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La Runa Mula, es una mujer casada que tiene relaciones sentimentales con el
cura. Ésta, en las noches de los martes y viernes, toma la forma de una blanca
y hermosa mula, la misma que es montada por un pequeño jinete con látigo en
la mano. Cuando éste llegaba a la casa de la mujer, ella se revolcaba por el suelo
y al instante quedaba convertida en mula.
El diablillo jinete montaba y luego de darle con furia con la rienda sobre las ancas,
salían a todo galope por las calles botando chispas de candela, tanto del anca
como del piso. Cuenta la tradición que para saber qué mujer era la que convivía
con el cura, se tenía que disponer de una hebra larga de soga de caballo, la que
se atravesaba en la calle, porque iba a pasar la runa mula y al tomar contacto
con la rienda, la mula tomaba forma natural de mujer.
Relatan que en el distrito de Habana había un cura muy famoso, por sus
aventuras con mujeres con compromiso (casadas), incluso llegó a procrear hijos
en una de ellas. Cuando la Runa Mula salía por las calles, la gente decía: ¡está
pasando la Agueda montada por el Padre Villacorta! Al amanecer, iban a ver a
doña Agueda y la encontraban desganada, rendida sin ánimo de trabajar, pues
aducen que es por los fuertes latigazos que le propinó su jinete en la noche
anterior.
EL CHULLACHAQUI
Calixto, era un joven que residía en la zona rural, muy distante del pueblo. Todos
los fines de semana iba a vender sus productos agrícolas y se hospedaba donde
su tío. El lunes muy temprano retornaba por un angosto camino que le conducía
hasta su casa, atravesando un amplio monte lleno de animales peligrosos.
De inmediato llegó al lugar, con mucha precaución se fue acercando donde las
escuchó gritar, la última vez. Avanzaba agazapado, vió moverse una rama.
Efectivamente allí estaban posadas, levantó la escopeta, apuntó y disparó en el
bulto. Las aves volaron y una cayó al suelo, estaba buscando y escuchó que algo
pataleaba, la perdiz daba sus últimos momentos de vida, arrimó su escopeta a
un árbol.
Cuando se proponía levantar la presa, apareció un ser exótico muy raro que le
impidió el paso. Se quedó turulato, era algo inaudito. El ser extraño era enano,
panzoncito, los dientes negros y sobresalientes, completamente peludo como un
oso, tenía una melena larga que llegaba hasta el suelo, un pie al revés, y usaba
hojas como vestido, en realidad era horrible.