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Tradición Perenne

107
Editorial Redacción
La Nube del No-Saber (XIV) Anónimo
Wen Tzu (XXXIV) Lao Tze
Comentario a los “Hikam” de Ibn Ata Allah (IV) Shayj Sidi Ahmad Ibn ‘Ayiba
Mumomkan. Caso 32. Wumen Huikai
Nacimiento de Cristo, Sol del Mundo Swami Sivananda

Editorial
Este es el número de los Santos Inocentes. No, no contiene bromas. Es una estricta continuidad del anterior,
salvo por el hecho de incluir un texto de Antonio Medrano que tiene que ver con la Navidad. En este día se
conmemora la matanza de bebés pocos días después del nacimiento de Jesús. Aunque parece que el hecho en
sí se ceñiría a unos pocos niños de una zona concreta, esta crueldad quedó patente en los anales de la Iglesia.
Y quizás por esa mezcla que la Iglesia supo hacer de fiestas propias con fiestas paganas, también en esta
festividad se suelen hacer bromas, tanto a mayores como a niños.
La inocencia es la clave. Esa contaminación diaria que se adhiere a nosotros, que nos “mancha” de manera
cotidiana, nos condiciona y nos dirige de manera concreta e ineludible. Empequeñecernos, abajarnos,
rebajarnos, hacernos niños, es, quizás, la única forma de retornar al origen, de transitar por el camino iniciático
con cierta solvencia. Es paradójico, pero todas las tradiciones espirituales aconsejan esa actitud.

–Entonces es indudable que hay un modo correcto de vivir. ¿Cómo debemos proceder
para vivir en plenitud?
Sí, la vida es fundamentalmente empresa, proyecto, aventura. Como tal empresa o proyecto,
exige dos cosas: 1. una idea rectora, un ideal a conquistar, una meta que alcanzar; 2. una
dirección clara, un autodirigirse o autoliderarse. La vida tiene que estar bien dirigida para poder
llegar a la meta y para que no descarríe, para que no se desvíe de su ruta. Todo ello exige
voluntad, esfuerzo y trabajo: es fundamental esforzarse por hacer las cosas bien, trabajarse con
tesón para mejorar, laborar con ahínco para elevar la propia vida. La vida hay que vivirla, y cada
cual tiene que vivir la suya. Nadie puede vivir por otro. Y vivir la vida significa hacerla,
construirla, irla formando sin cesar. Para lo cual no hay otro camino que formarnos y
cultivarnos como personas. La vida es algo que hay que hacer. Es tarea a realizar, tarea que
nunca acaba.
Entrevista, Antonio Medrano.

En este punto empezó la transición más difícil. La salida de mi estado normal había sucedido casi sin
que yo me diera cuenta: estaba consciente, mis pensamientos y sentimientos eran un corolario de esa
conciencia, y el paso fue suave y claro. Pero este segundo cambio, el despertar a la conciencia seria,
sobria, fue genuinamente violento. ¡Había olvidado que era un hombre! La tristeza de tal situación
irreconciliable fue tan intensa que lloré.
Las enseñanzas de Don Juan, Carlos Castaneda.

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La Nube del No-Saber (XI)


Uno de esos textos que más se mencionan en las conversaciones sobre
tradiciones espirituales, misticismo, Occidente. De fuente anónima, y datado en
el siglo XIV, eso no le quita ni una pizca de su sabor. Apartados 29, 30 y 31.

