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Como sabemos, exportar productos manufacturados resulta más ventajoso que exportar productos
primarios, debido a que al transformarlos internamente se les incorpora valor, en la forma de mano de obra
(de mayor calificación que en el caso de los bienes primarios), materiales y procesos productivos diversos.
Por tal razón, los productos manufacturados tienen precios mayores y, de otro lado, estos suelen ser más
estables.
En Brasil, el porcentaje de las manufacturas llega a casi 40% del total, y entre estas sobresalen las
aeronaves y los vehículos automotores, que en conjunto representan casi 5% del mismo. En Argentina, el
porcentaje es de 32%, destacando especialmente los vehículos automotores que exporta a Brasil.
En nuestro país, solo un 12.2% de todo lo que se exporta (es decir US$ 3,158 millones), corresponde a las
manufacturas. Entre nuestras más conocidas exportaciones de este tipo se hallan, sin duda, los textiles y
confecciones, así como los productos químicos y siderometalúrgicos. En Chile, donde priman las
exportaciones de cobre, solo 11.8% corresponde a la manufactura, en tanto que en Venezuela, aún más
dependiente de un bien primario como el petróleo, las exportaciones manufactureras apenas representan el
7.3% del total, porcentaje casi tan bajo como el de Bolivia, el último país en este ranking.
Hace solo tres meses, en su Reporte de Inflación de setiembre, el Banco Central de Reserva (BCR)
proyectaba que las exportaciones del 2010 cerrarían en US$ 33,500 millones y las del 2011 en US$ 35,000
millones.
Ello hace prever que en el presente año no será difícil alcanzar la meta establecida por el BCR, e inclusive
acercarse a los US$ 40 mil millones, en razón de que se espera precios internacionales aún elevados, así
como mayores volúmenes de ventas de minerales, tanto metálicos (cobre y otros) como no metálicos
(fosfatos). También, mayores volúmenes de gas natural (cuyo precio, muy deprimido actualmente, deberá
recuperarse significativamente) y de productos de agroexportación y otros no tradicionales, entre ellos
textiles y confecciones y sidero-metalúrgicos.
La consolidación de los nuevos y grandes mercados (EEUU, la UE, China y otros) ganados mediante los
flamantes TLC, ayudará en tal sentido.
Si bien el índice de términos de intercambio declinaría ligeramente respecto de su nivel del 2010, no sería
óbice para obtener por concepto de exportación unos números tan interesantes como los mencionados.
Inclusive, ya se está planteando, nuevamente, una duplicación en los próximos cinco años, de tal
manera que se llegue al 2016 con una cifra próxima a los US$ 60 mil millones. Como vemos, la exportación,
componente importante del producto bruto interno, está ejerciendo muy adecuadamente su función de
actividad dinamizadora de nuestra economía.
A la luz de esa sencilla explicación, veamos ahora, gracias a los datos publicados por la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Balance Preliminar 2010, cómo les ha ido en
este aspecto a los países de nuestra región a lo largo de la presente década. Para ello tomaremos en
cuenta el índice preliminar del año 2010, comparándolo con el índice del año base (Año 2000 = 100.0), lo
que nos permitirá averiguar el grado de mejora o deterioro de los términos de intercambio.
Como se aprecia en la tabla, la mitad de los países latinoamericanos experimentó una mejoría de su índice,
en tanto que la otra mitad lo vio decaer.
Dos de ellos se beneficiaron notablemente por la evolución de los precios externos, a tal punto que sus
términos de intercambio se duplicaron: Venezuela, con su petróleo, y Chile, con su cobre.
Lamentablemente, el país llanero, lejos de estar disfrutando los resultados de un contexto internacional tan
ventajoso y propicio, es hoy el único de la región sumido en la recesión, a la que se agregan una elevada
inflación y la pérdida de valor de su moneda. Nuestro vecino del sur, en cambio, sacó mejor provecho de
ese favorable entorno.
Bolivia y el Perú también se hallan entre los países más favorecidos por la evolución de los precios, con un
índice que creció poco más de 50% en comparación con sus niveles de comienzos de siglo. Sin embargo,
en el caso específico de nuestro país, esa variación refleja que no todo fue color de rosa, pues si bien se vio
beneficiado por la notable alza del precio de los minerales que exporta, también se vio afectado por la
elevación de los precios de varias importaciones, entre ellas el petróleo, los alimentos y algunos insumos
importantes.
Colombia, Argentina, Brasil y Ecuador constituyen el tercer grupo de países más beneficiados por el
panorama internacional de precios. Los dos grandes de Sudamérica fueron notablemente favorecidos por el
fuerte incremento del precio de la soya, cultivo agrícola que ambos exportan masivamente, por
multimillonarios montos, a China.
En otros países, entre ellos México, Paraguay, Uruguay y República Dominicana, los términos de
intercambio tuvieron un efecto neutro, pues los precios de sus exportaciones e importaciones variaron de
manera parecida, sin generarles beneficios ni perjuicios.
Lamentablemente, varios países, todos ellos centroamericanos, sí resultaron fuertemente golpeados por la
evolución de los precios, pues sus importaciones se encarecieron más que sus exportaciones. El más
afectado fue Costa Rica, cuyo índice cayó más de 20%, pasando de 100.0 en el año 2000 a solo 78.2 en el
2010.
Como sabemos, las exportaciones constituyen uno de los componentes del producto bruto interno (PBI), por
lo que a todos los países les conviene potenciarlas al máximo, con el objeto de contribuir al crecimiento
de sus economías. Además, teniendo en cuenta que los
mercados nacionales muchas veces resultan pequeños,
se hace imperativo buscar una nueva demanda más allá
de las fronteras. Existen numerosas historias de éxitos
económicos derivados del impulso de este sector.
