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Albert Camus - Rafael Alberti - Miguel Hernandez Roberto Fontanarrosa - Mario Benedetti - Alejandro Dolina Jorge Valdano - Antonio Requeni - Eduardo Galeano Osvaldo Soriano - Giacomo Leopardi - Vinicius de Moracs fe ro ia | Miguel de Loyola * Gustavo Giorgi * Carlos M. Romero Sosa Roberto J. § del Riego * Mare Ba Fernando Sorrentino * Bernardino Rivada: Augusto Munaro * Pablo E. Palermo * Jaime H Sebastian Basualdo * Mercedes Gonzalez * Juan Fél Matcos Kriimer * Sergio Olguin toro * P: Roldan ai SS a Meetsovivaes ue LOMANATTOSA, OUino Vv Caloi Este simbolo representa el origen de nuestras marcas Swiss DORIXINA FORTE SYDOLU PLIDAN COMPUFSTO PLIDAN ENALADIL 10 MG ENALADIL i ORAFER FURACIN AMPLIRON 750 AMPLIRON SUSPENSION 250 AMINOFFEDRISON NI NUEVOS PRODUCTOS: * DIMEFOR *° LOXONIN 60 *PANOTO-S Este es otro sindnimo de: Investigacion, Precision y Confianza SIEGFRIED RHEIN Fundada en 1922 por Jorge Luis Rorgen.Noral Borges, Macedonio Fernandez, Eduardo Gonzéile: Guillermo Tuan, Jacobo Sureda Declarada de interés cultural por resohucién Nro. 0209 de la Secretaria de Cultura de la Nacion y por la Honorable Camara de Diputados de la Nacién Lanza, nciseo Pifeiro, Editores Disefto y armado Roberto Alifano cama Rodrigo Quiroga Osvaldo Tamborra aiueg Redaccién Impresién Director Miguel Arteche Editorial ¢ Impresora Roberto Alifano: Leén Benarés Alloni S.R.L, Alfonso Caldersin José Luis Cuevas Luis Alberto de Cuenca Miguel Delibes Jonge Edwards Secretarios de Redaceién Bernardino Rivadavia Miguel de Loyola Colaboradores B. Ezequiel Koremblit Raul Lavalle Pedro Lastra Ana Maria Gil Rodolfo Modern Nicanor Parra Antonio Requeni Alejandro Vaccaro Eduardo Kovalivker Premio Circula de Criticos Alejandso Elissagaray Alejandro G. Roemmers de Avte de Chile (2003). Carlos M. Romero Sosa Gonzalo Rojas Nominada al Premio Principe Luis Benitez Emesto Sabato de Asturias, Silvia Beatriz Amarante Héctor Tizdn Declarada por ARCE decana Gustave Giorgi Mario Vargas Llosa de las Revistas Literarias de América. Luisa Gigia Talarico Juan Murillo ALLONI/PROA EpiTores Bernardo de Irigoyen 1448 - Capital Liederal- Buenos Aires, Argentina. Tel: 4361-3502 / 3518 - proa@ulloni.com.ar - www.alloniproa.com.ar/pros. html Bemardo de Irigoyen 574 - 10° piso A - Buenos Aires Tel: 4331-2341 cdicionesproa@ hotmail.com Registro de propiedad intelectual; N° 970.142 Espatia ISBN: 84-9644-24-5 _ —_ ISSN: 1515-4017 Distribucién an Buenos Aires, Capital Federal: Brinet e Hijos S.A. - A. Magaldi 1448, Cap. Fed. SUMARIO Editorial..... Literatura de la pelota, por Albert Camus. Oda a Platko, por Rafael Alberti... Fditbol y Poesia, por Antonio Requeni.. Elegia, al guardameta, por Miguel Herndnde: Cuando el fatbol es un modo de ser, por Jorge Valdano.. Aun vencedor en el balén, por Giacomo Leopardi... E| arbitro, por Eduarde Galeano.. atedueadiacabaeaid Un soneto a Garrincha, por Vinicius de Moraes... El hincha del afio, por Miguel de Loyola. Héctor Negro, poeta y lenguaraz del fatbol, por Carlos Maria Romero Sosa... se dD La barrera, por Roberto Fantanarrosa. Apuntes del futbol en Flores, por Alejandro Dolina....08 El penal mas largo del mundo, por Osvaldo Soriarna..csssssve El fGtbol, por Roberto J. Santoro... Literatura al primer toque, por Marc Bassets........... si Lectura y comprensién de textos, por Fernando Sorrentino, eee Vivir el fatbol desde este lado de la pasion, por Gustavo Rubén Giorgi... Las vueltas de la vida, por Bernardino Rivadavia.. A Gradin, jugador de fatbol, por Juan Parra del Riego. Hoy tu tiempo es real, por Mario Benedetti... Juan Rodolfo Wilcock. La fisonomia de la imaginaci6n, por Augusto Munaro... Se toreseinee sate Echeverria canta a Caaguazd, por Pabla Emilia Palermo. Recordando a Duilio Ferraro, por Carlos Marfa Romero Sosa... 105 99 Proa en los libros “Cuentos del Maule” de Miguel de Loyola, por /aime Hagel. “La Extrafia” de Sandor Marai, por Sebastién Basualdo, “Tuya” de Claudia Pifeiro, por Mercedes Ganzdilez., “La sonrisa cortada” de Gigia Talarico, por Sergio Olguit “Tiempo muerto” de Avelino Stanley, por Carlos Marfa Romero S0sa.,....+0» Francois Truffaut y la educacién sentimental, Por Marcos Krame..ssecercsesesse Cine, teatro y mGsica Condenados a la eternidad: George Orson Welles, por Gustavo Rubén Giorgi. El teatro, siempre el teatro, por Juan Félix Roldan... Masica barroca en el corazén de América, por Gigia Talacico.. Piazza della Signora de Florencia, un partido de calcio, tal como se estilaba en el 1400, Editorial . No hay mucha diferencia entre el nifio y el adulto; es d ez, se toma tal pasién por el juego que se plerde todo rir con el fistbol, bles no nos dejarfamas llevar por tamaho fervor que a algunos a cl derramamienta de sangre. Lo vemos sino a diario, casi) fi 5 Ya esta echada, no hay tutfa, tode esta aceptade, culturizado, y en’ ft Fenciamos de aquellos pueblos de la antigiiedad que, como nos cuenta tan an Cecil. B. De Mille, anojaban los cristianos a las fieras traidas: hasta Roma. i6n es mas. menos la misma. a El fatbol, competencia estipulada, regida y negociada gracias al milagro y cl negocio. globalizaci6n satelital, nace en cada pueblo de la tierra, no | importa su estatus ‘Tepresentados en na batalla de once contra once durante naventa minutos, dividido en des partes, con un logico descanse intermedio, haciende. posible: que Camertin, por ejemplo, pueda triunfar -nunca lo hizo, pera lo podria hacer. sobre “ex