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Manejo de fauna silvestre EOSIN 4 acelerada transformacion de Jos ecosistemas naturales, 1 explotacién excesiva de espe- fies, la perdida de la biodiver- sidad y la contaminacién han generado tuna crisis ambiental de proporciones desconocidas y sin precedentes en Ia historia (Ehrlich 1988; Ehrlich y Ehr- lien 1981, 1992; WRI, IUCN y PNUMA 1992) Desde hace casi cien aflos, diversos {grupos de académicos, especialmente los Di6logos, se han esforzado por llamar la atenci6n sobre estos problemas. Sin em- Dargo, hasta hace muy poco (en un mo- mento en que la crisis se ha vuelto alarmante), su voz se ha hecho escuchar con tal fuerza, que la sociedad en su con- junto empieza a tomar conciencia y se perfilan cambios que permiten hacer frente a esta crisis. La deforestacion, Ia erosion de 10s suelo, la extincién de especies de flora y fauna, los cambios en el régimen hi- Arico y cimstico, tanto a nivel local co- ‘mo global, son procesas que modifican sustancialmente 1a dindmica natural y la estabilidad de a vida en el planeta, incluyendo la del hombre. El empobiecimiento y disminucion de 1a calidad de vida, ta hambruna y la desnutrici6n, son solo algunas de las consccuencias del uso inadecusdo que el hombre ha hecho de los recursos na- turales de los que depende. Los ciemtificos, 1os economstas y los politicos; la sociedad en su conjunto, deberdn asumir esta responsabilidad con el fin de permitir que la vida conti- ‘Alvaro Mirands: Ceatro de Ecologi, UNAM. nie en el planeta tal y como la conoce- ‘mos. Unicamente nuestra capacidad po- ra detener y revertir los procesos de dcterioro det ambiente puede hacer frente a esta situacion. Para ello debe- mos disefar y adoptar nuevas pautas de comportamiento y estrategias de ‘so, conservacin y manejo de los re- El manejo de recursos naturales ea general, y el de fauna silvestre en part- cular, n0 es algo nuevo, Son actividades que nos han acompanado desde el ini- co de la historia del hombre, pero que han cobrado una nueva dimension a Isla Rasa, Golfo de California NAESPECIALMAYOID9S pari de este siglo. El manejo forma parte del lenguaje comin entre acadé- micos y profesionales, entre artistas © intelectvales, y también, entre los poll- ticos. El concepto ha sido més utilizado en el discurso que en la préctica, cvan- do este no s6lo deberia formar parte de nuestro ienguaje, sino también de nuestro actuar cotidiano. {Qué detemos entender por mane jo?, Cquién usa y se beneficia de éste?, qué sos se le da?, Lqué enfoques se pueden adoptar?, Zul es su propésito Y cuales son las acciones concretas para realizario?, ccudles los principios te6ri- 103 ‘cos y las técnicas de manejo? son algu- nas de las preguntas que se intentan abordar en este ensayo, ‘Tres palabras, un solo concepto Definiciones de manejo de fauna sibes- ‘tre hay tantas como libros se han escri- 10 sobre el tema. Es cast obligido que el primer capitulo de estos libros sea dedicado a la pregunta cqué es el ma- njo de fauna sivestre? Por io tanto, mds que buscar dar ‘una definicién, trtaremos de interpre tar y comprender el verdadero signifi- ado del concepto de manejo de fauna silvestre, Para ello habria que empezar por determinar con precision lo que entendemos individualmente por mane- jo y por fauna sikestre. La definici6n de manejo se refiere a Jas acciones que se realizan para mani- pular un objeto con la finalidat de ser- Virse 0 aprovecharse de él, lo que nece- sariamente incluye, como objetivo, obtener un beneficio. En cuanto a fauna silvestre, quisiera referirme