Estados Unidos mantiene el tercer lugar, Japón el cuarto, y la pequeñísima (pero muy desarrollada y super
exportadora) Holanda el quinto.
Entre los países latinoamericanos, ya hay uno que se coloca entre los quince primeros del mundo: México,
que exportó más de US$ 229 mil millones. El país azteca subió una casilla, pese a haber sido duramente
afectado por la crisis norteamericana, que propició un declive de sus ventas externas totales de 21%.
La otra gran potencia latinoamericana, Brasil, exportó casi US$ 153 mil millones, retrocediendo dos puestos
frente al año previo y ubicándose en el puesto 24.
El Perú, pese a una caída de 15% en sus cifras exportadoras (US$ 26,885 millones en el 2009, versus US$
31,529 millones en el 2008) escaló dos puestos, pasando del 61 al 59, al superar a Eslovenia y Bielorrusia.
Dado que en el presente año nuestro país espera exportar aproximadamente US$ 34 mil millones (con una
recuperación respecto del año anterior del orden del 30%), es probable que prosiga su lento pero
sostenido ascenso.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por su sigla en
inglés), la producción peruana de esta muy demandada especie vegetal llegó a 328,374 toneladas en el
2008, muy por debajo de la producción china, pero triplicando la de su más inmediato seguidor, Alemania.
Otros productores importantes son México y Estados Unidos.
Si bien China es el primer productor mundial, no es un país exportador, pues consume toda su inmensa
producción. El título de primer exportador del planeta le pertenece al Perú, que en el 2009 vendió al mundo
183 mil toneladas (el 56% de su producción), por un valor de US$ 389 millones (un año antes, gracias a los
altos precios, exportó el monto record de US$ 449 millones). Del total exportado en el 2009, el
64% correspondió a espárragos frescos o refrigerados, 29% a preparados o en conserva y 24% a
congelados. El principal mercado para nuestro producto es Estados Unidos, país al que le siguen, a gran
distancia, España, Holanda, Francia, Reino Unido y Alemania.
Un Nuevo TLC, esta vez con Corea del Sur
Asimismo suma, como se puede ver en el gráfico adjunto, nueve TLC (que incluyen a casi 40 países),
destacándose como una de las naciones latinoamericanas con más acuerdos de este tipo, y, por lo tanto,
como una de las de economía más abierta. Sólo Chile y México la superan.
A la fecha, el Perú ya tiene TLC operativos con Estados Unidos, China, Canadá, Singapur y Chile.
Asimismo, tiene negociaciones culminadas y se halla en el proceso de ratificación, y
posterior implementación, con la Unión Europea y la EFTA. Lo mismo ocurre, desde hace un buen
tiempo, con Tailandia, país con el que, lamentablemente, la ratificación está demorando.
Ahora, se acaba de completar negociaciones con Corea, y el proceso se halla muy avanzado con México y
Japón. Con el país azteca, con el cual sólo existía un Acuerdo de Complementación Económica (el ACE
Número 8), que ahora se convertirá en TLC, hay muy buena disposición, esperándose que haya un final
feliz aproximadamente en noviembre. Con el país asiático, en cambio, las cosas se presentan bastante más
complejas, dada su posición negociadora, mucho más dura que todas las que el Perú ha enfrentado hasta
ahora. Pese a todo, ha habido grandes avances, no descartándose un acuerdo antes de fin de año.
Cuando tenga plenamente operativos todos los tratados reseñados, nuestro país tendrá bajo un régimen de
libre flujo de mercancías más del 90% de su comercio exterior.
Además, están próximas a iniciarse las negociaciones con el Acuerdo Estratégico Transpacífico de
Asociación Económica (P4), bloque conformado por Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur. La idea es
crear un TLC a partir de éste, hasta incorporar en él a todos los países del Foro de Cooperación Económica
Asia-Pacífico (APEC). Por lo pronto, además del Perú desean unirse al bloque Estados Unidos, Australia y
Vietnam.
De otro lado, el Perú también está por comenzar a negociar con Rusia, India, Sudáfrica, Australia, Turquía,
Marruecos, Egipto y los países centroamericanos (ya no en bloque, como se había previsto inicialmente,
sino en forma separada). Por último, trabaja en la profundización del ACE Número 58 suscrito con el
Mercado Común del Sur (Mercosur), aunque no para convertirlo en TLC, debido a las restricciones que
imponen sus principales miembros.
Corea del Sur (abajo izq), una nueva bandera en la colección de TLCs.
Corea es el octavo principal mercado para nuestras ventas externas. Las exportaciones a ese país llegaron
a US$ 749 millones en el año 2009, frente a importaciones por US$ 648 millones. La balanza comercial
coreano-peruana es más o menos equilibrada: en el 2008 favoreció a Corea en US$ 233 millones, y en el
2009 al Perú en US$ 101 millones.
Nuestro país exporta al país asiático principalmente productos mineros y pesqueros, en tanto que
importa manufacturas de los más diversos rubros, como automóviles, bienes de capital, equipos
electrónicos, informáticos, etc.
Ahora, gracias al TLC, también podrá introducir a ese mercado productos de otros sectores muy
competitivos, como el agropecuario y el forestal. Según las mismas autoridades coreanas, éstos podrían
incursionar allí con relativa facilidad, dadas sus innegables ventajas, reflejadas en sus bajos costos de
producción y su alta calidad. Si bien no habrá una apertura inmediata para todos los productos, en diez años
se habrá logrado la total liberalización del comercio.
El nuevo TLC no sólo será importante en materia comercial: también lo será en lo que atañe a movimiento
de capitales. A la fecha, Corea ya es un importante inversionista en nuestro territorio, con un stock que
supera los US$ 1,000 millones, y que podría crecer mucho más.