opresor Alemania. No deja de ser edificante, eta - Quien ha jugado al fatbol -y en la Ang es raro encontrar a. = haya hecho: sabe muy bien que esta pasién ingoberable es, par ‘también ineludible, Todos, quien mas quien menos, somos hinchas o/ y jugadores, encanta, ademés, si somos lectores, descubrir algdn relato: que haga referenci fervor, que nos hacer revivir bajo otra forma ese gusto. . "Bueno, la literatura no ha sido ajena al fatbol, Esta ocurrencia del hombre inmiscuide en todos los Grdenes de la vida, por lo tanto, la pureza podido cludir su tratamiento. | En todas panes se cuecen habas y se habla de fotbol. En la antigledad un filisafo recomendaba: “cuando no tengais nada de que hablar, no le hagdis del circo, los ladiadores'y esas cosas”. Nosotrosnollehemoshecho caso, basta mirar,lossuplementos Sansts vo que es peor, os progr leportivos de televisién. Pero aceptémosio, el fitbol es una pasion, ya esa le dedicamos este ntimero de Pr Esta religion que ha llegado a ser el ftitbo! tiene sus -entretiene, nos alegra, pero s Hleve a un futuro triunfo, Esta ilusién, cea accptar la Vida en su terrible tramite. ¥ n ser tediosos los domingos que no se la juega, el futbol es una realidad paratela que va mas allé de ro destine, Kin cuando n Sly Literatura de la pelota Albert Camus S {, lo jugué varios afios en la Universidad de Argel. Me parece que fue ayer, Pero cuando, en 1940, volvi a calzarme los Zapatos, me di cuenta de que no habia sido ayer. Antes de terminar el primer tiempo, tenia la lengua como uno de esos perros con los que la gente se cruza a las dos de la tarde en Tizi - Quzou, Fue, entances, hace bastante tiempo, en 1928 para adelante, supongo. Hice mi debut con el club deportivo Montpensier, S6lo Dios sabe por qué, dado que yo vivia en Belcourt y el equipo de Belcourt- Mustapha era el Gallia. Pero tenia un amigo, un tipo velludo, que nadaba en el puerto conmigo y jugaba water-polo para Montpensier. Asi es como a veces la vida de una persona queda determinada. Montpensier jugaba a menudo en los jardines de Manoeuvre, aparentemente por ninguna razén especial. El césped tenia en su haber mas porrazos que la canilla de un centro forward visitante del estadio de Alenda, Oran. Pronto aprendf que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayud6 mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser siempre lo que se dice derecha. Pero al cabo de un afio de porrazos y Montpensier en el “Lycée” me hicieron sentir avergonzado de mi mismo: un “universitario” debe jugar con la Universidad de Argel, R.U.A. En ese periodo, el tipo velludo ya habja salido de mi vida. Ne nos habfamos peleado, sélo que ahora él preferfa irse a nadar a Padovani donde el agua no era tan “pura”. Ni tampoco, para ser sinceros, eran “puros" sus motivos. Personalmente, encontré que su motivo era “adorable”, aunque ella bailaba muy mal, lo que me parecfa insoportable en una mujer. 3Es el hombre, 0 no es, quién debe pisarle los dedos de los pies? El tipo velludo y yo Prometimos volver a vernos. Pero los aos fueron pasando, Mucho después comencé a frecuentar el restaurante de Paclovani (por motivos “puros”) pero el tipo velludo se habfa casado con su paralitica, quien seguramente le prohibja bafiarse, como sucle ocurrir, yPero qué es lo que estaba diciendo? Ah sf, el R.U.A. Estaba encantado, loimportanteparam/era jugar. Me devorabalaimpaciencia del domingo al jueves, dia de practica, y del jueves al domingo, dia del partido. Ast fue como me unf a los universitarios. ¥ alli estaba yo, golera del equipo juvenil. Si, todo parecia muy facil, Pero no sabfa que se acababa de establecer un vinculo de afios, que abarearfa cada estadio de la provincia, y que nunca tendrfa fin. No sabia entonces que veinte afios después, en las calles de Paris e incluso en Buenos Aires (sf, me ha sucedido} la palabra R.U.A. mencionada por un amigo con el que tropecé, me haria saltar el coraz6n tan tantamente como fuera posible. Y ya que estoy confesando mis secrctos, debo admitir que en Paris por ejemplo, voy a ver los partidos del Racing Club, al que converti en mi favarito solo porque usan las mismas camisas que el R.ULA., azul con rayas blancas. También debo decir que Racing tiene algunas de las mismas exeentricidades que el R.ULA. Juega “cientiticamente” pierde partidos que deberfa ganar. Parece que esto ahora ha cambiado (eso es lo que me escriben de Argel), cambiado - pero no mucho- . Después de todo, era por eso que querfa tanto a mi equipo, no sdlo por la alegria de la victoria cuando estaba combinada con la fatiga que sigue al esfuerzo, sino también por el estipido deseo de Ilorar en las noches luego de cada derrota. Como zaguero esta el “Grandote” - quiero decir Raymond Couard. Le débamos bastante trabajo, si mal no recuerdo. Jugabamos duro, Los estudiantes, los nenes de papa, no escatiman nada. Pobres de nosotros -en toda sentido- ; muchos nos burlabamos de la dureza de nuestros propios pics | No tenfamos mas remedio que admitirlo. Y tenfamos que jugar “deportivamente”, porque ésa era la dorada regla del R.U.A., y “firmes”, porque, cuando tado esta dicho y hecho, un hombre es un hombre. iDiffcil compromiso! Eso no puede haber cambiado, estoy seguro. E| equipo mas dificil era el Olympic Hussein Dey. El estadio quedaba detras del cementerio. Ellos nos hicieron notar, sin piedad, que podfamos tener acceso directo. En cuanto a mi, pobre golero!, vinieron por mi cadaver. Sin Roger jlo que hubiera sufrido! Estaba