Según el Clear Air Institute “México es el segundo país de América
Latina con más muertes por contaminación al año, con un total de
15.000 defunciones. 100 millones de personas están expuestas a niveles de contaminación por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sólo 4 de cada 10 mexicanos son conscientes de la calidad de aire que respiran.”
México es la nación que se ve mayoritariamente afectada por los altos
niveles de ozono, dióxido de carbono y PM11 (material particulado procedente de los gases emitidos por los vehículos y las fábricas), siendo este último el más importante y dañino para la salud.
El PM11 está compuesto por el hollín, que son pequeñas partículas de
color negro que miden entre cinco a veinte nanómetros y que por sus características toxicas representa un importante riesgo para la salud ya que tiene la capacidad de introducirse hasta los pulmones y “matar” a las células macrófagas del sistema inmunológico. Se ha demostrado que los infantes que son expuestos a concentraciones altas de hollín en el ambiente presentan limitaciones de crecimiento pulmonar lo que conduce a la muerte del infante.
Actualmente se han propuesto distintas alternativas para disminuir y/o
erradicar el problema, como lo son: el uso de bicicletas y transporte público, la sustitución de taxis por vehículos con convertidor catalítico y el reemplazo de petróleo por gas natural de parte de las industrias.