria. Recordemos
que en la mayoría de los casos el latido solo se recuperará tras una desfibrilación.

-La capacidad de respuesta de las personas presentes. Dado que las maniobras se
deben iniciar tan rápidamente, no hay tiempo para esperar al personal de emergencias. Por
tanto, las personas presentes tienen que iniciar la resucitación de inmediato y, a su vez, deben
alertar para conseguir que la ayuda profesional llegue lo antes posible.

1.5.1. PROTOCOLO DE ACTUACIÓN

Pero en una situación de este tipo la mayoría de las personas no sabemos cómo reaccionar. Por
ejemplo, si una persona se encuentra sola ante alguien que acaba de sufrir una PCR, ¿es mejor
que inicie inmediatamente las maniobras de RCP o que telefonee antes para pedir ayuda? Una
forma de enseñar a la población en general cuál es la secuencia de actuaciones más eficaz es
mediante gráficos, de forma visual, resumida y fácil de recordar. Con este objetivo el Comité
Internacional de Coordinación sobre Resucitación (ILCOR) propone la cadena de supervivencia.

La cadena de supervivencia es un conjunto de acciones que, realizadas de forma ordenada,


consecutiva y en un periodo lo más breve posible, han demostrado científicamente ser las más
eficientes para salvar la vida y mejorar el pronóstico de las personas que sufren una PCR.
Para que esta cadena sea eficaz, sus eslabones deben ser sólidos y estar fuertemente unidos;
en esta cadena esto significa que:

-Cada fase se debe ejecutar correctamente y a tiempo.

-Debe haber una perfecta coordinación entre las personas que toman parte en las
distintas fases.

Fig. 1.11. El entrenamiento en resucitación cardiopulmonar del personal de los cuerpos de


seguridad y de las personas que trabajan en lugares con gran afluencia de público aumenta las
probabilidades de que en caso de PCR haya cerca una persona entrenada en RCP para iniciar la
cadena de supervivencia.
1.5.2. Los eslabones de la cadena de supervivencia

Los eslabones de esta cadena son los siguientes:

1. Reconocimiento temprano y solicitud de ayuda. Es el primer eslabón de la cadena,


el que pone en funcionamiento toda la cadena de supervivencia y habitualmente es
llevado a cabo por personal no sanitario. Está compuesto por dos fases:

- Reconocimiento de signos precoces de alarma. Es muy importante tener


conocimiento de algunos síntomas que pueden ser premonitorios de que una
persona puede presentar en un breve plazo de tiempo una parada cardiaca.
Estos síntomas podrían ser aparición súbita de dolor en el tórax, episodio de
pérdida de conciencia, episodio de sudoración, presencia de fatiga intensa, etc.

- Solicitud de ayuda. Cuando se produce una PCR o se identifican signos


precoces de alarma debemos actuar con la mayor rapidez posible,
poniéndonos en contacto telefónico con el Sistema Médico de Emergencias
(SME) para solicitar ayuda especializada. La ayuda se puede solicitar en el
teléfono de urgencias médicas (061) o en el teléfono de emergencias (112),
facilitando en ambos casos toda la información necesaria (lugar del incidente,
estado de la víctima, teléfono de contacto, etc.).

2. RCP por testigos. Tras dar la alerta, debemos iniciar inmediatamente las maniobras
de resucitación, con el objetivo de mantener con vida a la persona mientras llega la
ayuda. El inicio rápido de la RCP influye tanto en la pronta recuperación de pulso
espontáneo como en la ausencia de secuelas neurológicas, ya que esta maniobra
mantiene la sangre oxigenada circulando hasta el cerebro y el corazón hasta que la
desfibrilación u otra asistencia avanzada permitan restablecer la función cardiaca.

3. Desfibrilación temprana. Esta maniobra es a menudo la única forma de recuperar el


latido espontáneo. La posibilidad de aplicarla de forma rápida está condicionada a la
diponibilidad de DEA, por lo que es importante que os haya en todos los espacios de
gran afluencia.

4. Soporte vital avanzado y cuidados postresucitación. Una vez recuperado el pulso,


cabo personal sanitario especializado. Relacionando esta cadena con el concepto de
soporte vital, podemos decir que los dos primeros eslabones corresponden al SVB, el
tercero al SVBI y el último, al SVA. Recordemos que, aunque distingamos entre distintos
tipos de soporte vital, solamente podremos conseguir salvar la vida de la persona en
PCR si los distintos tipos se realizan en la secuencia y tiempos adecuados, siguiendo la
pauta que establece la cadena de supervivencia.
1.5.3. LA EFECTIVIDAD DE LA CADENA DE SUPERVIVENCIA

En la mayoría de las comunidades, el tiempo transcurrido entre la llamada a los SME y su


llegada al lugar de los hechos –intervalo de respuesta− es de ocho minutos o más. A lo largo de
ese lapso de tiempo, la supervivencia de la víctima depende de que las personas presentes
inicien rápidamente los primeros tres eslabones de la cadena de supervivencia.