Boufarik, ese centro forward grande y 8 gordo (entre nosotros lo Hlamabamos “Sandia”) se excusaba con un: “Lo siento nenito” y una sonrisa franciscana. No voy a seguir. Ya me exced/ de mis Ifmites. Y entonces, me pongo reblandecido. Hasta en “Sandia” veo bondad, Ademés, seamos sinceros, bien que esto cra lo que habfan ensefiado. Y a esta altura, no quiero seguir bromeando. Porque, después de muchos aiios en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que mas sé, a la larga, acerca de moral yde las obligaciones de los hombres, se lo debo al futbol, lo que aprendr con el R.U.A, no puede morir. Preservémoslo. Preservemos esta gran y digna imagen de nuestra juventud. También estara vigilandolos a ustedes. foatanarresa Oda a Platko* ee iene crete Rafael Alberti Ni el mar, que frente a ti saltaba sin poder defenderte. Ni la lluvia. Ni el viento, que cra el que mas rugia. Ni el mar, ni el viento, Platko, rubio Platko de sangre, guardameta en el polvo, pararrayos. No nadie, nadie, nadie. Camisetas azules y blancas, sobre el aire. Camisetas reales, contrarias, contra ti, volando y arrastrandote, Platko, Platko lejano, rubio Platko tronchado, tigre ardiente en la yerba de otro pals. 1 Td, lave, Platko, tu llave rota, llave aurea cada ante el pértico dureo | No nadie, nadie, nadie, nadie se olvida, Platko. Volvié su espalda al cielo. Carmisetas azules y granas flamearon, apagadas sin viento. El mar, vueltos los ojos, se tumbé y nada dijo. Sangrando en los ojales, sangrando por ti, Platko, por ti, sangre de Hungria, sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto temieron las insignias. No nadie, Platko, nadie, nadie se olvida. Fue la vuelta del mar. Fueron diez rapidas banderas incendiadas sin freno. Fue la vuelta del viento. La vuelta al corazon de la esperanza. Fue tu vuelta. Azul heroico y grana, mando el aire en las venas. Alas, alas celestes y blancas, rotas alas, combatidas, sin plumas, escalaron la yerba. Y el aire tuvo piernas, tronco, brazos, cabeza. | ¥ todo por ti, Platko, rubio Platko de Hungria ! Y en tu honor, por tu vuelta, porque volviste el pulso perdido a la pelea, en el arco contrario al viento abrié una brecha. Nadie, nadie se olvida. El ciclo, el mar, la lluvia lo recuerdan. Las insignias. Las doradas insignias, flores de los ojales, cerradas, por ti abiertas. No nadie, nadie, nadie, nadie se olvida, Platko, Niel final: tu salida, oso rubio de sangre, desmayada bandera en hombros por el campo. j Oh, Platko, Platko, Platko 1G, tan lejos de Hungria ! ; Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ? Nadie, nadie se olvida, no, nadie, nadie, nadie. « Frantr Platko, futbolista hiingaro de los afios 20°, que jugé también en la liga espafiola como guardameta del FC Barcelona. Futbol y Poesia Antonio Requeni H ace veinticinco o veintiséis siglos el deporte se hallaba estrechamente unido a la poesia. Tal era el prestigio de ésta, que los deportistas competian na solo para venceren el juego sino para alcanzar la inmortalidad a través del canto de los poctas, Simonides y¥ su sobrino y discipulo Baquilides exaltaron las ju atléticas y deportivas de Olimpia y Delfos en versos que no sélo narraban la victoria sino el modo como hab/a sido lograca. Esta caracteristica hace que se los pueda parangonar con los modernos cronistas deportivos mucho mas que Pindaro, el artifice de las sublimes odas, quien pasaba por alto las alternativas del juego para centrar su canto en la alabanza del triunfador, Mucho antes, Homero habfa relatado ya un partido de pelota en la “Qdisea”. Que este juego poseyé en cl mundo antiguo adeptos entusiastas lo demuestra el hecho de que los atenienses erigicron una estatua a un cierlo Aristénico Caristo por su habilidad como jugador (Pelé, por lo tanto, no fue el primero). Como muchas otras cosas, el juego de pelota pasé de Grecia a Roma, Los legionarios de Escipién, Pompeyo y Julio Cesar, que lo difundieron por las tierras conquistadas, jugaban a la pelota como ejercicio preparatorio para el combate, de lo que se infiere que dicho deporte se parecia al rugby mas que al fitbol. As/ fue como atraves6 los siglos, suscitando ininterrumpidos elogios y también denuestos. Como anécdota curiosa, cabe recordar que en el siglo XIII un concilio prohibié el “ludus globorum” a los frailes, que eran muy aficionados aeste deporte y lo practicaban como distraccién en los conventos. Pero durante todo un largo lapso la poesfa dejé de ensalzar el juego de pelota. La antigua tradicion volveria a florecer en Italia con Giacomo Leopardi, que dedicé a principios del siglo XIX una encendida oda “A un vincitore nel pallone’ (“A un vencedor en la pelota”) después de haber presenciado un partido en su Recanaii natal. Llegamos asf a la actual centuria, donde algunos importantes escritores no desdefiaron poetizar el “foot-ball’, variante inglesa del tradicional juego de pelota. Uno de esos literatos fue el francés Henri de Montherlant, en cuyas primeras obras se advierte un estilo “vital y deportivo”, no ajenos a su doble personalidad de poeta y arquero de un equipo de fiitbo! de su pais. Junto con el brillante estilista galo, cultor de la poesia del fiitbol en “Los alimpicos” y otros libros, debemos mencionar también en Francia a Alberto Camus, y a Parra del Riego, poeta postmodernista nacido en Pera y muerto en Uruguay, que en su “Polirritmo del jugador de ftbol” identifica algunas de sus vigorosas imagenes y metéforas con gambetas y pases