Sus empresas ya están presentes en diversos sectores, pero destacan nítidamente en el energético, en los
rubros de gas y petróleo. Y tienen planes de expandirse mucho más, lo que se denota, por ejemplo, en su
interés en construir, con una de las inversiones más grandes que se haya efectuado en el país, nada menos
que una planta petroquímica de etano, destinada a producir plásticos. Además, otras empresas coreanas
tienen planes en el campo minero. Inclusive se menciona el tema nuclear, teniendo en cuenta las
importantes reservas de uranio en Puno.
Pero el TLC es aún mucho más que eso. Su amplísimo rango de aspectos incluye, entre otras cosas,
servicios, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, procedimientos aduaneros y
facilitación del comercio, servicios financieros, telecomunicaciones, derechos de propiedad intelectual,
contratación pública, laboral, medio ambiente y cooperación económica.
Cerrada la etapa de negociaciones, ahora viene la de revisión legal, que culminará aproximadamente en
noviembre, fecha en la cual se podría firmar el tratado, probablemente durante la cita del APEC en Japón.
Así las cosas, el libre comercio entre los dos países podría hacerse realidad en los primeros meses del
2011.
En los últimos diez años, el comercio bilateral peruano-coreano se ha expandido unas cinco veces. Con la
entrada en vigencia del TLC se espera que el ritmo de crecimiento sea muy superior, teniendo en cuenta la
experiencia chilena (que quintuplicó su comercio bilateral en tan sólo cinco años) y considerando, además,
que, según los funcionarios coreanos, el nuestro es de mucho mayor envergadura.
Dentro de poco tiempo, pues (apenas concluya el trámite que sigue), se abrirá una nueva etapa de relación
comercial y de otras múltiples facetas con una de las más brillantes y pujantes economías del mundo.
Esperemos obtener el máximo provecho de una vinculación como ésta, que se avizora sumamente
fructífera.
Como sabemos, hace pocos días se rubricó, en una solemne ceremonia, el exitoso cierre de las
negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea, previéndose que entre el
2011 o 2012 ya se halle plenamente operativo. Se trata de un paso muy importante dado por nuestro país,
nada menos que con el principal bloque económico del mundo, en su afán de lograr una cada vez mayor
liberalización de su comercio exterior.
¿Y cómo van las cosas en cuanto a otros TLC? Con una noticia tan alentadora, la ocasión es propicia para
una revisión de los avances y perspectivas en esta materia. Por ende, así lo hacemos.
Hasta el momento, y sin contar a la Comunidad Andina, con cuyos países mantiene libre comercio desde
inicios del 2006, el Perú ha negociado con éxito ocho TLC.
En efecto, hasta fines del 2009 ya tenía libre flujo de mercaderías con Estados Unidos, Canadá, Chile y
Singapur. Y desde el presente año también lo tiene con China. Con Tailandia, si bien ya tiene negociaciones
culminadas desde hace buen tiempo, falta la ratificación para su entrada en vigencia.
Además, en noviembre del año pasado finalizó exitosamente las negociaciones con la Asociación Europea
de Libre Comercio (EFTA, conformada por Suiza, Noruega, Liechtenstein e Islandia). En junio se firmará el
texto final del acuerdo, el mismo que, tras su ratificación por las partes, y algunos meses de
implementación, podría entrar en vigencia a inicios del próximo año. Y ya se rubricó, como vimos al
principio, el acuerdo con la UE.
Asimismo, el Perú tiene negociaciones sumamente avanzadas con Corea y Japón, las que espera culminar
aproximadamente en julio.
Con México, también avanzó en materia de liberalización comercial, como resultado de lo cual existe el
Acuerdo de Complementación Económica (ACE) Número 8. Pero ahora se espera mejorar éste, para
convertirlo en un TLC.
Por último, está en conversaciones, para comenzar a negociar, con Centroamérica, India, Marruecos,
Egipto, Rusia, Sudáfrica y Australia.
Las negociaciones con los países centroamericanos, que comenzarían en agosto, y culminarían un año
después, serían, de una parte, con los cinco que conforman el Sistema de Integración Centroamericana-
SICA (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) y de otra con Panamá y República
Dominicana.
De otro lado, está conversando con los países del denominado Acuerdo Estratégico Transpacífico de
Asociación Económica (TPPA), conocido como P4, para integrarse a él en el marco de un TLC. Estos
países son Chile, Singapur, Nueva Zelanda y Brunei. Si bien el Perú ya tiene tratados con los dos primeros,
desea llegar a un acuerdo con el grupo porque a través de éste se viene promoviendo la apertura de todos
los países que, como el nuestro, conforman la APEC, con el fin de convertirla en una gigantesca zona de
libre comercio. Es por eso que también están por ingresar a él Estados Unidos y Australia.
Igualmente, aunque no para concretar un TLC, nuestro país tiene intenciones de ampliar el ACE Número 58
que tiene suscrito con el Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y
Paraguay.
Así estan las cosas. Sea con un nombre u otro (TLC o ACE) o con diferencias en su velocidad de
implementación (inmediata o gradual), los tratados mencionados están transformando, para bien, la
mentalidad de nuestro país, llevándole a pensar en términos de eficiencia, modernidad, competitividad y
globalización, y le permitirán dar, conforme se consoliden, un salto cualitativo en materia comercial y de
inversiones. Mérito de todos los gobiernos que, desde los años 90 hasta hoy, se han esforzado en
encaminarlo por esta fructífera ruta.
