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Distribución, Reconocimiento y Desigualdades

Enfoque de Capacidades y Vulnerabilidad

Independiente del tipo de vulnerabilidad de la que estemos hablando, la idea de


encontrarse en una condición de vulnerabilidad es estar privado de algo, y de que esa
privación amenaza la “posibilidad de una vida realizada”. Ahora, cabría preguntarse ¿qué
es eso que llamamos una vida realizada y cuáles son sus condiciones de posibilidad?
Habría que armarse una imagen de las cosas que nos llevan a vivir una vida, como se dice,
plenamente humana. (…) Algunos dirán que se trata de alcanzar cierto nivel de bienestar
(…) otros dirán que se trata de tener los medios materiales o recursos suficientes. Sin
embargo, creo que una de las formas más prometedoras de pensar la vida plena -y de las
barreras que la impiden a las que somos vulnerables- es el enfoque de las capacidades.

El principio del enfoque de capacidades es que deberíamos preocuparnos por


asegurar las capacidades de las personas individuales, en contraposición a otros enfoques
que proponen maximizar el bienestar o garantizar cierto nivel de recursos1. Amartya Sen,
—el primero en elaborar este enfoque— nos define “capacidad” como las “combinaciones
alternativas que una persona puede hacer o ser: los distintos funcionamientos que puede
lograr” (Sen, 1996). Estos funcionamientos, podrían consistir en actividades (como comer
o leer) o estados de existencia o de ser (estar bien nutrido, ser reconocido como un igual).
En este sentido, la capacidad es la habilidad real para lograr seres y haceres
[funcionamientos] valiosos para la vida (Sen 2005; Nussbaum 2006, 70).

Ahora bien, hoy por hoy se difiere qué capacidades exactas son las más importantes
para la vida humana y cómo se podría hacer una lista de ellas. Martha Nussbaum, en
particular, ha propuesto un índice de capacidades humanas centrales que, según ella, son
comunes a todos los seres humanos en todas las culturas (Nussbaum, p. X). Así, uno podría
asumir que existe algo así como un núcleo central de la vida humana definido por cierto
nivel de capacidades mínimas por debajo del cual nadie debería encontrarse ya que —entre
otras razones— implicaría la ausencia de una vida “auténticamente humana” (Nussbaum,
Fronteras. p. 87-89). Por lo anterior, es evidente que estas capacidades nos darían a su
vez ciertas luces para identificar aquellos casos que sería acertado describir como casos
de vulnerabilidad. A continuación, presento la lista (incompleta y no fija) de capacidades
humanas básicas de Nussbaum:
1. Salud física: entendida como “poder mantener una buena salud, incluida la salud
reproductiva; recibir una alimentación adecuada; disponer de un lugar adecuado
para vivir”.
2. Emociones: “Poder mantener relaciones afectivas con personas y objetos distintos
de nosotros mismos; poder amar a aquellos que nos aman y se preocupan por
nosotros.”
3. Razón práctica: “Poder formarse una concepción del bien y reflexionar críticamente
sobre los propios planes de la vida”, lo que implica la “protección de la libertad de
conciencia y de la observancia religiosa.”
4. Afiliación: “Poder vivir con y para los otros, reconocer y mostrar preocupación por
otros humanos, participar en diversas formas de interacción social” y “que se den
las bases sociales del autor respeto y la no humillación; [ser] tratado como un dotado

1Para conocer en detalle el origen de este debate y los respectivos argumentos, véase Sen;
Anderson; Dworkin, Arnerson.
de dignidad e igual valor que los demás. Eso implica introducir disposiciones
contrarias a la discriminación por razón de raza, sexo, orientación sexual, etnia,
casta, religión y origen nacional.”
5. Control sobre el propio entorno: en términos políticos “tener derecho a la
participación política y a la protección de la libertad de expresión y de asociación” y
en términos materiales “poder disponer de propiedades (…) y ostentar los derechos
de propiedad, (…) tener derecho a buscar trabajo en un plano de igualdad con los
demás; no sufrir persecuciones y detenciones sin garantías.”
6. Otras Capacidades Más: tales como la integridad física; los sentidos, la imaginación
y el pensamiento; relación con otras especies y el juego.
Veamos cómo podemos identificar vulnerabilidades relacionadas a estas capacidades.
Ejemplos
Por esta razón, tales capacidades deben ser protegidas, tanto mediante los
derechos de primera generación (libertades políticas y civiles) como mediante los derechos
de segunda generación (los derechos económicos y sociales).