futbolisticos. Entre los argentinos recordaremos a Pablo Rojas Paz, notable prosista y centrofoward del Club Atlético Tucuman en su juventud, que firmé en “Critica”, con el apodo “El negro de la tribuna”, resefias de fatbol adornadas con coloridas galas poéticas que fijaron un nuevo estilo en la crénica deportiva. Otro gran escritor nuestro, Bernardo. Canal Feijéo, también jugador de fatbol y de tenis (conquisté varias copas), nadador y aviador en sus mocedades, cuyo primer libro de versos se titula “Pentltimo paema del fatbol”. Desconocemos, entre los poetas mas jévenes, quienes hayan consagrado sus facultades Ifricas a este deporte, aunque sabemos, eso si, de algunos vates que suelen entusiasmarse tanto en la tribuna, al ver hacer un gol, como al leer un poema de Eliot. Elegia, al gquardameta Miguel Hernandez A Lolo, sampedo joven en la porterta del cielo de Orihuela. u grillo, por tus labios promotores, de plata compostura, arbitro, domador de jugadores, director de bravura, sno silbara la muerte por ventura? En el alpiste verde de sosiego, de tiza galonado, para siempre quedé fuera del juego sampedro, el apostado en su puerta de céfiamo afiudado. Goles para enredar en si, derrotas, éno la mundial moscarda? que zumba por la punta de las botas, ante su red aguarda la porterfa atin, arafia parda. Entre las trabas que tendié la meta de una esquina a otra esquina por su sexo el balén, a su bragueta asomado, se arruina, su redondez airosamente orina. Delaci6n de las faltas, mensajeros de colores, plurales, amparador del aire en vivos cueros, en tu campo, imparciales agitaron de cérner las sefiales, Ante tu puerta se formé un tumulto de breves pantalones donde bailan los prfapas su bulto sin otros eslabones que los de sus esclavas relaciones. Combinada la brisa en su envoltura bien, y mejor chutada, la esfera terrenal de su figura jcomo! fue interceptada por lo pez y fugaz de tu estirada. Te sorprendié el fotografo el momenta mas bello de tu historia deportiva, tumbandote en el viento para evitar victoria, y un ventalle de palmas te aireé gloria. Y te quedaste en la fotograffa, aun metro del alpiste, con tu vida mejor en vilo, en via ya de tu muerte triste, sin coger el balén que ya cogiste. Fue un plongedn mortal. Con jcuanto! tino y efecto, tu cabeza dio al poste. Como un sexo femenino, abrié la ligereza del golpe una granada de tristeza. Aplaudieron tu fin por tu jugada. ‘Tu gorra, sin visera, de tu manida testa (ue lanzada, como oreja tercera, al area que a tus pasos fue frontera. Te arrancaron, cogido por la punta, el cabello del guante, si inofensiva garra, ya difunta, zarpa que a lo clegante corroboraba tu actitud rampante. iAy fiera!, en tu jaulén medio de lino, se eliminé tu vida. Nunca mas, eficaz como un camino, hards una salida interrumpiendo el baile apolonida. Inflamado en amor por los balones, sin mano que lo imante, no implicaras su viento a tus rifiones, como un seno ambulante escapado a los scnos de tu amante. Ya no pones obstaculos de mano al (mpetu, a la bota en los que el gol avanza. Pide en vano, tu equipo en la derrota, tus bien brincados saques de pelota. A los penaltys que tan bien parabas acechando tu acierto, nadie mas que la red le pone trabas, porque nadie ha cubierto el sitio, vivo, que has dejado, muerto. Fl marcador, al ntimero al contrario, le acumula en la frente su sangre negra. Y ve el extraordinario, el sampedro suplente, vacio que dejé tu estilo ausente. Jorge 0, México 1986 Cuando el futbol es un modo de ser eS mu esraseinan Lt OUO OCiSeF Jorge Valdano La vieja ética Hi un tiempo en que equivocarse en un pase significaba mucho, para mal. Yo empecé mi carrera profesional en Rosario, ciudad implacable con los malos jugadores, En uno de mis primeros entrenamientos, le di la pelota al Mono Obberti, viejo fdalo de Newell's y mio, pero el pase no fue bueno. El Mono no hizo ni el menor esfuerzo por alcanzarla, me miré como si me hiciera un favor, y dijo: “Nene, al pie, y si no dedicate a otra cosa”. Ahora, cuando un futbolista falla el envio por tres metros, el compafiero lo aplaude, no vaya a ser que el pasador se deprima. Otra variante sobre aquella estética del fatbol, la cuenta Di Stéfano en su excelente libro Gracias, vieja, al recordarnos que antes, cuando se marcaba un penal, no se festejaba. Daba vergiienza gritar como loco el aprovechamiento de semejante ventaja. Eso es, daba vergiienza. La importancia de marcar un gol Es un recuerclo de nifio comtin a muchos hombres. Llevamos horas jugando al fGtbol y se esta haciendo de noche. Alguien grita: “El que mete el gol, gana”, Y el partido se pane serio porque no es cuestion de irse a dormir fracasado, Miren por dénde, al Mundial de Francia le ocurrié lo mismo. El que metia el gol ganaba en un gran tanto por ciento de los casos, los demas empataban , ninguno perdia. Lo ideal es jugar bien y, después, meter los goles, pero no siempre es asf. Algunas selecciones compiten por la dignidad y otras por el titulo, pero la mayorfa necesita meter un gol para jugar a su mejor altura. Se trabaja mucho en inmovilizar al rival , pero poco en provocar sus errores. El que recibe el gol est4 obligado a cometer imprudencias, el que lo marca tiene el privilegio de aprovecharlas. ts Emociones del goleador Uno corre desesperado hacia ninguna parte, no tiene prisa, al contrario, quisiera detener el tiempo. Otro se tira al suelo y es apace por un grupo de hombres que le gritan y lo asfixian; no , al contrario, es