El gráfico siguiente muestra las posibilidades de supervivencia en relación con el momento en


que se inicia la atención tras la PCR; observa que a cada minuto que transcurre las
posibilidades de supervivencia se reducen entre un 7 y un 10 %.

Fig. 1.12. Posibilidad de supervivencia tras


un paro cardiaco en función del momento
en que se inicia la atención a la víctima.
1.6. LA ÉTICA EN LA RCP

Las maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) conllevan tomar una serie de decisiones
importantes, lo cual puede generar dudas, no solo en el ámbito sanitario sino también en el
ético.

1.6.1. DISCUSIONES SOBRE LA RCP

La RCP moderna se desarrolló en los años 50 y 60 del siglo XX como un conjunto de medidas
para revertir las paradas cardiorrespiratorias (PCR) durante las intervenciones quirúrgicas.
Posteriormente estas medidas se extrapolaron a cualquier paciente y en cualquier situación.

La gran expectación inicial por la RCP se desvaneció al ver los malos resultados que se
obtenían, consecuencia de su aplicación indiscriminada, y se comenzó a observar que la RCP no
estaba indicada en todos los casos.

Las RCP exitosas consiguen recuperar a la persona que ha sufrido una PCR y prolongan su vida
con un nivel aceptable de calidad. Pero los intentos de resucitación resultan inútiles entre el 70
y el 95 % de los casos, sencillamente porque la muerte es inevitable, y la RCP en estas
situaciones lo que consigue no es prolongar la vida, sino alargar el sufrimiento y el proceso de
la muerte, lo cual afecta tanto a las personas que lo sufren como a sus seres queridos. ¡Tenlo
en cuenta!

El personal sanitario debe, además de garantizar la salud y el bienestar de sus pacientes y


familiares, acompañar y preservar el proceso de la muerte digna.

A partir de estas observaciones, surgieron discusiones éticas y morales sobre cómo se debía
tomar la decisión de intentar la RCP o no en una situación de PCR y sobre cuándo se debía
suspender una RCP y darla por fallida, para que fuera la apropiada y garantizara que los
pacientes y sus familiares fueran tratados con total dignidad. De esas discusiones se obtuvieron
dos consensos:

 La unificación de criterios, para que todos los profesionales sigan las mismas pautas.

 La aplicación a la RCP de los principios de ética que rigen las actuaciones sanitarias.

 La unificación de criterios

El ILCOR (International Liaison Comittee on Resuscitation) publica recomendaciones sobre RCP,


que están basadas en los consensos internacionales y que se actualizan periódicamente,
atendiendo a las mejores evidencias científicas disponibles.

En Europa la ERC (European Resuscitation Council) adecua las recomendaciones a las


condiciones y peculiaridades del continente europeo y en España el Plan Nacional de RCP
cumple las funciones de educar, difundir y poner al día los consensos europeos, basándose en
nuestras leyes y praxis clínica.
LOS PRINCIPIOS DE ÉTICA

La ética médica moderna nace del compendio de diferentes fuentes: la propia tradición
médica, la jurídica y la política, de las cuales surgen los principios bioéticos que guían la
actuación de los profesionales sanitarios en los diferentes actos médicos.

La ética médica se basa en cuatro principios:

Principio de beneficiencia. La beneficiencia implica que los profesionales de la salud


deben proporcionar un beneficio derivado de su actuación mientras equilibran
beneficios y riesgo. Normalmente esto implica intentar la RCP a todo paciente que lo
requiera, pero en ocasiones puede significar denegarla.

Principio de no maleficiencia. La no maleficiencia significa no hacer daño. LaRCP no


debería intentarse en casos inútiles o futiles, ni cuando está en contra de los deseos del
paciente expresados cuando la persona está en sus facultades mentales plenas.

Principio de autonomía. La autonomía hace referencia a la capacidad de las personas


para tomar decisiones fundamentadas, en vez de estar sujetas a decisiones
paternalistas tomadas por profesionales de la salud. Esto significa que una persona
tiene el derecho de aceptar o rechazar cualquier tratamiento, incluida la RCP. Por las
propias características de la PCR la persona únicamente puede haber otorgado su
consentimiento a través de alguna instrucción previa ya sea escrito –declaración de
voluntades anticipadas− o a través de algún familiar cercano. La autonomía exige que la
persona sea debidamente informada de la situación y de sus posibles consecuencias, y
también que sea competente, que esté libre de una excesiva presión y que demuestre
consistencia en sus preferencias.

