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Las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares
distintos al de su entorno habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un
año con fines de ocio por negocios y otros motivos.
Podemos complementar esta definición con la dada por la touris Sóciety: “El turismo
incluye cualquier actividad relacionada con el desplazamiento temporal de personas
hacia destinos fuera de lo lugares donde normalmente viven o trabajan, así como las
actividades que realizan durante su estancia en dichos destinos (tourism society, 1979, p.
70).
De las definiciones anteriores se derivan una serie de cuestiones que conviene puntualizar
Las empresas y organizaciones que ofrecen servicios para satisfacer las necesidades de los
turistas, tanto en el planteaiento como en la realización del viaje, pueden ser consideradas
como integrantes de la industria turística, cuyos limites son difíciles de fijar pero que
básicamente están compuestos por cinco subsectores en el sector de alojamiento, el
sector de transporte, el sector de organizadores y distribuidores de viajes, el sector de
organizadores de destinos turísticos y el sector de atracciones. Las empresas y
organizaciones más representativas de cada uno de los sectores aparece reflejadas en la
figura 1.1
El sector de atracciones es, sin duda el más complejo y difícil de acotar, puesto que está
compuesto por elementos muy variados. De hecho cualquier elemento distintivo y
peculiar de la zona de destino constituye una atracción turística desde el patrimonio
histórico artísticos, pasando por paisajes y zonas naturales protegidas hasta la misma
población residente y su forma de vivir, es evidente que, de ningún modo, todos los
factores y elementos que constituyen atracciones son organizaciones, con o sin ánimo de
lucro, este es el criterio que se sigue para incluirlas dentro de la industrias constituir de
algún modo, empresas y organizaciones.
Del mismo modo, se habla de industria turística emisora e industria turística receptiva. En
los países donde el emisor supera claramente al receptor, la industria turística emisora
supera la receptiva y viceversa, en los destinos turísticos importantes, como es el caso de
España, la industria turística es, mayoritariamente receptiva.
La industria turística emisora está formada por las empresas más grandes de los sectores
de transporte y de organizadores y distribuidores de viajes, básicamente tour operadores
y agencia de viajes.
La industria turística receptiva está constituida por el resto de subsectores descritos
previamente, mas agencias de viajes receptoras, es decir, aquellas agencias de viajes
situadas en los destinos turísticos que se encargan de organizar y suministrar todos
aquellos servicios que el turista pueda requerir una vez que se encuentra en el destino.
El turismo como actividad remonta sus orígenes, probablemente a las primeras grandes
civilizaciones de la humanidad, cuando determinadas personas o colectivos se trasladaban
sin que ello estuviera motivando por el hecho de tener que satisfacer necesidades básicas
de sustento o seguridad sin embargo, no se fue hasta la segunda mitad del siglo xx
cuando se produjo la extraordinaria popularización de los viajes turísticos en el mundo
occidental, provocada por los significativos avances económicos y en medios de
transporte. Probablemente pocas industrias, a lo largo de la historia se hayan
transformado tan rápidamente y haya experimentado tales ritmos de crecimiento como
en el sector turístico de España, en su conjunto, como destino turístico de masas pionero
en el mundo, constituye un claro exponente de ello.
Las siguientes cifras pueden servir para proporcionar una idea del extraordinario
crecimiento del sector según la organización mundial del turismo (OMT), En el año 1950
se produjeron 2.5 millones de viaje internacionales que supusieron un gasto de 2.100
millones de dólares. Según ese mismo organismo, durante el año 2000 el número de
llegadas internacionales alcanzó los 698 millones y los ingresos sumaron 476.000 millones
de dólares. Cinco años más tarde en el 2005 se alcanzaron los 803 millones de llegadas y
unos ingresos de 676.000 millones de dólares. Aunque en los años más recientes se ha
producido cierta ralentización debido al impacto de la crisis económica internacional aun
así en el 2009 se produjeron los 880 millones de viajeros según la OMT, el crecimiento de
la actividad turística durante el último medio siglo no puede recibir otro calificativo que el
de espectacular. Desde 1950, cuando el turismo internacional comenzó a ser accesible a
amplios segmentos de la población de los países industrializados hasta nuestros días la
actividad turística ha crecido a una tasa media superior al 7 por 100.
Figura 1.2
Evolución de las llegadas de los ingresos del turismo internacionales 1930-2000
18
16
14
12
10
llegadas
8 ingresos
0
1950 1960 1970 1980 1990 1995 2000 2003
Tabla 1.1
Llegadas internacionales de turistas por regiones del mundo (en millones)
FIGURA 1.3
Aportación del turismo al equilibrio de la balanza de pagos.
3 turismo receptor
turismo emisor
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
El turismo tiene un gran impacto sobre el empleo, la balanza de pagos e incluso la
estabilidad económica de muchos países. Pero cifras de la magnitud de las
mencionadas previamente permite afirmar que las actividades turísticas no limitan su
importancia a los aspectos puramente económicos, sino también tienen ampliaciones
de primer orden en términos sociales, culturales, políticos y medioambientales dichos
efectos, que afectan tanto a la comunidades receptoras como a los propios turistas,
constituyen una materia de creciente interés a todos los niveles.
