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Michael C. Naish
Introducción
La idea del niño como un recipiente vacío que espera llenarse con los conocimientos del
profesor ya no es aceptable hoy en día. Suponía que el niño era un adulto en miniatura, con
el mismo nivel de desarrollo de sus facultades mentales que los adultos y que, por tanto,
simplemente dándole información podía ejercitar estas facultades. La estrategia lógica de
enseñanza, según este modelo, era la del profesor que actuaba como fuente de
conocimientos que se vertían sobre el niño para que éste los absorbiera.
Esta comprensión limitada de la estructura mental en el niño debe quedar descartada a
la luz de las pruebas de los estudios sobre el desarrollo en el niño llevados a cabo por el
psicólogo suizo Jean Piaget. Los estudios de Piaget muestran cómo el pensamiento del
niño se desarrolla a medida que éste madura y gana experiencia de su entorno. Es
cualitativamente diferente del pensamiento de los adultos y pasa a través de una serie de
estadios de desarrollo. Una de las cuestiones fundamentales para el profesor de geografía
debe ser: ¿de qué tipo de pensamiento son capaces los niños, este grupo-clase en
concreto?". El problema del profesorado, por tanto, se hace más difícil por el hecho de que
niños diferentes de un grupo-clase concreto pueden haber alcanzado estadios diferentes
en el desarrollo de sus operaciones mentales. Pero la obra de Piaget, al igual que la de
otros autores, nos ofrece un marco general dentro del cual podemos estructurar nuestra
comprensión del pensamiento en el niño. Por supuesto que nuestro planteamiento para
enseñar a un grupo particular de niños se verá influido por nuestra comprensión de la
naturaleza de sus operaciones mentales.
* En Norman J. Graves (coord.), Nuevo método para la enseñanza de la geografía, Barcelona, Teide, 1989,
pp. 23-28 Y 50-61.
Agricultura y ganadería Modelos de uso del territorio Factores que influyen en el uso
agrícola. del territorio: relieve, suelos,
clima, distancia, escala de
operaciones, demanda, acción del
gobierno y actitudes humanas y
conocimientos: comercio.
Conceptos Representación
Distancias en línea recta, Medición de la escala, Cambio en los modelos Mapas gráficos,
por carretera, y en uso de la escala en los de usos del territorio y en fotografías, diagramas.
tiempo; planificación de mapas de jerarquía de el estilo de la edificación.
rutas (itinerarios de centros de compras.
compras y viajes por
carretera).
Efecto del uso del Escala de operaciones, Cambio en los modelos Mapas/topología,
territorio tanto en la p. ej., tamaño y de uso del territorio gráficos, fotografías,
explotación como en organización de las agrícola. diagramas, maquetas.
términos de distancia a explotaciones agrarias.
un mercado.
Estos progresos en nuestro conocimiento del pensamiento del niño han ido acompañados
por importantes cambios en la geografía que se imparte en las escuelas. Uno de los más
significativos es el cambio en los objetivos; lejos ya de la descripción explicativa de las
partes del mundo se va hacia una comprensión de conceptos centrales y principios del
estudio geográfico. En el primitivo trabajo regional, el énfasis se ponía en la descripción
más que en la explicación, pues el profesorado se veía obligado a ello por la exigencia de
estudiar zonas extensas del mundo. Esto condujo a un estudio superficial, basado en
destrezas verbales y acentuando el aprendizaje de informaciones sobre hechos.
Las cuestiones psicológicas que vamos a intentar explorar más ampliamente son: el
desarrollo del pensamiento en el niño, el aprendizaje conceptual y la percepción.
[...]
Conceptualización espacial
Estas habilidades se desarrollan con el crecimiento cognoscitivo del niño, como han
mostrado Piaget y otros. La capacidad espacial del niño crece desde su conocimiento del
espacio perceptual, estático e inmediato, hasta el entendimiento del espacio conceptual
transformable. En primer lugar se encuentra limitado por sus percepciones a lo que puede
ver o captar, pero alcanza un conocimiento conceptual verdadero del espacio cuando se
libera de la tiranía de la percepción e internaliza un sistema de operaciones mentales
reversibles. Para lograrlo tiene que abandonar su punto de vista egocéntrico del espacio,
donde ve las cosas únicamente desde su punto de vista, y reconocer la posibilidad de otros
puntos de vista que puede "ver" en su imaginación. Esto le capacita para desarrollar un
entendimiento mental de relaciones tales como arriba, abajo, derecha, izquierda, por
encima, por debajo, antes, detrás, y le permite comparar mentalmente longitud, tamaño de
áreas, volumen y relaciones proyectivas. Con estas capacidades puede conservar
dimensiones, distancias y sistemas de coordenadas (Almy, 1967). Si como Almy sugiere,
éstas son las capacidades espaciales que poseen los adultos, como profesores hemos de
conocer el potencial que los niños pueden tener en diferentes edades para desarrollar
estas capacidades.