29 30
Que el hombre ha de Quién tiene el derecho de
Pecadores
perseverar pacientemente juzgar
e inocentes
sufrirán en en la obra de contemplación, y censurar las faltas de los
esta tarea,
aunque soportando alegremente demás
obviament sus sufrimientos y sin juzgar a
e los
pecadores nadie Pero, podemos preguntar, ¿hay
sentirán alguien que pueda juzgar la vida
más el
sufrimiento Quien desee recuperar la de otro hombre?
pureza del corazón perdida por
el pecado y conseguir esa Si, naturalmente, el que tiene la
integridad personal que está autoridad y la responsabilidad
por encima de todo sufrimiento, del bien espiritual de los demás
ha de luchar pacientemente en puede con todo derecho
la actividad contemplativa y censurar las obras de los
mantenerse en el tajo, haya sido hombres. Un hombre puede
pecador habitual o no. recibir oficialmente este poder
Pecadores e inocentes sufrirán por medio de un decreto y la
en esta tarea, aunque ordenación de la Iglesia, o es
obviamente los pecadores posible que el Espíritu Santo
sentirán más el sufrimiento. pueda inspirar a un individuo
Sucede, sin embargo, con particular bien fundado en el
frecuencia, que muchos que han amor el asumir este oficio. Pero
sido grandes y habituales que cada uno esté muy atento a
pecadores llegan antes a la no arrogarse a sí mismo el deber
perfección de ella que aquellos de censurar las faltas de los
que nunca han pecado demás, porque está expuesto a
gravemente. Dios es un gran error. Otra cuestión es
verdaderamente maravilloso al si en la contemplación un
derramar su gracia en aquellos hombre realmente es inspirado a
que elige; el mundo se queda hablar.
abrumado, aturdido, ante un
amor como este. Por eso te advierto que lo
pienses dos veces antes de
Y creo que el día del juicio final emitir un juicio sobre la vida de
será realmente glorioso, pues la los demás hombres. En la
bondad de Dios brillará intimidad de tu propia
claramente en todos sus dones conciencia júzgate a ti mismo
de gracia. Algunos de los que como te ves delante de Dios o
ahora son menospreciados y ante tu padre espiritual, pero no
despreciables (y que quizá son te metas en la vida de los demás.
pecadores inveterados)
reinarán aquel día
gloriosamente con sus santos. 31
Y quizá algunos de los que
nunca han pecado gravemente y Cómo han de conducirse los
que ante los demás aparecen principiantes en la
como personas piadosas, contemplación con respecto a
venerados como buenos por
otras personas, se encontrarán sus pensamientos e
en la miseria entre los inclinaciones al pecado
Cuando
condenados.
creas que
Cuando creas que has hecho lo has hecho
lo que has
Lo que quiero resaltar es que en que has podido para enmendar podido
esta vida ningún hombre puede tu vida de acuerdo con las leyes para
enmendar
juzgar a otro como bueno o malo de la Iglesia, entrégate tu vida de
por la simple evidencia de sus apasionadamente a la actividad acuerdo
con las
obras. Las obras en sí mismas contemplativa. Y si el recuerdo leyes de
la Iglesia,
son otra cuestión. Podemos de tus pecados pasados o la entrégate
juzgarlas como buenas o malas, tentación de cometer otros apasionad
amente a
pero no a la persona. nuevos rondara tu mente, la
formando un obstáculo entre ti actividad
contempl
y tu Dios, aplástalos con tus ativa
pies y pasa con decisión por
encima de ellos. Intenta sepultar
el pensamiento de estas obras
bajo la espesa nube del olvido
como si tú o cualquier otro
nunca las hubiera realizado. En
una palabra: tan pronto como
surjan estos pensamientos,
habrás de rechazarlos. Si
llegares a sentirte duramente
fatigado probablemente
comenzarás a investigar las
técnicas, los métodos y las
secretas sutilezas de las
ciencias ocultas para que te
ayuden a controlarlos. Pero,
créeme, las técnicas para
controlar tus pensamientos se
aprenden mejor de Dios a
través de la experiencia que de
cualquier hombre en esta vida.
Wen Tzu (XXXIV)
Lao Tze
El libro se subtitula “La comprensión de los misterios del Tao”. Está traducido
por Thomas Cleary, que siempre es un gusto. Colección Arca de la Sabiduría,
Edt. Edaf, 1994, Madrid. La introducción del libro y los dos primeros
apartados, a cargo del traductor, son muy buenos y clarificadores sobre la
evolución del taoísmo. Aquí se muestran el capítulo CXXVI al CXXX.

La razón 126
por la que
los sabios
son Lao Tse dijo:
estimados
no es
porque A los emperadores se les llama descendientes del cielo en tanto que
formulen establecen el mundo por medio del Camino del cielo. Estableciendo el
sanciones
de acuerdo Camino para el mundo, atenerse a la unidad es la manera de conservar.
con los Regresando a la raíz, eres libre de planificación, vacío y sereno, sin
crímenes, impedimentos: inasiblemente sin límites, interminablemente distante no tiene
sino
porque forma cuando lo miras, ni sonido cuando lo escuchas; a esto se llama el curso
conocen del Camino.
de dónde
proviene el
desorden
127

Lao Tse dijo:

El cuerpo del Camino es redondo, la ley del Camino es cuadrada. Portando


el yin y abarcando el yang, flexible por la izquierda y firme por la derecha, cami-
nando en la oscuridad y llevando consigo luz, transformando sin fijación,
alcanzando la fuente de la unidad para responder infinitamente: a esto se
llama iluminación espiritual. El cielo es redondo y no tiene bordes, por
consiguiente no puedes observar su forma; la tierra es cuadrada y no tiene
fronteras, por consiguiente no puedes mirar detrás de su puerta. El cielo se
desarrolla y se perfecciona sin forma, la tierra produce y crece sin medida.

Todas las cosas pueden ser superadas, excepto el Camino que no puede ser
superado. La razón por la que no puede ser superado es porque no tiene
forma o disposición constantes. Su permanente girar es como el curso del sol
y de la luna, como la sucesión de las estaciones, o el paso del día y de la noche,
finalizando y después comenzando de nuevo, volviéndose luz y después
retornando a la oscuridad, controlando formas pero sin tener forma. De este
modo, su trabajo puede ser realizado. Hace cosas y seres, pero no es una
cosa o un ser; por ello, prevalece y no está obligado a hacer nada.

Quienes libran batallas en los templos de sus antepasados son señores,


quienes ejercen influencia psicológica son reyes. Quienes libran batallas en
los templos de sus antepasados toman su ejemplo del Camino de la
Naturaleza; quienes ejercen influencia psicológica entienden las cuatro
estaciones. Cultiva la rectitud dentro de tu propio territorio, y quienes están
lejos tomarán la virtud a pecho; gana la victoria antes de que se libre ninguna
batalla, y los jefes locales te jurarán fidelidad.

Quienes alcanzaron antaño el Camino emularon el cielo y la tierra en quietud


y siguieron al sol y a la luna en acción; sus emociones se ajustaban a las cuatro
estaciones, sus instrucciones eran como el trueno. Basados en los deseos del
pueblo, conduciendo el poder del pueblo, se libraron de la rabia y de la
destructividad por él.

Las personas que comparten los mismos intereses materiales morirán juntos,
las personas que comparten los mismos sentimientos se complementarán unos
a otros, las personas que comparten las mismas actividades se ayudarán unas
a otras. Por el hecho de mantenerse a sí mismos en retaguardia y mover al
mundo para luchar, quienes emplean ejércitos con habilidad los despliegan
donde funcionan con espontaneidad, mientras que quienes son incapaces de
emplear los ejércitos los utilizan para sus propios propósitos personales. Si
utilizas tu propia acción espontánea, todo el mundo puede ser empleado; si lo
utilizas para tus propios propósitos personales, nadie en el mundo puede ser
empleado.

