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Universidad Popular del Cesar

Trabajo
Sinúes y Taironas

Alumnas
Valentina Ochoa tres palacios

Yarima de la victoria

Saidi Barceló

Yilena García
Los Sinúes o Zenúes

Los Sinúes o Zenúes son un pueblo amerindio cuyo territorio ancestral está
constituido por los valles del río Sinú y el San Jorge y el litoral Caribe en los
alrededores del Golfo de Morrosquillo, en los actuales departamentos
colombianos de Córdoba y Sucre. El poblamiento del litoral Caribe colombiano
se inició hace más de 4.000 años. Hace 6.000 años los habitantes de la región,
moldearon la que hasta ahora es una de las más antiguas cerámicas conocidas
en América y combinaban la explotación de la pesca y la caza con la agricultura
intensiva de tubérculos. ∞ Por ser zona con abundancia de agua, desde
aproximadamente 200 a. C. en adelante, los sinúes formaron una especie de
sociedad hidráulica que construyó un sofisticado sistema de canales de
drenaje, que les permitía controlar las inundaciones y adecuar extensas zonas
para las viviendas y especialmente para los cultivos. El sistema, que fue
expandiéndose progresivamente, llegó a cubrir hasta 500.000 hectáreas de
suelo cenagoso sobre el año 1000.

La orfebrería y la alfarería registraron un notable desarrollo, siendo muy


reconocidos sus adornos de oro fundido y batido. La filigrana la conseguían
mediante cera perdida. Esta civilización perduró hasta el siglo X.
En la época de la conquista española, los sinúes o sinúes, habitaban las sabanas
no inundables y tenían relaciones comerciales con sus vecinos de la serranía
de San Jacinto y de las riberas del río Magdalena. En el siglo XI se destacaba el
gran centro religioso de Finzenú, en el valle del Sinú, que estaba bajo la
dirección de una mujer que ejercía su dominio sobre varias poblaciones
aledañas. El Panzenú era la denominación del valle de San Jorge; y Zenufana el
valle del Nechí y el bajo Cauca, zona de producción de oro.

Economía

Sus principales actividades son la agricultura y la artesanía. Cultivan maíz, ají,


yuca, fríjoles, ahuyama, ñames, frutales como patilla, melón, mango, corozo,
guayaba y guanábana y usan diversas palmas, gramíneas y bejucos para
artesanías y construcción de viviendas. Una actividad adicional es la pesca.
Durante la Semana Santa, además de pescado, comen como plato especial la
"babilla” y la tortuga "hicotea" que a veces crían en pequeña escala.
Secundariamente cazan ñeques y aves como el cormorán o "pato cuervo" y
diferentes pavas.

Como artesanos se destacan en el trenzado en fibras vegetales para fabricar


sombreros y otros objetos, que actualmente son exportados a varios países. El
sombrero vueltiao se fabrica a partir de la fibra extraída de la "caña flecha". La
fibra de "napa" se usa para elaborar canastas, floreros, escobas, abanicos y
esteras.
Cultura

Dentro de las creencias actuales de los senú, la devoción a los santos ocupa un
lugar preponderante. San Simón Blanco, San Simón de Ayuda y San Simón de
Juego, son objeto de grandes fiestas anuales en las que los hombres se
disfrazan de mujeres. Otros santos, los “santos de piedra” permanecen en
urnas de madera a las que se les hace ofrendas permanentemente.