En su afán por construir una economía cada vez más abierta, el Perú sigue estableciendo Tratados de Libre
Comercio con diversos países y bloques del mundo. Ya lo había hecho con varios, entre ellos las grandes
potencias Estados Unidos y China, cuyos tratados ya están en plena operatividad, fomentando nuestras
exportaciones. Ahora lo acaba de hacer con la Unión Europea (UE), el
bloque económico más grande del mundo, como lo demuestra su producto
bruto interno, ascendente a US$ 16.4 billones.
El Perú logró este gran éxito junto con Colombia, país con una política
económica muy parecida a la nuestra, y que ahora también disfruta de este
momento de satisfacción.
Hace pocos días se firmó el correspondiente documento que certifica el
cierre de las negociaciones. En realidad, éstas ya habían concluido a fines de febrero, pero faltaba la
rúbrica, que se hizo en grande, en presencia de los presidentes de los dos países sudamericanos y las más
altas autoridades de la Unión Europea. Ahora se ingresará a la etapa de revisión, para darle forma jurídica al
documento, así como para traducirlo a los 27 idiomas de todos los países comunitarios. Luego, tendrá que
ser ratificado por cada una de las partes. En el caso peruano, aún falta determinar si tal aprobación la hará
el Ejecutivo o el Congreso. Por el lado europeo, la tarea le corresponderá a su Parlamento multinacional, lo
que hace prever una decisión nada sencilla, debido al proteccionismo de algunos miembros de ese foro.
Si todo resulta bien en esos trámites, vendrá la fase de implementación, que tomará unos meses. De no
surgir inconvenientes, el tratado entrará en vigencia probablemente a fines del presente año o inicios del
siguiente. Sin embargo, el Ministerio de Comercio Exterior considera más probable que ello ocurra a inicios
del 2012, debido a lo compleja que será la implementación.
Lo que Significa la UE
La Unión Europea, además de ser el bloque económico más grande
del mundo, es el principal inversionista en nuestro país y el segundo destino de nuestras exportaciones
(US$ 4,236 millones, que representan el 16% de las mismas). Teniendo eso en cuenta, resultaba prioritaria
la firma del TLC, con el fin de que esas relaciones, ya bastante intensas, se fortalecieran aún más, y ese
inmenso mercado quedara al alcance de nuestro sector exportador.
Sectores Sensibles
Pero no fue nada fácil concretar el acuerdo, pues la UE quiso limitar el acceso a su mercado en
los sectores que considera sensibles, entre ellos el agropecuario y el pesquero.
En el primero pretendió imponer restricciones al ingreso de azúcar, bananos y arroz. Afortunadamente,
luego cedió, aceptando el establecimiento de cuotas, las cuales, aunque no ofrecen acceso ilimitado, de
todas maneras constituyen para nuestro país una importante mejora frente a lo que se exporta actualmente.
En lo que atañe a la pesca, considerado el sector más sensible, al existir una mayor competencia directa,
hubo un desacuerdo inicial. La UE había establecido que sólo consideraría como originarios del Perú los
productos pescados dentro de las 12 millas, lo que, al colisionar frontalmente con nuestro precepto
constitucional de las 200 millas, resultaba inadmisible.
También pretendía mantener la restricción actualmente vigente bajo el SGP-Plus, y que se aplica a la pesca
de consumo humano directo, referida a que, para acceder a su mercado sin el pago de aranceles, el capital
de la empresa exportadora debía ser totalmente peruano o pertenecer en un 50% a un país miembro de la
UE. Según el Perú, esta restricción desincentivaba las inversiones en el sector.
Felizmente, luego los europeos flexibilizaron su posición, reconociendo como originarios del Perú los
productos pesqueros capturados hasta las 200 millas, y aceptando cualquier composición accionaria en las
empresas, siempre que tengan su sede, descarguen el pescado y facturen en el Perú. Sin embargo, el
acceso no será ilimitado, sino determinado mediante cuotas. La disposición involucra al jurel, caballa, pota y
anchoveta. La harina y el aceite de pescado mantienen su régimen actual, de acceso totalmente libre.
Beneficios
Tal como los TLC con Estados Unidos y China, este tratado reportará grandes beneficios al país.
El más obvio es el de poder acceder a un enorme mercado, 130 veces más grande que el nuestro. Si bien
desde el año 2005 ya operaba el SGP-Plus, éste, por ser un acuerdo limitado en el tiempo (vencerá a fines
del año 2011) no propiciaba inversiones de largo plazo. Con el TLC, eso sí ocurrirá, al ser un acuerdo
permanente. Además, gracias a éste quedará liberado, de manera inmediata, el 99.3% de todo lo que
nuestro país exporte a la UE. De ello se beneficiarán todos los sectores de nuestra economía,
especialmente el agropecuario, el pesquero y el textil, todos ellos muy intensivos en el uso de mano de
obra.
Por ejemplo, el agropecuario, que exportó US$ 655 millones en el 2009, ahora podrá hacerlo gozando de un
arancel cero para el 95% de sus productos. Eso, sin duda, se reflejará en montos mucho mayores,
especialmente de nuestros nuevos productos de agroexportación (espárragos, paltas, mangos, uvas,
pimiento piquillo, bananas, alcachofas, etc), que ya habían ingresado con éxito a ese mercado, y que ahora
tendrán pespectivas mucho más favorables.
Cabe señalar, también en el rubro agropecuario, que el TLC reconoce como denominaciones de origen el
maíz gigante del Cusco, el pisco, el pallar de Ica y la cerámica de Chulucanas.
La pesca también será una gran beneficiada, al haberse levantado gran parte de las restricciones
anteriormente existentes. Las especies más vendidas en este sector son las conchas de abanico, el
calamar, la pota congelada y los filetes de merluza.
La industria, nuestro sector de mayor aporte al PBI, también obtendrá grandes ventajas, pues contará con
acceso libre e inmediato en todos sus productos.