128

Lao Tse dijo:


Para dominarse a sí mismos, los más grandes adeptos nutren al espíritu,
mientras que los de inferior rango nutren el cuerpo.

Cuando el espíritu está claro y la mente es ecuánime, todo el cuerpo está en


paz; esto es la raíz de la vida que nutre. Engordar la carne, llenar la tripa y
satisfacer los deseos son las ramas de la vida que nutre.

La manera más elevada de gobernar a una nación es alimentando la influencia;


a continuación es simplemente mediante la ley. Cuando las personas tienen
deferencia unas con otras, rivalizando únicamente en humildad, modestia y
trabajo esforzado, y cuando desarrollan y aumentan día a día sin saberlo, ésta
es la raíz del orden. Cuando se alienta al pueblo a la bondad mediante
recompensas provechosas y se le aparta del mal por miedo al castigo, cuando
las leyes son justas y el pueblo obediente, éstas son las ramas del orden.

En antiguos tiempos se nutría la raíz; en los últimos tiempos se trabaja en las


ramas.

129
Lao Tse dijo:

Raros son los dirigentes que quieren gobernar; los ministros con valía para
participar en el gobierno son virtualmente inexistentes. Los raros buscan a los
virtualmente no existentes; ésta es la razón por la que el gobierno perfecto
apenas se ve uno en mil años.

El punto de la cuestión es que el logro con éxito del gobierno se establece


rara vez. Si uno sigue sus buenas intenciones, impide que éstas sean malignas
y actúa en armonía con el pueblo a lo largo del sendero; entonces puede
progresar el pueblo y embellecerse las costumbres.
A los
emperado
La razón por la que los sabios son estimados no es porque formulen sanciones res se les
llama
de acuerdo con los crímenes, sino porque conocen de dónde proviene el descendie
desorden. Si se abre su sutil frontera y se le permite que siga su propio curso ntes del
cielo en
sin limitación, dejándole simplemente actuar según la ley y seguido por el
tanto que
castigo, entonces, aunque destruya el mundo, esa clase de traición no puede establece
ser detenida. n el
mundo
por medio
del
Camino
del cielo.
130 Establecie
ndo el
Lao Tse dijo: Camino
para el
Si vives en el interior del país pero tu corazón está en la capital, entonces mundo,
tomas la vida en serio. Si tomas la vida en seno, entonces te aprovechas poco. atenerse a
Si todavía no puedes conquistarte a ti mismo, sigue la ruta de tu propio la unidad
es la
corazón y tu espíritu no sufrirá daño. Si no puedes conquistarte a ti mismo, manera
pero todavía te fuerzas a no seguir tu propio corazón, a esto se le llama estar de
conservar
doblemente herido. Las personas que están doblemente heridas nunca viven
.
mucho tiempo.

Por ello, se dice que a conocer la armonía se llama lo constante, y que a


conocer lo constante se llama iluminación. A reforzar la vida se le llama buen
augurio; a la mente que domina la energía se la llama fuerza. A esto se llama
igualdad misteriosa, que utiliza el resplandor y después regresa a la luz.

Comentario a los “Hikam” de Ibn ‘Ata Allah de Alejandría


Shayj Sidi Ahmad Ibn ‘Ayiba
Traducción de 'Abd l-Wahid Gutiérrez.

Cuarta sentencia

No te "Descansa tu ego del acto de elegir, pues lo que Alguien ha llevado a cabo
cargues por ti no debes acometerlo tú".
con más de
lo que
necesites, El término árabe “tadbir”, que se podría traducir como el autogobierno,
y no tiene el significado lingüístico de reflexionar sobre los asuntos y sus
estropees
aquello finalidades, y en el sentido técnico empleado por los sufíes significa lo que dijo
que se el Shayj Zarruq (r.a.): “Determinación de los asuntos que tendrán lugar en
espera de un futuro, ya se contemplen con temor o deseo, cuando se realiza aquella
ti’
determinación por medio del juicio y no mediante el tafwyd (delegación de los
asuntos en Allah). Cuando se realiza con tafwyd en relación a la próxima vida
se trata entonces de una intención buena, correcta. Cuando el tadbir está
relacionado con lo natural se trata de un apetito y si está relacionado con
asuntos mundanales, se trata de un deseo”.

El tadbir puede ser dividido en tres categorías: a) censurable, b)


deseable y c) lícito.

En cuanto al tadbir censurable, es aquel que viene acompañado por la


resolución y la tenacidad, ya sea que su acción esté referida a los asuntos del
Dîn (todo lo referente al Islam) o bien a los asuntos terrenales, por cuanto
hay en este tadbir una falta de “adab” (saberse comportar en todo momento
en función de las circunstancias), que conlleva a la fatiga y al cansancio del
propio ego. Lo que no haya dispuesto para ti el Viviente-Subsistente no lo
vas a lograr tu por ti mismo. Lo usual es que aquello que emprendes por ti
mismo no sea ayudado por los vientos del destino, y la consecuencia de esto
es el pesar y la angustia; y por esto dijo Ahmad ibn Masruq: “Aquel que
abandona el tadbir descansa”; y Sahl ibn Abdullah dijo: “Abandona el tadbir
y la elección pues ambos hacen miserable la vida del ser humano”.

Y el Profeta (s.a.s.) dijo: “En verdad Allah ha puesto la calma y el


descanso en la complacencia y en la certeza”.

Y el Shayj Abu-l-Hassan ash-Shadili (r.a.) dijo: “No elijas nada en tus


asuntos. Elige la no elección, y huye de esa elección, de tu propia huída y de
toda cosa y encamínate hacia Allah solo; “Y vuestro Señor crea y elige lo que
quiere” (Corán, 28:68)”. Y también dijo: “Si es necesario que elijas, elige la
no elección. Se ha dicho, -quien no elige es elegido-”.