a las diversas definiciones que existen, La ms difundida, es aque- Mla con Ja eval la mayorta de la gente signa a la fauna silvestre, y compren- de solamente las especies animales que vivien en el campo y son objeto de ca- za —principalmente algunas especies ‘de aves y mamiferos. La fauna silvestre también ha sido ‘definida desce un punto de vista juridi- 0, dependiendo de ta poltica de admi- nistracién de los recursos naturales de cada pats. La Ley Federal de Caza (4952) y la Ley General det Equilibrio Eool6gico y Ia Protecci6n al Ambiente (4988) son, en el caso de México, las instanciss legales donde se encuentra definido en términos juices lo que se considera como fauna silvestre. Cada tuna de estas leyes es diferente y refleja cl pensamiento del momento historico cen el que se formul6. Estas definiciones son limitadas por- que excluyen, ya sea por defiaicién © por disposiciones operatives, a la fauna Acuitica y a la mayor parte de la fauna terrestre, considerando sinicamente tas especies de interés cinegético, comer- alo de conservaci6n. Sin embargo, existe una tervera de- finicién, en la cual se considera a 1a fauna silvestre desde una perspectiva académica. En ella se plasma la version 104 més completa, por lo que serd la que emplearemos en este ensayo. El con- cepto académico define a la fauna sil vestre como todas las especies anima- les, terrestres y acustieas, vertebrados ¢ invertebrados, que viven en estado sil- vestre, sujetas a los proceses de seles- ion natural, o también a las que no han sido domesticadas y se encuentran bajo control temporal det hombre (Al- cerreca, ef al, 1988; Ceballes y Miran- 6a, 1992), En esta variedad de interpretaciones Podemos observar que el manejo de la fauna silvestre involucra diferentes en- foques: social, poltco, juritico, admi- ristrativo y cielifico-académico, El concepto de manejo implica en- tonces satisfacer las necesidades de wo ¥ proporcionar lor beneficios que da la fauna silvestre, considerando para su ‘manejo los principios biol6gicos y eco- Ibgicos a los cuales esté sometida, con Ia finalidad de responder a las expecta- tivas que la poblacién humana tiene y ‘demanda de ella. En otras palabras, el manejo podria ser entendido como el 10, proteccién y control planificado de Ja fauna silvestre por medio de la api- ‘acion de los principios ecoligicos. ‘Como se mencion6 anteriormente, 41 concepio académico hace referencia 1 Ia fauna acustica como parte de la fauna silvestre. Sin embargo, en este ensayo no se aborcaran las pesqueris, ya que su desarrollo ha sido muy am- plio ¢ independiente del testo de la fauna y su tratamiento requiere de un analisis por separado. Usuarios benefictarios dela fauna ‘Tradicionalmente Ia demanéa de utili zacién y manejo de ta fauna sivvestre hha sido asociada a algunos sectores de la sociedad, considerados coaswnidores, como son los cazadores, pescadores (comerciales y deportves) campesinos, indigenas, industriales, agricltores, co- Ieccionistas y cientficos, entre muchos ‘otros, Sin embargo exist: otto grupo de ‘suarios, 10 consumidores divectos (cuya representacién es igual o mayor que la de 10s anteriores y se incrementa dia con fa), 105 cuales ante 1a aceleraca transformacién del medio ambiente y el deterioro de la calidad de vida, se han ‘organizado como grupos sociales que demandan un manejo de Ia fauna sil vestre para satisfacer sus necesidades. Entre éstos podemos mencionat los afi ccionados a la observacion de aves y ‘ots animales, turistas,fotdgrafos, eco- logistas y conservacionistas. ‘Dado que el objetivo final