Mínimos vs Desigualdades (Focalización vs Universalización)

Estas capacidades deberían ser entendidas como mínimos bajos los cuales la
dignidad humana no sería respetada, por lo tanto, conseguir que las personas alcancen al
menos este umbral es de especial importancia para el punto de vista de la justicia
(Suficiencia. p. X). Lo interesante de este enfoque es que nos sirve para imaginar formas
posibles de vulnerabilidad que son resultado de la ausencia de [estos] mínimos sociales
[centrales para la vida humana]. Ejemplos: Si creemos que X es un mínimo, las personas
que no tienen X son vulnerables a todas aquellas cosas asociadas a la ausencia de ese
mínimo, tales como Y. En general, los teóricos de las capacidades suscriben, al menos
implícitamente, a una tesis de mínimos sociales en tanto requisitos para una vida digna.

Frente a lo anterior, uno podría preguntarse si acaso la atención por los mínimos
sociales deja de lado una preocupación por la desigualdad: ¿Acaso no tiene relevancia para
la vulnerabilidad también el hecho de que algunos tengan más que otros? Fernando Atria.
De este modo, si creemos que existe una diversidad de capacidades, y que todas son igual
de importantes2, entonces deberíamos ser sensibles a las diferentes lógicas distributivas
requeridas para asegurar los distintos tipos de capacidades centrales (Axelsen & Nielsen).
Capacidades relacionadas con necesidades biológicas y físicas (nutrición, aire limpio,
refugio, etc.) requieren asegurar un nivel mínimo adecuado, independiente del nivel que
tengan otros. Capacidades relacionadas con nuestra dimensión social, es decir, aquellas
necesarias para perseguir fines valiosos dentro de una comunidad o para relacionarse con
otras personas de manera apropiada (libertades políticas, libertad de asociación, no
dominación opresión, disfrutar de un estatus social lo suficientemente alto como para no
ser dominado por otros, etc.) requieren que todos disfruten de una parte más o menos igual
de estas capacidades porque su suficiencia depende de las capacidades de otras personas
o, al menos, de condiciones sociales externas (Axelsen & Nielsen).

2…most important aspects of a human life are “not commensurable in terms of any single
quantative standard” (Nussbaum 2006, 166). This means that one cannot make simple trade-offs,
and make up for a lack in one central capability by giving someone a larger amount of another
(Nussbaum 2006, 167).
Por lo anterior, podemos distinguir entre vulnerabilidades producto de ausencia de
mínimos y vulnerabilidades producto de desigualdades existentes3. Por supuesto que en la
realidad ambas pueden estar vinculadas y que no son casos mutuamente excluyentes. El
punto central aquí es que, si nos preocupa la vulnerabilidad, nos debería preocupar también
todas las desigualdades que impliquen sufrir de algún mal al que ciertas personas o grupos
son vulnerables. ¿Cuáles son esas desigualdades? ¿Qué capacidades necesita de niveles
más o menos iguales de un bien para todos? Si la capacidad de perseguir fines comunitarios
(afiliación) o poder participar de la deliberación pública (control sobre el propio entorno) son
consideradas capacidades humanas valiosas, es razonable pensar que es necesario
garantizar un igual nivel de libertades políticas, religiosas y civiles para todos sin distinción.
Por el contrario, otorgar a algunos grupos derechos de voto desiguales, o una libertad
religiosa desigual, no sólo es no tratar a todos con igual dignidad, sino que es colocarlos en
una posición vulnerable a la marginalización e, incluso, a la subordinación.

