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Crisis de los misiles

En octubre de 1962, Estados Unidos y la entonces Unión Soviética mantuvieron una dura pelea debido a
la instalación de misiles con capacidad nuclear en Cuba. Fue una de las mayores crisis entre ambas
potencias durante la Guerra Fría.

Fueron dos semanas de completa tensión, según dice BBC Mundo, “nunca antes el mundo estuvo tan
cerca del holocausto nuclear”.
La “crisis de los misiles” es conocida en Cuba como la “crisis de octubre” y fue una experiencia que
marcó a la mayoría de los cubanos, tanto que todos los que la vivieron mantienen frescos sus recuerdos.
Antecedentes
Cuba, un pequeño país caribeño, provocó uno de los episodios más importantes y peligrosos de toda la
Guerra Fría, y rompió la correlación de fuerzas existente hasta ese momento al poner en duda el dominio
norteamericano en su propio continente.
El movimiento castrista había nacido con una ideología nacionalista, ante la total dependencia
económica, cultural y política del país con respecto a los Estados Unidos. Era, en principio, totalmente
ajeno a las tensiones internacionales entre potencias y la política de bloques, en la que finalmente
terminó entrando.
Una vez nacionalizados sus recursos económicos, Cuba comenzó a sufrir la fuerte hostilidad de parte de
los estadounidenses, quienes le declararon un boicot económico dejando de comprar su azúcar,
principal producto de sus exportaciones.
De la misma manera, Estados Unidos comenzó a prestar apoyo a los exiliados políticos cubanos, tanto
acogiéndolos en su territorio como prestándoles ayuda para luchar contra el régimen cubano.
Por el contrario, la Unión Soviética percibió rápidamente la ventaja que podría suponerle contar con un
aliado tan cercano a su enemigo americano, y empezó a ofrecer ayuda económica y militar a los
cubanos. En 1960 se establecieron relaciones comerciales y se firmó un tratado de cooperación militar
entre ambos países, convirtiendo ya en algo oficial la aproximación de Cuba al bloque del Este.
La situación se agravó cuando, en 1961, se produjo un intento de invasión en la bahía de Cochinos por
parte de cubanos exiliados que, como se demostró, fueron preparados, apoyados y financiados por los
Estados Unidos de América, con el entrenamiento de la CIA y el consentimiento del presidente, John F.
Kennedy. El ataque no tuvo éxito, pero generó en las autoridades cubanas una sensación de inseguridad
que motivó un mayor acercamiento hacia el lado soviético, al que solicitó protección.
La crisis
La URSS vio en Cuba la base necesaria para el apoyo a nuevas oleadas revolucionarias pro-soviéticas
en países americanos, así como por su cercanía a Florida, una base militar desde donde poder
amenazar a los Estados Unidos sin que éstos tuvieran tiempo de reacción, igualando así la amenaza que
significaba para los soviéticos los misiles estadounidenses emplazados en Turquía, estado fronterizo con
la URSS, y la República Federal Alemana.
Para eso, el líder soviético Nikita Kruschev y su gobierno decidieron asegurar la isla con la instalación de
bases de misiles, con capacidad para alcanzar a Estados Unidos y dispuestos para llevar cabezas
nucleares.
La instalación fue descubierta por las fotografías de un avión espía estadounidense, el U-2. Analistas de
la CIA señalaron al presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy que estructuras fotografiadas en
Cuba parecían corresponder a instalaciones de misiles, todavía no operacionales pero que lo estarían en
poco tiempo.
Kennedy, se dirigió a la Nación con un mensaje televisado de 17 minutos, el 22 de octubre de 1962.
Habló de establecer una cuarentena y un cerco alrededor de la isla, para cumplir esta medida se
desplegaron barcos y aviones de guerra estadounidenses.
Jrushchov dirigió un mensaje a Kennedy el 24 de octubre: ” (…) la URSS ve el bloqueo como una
agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen”; pero en las primeras horas de la mañana, los
buques soviéticos disminuyeron la velocidad y regresaron o alteraron sus rutas.
El 27 de octubre un avión espía U-2 fue derribado por un proyectil SAM, disparado por los soviéticos
desde una de sus bases, cuando sobrevolaba la isla, aumentando aún más la tensión. Sin embargo, el
mismo día, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles
nucleares en Cuba, a cambio de la garantía de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una
invasión a la antilla caribeña, además, también debería realizar el desmantelamiento de las bases de
misiles nucleares estadounidenses en Turquía.
Después de continuas negociaciones secretas, de las que estuvo excluido Castro, Kennedy aceptó. Este
acuerdo se conoció más tarde, ya que Kennedy lo firmó con la condición de que ni la no invasión a Cuba
ni el desmantelamiento arriba mencionados, llegaran a ser de público conocimiento en al menos 6 meses.
De esta forma se puso término a la crisis sin dar muestras de debilidad ni de derrota por ninguna de
ambas potencias.
Se creó el llamado teléfono rojo, línea directa entre la Casa Blanca y el Kremlin, con el fin de agilizar las
conversaciones entre ambas potencias durante períodos de crisis.
El 29 de octubre Nikita Jrushchov envió a Fidel Castro un informe de los términos del acuerdo soviético-
norteamericano sobre Cuba.

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