del ma- ricjo es la obtencién de un heneficio, ‘existe un tercer grupo —el més amplio ‘de todos— que aunque no demanda pablicamente su necesidad de manejo, no debe ser exciuido. Me refiero a dda uno de los hombres que habiten 1a Tierra, que de forma directa o incirec- ta reciben los beneficios de ta exis- tencia de a fauna silvestre como un ‘componente indispensable para el man- tenimiento y regulaciin de los provesos ecoldgicos que hacen posible a vida en el planeta La cantidad y ta variedad de usua. rios, consumidores 0 no consumidores, es variable entre los habitantes de un pais y entre los diferentes pafses. To- ‘mando en consideraciGn esta ascvera- ida no es adecuado adoptar los mode- los de manejo de fauna de sociedades como Ia estadounidense 0 la europea, ppara aplicarlos a un pafs como México © cualquier otro de Latinoamérica. El ‘uso de la founa en sociedades relat ‘mente homogéneas en cuanto a sus de- ‘mandas en la utilizaciOn de este recur- 0, requerirs de pocas alternativas. de ‘manejo. Por otra parte, sociedades co- ‘mo la nuestra 0 1a de oiros paises en desarrollo, hacen un uso més heterogé- neo de fa fauna silvesire. Por esta raz6n, se deben proporcionar mayor cantidad de alternativas de manejo, adecuadas a cada uno de los grupos de Por ejemplo, el uso de 1a fauna si ‘vesire en pafses como los Estados Uni- os, se concentra en la actividad cine Bética, pesca deportiva y turismo. En México, sin embargo, ademés de estas existe una fuerte demanda entre los grupos indigenas y campesinos, quienes vutilizan Ia fauna como una fuente alter- nativa de alimentaciGn, 1o eval convier- te a la caceria de subsistencia en un elemento importante para el manejo, ademas del carécter religioso y artesa- nal de este recurs. Hay que tener presente que tanto las formas de utilizacion como 10s ‘svaris, son dindmieos en el tiempo y en el espacio. El manejo, por lo tanto, debe ser flexible y susceptible de adap: tare a estos cambios, Escalas en el uso de Ia fauna silvestre Existen dos grandes formas de vtilizar Ja fauna silvestre: i) como animales muertos (bésicamente para alimento, obtencién de productos no comestibles, © como deporte) y, ii) Ia wtilizacin de animales vivos (como mascotas, anima- Jes de laboratorio y de exnibicion). EL uso de la fauna silvestre como alimento, se puede realizar a diferentes exealas, Una de ellas ¢s fo que llama ramos caceria de subsistencia, y que ¢s practicada por una buena parte de les habitantes de los tamados pafses en desarrollo. En muchas regiones de La- \inoamerica esta actividad representa la mayor fuente de alimento para el con- ‘sumo individual 0 familiar de 10s habi- tantes a nivel local (Redford y Robi son, 1991). Por su parte, la caceria ‘comercial tiene como fin abastecer de ‘came y otros derivados a los metcados, local y regional, Son pocos los casos en ‘que la cacerfa comercial alcanza merca- ‘dos més amplios, como los nacionales o imtemacionales. Hasta ahora, s6lo Iss pesquerfasalcanzan todas las escalas. Para llegar a cubrir la demanda de ‘alimentos derivados de la fauna silves- tte a niveles mis allé del local, han desarrollado proyectos de granjas y ranchos donde se crian diversas espe- cies de interés, por ejemplo el ciervo rojo en Nueva Zelanda (Luxmoore, 1969), e1 venado cola blanca en Esta dos Unidos (Owen, 1977), 0 10s coco- dtilos (Blake y Loveridge, 1975; Bolton 1980; Lazacano-Barrero et al., 1988), las iguanas (Werner, 1991) y tepez- euinties en Centrozmerica (Smythe, 1951). La caverta deportiva se ha prac- ticado 2 todos los niveles, pero espe- cialmente so