El empleo será, sin duda, un gran ganador con el incremento de la producción exportable que el TLC
propiciará. No sólo a nivel de las grandes empresas, sino también de las medianas y pequeñas, todas las
cuales tendrán la oportunidad de articularse en la cadena productiva que se generará. Además, se
beneficiará por el hecho de que la UE no permitirá el ingreso de bienes producidos en condiciones que
supongan maltrato para los trabajadores (salarios de explotación, desconocimiento de derechos, etc.), pues
éstos constituirían competencia desleal para su propia producción.
En materia ambiental, el Perú se favorecerá por cuanto la UE restringe el ingreso de bienes cuya producción
supone daño ecológico.
Por si eso fuera poco, también habrá un importante beneficio desde el punto de vista de la
descentralización, debido a que una parte considerable de lo que el Perú exporta al bloque europeo
proviene del interior del país.
Con el TLC, las exportaciones seguirán gozando del beneficio de la devolución de impuestos (drawback), tal
como ocurría con el SGP-Plus.
En el campo de las inversiones, el nuevo tratado propiciará el establecimiento en el Perú de empresas
provenientes de países que no tienen acceso preferencial a este enorme mercado, que se instalarán aquí
para exportar con ventajas.
Pero los beneficios no sólo provendrán del lado de las exportaciones. También lo harán, y masivamente, de
las importaciones. Teniendo en cuenta que la UE está conformada por países de altísimo nivel de desarrollo
industrial y tecnológico, y que el Perú también reducirá a cero los aranceles para los productos provenientes
de ese bloque, nuestro país podrá adquirir éstos a precios menores que los actuales, beneficiando a los
consumidores en general, que tendrán acceso a una gran cantidad de bienes de consumo, y a las
empresas, que podrán acceder a insumos y bienes de capital, poseedores de la reconocida calidad
europea.
No obstante que la cifra exportadora que aquí comentamos aún es menor que la de enero del 2008 (US$
2,537 millones), cuando la crisis todavía no causaba estragos, sí revela que existe una muy notable
recuperación, que seguramente se irá ratificando a lo largo del año. ¿Alcanzará para superar el record de
US$ 31,529 millones alcanzado en el 2008? Dado que eso requeriría una mejora de menos de 20%
respecto de lo alcanzado en el 2009 (US$ 26,885 millones), y teniendo en cuenta, como acabamos de
ver, que este año viene con mucha fuerza exportadora, no sólo parece altamente probable llegar a esa cifra,
sino inclusive superarla con holgura. No hay que olvidar que el Perú no sólo espera la recuperación de sus
mercados externos tradicionales, sino tambíén la incorporación del mercado chino, en el marco del TLC, y
del propio mercado norteamericano, que, tras haber dejado atrás la parte más dura de la crisis, por primera
vez nos hará sentir los beneficios de su apertura para con nuestros productos.
Se disiparon las dudas y se aclaró el panorama, pues los intentos de torpedearlo fueron totalmente
desestimados por el Tribunal Constitucional, que estableció, entre otras cosas, que no "afecta la soberanía
nacional" ni "impide la expropiación de empresas chilenas por causas de seguridad nacional".
De esta manera, el Acuerdo de Libre Comercio con Chile, en vigencia desde marzo del 2009, podrá seguir
operando normalmente. Como tenía que ser, habida cuenta de los grandes beneficios que reportan los
convenios de este tipo.
Hasta ahora, nuestro país tiene en pleno funcionamiento cuatro acuerdos: con Estados Unidos, Canadá,
Singapur y Chile. Asimismo, ya tiene cerrados y en proceso de implementación acuerdos con China,
Tailandia y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, compuesta por Noruega, Islandia, Suiza y
Liechtenstein). Además, viene negociando activamente con la Unión Europea, Corea, México y Japón, y
está cerca de iniciar negociaciones con Rusia, India, Egipto, Marruecos, Australia, Sudáfrica,
Centroamérica, Nueva Zelanda y Brunei (estos dos últimos, integrantes, junto con Chile y Singapur, del
denominado P-4).
La meta es que en el 2011 el Perú ya tenga libre comercio con países que representan el 95% de sus
exportaciones. Al paso que vamos, parece que lo lograremos.
Los tacneños, obviamente, están felices con esta situación, que permite el ingreso de una apreciable
cantidad de dólares (US$ 8 millones en enero). Sin duda, esa zona tiene carencias de diversa naturaleza,
pero, por otro lado, tiene la privilegiada situación de ser fronteriza con un país cuyo ingreso por habitante es
más alto que el peruano, algo que no ocurre en las fronteras con Bolivia y Ecuador, que, pese a ser
dinámicas, no registran un flujo con las características especiales del chileno.
El flujo chileno, a diferencia del boliviano o ecuatoriano, no se limita al tránsito de mercaderías, sino
que también involucra el de una gran cantidad de personas. Ello lo lleva a dinamizar (a través
de las consultas médicas, o la utilización de restaurantes, centros de alojamiento, paquetes turísticos,
centros de diversión, medios de transporte y otros) el importante sector de servicios. Dado que para los
chilenos los precios y tarifas de nuestro país son una verdadera ganga, vienen dispuestos a aprovecharlos
masivamente.
Esperemos que esta simpática e interesantísima sinergia fronteriza, producto de una cada vez más estrecha
relación entre dos países que no sólo son vecinos, sino también buenos socios en materia económica,
continúe indefinidamente. Con ella, todos ganan.
Aunque todavía se halla muy lejos de igualar el record de Chile y México, los
países con más Tratados de Libre Comercio (TLC) en el mundo (tiene más de
40 cada uno), el Perú ya ha efectuado un gran avance, poniendo de manifiesto
su clara pretensión de ser un país abierto al mundo en materia de comercio
exterior, flujos de capitales, servicios e inversiones.
