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Marin Espinosa PDF
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“El territorio es espacio construido por y en el tiempo. De esta manera,
cualquier espacio habitado por el hombre es producto del tiempo de la
naturaleza, del tiempo de los humanos, de las distintas formas de organización,
y de la concepción cosmogónica del tiempo. Es decir, en lo fundamental, el
territorio viene a ser producto del conjunto de relaciones que a diario el hombre
entretejió entre todos los suyos con la naturaleza y con los otros.
Esta noción tiene la ventaja de incluir también una dimensión política del
territorio. Es decir, en la relación con lo ambiental y con su alteridad el hombre
se apropia de espacios, determina rutas, hace señalamientos y escribe en la
naturaleza su firma. Influye, afecta y controla acciones mediante el
establecimiento de un dominio en un área geográfica específica. Se construye
un sentido de la identidad espacial que guarda exclusividad y supone división en
la interacción humana. La implicación de todo esto es un modo de
comportamiento al interior del contenedor que, en extensión (sincrónicamente,
podríamos decir), redundará, necesariamente, en conflicto por el espacio
limitado y encuentro con otros distintos quienes también marcan y dejan huellas
en la apropiación sociocultural del espacio. El territorio es así más que el espacio;
son varios los territorios posibles en un espacio geográfico común. El
comportamiento humano genera ritmos interiores que chocan unos con otros.
En los territorios fluyen los acontecimientos internos significativos a cada
colectividad. Como complemento no menor, el comportamiento humano genera
también ritmos particulares. Intensidades. De manera que al hablar de territorio
siempre estaremos hablando implícitamente también de dinámicas y conflictos.
El pequeño pedazo de terruño conquistado deviene entonces en metamorfosis
que implican a quienes viven (o han vivido ahí).” Francisco Ther Ríos, «
Antropología del territorio », Polis [En línea], 32 | 2012, Puesto en línea el 13
diciembre 2012, consultado el 19 marzo 2013. URL:
http://polis.revues.org/6674
agitan entre las convergencias y divergencias históricas, culturales y en sí, entre
las categorías a través de las cuales pensamos y representamos a los otros. Pero
y en los encuentros entre culturas ¿Quiénes son los otros?, ¿Cómo los miramos?
o acaso ¿los otros están entre nosotros? Y ¿Los otros representan una categoría
política necesaria para pensar la inclusión social?
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Para más información sobre este concepto pueden consultar: Krotz, Esteban, Alteridad y Pregunta
Antropológica, en ALTERIDADES, 1994 4 (8): Pág. 5-11
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Chirif, Alberto, Introducción, en El Proceso del Putumayo y sus Secretos Inauditos. Carlos A Valcárcel.
CETA, Iquitos – Perú 2004
Desde la reflexión anterior se puede percibir cómo a partir del pensamiento
occidental y su teoría de la evolución, se ha fraguado la idea de un progreso, a
través de la cual los grupos humanos parecen estar llamados a cumplir un orden
ascendente donde las necesidades del mundo civilizado son las que se “deben”
cumplir. En esta línea la historia y la literatura nos ofrecen diversas miradas
sobre la memoria y los mecanismos de la dominación, entre ellas podemos
recordar la época de las caucherías y su economía de enclave que devasto, a
finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, a los pueblos de la
amazonia que hoy corresponde a los límites establecidos entre el Perú, Brasil,
Ecuador y Colombia.
“Nada puede ser más importante que la vida. Y digo vida, no seres
humanos, porque para mí el punto clave es el milagro de la vida en todas
sus manifestaciones. Pero si predomina el interés económico, uno no solo
se olvida de la vida y otros seres vivientes, termina también ignorando a
los seres humanos.”4
4
Amy Goodman, Entrevista a Manfred Max--‐Neef, economista chileno, Traducido por: Rose Mary Salum
multidimensional que va cambiando según las épocas y los contextos. Desde la
perspectiva de Alicia Ziccardi5, las dimensiones de la exclusión social son:
5
Ziccardi, Alicia, Procesos de urbanización de la pobreza y nuevas formas de exclusión social. Los retos de las
políticas sociales de las ciudades latinoamericanas del siglo XXI / Alicia Ziccardi. – Bogotá: Siglo del Hombre
Editores, Clacso--‐Crop, 2008.
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Maquiera D’Angelo, Virginia, Cultura y derechos humanos de las mujeres. En, Las Mujeres del Caribe
en el umbral del 2000, Pilar Pérez Cantó (ed), Madrid, Dirección General de la Mujer/Comunidad de
Madrid, 1998, pág. 171--‐203.
Agudizando la fragmentación social que puede devenir en actos que justifican
diversas formas de violencia y le dan continuidad al desequilibrio social,
económico y político que, al parecer, es la constante de nuestra sociedad. En
este sentido nos preguntamos ¿Qué significa la expresión inclusión social? Y
¿Cuáles son los significados que le otorgamos?
Más allá de tener una respuesta concreta, con el ánimo de controlar la polisemia
de dicha expresión, es preferible pensar en la inclusión social como un proceso
que surge del contacto entre diversas estructuras de sentido, y permiten la doble
posibilidad de cuestionarnos y darnos a la tarea de comprender y aprender de
los demás, buscando instancias de reflexión donde la dignidad y la equidad sean
puntos de inicio para pensar las interacciones sociales y los procesos de
transformación de la realidad.
BIBLIOGRAFÍA
Goodman, A. (2010). Entrevista a Manfred Max Neef. Traducido por Rose Mary
Salum.Independent Global News.