En la cultura Zenú, las mujeres fueron el símbolo de la fertilidad, sabiduría y


respeto. Los personajes femeninos eran representados con frecuencia en las
cerámicas y se colocaban en las tumbas de los muertos como un símbolo de la
fertilidad humana y agrícola. La presencia de estas estatuillas en las tumbas
simbolizaba la concepción y el Renacimiento en el inframundo, de la misma
manera que las semillas germinan y crecen. Así, las mujeres poseen una gran
importancia social y política. Cuando la cultura Zenú fue descubierta por los
españoles en el siglo XVI, el centro religioso de Finzenú en el río Sinú fue
dirigido por el Toto, un jefe femenino que gobernó varios pueblos cercanos.
Vivienda

Los asentamientos de los senú poseen en su mayoría, una plaza central


alrededor de la cual se disponen las viviendas, semejantes al tipo campesino
de la región, construidas con caña y palma, rodeadas de un patio. Estos
caseríos se forman a partir de los lazos matrimoniales entre dos o tres familias
que comparten un territorio. En las casas vive generalmente una pareja, las
hijas solteras y los hijos varones con sus respectivas familias.
La orfebrería

La técnica Semi-filigrana fue el rasgo característico de la decoración de la


orfebrería Zenú. Adornos de oro por lo general eran de una aleación con un
alto grado de oro. Aves acuáticas, caimanes, peces, gatos, ciervos y otros
animales representaban a sus fuentes de alimentos, así como elementos de su
cultura.
Los Zenúes en las montañas de San Jacinto

Los grupos de Zenúes relacionados con la orfebrería, comercio y navegantes


Vivian durante la época de la conquista española en las montañas de San
Jacinto y en las orillas del río Magdalena. Se distinguieron, de los zenúes de
tierras bajas ya que ellos no utilizan los cementerios y túmulos funerarios, sino
que enterraban a sus muertos en grandes hoyos debajo de sus asentamientos.

A diferencia de los orfebres de los valles fluviales, estos orfebres utilizaron


aleaciones de oro que contenía una cantidad relativamente grande de cobre.
Estos fueron los objetos de uso masivo. Para dar a la superficie de estos
objetos una apariencia dorada los sometieron a un proceso de calentamiento
químico que disolvía el cobre en la superficie, mientras que el oro brotaba a la
superficie.

Una característica típica de los objetos producidos en las montañas de San


Jacinto es la representación de escenas, tales como patos sentados en ramas,
un felino lucha con un cocodrilo, o un hombre sosteniendo las garras de un
ave de presa, estos representan un rostro humano y un tocado parecido a la
cresta de un pájaro, con el cuerpo de un animal de un área pantanosa, como
un pez, un lagarto o un crustáceo.

Algunas características de su orfebrería eran exclusivas de los habitantes de


las montañas, pero sus trabajos estaban estrechamente relacionados con la
de los Zenúes de los ríos. Las montañas de San Jacinto, pudo haber sido un
importante centro de producción de orfebrería.

Textiles y cestería

Los textiles precolombinos de mimbre de la cultura Zenú están perdidos casi


por completo, pero las herramientas que utilizaron para la producción de estos
artículos, tales como agujas y husillos de hueso, conchas y cerámicas que
hicieron sobreviven. Las mujeres fueron retratadas en largas faldas tejidas con
una variedad de patrones.
Los Taironas

El noroccidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, fue


habitado desde el año 200 d.C. hasta la Conquista por agricultores y artesanos
de la piedra y el metal que aprovecharon los recursos disponibles desde el mar
hasta las nieves perpetuas, a quienes se les denomina la nación Tayrona.
Los Tayrona contaban con una compleja organización sociopolítica, y con un
avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que se refleja en los
restos de grandes obras líticas, plantas de habitación, caminos, muros de
contención, escaleras y puentes.

Inicialmente asentados en el litoral, se expandieron luego hacia las zonas altas


donde construyeron ciudades de piedra. Su historia prehispánica comprende
los períodos Nahuange y Tayrona. Actualmente habitan allí los koguis, wiwas,
ikas y kankuamos.
Ubicación geográfica de los Taironas

La Sierra Nevada de Santa Marta localizada en la parte


norte de Colombia, es un macizo montañoso, aislado del sistema de los Andes.
La variada topografía de la Sierra Nevada, produce gran diversidad de
condiciones ecológicas, radicalmente diferenciadas de las que presentan las
regiones adyacentes, e influye sensiblemente en las condiciones climáticas de
una gran parte de la región caribe del país.
Los Tayronas se situaron entre el nivel del mar y una altura aproximada de
2.000 metros, principalmente en la zona de Santa Marta, cerca del río Bonda
y a lo largo de los ríos Ariguaní, Cesar y Ranchería, también en los valles de los
ríos Palomino y Buritaca.

