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Folio 7 sn

Rehusò el Autor su elogio, y proveyò Dios de papel ociosò


en su escrito, que ocupó en alabança de uno, y otro Cometa,
original, y retrato cierta Musa prorumpiendo en esta
fantastica Poetica.

PUes dexa el libro campo à elogios libre,


Mas que por eleccion por contingencia.
Alto. Corra de Euterpe en la cadencia
Libre del Sol, y el mar á el escarmiento,
De la feliz laguna al sacro rio.
Y del Naguense Guadalupe al Tibre
(A pesar del sagrado encogimiento
De su Autor no eloquente, mas que pio
Eusebio * que felice piedad suena,
Verde observancia, ò religion amena)
O crinito lucero la alta fama
De la eloquencia, que peinò tu llama,
Huesped de nuestros ojos lunas quatro
Annuas porciones de distinćto Henero,
De ochenta aquel, de ochenta y uno aqueste,
Quanta jornada bella
De ambos orbes à el publico theatro
Util, como elegante passagero
Representa ste, quantos desdengaños
A los futuros, y presentes años;
En tu papel celeste,
Quandi de barba, quando de cabello,
Con mas, ò menos vello
De

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De tu esplendor, semblante.
Qunato hasta agora ignora el caminante;
Si serà con estrella, ò sin estrella;
Te observò; sin perder tu errante huella
En esse Alcazar del Señor del dia
No menos luz allà, que acá poesía,
La de igual genio pia
Que sin segunda urania
Superior Musa á par de su Almenia.
No dudo cresca al buelo de su pluma
Aplausos, y memorias tu plumaje
(parte de Venus, y el Sol desgaje:)
No ya como la espuma
Cuya estribada en aire crespa altura
Dura sus pompas lo que el soplo dura
Verte dexaste sobre Soles ciento
Impresso en esse azul papel del viento:
Segun tu vida computó luciente
O clausula de cuna à monumento
Tu celeste piadoso decribiente.
Pero que son los numerosos dias
De la edad luminosa
Que antes, y en post del Sol lograste ufana,
Estrella de igual noche, que mañana
Avida à su influencia generosa?
Cien Orientes, que pechan cien Ocasos
Vida escasa, honor poco, pompa breve
(Aunque en essa Colonia esclarecida
Ha-

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Haziendote mas crin con mayor vida


Ayas pacido á Ethone establos nueve.)
Con los que al Phebo de mejores pias,
Que en volumen menor lucientes passos
Sin perderte una huella
Te contó, y sumar hizo à tu hermosura
La que no illuminaste; edad futura,
Corriendo por el Orbe à tus olvidos,
Que á tu luz se daràn por bien corridos.
De infortunios no origen, sino amago
Si al fin te discurrió, no ayas sospecha
De menos acceptable,
No de plausible menos;
Quando hipocrita aziago
Entre los rayos de tu luz serena
A lo inevitable solo formidable,
Bien qual grito sin voz rayo sin truenos,
Feliz te contemplò del arco flecha
De aquel inescrutabel amor, que quiere *
Muera ninguno, en fee, de que el no muere.
O qual favor en si, si acá sentencia
Del justo acuerdo de su amante audiencia,
Que al terco delinquir de los mortales
Yntenta bienes, comminando *males.

* S. Basil. Mag. superiltud Ezechielis: 33 V. II.


Vivo ego: Qui haber vitam non vule moria peccatoris.
*Vt fugiae à facie arcus Psal. 59 v. 6

Soneto de sor Juana dedicado a Kino

Aplaude La Ciencia Astronómica


Del Padre Eusebio Francisco Kino,
De La Compañía De Jesús,
Que Escribió Del Cometa
Que El Año De Ochenta Apareció,
Absolviéndole De Ominoso

Aunque es clara del Cielo la luz pura,


clara la Luna y claras las Estrellas,
y claras las efimeras centellas
que el aire eleva y el incendio apura;

aunque es el rayo claro, cuya dura


produccion cuesta al viento mil
querellas, y el relampago que hizo de sus
huellas medrosa luz en la tiniebla obscura;

todo el conocimiento torpe humano


se estuvo obscuro sin que las mortaies
plumas pudiesen ser, con vuelo ufano,

Icaros de discursos racionales,


hasta que el tuyo, Eusebio soberano,

les dio luz alas Luces celestials.

Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas, (Editorial Porrúa, S.A.,


Mexico, 1972) 163.

Quintillas
NINGÚN cometa es culpado,
ni hay signo de mala ley,
pues para morir penado,
la envidia basta al privado
y el cuidado sobra al rey.

De las cosas inferiores


siempre poco caso hicieron
los celestes resplandores;
y mueren porque nacieron
todos los emperadores.

Sin prodigios ni planetas


he visto muchos desastres,
y, sin estrellas, profetas:
mueren reyes sin cometas,
y mueren con ellas sastres.

De tierra se creen extraños


los príncipes deste suelo,
sin mirar que los más años
aborta también el cielo
cometas por los picaños.

El cometa que más brava


muestra crinada cabeza,
rey, para tu vida esclava,
es la desorden que empieza
el mal que el médico acaba.

Sexta estrofa de SyG

Luego Autor, que al mundo inquieta


con cometas, y futuro
previene mal, mal Profeta
es, y de tal yo aseguro,
que siempre yerro cometa.

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