el mas feliz de todos. Los dos acaban de meter un gol y sienten una alegrfa tan perfecta que entra justo en el cuerpo, lo ocupa todo, parece irreal y es por supuesto, inmerecida. Nadie merece tanto. Los goleadores viven para esa poderosa locura y sin embargo no pueden explicarse, no puede explicarse. E| gol nos regresa instantaneamente a la infancia de modo que no extrafia ver a un hombre hecho y derecho subir al alambrado, hacer e! avioncito o bailar con el banderin del cérner al compas de una misica alegre, que le sale del alma y s6lo escuchan ellos. A nifios colombianos de dace afios le preguntaron qué sentian cuando marcaban un gol, y la inocencia de sus respuestas la firmaria cualquier duro ariete en mitad de su festejo. Escuchen s6lo dos: Yo slo tengo cabeza para pensar cn la alegrfa. —Cuando yo hago un gol, pienso en mi mamé y en el equipo. Pero no s6lo de ternura esta hecho el festejo, también los malos sentimientos son convocadas en el instante en que se produce el gran estallido emocional. Es el momento de vengarse del mundo y de gritarle: “jToma!”,método de sodomizacién colectiva que con frecuencia utilizaba Hugo Sanchez contra miles de aficionados rivales que previamente lo habfan insultado sin piedad. Pero hay que verificar... _..Cuentan que Rogelio Porrini ju momento futbolistico sus propios h de un martirio interminable. Era cu’ tocaba, si tiraba porque tiraba, si gambete: gaba en Boca Juniors y en un mal inchas lo eligieron como victima |pable de jugar: si tocaba porque aba por que gambeteaba y si la perdia porque era la demostracién de que todos los insultos anteriores eran justos. Pero un dia, Porrini tuvo la oportunidad de contestar con contundencia a tanta incomprensién; en medio de! ensafiamiento tuvo la suerte de meter un gran gol y su sistema nervioso se olvido de los limites. Con esa sensacién de poderfo incontenible que siente el goleador, corrié hacia su propia hinchada, los miré a todas con una fuerza que tenia algo de desesperacién y algo de desaffo y les dedicé nueve perfectos cortes de manga. Yo entendf su reacci6n imparable, pero antes debié verificar. Cuando el goleador creyd recuperada su dignidad se dio la vuelta para dejarse abrazar por sus compafieros que, desde lejos, lo miraban con compasién y sin ninguna alegrfa. El gol habia sido anulado. Hay que verificar. 4, 3, 2, 1: tGooool! Diez segundos es mucho tiempo en la vida de un héroe. Diego Armando Maradora danz6 y salié como un proyectil enloquecido. Con el bal6n, el cuerpo y las velocidades, le dio gato por liebre a cinco sibditos de! imperio briténico y finalmente puso un gol maravilloso en la memoria de todos. Fue en México, en 1986; en la cancha, Inglaterra y Argentina jugaban uno de esos partidos de quedarse © irse. Calor, palucién, altitud. Miraban millones, Tensi6n, miedo, emocion... Ya saben. De pronto, el Negro Enrique ve a Maradona y le pasa el bal6én en corto, pura burocracia. Mas tarde, en el vestuario, el Negro presumirfa de asistencia: “;Camo no vas a meter el gol con el pase que te di?”. Maradona recibié el balén en el callej6n acho, de espaldas al arco contrario, con un inglés a cada lado y todavia en su propio campo. Cantrol6, gird y se metid a contramano por una autopista que s6lo un chiflado podrfa trazar. Quedaban algo mas de 50 metros y muchas curvas; le esperaban tipos duros, pero nobles; empezaba la gran antologia de la gambeta: belleza, asombro yun final feliz. Lo vi mil veces, pero no sabria contarlo, Diez segundos, diez toques: un héroe con el numero 10. Y, sin embargo, se mueve Ef cobarde muere mil veces, ef valiente sélo una. Orden y entusiasmo. Los entrenadores cuadricularon el terreno de jUeg 3 como si fuera un tablero de ajedrez y domesticaron a los jugadores para convertirlos en piezas. Lo Gnico que les sigue molestando es la pelota... y, sin embargo, se mueve. El balén sigue siendo el ombligo del fitbol, su Gnico eje. Me recuerda que Goraicoechea, humorist grafico argentino, dibujo a un entrenador que instrufa a sus jugador ayudado ayudado por una pizarra llena de cruces, flechas y rayas. Et medio de la lecci6n, una pelota con la que jugaba unos chicos d la calle rompié el cristal de la ventana y se metié en el aula, Era ut sola vifeta: cristal roto, la pizarra con su cadtico dibujo, todos CO caras de asustados y el entrenador, sorprendido, mirando la pelota invasora y diciendo: “;¥ esto qué es?”. Es lo que le da sentido a todo y Goraiacoechea la metié agresivamente en el aula para reirse de I solemnidad con que se empezaba a tratar (hablo de los afos sese! aspectos del juego hasta entonces secundarios. Sirve, para seg\ desmitificando, una frase actual y también humoristica del entrenad 1 Alfio Basile: “Yo a mis equipos los coloco bien en la cancha, lo que pasa es que cuando empieza el partido los jugadores se mueven”.Sf, y al compas de la pelota. 