ha centrado, en palses donde hay especies de “eaza mayor”, para satisfacer la demanda nacional ¢ internacional El comercio de animales vis se ha \desarrolladoa gran escala en 1os émbitos local, regional, nacional e intemacional (Itigo-Elia y Ramos, 1991; Mares y Oje- da, 1984), La mayor parte de este comer- cio se cubre con animales capturados en sus dreas naturales de distnbucion, sin el conocimiento y 10s euidados necesarios para no causar sobrexplotacién 0 dafios irreversibesa ls poblaciones, comunida- desy ecosistemas. Diversos enfoques Dada la diversidad de necesidades, uses y funciones que desempeta la fau- 1a sivestre, las alternativas de mantjo también deberdn ser diverses y tendrin {que i cambiando conforme tas necesi- ades 10 exijan y los conocimientos ge- ‘ncrados lo demancen La preservacién, la conservaci6n y el ‘manejo, han sido propuestes como los tres ejes que deben regir la satsfaccién. de las demandas de 10s usuarios y be- rneficiarios de la fauna silvestre (Ander- son, 1991). La preservacién pretende mantener {racciones representativas de sistemas naturales relativamente intactos. Esta osicién ¢s la que ha dado origen a la Iayoria los parques nacionales en el ‘mundo. Se trata ms bien de una posi- «ion filosofica, compartida por mucha gente que piensa que la no interven- idn del hombre en estas éreas asegu- taré la permanencia de la fora y fauna 4 largo plazo, Sin embargo, sabernos que esas dreas practicamente no existen ¥ que la supuesta estabilidad de reas sin perturbar es cuestionatle (Dirzo y Miranda, 1990 y 1991; Redford, 1992). Una vision mas reduccionista¢ indi- vidualista de la preservacién, es el man- tenimiento de los organismos en par- ques zootSgicos y sus equivalentes, con J imperiosa necesidad de una constan- fe atencion humana para que éstos NoESPECALTMAYOI#S 105 Gopherasegestict puedan sobrevivit. A este mismo con- ‘epto se Ie ha llamado recientemente ‘conservaciOn ex situ (Frankel y Soulé, 1981; Wilson, 1983; Soulé, 1991), Hablamos de conservacién para re- ferimos al esfuerzo de mantener y usar (Gin ninguna manipulacion dirigida) 10s recursos naturales en forma sostenida, con la finalidad de hacerlos disponibles a fas generaciones futuras. La intensi- dad del aprovechamiento de los recur- 808 debe ser la adecuaca para permitit un rendimiento méximo sosteaido sin deteriorar los recursos ni el medio am- Diente (WAL, UCN PUMA, 1992). EY manejo, por su parte, se refiere a Ja manipulacion de las poblaciones y Jos habitats con Ia finalidad de obtener los beneficios y satisfacer tas demandas impuestas por la sociedad, Estos objeti- ‘vos s¢ pueden satistacer de tres formas: ji) incrementando el tamaito de la 0 las pobiaciones; i) removiendo o eliminan- do individuos de Ia poblacisn y ii) con servando © mantenicndo estables 1as podlaciones (Anderson, 1991: Sober6n, 1950). La maniputaciOn permite accle- rar y guiar procesos que la naturaleza no podria realizar © que le tomarfan demasiado tiempo. La conservacién ha tomado et papel principal en ta estrategia global a se- {uit para mantener la dindmica y 1a es- tabilidad de los procesos ecoldgicos, dando oportunidad al uso y manteni miento de la diversidad bioldgica (Qc, 1980; WRU, UCN y PUMA, 1992), 106 ‘Sin embargo, hoy en dia no ¢s posible pensar en la conservacién como la dni- ‘2 alternativa, No solo hay que mante~ rer lo que queda, también hay que re- vertir el proceso de deteriora a través de la restauraciOn de Iss poblaciones y Indbitatsaiterados, 10 cual se logrard @ través del manejo. La conservacion a largo plazo no se- 14 posible