A la fecha, ya lleva suscritos TLC con cerca de 10 países, entre ellos la mayor potencia del mundo (Estados
Unidos) y la que en muy poco tiempo se convertirá en la segunda (China). También los tiene con Canadá,
Chile, Singapur, Tailandia y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), conformada por Noruega,
Suiza, Islandia y Liechtenstein. Algunos de estos acuerdos, como los suscritos con Estados Unidos y Chile,
ya están operativos, en tanto que otros se hallan en la etapa de implementación, próximos a entrar en
vigencia.
Además, nuestro país está en conversaciones con otra gran potencia (Japón) y con el bloque económico
más grande (la Unión Europea), conformado por 27 países desarrollados.
Asimismo, tiene muy avanzadas las negociaciones con México (las que por ahora están en stand by) y las
ha iniciado, con perspectivas muy halagüeñas, con Corea.
Y, en los siguientes meses, espera conversar con otros países y bloques que se hallan interesados en
profundizar las relaciones bilaterales. Son candidatos los países centroamericanos, varias potencias
intermedias, como India y Australia, y algunos de los países más dinámicos del mundo, como Malasia e
Indonesia.
La idea es romper, hasta donde se pueda, las barreras comerciales, integrarnos al mundo y competir en
éste a base de eficiencia, calidad de productos, adecuado aprovechamiento de nuestras innegables
ventajas comparativas y competitivas y una creciente mejora de nuestras capacidades humanas,
económicas y técnicas.
El camino es duro, pero, poco a poco, y con el respaldo de una política económica de calidad, que en
ningún momento se aparte del camino de la racionalidad, sin duda se podrá lograr el objetivo de hacer de
nuestro país una potencia exportadora y un gran receptor de inversiones, apuntalando la probabilidad de un
rápido despegue del nivel de vida de la población.
Los términos de intercambio, es decir, la relación que se obtiene al comparar la evolución de los precios de
nuestras exportaciones con los de nuestras importaciones, sigue mejorando, en un proceso de alza iniciado
en enero de este año. Ello refleja que, en lo que va del 2009, los precios de nuestras ventas al exterior
vienen subiendo más, o disminuyendo menos, que los de
nuestras compras.
Pese a este alentador dato, las previsiones para el cierre del año aún apuntan a una caída del indicador. No
obstante, hay que señalar que éstas cada vez son menos pesimistas. Así, del pronóstico de una caída de
más de 12% que se manejaba hace algunos meses, se ha pasado al de una caída de menos de 10%. Y,
teniendo en cuenta las buenas noticias que comienzan a aparecer en algunas de las principales economías,
embarcadas en enormes planes de reactivación, no sería de extrañar que los mencionados pronósticos se
tornen mucho más favorables en los próximos meses.
Comenzaron los intercambios en el marco del TLC. Contra todo lo previsto, no fue el Perú, sino Estados
Unidos, el que hizo el primer envío. Y éste no estuvo compuesto por automóviles, computadoras o grandes
maquinarias, como se hubiera podido esperar, tratándose de la primera potencia industrial del mundo, sino
por humildes manzanas frescas de California, que llegaron anteayer como parte de un envío de poco más
de US$ 17 mil.
Con el colosal Queen Mary 2 como testigo, ayer salió nuestro primer embarque. (Foto: Andina)
De esa forma, quedó inaugurada la nueva asociación comercial. Ahora, cabe esperar que los envíos de una
y otra parte crezcan y se multipliquen, hasta hacerse multimillonarios. Con toda seguridad, así será.
Como se sabe, dicho tratado abre para nuestras exportaciones ese gigantesco mercado, de US$ 14.3
billones (109 veces más grande que el nuestro), al cual los productos peruanos (con sólo unas cuantas
excepciones) podrán ingresar libres de impuestos. Ello, sin duda, les conferirá una enorme ventaja frente a
los productos de otros lugares del mundo. Bajo tal situación, se espera que nuestras ventas se incrementen
considerablemente.
Para que ello ocurra plenamente, deberá dar todos los pasos posibles en pro de mejorar su competitividad,
aún sumamente baja. A tal efecto, tendrá que incrementar sustancialmente la red de caminos, modernizar y
ampliar los puertos y aeropuertos, extender la interconexión eléctrica, seguir impulsando las
telecomunicaciones, hacer más ágil la legislación laboral, formalizar la economía, mejorar el nivel de la
educación y de la capacitación los trabajadores, emprender la reforma del Estado, etc.
Pero el beneficio no se limitará a las exportaciones. Con ese libre acceso peruano al mercado
norteamericano, muchas empresas de países que no gozan de tal privilegio se sentirán incentivadas a
establecerse en el nuestro, para emplearlo como plataforma exportadora hacia el gran mercado del norte. A
esa ventaja podrán añadir otras presentes aquí: la abundancia de recursos naturales, la existencia de una
mano de obra barata y de buen nivel, y la vigencia de reglas de juego claras. Lógicamente, ello debería
redundar en una sustancial mejora de los niveles de empleo.
Además, el TLC permitirá la libre llegada al Perú de productos norteamericanos. Así, vehículos,
computadoras, electrodomésticos, maquinaria, y todo tipo de equipos producidos en ese país ingresarán sin
recargo alguno al nuestro, beneficiando a los consumidores finales (con precios más bajos) y al sector
productivo, que de esa manera tendrá a la mano tecnología de calidad a un menor costo, con la cual podrá
mejorar su productividad y eficiencia.