3Quién tiene la pelota? Hay dos maneras de relacionarse con esta profesion. En el partido que el entrenador tiene la obligacién de imaginar puede darle el bal6n al contrario 0 a su propio equipo. Entre una y otra opcidn existe una distancia tan grande como la que hay entre el miedo y la esperanzas El miedoso que piensa el partido en su alucinada soledad lo primero que hace es entregarle la pelota al enemigo, y se pasa las horas contrarrestando peligros y quitandole protagonismo a sus prop! jugadores. Como hay dos maneras de entender el juego, ta hay dos maneras de elegir jugadores. Los que se dejan ganar por I 2B jones encontraran més confiable al cumplidor mUsculo que sospechoso talento. El luchador obediente ofrece cosas concretas, yes un punto de apoyo donde podemos colgar la inseguridad en los momentos de incertidumbre. El jugador talentoso es una incognita que escapa al control, al dibujo de la pizarra, al partido que los cobardes juegan mil veces. Todas las ideas son igual de ganadoras y perdedoras, porque el fathol sigue perteneciendo antes a los pies de un juego en donde el 4rbitro esta autorizado a equivocarse y la suerte se toma libertades a veces decisivas, conviene no sentirse duefio del partido y mucho menos de la verdad. Sugiero, entonces, que declaremos gratuitos Jos miedos y nos animemas a vivir, a asumir riesgos. Para empezar, estarfa bien que le devalviéramos el fitbol a los jugadores y la pelota alos mejores. Tendencias perversas El fiitbol es un juego hermoso al que los mediocres quieren afear ‘en nombre del pragmatism, y es un juego primitivo al que los revolucionarios quieren violar mediante el método del cientificismo. An llepando tan lejos que ya perdieron de vista el sentido comin. Freud no pensaba en el fatbol cuando teorizo sobre el alto precio pagado por la especie humana para lograr e! progreso, sacrificando asf la vida instintiva y reprimiendo su espontaneidad. El empefo destructivo fue marcando tendencias: lo fisico se impuso a lo técnico, Jo colectivo a lo individual y el conservadurismo al atrevimiento. Hoy est de moda la presi6n, una barricada que los equipos levantan ala altura de los medios y que requiere de la voluntad tanto como la organizacion (siempre ol orden y la actitud). El mecanismo es cil: atacar al poseedor del balan y a los posibles receptores mas rcanos, en una especie de redada para la que sirve un pufiado de gadares disciplinados, convencidos, esforzados. Con frecuencia se urre a interrupciones no violentas que permiten la rearganizacion que son dignificadas con el nombre de “faltas tacticas” Los partidos se afean por la gran cantidad de infracciones menores que obligan a volver a empezar, los arbitros se convierten en cémplices porque todavfa no entendieron ese giro dafiino del juego y los jugadores cada dia piensan menos porque donde antes habia espontanei ahora hay habitos. Aunque nada de lo que nos es impuesto resulta placentero, lo cierto es que el campo, por abajo se esta poniendo intrasitable. S6lo con paciencia, buenos jugadores y criterio para tocar se puede desactivar el entusiasmo de los que juegan a no dejar jugar. Paciencia no hay porque la cultura de la ansiedad a la que el fitbol esta abocada provoca un punto de descontrol. Los buenos jugadores estan en desuso porque la calidad perdié en su lucha contra la cantidad. E| toque criterioso parece ser una ingenuidad del pasado. Para qué arriesgarse a chocar contra las piernas de los recuperadores rivales si con un pelotazo podemos llegar al mismo lugar? De Ef Miedo escénico y otras hiervas, Aguilar, 2003 fontenarresa 2a A un vencedor en el balon Giacomo Leopardi D: la gloria la alegre voz y el rostro, noble mancebo, aprende a conocer, y cuanto excede la ardua virtud al ocio femenil. Escucha, magnanimo campeon (si tu denuedo: opone a la corriente de los afios los restos de tu nombre), escucha, y mueve a alto deseo el corazon. La arena y el circo resonante, te destina el popular favor a hechos ilustres; por ti; orgulloso de la nueva época, a renovar la patria hoy antiguos ejemplos se dispone. En Marat6n no se tifié la diestra de barbarica sangre quien mird indiferente el campo eleo, los desnudos atletas, la ardua liza, y no envidié con ansia la corona y la palma. Y en el Alfeo acaso los flancos y las crines polvorientas lavé de los caballos victoriosas quien las banderas y las armas griegas guid tras de los medos fugitives y palidos; soné desconsolado grito en las siervas playas y en la region por donde pasa el Eufrates. 26 jVano se ha de Hamar al que renueva de la virtud nativa el oculto rescoldo, al que del fuego vital aviva en los enfermos pechos el caduco fervor? Desde que mueve Febo sus tristes ruedas, jsdlo juego son las obras del hombre? jEs menos vana que la mentira la verdad? Alegres engafios, dulces sombras, nos ofrece Natura misma; y donde la insensata costumbre los errores no alimenta, en ocio oscuro y muda los gloriosos estudias se trocaron. Vendra quizas un tiempo en que las ruinas de las moles itdlicas ultrajen los rebafios, y el arado hiera las siete lomas; pocos soles pasen tal vez, y las latinas urbes el cauto zorro habitara, y sombrio bosque murmurara tras altos muros, si de las patrias cosas el funesto olvido, de las mentes pervertidas no disipa el destino, y lamadura ruina no aparta de la abyecta gente el compasivo cielo al recordar las gestas del pasado. Ala patria infeliz, joh buen mancebo!, sobrevivir lamenta. Famoso hubieras sido, que la palma brillaba entonces; de ella despojada esta por nuestra culpa. Pas6 el tiempo, que nadie de tal madre se honra ahora; mas por ti mismo al polo alza la mente. 