sin el manejo. De igual ma- era el manejo no seré posible sin ta conservacion. ‘Tres propésitos para el manejo ‘Como ya se mencion6, existen tres pro- pOsitos fundamentales en e] manejo de Ja fauna silvestre 0 de cualquier otto feeurso natural: i) incrementar; i) dis- minuiry ii) mantener. Dada la problemdtica de 1a erisis ‘eeoldgica y nuestra nevesidad de vtii- ‘acién de la founa silvestre, el propési- to de incrementar la o las poblaciones de las especies silvestres resulta sor muy claro. De hecho, es hacia este punto que el mancjo ha dirigido la ma- yor parte de sus esfuerzos y se han im Plementado y desarrollado 1a mayor Cantidad de programas. Enire ést0s se ineluyen los siguientes: programas para ineremento de ta fauna de interes ci- ‘negetico; programas para incrementar | production de especies que suminis- {ran algin producto, sea came, picles w ‘otros derivades; creaciOn de ¢riaderos de especies, como cocodriles y caima- NoESPECALTMAYOIO nes (Bolton 1980), venados, iguanas (Werner, 1991), ciervo rojo (Luxmoore, 1989), tepezcuintle (Smythe, 1991), tor. {gas marinas (Carr y Main, 1973; Cor. nelius et al, 1991), palomas de alas Dlancas (Purdy y Tomlinson, 1991), ‘aves eanoras y de omnato, entre muchos otros. E1 ineremento del numero d¢ indivi- ‘duos de una especie, implica, por lo general un esfuerzo de manipulacion muy alto, ya que debemos ir en contra de los principios ecol6gios que regulan ‘el tamafio dc las poblaciones. Para lo- ‘grar sobrepasar estos principios natu. rales a los cuales estén sometidos It ‘especies, ef manejo se enfoca a sumi- nisirar los recursos que limitan, en con- diciones naturals, el crecimiento de las poblaciones o a eliminar los factores ‘que las reducen. Dada ta complejidad, esfuerz0 y cos- to.que implica ir en contra de 10s prin- cipios naturales que regulan la densi- dad poblacional, se ha desarroliado otra linea de trabajo que busca el apro- vechamiento de 1a fauna silvestre, sin tener que i en conira de estos proce- 05 naturales. El mantenimiento se puede lograr conservando a las espe- ies en densidades similares a tas que estén en la naturaleza, sobre todo cuando ef uso que les vamos a dar es no destructivo —usvarics no consumi- ‘dores. Un ejemplo de esto seria el ma- fnejo de Jas mariposas monarca en ¢l ‘cual no interesa incrementar su pobla- ign, sino mis bien mantenera 3 largo plazo. Algo similar sucede con las fl encos en Yucatén. En los casos en que el uso es de ti- po destructivo 0 consumidor, también ‘€ puede aplicar ef mantenimiento de las poblaciones. Esto implica utilizar 1 recurso a una intersidad determinada ‘que permita sv aprovechamiento de forma sostenida y con un miéximo ren- imienio sin deteriorar 10s recursos nt ‘el medio ambiente. Este objetivo se ha logrado a traves de la cosecha sosteni- a de la fauna silvestre, como por «jemplo safaris en Zimbabwe (Hudson ef al, 1989), caimanes y capibaras en Venezuela (Ojssti, 1991; Thorbjarnar- son, 1991), patos silvestres (DUMAC 1980; Gustatson, 1985; Dallmeier, 1991), guanacos y vicufas (Franklin y Fritz, 1991; Rabinovien ef ol. 1985 y 1991), pericos (Thomsen y Brautigam, 1991), guacamayas (3. Soberén, com. pers), borrego cimarrén (Consejo Na- sional de la Fauna, daios 20 publica- 0s). El tercero de os propésitos det ma- rejo, el decremento, puede resultar contradictorio con los anteriores. Sin ‘embargo, dc disminuir el tamafo de al- ‘ganas poblaciones es un aspecto que el ‘manejo ha venido desempefiando desde ‘hace muchisimo tiempo. El control de lagas y depredadores es el més fre- ceuente. Algumos ejemplos