Como es inevitable, también habrán algunos problemas derivados del TLC, por ejemplo en determinados
rubros agrícolas, que tendrán que recibir una compensación. Pero, fuera de excepciones como ésa, el
efecto neto del tratado será enormemente positivo. De eso comenzaremos a tener evidencia a partir de hoy.
Con la firma de los respectivos presidentes, que decretaron que entrará en vigencia el 1 de febrero, el
Tratado de Libre Comercio entre el Perú y Estados Unidos quedó totalmente asegurado.
Todo definido: el TLC se pone en marcha el 1 de febrero. (Fotos: Andina)
Se acabaron, pues, las dudas, y se inició la cuenta regresiva. En dos semanas más, los productos peruanos
podrán comenzar a ser embarcados rumbo a Estados Unidos, donde ingresarán sin pagar aranceles. Lo
propio ocurrirá con los productos norteamericanos que se destinen al Perú.
En este momento de honda satisfacción, corresponde hacer una especial mención al presidente
norteamericano, George Bush, quien, en uno de sus últimos actos oficiales, firmó la respectiva resolución de
promulgación. Al margen de su terrible gestión como mandatario, es innegable que en todo momento se
esforzó al máximo para que el TLC se hiciera realidad. Ahora mismo, pese a estar en trance de dejar el
cargo (el día anterior había dado su discurso de despedida) no quiso dejar que el plazo corriera el riesgo de
extenderse (lo que parecía que ocurriría, por la intervención de algunos legisladores demócratas) y, en uno
de sus últimos actos oficiales, se apresuró a estampar su definitiva rúbrica, con lo que resolvió el asunto.
Este gesto, como muchos otros a lo largo del proceso, los peruanos deberemos saber valorarlo.
Obviamente, también deberemos recordar que éste fue un largo camino, que se inició en el gobierno del ex
presidente Toledo, quien fue el gestor de la idea, y trató afanosamente de llevarla adelante. Junto a él
estuvo un gran grupo de negociadores (encabezado por el ministro Alfredo Ferrero), que hizo su mejor
esfuerzo, tanto para acelerar las cosas, como para obtener un buen acuerdo.
Con ello se cierra todo un capítulo en nuestra historia del comercio. Pero en
pocos días empezarán otros dos: el de intentar conquistar el gigantesco
mercado norteamericano con nuestros productos, y el de aprender a sacar el máximo provecho a los bienes
de capital e insumos provenientes de esta superpotencia, que ingresarán libremente al nuestro.
Una gran noticia se dio ayer en uno de los sectores que más están padeciendo por la crisis internacional.
Luego de que el Congreso peruano aprobara las normas correspondientes a su implementación, el Tratado
de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos ha quedado prácticamente listo para entrar en vigencia. Y,
según la Ministra de Comercio Exterior, ello ocurrirá en tan sólo dos semanas y media, al despuntar el mes
de febrero. Sólo quedan pendientes unos cuantos reglamentos, que, por estar a cargo del Ejecutivo,
seguramente serán promulgados muy rápidamente.
La noticia, qué duda cabe, es excelente para nuestro sector exportador, que por efecto de la recesión
internacional, en los últimos meses ha venido disminuyendo en forma significativa sus ventas. Ahora, al
levantarse las barreras arancelarias para la casi totalidad de los productos, tal situación podría ser revertida
siquiera parcialmente, pues la puerta quedará abierta para el ingreso al gigantesco mercado
norteamericano, el más grande del mundo.
Ingresar al gran mercado de EEUU, aún en época de crisis, resultará muy beneficioso.
Es cierto que estamos encontrando a éste bajo el peor escenario posible: terriblemente debilitado, con un
consumo y una demanda severamente contraídos. Pero eso no es suficiente para desanimarse. Hay que
recordar que, pese a todo, sigue siendo un mercado enorme. Además, es bueno saber que en estos casos,
paralelamente a la disminución de la demanda, suele haber sustitución de bienes: la gente se orienta hacia
productos que, siendo de buena calidad, también tienen precios asequibles.
Nuestros productos cumplen con la primera condición, y, por efecto del TLC (y su arancel cero), cumplirán
también con la segunda. Por ello, serán fuertes candidatos a gozar de las preferencias de los consumidores,
desplazando a productos que deberán pagar aranceles. Así, al margen de hallarse en una muy mala
situación, el mercado norteamericano podría ayudarnos a mejorar sustantivamente nuestros montos de
exportación.
La idea de la Ministra y de todo el equipo que preparó las normas de implementación es propiciar que sea el
presidente Bush, gran propulsor del TLC, el que dé, en sus últimos días en el cargo, el visto bueno
norteamericano a estos últimos toques del acuerdo. No se quiere correr el riesgo de que la nueva
administración, próxima a instalarse, vaya a poner alguna objeción de última hora que frustre el objetivo.
Los términos de intercambio constituyen la relación entre la variación de los precios de las exportaciones y
los precios de las importaciones de un país. Se expresan como un índice, que se incrementa o disminuye
según lo hacen los mencionados componentes. El actualmente vigente para el Perú toma como base el año
1994 (1994=100).
Cuando el índice se mantiene relativamente invariable, significa que los precios de las exportaciones varían
en forma parecida a los precios de las importaciones. Así ocurrió entre el año 1998 y mediados del 2003, tal
como se aprecia en el gráfico proveniente de la última Nota de Estudios del Banco Central de Reserva.
Cuando se eleva, significa que los precios de lo que vendemos fuera crece más (o decrece menos) que los
precios de lo que compramos, lo cual, obviamente, resulta beneficioso para el país. Eso ocurrió desde
mediados del año 2003, y con mucho más fuerza desde mediados del 2005, permitiendo al Perú obtener
una importante mejora en sus ingresos fiscales, en su balanza comercial y en sus reservas internacionales.
