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II. Doctrina Iniciática.

Las virtudes del grado

LA TOLERANCIA

“Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero
si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada”.
Antonio Machado, Poeta español

Podríamos definir la tolerancia como la aceptación de la diversidad de opinión, social, étnica, cultural y
religiosa. Como la capacidad de saber escuchar y aceptar a los demás, valorando las distintas formas de
entender y posicionarse en la vida, siempre y cuando no se atente contra los derechos fundamentales de
las personas. La tolerancia si es entendida como el respeto y consideración hacia la diferencia, como una
disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar distinta a la propia, o como una actitud
de aceptación del legítimo pluralismo, es a todas luces una virtud de enorme importancia.

La Tolerancia en Masonería ha de ser un medio de equilibrio natural, de modo que el "tolerado" sea
responsable de sus actos, y no abuse de la tolerancia de la que puede ser objeto. De esta forma, el
"Tolerado" ejercerá su derecho inalienable a expresarse libremente y al mismo tiempo su obligación de
hacerlo de manera respetuosa y fraternal; por su parte, el "Tolerante" ejercerá su derecho de ser
respetado en cuanto a sus principios por el "tolerado" teniendo a su vez la obligación de escuchar con
serenidad y atención los conceptos de éste. Tolerancia y respeto a la diversidad de ideas son principios
inalterables de la Masonería, que admite en su seno a individuos de todas las razas, religiones,
costumbres, posturas filosóficas y credos políticos como muestras de esa amplia gama del pensar y sentir
humano a cuyo desarrollo ha orientado históricamente sus objetivos.

La Masonería tiene por principios la tolerancia mutua, el respeto a los otros y a uno mismo y la libertad
absoluta de conciencia. Se rehúsa a efectuar afirmaciones dogmáticas, no para limitar la libertad de
pensamiento y de conciencia de sus miembros; sino al contrario, para garantizarla y fomentarla en un
ambiente cordial y de convivencia constructiva. La Masonería se basa en el respeto a las ideas y
decisiones de todos los hombres. No es un sistema basado en el dogma, ni en el sectarismo, sino que es
una organización donde el respeto a la expresión de la Conciencia individual es absoluto; donde la
Libertad es un principio convertido en hechos cada día y donde la Igualdad es un ideal continuamente
renovado con la práctica cotidiana.

¿Cuándo se debe tolerar algo? La respuesta genérica es: siempre que no sea contrario al ordenamiento
jurídico vigente y, que de no hacerlo, se estime que ha de ser peor el remedio que la enfermedad. Ahí
entra en juego nuestro discernimiento. Defender una doctrina, una costumbre, un dogma, implica casi
siempre no tolerar su incumplimiento. Con este concepto entendemos claramente que la verdad
siempre surge desde la individualidad y que las verdades generalistas solo nos llevan a un camino de
confusión.

¿Y la Intolerancia?

Mientras existan pueblos y gobernantes intolerantes, habrá guerras, tumultos y, por tanto, desgracia.
Por el contrario, la tolerancia proporciona paz y prosperidad a la sociedad. En este sentido, la tolerancia
jamás produce guerras civiles; la intolerancia ha convertido la tierra en una carnicería. La tolerancia se
presenta como principio para la convivencia, como único modo de vivir en paz y libremente: “ y el gran
principio, el principio universal de uno y otro, está en toda la tierra: 'No hagas lo que no quieras que te
hagan'.

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