Y dijo el Shayj de nuestro Shayj, Sidi ‘Ali (r.a.): “Entre las cualidades
del wali perfecto está la de no necesitar otra cosa que no sea el estado en él
que su Señor le ha puesto.” Es decir, no tiene otra voluntad que la que le ha
sido asignada por el Decreto.

En cuanto al aspecto de la elección dentro del ámbito de lo deseable, se


trata de llevar a cabo las obligaciones de las cuales somos responsables así
como de las acciones voluntarias aconsejadas en relación con la obediencia
debida a Allah, asentado todo en ello en la confianza de la voluntad en el
Destino. Esto es denominado como la intención recta.

El Profeta (s.a.s.) dijo: “La intención del musulmán es mejor que su


acción”. Y también dijo en un hadiz qudsi: “Si Mi esclavo tiene la intención de
realizar algo bueno, pero no lo lleva a cabo, escribo para él una acción buena”.
Este es el significado de las palabras del Shayj, “Cuando Alguien ha
realizado algo sin tu participación, no te empeñes en llevarlo a cabo por ti
mismo”. Es en la acción de la obediencia donde no hay daño en ser
protagonista de la misma. Por esto dijo Ibrahim al-Jauss (r.a.): “Toda la
Ciencia está contenida en dos palabras –‘No te cargues con más de lo que
necesites, y no estropees aquello que se espera de ti’-. La primera parte del
enunciado se refiere a la primera categoría de la división antes establecida (es
decir, a la elección censurable), mientras que la segunda parte del enunciado
se refiere a la segunda categoría de la división que hemos hecho (es decir, la
acción deseable).

Y dijo el Shayj Abu-l-Hassan: “Todas las elecciones referentes a la


Sharî’a y sus enseñanzas no te competen, limítate solo a escuchar y
obedecer. Este es el rango del alfaquí sabio y de la sabiduría divina, así como
la tierra en la que desciende la Ciencia de la Realidad proveniente de Allah
para aquel que está maduro”, es decir, para aquel que ha perfeccionado su
intelecto, ha completado su conocimiento y ha equilibrado su Realidad con su
Sharî’a, pero no por ello debe relajarse y distraerse de su meta que es Allah.

En cuanto a la división tercera hace referencia a aquello que es lícito, e


indica la elección en los asuntos mundanales y naturales acompañada de la
confianza de la voluntad y el entendimiento en aquello que emerge del
Destino. En este sentido deben ser entendidas las palabras del Profeta
(s.a.s.) “La elección es la mitad de la vida a condición de que no se repita una
y otra vez”. En cuanto a la cantidad permitida de elección, debe ser similar su
paso por el corazón al paso del viento cuando entra por una ventana y sale
por otra. Esta es la elección hecha desde Allah y así se conforma la voluntad
del gnóstico; y signo de que su ser fluye con designio de Allah es que cuando
se enfrenta con una contrariedad proveniente del Destino no se aflige ni se
inquieta por ella sino que se comporta tal y como dijera el poeta:
"Saluda a Salma y ve donde vaya".
Sigue los vientos y déjate llevar allá adonde soplen

Se puede leer en el libro “At-Tanwir”: “Haz de saber que las cosas son
censurables o elogiables dependiendo de adonde te conduzcan”.

La elección censurable es aquella que te distrae de Allah, te aparta del


servicio de Allah y te aleja del trato con Él; mientras que la elección elogiable
es aquella cuyo cumplimiento te acerca a Allah y te conduce hasta Su
complacencia. Reflexiona sobre el resto de sus palabras, pues esta obra fue
la que me iluminó en el asunto de la “elección”. El mismo Shayj (r.a.) ha
compuesto un libro denominado, “Iluminaciones en torno a la no elección”. Es
un libro excelente compuesto con gran maestría y que trata de lo que ya hemos
mencionado. Y Allah es El más Sabio.

El Wali Sidi Yaqut al-‘Arishi dijo, “Todo lo que he dicho está resumido
en dos versos que son los siguientes:

"No “es” más que aquello que Él quiere, abandona y arroja tus
preocupaciones".
Abandona
el tadbir
Abandona tus preocupaciones que te distraen y encontrarás el (autogobi
descanso. erno) y la
elección
pues
La preocupación por la elección y la afirmación de la voluntad propia no ambos
denota más que la turbiedad de conciencia interior; mientras que el abandono hacen
miserable
de las mismas o bien el empleo de las dos desde Allah indica la apertura de la la vida del
conciencia interna. ser
humano

A continuación el autor menciona otro signo más claro y evidente de la


apertura o de la turbiedad de la conciencia interior.

Mumonkan. Caso 32.


Wumen Huikai
Presentamos el “Mumonkan” o “Entrada sin puerta” (traducido del japonés). Se
trata de una colección de 48 casos, o koanes, recopilados por el autor en su
estancia en el monasterio de Longxiang (China). Wumen (1183–1260) se
inscribía en el budismo Ch’an, dentro del linaje Linji o Rinzai y recibió la
transmisión de su maestro Yuelin.
32. Un filósofo (pagano) interroga a Buda.

Un filósofo le preguntó a Buda: “No pido palabras; no pido no-palabras”


(*Con palabras, con silencio, ¿podrías decirme la Vía?”).