Otra vez Piaget nos ofrece el modelo fundamental para los estadios de desarrollo del
entendimiento espacial. Catling (1973) anota que los descubrimientos de Piaget han
recibido confirmación general, incluyendo estudios interculturales. A continuación se
intenta resumir las características más importantes del desarrollo de la conceptualización
espacial basado en el bosquejo de Piaget, pero incluyendo detalles de otras fuentes.
El modelo de desarrollo lleva al niño a través del entendimiento de tres tipos de relaciones
espaciales: topológicas, proyectivas y euclidianas. Se supone que el niño, en el estadio
sensoriomotor, se mueve dentro de un espacio de acción (Hart y Moore, 1973). El
aprendizaje más temprano es perceptivo a través de la vista y el tacto, lo cual capacita al
niño de cero a dos años a hacerse consciente de su mundo espacial propio, práctico y
local. Su punto de vista espacial es totalmente egocéntrico. A partir, aproximadamente, de
los dos años, el niño empieza a evolucionar desde un entendimiento perceptual hasta una
representación espacial mental o conceptualización.
Hacia la edad de los siete años y al principio del estadio de las operaciones concretas,
empieza a desarrollar el conocimiento proyectivo a medida que aumenta su capacidad para
tratar con las relaciones en el espacio. Se hace más consciente de la configuración y la
localización y puede dibujar o colocar objetos con una mejor aproximación al orden
correcto. Sigue siendo egocéntrico en cuanto que las áreas que le interesan tienen
prioridad y todavía tiene dificultades para imaginar ordenaciones desde otro punto de vista.
Puede dibujar más fácilmente mapas que se refieren a áreas familiares o rutas familiares y
que se entienden mejor que los mapas que presentan una imagen general de un área
alejada de su propia experiencia.
Hacia los nueve años, y más tarde, se desarrolla el entendimiento euclidiano que lleva a
una completa conceptualización espacial, donde el niño puede entender las relaciones
espaciales mediante la aplicación de un sistema de coordenadas. Por ejemplo, puede
colocar objetos en un dibujo, relacionados unos con otros en términos de tamaño,
proporción y distancia, e incluso también situados correctamente en relación con el margen
del dibujo. Véase la figura 1, que ilustra el desarrollo de la capacidad espacial en el niño a
través de dibujos de mapas. Como Eliot (1970) afirma, el niño desarrolla ahora una
organización cognoscitiva, un sistema de operaciones mentales que le permite "mantener
la posición relativa de una parte de una figura o figuras relacionadas unas con otras o la
exposición completa referente a distintos puntos de vista". Se ha hecho consciente de las
relaciones que unen objetos con otros puntos de vista u orientaciones y por lo tanto ha
descubierto también la perspectiva y puntos de vista diferentes. A medida que se
desarrollan las operaciones formales, el estudiante puede considerar el espacio teórico,
extraído mentalmente de espacios particulares y concretos. El conocimiento del concepto
de infinito le capacita para la comprensión de conceptos como distancia, longitud, área y
volumen, en operaciones mentales. El cuadro 2 es un intento de resumir los elementos
principales del desarrollo cognoscitivo espacial.
Figura I
Implicaciones para la enseñanza y aprendizaje de la geografía
Acentuó la necesidad de que los niños fueran ganando experiencia progresiva con
ejemplos de los conceptos, indicando que los ejemplos deberían ir apareciendo dentro de
un continuum de significación progresiva y que, por lo tanto, era necesario un curriculum en
espiral y secuencial. Los lectores reconocerán en esta formulación la influencia del trabajo
de Brunher.
d) La importancia de la lengua hablada recibe cada vez mayor atención. Puesto que
damos nombre a conceptos y normalmente expresamos mediante la lengua problemas y
reglas, de ahí se sigue que la lengua hablada, igual que la escrita, puede ser un instru-
mento importante para el aprendizaje. Cuando los niños se encuentran en discusiones
constructivas en pequeños grupos, la lengua puede ayudar a su pensamiento y las ideas
pueden saltar de modo creativo. Oportunidades para este tipo de actividad oral pueden
darse mediante juegos, simulaciones y diferentes tipos de resolución de problemas. La
interacción social resultante de este trabajo en grupo también debe ser valorada.
La lengua escrita se podría utilizar de modo más constructivo como una ayuda al
aprendizaje más que como método de evaluación de ejercicios escritos. Algunas investi-
gaciones recientes han sugerido que se puede conseguir una escritura más expresiva a
partir de la reconsideración de para qué se escribe y para quién se concibe ese escrito.
Cuando el ejercicio escrito se elabora para la evaluación y el profesor es el evaluador,
existen unas limitaciones obvias, mientras que el trabajo escrito de expresión puede ayudar
al aprendizaje (Martin et al., 1976).
La necesidad de considerar la naturaleza de los estímulos presentados a los niños nos con-
duce, finalmente, al problema de la percepción. ¿Qué dificultades encuentran los niños en
la percepción de datos como los que ofrecen las fuentes secundarias, como mapas,
diagramas y figuras?