de ello son: el control de roedores y otros pequetios ‘mamfferos (tales como tuzas, ardilla, ‘astore, armadillos, ratas y ratones, to ‘POS, conejos y liebres); de depreda- ores (como coyotes, zorras, lobos, ‘mapaches. zorrillos y comadrejas) (Hawthorne 1987); de especies ferales (animales doméstices que se tornan sal- vajes como gatos, cerdos y cebras, entre ‘oir0s), de aves que causan dafo a los cultivos y, por supuesto, ef contro! de ‘gran variedad de insectos cuyos efectos ‘en fa agricultura son por demas conoci- os. El control de plagas y depredadores debe hacerse a través del conocimiento rofundo de la ecologia y no solo de las téenieas de control. Esto evitara los abusos que han habido con muchas es- pecies, al considerarlas como plages, euando en realidad no lo son. Las tée nicas de control pueden ser muy sofisi- ‘eadas, desde el uso de trampas, armas e fuego, productos quimicos y modifi caciOn del habitat, hasta ef Hamad “control biol6gico” como ta introduc- i6n de les depredadores naturales de las especies plaga (Anderson, 1991; Gi- les, 1978; Hawthorne, 1987; Robinson y Bolen, 1984). Una visiGn integral Para llevat a cabo el manejo se ticnen ‘que considerar tres niveles: 1as pobla- Cones de especies animales; el habitat; ¥ los usuarios, consumidores y no con- ‘sumidores. Estos tres aspectos surgen irectamente del concepto de manejo ‘de fauna silvestre, consituyen una tri- logia inseparable, Ia cual debe ser inte- ractiva y balanceada, para lograr los ‘bjetivos deseados. ‘Los proyectos programas pocas veces alcanzan el éxito deseado debido a la ex- ‘lusin de alguno de los componentes de ‘sta trilogla 0 al desbalance entre ellos. EI manejo de las poblaciones es ¢ ‘que gencralmente recibe mayor aten: ign debido al interés por aprovechar tuna 0 pocas especies. Tambien es cier- to que manejar una especie resulta ser tun proceso complicado. Penser en dos, tres, 0 més especies simulténeamente, ‘Puede resultar imposible. Es aguf donds el manejo del habitat cobra su verdadera dimensién, ya que @ través de ¢1 podemos hacer un uso ms diversificado de la fauna. Exisien algunos ejemplos en donde s6i0 8¢ le dio importancia a la espe- cic, y se logr6 un gran éxito en su re- Produccién. Sin embargo, cuando se quiso dar ot siguiente paso —su pro- agacion a las dreas naturales— éstas ya no existian 0 sus condiciones se hhabian modificado a tal punto que no fue posible su restauracién. Es por es- to que si no se considera et hébitat, 1 manejo de poblaciones se verd li- mitado. E] manejo de los usuarios es el complemento obligado para consolidar ‘un programa. De alguna mancra esta préctica ha sido muy utiizada en algu- nas de las actividades cinegéticas. En de caza, 1as vedas 0 ta implementacion de calendarios como el cinegético 0 de ves canoras y de omato, son parte de Ja esirategia para manejar a los usoa- ‘ios consumidores. ‘También los usuarios no consumido- tes requieren ser manejados. En mu- has ocasiones el acceso incontrolado, ¢ uso intensivo, o la mala planiticacion de as actividades de los visitantes en reas de proteceiéa de flora y founa, es ta causa del deterioro y Ia pércida del atractivo que les dio origen. En este ca- $0 el manejo aislado de las poblaciones animales 0 del habitat no es suficieate para mantener la fauna, por Io cual de~ bbemos integrar a la gente en el manejo (Groom et al., 1991). Estos aspecios han cido desartolledos fuertemente por tn escuela de manejo de Estados Ur os. Su finalidad es ir mas allé de 1a regulaci6n de Ia intensidad de uso por parte de la gente, diversificindose has- ta el