Viviendas

Las casas Tayrona eran admirablemente


construidas, en forma de enormes cabañas de madera o bahareque con
techos de paja y de palma, por lo general, de forma cónica, y que por su
elaboración se deduce que fueron excelentes carpinteros. Las puertas eran
adornadas con caracoles colgados de hilos, los cuales, soplados por el viento
producían un armonioso sonido. Su mobiliario era de espartos y de cañas, y las
esteras que tendían en el suelo eran tejidas y pintadas con muchos y variados
colores. En los tapetes de algodón dibujaban figuras de animales, como tigres,
águilas, y serpientes.
Las viviendas Tayrona se construyeron sobre terrazas artificiales a las que se
llegaba por caminos o escaleras de piedra.

Vestidos y adornos cultura Tairona

En sus trabajos los Tayrona acostumbraban estar casi desnudos. Pero cuando
salían de sus faenas usaban trajes de telas firmes de algodón. Las mujeres,
además de la falda, se echaban sobre la espalda una especie de chal o
pañolón de tela blanca. Hombres y mujeres se adornaban con joyas de oro,
penachos de plumas y mantas pintadas, adornadas con cristales de cuarzo,
coralina, jaspes y otras piedras engarzadas en oro.

Los Tayrona fueron hábiles en el arte plumaria; de plumas de papagayo, de


pavas y otras aves hicieron diademas, penachos, capas como mucetas, flores,
rosas, vestidos de colores vistosísimos, abanicos; inclusive mantenían en
cautiverio guacamayas y tominejas para extraerles el plumaje cada año y
utilizarlo en sus trajes de ceremonia.

Encima de tan lujosa indumentaria se ponían sus joyas de oro, consistentes


en narigueras, chagualas como patenas o medias lunas, petos, collares de
caracoles y cuentas. Para las mujeres había, además, brazaletes, ahorcadas y
gargantillas.
Agricultura
Los Tayrona eran excelentes horticultores y, favorecidos por la diversidad de
sus climas, pudieron cultivar e intercambiar casi todos los frutos que se
cosecharon en Precolombia. En ninguna otra cultura de nuestro territorio
aparecen tan claros los procedimientos para mantener la fertilidad del suelo,
consistentes en terrazas que impedían la erosión de los suelos, ni otras
aplicaron tan hábilmente la irrigación artificial, conduciendo por canales el
agua de los ríos hasta sus sementeras.

Como no tenían rebaños, sino que vivían principalmente de vegetales y frutas,


su vecindad al mar determino para los Tayrona una alimentación a base de
pescado, mientras que sus montañas les dieron cuantiosa cacería de venados
y aves como paujiles, tórtolas y pavas. También el mar les suministraba la sal,
no sólo para condimentar sus alimentos, sino para conservar el pescado seco,
del cual hacían comercio con las tribus que les proveían de oro.

Complementaban su nutrición con la miel de abejas, que supieron cultivar con


gran esmero y en abundancia tal, que cierto soldado español contaba haber
visto en tierras Tayronas hasta 8.000 colmenas. De frutas y granos supieron
fermentar muchas clases de bebidas embriagantes.

Armas Cultura Tayrona


Sus principales armas eran arcos, dardos, flechas y macanas; también tensores
de arco, flechas silbantes y flechas incendiarias con las puntas envueltas en
algodón que disparaban ardiendo. Las puntas de los dardos eran de madera o
de espina de raya y estaban generalmente envenenadas. Empleaban también
piedras como proyectiles.