Con
Buda se mantuvo en silencio.
palabras,
con
El filósofo hizo una reverencia y dio las gracias al Buda diciendo: “Con tu
silencio,
afectuosa amabilidad he despejado mis ilusiones y entrado en el camino
¿podrías verdadero.”
decirme la
Vía?” Cuando el filósofo se hubo ido, Ananda preguntó al Buda qué era lo que el
filósofo había conseguido.

El Buda contestó: “Un buen caballo corre aún a la sombra del látigo.”

Comentario de Mumon:

Ananda era el discípulo del Buddha, sin embargo, su entendimiento no era


igual al del filósofo.

Ahora quiero preguntarte: ¿cuál es la diferencia entre el discípulo y el no Escaland


budista? o los
acantilado
Verso: s sin las
En el filo de un sable, manos
Sobre la cima de un témpano de hielo,
Sin pasos, sin escaleras,
Escalando los acantilados sin las manos.

Nacimiento de Cristo, Sol del Mundo


Antonio Medrano
Artículo que, por su extensión, dividimos en dos entregas.

La Navidad, el Solsticio de Invierno, fiesta de orígenes remotos, cuyas raíces se remontan


a la más lejana Prehistoria, celebra el nacer o renacer del Sol en medio de la oscuridad
invernal. Esta fecha tan simbólica marca el triunfo del Sol, la victoria de la Luz, lo que es
tanto como decir la victoria o triunfo dela Vida.

En el mundo cristiano ese Sol que nace o renace es Jesús, el Cristo, el Redentor y
Salvador. Las fiestas de la Navidad celebran el nacimiento del Christus o Khristós, “el
Ungido”, el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, Sol eterno o Sol del mundo, ocurrido hace
ahora veintiún siglos. Es la Epifanía o Manifestacion divina, autentica y sublime Teofanía,
esto es, la aparición o manifestación de la Divinidad en la que se encierra el misterio de la
Encarnación, esa verdad fundamental del Cristianismo según la cual Dios se encarna, se
hace hombre, desciende de las alturas divinas para vivir sobre la Tierra y traer a los hombres
un mensaje de amor, paz y redención. El verbo griego epiphaínein, que significa “manifestar”
o “poner de manifiesto”, viene de phaínein, que tiene el sentido implícito de “hacer que algo
sea visible mostrándolo a la luz, donde brilla”.

Los Evangelios no dicen nada sobre la fecha de tal nacimiento de Cristo, pero la Iglesia lo
fijó en el 25 de diciembre para aprovechar el sentido simbólico de la festividad romana del
Sol Invictus, ya que Cristo es justamente el Sol invencible que nace para iluminar y redimir
a la Humanidad. Se establecía así una conexión con la antigua tradición europea, de lejano
origen nórdico, cuyo eco se conserva en el nombre que la Navidad recibe en las lenguas
escandinavas (Jul) y en muchos de los elementos simbólicos característicos de las fiestas
navideñas.

Fue un gran acierto de la Iglesia el hacer coincidir la celebración de la Navidad con las fiestas
que en Roma recibían el nombre de Natalis Invicti Solis, las cuales a su vez coincidían con el
Solsticio de Invierno, cuando el Sol renace tras la larga oscuridad y los fríos del invierno,
haciendo así que la vida resurja y florezca de nuevo, trayendo un mensaje de renovación, de
unidad, de paz y de victoria.

La palabra con que se designa la Navidad en numerosos idiomas hace referencia a este
nacimiento del Sol divino, a esta hierofanía que supone la aparición del Hijo de Dios sobre
la Tierra. Así, por ejemplo: Natale en italiano, Natal en portugués, Nadal en catalán y Noël
en francés (proveniente de la forma más antigua Nael), con una forma inglesa derivada de
esta última que es Nowel. Aunque en francés, además de Noël, también se usa como
sinónimo Nativité, lo mismo que ocurre en portugués, que tiene Natividade como sinónimo
de Natal. Voces todas ellas que tienen su origen en el latín Natalis.

La idea se conserva asimismo en el nombre griego Khristoúgenna, donde génna significa


“nacimiento de un niño”, estando emparentada dicha voz con el latin genus (“nacimiento”) y
derivando de tal raíz voces como “generar” (hacer nacer), “génesis” (nacimiento), “genético”
(que se recibe por herencia al nacer) y “congénito” (connatural, como nacido con uno mismo).

El esperanto ha seguido la misma línea al acunar como termino para designar esta fiesta
sagrada la palabra Kristonasko (literalmente “Cristo-nacimiento”: naski = nacer, nasko =
nacimiento). Todas estas voces nos hablan directamente de ese instante natalicio, de esa
natividad sagrada, de sea nacencia o natalidad una y única, de ese alumbramiento solar y
divino que constituye la esencia de la Navidad.

El mismo nombre de “nacimiento” que se da a la pequeña escenografía de arte popular que,


en España y otros países, se monta en los hogares reflejando el ambiente de Belén y la
Palestina donde nace Jesús (los también llamados “belenes”, o “pesebres” en algunas
regiones), resulta muy expresivo. Esos nacimientos, belenes o pesebres, que actualmente
suelen ponerse junto al Árbol de Navidad y ante los cuales se reúne la familia para cantar
villancicos, son la forma folclórica de festejar, en las regiones mediterráneas, ese crucial
hecho del nacimiento sagrado del Sol divino. Dicho nombre de “nacimiento”, por cierto, hace
que venga a la memoria “el nacimiento” (die Geburt) del que habla insistentemente Meister
Eckhart: nacimiento místico o iniciático, “el nacimiento de Dios en el alma” (die Geburt
Gottes in der Seele), del que luego hablaremos.

