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1) El problema de la autenticidad:
Siempre hubo filosofía en sentido amplio en AL, ya que el pensamiento de los mayas y los incas
puede considerarse como tal sin forzar demasiado los términos. Sin embargo, en sentido estricto,
existe un acuerdo entre los historiadores de considerar a la gestación de una filosofía
latinoamericana a fines del siglo pasado y principios del presente con la obra de los Patriarcas. El
surgimiento de este movimiento organizado, le otorga carácter y sentido a la pretensión fundante de
crear una filosofía auténtica. Con tal finalidad se abren diferentes polémicas:
En primer lugar cabe señalar que el simple hecho de plantarse la posibilidad de desarrollar una
filosofía auténtica, implica la desconfianza en la capacidad de los filósofos latinoamericanos. Por
otra parte, lo que se ha hecho hasta ahora no es más que adaptar y reproducir la filosofía que el
autor denomina occidental (proveniente mayormente de EU, y también de USA).
De esta forma, la toma de consciencia sobre la fuerte carencia de una filosofía de impronta
latinoamericana conllevan dos sentimientos: por un lado el de la necesidad de construir una
producción auténtica, y por otro, la angustia de creer que tal empresa no tendrá éxito alguno.
ii) Un grupo mayoritario partidario de la filosofía universal, pretende que sólo por medio
del riguroso estudio de la producción de la filosofía occidental, se puede comenzar a hacer
aportes valiosos a los grandes temas de la filosofía universal.
Esta polémica sin embargo caduca cuando en la década de los 60s, se torna innegable el hecho de
que se está haciendo filosofía latinoamericana.
Una de las consecuencias más importantes que se derivan del planteamiento de la “Filosofía de lo
Americano” es que para lograr construir una filosofía auténticamente nuestra, se debe comenzar por
la emancipación de AL de la dominación occidental. La ambición más grande de AL es lograr
reconocerse como dueña de su propio destino, como un continente autónomo y valioso por sí. De
esta forma, es menester que se logre una toma de consciencia o apercibimiento de los mecanismos
de dominación desde los más directos a los más sutiles (ej., dominación cultural) para revertirlos.
Augusto Salazar Bondy establece que la única vía para lograr este cometido es la de crear, en todos
los campos, normas propias que no respondan de ninguna manera a modelos importados de EU de
tal manera que la filosofía debe ponerse al servicio de la liberación.
Las objeciones a esta posición fueron llevadas adelante por el mismo Leopoldo Zea y son las ss:
i) En primer lugar, y de forma rotunda, las ideas de ASB de la dominación son de corte
netamente occidental.
ii) La filosofía que puede y debe estar al servicio de la liberación es la que posee un
carácter más fuertemente político. Y no se comprende por qué las investigaciones en
filosofía de la física no pueden ser consideradas a su vez auténticas si sus actores ppales.
son latinoamericanos y hacen aportes valiosos.
iii) Se reconoce, por otra parte, que la condición de dominación puede ser muy
estimulante para la proliferación de la producción filosófica en todos los campos.
Hacer filosofía auténtica es obtener un conocimiento fundado al que se ha accedido por medio
del propio pensamiento. No consiste en hacer contribuciones extraordinarias, sino más bien,
algunos aportes más modestos pero no por eso menos interesantes y valiosos. Esta actitud que
ha adoptado el quehacer filosófico en AL, lo preserva tanto de repetir viejos esquemas, como de
ser por la mera razón de la búsqueda feroz por la originalidad.
En otras palabras, seguir la dinámica del pensamiento abordando los problemas a fondo y de
forma sistemática hace surgir naturalmente nuevos enfoques que dispensan a la filosofía
latinoamericana de establecer como eje fundamental de su filosofar su preocupación tan
profunda por ser auténtica.
a) Clasificación y paradigmas:
3) Los límites:
Partiendo del hecho de que la filosofía latinoamericana no es una posibilidad sino una realidad,
habrá que establecer sus límites y la experiencia ha enseñado que el afán de obtener un
conocimiento absoluto es totalmente insensato e inabarcable. La frontera de la filosofía
latinoamericana se expresa de la siguiente manera:
No se sabe hasta dónde pueden correrse los límites del conocimiento autofundado, pero ésta sin
dudas no es una problemática propia del quehacer filosófico latinoamericano sino que atañe a la
producción filosófica universal en tanto que las facultades del hombre que la ejerce son siempre
finitas y acotadas. Por último, los límites de la filosofía de lo americano son los de cualquier
filosofía.