3Qué vale nuestra vida? Desdén sdlo. Feliz entonces, que en el riesgo envuelta de si misma se olvida, sin que note el correr lento y pitrido del tiempo; feliz cuando, pisando el Leteo, mas grata se nos muestra. Pérez Celiz, Energia Xeneize, 2002. EI arbitro Eduardo Galeano | rbitro es arbitrario por definicién. Este es el abominable tirano que ejerce su dictadura sin oposici6n posible y el ampuloso lugo que ejecuta su poder absoluto con gestos de épera. Silbato boca, el arbitro soplalos vientos de la fatalidad del destino y otorga anula los goles. Tarjeta en mano, alza los colores de la condenacio amarillo, que castiga al pecador y lo obliga al arrepentimiento, y el jo, que Io arroja al exilio. jucces de linea, que ayudan pero no mandan, miran de afuera. lo e| Arbitro entra al campo de juego; y con toda raz6n se persigna entrar, no bien se asoma ante la mu ti id que ruge. trabajo consiste en hacerse odiar. Unica unanimidad del fatbol: jos lo odian. Lo silban siempre, jamas lo aplauden. Nadie corre s que él, El es el Gnico que esta obligado a correr todo el tiempo. io el tiempo galopa, deslomandose como un caballo, este intruso e jadea sin descanso entre los veintidés jugadores; y en recompensa tanto sacrificio, la multitud adlla exigiendo su cabeza. Desde el incipio hasta el fin de cada partido, sudando a mares, el drbitro esta ligado a perseguir la blanca pelota que va y viene entre los pies os, Es evidente que le encantarfa jugar con ella, pero jamas esa cia le ha side otorgada. Cuando la pelota, por accidente, le golpea cuerpo, todo el publico recuerda a su madre. Y sin embargo, con de estar ahi, en el sagrado espacio verde donde la pelota rueda y la, él aguanta insultos, abucheos, pedradas y maldiciones. veces, raras veces, alguna decisién del Arbitro coincide con voluntad del hincha, pero ni asf consigue probar su inocencia. derrotados pierden por él y los victoriosos ganan a pesar de él, rtada de todos los errores, explicacién de todas las desgracias. hinchas tendrian que inventarlo si él no existicra, Cuanto mas lo an, mas lo necesitan. rante mas de un siglo, el arbitra vistio de luto. ;Por quién? Por él. ra disimula con colores. Un soneto a Garrincha Vinicius de Moraes An pase de Didf, Garrincha avanza ‘on el cuero a los pies, el ojo atento, dribla una vez, y dos, luego descansa cual si midiera el riesgo del momento. Tiene el presentimiento, y va y se lanza mis rapido que el propio pensamiento, dribla dos veces mas, la bola danza feliz entre sus pies, jlos pies del viento! En éxtasis, la multitud contrita, en un acto de muerte se alza y grita en un{sono canto de esperanza. Garrincha, el angel, oye y asiente: jgoooool!Fs pura imagen: la G chuta la O dentro del arco, la L. {Fs pura danza!”. Su apodo es ef nombre de un pajaro feo que orienta su silbo y sus azos en las regiones més profundas de Gerais. Estaba chueco, y sin go, su danza con Ia pelota se hizo incontundible: una galerfa de s, de quiebres, de regates.a Ja velocidad del viento agoté la capacidad ‘asombro de los brasilefios, un pueblo que, en el fatbol, lo maravilloso a parte de una domesticidad| reconocible. Lo fantastico como rasgo.de fidiano, lo bonito como una vocacién. Esos postuladas ueran los que jeron el juego de Garrincha. Vinicius de Moraes le dedicé este soneto publ icamos aqui, con una traduecién del periodista Ricardo Bada. Pérez Celis, Xentenario Homenaje al centenario del Club Atlético Boca Juniors Andrés Casciani, Fiitbo/ El hincha del afio Miguel de Loyola 0s comentaristas lo tenian claramente identificado. Y ese domingo, una vez terminado el partido y entregada la copa al lipo vencedor del torneo, le darian el premio “Hincha del afio”, io de una suma importante de dinero en efectivo, ademas de UN personaje entre los muchos que @stadios. Ademas, ahora sabian que su asistencia a los partidos de lo Colo, y a las Presentaciones de la Roja, constitufa un record, En iNte afios, el tipo no habia fallado a ninguna fecha. El hincha en cuestién usaba lentes, lentes tipo poto de botella, no evidente de una miopfa extrema. Aunque algo exagerada por s marcos de plastico color café, Anticuados, pasados de moda, y que sin duda eran los mayores responsables del apodo, Algunos los perindistas deportivos apostados en las casetas, entre bromas risas, aseguraban que el Cara de Citroneta apenas podia ver con los las jugadas del arco que tenfa en frente, y que el resto del tespondiente voz del relator desde la portatil que llevaba siem jaca en el bolsillo de la chaqueta. Una radio anacr6nica como lentes, con un audifono blanco que acostumbraba a mantener dado a su oreja izquierda durante los partidos, conformaba parte racteristica de su indumentaria de hincha deportiva. a -Es el primero en llegar y ¢l ultimo en retirarse del estadio-, Eso jora estaba absolutamente comprobado, luego de estudiar sus wimientos con motivo del premio en cuestin en los Siig leos archivados por las caémaras que cubrfan partido a partido la conducta de las Barras. videos cuando fa film de la galeria, juego y en ningtn allf mismo en las graders la portatil, el reloj, la llevaba encima. En | hasta de los lentes. presente en la siguie en todos los mas populoso centrado en el do, arrebatandole o que regularmente jales lo despojaron a y dejaba de estar ‘Su fanatismo lo llevaba nuevamente a de ver ganar a su equipo. Eso lo sabian ahora los periodistas y algunos, sensibles hombres de la farandula , lo sabfan hasta las mismas lagrimas. Se hallaban emocionados con su historia. Ya no les cabfa duda que la mayor pasion de aquel hombre la constitufa el fitbol, ue vivia en funcion de él lo mismo que ellos. Con la diferencia que con esa pasion ellos s ganaban la vida, en cambio al Cara de Citroneta le costaba sus buenos pesos de sus menguados balsillos de rero metalargico- ov M eae Clara, su mujer, cuando apenas Nevaban algunos anos de matrimonio, NO esa aficion de su marido, la