Por esta razón, los maestros intentan descubrir cómo son las percepciones del niño
sobre su entorno y qué factores guían o limitan su percepción. Esto se lleva a cabo
proponiendo a los niños análisis de mapas o grabados de la zona que se está estudiando,
señalando las características que llaman su atención y por qué. Un segundo planteamiento
consiste en encargarles dibujos de memoria de mapas o de mapas cognitivos de zonas
locales o de viajes que les son familiares. Parece ser de especial importancia estimular a
los niños a conversar sobre los lugares de significación para ellos y que los maestros estén
dispuestos a escuchar y a aprender.
Investigaciones basadas en el análisis de representaciones de mapas cognitivos de
niños sugieren la posibilidad de reconocer una serie de estadios en la capacidad cognitiva
cartográfica (Catling, I 976; véase también figura 1). En el primer estadio, el sensoriomotor,
la capacidad de dibujar no está desarrollada y los primeros esfuerzos son más bien garaba-
tos. En el segundo estadio, el de la percepción espacial egocéntrica (topológico en figura
1), la descripción de características expresadas en figuras indica un conocimiento escaso
de la manera en que en una localización los elementos del paisaje se relacionan unos con
otros. La propia casa es punto focal y las rutas son dominantes en el mapa; únicamente se
dibujan aquellas características de especial significación para la experiencia del niño. En el
estadio de la percepción espacial objetiva (proyectivo I en la figura 1), el mapa dibujado de
un niño puede ser extremadamente egocéntrico, pero ya se expresan más claramente las
relaciones y los lugares parecen conectados. Algunas partes del mapa aparecen
coordinadas, pero ciertas características de significación personal pueden tener un tamaño
exagerado.
En el estadio del razonamiento espacial abstracto (proyectivo 11 y euclidiano en la figura
1, a menudo alcanzando a la edad de II a 12 años), el niño se da cuenta de que el punto de
vista vertical es esencial. Se coordinan las relaciones sobre el mapa y las distancias están
mejor proporcionadas. En los primeros estadios todavía se señalan con imágenes algunos
elementos y quizás se incluya información escrita, puesto que el niño todavía está
aprendiendo a usar símbolos y las formas convencionales. A medida que el niño progresa
en este estadio, se hace más consciente de la naturaleza selectiva y utilizable de los
mapas. Las conexiones entre el desarrollo de la capacidad cartográfica cognoscitiva y la
conceptualización espacial son claras.
El estudio de las representaciones de los mapas mentales de los niños puede revelar
información muy útil. Como maestros que estudiamos y observamos los dibujos de los
mapas cognitivos de nuestros estudiantes, podemos aprender mucho acerca de sus
percepciones y experiencias ambientales.
Hay pruebas suficientes para sugerir que los profesores pueden incrementar percep-
tiblemente el rendimiento de su trabajo llevando a cabo investigaciones a pequeña escala
sobre la percepción ambiental de los niños de sus propias clases. Esto les dará una base
constructiva para trabajos futuros puesto que les ofrecerá algún conocimiento sobre las
capacidades conceptuales de los niños, así como su aprendizaje previo y su percepción
actual. Igualmente puede llevar a un mejor entendimiento de lo que influye en la percepción
ambiental del niño y de cuáles son las limitaciones e impedimentos que afectan su
percepción, no solamente del área familiar sino también de zonas espacialmente lejanas
que no han experimentado directamente.
c) Investigaciones sobre la utilización de atlas por parte de los niños sugieren también
que ejercicios en la lectura de atlas serían de provecho. Sandford (1966), en su primitivo
trabajo, incluyó a 340 niños de edades comprendidas entre los 11 y los 18 años en una
observación indirecta del atlas de Asia. Se les indicó que "escribieran todo lo que el mapa
les dijera sobre Asia". El análisis de las respuestas de los niños reveló que para esta tarea
se encontraron con verdaderas dificultades conceptuales y perceptivas. Este estudio
muestra que tendemos a suponer que nuestros estudiantes están más avanzados en su
capacidad para utilizar mapas y en su conocimiento conceptual de los mismos, cuando en
realidad no es éste el caso.
Sandford se propuso diseñar un curso para mejorar el trabajo con atlas con niños de 11
a 12 años en una escuela inglesa. Descubrió que al terminar el curso habían mejorado su
percepción, técnicas e interpretación, pero que el conocimiento conceptual de la realidad
subyacente en los mapas del atlas apenas había mejorado. Esto puede ser una indicación
referida más al desarrollo conceptual que a la eficacia del propio curso.
Entre las implicaciones generales de estos estudios sobre problemas perceptivos se
citaría la necesidad de prestar más atención en la enseñanza de la geografía a la
naturaleza y la calidad de las percepciones de nuestros alumnos. Deberíamos cuestio-
narnos sobre lo que perciben y estimularlos a hablar sobre sus percepciones y a formular
preguntas sobre sus dificultades. Tenemos que reconocer el tipo de dificultades que
pueden surgir a partir de ejemplos concretos de recursos para el aprendizaje y comprobar
la exactitud de las percepciones de los niños. Una percepción exacta es de importancia
considerable para un aprendizaje perceptivo eficaz.