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5-III-2018

Cayetana González
Rocío Hernández
Santiago Muñoz Ayuso
Cristina Rodríguez

PRÁCTICAS POLÍTICA EUROPEA

Las prioridades política de la Unión europea muestran en el eurobarómetro de otoño de 2017


con respecto a España unos datos bastante positivos. Esto es, el sentimiento europeo, el
europeísmo, en España es fuerte y parece estar bastante arraigado. Tal es el europeísmo en
España que llega a rebasar la media de este sentimiento en el resto de Estado de la Unión.

Sin ir más lejos, la unión monetaria, pese a la Crisis de 2008, cuenta con un respaldo
espectacular por parte de la opinión pública española. Esto es muy importante, ya que si algo
ha caracterizado a la Unión europa ha sido lo referente al hecho de anteponer una unión
monetaria a una unión política. Que un país como España, el cual ha sufrido un duro golpe por
la Crisis y ha visto cómo el euro podía saltar por lo aires (y con él la propia Unión), muestre
una opinión tan favorable hacia la moneda única (fuente de todos los males para los
euroescépticos, eurocríticos y, sobre todo, eurófobos) demuestra cuán profundo es el
sentimiento europeo en España. La crisis de la eurozona, según los datos, no ha hecho tanta
mella en la opinión pública en España como en otros países, en los cuales han proliferado los
partidos anti-europeístas (Italia, Gran Bretaña y su Brexit, la postura de Varoufakis y Syriza en
un principio, etc.).

Respecto a la política europea común en materia de migraciones, España tiene una opinión
muy favorable según las encuestas, siendo superior en muchos casos al porcentaje de opinión
favorable de la Unión Europea en su conjunto. En la Unión Europea tenemos la Agenda
Europea de Migración, cuyos objetivos son hacer de la UE un refugio seguro para los que
huyen de las persecuciones y un destino atractivo para los estudiantes, investigadores y
trabajadores. Para lograr sus objetivos se basa en valores, seguridad en las fronteras,
solidaridad, oportunidades y cohesión social. Sin embargo, se carece de una política europea
común sobre migración, algo que los españoles demandamos de forma intensa según los
resultados de las encuestas, ya que 9 de cada 10 españoles, un 88% ven necesaria dicha política.
Otros datos a tener en cuenta son las valoraciones positivas que España hace sobre la
contribución de los inmigrantes en nuestro país, las personas fuera de la UE y los ciudadanos
de otros Estados miembros.

Podemos deducir a través de los resultados de las encuestas que este entusiasmo por parte de
los españoles que anima a la Unión Europea a ser más activa respecto al tema de las
migraciones nace a raíz de la crisis de los refugiados, ya que, según las encuestas, hay un 81%
de los encuestados que cree que se debe proporcionar ayuda a los refugiados. Siendo los dos

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resultados más altos los referidos a la ayuda a los refugiados y la creación de una política común
sobre migraciones, vemos una petición latente por parte de la ciudadanía española hacia las
instituciones europeas, en la cual se insta a que la Unión Europea tome partido en esta situación
y ayude a ponerle solución.
El apoyo que damos los españoles a la UE, esa “visión positiva” sobre las instituciones
europeas, se ha intensificado en los últimos años. Quizás parte de ese apoyo y ese sentimiento
europeísta hayan nacido de la necesidad de que un ente superior al Estado colabore en la
solución de un problema internacional de tal envergadura, que afecta a muchos países europeos,
siendo España uno de los más afectados.

Abordando, por otra parte, un tema como el mercado digital, tan distinto del de las políticas
monetaria y migratoria, está claro que a día de hoy el mercado digital está en auge,
disminuyéndose poco a poco la llamada “brecha digital” y dinamizándose los diferentes usos
y variedades digitales. Se ha integrado totalmente en el mundo de la educación, conformando
parte esencial de lo que se denomina «sociedad del conocimiento», lo que no evita para que
siga habiendo obstáculos o riesgos, ya que aunque tenga mucho peso no es un sector que esté
demasiado regulado. Ha habido intentos por parte de la UE, como las recientes políticas de
“roaming” para propiciar un mercado común digital, pero aún queda mucho que hacer. Aun
así, es muy importante esta idea debido al aumento del uso del mundo digital, que se comprueba
en cada medición, ya que la actual en el caso de las redes sociales ha superado en ocho puntos
a la medición del 2016, tanto en España como en el resto de Europa.
Respecto a España, y partiendo de los datos que tenemos a disposición, el 72% de los españoles
estaría a favor de un mercado común digital europeo, ya que utilizamos más los medios
digitales que los tradicionales como la prensa o la radio, en comparación con el resto de países
europeos. Regular este sector podría ser una buena fuente de ingresos, ya que se calcula que
podría traer 415 000 millones de euros a la economía europea, de los que obviamente,
participaría España. Además, los posibles riesgos del mercado digital disminuirían si las
instituciones se ocuparan un poco más del mismo. Igualmente hemos de tener en cuenta que el
mercado común europeo siempre se ha basado en la libre circulación de personas y bienes, por
lo que se caería en un sin sentido si no se regulase este mercado, el cual hoy en día es usado
por la mayoría de la población.

Para terminar, los resultados que arroja el Eurobarómetro de 2018 sobre la Política Energética
Común adoptada por la UE, cuyos logros se central en el clima y la energía contenida en los
Acuerdo de París, coinciden por la similitud de prioridades entre españoles y europeos en
general.

Estas políticas tienen cabida en el contexto europeo afectado principalmente por tres factores:
el aumento de la demanda energética, el ascenso de la variabilidad de los precios de la energía
y las alteraciones en los suministros de la misma, surgidos por el crecimiento sin precedentes
del mercado energético y las formas de obtención de energía renovable. Así, los objetivos
principales que centran los intereses comunitarios en esta materia son: que haya una seguridad
efectiva de abastecimiento, el control de la competitividad dentro del sector y la importancia
de la sostenibilidad de su implementación.

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Españoles y europeos coinciden (85% españoles - 72% europeos) en la apuesta cada vez mayor
por las energías limpias y las interconexiones energéticas transfronterizas entre sus miembros.
Ello denota que en España existe un amplio interés por el desarrollo de energías a bajo coste y
que incentiven el intercambio energético con nuestros vecinos europeos. También coincidimos
con el resto de la UE en las prioridades que ha de establecer la política energética europea:

1. Protección del medio ambiente.


2. Apuesta por energías renovables.
3. Precios razonables en la energía.
4. Lucha contra el calentamiento global.

En comparativa con el análisis realizado en otoño de 2016, resulta destacable que ha aumentado
en valor porcentual el interés por la prioridad de potenciación de energías renovables,
sobrepasando en esta ocasión a la importancia de la razonabilidad de los precios de la energía.

Actualmente para España es muy relevante el impulso de las interconexiones energéticas,


puesto que conforma un Grupo de Alto Nivel junto a Francia y Portugal para romper las
barreras energéticas e impulsar proyectos clave de infraestructuras energéticas en el suroeste
de Europa, que al fin y al cabo, incentive la exportación energética.

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Euroescépticos observando la evolución de la Crisis de la eurozona

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