Existen otro conjunto de capacidades cuyo valor es muchas veces simbólico, a tal
punto que permitir a un grupo disfrutar de un nivel superior de esas capacidades transmite
un mensaje de estatus superior frente a aquellos ubicados en posiciones inferiores. Y este
mensaje, además de ser irrespetuoso, puede en el tiempo afectar gravemente actitudes
importantes para la agencia tales como el auto respeto o la autoestima. Por ejemplo, en un
contexto de economía capitalista, donde el dinero es considerado un valioso símbolo de
estatus, serán los pobres quienes resultarán vulnerables al menosprecio clasista y si,
además el dinero es un símbolo de poder, quienes no tienen son vulnerables frente al poder
de los que sí tienen. Adicionalmente, uno podría consultar estudios que muestran cómo la
salud se ve afectada por las desiguales posiciones sociales de las personas. Michael
Marmot, por ejemplo, muestra que el nivel de salud de las personas está en un grado
significativo influenciado por sus oportunidades de participación social en comparación con
sus conciudadanos (Marmot 2004). Quizás en Chile podríamos decir lo mismo respecto a
la educación.

Los ejemplos anteriores muestran que, en definitiva, las desigualdades de estatus


vulneran la posibilidad de perseguir una vida realizada debido al poder que tienen unos
sobre otros, lo que nos lleva nuevamente a la noción de dominación4. Volviendo al ejemplo
del dueño del pozo de agua, es claro que la razón que explica la relación de dominación
entre el agente A y B es la desigualdad: el dueño del pozo se encuentra en una posición
ventajosa frente al agente B por el hecho de tener más de un bien relevante —el agua. Por
supuesto que el bien que explica la dominación no tiene por qué ser recursos o dinero:
quien es migrante, en un país con desiguales libertades políticas y civiles a favor de los
locales, es igual de vulnerable a la dominación y todo lo que eso implica. De todas formas,
es evidente que una preocupación por aquellas capacidades humanas —que identificamos
como centrales— cuya ausencia implica vulnerabilidad nos debe llevar también a tener una
particular sensibilidad por las desigualdades existentes.

Distribución y Reconocimiento

3 Por su puesto, también es posible que la preocupación por los mínimos sea acompañada por una
preocupación por la desigualdad por motivos que no tienen que ver con la vulnerabilidad. [A veces]
simplemente te preocupa la vulnerabilidad y la desigualdad sin que de por medio existan razones
comunes que justifiquen tal preocupación.
4 Social Equality: On What It Means to Be Equals
Otra ventaja del enfoque de capacidades es que nos permite analizar tipos de
vulnerabilidad respecto a otros asuntos distintos de los recursos u otros bienes divisibles.
Las capacidades de una persona son una función no sólo de recursos, sino que también de
patrones sociales de representación, interpretación y comunicación (Fraser). Respecto al
primero, aquello a lo que se es vulnerable guarda relación con cuestiones materiales
(económicas y/o de acceso a bienes). Respecto al segundo, aquello a lo que se es
vulnerable guarda relación con el no reconocimiento de aspectos de la propia identidad y/o
con la pertenencia a determinado grupo —étnico o culturalmente definido5 (Page, p. X). Los
términos "redistribución" y "reconocimiento", son las categorías más típicas para referirse a
estas ideas que, a su vez, se enmarcan en un debate respecto a la relación entre ellos; lo
que Nancy Fraser denomina “el dilema redistribución-reconocimiento”.

Las demandas de "redistribución" —provenientes de la tradición liberal rawlsiana de


finales del siglo XX— guardan relación con aspectos socioeconómicos tales como la
privación de bienes materiales indispensables para llevar una vida digna, la marginación
económica, etc. El nivel de recursos necesarios para evitar ser vulnerable en este sentido
dependerá de múltiples factores, entre ellos, factores individuales. Por ejemplo, los factores
individuales, tales como sufrir una discapacidad, influyen en la cantidad de recursos que
uno necesita para funcionar en pie de igualdad. Quienes no pueden utilizar sus piernas
pueden necesitar más recursos —sillas de rueda, medios de transporte adaptados— para
alcanzar un nivel de movilidad que sea comparable al de personas ambulatorias. El dominio
de las capacidades puede exigir una distribución de recursos desigual para efectos de
acomodar a los discapacitados.