odiaba como Se odia a una fival, con celos, naturalmente- Sentia que le robaba tiempo para estar juntos. Después, con lo afios, no Tuilaba la hora que Hegara el fin de semana para que Rafael, Rafael Peralta, que asf se llamaba el hincha en cucstion, s¢ fuera de un vez por todas a su fatbol, liberdndola de su compaiifa, la que con los afios comenzaba a encontrar cada vez mas aburrida. Las veces que Rafael se estaba en casa, NO hacfa otra cosa que andar pendiente de los partidos que pasaban por la television, o si no de los comentarios deportivos insertos en los noticieros. Asunto que a ella le molestaban bastante mas que el hecho de saber que se hallaba en el estadio, pegado a su transistor, distante y ajeno, en definitiva. Ese domingo, Rafael se encontraba en su puesto habitual en las graderias desde alrededor de las tres de la tarde, A pesar de la Iluvia torrencial que se estaba derramando sobre la ciudad, no se habia movido ni se moveria por un momento de su sitio. Por la radio dudaban que el partido se jugara realmente debido a la intensidad inusitada de la Iluvia. No obstante, Rafael permanecfa inmutable bajo el aguacero como buen hijo del sur de Chile. Ese domi go se disputaba la final del torneo, se terminaba la temporada y queria ver a los muchachos por dltima vez antes que se fueran de vacaciones. Sabfa que acostumbraban a despedirse de la hinchada toda vez que terminaba el torneo y con mayor razén atin cuando lo ganaban. Resultado que el Cara de Citroneta lo daba por sentado, Ademias, lo motivaba la posibilidad, segtin le habian prometido, de pasar al otro lado de la reja que separaba la cancha de las graderfas para darle la mano sino a Chamaco, al mismo Caszely en persona, sus maximos idolos deportivos del ambito local. Las paredes de su pieza las tenfa forradas con fotos de estos dos grandes jugadores. Nunca en toda su vida de espectador deportivo habia visto a una dupla mas perfecta. A Chamaco lo consideraba inigualable al momento de dar un pase, porque sabfa hacerlo con maestria que denotaba clase, anticipo, visién de juego, ni corto ni pasado, sino proyectando desde ya la jugada siguiente, El chino Caszely, a su vez, ala hora de entrar al area chica con la pelota en los pies, tampoco fallaba nunca. Terminaba metiéndola al fondo de la red con la maestrfa inigualable de los verdaderos ases del fitbol. Apesar de la Iluvia, de las dudas esparcidas a través de las emisoras por los comentaristas que el partido posiblemente se suspenderia, el estadio comenz6 a llenarse pasadas las cinco de la tarde. La galeria se colmé de pronto de asistentes. Y Rafael quedé en medio de un millar de personas, convertido otra vez en un hombre masa, tragado por la compacta multitud. Después, fueron llenandose las tribunas Andes y Pacifico, hasta que a las siete -hora en que estaba fijado el comienzo del encuentro- no cabia un alfiler en el estadio. -jSesenta mil personas!, jsesenta mil personas en el Nacional! -vociferaban por las distintas emisoras los locutores a voz en cuello, en medio de avisos comerciales, bromas y comentarios varios. EI coraz6n de Peralta comenzaba a levantar revoluciones hasta alcanzar grados evidentes de taquicardia. La expectaci6n reinante estaba i conformando poco a poco un solo cuerpo en el estadio. Un cuerpo de gigante que se agitaba constantemente como un bandoneén. Los vitores de las barras se sucedian uno tras otro, con estrucndos de bombos, trompetas, platillos, pitos ysilbides. Rafael rara vez se sumaba a los gritos de las barras, pero esta vez lo hizo, incluso se paré de su asiento, y como regularmente lo hacfan otros, se subié también arriba del banco cuando finalmente salié Colo Colo de los camarines al trote, luciendo la inconfundible casaquilla con la insignia del gran cacique araucano estampada en el pecho. Los banderines flamearon al viento junta con el himno del club, Rafael volvié a sentir la presencia de sus antepasados en esos hombres que los representaban. Las trutrucas tronaron en la galerfa junto al tam tam intermitente de los tambores nativos invocando a dioses ancestrales. El partido comenz6 con el pitazo de rigor dado por el Arbitro en el circulo central. A la media hora de juego, Colo Colo iba uno a cero arriba en la cuenta, con pase de Chamaco y gol de Caszely. Un clasico que se repetia en los encuentros. Las galerias rugfan como leones embravecidos en medio de esa selva incendiada por miles de almas grilando. Al minuto cuarenta y dos, vino el sorpresivo empate de Cobreloa, después de un confuso tiro libre que pasé colado por un espacio abierto dejado por la barrera. El estadio enmudecié por unos segundos tan largos camo suele ser el del asombro mismo en su estado mas puro y virginal. Después, volvié otra vez a rugir como el animal enjaulado. en que se habfa convertido luego del empate, y lo seguirfa siendo hasta la hora del descanso. Los equipos se fueron a los camarines empatados a uno. En el descanso, Rafael tampoco se movié de su sitio. Rara vez lo hacia, la verdad. Las pocas veces que lo hiciera alguna vez para ir al bafio, al regreso se habia quedado siempre sin asiento. Esa era una de las pocas cosas que le desagradaban del estadio y acaso una de las razones también por las que deseaba a veces ser un hombre rico, para conseguir un puesto seguro bajo marquesina. No obstante, ese suefio lo vefa tan imposible como arrancarle a la noche uno de sus diamantes mas puros.

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