punto de buscar cambios de acti- tud 2 través de la educacion sobsre la fauna silvestre, Finalmente, cualquier intento de manejo, sea de una forma u otra, con tun enfoque u otro tiene que tener pre- sente que hay normas y principios ec0- Jgicos que no pueden ser excluidos. Es ms, estos principios son los que deben iat la forma de levar a cabo el ma- Anejo. Sin el conocimiento biol6gico y ‘coldgico el resultado no serd viable. Ecologiay manejo La ecologfa, como ciencia, ha desarro- llado una serie de conceptos y princi- pins te6ricos asociados a niveles de or- ganizacién como son las poblaciones, Jas comunidades y os ecosistemas. Para realizar el manejo de las po- blaciones y de! hétitat, la ecologta es el pilar te6rico. La ecologis de pobiaciones ha sido ‘ampliamente wtlizada para abordar los problemas de conservacién y manejo. Esta rama de la ecologia la podemos separar en dos grandes areas. Por una parte, lo que seria el andlisis de las po- Dlaciones y por 1a otra, su manipula- ion, xiste una gran variedad de libros y publicaciones periodicas especializadas, ‘que sbordan tanto aspectos de Ia teoria ‘colégica como de su eplicacién al ma nejo (Anderson, 1991; Giles, 1978; Peek, 1986; Robinson y Bolen, 1984). Sélo mencionaremos algunas de las re- visiones recientes, publcadas en el ni- mero especial de esta misma revista, Ciencias, “Ecologia y conservacion en Mexico”, acerca de les principios y conceptos ecolégicos utilizades por uienes se dedican al manejo de fauna annivel de poblaciones y del habitat. En ese mimero de Ciencias, Franco, (1950 trata las cuestiones relacionadas con poblaciones y demografia; Eguiarte y Piero, (1990) hacen una revisi6n sobre genética de poblaciones y sus implica- ones para el manejo y Ia conserva ‘a aplicacion de modelos matemt- cos al estudio de poblaciones es abordada por Soberén, (1990); sobre la cevolucién de historias de vida en verte- brados, Benabib (en este mismo asme- ro) hace una revision del tema; en cvanto a les ecosstemas, wéase Maass y Martinez-Yeizar (1990). La aplicacion de estos principios ecol6gic0s sera mucho mas adecvada si podemos disponer de una fuente de {ormacién amplia y confiable apoyada fen téenicas que permitan generarla de forma répida y oportuna, Técnica y manejo Las téenicas son dnicamente una herra- ‘mienta que facilita la adquisiciGn y sis- tematizacion de la informaciéa que rnecesitamos para interpretar los fend- ‘menos ecoldgioos que deseamos mani- ular por medio del manejo. En mu- 108 No ESPECIAL MAYO" cchas ocasiones, las limitaciones técni- cas, més que as tedricas, son las que impiden la adquisici6n de la informa. ign nevesaria para poder tomar las de- cisiones. Existe una considerable cantidad de libros y revistas especialiradas que tra- tan sobre las técnicas empleadas en ct ‘manejo de fauna silvestre. Uno de los ‘més conocidos es el Manual de Téc- nicas de Gestion de Vida Silvestre (versiOn en espaftol), editado por Ru- ‘ben Rodriguez y publicado por The Wildlife Society en 1987. En el mismo libro, Moore (1987) hace una presenta- cidn de 10s Utulos existentes sobre ges- tion de vida silvestre. ‘Se han desarrollado técnicas para trabajar directa o indirectamente con los animales, para conocer sus habitos, su comportamiento, sus movimientos, su fisiologia, para estudiar sus poblacio- res, su habitat y sus interacciones. Se ‘nan ereado tecnicas para administrar et aprovechamiento, y para controlar et crecimiento de sus poblaciones. El desarrollo de los conceptos te6ri- cos de la ecologia en conjuncién con la implementaciOn de las técaicas nos