Principio de justicia. La justicia lleva implícito el deber de difundir los beneficios y los
riesgos igualmente en una sociedad. Es decir, si se proporciona RCP, esta debe estar a
disposición de todas las personas que puedan necesitarla, teniendo en cuenta los
recursos disponibles.

La declaración de voluntades anticipadas o testamento vital es la manifestación escrita de una


persona capaz que, actuando libremente, expresa las instrucciones que deben tenerse en
cuenta acerca de la asistencia sanitaria que desea recibir en situaciones que le impidan
comunicar personalmente su voluntad, o sobre el destino de su cuerpo o sus órganos una vez
producido el fallecimiento.

La declaración de voluntades anticipadas se formaliza mediante un documento escrito firmado


ante notario o ante testigos.

Pero en ocasiones, ni los protocolos ni los principios éticos son suficientes para guiar la práctica
sanitaria y la toma de decisiones resulta difícil. En estas situaciones se pretende que el
profesional sanitario lleve a cabo una acción responsable teniendo en cuenta las circunstancias
del caso y las consecuencias de sus actuaciones.
1.6.2. CUÁNDO INICIAR UNA RCP

La RCP comprende un conjunto de maniobras estandarizadas y de aplicación secuencial dentro


de la cadena de supervivencia, encaminadas a revertir la PCR. De la propia definición de PCR
podemos deducir cuáles son las indicaciones para iniciar la RCP: «interrupción brusca,
accidental, inesperada y potencialmente reversible de la circulación y respiración
espontáneas». Vemos que la interrupción es:

 Brusca. Se refiere a PCR agudas, que no son consecuencia de un proceso evolutivo y


último de alguna patología grave e irreversible.

 Accidental. Se refiere a situaciones en que no se conozca ninguna patología o


alteración de base que pueda conducir a la PCR.

 Potencialmente reversible. Permite diferenciar la PCR de la propia muerte, que


representa la última estación en la evolución natural y terminal de una enfermedad
incurable.

Así pues, la RCP sólo tiene sentido cuando las expectativas de recuperación sean razonables, no
sólo de la actividad cardiaca, si no de todas aquellas funciones que caracterizan a una persona
como ser humano.

Ante una PCR siempre está indicado iniciar inmediatamente las maniobras de RCP, excepto
cuando se pueda vulnerar alguno de los principios de bioética.

Pero puesto que una PCR es una emergencia extrema, en la cual el tiempo de respuesta es
esencial y la víctima no puede consentir o negarse, debemos iniciar la RCP en todos los casos
en que constatemos una PCR, excepto en los que se detallan en el siguiente apartado.
1.6.3. CUANDO NO INICIAR UNA RCP

Los pacientes y, en segunda instancia, sus familiares tienen derecho a rechazar un tratamiento;
en cambio, no tienen un derecho automático a exigir un tratamiento. Es decir, no pueden exigir
que una RCP se deba intentar en cualquier situación.

La decisión de iniciar o no las maniobras de RCP en una situación determinada compete en


exclusiva a la persona responsable del equipo sanitario que está atendiendo a la persona en
parada. En los hospitales habitualmente es un médico, y en las urgencias extrahospitalarias
depende del equipo que esté presente, aunque siempre será quien disponga de la mayor
capacitación y experiencia de entre los miembros del equipo. Para tomar esa decisión esa
persona deberá valorar cómo se aplican los principios de ética en esa situación concreta.

Fig. 1.14. Una persona enferma –o su


representante legal− tiene derecho a
rechazar un tratamiento.
Principios de beneficiencia y de no maleficiencia

No debemos iniciar una RCP cuando tengamos la certeza de que intentarlo será inútil o futil.

Inútil. Cuando la víctima presenta signos indiscutibles de muerte biológica o lesiones


incompatibles con la vida o cuando han transcurrido más de 10 minutos desde la PCR.

Fútil. Cuando se aplica a pacientes que padecen una enfermedad irreversible que los
conduce a una situación terminal.

Principio de autonomía

No iniciaremos una RCP si tenemos constancia de que la persona en parada ha expresado su


voluntad de no ser reanimada. Esta voluntad se expresa mediante un documento válido o a
través del testimonio fehaciente de sus familiares próximos o de su representante legal –se
acepta bona fides lo que diga la familia o quien tenga la representación legal−.

Bona fides es un término latino que se utiliza en derecho para referirse a las actuaciones que se
realizan de buena fe. Es decir, de forma recta y honesta.