Por otra parte, las demandas de "reconocimiento" —provenientes de la filosofía


hegeliana— guarda relación con aspectos culturales y simbólicos e implican la
revalorización de identidades irrespetadas y el reconocimiento positivo de la diversidad
cultural. Charles Taylor nos explica la relevancia de este concepto al afirmar que:
"El no reconocimiento o el reconocimiento equivocado... puede ser una
forma de opresión, que aprisionan a la persona en un modo de ser falso,
distorsionado, reducido. Más allá de la simple falta de respeto, puede infligir una
herida grave, que agobia a las personas con un menosprecio de sí mismas que las
inhabilita. El debido reconocimiento no es simplemente una cortesía, sino una
necesidad humana" (Taylor, 1992. p. 25).
Por ejemplo, muchas mujeres buscan superar los obstáculos internos que enfrentan a
menudo al internalizar las normas de la femineidad tales como el abandono de los intereses
propios por los de otros, la falta de confianza en las propias habilidades y baja autoestima
(Anderson, 1999). Los discapacitados buscan reconfigurar los espacios públicos para que
ellos sean accesibles y adaptar las situaciones de trabajo a sus necesidades, de manera
que puedan participar en actividades productivas (Anderson).

Sin embargo, redistribución y reconocimiento hacen una extraña pareja. El ejemplo


de grupos discapacitados revela que, como ellos, habrá grupos que necesitan de ambas
políticas o, en nuestros términos, son grupos vulnerables tanto por carencia de recursos
materiales como por su no reconocimiento. Más aún, se suele argumentar que las razones

5
En el mundo real, desde luego, las economías de lo cultural y lo político se encuentran
siempre entrelazadas y prácticamente todas las luchas contra la injusticia, bien entendidas, implican
exigencias de reconocimiento y de redistribución. No obstante, para efectos heurísticos, las
distinciones analíticas son indispensables.
que nos llevan a considerar a una persona o grupo como materialmente vulnerable son, en
realidad, debido a razones de reconocimiento (Honneth): las carencias y/o desigualdades
materiales serían —como ya hemos visto en los ejemplos de dominación— resultado de no
reconocer al otro como teniendo igual estatus moral ni como alguien “que es fuente legítima
de afirmaciones y pareceres sobre su propio destino” y, por tanto, como alguien que no
debe ser objeto de humillación ni menosprecio (Page. p. X). Otros argumentan que las
políticas de reconocimiento y las de redistribución están en mutua tensión por tener
objetivos contradictorios, lo que dificulta aquellos casos donde se necesitan de ambas
políticas (Fraser). Mientras que las primeras tienden a promover la diferenciación de los
grupos, las segundas tienden a socavarla. En cualquier caso, vemos que tanto la distinción
entre ambos términos —distribución y reconocimiento— como sus vínculos y tensiones son
importantes para abordar la vulnerabilidad.

**Capacidad y Status: Además de destacar el andamiaje relacional y social


necesario para la autonomía, algunos teóricos relacionales afirman que la autonomía es
tanto una capacidad como un concepto de estatus y que estas dos dimensiones de la
autonomía están entrelazadas. Llevar una vida auto-determinada requiere no solo tener las
capacidades y oportunidades para hacerlo, sino también con respecto a uno mismo, y ser
reconocido por otros, como tener el estatus social de un agente autónomo. Debido a que
esta dimensión de estado de la autonomía se constituye intersubjetivamente en las
relaciones sociales de reconocimiento, es vulnerable a las fallas o negativas de los demás
para otorgarnos el reconocimiento apropiado en una variedad de esferas diferentes: por
ejemplo, en nuestras relaciones interpersonales; en el trabajo y en las instituciones de la
sociedad civil; y como ciudadanos que están protegidos y sujetos a las instituciones del
estado.

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