Eran tan buenos tiradores que, teniendo que alcanzar un blanco a distancia,
arrojaban las flechas a lo alto para que al caer se clavaran en su enemigo.
Tenían cerbatanas curiosísimas que, con sutiles flechas, mataban toda clase de
aves.
Cerámicas

La mayor parte de los estudios arqueológicos actuales referentes a esta área


señalan que la cerámica que se conoce como clásica Tayrona procede de una
época protohistorica muy próxima a la conquista denominado periodo
Tayrona II. Según una clasificación general de la cerámica, se pueden
reconocer tres tipos característicos que se distinguen fácilmente por su color
negro, rojizo o habano.

En cerámica roja aparecen principalmente vasijas culinarias y de


almacenamiento más bien toscas, urnas, copas grandes, platos y vasijas en
forma de copas para macerar alimentos. Algunos de estos recipientes están
decorados con incisiones de puntos, rayas, muescas e impresiones angulares,
y otros presentan caras humanas modeladas en la parte superior.
En la cerámica negra las formas son muy variadas, y algunas de ellas tuvieron,
sin duda, carácter ceremonial. Por lo general, el color de la superficie externa
es negro brillante, mientras que el de la pasta es el mismo de la arcilla. Las
vasijas más características son las siguientes: copas, que varían mucho de
acuerdo con sus elementos constitutivos, base, cuerpo y cuello; vasijas
globulares sencillas, con una cabeza o dos cabezas pareadas de animales
adosadas al vientre; vasos de cuello alargado, que a veces lleva una efigie
antropomorfa elaborada con una técnica mixta de modelado, pastillaje e
incisión. También aparecen silbatos con representaciones humanas que
muestran personajes ricamente ataviados, los cuales llevan máscaras, coronas
e insignias de mando. La decoración adicional consiste en incisiones poco
profundas.

Se han hallado urnas, sillares ofrendatorios de más de un metro de altura en


forma cilíndrica y esférica decorados con figuras zoomorfas o antropomorfas;
cantidad de pitos, vasos, ocarinas, platos, jarras, alcarrazas, etc.; en las cuales
se puede observar un gran dominio de técnicas como la firmeza de su pasta,
la perfección de su acabado y la variedad de estilos.

Orfebrería
Se considera que el desarrollo de la orfebrería Tairona estaba en pleno apogeo
en los comienzos del siglo XVI ya que poseían bastantes talleres de fundición,
cuando los aborígenes tuvieron el primer contacto con los españoles.
La orfebrería Tairona se caracteriza por la perfección técnica que lograron al
elaborar sus trabajos; emplearon la fundición a la cera perdida
complementado con el martillado, el repujado, la soldadura y la fundición en
moldes abiertos o cerrados.

En la metalurgia Tairona, los objetos son variados en cuanto a la forma y a las


técnicas empleadas en su elaboración. Existen figuritas fantásticas que llevan
grandes atavíos de plumas y máscaras de felinos; hay aves y reptiles, discos
repujados, cascabeles,brazaletes, narigueras y otros objetos, en su mayor
parte hechos de cobre dorado o de tumbaga.

Tallado en Piedra Taironas


Los Taironas trabajan admirablemente la piedra, no solo para extraer y labrar
grandes bloques destinados a las obras públicas, sino también para
confeccionar objetos de culto o de uso común, como bastones ceremoniales,
máscaras, hachas rituales o utilitarias, cinceles, piedras y manos de moler,
cuentas para collares o para fijar a los vestidos, pendientes, placas colgantes y
rodillos para estampar tela. Para la elaboración de todos estos objetos
emplearon principalmente granito, esquistos, cuarzo, comalina, jadeita y
nefrita, entre otras.

Periodo Nahuange Tairona

En la orfebrería Nahuange
sobresalen las piezas martilladas en aleación de cobre y oro, denominada
tumbaga.
Periodo Tairona

La figura del hombre transformado en murciélago puede verse en pectorales,


colgantes y campanas metálicas, en remates de bastón tallados en hueso y en
objetos de cerámica.

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