En otros idiomas --como en el inglés Christmas y en el holandés Kerstmis o Kerstdag-- no


aparecen tan claras las ideas del nacer y del nacimiento en el nombre que recibe la Navidad,
pero sí queda plasmada con más fuerza y de forma más directa la referencia a quien nace, o
sea, a Cristo. La voz inglesa Christmas significa literalmente “la misa de Cristo” (the mass
of Christ), aunque aquí adquiere mayor relieve otro aspecto que va ligado a la idea de
festividad sagrada, ya que en las palabras de significado religioso la terminación –mas viene
a ser equivalente a feast-day, o sea, día festivo en el que se celebra o conmemora algún hecho
de especial relevancia religiosa, con lo cual Christmas quiere decir algo así como “día festivo
en honor de Cristo”. Es la misa o celebración religiosa que rememora y conmemora la venida
al mundo de Jesús, el Redentor y Salvador.

Algo semejante ocurre con el Kerstmis holandés, pues el sufijo mis significa igualmente
“misa”, equivalente al mass ingles, mientras que la silaba Kerst alude a Cristo y lo cristiano.
Así, por ejemplo, tenemos en neerlandés el verbo kerstenen, que puede significar
“cristianizar” o “bautizar” (“cristianar”, que se decía antiguamente en español). En ambos
casos, tanto en Christmas como en Kerstmis, se hace presente la combinación de las cuatro
letras KRST que configuran el nombre de Cristo (la Ch de Christmas se pronuncia K,
como en el Christus latino).

Otra denominación muy diferente es la que nos ofrece la lengua alemana, en la cual la
Navidad es llamada Weihnacht, “Noche sacra”, “Noche bendita” o “Noche consagrada”
(Nacht = noche, weihen = consagrar o bendecir). Es “la noche santa” (die heilige Nacht) en
la que nace Dios. En este sentido, viene a corresponderse con la entrañable expresión
española “Nochebuena”, referida a la noche que precede al día de Navidad. Nombre bien
merecido y bien hallado, pues esta noche, “noche de paz”, “noche de luz”, en la que nace el
Cordero, el Hijo de Dios, el Sol divino en toda su tierna pequeñez, es la noche buena por
antonomasia, porque en ella se inicia un nuevo ciclo para el Universo entero, puesto que
quien nace es el Bien sumo y eterno, la Suprema Bondad, el Verbo que es la Fuente y Raíz
de todo lo bueno. Desde el pesebre de Belén, en la noche fría y oscura, van a derramarse
sobre el mundo la luz, el amor, la bondad y el bien que son la esencia del Sol divino.

La noche aparece también en uno de los nombres de la Navidad en vascuence. Aunque la


forma vasca más usual para nombrar la Navidad es Eguberri, que hace referencia al día, al
nuevo y buen día en que nace Cristo (palabra compuesta por egun, “día”, y berri, “nuevo”,
con la forma plural Eguberriak, “Navidades”), existe otra forma para designar la Navidad
que alude a la noche, que es Gabon, con el plural Gabonak (“Navidades”). Gabon es, en
realidad, el equivalente a la formula española “Buenas noches”, utilizada como saludo o
despedida. Esta voz vuelve a aparecer en la expresión vasca equivalente a la española “la
Nochebuena”, que es Gabon gaua, siendo el sustantivo gau el término para “noche”, con
lo cual tenemos como una repetición o redundancia de la idea nocturna, pues tal locución
significaría literalmente algo así como “noche-buenas-noches”. Para “el día de Nochebuena”
el eusquera tiene la formula Gabon eguna (“dia de buena noche”), prácticamente
coincidente con le expresión española.

Resulta curioso, por otra parte, constatar que la voz gabon, alusiva a la noche, interviene
para calificar actos o cosas ligadas a la Navidad, actuando casi como equivalente al adjetivo
“navideño”. Así, por ejemplo, tenemos gabon kanta, “villancico” o “canción navideña”
(literalmente “canto de la buena noche”). Con relación a la voz berri, que interviene en la
formación de Eguberrri, cabe mencionar que Berri on es “el Evangelio”, o sea, “la Buena
Nueva” (berri = nueva o noticia, on = buena; el plural berríak significa “las noticias”, o sea, el
espacio reservado a los acontecimientos de actualidad en los medios audiovisuales).

Todo esto viene ya a indicar que la noche juega un papel del más alto valor simbólico en el
escenario navideño. Y esta importante función simbólica viene dada por el hecho de ser la
noche un momento de quietud, de paz, de calma y serenidad, de recogimiento, de
receptividad. Son las horas en las que toda la Creación duerme y descansa para reponer y
renovar sus energías preparándose para el nuevo día que vendrá después. En este caso,
son horas de oscuridad que no significan negación de la luz, un cerrarse a la luz o rechazarla,
sino todo lo contrario: disposición para recibirla, amor sereno a la Luz, virginidad pura y
receptiva que se abre a ella. Es la noche que se prepara para acoger en su seno materno al
Sol que ha de nacer para volver a alumbrar e iluminar al mundo. En esas horas de la noche
sagrada, noche de paz, se recoge y acoge con respeto, con cariño y veneración, la semilla
luminosa que es promesa de expansión y victoria del Sol.

En la Nochebuena, en la Navidad, coincidente con el Solsticio de Invierno, se festeja por


tanto el nacimiento de Dios, Sol eterno. Se conmemora solemnemente, con júbilo sagrado,
el misterio de su encarnación y su venida al mundo. Se trata de una fiesta divina y solar con
sello cristiano.