Pero ahora el índice ha sido afectado, y severamente, por la crisis. En el gráfico se puede ver que desde los
primeros meses del 2007 la curva se ha hecho notoriamente declinante, debido a que los precios de
nuestras exportaciones están cayendo significativamente, en tanto que los de nuestras importaciones no
caen, o lo hacen a una velocidad mucho menor.
Es decir, los términos de intercambio son hoy mucho más desfavorables que en los dos últimos años.
Mientras que en el 2007 el índice había logrado superar los 140 puntos, actualmente se halla cercano a los
100 puntos, es decir casi igual que en el año base de 1994.
Sin embargo, la situación no es para alarmarse, pues sólo significa que, en materia de precios, y pasada la
época del auge, se ha retornado a la normalidad. Adecuándose a las nuevas circunstancias, es decir,
incrementando su eficiencia y competitividad, el Perú podría hacer frente al nuevo escenario, y sostener un
buen ritmo de crecimiento, como ya lo hizo antes del boom de los precios.
Pero lo más probable, y también lo más deseable, es que, luego de un tiempo de dificultades, y de la mano
de la recuperación del crecimiento por parte de China y otros países importantes, el índice de términos de
intercambio vuelva a mejorar, aunque quizá con una mayor gradualidad.
George Bush, Taro Aso, Hu Jintao, Dmitri Medvedev, Kevin Rudd y Stephen
Harper.
Aquí estuvieron, debatiendo acerca de los grandes problemas de la economía mundial, entablando
conversaciones bilaterales y trabajando por la consolidación del libre comercio en la expectante cuenca del
Pacífico, los presidentes, primeros ministros y jefes de estado de Estados Unidos, Japón, China, Rusia,
Canadá, Australia, México, Corea, Taiwán, Tailandia, Malasia, Indonesia, Singapur, Hong Kong, Chile,
Brunei, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, Vietnam y Nueva Zelanda.
Lee Hsieng Loong, Lee Myung Bak, Michelle Bachelet, Felipe Calderón,
Somchai Wongsawat y Susilo Bambang.
El Perú, realmente, fue un buen anfitrión, pues llevó a cabo una reunión en la
que, aparte de una excelente organización, hubo gran seguridad y un cálido
ambiente, que se dejó ver en las expresiones de satisfacción de los ilustres
invitados. Sin duda, nuestro país aprovechó bien las lecciones de la otra gran
cumbre (la ALC-UE), que organizó hace algunos meses.
Nguyen Minh Triet, Lien Chan, Hassanal Bolkiah, Gloria Macapagal, John Key y Najib Razak.
El magno evento fue totalmente exitoso, tomando en cuenta que concurrieron hasta los jefes de estado de
las mayores potencias, y que se emitió una declaración que muestra la disposición del grupo a luchar
abiertamente contra la recesión producida por la crisis financiera.
Para la foto oficial, los jefes de estado lucieron finos ponchos peruanos de alpaca.
Para el Perú el éxito fue doble, pues además consolidó su presencia en el grupo, y dejó una excelente
impresión, mostrándose no sólo como un país serio y responsable en materia organizativa, sino también
como uno totalmente identificado con la modernidad y, por ende, con las ideas que orientan a esta
importantísima asociación.
En virtud de ello, desde ayer está teniendo lugar en nuestro país una inédita concurrencia de presidentes y
jefes de gobierno de varios de los países más poderosos del mundo.
Así, ya arribaron, o están a punto de hacerlo, George Bush, presidente de Estados Unidos; Hu Jintao,
presidente de China; Dmitri Medvedev, presidente de Rusia; Taro Aso, primer ministro de Japón, Stephen
Harper, primer ministro de Canadá; y Kevin Rudd, primer ministro de Australia.
También, los mandatarios de varios de los países más dinámicos del globo, como Singapur, Corea, Nueva
Zelanda, Vietnam, Filipinas, Malasia, Tailandia e Indonesia.
Del lado latinoamericano, están los presidentes de los dos únicos países que, junto con el nuestro,
conforman esta asociación, es decir, Felipe Calderón, por México, y Michelle Bachelet, por Chile.
Qué es la APEC
La importancia de este grupo es que abarca una zona que, si bien en el pasado estuvo alejada de los
grandes centros del comercio y las finanzas, actualmente se ha convertido en la de mayor dinamismo,
primero con el vigoroso desempeño de Japón, hace ya varias décadas; luego con el de Corea, Taiwán y
Singapur, y más recientemente, con el asombroso despegue de China.
La tarea de nuestro país será hacer que estas ventajas se traduzcan en más exportaciones, más
inversiones y más turismo, entre otras cosas. No siempre se tiene en casa a miles de grandes empresarios
en busca de nuevas oportunidades de negocios, así que la presente cita constituirá la ocasión más propicia
para captar su atención.
Sin duda, la cita de estos días será la más grande acaecida hasta ahora en
nuestro país. En ella seguramente se discutirá varios de los problemas que
actualmente afligen a la economía mundial, particularmente la grave crisis
financiera y su dramático efecto recesivo. Será una buena ocasión para que
los grandes países continúen buscando soluciones a la misma.
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Tasa de Interés de Referencia del Banco Central (desde enero 2011): 3.25%
La Pobreza
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Una enorme tarea pendiente
Buscando el Desarrollo
La economía crece aceleradamente
Población que padece Hambre (Índice Global del Hambre 2009): 7.3%
Remuneración Mínima Vital (RMV): 550 soles (US$ 196); desde el 01-12-10: 580 soles (US$ 207);
desde el 01-02-11: 600 soles (US$ 214)
Ingreso promedio Lima Metropolitana (trimestre móvil ago-set-oct 2010): S/. 1,084
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