De ahí que, a medida que muchas comunidades y países fueron conscientes de los
potenciales beneficios económicos derivados de la actividad turística, invirtieran
grandes cantidades de esfuerzos y recursos en su desarrollo, convirtiendo la actividad
turística en un negocio internacional y en una gran industria a nivel global, tal como
afirmábamos previamente. En consecuencia, en un corto periodo de tiempo el turismo
se ha convertido en una gigantesca industria a nivel mundial la primera según diversas
estimaciones.
El impresionante crecimiento experimentado por el sector ha provocado que un
considerable grado de atención por parte de los investigadores se centrara sobre el
turismo, como fenómeno y como industria, especialmente en las últimas décadas.
Siguiendo a Jafari (1999), puede afirmarse que la revisión de la literatura existente
permite clasificar las aportaciones realizadas en cuatro grandes plataformas de
pensamiento, con posiciones distintas respecto al fenómeno turístico y sus impactos:
la plataforma basada en el conocimiento. Dichas plataformas han ido apareciendo en
orden cronológico, pero sin que una reemplazara a la otra, de forma que las cuatro
coexisten hoy en día.
Con el paso del tiempo, tanto la simple observación como los estudios profundos de
investigación sobre el turismo y sus impactos empezaron a evidenciar que no todo
eran beneficios en lo que respecta a los efectos derivados de la actividad turística y a
desafiar, por tanto, algunos de los postulados defendidos por la “plataforma de
defensa”.
TABAL 1.2
Impactos del turismo según la plataforma de defensa
Este enfoque, que empezó tímidamente durante la segunda mitad de la década de los
sesenta, se desarrolló hasta convertirse en lo que ha venido a denominarse la
“plataforma de advertencia”. Miembros de la comunidad académica y, especialmente,
aquellos colectivos o personas directamente involucrados en la protección y defensa
de la cultura y naturaleza, tanto a nivel privado como público, contribuyeron a la
formación de esta postura de aviso o alerta. Desde esta posición se argumentaba que
la actividad turística generaba empleos estacionales y de mano de obra poco
cualificada, que favorecia la naturaleza y los recursos paisajísticos y que tenia impactos
negativos derivados del turismo, según la “plataforma de advertencia”, aparecen
reproducidos en la tabla 1.3.
Los debates y controversias, a veces agrias, entre miembros de estas dos plataformas
han sido constantes y alcanzaron su mayor grado de intensidad en la década de los
sesenta.
Dado el grado de polarización de los debates entre los miembros de las plataformas de
defensa y de advertencia, y el hecho de que, generalmente, la controversia estaba
centrada en los impactos del turismo, podría argumentarse que determinadas formas
o tipos de turismo podrían tener menores impactos negativos que otras.
TABALA 1.3
Impactos del turismo según la plataforma de advertencia
De todas formas, tal y como manifiesta el propio Jafari (1999), tanto esta como otras
alternativas han surgido, o se plantean, como un remedio parcial. Las estrategias
propuestas por la plataforma de adaptación no pueden, en términos generales,
“acomodar” el volumen masivo de turistas que se genera a nivel mundial. Aunque, a
partir de ahora, se pudiera influir en las formas y prácticas del turismo, su volumen ya
no puede ser reducido, en términos agregados.
Este proceso, y su nueva orientación, han hecho que, por ejemplo determinadas
decisiones antiguas de turismo, generalmente basadas o centradas en el número de
kilómetros recorridos o las motivaciones para viajar (una orientación típica de la
plataforma de defensa), hayan entrado en un proceso de evolución y revisión hacia
conceptualizaciones mas globales, que incluyen sistemas de generación y recepción
del turismo y su interdependencia, asi como marco contextual que los sustenta. Así, y
siguiendo de nuevo a Jafari (1999), el estudio del turismo puede ser definido como el
estudio del ser humano fuera de su hábitat usual, de los sistemas y redes turísticas y
del mundo ordinario. Esta y otras articulaciones conceptuales mas recientes se han
alejado de las antiguas nociones diseñadas únicamente para medir el trafico turístico y
calibrar su magnitud económica, y han presentado el turismo como un sistema global,
en el cual el factor económico es, tan solo, una de sus dimensiones constituvas y
significativas.
Dentro de este enfoque holístico o de sistemas, podemos considerar los aspectos
relacionados con la relación de intercambio de productos y servicios turísticos como
un subsistema o parte esencial dentro de este todo. Subsistema cuyos conceptos,
categorías, áreas de estudio o interés, temas a analizar, etc., caerían bajo el ámbito y
alcance del marketing turístico, lo cual nos permite adentrarnos en el segundo
capítulo, dedicado, precisamente, al marketing y su aplicación al turismo.