permitirén alcanzar de forma mis rpi- dda los objetivos del manejo de 1a fauna silvestre. Conclusiones EL manejo de ta fauna silvestre no es un tema nuevo. Como discipiina se ha venilo desarrollando desde inkios de este siglo. Sin embargo, su aplicacion se ha vislo limitada, Este hecho aunado a la acelerada transformacién de loz ecosistentas y ka explotaciGn excesiva de Jas especies, ha determinado que 1a fauna se encuentre en un periodo de reciente deteriore, formando parte de Ja amads crisis ecolégica mundial Para revenir los procesos de dete rioro se requiere ce un cambio profun- do ea las pautas de comportamiento de Jn sociedad y del disefo y aplicacion de. estfategias vibes para ta mejor utiza- cién, conservation y manejo de Ia fau- nay sus habitats. Eva actividad ha tenido que ver mas con la administracion jurfdica que norma la regulacién de. su aprovecha- miento, que con la aplicacién de los Principins bioligicas y ecolégicos. El manejo tastaahora sea eufocado ‘asi excluivamentea lasactividades eine- ‘s6ticas, eportvas y comerciales, olvidan- 40 a 16 usuarios no consumidores Hay que desarrollar estrategias de ma- aefo para todes los sectores que eman- dan Ia utlizacion y reeiben los beaeficios de Ia fauna silvestre: cazadores deport +5 indigenasy campesinos quc utllzan a ‘a fauna coma una fuente importante € indispensable de alimento; comerciantes que utlizan les piles y sus derivados 0 comercian conlos animales vivos; agrical- toresque sufrenconelaraque de especies nocivas asus culties; turistas que buscan en fa fauna silvestre una forma de reen- ‘uentro con la aturaleza. En suma, ma- nejo para mantener y conservar los procesos ecoligicosque sostienen ia dind- nica y la estabilidad de las comunidades saturales. ‘Uno de Ios retos del manejo es su conversin en una disciplina cientfica, con rigor y metodologi, con hipotesis y objetives de trabajo, que permitan esarrollar un proceso de aprencizaje y ‘ransmisién del conocimiento con Ia fi- nalided de avanzar firmemente hacia la utlizacién y manejo sostenido de ta fauna silvestre. EL poder del manejo esté en ia inte- gracion de la teorfa con la prictica. La supericién de este obsticule representa quiza el reto mds importante al que 10s enfrentamos y las condiciones para clo ya estin dadas. La paricipscitin del bidlogo ha sido docisiva y fundamental durante estos ‘ios, al ilamar Ia ateneidn de la socie- Tursiops runcatus dad hacia los problemas de la erisis ambiental, pero debemes dejar de ser voceros de la cestruccion para conver- timos on promotores de la conserva- ifn y la restauracién. La perspectiva del biélogo en el fu- turo esta ligada a la investigacion y a ‘Nuestra capacidad para proponer alter- nativas de conservacidn y manejo. Evi- dentemente este Gitima no es un asun- fo que no solameme concierne a Ios bidloges. La participacién de toda la sociedad es indispensable y en ello también esta comprometido el mancjo, ‘Agradecimientos ‘Agradezco a Marisa Rui, Rodolfo Dit- 20y Gerardo Ceballos la revisidn ertt- cca del manuscrito y la discusion de las ideas que en él se presentan, Literaturacitada Alerresa, C.J, Consejo, 0. Flores, D. Guterrey, E- Hentebel M. Herag, R Pérea-Gil, IM. Reyes, V. Sénchez Cor dere, 198%, Fauna Sivesre y Areas Nari. ‘ales Proseidas, Universo Xi, Mésien.. Anderson, STL, 1991, Managing our wide ‘rsoeres. second’ ed. Prentinee Hall, New Jersey. Blake, D.K. 7 J. Loverdge, 1975, The role of commercial crocodile farming ia ero- cate conservation, Biobgical Conserv ‘on 8:261-272. 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