Ya hemos analizado extensamente en otros trabajos el simbolismo del Sol como


representación visible y simbólica de Dios, de la Divinidad o de lo Absoluto. El Sol se
presenta, en efecto, como uno de los más perfectos símbolos de lo Divino, quizá el más
directamente perceptible e inteligible, el que de modo inmediato se ofrece a nuestra mirada
y más elocuentemente nos habla de lo excelso y sublime. Por su luminosidad, por su presencia
en lo alto del cielo, por su poder rector y regulador de la vida, por su posición regia y central,
por su capacidad para dar luz y calor (símbolos a su vez, respectivamente, de la Sabiduría y
del Amor), el Sol parece hablarnos de Dios y de la Trascendencia.

Resulta altamente significativo que en las lenguas germánicas el Domingo, que es “el Día del
Señor”, o sea el día consagrado a Dios, reciba el nombre de “día del Sol” (Sunday,
Sonntag, Zondag). En las lenguas escandinavas, aparece también esta resonancia solar en
el sueco Söndag, así como en el Søndag del danés y el noruego, voces en las que perdura
el eco de la voz Sunna, el nombre que recibía el Sol en la antigua lengua nórdica (pues en
dichos idiomas la palabra que actualmente designa al Astro Rey es Sol, siendo søn la voz
para decir “hijo”, con lo cual Søndag vendría a significar literalmente “día del Hijo”). En el
antiguo nórdico el domingo recibía el nombre de Sunnundagr. Cabe añadir que también en
la antigua Roma el Domingo era llamado dies solis (“día del Sol”), denominación que la
Iglesia sustituiría más tarde por el nombre latino de dies domínica (“día del Señor”; de ahí el
italiano Doménica).

Dante recurre a este simbolismo solar en varios pasajes de su grandiosa Divina Commedia,
uno de los más grandes monumentos de la cultura cristiana, llamando a Dios “el alto Sol”
(l’alto Sol), “el Sol de los ángeles” (il Sol degli angeli), el Sol que ilumina y fortalece con
sus rayos a los ejércitos que integran la Iglesia militante (il Sol che raggia tutto nostro
stuolo). En el capítulo del Paradiso en el que aparece Carlos Martel, el héroe y gran líder
franco que derrotó a los musulmanes que intentaban invadir Francia, al que califica de “luz
santa” (lume santo), Dante describe cómo su alma se vuelve hacia “el Sol que la llena y la
sacia” (rivolta s’era al Sol che la riempie), es decir, mira al Bien Sumo, el cual, como un
inmenso Sol sobrenatural, por su riqueza y abundancia infinitas, es capaz de satisfacer
todos los deseos de cualquier creatura. Y en otro pasaje el poeta, dirigiéndose a uno de los
héroes caídos en las Cruzadas, alaba a Dios que inspiró y guio su vida heroica llamándole
“el Sol que os iluminó e inflamó con el calor y con la luz” (il Sol che v’allumò e darse / col
caldo e con la luce).

“Así como el Sol exterior y visible ilumina el mundo corporal, así Dios, el Sol inteligible,
ilumina nuestro interior”, afirma Santo Tomás de Aquino. Y Fray Luis de Granada,
utilizando este mismo lenguaje simbólico, subraya cómo la Luz divina nos orienta en la vida
disipando todo error y toda confusión, lo que le permite afirmar: “delante del Sol todo se
aclara”. La imagen del Sol como símbolo de Dios aparece una y otra vez en las obras de
Meister Eckhart. “De la misma forma --acota el místico alemán-- que la luz irradia a partir del
Sol y se derrama sobre todas las creaturas, así también es creada el alma sin interrupción
por Dios, brotando pura y fresca desde Dios”. Eckhart llama a Dios “el verdadero Sol”
(die wahre Sonne), un Sol hacia el cual tiende el alma movida por un potente resorte. Por su
parte, Thomas Carlyle, el gran pensador inglés, resume esta visión solar de la Divinidad en
una escueta, bella y certera frase: “La Creación es el Arco Iris, pero el Sol que lo produce
no se ve”.

Para no extenderme más en este punto y no repetir lo expuesto en otros lugares, me limitaré
a recoger algunas frases de un eminente autor sagrado español, el Padre Juan Eusebio
Nieremberg, que resultan muy expresivas. Todas las bellezas y perfecciones de la Creación,
explica el jesuita español, son como los rayos que irradia el Sol divino, y por eso, partiendo
de ellas podemos llegar al Centro y la Fuente de donde brotan, descubriendo así “al Sol
por sus rayos”. En su fascinante libro “La hermosura de Dios”, Nieremberg resalta el
importante papel que en la aparición y configuración de la belleza desempeña la luz, la cual
se manifiesta en lustre, esplendor y claridad. Y muestra como todo ello se halla ejemplificado
en el Sol, fuente y origen precisamente de la luz: “el Sol, que es astro tan hermoso, no tiene
otra parte de hermosura sino su claridad y su luz”. Siendo esto así con el Sol natural y
visible, con más razón aun en el Sol invisible y sobrenatural, que es Dios. Tras señalar cómo
los seres humanos, para adornarse y realzar tanto su propia belleza como la hermosura de las
cosas que aprecian, recurren al resplandor del oro, los diamantes, rubíes y demás piedras
preciosas, pues en tal resplandor se hace patente “la hermosura de la luz, que por sí misma
es hermosísima”, nuestro autor añade: “no podía faltar en Dios esta hermosura, no por
artificio de adorno, sino por propiedad de su naturaleza”.