Principio de justicia

Atendiendo a este principio no debemos iniciar una RCP cuando:

-Su realización conlleve graves riesgos para la salud o la integridad de las personas que
forman el equipo reanimador.

-Las posibilidades de supervivencia sean muy bajas y haya otras víctimas con mayores
posibilidades que no podrán ser atendidas si se inicia esta RCP. Esta situación se
produce en las emergencias con múltiples víctimas, que estudiaremos en las últimas
unidades de este libro.
1.6.4. CUÁNDO SUSPENDER UNA RCP

En muchos casos, y especialmente en las PCR extrahospitalarias, no se tiene certeza de la causa


de la parada ni información suficiente sobre la víctima y, ante la duda, se toma la decisión de
iniciar las maniobras de RCP mientras se recoge más información. La edad no constituye, por sí
misma, ni una indicación ni una contraindicación a la RCP. Esta información puede llevar a la
decisión de parar la RCP. Será el caso de saber que:

-La PCR ha tenido lugar hace más de 10 minutos.

-La víctima había expresado su voluntad de no ser reanimada.

-La víctima padecía una enfermedad o situación terminal e irreversible.

Otras situaciones en las que se debe considerar suspender la RCP pueden ser:

-Cuando existe una recuperación de la circulación, que se observa espontánea, efectiva


y persistente. Esto indica que se ha revertido la situación de PCR.

-Cuando han transcurrido 20 minutos o más de RCP sin que se recupere la circulación
espontánea.

-Cuando han transcurrido 10 minutos o más de RCP sin que se perciba pulso externo
demostrable. Esto significa que la RCP está siendo ineficaz porque no consigue generar
una perfusión suficiente para mantener un mínimo aporte sanguíneo a los tejidos.

En algunas situaciones especiales se debe iniciar la RCP aunque hayan transcurrido más de 10
minutos de la PCR, y no se debe interrumpir transcurridos 20 minutos. En la Unidad didáctica 8
estudiaremos estas situaciones especiales, que son las PCR debidas a: hipotermia,
ahogamiento, fulguración por rayos y electrocuciones, intoxicación por barbitúricos y abuso de
drogas de adicción.

-Cuando se detectan otros pacientes con mayores probabilidades de beneficio del


esfuerzo asistencial y los recursos están limitados –en situaciones de múltiples
víctimas−.

-Cuando el agotamiento del personal impide continuar.

-Cuando se detecta un riesgo que no existía al inicio de la RCP que pone en peligro al
equipo asistencial.

Muchos casos de PCR extrahospitalaria son atendidos por personal técnico sanitario y, aunque
es razonable pensar que estos profesionales deberían suspender las maniobras de resucitación
siguiendo los criterios que hemos explicado, existen diversas opiniones entre los distintos
países. En algunos se deja a su criterio la decisión de suspender la RCP; en otros deben
mantener la RCP hasta que llegue personal médico y tome una decisión. En nuestro país, no
existe, hasta el presente, un marco legal ni formativo que apoye las decisiones de estos
profesionales sanitarios y tampoco hay directrices claras de la actuaciónque deben seguir al
respecto.

ACTIVIDADES

18. ¿Cuándo tiene sentido aplicar la resucitación cardiopulmonar?

19. Completa la tabla siguiente explicando qué significan cada uno de los principios bioéticos
que guían la práctica sanitaria, y cómo deben aplicarse para decidir no iniciar una RCP.

Principios ¿Qué significan? No iniciaremos una RCP...

De beneficiencia

De no maleficiencia

De autonomía

De justicia

20. El informe Belmont es un informe del Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los
Estados Unidos y es un importante documento histórico en el campo de la ética médica. A
continuación reproducimos unos fragmentos de este informe.

Léelos, escribe un comentario sobre ellos y busca ejemplos relativos a la RCP que ilustren cada
uno de los temas.

a) «El respeto a las personas incluye por lo menos dos convicciones éticas. La primera es que
todos los individuos deben ser tratados como agentes autónomos, y la segunda, que todas las
personas cuya autonomía está disminuida tienen derecho a ser protegidas.»

b) «Se trata a las personas de manera ética no sólo respetando sus decisiones y protegiéndolas
de daño, sino también esforzándose en asegurar su bienestar.»

c) «Se da una injusticia cuando se niega un beneficio a una persona que tiene derecho al
mismo, sin ningún motivo razonable, o cuando se impone indebidamente una carga.»

d) «Evitar daño requiere aprender lo que es perjudicial; y en el proceso para la obtención de


esta información, algunas personas pueden estar expuestas al riesgo de sufrirlo.»

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