Nieremberg subraya que en Dios está presente toda la bondad y belleza de las cosas
creadas, pero en grado eminente y con luminosidad insuperable. En Dios, como Sol eterno
que es, “todas las perfecciones de ellas [las creaturas] están esmaltadas de luz, o, por mejor
decir, son luz”. ¿Cómo pueden las estrellas, incapaces de iluminar plenamente la noche –se
pregunta el Padre Juan Eusebio--, compararse con “aquel Sol eterno y claridad inmensa
del Creador”? Y nos recuerda que San Anselmo llama a Dios “Fuente de Luz y Sol de
eterna claridad”, citando asimismo a Santa Gertrudis, quien exclama al dirigirse a Dios:
“!Oh, eterno Solsticio y hermoso mediodía!”. Hay que hacer notar, a este respecto, que el
mediodía es el momento del día en que el Sol esta más alto y es más intensa por tanto la luz
solar. Como colofón, bello y sonoro colofón poético, voy a recoger unos versos del poeta
alemán Ludwig Achim von Arnim, que llevan como título Gottes Nähe (“Cercanía de
Dios”), en los cuales el poeta, haciendo una breve, pero sentida meditación religiosa, se hace
eco de este simbolismo solar aplicado a la Divinidad.

Ich sitz’ allein


Im Sonnenschein,
Und wein’ und wein’!
Die Sonn’ allein
Verläßt mich nicht.
Ihr Angesicht
Sie wendet nicht,
Und Gott den Herrn
Glaub ich von fern
In ihr zu she’n
So schön, so schön!
In jeder Well’
Sein Bildnis hell,
In meiner Brust,
Mir unbewußt,
Steht auch sein Bild
So mild, so mild!

“Estoy sentado en soledad / a la luz del Sol, / !y no dejo de llorar! / Únicamente el Sol /
no me abandona. / Su rostro y su mirada / no se apartan ni miran para otro lado, / y a Dios
mi Señor / creo desde lejos / verle en el / !tan bello, tan hermoso! / En cada onda de luz /
su radiante imagen, / y en mi pecho, / sin darme yo cuenta, / esta también su imagen / !tan
dulce, tan benévola!”.

El simbolismo solar se hace presente asimismo y con gran fuerza expresiva en la figura de
Cristo, el Hijo de Dios, la Segunda persona de la Trinidad, el Logos o Verbo divino. Jesús,
el Cristo, suele recibir en la literatura cristiana los epítetos de “Sol eterno”, “Sol de
Justicia”, “Sol sobrenatural”, “Sol que ilumina el mundo”, “Sol de Amor y Sabiduría”, “Sol
de las almas”, “Sol de amores”, “Sol de vida”, “Sol interior”, “Sol superno” (Supernal Sun),
“el verdadero Sol”, “Sol del Sol”, que hace que luzca y resplandezca el mismo Sol visible en
el firmamento. Se le da asimismo el título simbólico de “Solsticio Eterno”, así como los no
menos elocuentes, en la línea del simbolismo febeo o heliaco, de “Puerta Solar” (Sun-Door)
“Astro creador” o “Divino Astro Rey”. En la misma calificación de Cristo como “Luz del
mundo”, que aparece repetidas veces en el Nuevo Testamento, hay una referencia indirecta
e implícita a su carácter solar, pues el Sol es el órgano cósmico de la luz visible en la
Naturaleza, la fuente y origen de la luz que ilumina al mundo.

Tras comentar cómo Dios gobierna el mundo por medio del Sol y cómo el Astro Rey hace
su carrera en el cielo, San Isidoro escribe: “N.S. Jesucristo, Sol eterno, recorre su carrera,
y así le llaman Meridiano” (recordemos que la palabra “meridiano” hace referencia a lo que
está relacionado con el mediodía). Y a continuación añade: “Sale el Sol de Justicia para los
que temen al Señor y hay bonanza en sus almenas”. Comparando a la Iglesia con la Luna,
San Isidoro dice que “así como aquella [la Luna] es iluminada por el Sol, lo es esta [la Iglesia]
por Cristo”. Al igual que el Sol, Cristo se oculta o eclipsa a veces para los hombres, pero
siempre triunfa su resplandor: “como Sol que relumbra en su cenit, iluminó las tinieblas del
siglo ciego”.

El Crismón, emblema y ensena de Cristo, que aparece desde los primeros tiempos del
Cristianismo, está formado por las dos primeras letras en mayúscula del nombre griego
XPIΣTOΣ, la Ki (X) y la Ro (P), insertas dentro del círculo o disco solar. Llevando a veces
incorporado también el símbolo de la cruz, el Crismón forma el lábaro, signo que proclama el
triunfo de Cristo como un nuevo Sol sobre las fuerzas del mal y de las tinieblas. El mismo
significado solar tienen los rosetones cincelados en las fachadas de los templos medievales,
tanto góticos como románicos, con un número variable de radios o rayos que parten del
centro del círculo, recordando así la presencia central de Cristo como Rey del Universo,
simbolizado este último por el círculo, y su irradiación hacia la totalidad de la Existencia.

La misma imagen del sagrado Corazón de Jesús tiene un claro simbolismo solar con sus rayos
de luz y sus llamas de amor. El poeta inglés Francis Thompson aplica a Cristo los epítetos
de “Sol Místico” (Mystic Sun) y “Sol Oculto” (Hidden Sun), cuyos rayos están tan cerca
de nosotros (His beams so near us). Como recuerda Camilian Demetrescu, recogiendo el
mensaje de la más pura y antigua tradición cristiana, en Cristo tiene lugar “el Eterno
Solsticio”, que rompe la frialdad de nuestro invierno interior, tal y como celebra el arte
cristiano, y de manera muy especial el arte románico medieval. Él es “el Solsticio Eterno”
que domina la existencia y renueva por completo nuestra vida. Demestrescu pone de relieve
cómo en el arte paleocristiano, y más concretamente en algunas inscripciones de las
catacumbas, “los rayos del símbolo solar son representados en forma de mano, como en los
antiguos emblemas egipcios del Sol”.

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